Un enorme sol y una pequeña vida

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JÚPITER

Se levantó y corrió para salir de la cueva. Afuera ya había empezado a amanecer, debían de haber estado ahí toda la noche.

Corrió al bosque para intentar perder a su perseguidor. Cuando ya llevaba un buen tramo corriendo, se tropezó con algo. Al volverse vio una piedra llameante, eso solamente podía significar algo.

—Es bastante veloz señor Carver —Esa voz de nuevo, a Mario le dio un vuelco al corazón. Volteo y vio a Keith, dios del Sol parado a tres metros de él. Sus seguidores se pararon en las ramas de los arboles que rodeaban el claro.

—Señor Carver —Su voz resonó en la cabeza de Mario —Su momento a llegado.

—Aléjate de mí —Le grito Mario a Keith. Quería correr pero sus piernas no respondían.

—Tranquilo para lo que voy a hacer no necesito estar cerca de usted , señor Carver —Respondió Keith con una sonrisa en la cara.

Mario se intentó mover, pero no pudo. Era como si tuviera que estar ahí aunque él no quisiera, era su destinó y tenía que cumplirlo. Como último deseo transfirió sus poderes a su hermano, pero el ritual fue interrumpido por Keith. De Mario comenzaron a salir espirales de fuego que llegaban al bastón de Keith. El bastón tenia el poder para absorber los poderes de los demás.

Mario sintió como no solo se llevaba sus poderes, si no también su alma, su ser. Keith lo estaba matando, intentó luchar contra aquello, pero todas sus fuerzas se desvanecieron. Su cuerpo comenzó a flotar ya no había vida en él. Solo era un cadáver.

Keith se hizo un espiral rojo de humo y poseyó el cuerpo de Mario, sus poderes eran decepcionantes, pero cualquier poder servía, además sus recuerdos y la conexión que tiene con su hermano le ayudaría a encontrar a los elegidos.

El cuerpo de Mario bajo lentamente al suelo y comenzó a caminar. Keith ahora sabia la ubicación exacta de los elegidos. Aún eran muy pocos lo que significaba que sería muy fácil acabar con ellos. Cuando llegó de nuevo a la cueva está se había derrumbado un poco. Entró en ella sin dudarlo siquiera.

—Amo los elegidos están arriba apenas son tres, uno de ellos tiene una roca encima y los otros dos lo intentan ayudar, además la protectora de los dioses está con ellos. Supongo que Sara está cerca. —Anuncio el líder de las gárgolas.

—Supones, siquiera piensas, por supuesto que está aquí. Debí imaginarlo, ay Sara siempre metiéndote en donde no te llaman. —Suspiro Keith.

—¿Qué hacemos? -Se atrevió a preguntar.

—Hay que matarlos

GUARDIANES | LA OSCURIDAD: FASE 1, PLUTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora