Mi querido imbécil.

De narciso_11

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> Donde muestro que aplicando otro contexto a algunos diálogos de Ecomoda pudo ser una historia ArMario. Solo... Mais

Introducción
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Final Alterno

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De narciso_11

Mario gimió en aprobación sintiendo como desabrochaban su pantalón con rapidez mientras se besaban de nuevo apasionadamente, al cabo de unos minutos el castaño se encontraba solo con su bóxer bajando su besos hasta el abdomen de Armando parando en la pelvis alzando su mirada a Armando quien solo levantó sus cejas indicando que siguiera así que el mayor desabrochó el pantalón de este encontrándose con ese bulto que sobresalía sobre la tela, con picardía lo tomó con una mano y pasó su lengua por la tela que aún cubría el miembro del menor este ultimó soltó un gruñido al ver como Mario lo torturaba de esa manera, así que con una mano tomó esos cabellos castaños y con la otra bajó completamente su bóxer.

-Enserio te hacia falta ¿no?

-si, mucho.

Mario miró una ultima vez el miembro ya erecto de su novio para meterlo en su boca amando esa sensación placentera de ahogarse.
Armando gimió ronco pasando sus dedos por el cabello de el mayor jugando con estos.

Pasaron unos cinco minutos y el azabache sintió que se iba a correr así que separó a Mario quien aún así daba pequeñas lamidas a la punta así que Armando lo tomó con más fuerza para que parara.

-¿Qué pasa? No me digas que ya vas a llegar.

Mario habló con un tono burlón ya que anteriormente su amigo tenía más resistencia.

-Cállese Calderón.

Armando rápidamente cambio de posiciones quitándose por completo el pantalón quitando el cinturón de este, tomó las manos del mayor y las amarró, al finalizar lo volvió a besar ansioso pasando sus manos por su trasero quitándole de un solo movimiento el bóxer. Mario solo jadeaba, estaba ansioso por obtener placer de parte del cuerpo ajeno.

-Armando, el lubricante está en el primer cajón.

El menor lo vió con una sonrisa para acercarse a la mesa de noche abriendo el cajón viendo que había un dildo y un lubricante, tomó ambos objetos con una sonrisa maliciosa.

-Ni se te ocurra Mendoza.

Sentenció el mayor cosa que Armando ignoró tomando su corbata para ponerla en los ojos de este, cuando se aseguró que estuviera bien amarrado tomó el lubricante esparciendo un poco del contenido en el consolador para luego rosarlo por la entrada de Mario, Para meterlo de un solo movimiento.

-¡Ah! Ah~ ¡Armando!

La intromisión fue algo dolorosa para Mario pero igual de excitante así que solo jadeaba intentando calmar el dolor respirando hondo, el menor estaba contento, tenía al castaño tal y como se lo imaginó el día que vió esa foto, así que empezó a embestir la entrada del castaño deleitándose con sus gemidos y muecas de placer mientras que con su otra mano masturbaba su miembro con algo de torpeza por la falta de práctica pero aún así logrando su cometido.

-Ah~ A-armando m-me voy a correr.

Armando al escuchar esa frase aceleró sus movimientos haciendo llegar al orgasmo a su novio después de un tiempo.

-Quiero que me montes precioso.

El menor susurró en la oreja del castaño mientras sacaba el juguete del interior de este, Mario asintió arrodillándose con algo de dificultad así que mientras cambiaba de lugares Armando lo tomó de la cintura posicionándolo justo arriba de su miembro, bajó sus manos al trasero de el castaño separando ligeramente sus nalgas haciendo que su miembro fuera entrando lentamente en el interior de Mario, quien solo mordía sus labios dejándose caer de golpe provocando que el miembro de Armando tocara su punto sensible simplemente ahogando un gemido.

-A-ahora eres m-mío.

El azabache gimió ronco y empezó a jadear con una sonrisa y los ojos entre cerrados sintiendo como el interior del mayor apretaba su miembro de manera placentera así que sin previo aviso tomó a Mario de las caderas ayudándolo a moverse lentamente de arriba a abajo.

Después de un tiempo Mario colocó sus manos en el pecho de el menor auto-penetrándose, Armando estaba fascinado, las sensaciones que el castaño le generaba eran simplemente superiores a las que sentía con cualquier otra persona, sus mejillas sonrojadas, su cuerpo, sus gemidos, su interior cálido y apretado, todo en él le parecía perfecto.

Duraron unos treinta minutos más haciéndolo de una manera lenta pero dura, simplemente disfrutando las sensaciones del momento, gimiendo los nombres del otro de vez en cuando.

-Ah~ Armando m-me voy ¡Ah!

Mario no logró terminar la frase ya que el menor tomó sus caderas y empezó a embestir más rápido y con aún más fuerza, provocando que el castaño empezará a gemir con más intensidad gracias a los ligeros espasmos que comenzó a sentir en todo su cuerpo.

Armando vió esto e intercambió lugares con Mario poniendo sus piernas en sus hombros mientras que se sostenía con sus manos a cada lado de su cabeza y rápidamente le quitó la corbata para ver sus ojos entrecerrados, algo llorosos con sus pupilas bien dilatadas, Mario a los pocos segundos obtuvo su orgasmo gritando el nombre de Armando apretando el miembro del menor quien dio un par de embestidas más dejando a Mario aún más sensible y sobreestimulado para finalmente correrse dentro de el castaño dejándose caer sin aplastar al mayor, ambos se miraron fijamente y se besaron de manera dulce y lenta mientras Armando salía del interior de Mario dejando a este con sus piernas temblorosas y con fluidos saliendo de su entrada.

Después de unos segundos se separaron y Armando se acostó al lado de su ahora novio tomándolo levemente de su cintura viéndolo fijamente con una sonrisa.

-Enserio extrañaba mucho esto.

Mario se acurrucó en el pecho del menor ocultando su rostro en este con una sonrisa en su rostro.

-Entonces ¿si me quieres? ¿te hago feliz? soy el mejor sexo de tu vida ¿no?

Armando sonrió con diversión negando por las ocurrencias de su novio empezando a repartir muchos besos por su rostro.

-Sii y mil veces SI.

Armando le dió un pequeño beso en los labios mientras se acomodaba de lado abrazando mejor al mayor quién ya satisfecho bostezó y se talló uno de sus ojos ya visiblemente cansado.

-Bueno, hasta mañana, te quiero.

Dijo este cerrando sus ojos con una media sonrisa acomodándose mejor.

-Sabes que me tengo que ir ¿no?

El castaño solo asintió quedándose dormido poco a poco, Armando vió esto y le quitó el cinturón de sus muñecas, fue por toallitas húmedas para limpiar su cuerpo, con un poco más de dificultad ya que para este punto ya estaba totalmente dormido lo arropó asegurándose que no tuviera frío, por último se duchó, se puso toda su ropa y salió de la habitación más feliz de cómo había entrado.

Narra Mario

Abrí mis ojos lentamente al sentir los rayos de luz pegando en mi cara, me senté viendo hacia la nada por unos segundos recordando lo que había pasado anoche.

¡Ahora es mi novio!

Me levanté sonriente con toda la actitud, listo para ir a Ecomoda caminando con ese dolor en la cadera por la característica brusquedad de Armando y por andar desacostumbrado.

Al llegar Armando no sé encontraba en su oficina así que me dirigí con libertad hacia el computador para abrir el archivo del Oráculo, solo que el archivo estaba abierto específicamente en una sección que se llamaba "para el presidente", cuando ví lo que había ahí, me ví con algo de pena entendiendo porque anoche Armando me había puesto de esa manera.
Seguí mirando algunos números de mujeres para alfin copiar ese archivo en un disquet.

Tal vez ahora tenía a Armando pero nunca se sabe cuánto me iba a durar la dicha y más hablando de él, tenía que mantenerme con un poco de realismo por si acaso.
De un momento a otro llegó Gabriela interrumpiendo lo que hacía así que la saludé como si nada.

-Calderón ¿se te olvida que tenemos una cita?

-¿Aah si? Y mi vida dime ¿yo cuando acepté salir contigo?

Osea thank u next, ya contigo no va el caso.

Le sonreí sarcástico y ella solo sonrió empezando a hablar en un tono más amable.

-Mario porfavor, es una cita entre tú, yo...y nuestro agente de aduanas.

Dijo está última frase con su tono usual y hasta más enojada, me dí cuenta de mi error y me levanté con algo de dificultad mientras ella con su nula paciencia me tomó del antebrazo haciéndome caminar más rápido.
¡Auch! ¡Mis caderas sufren!.

Como no había empezado a copiar el archivo pare en seco en el escritorio de Sandra.

-Sandrita, hágame un favor, vaya al computador de Armando, copie el archivo que esta abierto, nada de leer ¿ok? y por ultimo cierre todo y apague el computador.

Y sin más me fuí con Gabriela quien en el ascensor me vió con una ceja levantada.

-Y a ti ¿qué te pasa?

Armando me lo metió anoche y me dejó medio partido en dos....quisiera decirlo.

-Am no nada, que ¿hoy me caí por las escaleras?

Me miró con una mirada incrédula así que suspiré y me acerqué a su oreja un poco.

-Ayer, estuve con alguien, pero no una mujer.

Ella me miró unos segundos sin comprender, hasta que alfin abrió los ojos sorprendida.

-Calderón ¿eres gay?

Preguntó sintiéndose aún más confundida ya que recordaba muy bien que apenas se conocieron se le había insinuado, de una forma poco eficiente pero lo había hecho.

-Am no, básicamente soy mitad gay, la otra mitad es un galán cien por ciento heterosexual jeje en fin, soy bisexual.

-Con razón.

-¿Con razón qué? ¿Se me nota mucho?

Gabriela asintió levemente volteado a ver a otro lado tratando de no decirle que si, que ella podía ver a metros que era todo menos un macho heterosexual de los que estaba acostumbrada.

-c-con razón, porque Armando una vez dijo así todo preocupado que te ibas a embobar con el francés.

Entonces su estrés si era por mí, ay Armando obviamente no podías resistirte por más tiempo ¿no?

La miré con una sonrisa triunfante mientras salíamos del ascensor.

-Si, es que Armando me conoce muuuy bien.

Después de unas horas hicimos todas las diligencias y alfin volvimos a Ecomoda.

-Buenas tardes, mi presidente.

-Hola ¿dónde estuviste?

Me saludó con una sonrisita dejando de ver el computador.

-Haciendo unas diligencias con Gabriela, am ya puedes borrar el archivo del Oráculo si quieres.

-Y-ya ¿no lo necesitas?

Preguntó raramente preocupado siendo obviamente sospechoso.

-Pues yo estoy bien.

-Okay, Entonces lo hago luego.

Se levantó para tomarme con una mano de la cintura y la otra tomó una de mis mejillas viéndome con su usual brillo que me hace sonreír al instante.
Empezó a acercarse pero antes de que me besara lo tome de la nuca.

-Tranquilo, yo ya lo hice.

Armando me vió con los ojos bien abiertos borrando su sonrisa de golpe, separándose poco a poco.

-¿Qué?

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