courageous| neville longbottom

By SolinneGarte

218K 18.9K 22.5K

Neville Longbottom y Sophie Weasley son mejores amigos. Han compartido lágrimas, promesas y risas. Ambos se... More

introduccion
prólogo
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐔𝐍𝐎
capítulo 1
capítulo2
capitulo 3
capítulo 4
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
capítulo 8
capítulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capítulo 12
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15 (parte 1)
capítulo 15(parte2)
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐃𝐎𝐒
capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
capítulo 19
capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
capítulo 24
capítulo 25
capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28
capítulo 29
capítulo 30
capítulo 31
capítulo 32
capítulo 33
capítulo 34
capítulo 35(parte 1)
capítulo 35(parte 2)
capítulo 36 (parte 2)
capítulo 37
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒
capítulo 38
capítulo 39
capítulo 40
capítulo 41
Capítulo 42
capítulo 43
Capitulo 44
Gracias por su apoyo.

capítulo 36 (parte 1)

3K 300 472
By SolinneGarte

━━━━━━━※━━━━━━━

Merlín, no vuelvo a tomar Whisky de fuego.

Ese es mi primer pensamiento al despertar.

El segundo es preguntarme por qué demonios hace tanto calor, y el tercero ocurre cuando me percato de que alguien me está aplastando tan fuerte que me deja sin aire.

Cuando abro los ojos me descoloco por unos segundos, el sol mañanero entra por la enorme ventana de la habitación, iluminando todo a su paso y cegándome en el proceso.

Giro la cabeza un poco, encontrándome el cuerpo de Neville dormido junto a mí.

Una sensación cálida me invade, y el rostro se me acalora al recordar lo sucedido la noche anterior.

Estaba un poco ebria, lo tengo que admitir, pero todo lo que hice o dije fue consiente. Quería besarlo, quería decirle que me gustaba, y por supuesto que quería coquetearle.

Mentalmente hago un bailecito de felicidad porque terminé durmiendo junto a él.

Aunque debo admitir que Neville tiene muy mal dormir.

La mitad de su cuerpo está tendida sobre mí, una de sus piernas ha atrapado a las mías en un abrazo asfixiante, su brazo está rodeando mi cintura fuertemente, y su cabeza descansa tranquilamente sobre mis pechos.

Supongo que los ha de encontrar cómodos, porque después de todo no se abultan nada y están igual de planos que un colchón.

Pero, ¡ey! Vivan los pechos planos.

Me tomo un rápido segundo para apreciar su rostro dormido.

Luce tan tranquilo, ajeno a todos los problemas del mundo real, con las enormes pestañas golpeándole las mejillas, sus labios rosados fruncidos en un tierno puchero y las pequeñas pecas decorándole su nariz respingada.

Me quita la respiración.

No, literalmente me está quitando la respiración. Su agarre es fuerte y su cuerpo es pesado, haciéndome difícil poder respirar.

Me sacudo un poco, tratando de no despertarlo, pero lo único que logro sacar es mi pierna izquierda que queda colgando a la orilla de la cama.

Trato de arrastrarme, usando mi pierna como punto de apoyo, pero nada funciona.

Neville pesa muchísimo más que yo, después de todo es medio metro más alto.

Lanzo un suspiro, y levanto la vista hacia el techo.

Me estoy orinando.

¡Perdón, pero de verdad lo estoy haciendo!

Soy una chica pequeña, por desgracia heredé la estatura de mi madre, y mi vejiga es igual de pequeña que yo.

Neville se remueve entre sueños, su agarre en mi cintura se afianza y su pierna decide internarse entre las mías, justo en el espacio entre mis muslos.

No, no, no cuando me estoy orinando.

—Neville, despierta. —susurro contra su oreja, y acaricio su cabello con suavidad.

Neville murmura algo entre sueños, y entierra su rostro aún más en mis pechos, frotando su mejilla contra uno de ellos en el proceso.

Mi cuerpo me traiciona un poco.

—Neville, Neville, despierta. —lo llamo con más fuerza, sintiéndome un poco escandalizada ahora.

Vamos, que de verdad adoro la idea de Neville tocándome. Pero cuando mi vejiga está a punto de explotar lo que menos quiero es que me hagan sentir más sensible.

Pero Neville no parece compartir la misma idea que yo, pues la mano que tenía ubicada sobre mi cintura se desplaza un poco hacia abajo, ubicándose peligrosamente sobre mi muslo izquierdo donde su camisa se ha subido.

Me obligo a cerrar la pierna con rapidez, pero su mano sigue moviéndose. Acariciándome con lentitud, y erizándome la piel.

—¡Neville Longbottom no seas un tocón! —chillo y me sacudo debajo de su cuerpo.

A como vamos terminaré orinando la cama, y dejé de hacerlo a los 10.

Por fortuna, Neville parece reaccionar.

Levanta la cabeza de golpe, tiene los ojos rojos y alertas mientras me observa asustado.

—No era un sueño. —murmura anonadado. Su voz es ronca y me gusta demasiado.

Su mirada baja hasta el lugar donde se encuentra su mano, quieta sobre mi muslo desnudo. Su pierna descansa cómodamente entre las mías.

En cuestión de segundos, Neville se aparta de mi y se pone de pie.

Tiene la mirada aterrada.

—Lo siento, lo siento, lo siento. —murmura sin parar, pasándose las manos por el cabello.

Me incorporo de la cama riendo un poco, y acomodo la camisa para asegurarme de que no se me vea nada.

—No te preocupes Nev. —lo tranquilizo, sonriéndole despreocupada. —Sólo necesito ir al baño, cuando regrese podemos toquetearnos.

Lo veo contener el aliento, y me mira con los ojos abiertos de par en par.

—S-Sophie...—balbucea, sus mejillas están rosadas.

Suelto una carcajada, y Neville se tranquiliza visiblemente.

—Es broma.

Lo observo durante un segundo, pasando la mirada sobre su cuerpo con lentitud. Y le sonrío ladina cuando llego a su rostro.

—Aunque si quieres no es broma. —me despido con un guiño.

No me volteo para ver su reacción, lo más probable es que se haya puesto igual de rojo que mi cabello.

Me encanta provocarlo, es una de mis cosas favoritas en el mundo.

Y es aún más divertido cuando me muero de ganar por besarlo, alimenta la tensión dentro de mí.

Harry viene saliendo del baño cuando llego a la puerta, primero parece un poco sorprendido de verme, pero cuando me repasa, y se percata de mi peculiar vestimenta, sólo eleva una ceja.

—No voy a preguntar. —murmura.

—Y yo no te iba a decir nada aunque lo hubieras hecho. —le aclaro sonriendo burlona.

Él se hace a un lado para dejarme pasar al baño.

—¿Has visto a Ron? —pregunta antes de que yo cierre la puerta. —No llegó a dormir.

—Probablemente está con Hermione.

Harry luce impactado. —¿Con Hermione?

Yo asiento con rapidez, cambiando mi peso de una pierna a otra.

—Búscalos en la sala común, y si los ves dormidos en una posición comprometedora, por favor tómales una foto por mí. —le pido y cierro la puerta para hacer mis necesidades.

Para cuando regreso al dormitorio, las camas de Dean y Seamus están vacías. Por lo que intuyo que ya se han ido a desayunar.

Neville ya se ha vestido por completo, y me espera sentado sobre su cama con aspecto intranquilo.

Me resulta adorable verlo.

Cuando me ve llegar, sonríe nervioso, y traga saliva.

Mi cabello era un absoluto desastre, casi me da un infarto cuando me revisé en el espejo y encontré una maraña pelirroja encima de mi cabeza. Así que decidí peinarla en una coleta desaliñada.

—Buenos días. —lo saludo sonriendo.

—B-buenos días, bonita. —me lo devuelve, luciendo igual de intranquilo. —Sophie lamento mucho lo de esta mañana, no quería tocarte sin tu permiso. Te juro que me detes...

Camino hasta colocarme frente a él, y me abro un espacio entre sus piernas. Neville me observa asombrado, y traga saliva con nerviosismo.

Aunque él se encuentra sentado sobre la cama, sigue siendo más alto que yo, así que mis ojos muy apenas se encuentran a la altura de sus labios, donde me quedo embobada por unos segundos.

—No pasa nada, Nev. —le garantizo de nuevo. Mirándolo fijamente a los ojos, transmitiéndole la seguridad de mis palabras. —No me molesta que me toques, siempre me ha gustado.

Sé lo que estoy haciendo, claro que sé lo que estoy haciendo.

Neville abre la boca, como si de pronto se hubiera quedado sin aire. Aprovecho ese movimiento para bajar la vista hacia sus labios de nuevo.

De pronto, me siento nerviosa, pero poderosa.

Amo a Neville, y lo he extrañado demasiado estos últimos meses.

He extrañado a Neville, mi mejor amigo, mi confidente, el que me da los mejores consejos, y me apoya en mis peores momentos.

Pero también he extrañado a Neville, mi novio, el chico que me quita el aliento, el que me besa mejor que nadie, y me convierte en papilla cuando me toca.

No sé si esto sea lo mejor para nuestra relación, no sé si deberíamos esperar más tiempo antes de volver a estar juntos. Sólo sé que quiero besarlo, con cada parte de mí.

Y cuando se inclina hacia mí, acercándose aún más y mirándome a los labios, sé que él también me quiere besar.

—Neville...

—¿Sí? —pregunta de inmediato, apartando la vista de mi boca y enfocándola en mí.

Siento mi corazón latir fuertemente contra mi pecho. Neville siempre me provoca ese efecto cuando me mira.

—Te extrañé... nadie es como tú.

Él me sonríe con ternura, y sus mejillas se sonrojan con fuerza.

—Yo también te extrañé, Sophie.

Me acerco más a él, si eso es posible. Y hundo una mano en su cabello castaño, mientras muevo mi boca hasta debajo de su oreja para dejar un beso lento.

Neville ahoga un suspiro, y sus manos vuelan a los lados de mis caderas. Se mantienen ahí con un apretón firme.

—¿Te gusta?—pregunto en un susurro lento.

—S-sí.—me asegura.—Todo lo que me haces me gusta.

Yo lo beso de nuevo, demorándome un poco y asegurándome de que se sienta bien. Traslado mi boca más hacia abajo, rumbo a su cuello mientras doy un apretón a su cabello.

Esta vez su respuesta es tanto verbal como física, deja escapar un gemido entrecortado y mueve una de sus manos a la parte trasera de mi muslo, justo en el límite de su camisa.

Siento que me estremezco de pies a cabeza.

Lo beso con más ímpetu, ayudándome un poco con mi lengua para que sea más húmedo y sensual.

Alcanzo a escuchar que Neville suelta una plegaria antes de que me tome por los muslos, me siente sobre su regazo, y de media vuelta en la cama para que mi espalda choque contra el colchón.

Su boca atrapa la mía en un beso arrebatador.

Todo es tan rápido y sorpresivo que me quedo en shock por unos segundos, pero logro salir de mi conmoción, y le regreso el beso con la misma fuerza.

Es descontrolado, apasionado y agresivo. Jamás me habían besado así antes, y jamás pensé que Neville podría besarme de esta manera.

Pero me encanta.

Sus dientes muerden mi labio inferior, y luego su lengua lo consiente de forma juguetona antes de abrirse paso dentro de mi boca.

Mis manos se hunden en su cabello, atrayéndolo hacia mí. Intentando que no quede ningún espacio entre nosotros.

Las manos de Neville se mueven por todo mi cuerpo, primero acarician mis brazos con suavidad, poniéndome la piel de gallina. Y después se desplazan por mi abdomen, cintura y caderas, hasta terminar en mis muslos.

Mis piernas están enredadas en su cintura, y su camisa se ha subido de tal manera que su toque directo en mi piel.

Me obligo a separarme de su beso, jadeando en busca de aire.

Neville tiene los labios hinchados y rojos cuando nos separamos, y sus ojos verdes se han vuelto tan oscuros que es difícil identificar su color.

Esta vez soy yo quien lo besa de vuelta, con la misma fuerza y emoción que al inicio, sólo que ahora es más ordenado y encontramos la sintonía más rápido.

Siempre he amado los besos de Neville, son lentos, rápidos, delicados, rudos, amables e imponentes, todo al mismo tiempo. Él sabe exactamente que hacer para que ambos lo disfrutemos.

Y este beso no es la excepción, es incluso aún mejor que todos los anteriores.

Neville parece seguro de si mismo, confiado de su beso, de sus movimientos y de su cuerpo. Y eso sólo lo hace muchísimo más sensual.

Cuando su mano cambia de dirección hacia el lado interno de mis muslos, emito un gemido que parece entusiasmarlo. Me acaricia con suavidad y decisión, como si supiera exactamente qué hacer.

No puedo evitar pensar que ha hecho esto antes.

Con ella.

Y me hace sentir enferma.

Neville parece notar mi cambio de actitud y postura, pues se detiene de inmediato.

Aparta su mano de mi cuerpo, y deja de besarme para poder verme en busca de una explicación.

—¿Estás bien? ¿Hice algo malo? —es lo primero que pregunta.

Yo sacudo la cabeza, e intento sonreírle, pero sé que no me sale natural.

—Sophie, dime si hice algo que no te gustó. —me pide con seriedad. —Necesito que hables conmigo para que yo pueda entenderlo.

Trago saliva con nerviosismo, y hago el amago de incorporarme. Neville se quita de encima de mí, y se sienta sin dejar de observarme.

Yo me pego los muslos al pecho, abrazándome las rodillas. Busco las palabras para decir mis temores.

—Cuando estuviste con Hannah...—comienzo a hablar, sintiéndome un poco avergonzada. —¿Ustedes dos alguna vez tuvieron relaciones?

Hay un largo silencio después de eso, y yo me siento muy atemorizada como para ver su expresión.

Sé que Neville y yo no estuvimos juntos en ese momento, que realmente no tengo por qué sentirme traicionada de que él haya explorado su sexualidad con la chica que en su momento era su novia.

Pero aun así me duele.

—Sí. —responde finalmente, y todas mis sospechas se confirman.

Su manera de besar, su seguridad, sus movimientos.

Todo era nuevo para mí, pero él ya había estado así con otra chica. Con Hannah.

Ella le enseñó todo eso.

—Necesito irme a mi dormitorio. —murmuro sintiendo el nudo formándose en mi garganta. Me pongo de pie.

Sé que no estoy siendo justa, que el verdadero Neville jamás me hubiera traicionado de esta manera.

Pero igual se siente incorrecto seguir haciendo eso, porque lo único en lo que puedo pensar es en Neville y Hannah. En ellos dos juntos, en él disfrutando con ella, aprendiendo con ella, y me hace sentir enferma.

—No tuvimos sexo, no realmente. —me detiene Neville ante de que pueda caminar hacia la puerta. —Nunca llegamos a tanto.

—Pero sí hicieron otras cosas. —no pregunto, sólo busco su confirmación.

Neville está avergonzado, lo veo en su rostro. Y me siento culpable, pero al mismo tiempo me complace verlo de esa manera.

Me complace saber que no está orgulloso, que se siente apenado de haber hecho eso con Hannah.

De nuevo, sé que no es su culpa.

Y eso me molesta aun más, porque si hubiera sido culpa de él podría estar enojada, furiosa, pero no puedo.

—Sophie lo siento, perdón por haberte hecho tanto daño y por seguir haciéndotelo. —dice caminando hacia mí.

Yo me encojo de hombros, pero no puedo mirarlo a los ojos.

—No fue tu culpa.

—Sí, si lo es. —dice con decisión. —Lo único que hago es lastimarte, y estoy cansado de hacerlo. Quiero que seas feliz.

Esta vez si lo observo, sigue teniendo los labios hinchados a causa de nuestros besos, pero sus ojos ahora lucen lloroso.

—Neville...

—No vamos a volver a estar juntos, Sophie. —me interrumpe. Sus palabras me descolocan, y el corazón se me cae.

—Neville, ¿de qué hablas?

Suelto una risa nerviosa, esa que siempre llega cuando estoy a punto de llorar.

Neville la conoce bien, pues me toma de la mano y me guía hasta su cama para sentarnos.

Él me mira decidido, y amable.

—Te amo, Sophie Weasley. —dice sin dejar de mirarme a los ojos, y deja un beso en mis nudillos. —Siempre te amaré, y por eso mismo no podemos estar juntos. No ahora, al menos.

—Yo quiero estar contigo, te he extrañado mucho y no quiero dejar pasar...

—Pero no me has perdonado. —me interrumpe, y sonríe tristemente. —Y yo tampoco lo he hecho. Ninguno de los dos hemos perdonado mis equivocaciones a lo largo de este año, y si volvemos a estar juntos tan pronto, sólo seremos un desastre. Un desastre lleno de rencores, de temores e inseguridades por parte de ambos.

Sé que tiene razón porque yo he pensado lo mismo todas estas semanas. Pero que él lo diga lo hace real, me hace sentir que jamás podremos estar juntos de nuevo.

Neville parece leer mis pensamiento, pues me sonríe con ternura.

—Estaremos juntos cuando nos sintamos listos, pero por ahora quiero que seas feliz contigo misma. Que te des un tiempo para descubrir las cosas que en verdad te gustan, y que dejes de depender tanto de mí, porque tu puedes ser feliz sin mí. Ya lo has hecho este año, no me necesitaste para serlo.

—No era completamente feliz, sí te necesitaba. —digo con la voz ronca. —Me hiciste falta todo el tiempo.

Él sigue pareciendo compresivo, y deja otro beso en el dorso de mi mano.

—Quizá me necesitaste, pero como amigo. Necesitaste mi amistad, mis consejos, mis abrazos... necesitaste a tu mejor amigo. No a tu novio, tú no necesitas a ningún novio para ser feliz, mucho menos a mí.

Las lágrimas se han agrupado en mis ojos, y parpadeo para dejarlas rodar por mis mejillas.

—Jamás amaré a alguien como te amo a ti. —le garantizo.

Neville me atrae hacia él con un abrazo, y deja un beso en mi frente.

—Yo tampoco amaré a alguien tanto como te amo a ti, bonita. —susurra contra mi cabello. —Algún día volveremos a estar juntos, y cuando lo estemos nadie podrá separarnos.

A pesar de que siento temor al dejarlo ir de nuevo, me convenzo de que volveré a él.

Jamás podría olvidarme de mi amor por Neville, ni aunque pasen mil años. Yo siempre lo amaré, y se que él siempre me amará.

Pero tiene razón, si queremos que lo nuestro sea eterno primero tenemos que sanar nuestros propios rencores, miedos y olvidar el pasado.

════ ⋆★⋆ ════

Las semanas siguientes son un verdadero caos lleno de estrés, presión académica (y de Hermione), entrenamientos exhaustivos y charlas depresivas con Harry hasta la madrugada.                                               
Con los TIMO encima no tengo la oportunidad de descansar ni por un segundo durante las vacaciones de pascua, y para subrayar la importancia de los próximos exámenes, una serie de folletos y anuncios relacionados con varias carreras mágicas aparecen encima de las mesas de la torre de Gryffindor poco después de que las vacaciones terminaron.

—Orientación Académica. —leo el letrero colgado en el tablón de anuncios. — Todos los alumnos de quinto año tendrán una breve entrevista con su jefe de casa para hablar de las futuras carreras.

Al revisar la lista veo que la profesora McGonagall me espera en su despacho el lunes a la una y media.

—Bueno, la Sanación no me atrae. —comenta Ron mientras leemos los folletos. —Aquí pone que necesitamos mínimo una S en los TIMO de Pociones, Herbología, Transformaciones, Encantamientos y Defensa Contra las Artes Oscuras. No son nada exigentes ni nada, ¿eh?

—Bueno, ten en cuenta que es una profesión de mucha responsabilidad. —observa Hermione, que estudia minuciosamente un folleto de color naranja titulado: "¿Crees que te gustaría trabajar en relaciones con los Muggles?"

—No, gracias. —murmuro entre dientes, y sigo leyendo un folleto con información acerca de los trabajos en el Ministerio de Magia.

El lunes después de la clase de Aritmancia, me dirijo al despacho de la profesora McGonagall. Al llegar a la puerta me topo con Dean, quien viene saliendo muy deprisa con expresión confundida y asustadiza.

—Buena suerte con ese par. —me dice cuando pasa por mi lado.

Dentro del despacho de la profesora McGonagall hay tanta tensión que casi la puedo cortar con un cuchillo. La jefa de mi casa está sentada detrás de su escritorio, con el rostro teñido en furia y los labios apretados en una diminuta línea.

Alguien hace un ruido con la nariz en un rincón. La profesora Umbridge está sentada con un sujetapapeles sobre las rodillas, hay una mueca horrorosa en su rostro regordete y una sonrisa petulante en los labios surge cuando me ve entrar.

—Genial. —murmura con voz chillona y burlona. —¿A ella también le darás clases particulares para que consiga un trabajo en el Ministerio, Minerva?

Sin entender el motivo de su pregunta, le lanzo una mirada a la profesora McGonagall. Ella actúa como si no hubiera escuchado nada.

—Toma asiento, Weasley. —me indica lacónicamente. Le tiemblan un poco las manos cuando barajea los folletos que hay esparcidos por su mesa.

Me siento a espaldas a la profesora Umbridge y hago lo que puedo para fingir que no escucho el rasgueo de la pluma sobre el pergamino.

—Bueno, Weasley, esta reunión es para hablar sobre las posibles carreras que hayas pensado que te gustaría estudiar y para ayudarte a decidir qué asignaturas deberías cursar en sexto y en séptimo. —me explica la profesora McGonagall. —¿Has pensado ya qué te apetecería hacer cuando salgas de Hogwarts?

—Seré directora del Departamento de Educación Mágica. —digo sin titubear.

La profesora McGonagall oculta una sonrisa, que se ve interrumpida por la carcajada seca que emite la profesora Umbridge.

—¿Serás directora del Departamento de Educación Mágica? —repite mis palabras, no paso por alto la burla en su tono. —¿Crees que podrás hacerlo?

—No. —digo secamente, lanzándole una mirada por encima de mi hombro. —Si creyera que pudiera hacerlo hubiera dicho "Quiero ser directora", en cambio, yo sé que voy a lograrlo.

—Y estoy segura de que lo lograrás. — comenta la profesora McGonagall. —Dolores, le agradecería que no me interrumpiera cuando estoy asesorando a un alumno.

Y dicho eso comienza a rebuscar un pequeño folleto de color azul marino y plateado de debajo del montón que cubre su mesa.

—El Ministerio de Magia sólo permite que los mejores alumnos entren a trabajar a sus departamentos, en especial al Departamento de Educación Mágica. Necesitas muy buenas notas, lo cuál no creo que sea problema para ti.

Le sonrío por el cumplido. En cambio, la profesora Umbridge emite una tosecilla que ambas ignoramos.

—Necesitarías como mínimo 5 EXTASIS, y por lo que veo no aceptan notas inferiores a "Supera las Expectativas", y además necesitas una recomendación por parte de una autoridad estudiantil de alto rango, ya sea el director o subdirector de Hogwarts. —La profesora Umbridge vuelve a emitir la tosecilla molesta, la profesora McGonagall cierra los ojos por un momento y toma una profunda respiración. —Supongo que querrás saber qué asignaturas tendrías que estudiar, ¿verdad?

—Sí, por supuesto.

—Te aconsejaría que estudiaras Transformaciones, y he de decirte, Weasley, que en mis clases de ÉXTASIS no acepto a ningún alumno que no haya conseguido como mínimo un "Supera las Expectativas" en el TIMO, por fortuna, tú eres una de mis mejores alumnas, de modo que si sigues así no tendrás ningún problema para continuar con esa asignatura. También deberías estudiar Encantamientos, Historia de la Magia, Estudios Muggles, es importante tener conocimiento sobre esos porque debes estar perfectamente educada para poder educar...

La Profesora Umbridge suelta la tos más pronunciada hasta el momento.

—¿Quiere una pastilla para la tos, Dolores? —pregunta con aspereza la profesora McGonagall sin mirar a su colega.

—No, muchas gracias. —contesta ésta con aquella sonrisa tonta que tanto detesto. —Sólo quería contribuir al comentario que usted misma ha dicho...

—Adelante, ilumínenos. —indica la profesora McGonagall apretando los dientes.

—Usted dijo "Debes estar perfectamente educada para poder educar", y bueno, yo me estaba preguntando si la señorita Weasley tendría la suficiente educación para convertirse en un miembro del Departamento de Educación Mágica. —comenta la profesora Umbridge con dulzura.

Aprieto los labios con fuerza, conteniéndome para no soltarle todo lo que yo me pregunto sobre ella.

—¿Ah, sí? —dice la profesora McGonagall con altivez, y continua como si la interrupción no se hubiera producido. —Bueno, Weasley. Si de verdad quieres trabajar para el Ministerio de Magia, te recomiendo que se concentres en alcanzar el nivel requerido para Historia de la Magia y Artimancia, que son las únicas materias donde tienes un nivel "Aceptable", y creo que puedes lograr un "Supera las Expectativas" si te lo propones... ¿Seguro que no quiere una pastilla para la tos, Dolores?

—¡Oh, no, Minverva! Gracias, pero no la necesito. —dice con la misma sonrisa tonta la profesora Umbridge. —Es sólo que por lo visto no tomó en cuenta mi comentario.

—No lo vi importante. —comenta la profesora McGonagall con simpleza.

—Pues a mí sí que me parece importante. —agrega Umbridge. —Al Ministerio de Magia no sólo le interesan las notas buenas, sino también la reputación y modales de sus trabajadores. Y los Weasley no tienen la mejor reputación que se diga, y por si fuera poco, esta señorita tiene serios problemas de mala actitud, es irrespetuosa y...

—No voy a permitir... —la interrumpe la Profesora McGonagall apretando tanto los dientes que apenas se distinguen sus palabras. —Que insulte a mis alumnos, y a sus familias.

—No pretendo insultar a nadie, Minerva. Sólo estaba dejando los asuntos claros sobre la mesa, no puede dar falsas esperanzas a Weasley de que...

—¿Falsas esperanzas? —repite la profesora McGonagall, que sigue resistiéndose a mirar a la profesora Umbridge. —Sophie tiene calificaciones excelentes en todas las materias, es una alumna dedicada, responsable, amable y perfectamente educada al igual que el resto de su familia...

—Lamento muchísimo tener que contradecirla, Minerva, pero todos sabemos que los Weasley no son la definición de "perfectamente educados". Tanto Sophie como sus hermanos han demostrado comportamientos horrorosos conmigo...

—Me parece que debo ser más clara. —la ataja la profesora McGonagall, y se vuelve por fin para mirar a los ojos de la profesora Umbridge. —Los comportamientos que los alumnos le ofrecen a un profesor son los mismos que este se merece. Ningún alumno tratará mal a un profesor que les demuestra un comportamiento impecable. Quizá debería cuestionarse su forma de enseñar y de tratar a los demás.

Eso, Minnie. Calla a la bruja cara de sapo.

La sonrisa de la profesora Umbridge se borra de su rostro con rapidez. Se recuesta en el respaldo de su asiento, da vuelta a la hoja de pergamino que tiene en el sujetapapeles y empieza a escribir a toda velocidad.

La profesora McGonagall se vuelve hacia mí: resopla y echa chispas por los ojos. —¿Alguna pregunta, Weasley?

—Sí. —contesto de inmediato. —Tengo un par; escuché que para trabajar en el Departamento de Educación generalmente te piden que enseñes en alguna escuela de Magia durante un tiempo definido, ¿eso es verdad? Y la otra es, ¿el Ministerio toma en cuenta las actividades extracurriculares que realizo? Como ser capitana de Quidditch, y vicepresidenta de la P.E.D.D.O

No me he pasado el último año soportando a Hermione y sus tejidos como para no recibir nada a cambio.

—En cuanto a la primera pregunta, es cierto; es necesario que seas asistente de profesores durante un tiempo. Pero no te preocupes, generalmente nunca te mandan fuera de Gran Bretaña. Y en cuanto a lo último, claro que lo hace, así que te convendría formar parte de otras actividades extracurriculares como el club de Encantamientos, Pociones...

—Tengo que recordarle. —la interrumpe la profesora Umbridge con aspereza. —Que el Ministerio pide una carta de recomendación expedida por el director de Hogwarts, y me temo que yo como directora no tendría mucho que recomendar debido a la serie...

—Es el trabajo de la subdirectora encargarse de las recomendaciones a alumnos, y ten por seguro que yo no tendré ningún problema en hablar de todas su capacidades...

—Pues eso ha cambiado, Minerva. —espeta la profesora Umbridge. —Ahora yo me encargaré personalmente de todas y cada una de las recomendaciones que entregue este colegio.

—Por mientras no tenemos de qué preocuparnos, Sophie. —me tranquiliza la profesora McGongall, subiendo aún más el tono de voz. —Para cuando tú te gradúes estoy segura de que el profesor Dumbledore habrá recuperado su puesto, y tú serás bienvenida en el Ministerio de Magia para hacer todos los cambios posibles en la Educación Mágica.

La profesora Umbridge se pone de pie. Es tan baja que no se nota mucho que la diferencia, pero su cursilería ha dejado paso a una ira desbocada que hace que su ancha y blanda cara adopte una expresión siniestra.

—¡El Ministerio de Magia jamás permitirá que Dumbledore sea director de nuevo! ¡Y jamás dará empleo a otro Weasley con las actitudes de esta niña idiota!

—¡Es muy posible que cuando Sophie Weasley esté preparada para entrar en el Ministerio ya haya otro ministro! —brama la profesora McGonagall, y se pone de pie también. En su caso sí se nota la diferencia, pues es mucho más alta que la cara de sapo rosa.

—¡Ajá! —chilla la profesora Umbridge apuntando a la profesora McGonagall con un dedo regordete. —¡Sí! ¡Eso, eso, eso! ¡Claro! Eso es lo que usted quiere, ¿verdad, Minerva McGonagall? ¡Quiere que Albus Dumbledore sustituya a Cornelius Fudge! Cree que ocupará mi puesto, ¿verdad? ¡Subsecretaria del ministro y, por si fuera poco, directoria del colegio!

—¡Yo no quiero su puesto, vieja loca! ¡Pero me aseguraré de que Sophie sí lo tenga, será muchísimo más poderosa que usted y hará todos los cambios que usted jamás ha hecho en su puesto! — asegura con rotundidad. —Weasley, ya hemos terminado la consulta sobre orientación académica.

Me cuelgo la mochila sobre el hombro, y salgo muy deprisa de la habitación, no sin antes regalarle un guiño a la profesora Umbridge, un guiño que promete quitarle su puesto en un futuro y convertir este colegio en todo lo que ella detesta; un lugar donde los alumnos pueden ser felices.

Mientras recorro el pasillo, sigo oyendo a las dos mujeres, que se gritan una a otra.

Me topo a Harry cuando doblo el pasillo, viene cargando su mochila y varios folletos sobre carreras mágicas.

—Buena suerte con esas dos. —le doy el mismo aviso que Dean me dio a mí.

Para cuando llego al vestíbulo, está completamente desolado. Lo cual es entendible pues todos los alumnos están en clase a esta hora del día, pero a mí no me apetecen dos horas más de Historia de la Magia, así que sigo mi camino hasta la biblioteca.

Busco un asiento hasta el final, una mesa oculta tras un par de estanterías de libros que tiene una hermosa vista a los jardines.

Saco un pergamino, mi pluma y tinta.

Para mi hermano que tiene una extraña y enferma obsesión con dragones:

O mejor conocido como Charlie.

Se que hace mucho no te escribo, y pido una disculpa por eso. Ron, Ginny, Fred y George ya me han dicho que estás furioso conmigo por haberte olvidado durante estos últimos meses.

La verdad es que no quería escribirte porque no quería decirte más mentiras, como lo he estado haciendo desde principios de diciembre.

No soy tan buena capitana como tú, Charlie. Y al equipo no le está yendo tan increible como te había dicho; en realidad somos un desastre, y perdimos el último partido contra Hufflepuff.

Sé que en estos momentos debes de estar muy decepcionado de mí, tanto por las mentiras como por mi trágico puesto como capitana de Quidditch. Lo siento mucho, Charlie.

Espero puedas perdonarme, te prometo que me estoy esforzando para ser tan increible como tú.

Con amor, Sophie.

Pdta. Si puedes darme algunos consejos te lo agradecería mucho.

—Hola. —dice una voz junto a mí.

Estaba tan concentrada en la carta para Charlie que no escuché cuando alguien arrastró la silla a mi lado y tomo asiento.

Finn está sonriéndome tímidamente, lleva puesta la túnica de su casa, y varios anillos decoran sus manos, como siempre, tiene las uñas pintadas de colores.

—Finn, hola. —lo saludo rápidamente. Me inclino hacia él y le doy un rápido abrazo que me devuelve.

Hacía semanas que no hablaba con él, después de la expulsión de Hannah y de que Daniel abandonó el colegio, sólo había charlado con él un par de veces.

Lo he extrañado mucho.

—¿Estás ocupada? —pregunta educadamente, señalando la carta frente a mí.

—Oh, no, no. —añado de prisa, y meto el pergamino doblado en un sobre. —Esto lo puedo enviar luego. ¿Cómo has estado?

Finn sonríe de nuevo, y acomoda sus gafas con torpeza.

—Bien, han sido días difíciles sin Daniel con nosotros... en especial para Marlon y Darren, pero tenemos planes de visitarlo unos días durante el verano. —me explica. —¿A ti qué tal te ha ido?

Tardo unos minutos en pensar mi respuesta. A decir verdad, no han sido los mejores días de mi vida, pero por fortuna nadie ha intentado asesinarnos en los últimos meses.

—Sobreviviendo. —contesto finalmente, y Finn suelta una risa.

—Sí, prácticamente esa palabra define a quinto año y sus TIMO. Pero tú lo harás increible, eres una grandiosa bruja.

Le agradezco el cumplido, y se forma un silencio incomodo entre nosotros.

Antes era muy sencillo hablar con Finn, siempre sabíamos que decir y los silencios resultaban agradables. Aunque entiendo su cambio de actitud, él y yo nos besamos, charlamos, salimos e hicimos planes después de San Valentín, pero el último mes he pasado todo el tiempo con Neville, dejando de lado lo que nosotros comenzábamos a construir.

Me siento demasiado culpable.

—Finn...

—Sophie...

Soltamos una risa cuando hablamos al mismo tiempo.

—Tú primero. —lo animo. Y él me agradece con la mirada.

Finn carraspea antes de hablar, y un sonrojo sube por su cuello hasta posarse en sus mejillas. De pronto, luce muy nervioso.

—Nunca he sido bueno con estas cosas...—comenta soltando una risita. —Pero Darren me dijo que debía dar el paso antes de que fuera demasiado tarde y regresaras con tu ex... lo cual no tiene nada de malo porque Neville es un chico asombroso que ha pasado por muchas cosas este curso y merece ser feliz. Y tú también mereces ser feliz, más que nadie porque eres... ¡Dios, mío! Eres la persona más increible que conozco.

Ahora es mi turno de ruborizarme, lo que lo hace sonreír con ternura. El balbuceo sin control de Finn me recuerda a Ophelia, supongo que lo parlanchín viene de familiar.

—Bueno, ya está, simplemente lo diré. —y toma una respiración profunda, cerrando momentáneamente los ojos. Para cuando los vuelve a abrir, luce mucho más sereno y decidido. —Me gustas, Sophie. Me gustas demasiado, y quiero salir contigo... claro, si tú también quieres.

Su declaración me hace sonreír. A decir verdad no me toma por sorpresa, quizá no esperaba que fuera este momento, pero sabía que Finn tenía sentimientos por mí así como yo también los tengo por él.

Sin embargo, que Finn también me guste no significa que yo quiera salir con él. Mi conversación con Neville me hizo darme cuenta de que en este momento no necesito salir con nadie, estoy muy bien estando sola.

Me duele rechazar a Finn, pero no puedo salir con él cuando no es lo que en verdad deseo. Ya lo he lastimado dejándolo de lado estas últimas semanas, lo menos que quiero es seguir causándole dolor.

Supongo que ve mi expresión pues su sonrisa flaquea.

—Finn, tú también me gustas... de verdad lo haces, tendría que estar demente como para no darme cuenta de lo grandioso que eres. —le digo con sinceridad, posando mi mano encima de la suya. —Pero en este momento, no creo estar preparada para iniciar una nueva relación.

—Lo entiendo, no pasa nada, Sophie. —me dice, e intenta ponerse de pie. Parece muy avergonzado, y eso me destroza.

Lo tomo del brazo para detenerlo.

—Por favor, Finn. Déjame explicarte. —le pido, y me siento mejor cuando me obedece. —Me he pasado los últimos meses anhelando tener a Neville junto a mí de nuevo, hundiéndome en una depresión y necesidad tóxica. Y cuando por fin logré superarlo, volvió a mí tan de pronto que apenas tuve tiempo de analizarlo, y de preguntarme qué era lo que quería. Pero ahora lo sé, y es que no estoy lista para estar con alguien de nuevo.

Finn luce más tranquilo con mi explicación, y me alegra que se haya dado cuenta que no es culpa de él. Finn es un chico tan increible que me duele dejar ir, pero a pesar de que me siento atraída hacia él, sé que no podré darle la relación, el amor y la estabilidad que se merece.

No cuando mi corazón y pensamientos le pertenecen a otro chico.

—Gracias, Sophie. —me dice finalmente. Y me regala una de sus lindas sonrisas. —Espero algún día tener una oportunidad. Espero puedas considerarme en la lista de opciones cuando estés lista para salir con alguien.

Sus palabras me hacen reír, y le doy un empujón juguetón.

—Vamos, que seguro que te enamoras de una chica antes de eso. —bromeo, pero espero sí lo haga. Se merece a alguien que lo ame por completo. —No esperes más por mí, Finn. Y lo siento mucho por hacerte daño.

Él sacude la cabeza.

—No lo hiciste, yo entiendo lo mucho que amas a Neville. —comenta. —No te puedes disculpar por amarlo, además, yo siempre supe que ustedes volverían a estar juntos. Pero supongo que tenía cierta esperanza.

El corazón se me hunde, lamento mucho no poder amarlo como se merece. Finn nota mi expresión, y deja un beso en mi frente.

—No te culpes más, Sophie.

—Encontrarás a tu persona, Finn. —le aseguro. —Alguien que de tanto amor como tú lo haces.

Finn me sonríe con ternura, y yo no puedo evitar abrazarlo fuertemente.

Finn y yo bajamos al vestíbulo juntos cuando toca el timbre que indica la hora de la comida. Al llegar ahí nos encontramos al colegio en pleno reunido.

La situación es muy parecida al día que despidieron a la profesora Trelawney. Los estudiantes están de pie formando un gran corro a lo largo de las paredes, también hay profesores y fantasmas.

Fred y George están sentados en el suelo en medio del vestíbulo. 

—No puedo creerlo. —murmura Finn a mi lado. —Los han atrapado.

—¡Muy bien! —grita triunfante la profesor Umbridge,  que está sólo unos escalones más debajo de nosotros y contempla a mis hermanos desde arriba. —¿Les parece muy gracioso convertir un pasillo del colegio en un pantano?

—Pues sí, la verdad. —contesta Fred, que mira a la profesora sin señal alguna de temor.

Filch que casi llora de la felicidad, se abre paso hasta la profesora Umbridge.

—Ya tengo el permiso, señora. —anuncia con voz ronca mientras agita un trozo de pergamino. —Tengo el permiso y tengo preparadas las fustas. Déjeme hacerlo ahora, por favor.

—Muy bien, Argus. —repone ella, y prosigue a mirar a los gemelos. —Ustedes dos van a saber lo que les pasa a los alborotadores en mi colegio.

—¿Sabe qué le digo? —replica a Fred y mira a nuestro hermano. —Me parece que no. Sabes, George, siempre he creído que nuestro futuro está más allá del desarrollo académico

—Fred, yo pienso exactamente lo mismo. —coincide George con desparpajo.

Y antes de que la profesora Umbridge pueda decir una palabra, los gemelos levantan sus varitas y gritan juntos:

¡Accio escobas!

Escucho un fuerte estrépito a los lejos, miro hacia la izquierda y me agacho junto a tiempo. Las escobas de Fred y George, una de las cuales arrastra todavía la pesada cadena y la barra de hierro con que la profesora Umbridge las había atado a la pared, vuelan por el pasillo hacia sus propietarios.

—Hasta nunca. —le dice Fred a la profesora Umbridge, y pasa una pierna por encima de la escoba.

—Sí, no se moleste en enviarnos ninguna postal. —añade George, y también monta en su escoba.

Fred nos lanza una mirada a todos los estudiantes que estamos congregados en el vestíbulo, que los observamos atentos y en silencio.

—Si a alguien le interesa comprar un pantano portátil como el que han visto arriba, nos encontrarán en Sortilegios Weasley, en el número noventa y tres del callejón Diagon. —dice en voz alta.

—Hacemos descuentos especiales a los estudiantes de Hogwarts que se comprometan a utilizar nuestros productos para deshacerse de esa vieja bruja. —añade George señalando a la profesora Umbridge.

—¡DETENLOS! —chilla la mujer, pero ya es demasiado tarde.

Cuando la Brigada Inquisitorial empieza a cercarlos, Fred y George dan un pisotón en el suelo y se elevan a más de cuatro metros.

Fred mira hacia el otro extremo del vestíbulo, donde está suspendido Peeves, cabeceando a la misma altura que ellos.

—Hazle la vida imposible por nosotros, Peeves.

Y Peeves, a quien jamás había visto aceptar una orden de un alumno, se quita el sombrero con cascabeles de la cabeza y hace una ostentosa reverencia al mismo tiempo que los gemelos dan una vuelta al vestíbulo en medio de un aplauso de todos los alumnos.

—¡Esos son mis hermanos! —grito emocionada.

Fred y George me lanzan un guiño mientras salen volando, y a la última hora lanzan lo que parecen ser fuegos artificiales.

Justo como prometió, un dibujo muy real (y por real me refiero a que salgo preciosa) de mi rostro y el de Ginny flotan sobre el aire, justo arriba de la inicial de nuestro apellido.

Los fuegos artificiales continúan lloviendo durante un par de horas más, y poco a poco nuestros rostros van cambiando y son reemplazados por los de diferentes miembros de la ED; Harry, Ron, Hermione, Lee Jordan, Neville, Angelina, y muchos más.

La historia del vuelo hacia la libertad de Fred y George se cuenta tantas veces en los días siguientes que comprendo que pronto se convertirán en una de las leyendas de Hogwarts.

Inmediatamente después de su partida, muchos alumnos se plantean seguir los pasos de los gemelos. Escucho a varios hacer comentarios como: "Te aseguro que hay días en que me montaría en mi escoba y me largaría de aquí" o "Una clase más como ésta y creo que me marco un Weasley"

Fred y George se aseguraron de que nadie se olvidara de ellos demasiado deprisa.

Aunque yo sabía perfectamente que a pesar de que se libraron del castigo con Umbridge, mamá les iba a prepar uno mucho peor cuando los viera llegar a casa.

Por mi parte, apenas tuve tiempo de preocuparme por los problemas de mis hermanos. Entre los entrenamientos de Quidditch, las largas tardes de estudio junto a Neville y Hermione, y las clases agobiantes, me estaba volviendo demente.

El partido que cerrará la temporada de Quidditch, Gryffindor contra Ravenclaw, se celebra el último fin de semana de mayo.

Y pese a que Hufflepuff ganó por poco a Slytherin en el último encuentro, yo no tenía mucha esperanzas de ganar, debido principalmente (aunque no se lo decía, por supuesto) a la pésima trayectoria de Ron como guardián.

Sin embargo, mi mellizo parece haber encontrado un nuevo optimismo.

—Hombre, peor no puedo hacerlo, ¿no creen? —nos plantea con gravedad durante el desayuno el día del partido. —Ahora no tengo nada que perder, ¿no?

—Creo que Ron lo hará mejor este partido. —le digo poco después de Neville mientras él y yo bajamos al campo de Quidditch antes de empezar el partido. —Ahora que no están ni Fred y George. La verdad es que siempre lo presionaban mucho para ser bueno, y se burlaban de él cuando cometía un error.

—Estoy seguro de que lo hará muy bien. —me apoya Neville, quien nunca ha perdido la fe en nuestro equipo.

Cuando llegamos a los vestidores me detengo frente a él. El día está demasiado soleado, y la luz hace que su cabello se vea mucho más claro, y sus ojos de un verde brillante.

—Deséame buena suerte. —le pido sintiéndome un poco nerviosa.

Neville me rodea en un abrazo, que me hace sentir más animada.

—No necesitas suerte, eres la mejor capitana que el equipo ha tenido. —dice sin dudarlo.

—Eres un mentiroso. —protesto entre risas, y hundo mi dedo en sus costillas para hacerlo reír.

Neville se sacude debido a las cosquillas. —¡No miento! Para mí no hay nadie mejor que tú.

Tomo el alago con cariño. Sé que muchos capitanes han hecho un trabajo más increible, pero me siento bien al saber que para Neville yo soy la mejor.

—Mi beso de la buena suerte. —le pido cuando se separa de mí.

Neville entrecierra los ojos en mi dirección, y yo hago un puchero que pretende ser tierno, pero que sólo lo hace reír.

—Buena suerte, bonita. —dice, dejando un tierno beso en mi frente.

Ese simple detalle me hace sentir más segura.

Angelina, Alicia, Katie y Ginny llegan un poco después, y comienzan a prepararse para el partido. Todas hablamos demasiado y al mismo tiempo, supongo que es una manera de lidiar con los nervios.

Los chicos, en cambio, están bastante callados y Kirke y Sloper lucen como si quisieran vomitar. Los he presionado como nunca en los últimos entrenamientos, después del desastre que hicieron en el partido anterior, era lo menos que podía hacer.

—Muy bien equipo, es nuestra última oportunidad de ganar y de demostrarles a todos los que dudaron de nosotros que somos mucho mejores. —comienzo a dar el discurso. —Todos creen que vamos a perder, los de nuestra propia casa lo piensan, los Slytherin están planeando ya su fiesta de celebración, y Umbridge quiere regocijarse con nuestra derrota. Pero nosotros vamos a ganar, ¿cierto?

—¡Cierto! —gritan las chicas, aplaudiendo con ánimo.

Los chicos no parecen muy convencidos, y Ron ha perdido su antigua seguridad.

—¿Cierto? —repito, y les lanzo una mirada a los tres.

—¡Cierto! —repiten todos a la vez.

—Muy bien. —digo más satisfecha. —Ginny, tienes que tomar la snitch sólo cuando les saquemos 70 puntos de ventaja, sólo si les sacamos 70 puntos porque de lo contrario ganaremos el partido pero perderemos la copa. ¿Entendido?

—Entendido. —me asegura mi hermana.

—Bien, equipo. Andando.

El equipo de Ravenclaw es una gran competencia, está formado por jugadores increíbles y en su partido contra Hufflepuff les ganaron por mucho. Marlon y Finn forman parte del equipo, el primero es uno de los cazadores y el otro es guardián.

La verdad es que Finn es un increible guardián, en el partido anterior apenas y le metieron 5 tantos.

La débil brisa agita mi cabello recogido en una coleta alta mientras tomo mi posición.

—¡Allá van! Davies atrapa la quaffle, espera... —grita Lee Jordan, y hace una interrupción cuando la profesora McGonagall se inclina para susurrarle algo. —¿Hay dos Davies? ¿Son hermanos? ¡Ah, me acaban de confirmar que no son hermanos! Marlon Davies y Roger Davies son dos personas diferentes... en fin, el capitán de Ravenclaw está en posesión de la quaffle. Regatea a Johnson, regatea a Weasley, regatea también a Bell... ¡Va directo hacia la portería! Se dispone a lanzar y...

Lee deja salir una palabrota, y yo también maldigo al ver que la quaffle entra en el arco. Los gritos de Slytherin se hacen más fuertes mientras cantan "A Weasley vamos a coronar"

Me apresuro a atrapar la quaffle antes de que Marlon lo haga, cuando la tengo entre mis manos vuelo lo más rápido que puedo hacia la portería de Ravenclaw, custodiada por Finn.

—Y Weasley vuela, miren a esa chica... ¡Es increible! Parece una snitch. —narra Lee con emoción. —Samuels lanza la bludger hacia Weasley, pero ella la esquiva con rapidez... Weasley va hacia la portería, se acerca, lanza y...

Maldición.

Finn ni siquiera dejó que se acercara demasiado, la detuvo en el aire con un movimiento impecable.

—Chang tiene la quaffle... Johnson la detiene, ahora Johnson tiene la quaffle... vamos Johnson, tú puedes.... ¡Maldita sea! Eso debió doler.

Jason Samuels, uno de los bateadores de Ravenclaw le lanza la bludger directo hacia Angelina, y la golpea justo en las costillas.

Ahora Marlon tiene la quaffle, y vuela a toda velocidad hacia la portería de Gryffindor. La canción de Slytherin suena mucho más alto.

Dispara hacia el aro izquierdo y...

¡Y Ron la detiene!

—¡WEASLEY HA PARADO LA QUAFFLE! ¡CHÚPENSE ESA, ÁGUILAS! —grita Lee Jordan, y la profesora McGonagall lo regaña. —Sólo era una expresión de felicidad, profesora.

—¡Eso, Ron! —lo animo entre gritos, aunque difícilmente puede oírme.

Ver a Ron detener la quaffle me devuelve las esperanzas de ganar, y al parecer al resto del equipo también lo anima.

Katie toma la quaffle, y me la pasa cuando es arrinconada por Davies y Bradley.

Yo hago mi camino hacia la portería, Finn me espera pacientemente delante de los arcos, hago el movimiento como si fuera a tirar la quaffle en el aro de la izquierda, pero al último momento la lanzo al aro central.

—¡WEASLEY HA MARCADO! ¡ESA ES MI CHICA! —la voz de Lee Jordan llega hasta nosotros. —Broma, broma... no es mi chica... pero ojalá. ¡Ya profesora, sólo era una broma! ¡GRYFFINDOR TOMA LA DELANTERA!

Todos mis compañeros de Gryffindor gritan con mayor entusiasmo, y al cabo de un rato comienzan a cantar una versión modificada y alegre de "A Weasley vamos a coronar"

El resto del partido me resulta más sencillo, a Ron sólo se le escapa una quaffle cuando la lanza Marlon y anota con dificultad en el aro derecho. Mientras tanto, nosotros logramos anotar cinco veces más, dándonos una ventaja de 80 puntos contra Ravenclaw.

Le lanzo una mirada a Ginny, está volando cerca de nosotros, Cho Chang va frente a ella.

De pronto, mi hermana sonríe y acelera el vuelo hasta que supera a Cho, justo delante de sus narices está la snitch, y Ginny la atrapa a tiempo, otorgándonos la victoria.

—¡HEMOS GANADO LA COPA!

Suelto un grito de alegría, y vuelo a toda velocidad hacia mi hermana, quien presume la snitch con el brazo elevado. La tomo por el cuello y sollozo sin poder contenerme.

—¡GANAMOS! —exclamo entre risas y lágrimas. Ginny luce igual de feliz que yo, sólo que ella no llora.

—¡RON DETUVO LA QUAFFLE! —grita Alicia, uniéndose a nuestro abrazo.

—¡RON DETUVO LA QUAFFLE! —repito sin creérmela.

Angelina, Katie, y nuestros bateadores se nos unen segundos después. Todos nos atrapamos en un abrazo colectivo, que sólo interrumpo para buscar a Ron.

Él sigue de pie frente a la portería, tiene expresión de no creérsela.

—¡RON, VENTE! —lo llamo a gritos. —¡Ganamos, Ron!

El resto del equipo lo llama también, y por fin conseguimos sacarlo de su conmoción. Me lanzo hacia él en un abrazo, y de nuevo me resulta imposible contener las lágrimas.

—Ganamos la copa, Ron. —murmuro contra su cuello.

—Ganamos la copa, Sophie. —repite con entusiasmo.

Para cuando aterrizamos en nuestras escobas, los alumnos de Gryffindor ya se han reunido en el estadio. La profesora McGonagall tiene lagrimas en los ojos, justo igual que yo, y me da un abrazo de lleno de orgullo.

La profesora Umbridge nos entrega la copa sin mucha alegría, pero ni siquiera su cara de sapo viejo puede alegrar el entusiasmo que siento.

Alzo la enorme copa de Quidditch, y todos vitorean. Suelto un gritito asustado cuando siento que me elevan por los aires.

Neville me carga sobre uno de sus hombros, mientras que Dean lo ayuda en el otro lado.

Sin poder resistirme, me inclino para besarlo.

Neville parece sorprendido durante un instante, pero me devuelve el beso de inmediato.

Sólo faltaba eso para que este momento fuera perfecto.

Cuando veo a Ron por los aires, subido en los hombros de dos chicos. Le aviento la copa.

Después de todo, él se la merece.

Todos cantamos al ritmo de:

A Weasley vamos a coronar

A Weasley vamos a coronar

La quaffle consiguió parar.

A Weasley vamos a coronar

━━━━━━━※━━━━━━━

Tuve que dividir el capítulo en dos para que no fuera tan largo, así que es ¡DOBLE ACTUALIZACIÓN!

No olviden votar, y dejar su amor en los comentarios. De verdad que agradezco muchísimo su apoyo.

Una pregunta, ¿a qué personaje cannon les recuerda Sophie?

Yo personalmente creo que es muy parecido a Marlene Mackinnon.

¡Ya somos 80K! Sigo sin creérmela, gracias infinitas.

Ahora, ¡corran! La siguiente parte lxs espera.

Continue Reading

You'll Also Like

73.6K 6.1K 18
"No, claro que no, es obvio que no me gusta Bradley, el es mi enemigo y... Maldito idiota, sal de mi mente, haces que mi corazón se acelere." Max es...
699K 19.5K 80
"...Vamos a pecar juntos..." ❝One-Shots sobre personajes masculinos del anime "Naruto" , escritos por un fan para otros fans , con alto contenido +18...
181K 9.1K 118
𓂋 Spanish translations ៸៸ ⊹ 𓈒 ˚ ⸰ 백 합 𝐓𝐮𝐦𝐛𝐥𝐫 ٫٫ ♡⃞ ⟡ ׅ ﹙ Lector masculino ﹚ ♡︭ ✦⠀⠀ᣞ ⬭ Ninguno me pertenece ...
49.9K 7.4K 17
Max Verstappen es el dueño del mundo, es el jefe de una de las mafias más poderosas, lo controla todo, es rey, el amo y señor, tiene a todos a sus pi...