Suspiré mientras miraba al techo desde la cama. Había gritado, llorado y sollozado por horas.
Me cubrí la cara con las manos mientras trataba de entender porque nada nunca funcionaba en mi vida.
- ¿Por qué...? -murmure de nuevo para mi misma.
Como si el mundo tuviera respuestas, como si por algún milagro alguien fuera a contestar.
Lentamente miré hacía la puerta de la habitación mientras la culpa me inundaba. Había perdido mis estribos con Seb también, él tan solo intentaba ayudarme...
Miré al techo de nuevo armandome de valor. Moví las sábanas y me encaminé a buscar mi teléfono mientras mis ojos parecían aguarse.
Lo traje a la cama de nuevo y me senté mientras me mordía los labios. Habían pasado mas de 24 horas desde que había colgado el teléfono a mi prometido después de gritarle que necesitaba tiempo a solas.
Había perdido el rol, había perdido el rol que me habría permitido mudarme a Nueva York con Seb. Había perdido el rol para ser la co protagonista en la misma película que mi prometido.
Sin darme cuenta ya estaba llorando de nuevo. Y sabía quien lo había obtenido. Margarita. Negué. Todo mi dolor se dirigía al hecho de que Seb protagonizaría una película con su ex.
Si ya habían salido juntos una vez... ¿por qué no de nuevo?
Inmediatamente moví la cabeza y negué. Era este tipo de pensamientos que me tenían encerrada con las persianas bajas mientras mi perro me observaba con pena desde el suelo.
- Lo se, lo se... -debería llamarle.
Solo recibí un movimiento en su cola.
Encendí el teléfono de nuevo y le mandé un mensaje.
- Lo siento.
Inmediatamente recibí un mensaje de vuelta.
- ¿Estás lista para hablar?
- Eso creo.
El símbolo de videollamada apareció. Me armé de valor y contesté.
- Hola cariño -dijo tímidamente, lo que por supuesto me mandó a un río de lágrimas de nuevo.
- Lo siento -dije sollozando.
- No hay nada por lo que pedir perdón.
- Si, por desaparecer por todo un día, por ponerme celosa, por gritarte, por ser una perdedora...
- ¡Eh! -me paró inmediatamente- no sigas diciendo eso.
Vi que estaba caminando por la calle con sus airpods.
- Oh, Dios mío, no me di cuenta que estabas ocupado. Lo siento -balbuceé.
- No lo estoy, fui al gimnasio y estoy de camino a mi apartamento. Y nunca estoy ocupado para ti.
- ¿Tuviste que entrenar hoy? -dije intentando suavizar el ambiente.
- Si, lo necesito para el nuevo persona... -se paró antes de seguir.
- Ya -murmuré- para el nuevo personaje.
- ¿Vas a considerar mi oferta?
- ¿De qué digas que no a la película? Jamás.
- Se que te pone incómoda y la película no me importa tanto como me importas tú.
- Pero me importa a mi, es tu carrera. La única razón por la que estoy rota es porque es con Margarita.
- Ni siquiera sabía que se había presentado para el rol... lo sabes, ¿verdad?
- Seb, estuvimos practicando mis líneas por días. Se que no sabías que ella también haría la audición. Solo... solo tengo miedo.
- ¿De qué?
- Si una vez la quisiste... y ahora vais a pasar meses juntos rodando, besandoos, en escenas de sexo... yo...yo...
Él miró horrorizado a la cámara.
- ¿Cómo puedes pensar eso?
- ¿A qué te refieres?
- ¿Cómo puedes pensar que te dejaría por ella? Mira tus manos, por favor. Tienes un anillo, un anillo que puse hace meses y que se convirtió en la mejor decisión que jamás he tomado. No quiero a Margarita, no quiero a nadie que no seas tú. Te lo digo cada vez y te lo repetiré siempre, eres lo que necesito. Déjame no hacer la película, por favor.
Yo ya estaba llorando.
- No, hazla. Solo estoy siendo estupida e insegura. No puedo esperar a que mis rodajes terminen y poder ir a verte.
- Cariño, te amo y nos vamos a ver en el altar en unos meses. No va a cambiar nada, lo juro.
Asentí.
- Ven a mi apartamento en cuanto terminen los rodajes, yo iría si pudiera, ven a pasar tiempo conmigo, lo amaría mas que nada.
- De acuerdo.
Mi teléfono comenzó a vibrar indicándome que había otra llamada.
- Mi agente me está llamando -dije con poca voz- te llamo en cuanto termine, debo contestar.
- De acuerdo y por favor, recuerda que pase lo que pase, somos tú y yo -dijo mientras lanzaba un beso.