MENTES RETORCIDAS [Yeonbin]

By TumishaSioSi

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Algunos creen que la suerte no existe. Yo lo confirmo. Cuando me enteré de que el chico que me gusta es gay... More

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By TumishaSioSi

No podía engañarse a sí mismo diciendo que no estuvo ligeramente decepcionado cuando Soobin le dijo que su hermano mayor no podría ir con ellos. Era de esperarse, últimamente el mayor de los Kim había tenido muchísimas responsabilidades que no solo lo involucraban a él, sino a muchísimas personas que dependían del cumplimiento de sus tareas.

Taehyung no era un universitario promedio, él era un representante nacional. Era obvio que no tendría tiempo.

Era la cuarta vez que salía con Soobin en la semana. ¿Desde cuando se sentía tan natural como salir con Changbin o Wooyoung?

Ahora que el menor había logrado soltarse con él, producto de la constancia, Yeonjun sentía que no tenía que fingir nada porque debía decir que disfrutaba su compañía, demasiado.

Habían ido a comprar un helado de cono por ahí cerca. El suyo era de chocolate y el de Soobin era de vainilla.

Ternura.

Eso sentía al verlo mientras charlaban en una banca de piedra en ese viejo parque.

Había algo en esos ojitos cafés que se achinaban mientras reía por... La verdad no estaba seguro, no supo en que momento dejó de prestar atención a sus palabras. Pero había algo en esos ojitos que cada vez que reía, se volvían dos medias lunas, había algo en esos hoyuelos tan lindos que acompañaban el cuadro, había algo en esa sonrisa alta y peligrosamente contagiosa, había algo en esa pureza e inocencia que transmitía al hablar, había algo en el sonido de su risa.

Definitivamente había algo.

Soobin estaba contándole algo tan emocionado que no notó como el agarre en su cono se fue aflojando de a pocos hasta que su helado se fuera por un lado casi cayendo al suelo, ya semi derretido, pequeñas gotas blancas deslizándose por el barquillo.

Soobin reaccionó rápido, llevándose el cono con agilidad a la boca, intentando que todo lo que pudiera entrara a esta. Su boquita pequeña no permitió que fuera demasiado, manchando las comisuras de su boca con helado, el resto de helado en el suelo. Un poco sorprendido por su propia torpeza, sus ojitos se abrieron más para luego estallar en risas de nuevo.

Vaya que era un chico torpe.

Antes ni siquiera se hubiera molestado en ir con su hyung por los nervios, pero disfrutar cada momento a su lado de esa forma, lo hacía sentirse bien. Se sentía natural, se sentía real... Se sentía perfecto.
Porque sentía que podía ser él mismo. Esa seguridad se la había dado él con sus palabras bonitas.

"Vamos, dime que sucede."

"Sabes que puedes contar conmigo".

"Te queda lindo ser crudo y honesto".

"Conmigo no tienes que tener filtros".

Le hizo caso.

Tal vez no debió hacerlo.

Aunque no fue completamente transparente como con Yeosang, no debió abrirse con alguien así de fácil simplemente por su embobamiento o unas palabras bonitas. Porque para alguien tan retraído como él, jamás sería fácil confiar en las personas, y mucho menos considerando que su vida era una eterna competencia con la persona que más apreciaba en el mundo, que ni siquiera podía abrirse con su familia, la cual se supone que está y estará siempre. El mundo desde pequeño le había tirado piedras desvaneciendo una hermosa sonrisa y una voluntad de guerrero. Porque una vez que son traicionados, alzan nuevos muros que antes eran de piedra, ahora de acero.

Yeonjun no sabía eso. No entendía que lo inseguro que era iba más allá de simplemente una timidez innata o esa desconfianza que todos tienen.

Ojalá también se hubiera dado cuenta a tiempo de lo que hacía.

Su risa se detuvo estrepitosamente cuando sintió el pulgar del mayor en sus labios, más específicamente barrer sus labios, presionándolos, quitando cada rastro de helado que había quedado en ellos.

Su respiración se cortó mientras sentía su suave piel contra sus fríos belfos. Todo se redujo a su tacto, los latidos emocionados de su corazón siendo escuchados por el mayor.

La sonrisa de Soobin apagándose, solo podía verlo atentamente.

El mayor no se tomó más de tres segundos en limpiar sus labios, sin embargo para el menor se había sentido como una infinidad de tiempo. Porque cuando estás enamorado todo ocurre en cámara lenta.

Parpadeó lentamente por el embriague del tacto y se dio cuenta que el mayor estaba ligeramente recostado hacia él, ligeramente, casi imperceptible, sus rostros un poco más cerca.

Yeonjun lamió su pulgar.

Lo lamió.

Lamió el maldito dedo que había tocado sus labios antes como si fuera normal, sin dobles intenciones, completamente inocente, solo estaba limpiándolo.

Soobin inspiró como pudo con el poco ingreso de aire que le atribuyeron sus pulmones.

Desfallecer, así se sentía.

——¿Qué?

Totalmente avergonzado y sintiéndose algo atontado, hecho un tomate, bajó la cabeza.

——N-nada hyung.

Soobin no pudo verlo, pero Yeonjun sonrió ladino por su timidez antes de decirle que ya debía llevarlo a casa.

Abrió la puerta, ingresó a la casa, cerró la puerta, se apoyó en esta, escondió su sonriente rostro entre sus frías manos y soltó el grito de emoción más agudo que alguna vez pudo.

¿Eso era ser feliz?

¿Ese sentimiento galopante en su pecho absorbiendo todo? ¿Esas maripositas? ¿Ese zoológico dentro de su maldito cuerpo?

Oh Dios santo, estaba tan feliz.

Ni siquiera había almorzado algo decente, pero ese helado de vainilla le daba la sensación de que incluso sin comer días, se seguiría sintiendo pleno.

La muestra de su felicidad desbordante se vio interrumpida al escuchar ruidos extraños en el segundo piso.

Como si estuvieran moviendo y levantando cosas, sonidos sordos provocados por el contacto con algún mueble, algunos más estridentes que otros.

Tae no salía de su habitación desde semanas atrás, solo para lo vital como comer. ¿Estaría remodelando su habitación?

Tal vez, Soobin ya le había dicho antes que los stickers de autos en esas paredes, que no habían cambiado desde que personalizaron sus habitaciones a los nueve y cinco años, ya se veían mal por el desgaste provocado por la humedad de las lluvias veraniegas.

O probablemente estaría limpiando esa parte del closet que Taehyung jamás tocaba, en el que fácilmente podría haber un nido de ratas.

Convencido de que hablaría con su hermano como debía, listo para hacerle reaccionar, decirle de que debía parar consigo mismo, dejar de castigarse, decidió esperar a que él saliera de la habitación y bajara a comer algo, él estaría esperando en la sala para hablar con él. Se tiró cómodamente en el sillón, recostado, zapatillas fuera.

Abrió la aplicación de mensajes; un mensaje de Yeonjun y otro de Yeosang.

"Me divertí mucho hoy, gracias Soobin. Recuerda bailar así siempre :)"

"Oye, mañana tengo turno libre por la fumigación. ¿Debería invitarte al cine con mi salario? Ya te debo muchas"

Primero le respondió a Yeonjun.

"También me divertí mucho hyung, nos vemos el sábado :)"

Luego a Yeosang.

"Tú invitas la comida y yo compro las entradas. Yo pasaré por ti, no me hagas esperar, que sino te dejo :b"

Apenas terminó de escribir el último mensaje, recibió una llamada de alguien de quien no sabía nada hace mucho.

——¿Jungkook hyung?

——Estoy a- a dos cuadras de tu casa ——¿por qué sonaba tan agitado? ¿Estaba corriendo? ——. Ábreme la puerta rápido.

——¿Hyung, estás corriendo? ¿Estás bien? ——Se levantó del sillón a hacer lo pedido.

——Sí, no te preocupes ——respondió ansioso ——¿Tu hermano está en su cuarto? ——El micro del mayor rozaba con la tela haciendo un sonido de obstrucción, era obvio que estaba corriendo pues su respiración al decir eso no fue la mejor.

—— Sí, ¿que-

No pudo terminar de hablar porque Jungkook ya estaba frente a él. Soobin esperaba una explicación, el mayor se veía... ¿desesperado? ¿asustado? ¿ansioso?

Antes de preguntarle donde había estado esas últimas dos semanas y qué hacía en su casa viéndose así de desastroso y nervioso, Jungkook entró a la casa, desenfrenado, incluso empujándolo del hombro casi haciéndolo caer.

Soobin, desconcertado, se giró para ver a Jungkook subir las escaleras como si de una carrera se tratase. Soobin se acercó para ver desde el primer piso, o alcanzar a ver algo por lo menos porque a las justas podía ver detrás del muro a la espalda de Jungkook, quien estaba fuera de la habitación de su hermano.

——Taehyung, abre, soy yo ——demandó impaciente.

Dos segundos después la puerta se abrió, y él desapareció.

Soobin se quedó abajo aún procesando que demonios había sido todo eso.

Quiso subir y espiar su conversación que parecía una seria, pero al final optó por respetar su privacidad pues su hermano siempre había respetado la suya cada vez que se encerraba en su habitación, llorando indirectamente por su culpa.

Le preguntaría después a su hermano.

Confiaba en ello porque él y Taehyung se decían todo.

Bueno, casi todo.

Él no le mentiría, ¿verdad?

Soobin volvió al sillón de la sala y se quedó ahí, a esperar.

Media hora esperó, y solo fue hasta ese momento que la puerta de la habitación se abrió, Jungkook saliendo solo, viéndose triste.

Algo definitivamente había pasado entre esos dos.

¿Podría ser? Soobin sospechaba, pero no, él le había dicho que no era gay. Aunque... Honestamente la hermandad de Soobin y Taehyung ya no se sentía tanto como una, era más una relación superficial, y ese cambio, en el fondo le dolía.

¿Era culpa de su envidia mal controlada?

Jungkook en ningún momento lo miró, es más, iba a pasarse de largo para salir de la casa, pero Soobin ya bastante preocupado e intrigado lo detuvo del brazo.

——Hyung, ¿qué fue eso?

Jungkook subió la mirada y observó esos ojos curiosos oscuros un momento. Claro que estaba preocupado, sin saber que decirle, frunció los labios. Le apenó que Soobin no supiera nada, que nadie lo hiciera, se supone que eran familia.

Pero no podía culparlo, era decisión de Tae y por más que no la apoyara, tenía que respetarla. Justo por no hacer eso en el pasado, las cosas se habían ido más a la mierda para él. Y Jungkook no lo volvería a dejar solo.

Pero Soobin no se merecía más mentiras. No de su parte cuando él lo sabía todo y lo quería tanto como un hermano.

——No me corresponde decirte, Binnie ——Soobin soltó lentamente su brazo, atento ——. Taehyung lo hará en su momento.

En ese momento que recién pudo apreciar su rostro de cerca, recién ahora que estaba quieto, pudo ver en el rostro del mayor lágrimas, un camino de ellas que ya estaba desvaneciéndose en su piel canela.

Soobin estaba por exigirle a gritos que le dijera. Ya era demasiado extraño todo, era desesperante; su hermano estaba demasiado extraño, solo que no se había enfocado tanto en eso por la distracción del peliazul. De verdad quería exigir la supuesta verdad ahora.

Estaban ocultándole algo, o por lo menos así lo interpretó él según la confesión discreta. Se sentía traicionado a pesar de que él también le ocultara cosas a Taehyung, bueno solo dos por su parte.

1. Los pensamientos retorcidos de como sería su vida si su tan amado hermano desapareciera un día, unos meses, unos años... ¿Para siempre?

¿Podría dejar de comparar hasta su respiración? ¿Podría considerarse alguien que valga la pena? ¿Podría ser más feliz sin él que era la razón principal de su martirio llamado vivir? ¿O sería aún más miserable considerando que el mismo causante de su sufrimiento era la persona que más estimaba e idolatraba en la tierra? Pensamientos así de entecos.

2. El enamoramiento que tenía por el peliazul

0. Y bueno, como extra, el acoso que recibía de uno de los chicos que asistía a su misma universidad.

Él le escondía cosas también, sí, pero por alguna razón le dolía que Taehyung también lo hiciera. Él le había prometido con el meñique que serían mejores amigos para siempre y que confiarían en el otro.

Él podía romper la promesa, pero Tae no. Porque Tae era perfecto.

Entendió lo jodido que estaba cuando esos pensamientos retorcidos desaparecieron de su cabeza, luego fijándose en la mirada cansada del mejor amigo de su hermano.

A veces de verdad solo quería morirse y ya. Incluso en momentos así, era egoísta. Ellos se preocupaban tanto por él y...

——Tranquilo, Binnie ——Una débil y endeble sonrisa se curvó apenas en la comisura de su labio tembloroso ——. No es nada... grave ——susurró la última palabra. Jungkook de verdad no quería mentir, le dolía mentirle a quien también era su hermanito, también le dolía traicionar a Tae, pero era mejor así, luego ya sería muy tarde ——. No vayas a su habitación, por favor ——pidió ——. Pídele hablar cuando baje. No lo presiones si no te quiere decir nada

Repentinamente Jungkook tomó su mano apretándola, quería darles seguridad a ambos, porque Jungkook solo podía sentirse un mal amigo por hacer lo correcto.

——Yo te prometo que te diré todo si las cosas se salen de control. Dale tiempo a Tae ——terminó por decir con la mirada desenfocada. Sin más que decir, se dio media vuelta y salió de la casa enunciando un "nos vemos" antes de salir por completo y cerrar la puerta.

¿Cuál era la verdad? Soobin tenía un nudo en la garganta, le era imposible moverse de donde estaba.

El nudo se aflojaba de a poco, la presión en este siendo liberada por discretas gotitas saladas que se originaban en sus orbes vivos.

Y ni siquiera entendía porque estaba llorando.

¿Preocupación? ¿Traición? ¿Odio a sí mismo? ¿Frustración?

No quería perder a la única persona que había confiado en él desde el primer momento .

¿Pero cómo ayudar a alguien si no sabes lo que está pasando? ¿Cómo ayudar a alguien más si ni siquiera podía ayudarse a sí mismo?

Que los momentos de felicidad (todos efímeros) no lo engañen, su vida seguía siendo la misma.



Espero que estén muy bien. No se olviden de tomar agua ♥ Besitos (*≧ω≦)ノ

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