Una parada en Colonia Basilia

By antoenletras

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Un desperfecto en su camión de carga lleva a Tadeo a pasar un fin de semana bastante peculiar. Nunca imaginó... More

Prólogo
1 - Bienvenidos a Colonia Basilia
2 - En medio de la ruta
3 - Un rincón lleno de vida
4 - Con más carisma que habitantes
5 - Una gran familia recibiendo visitas
6 - Con espíritu de turista recién llegado
7 - De rincones especiales
8 - Y una gran historia detrás
9 - Un lugar llamado hogar
10 - De conexiones inexplicables
11 - Y fuertes impulsos
12 - Un mundo por conocer
13 - Con pasados que son ruinas
14 - Y futuros que se encienden
15 - Un latido en común
16 - Un sentir desafiante
17 - Y confesiones que conectan
18 - Soltar el control
19 - Un antes y un después
20 - En el comienzo de un sueño
21 - Abriendo las puertas al futuro
23 - Y de las nuevas oportunidades
24 - Un nuevo presente y un futuro que asoma
25 - El frío del mañana
26 - El quiebre del presente
27 - Y el refugio del ayer
28 - Una promesa
29 - Y una despedida
30 - Una lógica que duele
31 - Una decisión que acecha
32 - Y lo inesperado de la vida
33 - Amando a destiempo
34 - Latiendo a lágrimas
35 - El después del adiós
36 - Los nuevos comienzos
37 - La magia de la vida
38 - Apostar al latido
39 - Un lugar, un hogar
40 - Colonia Basilia
Agradecimientos
Nota de autor
Epílogo

22 - De la mano del amor

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By antoenletras

El siguiente mes fue bastante extraño en casa de Olivia. Junto a su hermana, estaban viviendo lo que sería la despedida del pueblo y la aproximación a su nueva vida en Valedai... y era increíble lo diferente que estaban reaccionando a la misma situación.

Patricia tenía la mente en la gran ciudad. Hacía planes y se ilusionaba pensando en todo lo que podría hacer una vez que viviera allá. En cambio, Olivia no dejaba de pensar en lo que sería alejarse de su amado pueblo. Mientras su hermana tenía la mente en el futuro, ella se aferraba al presente con muchas más fuerzas que antes. No quería perderse de nada que pudiera disfrutar estando allí.

Cuando sus amigos se enteraron de la noticia se pusieron muy felices, más que ella. La felicitaron, la abrazaron y hasta organizaron una fiesta para celebrar que la habían aceptado en la beca... Aunque, bueno, para ellos cualquier excusa era buena para festejar.

—Me irán a visitar, ¿verdad?

—El segundo día ya me tendrás ahí —le dijo Lucas entusiasmado.

De todo su grupo, era el que más amaba la vida en la gran ciudad. Aunque ya tenía planes para ir hacia allí cuando Felipe terminara la secundaria. Y Olivia esperaba que no se demorase demasiado. Le haría bien que alguno de sus amigos la acompañara en la inmensidad que significaba Valedai.

—A mi también me gustaría irme —comentó Cami—. Pasa que tendría que buscarme trabajo primero.

—Bueno, vienes de visita y repartes currículum. Te espero todas las veces que quieras.

—Ella quiere ir por Bruno —la molestó Lucas.

—Y también, no lo voy a negar —le dijo enojada.

—Espero que estés más atenta al celular si vas a estar lejos —pidió Gise—. Esto no será lo mismo sin ti.

—Bueno, paren ya. Aún falta. Me harán llorar por anticipado.

Faltaba casi un mes, pero lo que sentía por dentro parecía indicarle que al día siguiente tendría que abandonar todo.

Abandonar. Esa palabra quedó resonando en su mente mucho tiempo. Debía entender que no era ningún abandono y que podría regresar a su hogar cada vez que quisiera. Después de todo, Valedai no quedaba del otro lado del océano. Eran unas horas de viaje. Solo eso.

La situación en el comedor Paraíso al paso fue bastante diferente...

El día que se decidió a contárselo a Waldo, llegó primera al lugar. La sorpresa del hombre saltó a la vista desde que la había saludado.

—¿Qué haces aquí tan temprano?

Olivia rió.

—He venido antes porque hay algo que quiero contarte.

—Uh. Espero que no sea algo grave —le dijo mientras tomaba asiento en una de las mesas.

—No, nada grave. Me han aceptado para estudiar cocina en Valedai —le contó sonriendo—. Así que en poco más de un mes, tendré que mudarme.

—¡Qué buena noticia! ¡Qué bueno! Eso es muy, muy bueno.

A pesar de que Waldo estaba feliz por ella, pudo notar el brillito triste en sus ojos. Y eso la entristeció.

—Vendré a visitarte, Waldo.

—No tienes que hacerlo, niña.

—Pero lo haré. Lo prometo. Vendré a visitarte.

Entonces Waldo también sonrió, aunque por pocos segundos.

—Esto no será lo mismo sin ti.

—Tendrás a Igor. Y seguro alguien del pueblo se sumará.

—Seguro que sí —se animó él—. Espero que triunfes mucho, niña. Tienes talento.

A los pocos minutos llegó Igor, quien también se sorprendió por la presencia de Olivia.

—¿Te has caído de la cama?

Ella no pudo hacer más que reír.

—Se va. Olivia se va —le dijo Waldo mientras se ponía de pie con lentitud.

—¿Renunciaste?

—No, se va a Valedai —aclaró riendo mientras se dirigía a la cocina.

—¿Te vas?

Oli asintió con una mueca.

—Volveré al lugar de mis mayores miedos —rio intentando alivianar el asunto.

—¿Cómo pasó eso? ¿Es culpa del camionero? —preguntó animado mientras empezaba su rutina de limpiar vasos ya limpios.

Ella negó.

—Tengo una beca... Para el Icopava.

—¡Ey! Eso es genial. Te felicito.

—Gracias...

—¿Y has aceptado?

Asintió.

—Tenía un poco de miedo, ¿sabes? No ha sido fácil la última vez.

—Lo sé, lo sé. Pero me alegra que te hayas animado. Tienes talento.

Esa palabra no dejaba de repetirse y Olivia empezaba a temer no estar a la altura de las expectativas de todos en su pueblo.

—Tadeo ha ayudado en eso —le dijo mientras se ataba el delantal.

—Al final parece que me he equivocado con él.

Oli se encogió de hombros. Nunca había sabido bien cuál era la visión de Igor en el asunto y poco le había importado.

—Ojalá tú también tengas la posibilidad de ir tras tus sueños.

—Lo veo bastante lejano.

—Es cuestión de un golpe de suerte, supongo —le dijo y comenzó a limpiar las mesas.

Esa frase quedó volando en su mente y se sorprendió lo mucho que podía cambiar su vida tras una decisión. Antes de la primavera su vida era totalmente diferente. Y en ese momento no solo estaba por mudarse, sino que también se encaminaba hacia el sendero de sus sueños y tenía en su corazón un nuevo nombre marcando territorio.

Si quería encontrar el punto de quiebre de su pasado y su presente, solo aparecía el nombre de Tadeo y el día de su llegada a Colonia Basilia. Y le parecía increíble lo mucho que había cambiado su vida tras ese momento que había parecido tan insignificante al momento de vivirlo.

—Muchas veces me he preguntado si las cosas hubieran sido diferentes si seguíamos como amigos —comentó Igor después de un breve silencio.

Olivia suspiró. Odiaba ir a ese pasado.

—Si hubiéramos sido amigos probablemente no te hubiera seguido a Valedai...

—¿Y eso no es algo positivo?

Lo pensó por unos segundos y sonrió.

—No hubiera estudiado ese año que hoy me dio base para que me dieran la beca.

—¿O sea que todo ha salido bien?

—No sé, ¿tú qué opinas?

Igor se tomó varios segundos para responder y cuando parecía que lo haría, entró un cliente y dio por finalizada la charla.

Olivia buscó la carta y fue a darle la bienvenida.

—¿Qué pedirá? ¿Está de paso? —le preguntó Igor siguiendo su rutina de lectura de clientes.

Ella se dio cuenta que quería evitar el tema anterior así que le siguió el juego.

Cuando el cliente llamó para hacer su pedido, Igor la frenó.

—Estoy orgulloso de ti. Y me alegra que tengas a Tadeo para enfrentar nuevamente a Valedai.

Oli no pudo hacer más que sonreír.

—Gracias, Igor. Sabes que te quiero, ¿no?

Él asintió.

—Yo también te quiero. Siempre lo hice.

La puerta volvió a abrirse e ingresaron nuevos clientes, así que Olivia no pudo demorarse más.

***

El viaje de un mes pasó bastante rápido para Tadeo. Los únicos momentos donde el tiempo parecía no avanzar, era cuando debía hacer varios kilómetros y en el exterior no había más que campo. Por suerte, cada tanto, pasaba algún pueblo que entretenía su vista y su audición, o alguna ciudad, donde intentaba frenar para hacer algunas fotos. No tenía muchas posibilidades para viajar tan al sur del país, así que quería aprovechar al máximo.

El resto del camino, seguía pasándolo con podcasts de su interés. En esos momentos, estaba interesado por la historia antigua; específicamente por el Imperio Romano. Le parecía increíble pensar que aquellos hechos habían sucedido tiempo atrás. Las vivencias de aquellos seres y los enredos que llevaron a muchos a la muerte, lo tenían fascinado.

Otra de las cosas que lo acompañó durante todo el viaje, fueron las palabras de Olivia. Cada día al despertar, se deseaban los buenos días. El resto de las horas, a veces se enviaban fotos sobre lo que estaban haciendo... Tadeo le mandó muchas fotos de campo y algunos paisajes lindos que lograba encontrar. Y a la noche, antes de dormir, se llamaban y quedaban horas pegados al teléfono, intentando ponerse al día y sentirse cerca a pesar de la distancia.

Cuando Tadeo pensaba en una relación de pareja encajando en su vida tan movida, lo veía como un desafío enorme, no muy fácil de llevar adelante. Por eso era que había estado muy poco interesado en el amor en los últimos años.

Pero ahora se estaba demostrando a sí mismo que cuando el sentimiento era mutuo y había ganas de ambas partes, las cosas no eran tan complicadas. Aquello que estaba viviendo junto a Olivia se sentía muy lindo. No negaba que extrañar complicaba las cosas, pero no era tan feo como lo había imaginado.

Solo bastaba escuchar su voz del otro lado del teléfono para sentir como se evaporaba cualquier sentimiento negativo. O verla al otro lado de la pantalla, sonriendo y contándole su día entre muecas y gestos tan típicos de ella.

—¿Cómo está mi inquilina? —le preguntó una noche—. ¿Más decidida?

Olivia rió ante el calificativo.

—Hablé con mi hermana primero y obviamente dijo que sí.

—Era de esperarse, ¿no?

—Si, digamos que no es de pensar mucho las decisiones.

—Quizás no piensa demasiado en las que son más fáciles de decidir.

—No es algo fácil.

—¿Por qué no? ¿Acaso tienes otra opción?

Olivia suspiró y luego sonrió.

—Después hablamos con mis padres y también estuvieron de acuerdo, aunque piensan como yo. Ese importe es demasiado inferior al que podrías pedir por la casa.

—¿Entonces?

—Aceptaré ser tu inquilina, pero pagaremos un poco más.

Olivia le dijo el importe total, Tadeo negoció un poco y finalmente, llegaron a un acuerdo.

—Bien, haré el contrato y luego iré a verte para que lo firmes.

—¿Falta mucho para eso?

—Cada vez menos.

—Bueno, intentaré ser paciente —le dijo con una sonrisa.

—¿Qué piensas sobre... esto que estamos viviendo?

Olivia pareció sorprenderse con su pregunta y Tadeo casi se arrepintió de haberla soltado.

—Que es muy lindo. Creo que si no hubiese sido por ti...

Sus palabras se perdieron en el aire.

—¿Qué?

Ella se encogió de hombros y sonrió.

—Las cosas serían muy diferentes ahora. Me gustó coincidir contigo. De verdad.

Aquellas palabras hicieron que el corazón de Tadeo se acelerara. Le gustaba escuchar con su voz los sentimientos que él también tenía. Porque a pesar de todo, haber coincidido con Olivia había traído mucha luz a su camino. Hacía mucho que no sentía ganas de regresar a algún sitio, de hacer planes con alguien más... De sentirse parte de algo.

—Qué bueno que el camión se rompió esa vez, ¿no? —le dijo riendo—. A mi también me gustó coincidir contigo, Oli.

Esa noche se quedaron un rato más despiertos, observándose tras la pantalla de su celular, queriendo estar cerca y acortando los kilómetros a palabras.

***

"En dos días estoy en Colonia Basilia"

Olivia se despertó con ese mensaje y no pudo evitar la sonrisa que se dibujó en su rostro. Y aquello fue algo muy positivo para ella considerando el día que tenía por delante.

Ese viernes se conmemoraba un año del fallecimiento de Marta. Un año intentando convivir con la ausencia que aquello representaba. Un año intentando sobrevivir al dolor de saber que ya no la vería más, que ya nunca escucharía sus consejos, que su risa había quedado en sus recuerdos, al igual que todos los momentos que había logrado vivir junto a ella.

Waldo pasó la mañana en la sombra del árbol, ajeno a todos. Ninguno se animó a romper su espacio de reflexión. Recién al mediodía Igor decidió preguntarle si quería comer algo. Aceptó un plato de comida, pero no compañía.

A la tarde cerraron el comedor y decidieron acompañarlo al cementerio a dejar unas flores en la tumba de Marta. Asistieron varios vecinos del pueblo y Olivia pudo notar un poco más de vida en el rostro de Waldo.

Si bien era una persona que le gustaba mucho hablar y socializar, nunca hablaba demasiado sobre sus sentimientos y sobre lo que sentía tras la muerte de Marta. En su velorio había estado como una estatua al lado del cajón. Y cuando la habían enterrado, se había quedado allí, parado, observando la tumba como si no pudiera hacerse a la idea de que la mujer que lo había acompañado casi toda su vida ya no estuviera con él.

Habían sido días muy difíciles, pero con el paso del tiempo él había logrado recuperar la chispa que lo caracterizaba. Aunque la fecha parecía trasladarlo a este estado de neutralidad que tanto preocupaba a todos.

Para alivio de Olivia, al día siguiente cuando llegó al comedor, lo encontró animado hablando con Igor sobre una tarde de pesca.

—Buenos días —saludó ella queriendo incluirse en la charla.

—Olivia, ¿cuándo volverás a Valedai? Me quedan pocos de estos caramelos —le dijo él señalando la bandeja de caramelos Yuguy.

—En pocas semanas, pero no volveré al pueblo —le recordó ella.

—Pues diles a tus padres que me traigan una bolsa. Los necesito para sobrevivir.

—¿No te había dicho el dentista que debes cuidarte? —le recordó Igor.

—Muchacho, a esta edad uno tiene que disfrutar... Y yo disfruto comiendo estos —le dijo mientras llevaba otro caramelo a la boca.

Definitivamente, estaba mejor.

Antes del mediodía, le llegó un mensaje de Teo.

"Estoy en camino"

Olivia sonrió y cuando pudo tomarse una pausa para almorzar, le respondió.

"Te quedarás en mi casa esta vez?"

La respuesta no tardó en llegar.

"Me invitas? En serio?"

Ella pensó su siguiente mensaje antes de enviarlo.

"No lo sé, quizás eso decepcionaría un poco a Waldo que tiene la habitación preparada para ti."

"El finde me quedo contigo y los otros días en casa de Waldo, problema resuelto"

Olivia se sorprendió ante ese mensaje... Sabía que después del viaje de un mes tendría varios días libres, pero no sabía que los usaría para quedarse allí.

"Cuántos días te quedarás?"

"Aún no lo decido, pero si quieres puedes echarme"

"Eso nunca, quédate todos los días que quieras."

"Pues me quedo todos"


¡Hola!

Espero que hayan disfrutado mucho este capítulo ♥

¿Qué les pareció?

Nos vemos el fin de semana que viene con el número 23 ♥

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