• Rindou es peculiar, pero cuando tiene contacto, se abre por completo •
Para cuando entró a tu cuarto aprovechando que no había nadie, sonrió suave y se aproximó ligeramente a tu persona. Casi caes vencida al suelo por el susto y los hombros se tensaron.
—¿Cómo entraste tan fácilmente? –sin despegar las manos de la consola, le preguntas rápida–.
—Iba a tocar, pero cuando estás sola acostumbras a dejar la puerta corrediza de atrás abierta.
Después de corregir en tu mente en que deberías dejar de hacer eso, realizas un gesto ambiguo con la boca.
El rubio, sin embargo, es muy rara vez que tiene esos cambios drásticos en su rostro. No había mucho más allá de aquellos ojos perezosos, la pequeña nariz o su ropa holgada. Era así naturalmente. Sobre todo desde que salió de aquel lugar para tipos problemáticos como él y su hermano, no dejaba de visitarte comparado como gatito interesado después de horas de clase. Repartir quejas hacia ti, disfrutar de tu amarga reacción y acaparar el resto de atención que tenías solo para su persona.
—Ya es tarde –agregas después de tremendo silencio, no era fácil estar jugando siendo vista por el sujeto de extraño cabello de reflejos azules, comparado a dibujar cuando otra persona te analiza–, si te quedas para la cena, pensaré en invitarte la próxima vez.
Guardó su propia pausa sin responder nada. Le miras curiosa y te encuentras con sus oscuros ojos semejantes a los de una piedra preciosa observandote despreocupado y la mínima sonrisa apareciendo repentinamente.
—No es tan tarde. Apenas serán las siete.
Acto seguido, te persigue a la cocina haciendo un puchero porque lo ignoraste. Acompaña su actitud buscando juntarse a tu cintura y acomodar su mentón por sobre tu cabeza.
Definitivamente era tu culpa. Desde que aparecía como si nada en algunas tardes o fines semana, una cosa llevaba a la otra, apresurando tus cariños a su cabello y dejándote seducir ante sus diferentes poses exageradas. ¿Por qué él de entre tantos tipos? Ni idea, pero muy difícil no caer ante tan lindos ojos escondidos detrás de unas gafas circulares y su habla inteligente. Como cuando se ponía a conversar de su hermano Ran, o de otras personas que le simulaban molestia a su día.
Rindou es perspicaz. No, esa no es la palabra. No porque no lo fuera, pero en el plan más descriptivo y visual, su representación, está en otro lugar. No es internamente un pesimista, tampoco es físicamente anarquista. Haitani Rindou era difícil de leer. Constantemente fuera del repertorio.
Para ti, Rindou es ese cónclave rítmico de la música en madrugada.
Donde finalmente ambos ceden en abrazarse mutuamente sobre la cama para hablar tonterías hasta madrugada y enredas las manos en su cabello, él las pasa por tu espalda y te habla contra la oreja.
Débil al tacto físico. Merecedor de tiernas caricias. Impropio posesivo.
No tiene cosquillas. Es muy poco sensible. Es mucho más lejano. Es indiferente.
Pero a la vez, le encanta apropiarse de tu espacio cuando te abraza. Te acaricia hasta quedarse dormido y algo en él se afloja de a poco. Parecido a que fueras la llave de su alma, una que funciona si te dejas abrazar, si lo dejas respirar contra tu cuello. Cuando el verano es propio entrando por la ventana con esa ventisca sospechosa y la mínima luz del celular alumbra el cuarto.
Solo los dos.
Y luego al estar tan consentido apegado contra ti, sientes que ya se rindió al sueño. Entonces, todo termina siendo mucho más normal de lo que parecía. Porque aunque Rindou era difícil de leer, se daba la oportunidad de ser leído, así en el mínimo intento.
Prototipo de headcanon del husbando más reciente de mi vida aaaaa. Espero les haya gustado