Cerca...
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—¡Deja el maldito uquelele en el suelo y ya duérmete!
—¿Y si no quiero qué?
Escucho que suelta un suspiro y empieza a gruñir desde su lugar.
—Adora por favor ya duérmete. Mañana debo ir al trabajo y por nada en el mundo debo desvelarme. ¡Necesito retomar energía!
Estiro una de las cuerdas de mi pequeño artefacto causando un ruido tembloroso y fino al final, me inclino un poco al frente, retiro las sábanas que cubren mi cuerpo y me acomodo en el suelo en medio de ambas camas, para seguir molestándola.
—Eso no es asunto mío.—contesto al encontrarme en el suelo.
—Adora, basta. Necesito dormir y tú igual.
Suelto una leve risa y sigo tocando como sí nada.
—Adora—suelta con tono de advertencia.
—Pues duérmete, nadie te obliga a quedarte despierta hasta estas horas.—digo sin mirarla.
—Nadie salvo tu mini monstruo con cuerdas y tú.—se vuelve hacia el otro lado dándome la espalda.—intentaré dormir, espero que hagas lo mismo. Y si no lo haces, me encargaré de que esa imitación pirata de guitarra con cuerdas salga volando por la ventana de este edificio. No me retes. Te lo advierto
Al escucharla, un resoplido instantáneo sale de mis labios, y no demora mucho para convertirse en una sonrisa traviesa.
Ajusto la última parte de las pequeñas y delgadas líneas de metal y ubico los dedos de mi mano derecha en el cuello del uquelele y la contraria en el centro de este.
Trago saliva en silencio y aclaro la garganta sin borrar mi sonrisa.
—Al perrito le duele una muela... Guau guau guau guau...
Le dolió por morder la cazuela... Guau guau guau guau...
Mi pobre víctima se vuelve hacia mi dejando ver su rostro disgustado y se levanta en un santiamén con destino a cometer un crimen de odio en contra de mi uquelele y yo.
Creo que no tuve el tiempo suficiente para huir, pues sólo la mitad de mi cuerpo alcanzó a treparse en la cama.
Volteé hacia ella que ya estaba detrás de mi.
—Dame ese uquelele—maneja desafiante.
—¿Para qué lo quieres?
Hacerme la tonta algunas veces funciona.
Sí, algunas veces.
—No preguntes y dámelo
—Primero dime para que lo quieres.
—Adora Charles James ¡dame ese jodido uquelele!
—No hasta que me digas.
—No te lo diré hasta que me lo des
—Entonces no te lo daré.
—Dámelo Adora.
—No
—Que sí
—Que no
—¡Que sí!
—¡Que no!
—¡Sí!
—No
—¿Sabes qué?—alegó rendida
—¿Qué?
Bueno, estaba equivocada.
Se lanzó sobre mi e intentó arrebatarme mi uquelele.
Me abrazó por detrás usando sus piernas y brazos.
—¡¿Qué demonios estás haciendo Jessica?!—estaba asustada por el instrumento anteriormente pero creo que ahora ya pasó a segundo plano.
Teniendome atrapada en esa posición tan incómoda, una de sus manos se centró en mi cuello haciendo que mirase hacia arriba y evitando que me moviera.
Volví a tragar saliva, esta vez por necesidad y nerviosismo.
Sus brazos seguían limitándome pero aún así no fue impedimento a su otra mano para llegar a las mías y arrebatarme mi juguete.
Una mueca triunfadora surgió de su ser al obtener lo que quería.
Pero no se movió.
Estábamos tan cerca...
Su respiración golpea suavemente mis labios.
Podría besarla en este momento...
Realmente quiero besarla.
—Adora...
No puedo responder, mi mente se ha vuelto en un lienzo blanco y lo único en lo que pienso es en lo mucho que quiero tocar esos caramelos rojos.
—¿Mmmh?
No había sido capaz de sostenerle la mirada por tanto tiempo, pero no puedo evitarlo. Necesito verla.
—¿Puedo...?
Su tacto derecho libera el objeto acústico que aprisionaba y se instala en una de mis mejillas.
Sus piernas me aprietan cada vez más.
—¿Puedo sentirlos?—susurra
Mis latidos y el calor en mi cara aumentan a tal grado de destrozar un termómetro.
Cierro los ojos al instante en que escucho sus palabras.
Humedezco mis labios y por tercera vez paso saliva lentamente mientras le ruego internamente tener un encuentro con nuestras bocas.
—Hazlo...—quiero seguir manteniendo los ojos cerrados, por si esto es un simple sueño—por favor...
Siento a su cabello cubrir los lados de mi rostro.
A su aliento chocar con mis labios.
A a sus dedos posicionarse en mi vientre, atrapandome.
A su cuerpo apegarse más a mi espalda.
Sintiendola a ella.
—No puedo hacerlo—habla mientras nuestros labios están en ligero contacto.
¿Qué?
—¿Qué?
"Desperté."
La delicada esfera en la que conseguimos encerrarnos explotó.
De la nada, simplemente se fue.
—Lo siento Adora—se excusaba mientras se alejaba de mi sacudiendo su pelo con algo de violencia y desesperación.
—¿Porqué?—eran muchas preguntas que quería hacerle pero esa palabra es más que suficiente. Mi corazón estaba levemente herido y decepcionado.—¿Porqué lo hiciste?
Estaba tan llena de vergüenza que ni siquiera podía reclamarle bien. Ni siquiera puedo pararme frente a ella y discutir.
—Tengo novio Adora—lo olvidé por completo.—tengo novio y no quiero hacerle daño, yo no soy así.
Erick...
Olvidé a Erick.
¡Demonios!
—Lo lamento mucho Adora. Lo que estábamos a punto de hacer está mal.
—Contéstame porque lo hiciste. No quiero tus disculpas.
Alcé la vista para encararla. Pero solo conseguí ver a una chica frustrada mirando hacia una esquina de la habitación mientras intentaba calmar su respiración.
—No lo sé Adora, no sé qué me pasó.
Sus palabras no bastaron para mí.
—Un "no lo sé" es lo último que quiero escuchar de ti Jessica.
Parecía querer llorar.
—¡Joder Adora no lo sé! ¡No lo sé!
Después de eso hubo un gran silencio.
Y una confusión y frustración enorme quedó entre ambas.
No dije nada más. No quise fastidiarla mas de lo que ya está.
Asentí ligeramente y anuncié un "Buenas noches", subí a mi cama y me cubrí con las sabanas.
"¿Qué es lo que acaba de pasar?"
Tampoco sabía lo que había sucedido.
También estaba confundida.
Pero lo deseaba...
Lo había deseado desde el momento en que la ví.
¡Esto no puede estar pasando!
¡No a mí! ¡No con ella!
...
Llegó el martes
Yei
Más tareas, más exámenes, más actividades que requieren de mi nula actividad física.
Creo que es lo menos que quiero hacer.
Agradezco a la santa mierda por haberme dado más trabajo del que yo quiero.
La decepción y los trabajos no son una buena combinación.
En fin.
Cierro la puerta del departamento y me dirijo a las escaleras del edificio en el que me hospedo.
Podría usar el elevador pero mi pánico a los lugares cerrados y mi fobia hacia este invento lo impiden.
Cuento los escalones a la medida que voy descendiendo, lo hago con calma, esta vez no hay una cuenta regresiva en mi contra.
Llego a la primera planta y saludo cordialmente al hombre que se encarga en la recepción.
—Buenos días señorita James
Ese hombre es tan alegre. Al parecer ama lo que hace. Algo tan contrario a mí en este momento.
Salgo del edificio con algo más de prisa y al estar cerca del parque busco el lugar de siempre para esperar al autobús que me dejará a unas dos cuadras de la universidad.
Cuando ya estaba en mi asiento encendí mi celular preguntandome la hora y la fecha. Mi aventura se tornaba bastante apacible y eso me hizo dudar de sí realmente estoy en mi semana de clases o el sábado era el anfitrión hoy.
Desgraciadamente y por suerte si era martes y aún faltaban treinta y seis minutos para que el timbre suene.
Guardo mi celular y saco un libro de la materia que nos impartirán hoy, mientras le echo un vistazo volteo en algunas ocasiones hacia la ventanilla del vehículo.
Las calles están levemente húmedas debido a la lluvia que se desencadenó ayer en la madrugada.
Un porcentaje de gente y autos va de aquí para allá como si esos fuesen sus últimos momentos.
Los locales y demás ya se encontraban más que abiertos e inundados de gente, no me extraña, estamos iniciando la semana, es lógico que estén así.
Pasaron quince minutos después de que abordé el autobús y ya había llegado a la parada. Abandoné el autobús y a paso rápido crucé el pequeño tramo que me faltaba para finalizar mi viaje.
Mi cabello conseguía entrar a mi visión debido al aire ligero que vagaba en el ambiente, alejé algunos mechones como pude y sujeté a mi pecho el libro que inspeccionaba hace unos momentos.
Me felicité a mi misma mentalmente por romper mi propio récord en llegar rápidamente a mi instituto.
El gran reloj que adornaba la entrada de pared afirmó que aún faltaban 13 minutos para entrar a clase.
Tal vez este día no sea tan malo como pensaba que sería.
Al ir a mis casilleros me encontré con Emily disfrutando descaradamente de un helado que por lo que veía era de vainilla.
Lo dicho, hoy será un día increíble.
Guíe mi camino hacía ella y toque su hombro mientras sacudía mi cabeza dramáticamente de un lado a otro y la miraba como si sintiese lastima por ella.
—Nos despertamos raras eh—bromea dando un paso atrás.
—¿Rara? ¿Quién Emi?
Una de sus cejas se elevó y sus ojos se entrecerraron cuando apuntaron a su hombro con mi mano en el.
—En tu vida me has visto con tanta lástima. Estás rara hoy ¿Respiraste por mucho tiempo cerca de la mierda de perro? Sólo pregunto.
Ganas de golpearla con el libro que sujeto no me faltan. Pero decido guardar mi furia por unos segundos más.
Sonrío y contesto a su pregunta.
—No, para nada. Tampoco me siento rara. Lo raro es verte embullendo esa asquerosidad.
—¿Qué?—mira de reojo a su postre y después a mí.
Uso mi mejor cara de tristeza y suelto de una vez mi desquite.
—Lo raro es verte comiendole el trasero a un castor.—informo mientras coloco un texto sacado de Google con ese contenido poco agradable para darle una pequeña explicación.
Su sorpresa al articulo causó que riese.
—¡Adora que asco!
El timbre a sonado.
Dejé que siguiese gritando y alzando los brazos continuamente y me adelanté a la clase.
Merecido lo tiene por inventar tonterías de mí a la escuela.
A veces su imaginación le gana y dice cosas incongruentes.
Gracias San Google
...
Tras tres eternas largas horas de tortura educacional, el momento del descanso se hace venir.
Le doy una mirada de cansancio a mi pastel de tres leches y suspiro antes de tomar un sorbo de mi malteada de moras.
Veo a los labios, brazos y manos de mi amiga moverse exageradamente pero no presto atención a lo que dice, estoy en otro lugar ahora.
Unos cinco minutos detiene su parloteo y me mira como si estuviera preguntándome algo.
—¿Qué quieres?—interferi con aburrimiento.
—Digo que ¿porque estás tan rara hoy? Luces muy diferente este día.—inspecciona mi cara como si la respuesta a sus preguntas se hallara en ella.
—No respiré mierda de perro Emi, ya déjame en paz.
—No estoy bromeando Dora—insiste—realmente estás rara, ¿sucede algo con Jess?
—No, no sucede nada con ella, deja de insistir que esto no nos llevará a ningún lado.
Ya estaba cansada de ese tema. Sólo quiero terminar mis clases e irme a casa.
—Pareces triste y decaída, eso no es normal. ¿Acaso pelearon?
El recuerdo de la noche anterior no se hizo esperar, justo cuando iba a darle un veredicto final a mi amiga apareció de la nada.
Tal vez fue el recuerdo, tal vez fue el instinto, no lo sé, ese motivo desconocido causó que mis ojos se cerraran.
El sonido de su respiración embriagando el ambiente.
Aquí no Adora.
No podía evitar sonrojarme y tartamudear. La situación había dado un giro de 360 grados.
Recordar cada detalle de esa noche bloqueaba mi realidad.
—Adora ¿estás bien? —su tono preocupado se transformó en uno pícaro. Había notado mi nerviosismo.
—Estoy... Estoy bien Emi.
—Mmm, no sé porque, pero no creo ni en la mitad de lo que dices.
Frota su barbilla con ayuda de su dedo índice y su pulgar queriendo adivinar el origen de mis cambios de actitud.
—Lo creas o no, me importa poco.
Sin ganas de escuchar lo que sigue de esta conversación, pulso la pantalla de mi dispositivo, reproduzco mi playlist y sigo consumiendo mi aperitivo.
Con la música en mis oídos paso todo lo que resta del descanso.
...
Las imágenes de nuestra pequeña pelea y en lo que iba terminar seguían rondando mi mente.
Aún cuando mi intención es olvidarla mi cabeza no me lo permite.
Mi corazón y mi cuerpo tampoco quieren ayudarme. Estoy sola en esto.
Y me gusta.
¡Diablos si que me gusta!
—¡Hija, los huevos!
¿Eh?
La idea no fue clara hasta que mis pestañas casi fueron carbonizadas.
Chispas
El fuego que estaba a punto de tocar el techo, brilló con intensidad frente a mi y logró despertarme.
Aunque seguía bloqueada aún por lo que no llegué ni a escupir en esas llamas.
Pero mamá fue rápida. Ella apagó el fuego.
Veía como sacudía las últimas gotas que quedaban en el vaso de cristal a lo que se supone que serían huevos con tocino...
Bien creo que ahora se parece más a la cara mi amigo íntimo Freddy Crueger.
—Perdón mamá—la mujer con rostro juvenil me reprochaba con la mirada por el daño que le hice a su cocina—. Sabes perfectamente que la cocina no es lo mío. No era mi intención.
—Sólo pensé que ya habías mejorado un poco. Jess me comentó ayer que el sábado por la tarde intentaste preparar empanadas y te quedaron bien, supuse que un par de huevos y carne serían fáciles para ti.
Mientras sustituye sus instrumentos de cocina por unos más decentes, vago por mí mente.
Mi madre ha confesado que Jess habló con ella de mí.
Jess habló de mí con mi madre ayer.
¿Pero que no estaba enojada?
Momento...
¿Jess probó mis empanadas?
Pero si salieron horribles. La cantidad de mantequilla y polvo para hornear fue monstruosa.
Ni siquiera me atreví a probar, tenía miedo de morir envenenada.
—Por lo visto hablar con la pared es más fácil que entablar una conversación decente contigo.
Volví a la tierra inmediatamente y me defendí excusándome con tonterías.
Mi madre negó divertidamente y me ayudó con esmero a terminar de preparar la cena.
Esa tarde estuve con mi familia hasta que cayó la noche.
Cuando estuve a punto de irme mi hermano y mi progenitora insistieron en que me quedara a dormir.
Lamentablemente no era posible, mi horario no lo permitía.
Me despedí con un fuerte abrazo y subí al 'Uber' que había contratado cuando aún cenaba con ellos.
El transcurso de vuelta a casa fue algo largo.
Cuarenta y nueve minutos era bastante para casi todos.
Aproveché esos valiosos minutos para saciar mis pensamientos y mis dudas.
...
¿Realmente soy tan idiota?
Por supuesto. Soy tan idiota porque mi maldita necesidad a ella me ciega.
Soy idiota por perseguirla sabiendo que jamás seremos algo más que 'hermanas'. Idiota por caer ante alguien tan hermoso e inalcanzable como ese ser.
Siquiera logra sincerarse conmigo, siquiera tiene la confianza para decirme que hay alguien en su vida.
Aún así no puedo evitar enamorarme. Mis sentimientos hacia ella son más fuertes que mi sentido común.
Pienso eso mientras la observo morder el lápiz y teclear profesionalmente su laptop en medio de la oscuridad.
La luz blanca del aparto ilumina a la joven pelinegra.
Me tomo el tiempo de poner mi vista en ella.
Sus piernas desnudas cruzadas entre sí me hacen separar un poco los labios por la necesidad del aire en mis pulmones.
Lucen tan suaves.
Sus manos son tan hermosas. El esmalte celeste en sus uñas se vuelve mi favorito.
Los dedos largos y finos que se aplacan a sus órdenes se veían agresivamente deseables.
¿Cómo puede verse tan atractiva estando en pijama?
Me estaba volviendo loca en ese momento.
¿Enserio Adora?
¿Excitarte por un par de dedos en estos momentos?
Mi lado fetichista salió a nadar un poco.
Suerte que la sábana sobre mi cuerpo se encargaba de esconder mi cara y dejaba a mi vista husmear en el hueco creado por esta.
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Ay Adora.
Tengan un poco de paciencia con ella, es algo loca y masoquista. Pero pronto entenderá xd.
Les prometí algo de salseo pero creo que fue muy rápido.
Cómo sea, espero lo hayan disfrutado, y que hayan gozado de los fetiches raros de nuestra 'Falsa protagonista', esto no será así en toda la historia. Aún hay cosas por venir.
OK mucho bla bla bla, nos leemos pronto, no se olviden de comentar, compartir y votar. Gracias nuevamente y hasta el próximo capitulo.