CINCUENTA Y UNO
ASTEROIDE 42, CINTURÓN DE ASTEROIDES
Cuando aparecieron en el asteroide, Marcus perdió el equilibrio. No recordaba cuándo había sido la última vez que había dormido o comido algo.
Eso, el esfuerzo físico y el ritual para que Dave recuperará la voz, era una mala combinación. A su lado, el selenita lo sostuvo para que no se cayera.
—¿Estás bien?
Marcus lo apartó en un gesto más rudo, de lo que quería aparentar.
—Siempre estoy bien. —Se alejó un par de asteroides. Necesitaba respirar.
Se paró al borde del asteroide y tomó impulso para alcanzar el siguiente. Se detuvo al escuchar una nave, buscó en el espacio esperando encontrar la cápsula en la que habían escapado Park y Carlos, en su lugar reconoció su propia cápsula.
Recordaba que Sara se había ido en ella, pero algo estaba mal, la cápsula estaba rota y flotaba sin ningún rumbo en específico. Usó sus poderes para acercarla, tenía daños irreparables.
Sara debió haber chocado con algo. A juzgar por la falta de cadáveres ella debía seguir viva en algún punto cercano. Cuando se disponía a ir a investigar Ambrose lo llamó.
—Marcus, llegaron.
Al acercarse al grupo escuchó a Medianoche explicarles que debían ir a un lugar especial, pues un asteroide no contenía ninguna clase de magia en su composición.
Marcus, Ambrose y Park cargaron el cuerpo de Thomas siguiendo al grupo. Al tiempo que Medianoche les indicaba que entrarían al lago.
—Ambrose. Tsuky y tú tendrán que quedarse. —Le indicó Medianoche, y antes de que esté intentará protestar añadió —Es solo para elegidos. —Después se acercó a la chica terrestre y le dijo—. Billie, sé que no quieres ver el cuerpo de tu novio, pero necesitamos a todos los elegidos que podamos. Entre más de ustedes sean, más probabilidades hay de que funcione y no tenemos tiempo para ningún fracaso.
»—Entraremos al lago y dejaremos que el mercurio nos arrastre, Marcus, tú haz que Tsuky y Ambrose lleguen con Nethimir ilesos.
Marcus, Tsuky y Ambrose asintieron al mismo tiempo.
Park cargó el cuerpo de Thomas en su espalda, y tras un movimiento de cabeza de Tsuky el grupo entró al agua. No habían terminado de sumergirse por completo cuando el mercurio comenzó a rodearlos, tirando de ellos hacia el fondo.
Marcus, usando sus poderes, liberó a Ambrose y a Tsuky. Ambos comenzaron a nadar hacia la superficie, pero el solaris dio media vuelta por un par de segundos para despedirse de Park antes de continuar su camino.
Un cuerpo chocó contra él, era Flor. La venusiana observaba la luz que venía de la profundidad en la que se concentraba el mercurio. Un par de segundos después estaban atravesando la grieta que el mercurio había provocado.
En un planeta extraño con la superficie cubierta por una extraña niebla que se extendía por todas partes, los elegidos y Nethimir salieron del suelo siendo rápidamente rodeados por la niebla.
Flor hizo un conjuro no verbal para alejar la niebla del grupo, abriendo un camino que iba directo al lugar donde debían hacer el ritual. Comenzaron a caminar siguiendo el sendero, Flor observó los extraños árboles a ambos lados del camino cuyos troncos brillaban, una flor cayó girando frente a ella, un hada floral. Los árboles eran Faextrait, la cuna de las hadas florales.
Detrás de la venusiana se encontraban Marcus y Park cargando el cuerpo de Thomas; ambos se sentían como si estuvieran en alguna especie de funeral. Marcus deseaba que fuera así, Thomas había muerto, debían dejarlo descansar, él se lo merecía. Lo que no merecía era que las últimas personas que habían estado con él, estuvieran caminando a un lugar sagrado para poder resucitarlo. Y para desgracia del guardián del tiempo eso sucedía.
Estaba tan perdido en sus pensamientos que no noto cuando llegaron al templo. Era el templo de una diosa, pero no lograba reconocerla, debía pertenecer a una religión distinta a la suya.
—Es el templo de Ukko —Señaló Medianoche al notar la confusión de Marcus.
—La diosa del cielo, el clima, la cosecha y el trueno. —Terminó Flor admirando las columnas al estilo griego y las figuras grabadas en piedra que parecían salir de la pared.
—¿Ukko? —Preguntó Kay observando la escultura de una mujer que sostenía una espada y un rayo—. ¿No era el Dios supremo de...?
Flor lo callo de inmediato.
—Ukko se molestara si escucha que te sigues dirigiendo de esa forma a ella. Recuerda que somos invitados, no debemos cuestionar nada. —Advirtió la venusiana.
—Pongan el cuerpo del elegido en medio de aquel salón —Les indico Medianoche señalando dos grandes puertas—. Yo iré a esperar a las zumbadoras.
Y sin esperar respuesta la tejona se alejó volviendo a su forma animal.
Flor sabía lo que debían hacer, hizo un círculo de velas alrededor del cuerpo de Thomas. Así mismo, colocó cinco copas de oro para formar una estrella. Y por último añadió un círculo de sal, dejando el espacio suficiente para que Medianoche pudiera moverse libremente alrededor del cuerpo.
∆ ∆ ∆
Medianoche esperaba observando las estrellas desde la ventana, sabía que ella y Nethimir estarían en peligro por ayudar a los elegidos, pero debían ayudarlos.
Aún se culpaba por haberse negado a ayudarlos, entonces no tendrían por qué revivir al guardián del tiempo. Se reprochó por haberse dejado asustar por aquella visión.
Una abeja llamó su atención.
—¿Marina? —Preguntó la abeja viendo una pequeña hoja.
—Medianoche.
—Lo que sea, aquí está la miel que pediste. —Respondió señalando a dos avispas que sostenían un pequeño tarro de miel —Recuerda usar una sola gota. Puedes usar dos si intentas revivir a un guardián, dios, demonio, bruja, hermana de cristal, hermano de la soledad, monje, vidente o mago.
—Lo sé
—Sé que lo sabes, linda, pero no me pagarán si no lo digo. —replicó la abeja señalándole a las avispas que dejarán la miel de los dioses en el marco de la ventana. —Firma aquí.
Medianoche movió el hocico y su firma apareció en el papel.
—Tenga una buena noche, madame.
La tejona se cambió a su forma humanoide, tomó el tarro con sumo cuidado para evitar romperlo y después se dirigió al salón principal.
Le tendió el tarro de miel a Flor antes de tirarse sobre las rodillas dentro del círculo de sal. Se arrancó uno de sus largos cabellos, este brillo de un color comenzando a flotar en el aire. Levantó la cabeza dejando que todos vieran la oscuridad que rodeaba sus ojos, dejando dos grandes esferas oscuras en el lugar de sus ojos, con algunas venas sobresaliendo hacia sus mejillas y cejas.
La Venusiana tomo a cada uno de los elegidos y los acomodo formando un círculo alrededor del cuerpo de Thomas. Después tomó la sal e hizo círculos alrededor de cada uno de los elegidos. Ellos también debían ser protegidos de las almas del Inframundo, y también en caso de que las Moiras quisieran aparecer.
Tomó su propio lugar, formando el último círculo de sal, dando comienzo a la sesión. Soltó el listón que sostenía su —por ahora— rosada cabellera y arrancó uno, señalando al resto que también lo hicieran.
Cada uno arrancó un cabello y luego extendieron su mano al frente —aún dentro de los círculos individuales— cada uno de los cabellos brillo del color del elegido al que pertenecía.
Flor y Medianoche comenzaron a recitar algo en latín. La tercera vez que lo repitieron el resto de los elegidos se unieron al coro.
Al igual que los cabellos, los elegidos comenzaron a brillar del color que la profecía les había asignado. Los ojos de cada uno brillaron en un blanco cegador.
Medianoche frotó sus manos hasta que comenzaron a brillar. Tomó uno de los cabellos de Thomas, los enredó y los depositó en el pecho del guardián del tiempo. Después puso una mano sobre la cabeza de Thomas y la otra en el pecho, específicamente dónde Dale había clavado su cuchillo.
De Flor comenzó a salir una energía que era absorbida por las manos de medianoche y después transmitida al guardián del tiempo.
Algo le susurró a Marcus que era hora de que diera su sangre. Aún viendo al frente, sacó su daga y la presionó contra la palma de su mano haciéndola sangrar.
Las gotas de sangre en lugar de caer al suelo, flotaron hacia Medianoche zigzagueando para evitar las almas que habían comenzado a salir del suelo.
Al llegar a la mano de Medianoche quien la combinó con dos gotas de la miel de los dioses y tras unas palabras en griego antiguo vertió la mezcla homogénea dentro de la boca del guardián del tiempo.
—Hola.
Todos los ojos de los elegidos dejaron de brillar, permitiéndoles ver al chico fantasma que se encontraba parado justo al lado del cuerpo de Thomas, pero no era Thomas.
—Perdón por interrumpir su ritual —Dijo tímidamente moviendo las manos nerviosamente. —Es que me dijeron que ustedes me iban a revivir.
—¿Tu eres...? —Preguntó Marcus con su mano aún derramando sangre.
—Franco Le Premàurir, elegido de mercurio.
—¿Dónde está Thomas? —Preguntó Flor.
—Oh, ¿el chico tiempo? —Preguntó y sin esperar una respuesta continuó —Está arreglando unos asuntos, pronto vendrá.
—¿Al menos podemos revivirlo? —Preguntó Marcus directamente a Medianoche.
—Sí, se materializará hasta que la profecía sea cumplida —Le contestó a Marcus antes de dirigirse a Franco—. Después de eso, desaparecerás junto a la profecía.
El chico asintió y se sentó dónde Medianoche le indico —al lado del cuerpo de Thomas—. Volvieron a hacer lo que hacían antes de que Franco apareciera y al poco tiempo el alma de Thomas apareció.
Medianoche arrancó otro cabello de su cabeza y lo enredó con uno de los de Franco. Se lo entregó y volvió a frotar sus manos para iniciar el ritual de nuevo.
Combinó más de la sangre de Marcus con una sola gota de la miel de los dioses y se lo dió de beber a Franco, inmediatamente una ola expansiva se generó dando inicio al ritual.
Al igual que el resto de los elegidos, Franco y Thomas comenzaron a brillar del color que la profecía les había asignado.
El alma de Thomas se comenzaba a desintegrarse, convirtiéndose en una especie de polvo que Medianoche metía dentro del cuerpo sin vida del guardián del tiempo. Una ráfaga de aire comenzó a soplar cerca del ritual, amenazando con detenerlo.
El suelo se abrió y de la grieta salieron tres mujeres. Estaban vestidas con una capucha negra que las cubría de pies a cabeza. Los elegidos dejaron de brillar, y las manos de Medianoche dejaron de revivir a Thomas y Franco. Volteando a ver con fastidio a las tres mujeres.
La más alta de ellas se quitó la capucha, sacando su largo y negro cabello de la capa. Tenía las cuencas de los ojos vacías, y los colmillos se asomaban sobre el labio inferior.
—Cloto, pásame el ojo —Pidió estirando el brazo.
Cloto dirigió su mano a su cara y con un par de giros se sacó el ojo entregándoselo. Láquesis se lo colocó, parpadeando antes de ver a cada uno de los elegidos.
—Esos hilos ya fueron cortados —Reclamo Láquesis señalando a Franco y Thomas. —No importa que sean elegidos, no pueden revivirlos, sus almas le pertenecen a Hades ahora.
—Medianoche, continúa —Exclamó Flor sin salir de su círculo —No podrán detenerte.
—Claro que podremos.
Medianoche frotó sus manos una tercera vez, volviendo a iniciar el ritual. Puso la roca de Dale sobre el cuerpo del guardián, mientras Franco brillaba de nuevo, pero está vez su piel se iba cristalizando.
Al mismo tiempo el cuerpo de Thomas comenzaba a recuperar el color y la energía que solía tener cuando el guardián estaba vivo. Sus ojos —hasta el momento, grises y perdidos— recuperaron su color y brillo.
La menor de las mujeres llamó asustada a sus hermanas mostrándoles un hilo partido en dos que comenzaba a unirse. Cloto sacó otro hilo y notó que también se estaba uniendo.
Láquesis volteo a ver a medianoche y vio como Thomas comenzaba a parpadear. Estaba vivo de nuevo, el miedo en el rostro de las hermanas provocó una sonrisa de satisfacción en más de uno de los elegidos.
Billie solo quería salir de su círculo y correr hacia Thomas, tenerlo de nuevo en sus brazos, pero sabía que debía esperar Flor les había advertido sobre salirse de los círculos mientras estaban las almas del infierno o si llegaban las Moiras.
Volteo a ver a Flor cuestionando con la mirada. La venusiana negó con la cabeza, Billie no sabía si podría esperar, pero decidió que si hubieran problemas no serían provocados por ella.
∆ ∆ ∆
Thomas intentaba procesar lo que ocurría, sus ojos estaban cegados, solo podía ver figuras y colores difusos. Logró visualizar una mano que se acercaba a sus ojos, necesitaba defenderse.
No pudo. La mano atravesó sus ojos y su alma salió de su cuerpo por segunda vez, su vista se volvió oscura, supuso que a pesar de los esfuerzos de sus amigos iría al infierno.
El tiempo debía querer que ya descansará, aunque no tenía lógica, durante la asignación de los hermanos de la soledad, había visto que tendría un hijo, aún no lo tenía, por lo que aún no debía morir. De alguna forma sus amigos, los elegidos, lo resucitarían.
Apretó los ojos y los puños, de alguna forma debía defenderse. No sabía de qué debía defenderse, pero lo haría, tal vez era alguna clase de demonio.
Recordó su clase de defensa contra las artes oscuras, conjuró de memoria, moviendo sus brazos dentro de su cabeza, esperando que eso sirviera.
Estaba a salvo, podía sentir el escudo a su alrededor, probablemente Flor o alguien más le había ayudado. Definitivamente no había logrado esa protección por cuenta propia.
∆ ∆ ∆
Láquesis supo que no podría hacerle ningún daño al guardián y la sonrisa de la mujer de cabello rosa le confirmó sus sospechas, era una bruja y a juzgar por el brillo de sus dedos, también una hermana de cristal.
Se lanzó sobre la octalea, pero un escudo la detuvo. Fue entonces cuando noto los círculos de sal. Magia blanca. Una idea surgió en su cabeza. La mayoría de los presentes estaban protegidos por hechizos o por profecías, pero había una persona que no lo estaba.
Una tejona.
—Cloto, el hilo.
Cloto sacó un hilo de su capa. Al mismo tiempo Átropos sacaba las tijeras.
—Muerte a la medianoche. —Dijeron las Moiras, repitiéndolo varias veces.
Átropos cortó el hilo y el corazón de Medianoche dejó de latir de inmediato. Su guardián —el tejón— no sabía cómo proteger a Medianoche, la piel de la octalea fue desgarrada y los huesos rotos en un vano intento de convertirse.
Billie, sin pensarlo, salió de su círculo y corrió hacia las tres hermanas, tirándolas a la vez. Comenzando a golpearlas, repartiendo los golpes entre las tres parcas.
Por otro lado, Flor aprovechó la distracción de Billie, corriendo fuera de su círculo al central, donde se encontraba Franco, Thomas y el cuerpo de Medianoche.
La venusiana levantó el cuerpo de la mujer, teniendo cuidado de no encajarse ninguno de los huesos que sobresalían. Tenía los ojos abiertos, pero no miraba a ningún lado. De alguna forma, Flor supo que la tejona no estaba asustada; al contrario, había encontrado la paz que había buscado por cientos de años y, en el camino, los había ayudado.
De la boca de Medianoche empezó a salir su alma, un montón de estrellas que subían al espacio regresando a dónde pertenecían. El mar de estrellas.
Flor frotó sus manos y descargó parte de su magia en Thomas. Los ojos del guardián —hasta ese momento, ciegos— comenzaron a parpadear, reaccionando a los estímulos, las luces y las figuras que se movían frente a él.
La joven bruja volvió a hacerlo, Billie estaba desprotegida, volteo rápidamente a verla, las tres Moiras estaban acabando con ella, necesitaban al tiempo de su lado. La segunda descarga de magia provocó que los dedos del guardián brillarán, llegando con ello los primeros movimientos de Thomas.
Flor sabía que debía hacerlo una tercera vez, pero también sabía que si lo hacía Thomas moriría. Con todo su pesar, lo hizo. Frotó sus manos encendiéndolas en llamas amarillas, su magia, y con la culpa carcomiéndole, descargó la magia en el cuerpo de Thomas. Si no moría, la magia dejaría secuelas en el guardián, no volvería a ser el mismo de antes.
Thomas cerró las manos con fuerza, haciendo el tiempo más lento. Flor podía moverse, vio al resto, la mayoría estaban corriendo hacia las Moiras y Billie.
Inconscientemente tomó la mano de Thomas, separando los dedos que el guardián mantenía apretados. Este gesto, renovó el tiempo. Flor vio como Dave —y otros dos de sus dobles— se abalanzaban sobre Cloto, separándola de Billie.
Al mismo tiempo, Marcus y Park atacaban a Átropos. Obligándola a mantenerse en el suelo, mientras Marcus la amenazaba con cortarle el brazo si se atrevía a moverse.
Frente a ella Thomas se levantó, con una mirada melancólica, Flor entró en pánico, era de los primeros síntomas de la muerte por exposición a la magia oscura.
Solo había algo que hacer: darle más miel de los dioses. Estaba prohibido ingerir más de dos gotas, pero negativo más negativo es igual a positivo, ¿no?
Lo hizo rápidamente, sin que Thomas tuviera tiempo de protestar, su cuerpo cayó nuevamente, comenzando a convulsionarse.
No sabía lo que estaba haciendo, deseo que Medianoche hubiera terminado el ritual antes de morir, pues ella no sabía cómo hacerlo. Y aunque lo supiera, probablemente no podría.
Usó un hechizo menor para detener las convulsiones y la espuma que comenzaba a salir de la boca del guardián. En medio del caos, Park se acercó a Flor, poniendo una mano sobre su hombro.
La chica volteo asustada, relajándose al reconocerlo. Park se acercó a Thomas poniéndolo sobre su regazo, cambió la apariencia de su mano a una con cuchillas en lugar de dedos e hizo un corte en su antebrazo.
La sangre se derramó sobre la boca del guardián del tiempo. Haciéndolo reaccionar nuevamente, Thomas se levantó de golpe y el tiempo se detuvo.
Una ola expansiva se originó en el centro del círculo, derribando a todos. Está distracción fue suficiente para que cierto solaris tomará algo importante que cambiaba el marcador del juego.
En medio del grupo de elegidos y Moiras tirados en el suelo, sobresalía alguien que al principio no había sido un aliado, Park se encontraba parado con el ojo de las Moiras en su mano.
—Devuelve el ojo del destino —Grito Átropos saltando hacia Park. Este lanzó un rayo directo que pudo haber matado a cualquier ser vivo, incluso a un dios, pero la parca logró desviarlo.
—Váyanse o destruiré el ojo —Les exigió Park.
—No te atre...—Láquesis no terminó de decirlo cuando el solaris ya había destrozado el ojo.
Les aventó el —ahora destruido— ojo del destino, unas llamas comenzaron a desintegrar a las hilanderas. Todos los elegidos observaron cínicamente cómo las mujeres ardían.
Las manos de Park seguían produciendo aquella extraña electricidad, en sus ojos aún se podían ver reflejadas las Moiras quemándose.
Marcus fue el primero en levantarse, tomando la mano de Park para tranquilizarlo. La venusiana, aún en el suelo, conjuro un pequeño hechizo que los transportó de vuelta a la nave.
L. A. I. K. A.
Segundos después Tsuky y Ambrose aparecieron, este último corrió hacia Park y lo llenó de besos. Diciéndole rápidamente todos sus temores de que algo saliera mal.
Al otro lado de la habitación, Billie y Flor llevaban a Thomas al ala médica. Mientras Marcus, dejaba la cafetería yendo rápidamente a buscar a Martha.
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siguiente actualización: en 5 años :DD
Btw, es el ultimo capitulo que actualizo este año.
Por ultimo antes de subir este capitulo el 30 de diciembre de 2022 a las 11:33(34*, me pase por un minuto) quisiera decir:
Hola, Armando, Estoy agradecido de que siempre estés pendiente de las actualizaciones, has sido un gran apoyo para mi estos dos años y quiero que lo sepas, eres la única razón por la que no he abandonado esta historia, tqm.