Detrás de la cámara. © [Tom F...

By Sherley_Vila

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Magdala O. Armstrong "Moa" siempre ha estado enamorada de su amigo Tom Felton desde que tiene memoria pero el... More

Detrás de la Cámara.
Antes de leer.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.
Capítulo veintiséis.
Capítulo veintisiete.
Capítulo veintiocho.
Capítulo veintinueve.
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno.
Capítulo treinta y dos.
Capítulo treinta y tres.
Capítulo treinta y cuatro.
Capítulo treinta y cinco.
Capítulo treinta y seis.
Capítulo treinta y siete.
Capítulo treinta y ocho.
Capítulo treinta y nueve | FINAL.
EPÍLOGO | PRIMERA TEMPORADA.
Invitación.
Invitación II.
Invitación III.
Invitación IV.
Detrás de la Cámara | SEGUNDA TEMPORADA.
Antes de leer. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo seis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diez. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo once. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo doce. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo trece. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo catorce. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo quince. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo dieciséis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diecisiete. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo dieciocho | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diecinueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinte. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiuno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintidós. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintitrés. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinticuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinticinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiséis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintisiete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintinueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo cuarenta y siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA. | FINAL.
EPÍLOGO. | SEGUNDA TEMPORADA.
Una carta para Tom.
Agradecimientos.
EPÍLOGO. | FINAL ALTERNATIVO.
Curiosidades de DETRÁS DE LA CÁMARA.

"Mentiras." | ONE SHOT | Draco L. Malfoy.

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By Sherley_Vila

Premio del primer ganador.| KatherineAvendao4
Draco Lucius Malfoy | One shot.

SE RECOMIENDA DISCRECIÓN.

Dante era todo lo que Draco odiaba a pesar de no tener motivos tan sólidos para sentir aquel envenenado sentimiento, era sangre pura, con una bodega de galeones casi tan aclamada como la suya, de buenas notas y postura y sobre todo lo más importante.

Era el hermano de la chica que lo hacía sentirse vulnerable.

— Gracias nuevamente, Lucius. —Dijo el varón de cabellos castaños que caminaba detrás de aquella serpiente.

— Draco. —Corrigió el de ojos grises con firmeza en su voz caminando en medio de la noche con solo la luz de su varita alumbrando el camino directo a las mazmorras.

Draco recorría los pasillos de aquel enorme castillo como obligación por ser el prefecto de su casa junto a Pansy, las noches de patrullaje eran en lo particular muy aburridas y cansadas pues tenías que matar horas de sueño en las que podías dormir plácidamente simplemente para supervisar que ningún alumno estuviera fuera de su casa correspondiente pasado el toque de queda.

Por ello siempre era despiadado quitando punto para todo aquel y esa noche no pretendía ser la excepción.

Draco había apresurado sus pasos ansiosamente hasta el inicio del ruido que había captado su atención y lo había hecho seguirlo por varios minutos.

Aquel casi podía sentir la satisfacción en su sangre de quitarle 50 puntos a Gryffindor si era Harry o 100, si es que se atrevía a abrir la boca pero no fue así, fue una mezcla de cólera y sorpresa pero sin estarlo realmente al encontrarse con aquella detestable serpiente compañero de casa.

No podía quitarle puntos a la casa de Dante ya que sería perjudicarse pero nada lo salvaba de un castigo, excepto ser chantajeado.

"— Quita ese castigo y no le diré a mi melliza lo que tratas de hacer con ese estúpido armario. —La cara de Draco palideció más de lo que se creía posible en su lechosa piel, pero su mirada se severizó.

No sé de qué estupideces hablas.

Oh ¿En serio? ¿Entonces no eras tú quién estuvo en la tienda del callejón Knockturn? —Su mirada filosa se clavó en el segundo ser a quién más detestaba después de Potter y sus estúpidos amigos, el traidor y sangre sucia.

No te atreverías.

¿Quieres probarme? —Retó con una sonrisa burlona.— No soy idiota ¿Acaso crees que a mí me puedes mentir? Por favor, vende tus mentiras a quien no te conozca realmente.

Tú no lo haces. —Escupió con desagrado.

Efectivamente, y tampoco mi hermana a pesar de que ella cree que le eres fiel confesandole tus más profundos sentires porque de ser así... —Caminó vacilante acortando la distancia entre ambos— Ella sabría que has estado envuelto en las reuniones de Lord Voldemort.

Cada célula de aquel cuerpo rubio se tensó con dureza por un momento ante lo que escuchaba.— Creí que Crabbe y Goyle eran los estúpidos pero vaya que tú te debates el puesto con ellos.

Malfoy, Malfoy...~—Canturreó de forma vacilante pero retadora.— ¿Entonces miento?

Claro que sí.

Bien, entonces no habrá problema en que se lo diga a mi hermana ¿No? Total, es mentira.

El silencio instalado entre ambos varones con las luces de las antorchas en las paredes así como la propia luz blanca en la punta de la varita del prefecto de Slytherin.

Solo largate de una vez por todas.

¡Jo! Sabía que eras un excelente cuñado. —Burló cosa que calentó el interior del contrario de una manera impresionante.— Andando, tu patrullaje no tarda en acabar.”

Faltaban pocos metros para llegar a la entrada de Slytherin, había sido un silencioso pero agonizante recorrido para Draco además de intranquilo debido a la exposición en la que estuvo por parte del detestable Travers.

Se detuvieron frente a la entrada donde el de hebras platinadas se encargó de abrir el acceso a la sala común.

— ¡Con que aquí estás! —Exclamó la persona a la que por el momento el prefecto de las serpientes no deseaba ver.

— Uy hermano ¿No le dijiste que hoy te tocaba patrullaje? —Dijo con burla Dante recargando su brazo en el hombro de Draco el cual al ver que era el pilar de aquel castaño se alejó con una clara mirada de asco.

— Me refiero a ti, pedazo de troll. —Adal se levantó del sofá individual cercano a la chimenea, la sala común estaba desértica por lo que sus pasos apresurados a los dos varones se hicieron notar con facilidad al no tener ruido con el cual combatir.

— ¿Yo por qué? —Preguntó el gemelo con confusión.

— Porque se supone que hoy le escribiría a padre, tuve que cubrirte en mi carta diciendo que estabas ocupado.

— Y lo estaba. —Una sonrisa socarrona se asomó en los labios del menor de los gemelos.

— Idiota, la próxima vez al menos déjame tu carta para padre, sabes lo mucho que me molesta tener que mentir.

— O que te mientan~—Canturreó de una forma inocente aunque claramente Draco sabía las intenciones con las que decía aquello.— Como sea hermanita, solo fue esta vez, no volverá a pasar.

— Eso espero. —Sentenció la mujer de piel trigueña, esta misma estaba por hablar cuando notó a su hermano darle la espalda.

— Antes de que comiences a regañarme más, ya me voy, que descansen chicos.~ Gracias cuñadito. —Dijo Dante con un tono juguetón antes de perderse entre las sombras de la escalera.

Los ojos grises así como verde de la pareja de serpientes se quedó callada observando al tercero perderse del plano visual antes de conectar miradas.

— Dime que lo castigaste. —Rogó la joven de piel trigueña consiguiendo que Draco se mantuviera firme, por más que quisiera decir que sí no podía hacerlo.

— No.

Una expresión de indignación nació en el angelical rostro de la mujer.— ¡Draco! —Chilló.— No porque sea mi hermano debes pasarle por alto sus escapadas.

"Y que más quisiera." pensó el rubio. Malfoy parecía tan perdido en sus pensamientos y Adal lo notó, sabía que desde hacia tiempo había comenzado a comportarse de manera extraña aunque no exactamente con ella.— Deberías ir a la cama.

— Podría hacerte compañía hoy.

— No, es tarde. —Miles de pensamientos pasaban por la cabeza de Adal, no era la primera vez que la rechazaba cuando anteriormente apenas y podían vivir separadoa cuando sus horarios no solían concordar.

Desde las vacaciones algo en Draco había cambiado y la chica podía apostarlo, la trigueña sufría cada que su mente maquilaba diferentes escenarios.

¿Draco se habría cansado de ella?

Si tan solo ella supiera que aquel rubio no pensaba en traicionarla.

El primogenito de los Malfoy a duras penas podía pensar en otras mujeres que no fueran su madre y su novia, sus dos grandes adoraciones.

— Podemos dormir juntos como antes.

— No hace falta, vuelve a tu habitación Adal.

— Pero Draco. —Calló cuando notó la mirada llena de seriedad y otra sensación indescriptible en la mirada del Slytherin.

El de ojos grises se acercó a la chica dándole un beso simple en la mejilla cosa que estremeció y creó un mar de emociones en el interior de la chica.

¿Cuándo se apagó la llama?

Buenas noches. —Fue lo único que dijo el varón antes de dar media vuelta y encaminarse a las escaleras dejando contra el reflejo de la chimenea en el frío ambiente de la solitaria sala común a Adal con el corazón destrozado.

— ¿Esto es todo? —Preguntó la chica caminando hacia las escaleras de los dormitorios de los varones haciendo que en el último peldaño para subir a la planta de habitaciones Draco se detuviera.

— ¿Esto, qué?

—  Esto—Enfatizó la chica con una gota de desespero subiendo las escaleras sintiendo la mirada del rubio encima.— ¿Has dejado de quererme?

— ¿Qué? —Se notó la extrañeza en la voz de aquel.

— Ya no nos vemos como antes, a duras penas quieres estar cerca de mí, te desapareces en los ratos libres y a veces siquiera asistes a clases, te pregunto si algo pasa y mientes... ¿Por qué lo haces?

— No lo hago.

— Sí, sí lo haces Draco... ¿Hay alguien más?

Un bufido detonante de ironia nació de los labios de aquel.— Deja de decir incoherencias, Adal, regresa a la cama. —Dijo dando media vuelta para caminar a su habitación, que a diferencia del resto, mantenía únicamente para él.

Para Adal era fácil entrar al pasillos de las habitaciones de los chicos que al revés, Draco pudo sentir los pasos de la morena seguirle pero siquiera se molestó en detenerla.

Por dentro rogaba que la chica no se arrepintiera, que cruzando la puerta de su solitaria habitación ella todavía tuviese ganas de estar con él.

Y así fue.

En la habitación inundaba en el perfume que solía ocupar Malfoy, la pareja de novios se mantuvo en silencio, Draco simuló que todo era rutinario ignorando la presencia de la chica.— ¿Por qué?

La voz ronca del rubio perturbó el cuerpo de la joven.— ¿Por qué, qué?

— ¿Por qué dudas de lo que siento por ti? —Preguntó sin mirarla, le daba la espalda, poco a poco se desfajaba la camisa del uniforme.

Adal quien había tomado asiento en el filo de la cama respondió altiva.— ¿Por qué tú me das razones para desconfiar?

Draco se heló por un momento dando media vuelta para conectar su mirada con la chica, él la había alejado y eso había alimentando sus inseguridades, lo sabía, no podía ofenderse.

Pero era la única manera en la que podía mantenerla a salvo. Los pasos que el rubio dio hasta Adal resonaron, la chica quedaba en una posición dominada por el varón debido a la diferencia de altura.

— No lo entiendes Adal... No hago esto con intenciones de lastimarte, lo hago para protegerte.

— ¿Protegerme de qué? —Dijo sin entender mucho, muy poco podía comprender debido a lo poco que sabía de lo mucho que Draco podría decirle.

No hubo respuestas.

Malfoy solo acarició con au diestra la mejilla de la chica con tanta dulzura haciendo inevitable que la castaña no aprisionara su mano entre la suya y su mejilla.

— ¿No me amas?

— No digas que no te amo cuando quisiera hacer todo lo imposible para tenerte bien y mantenerte conmigo... —Una réplica murió en sus labios cuando los del rubio se acercaron a los de la chica silenciando toda objeción.

Hacia demasiado que Draco necesitaba sentirla.

Hacia mucho que necesitaba amarla.

— Demuestrame que me amas... Hazlo —Pidió la trigueña haciendo que Draco entendiese casi de inmediato la señal para profundizar el beso.

El cuerpo de Draco se inclinó sobre el de Adal permitiendole tumbarla a lo ancho de cama mientras él se posicionaba sobre ella dejando que sus brazos a sus costados sirvieran de apoyo para no dejar caer su peso.

La necesidad poco a poco los envolvió en un aura de lujuria dejando que los cuerpos de los dos estudiantes comenzaran a calentarse.
Las piernas de Adal se apretaron entre sí cuando sintió como es que el calor comenzaba a hacer reacción en su zona más sensible, movimiento que el de orbes plateados logró notar.
El beso fue roto para que los labios, ahora hinchados y rojos palpitantes por la sesión de besos, de Draco formaran un camino en el cuello de la joven que dejó salir jadeos suaves mientras sus manos se entrelazaban en los cabellos casi blancos de su novio.

Recargandose ahora sobre su codo y en un brazo el varón dejó caer su peso para poder tener su otra mano libre la cual ocupó para perfilar el cuerpo de la mujer frente a él.

El sentido de pertenencia gritaba de manera exorbitante que ambos se necesitaban y no necesitaban decir alguna palabra para que aquella pareja lo entendiese, una creciente ereccion comenzaba a ser molesta en los pantalones de Malfoy como si estos mismos se hubiesen encogido. La sensación palpitante en la feminidad de la chica la mantenía en delirio, podía sentir como es que sin evitarlo empañaba poco a poco la tela fina de sus bragas.

Draco.—Nombró con el desespero clavado en las notas de su voz airosa.— Tómame.—Demandó sin titubear, buscando acomodar bien sus piernas dejando al chico el libre acceso a su paraíso.

El rubio no tuvo que objetar, estaba tan necesitado e irguiendose sobre la cama buscó desabrochar sus pantalones tratando de no verse como un desesperado hasta conseguirlo dejando caer la prenda sin cuidado por sus piernas.

Los ojos esmeralda de Adal vislumbraron en picardia cuando notó aquel prominente bulto queriendo escapar del bóxer del chico, sin ella hacerse esperar retiró su falda y camisa dejando que adornaran el piso de la alcoba, estaba en ropa interior, Draco ensancho una amplia sonrisa socarrona apreciando aquella belleza.

Indudablemente aquella mujer lo hacia ponerse muy duro.

— ¿Te gusta provocar, eh?

La de cabellos ondulados quiso desprender de la camisa al chico cosa que hizo que aquel alerta le tomase de las muñecas con brevedad ocultando su intención en un juego de dominación.

— No me vas a tocar a menos que yo lo apruebe.—Demandó, con su diestra tomó a la chica de las muñeca para inmovilizarla, su mano izquierda tan diestra como nada con naturalidad se enganchó en el elástico de las bragas de la joven para recorrer la prenda íntima por sus piernas. Con las bragas en mano el rubio aspiró el adictivo aroma de la chica antes de lanzarlas a algún punto con la demás ropa.

La de cabellos cortos quiso cerrar sus piernas un poco más al verse descubierta cosa que Draco evitó cuando adivinó su intención de frotarse ella sola.

— Por favor —Pidió la chica suplicante cuando sus ojos conectaron con los de su novio, aquel sonrió de lado dejando ver en su rostro el hoyuelo que tenía.

El rubio con su mano libre se encargó de dejar al descubierto su longitud que tan ansiosamente saltó del bóxer completamente erecto, la punta brillaba por su lubricación, podría adivinarse que incluso palpitaba. Los largos dedos del chico sostuvieron su miembro desde la base bombeando el falo solo unas pocas veces.

Posicionado correctamente entre las piernas de su amada se vio excitado ante la idea que no murió en su cabeza, golpeó de forma ansiosa contra la entrada de la chica su miembro escuchando muy débilmente el sonido vulgar que se provocaba por estar mojada.

Adal gimoteaba sintiendo como es que su excitacion aumentaba en creces, su feminidad palpitaba como llanto a querer tenerlo dentro inundandole y Draco lo supo por el ceño fruncido de su amada que trataba.
Sus cejas tupidas y bien formadas frunciendose en un arco similar a una expresión de llanto, sus labios naturalmente rojos ligeramente abiertos, sus ojos cerrados con un poco de fuerza pues toda su atención era llevada a una zona en especial.

Una de las manos de Malfoy se deslizó como apenas queriendo rozar la piel de su novia.— ¿Sabías, mi hermosa flor...—Hizo una pausa.— Que el sentido más desarrollado es el tacto?—Informó con la serenidad inundando su voz.

La virilidad del varón estaba envuelta en los fluidos de la chica, ambos cuerpos necesitaban ser uno.

— Dime ¿Lo sabías?

El silencio fue la respuesta del rubio que fingió una embestida que arrancó un gemido de la garganta de la mujer de figura esbelta.

— Te he hecho una pregunta ¿Lo sabías?

— N–No. —Apenas pudo articular, sus caderas comenzaban a retorcerse en desesperación por sentir algo más a profundidad.

Una sonrisa burlona se instaló en el rostro de finas facciones del hombre.— ¿Puedes sentirme? —Preguntó Draco con cinismo mientras empujaba su pelvis, con su miembro previamente alineado a la feminidad de la chica, apenas la punta pudo entrar. La morena mordió su labio inferior ocultando sus ganas de gemir sin cuidado alguno. Draco frunció el ceño al no oír su voz darle una respuesta, y en un arrebató entró en ella sin previo aviso.—+— Te he preguntado pequeña zorra ¿Puedes sentirme?

¡Oh, Draco, sí, sí, sí! Chilló en medio del extasis que la invadió cuando sintió el grueso y jugoso miembro de su novio invadir y ocupar cada mínimo rincón de su interior.

En un vaivén que el rubio había adoptado comenzó a moverse con brusquedad causando que la chica gimiera sin cuidado alguno y sin tener intenciones de callarse ante la sensación de aquel mismo varón golpear su interior, acción que la llevaba a verse envuelta en el velo sacro de la lujuria y vulgaridad.

El sonido de ambos cuerpos chocando sin cuidado era la sinfonía de fondo, la diestra del príncipe de Slytherin que aprisionaba sus muñecas se intensificó, la mano izquierda que era la libre se encargó de estimular el clitoris de la chica dando en un principio pequeños estimulos en círculos sin detener su ritmo.

La punta de los pies de aquella hermosa joven se estiraron como señal de un placer abrumador. Tenía tantas ganas de tocar desesperadamente al varón, odiaba cuando Draco la inmovilizaba porque eso la hacía sentirse más desesperada para querer tocarlo pero amaba locamente verse tan sumisa ante él.

Los labios del de ojos grises se encontraron con los de su novia callando sus gemidos haciendo escucharse únicamente los dos cuerpos chocando, su diestra liberó su agarre para permitirse así posicionarse como un pilar mientras besaba a su chica, la estimulaba y empalaba.

Adal amaba la manera en la que él la hacia sentir amada.

Adal amaba la forma en la que los besos de Draco parecían entregar parte de su alma.

Adal lo amaba locamente.

La manera lastimosa en la que Adal gemia lejos de ser exactamente lastimera era meramente cautivadora, era signo de querer alcanzar el cielo en las arrebatadoras embestidas que su novio le proporcionaba. Diferentes fueron las posiciones, Adal lo cabalgaba, a veces estaba empotrada y tal como en un inicio ahora estaba frente a frente, la castaña recargada sobre la cama con Malfoy encima aunque con la diferencia de que la chica tenía sus caderas de lado, sus dos piernas juntas de lado. El rubio adoraba esa posición y más por la sensación que asfixia que podía darle en su miembro por muy dilatada que estuviera la feminidad de la chica después de hacerla correrse más de una vez.

Las mejillas de Draco estaban pintadas de carmín, sus cabellos casi blancos desordenados con ligereza, su blanca piel perlada, sus labios más rojos de lo normal por la acalorada lucha que tenían con los de su novia, sus ojos eran la viva sensación de pureza.

— Eres mi perdición, mujer. —Mencionó disminuyendo su velocidad en las embestidas pero aumentando la intensidad de cada empalamiento.— Te amo, te amo Adal, mírame. —Una de sus manos pasó de las caderas que sostenía con firmeza al rostro de su chica para obligarle a mirarle.— Eres lo más preciado para mí, mi pequeña flor.

Bastaron unas cuantas embestidas más para que el rubio pudiera liberar su semilla en el interior de la chica arrancando un gemido de sus labios hinchados, el rubio salió de ella rompiendo el pequeño hilo de semen que los unía, golpeó con la punta de su miembro el clitoris de la chica con suavidad ocasionando un escalofrío placentero en todo el cuerpo de su novia antes de tumbarse a su costado.

Sudorosos, con el olor latente a sexo en el cuarto, ambos estaban cansados, la cabeza del rubio cayó en el pecho de chica.— Di que me amas, Adal... Por favor. Suplicó.

Una pequeña sonrisa burlona adornó el rostro de la castaña.— Te amo Draco y siempre lo haré.

— ¿Aunque te mienta? —Preguntó con temor.

— Aunque lo hagas... —Aseguró sin cuestionarlo sabiendo que le daría la tranquilidad a su novio, al menos por ahora.

Poco a poco Draco fue cayendo en brazos de morfeo, la melliza Abott observó en silencio al rubio viendo como aquel es que parecía realmente lograr descansar y lo hacía, Draco no encontraba otro lugar donde sentirse más seguro que en brazos de su novia.

Sus ojos verdes pasaron de observar su linda nariz respingada, sus mejillas coloradas, sus labios rojizos y sus largas pestañas al brazo que pasaba por encima de su vientre que estaba cubierto por la camisa que Draco no se había quitado para nada aún cuando por muy cansado que estuviese en otras ocasiones, acostumbraba a quitársela.
Su mano con cuidado se encaminó a ese brazo para arrenmangar su manga con cuidado de no despertarlo.

Mordió con levedad su labio inferior por unos segundos, reteniendo sus ganas de llorar.

Oh, amor...

Apenas pudo susurrar.

Te amo aunque me mientas.

Ahí yacía la razón de sus mentiras.

La marca tenebrosa.

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