𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| ©

By AllfEdwardS

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❝ Dicen que la mejor manera de librarnos de la tentación es caer en ella.❞ LIBRO 1 | SERIE OSCURIDAD More

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Final Verdadero | Dificultades

XXXI

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By AllfEdwardS

XXXI. Cuarto de juegos

Julio 24, 2017.

Una semana para la celebración.

Henry

Mi cabeza no deja de divagar por más que trato de concentrarme en la mujer que tengo enfrente.

Atena Simon me habla sobre lo que significa para ella el enseñar e instruir a los alumnos universitarios. La mujer tiene pinta de no saber que tiene lápiz labial en su blanca dentadura. Se lo hago saber y ella avergonzada, se disculpa y se encamina hacia el baño.

No intento ser grosero, pero acepté su invitación a cenar solo por la presión del momento y de mi maldita y calenturienta polla.

Pensé con el miembro y no con la cabeza.

Pero joder, ¿Cómo diablos no iba a hacerlo? Ese día estaba a punta de humo y a nada de follar con mi ángel de piernas largas sobre el maldito escritorio. Tenia una erección en el pantalón y verle el trasero mientras salía del anfiteatro, no bajaba mis ganas. Atena llega poco después y por más que intento prestar atención a lo que me dice mientras cenamos, me es totalmente imposible cuando tengo la viva imagen de lo que sucedió en mi apartamento unos días atrás. Grace y su maldita forma de montar...

Imaginarla solo causa un tirón en mi pantalón.

<No estoy para erecciones, joder.>

El recuerdo de ella sobre mi, balanceando sus caderas y su esbelto cuerpo hacia adelante y atrás sobre mi miembro, sus pechos rebotandome en la cara, su bella y suave piel y aquellos ojos esmeralda que no tienen barreras ni limitaciones. Te mira como si no le temiera a nada, como si pudiese comerse al mundo de un solo bocado y lo logra. Su boca y sus carnosos labios me doblegaron.

<Es sólo sexo, tranquilízate.>

Me digo a mi mismo, pero lo que esa chica me hace sentir... es abismal.

El placer carnal se le dá demasiado bien, tiene apenas diecinueve años y folla como una jodida profesional.

La necesito otra vez entre mis sábanas, pensarla más solo endurece mi entrepierna. Sus labios al rededor de mi...

—¿Henry? —regreso a mi realidad observando fijamente los ojos marrones de Atena—. ¿Me escuchaste?

—Lo siento, no, estoy algo distraído pero dime, ahora si. —propongo cuando el camarero viene ofreciéndonos más vino, ambos aceptamos.

—He dicho que... si te apetece... podemos... vernos de nuevo el ¿sábado quizás? —mi teléfono vibra en mi pantalón y le pido un momento para contestar.

Seas quien seas, gracias.

Me levanto de la mesa sin mirar el nombre en la pantalla, solo contesto.

—¿Diga? —meto mi mano sobrante dentro del bolsillo de mi pantalón.

Hello guapo... —mi tórax emite vibraciones al escuchar la voz del fondo.

—¿Grace?

—La misma.

—¿Cómo conseguiste mi número? —pregunto no pudiendo esconder mi media sonrisa.

Papá... —la escucho reír al otro lado de la línea y todo cuadra—. ¿Tienes planes para el próximo fin de semana? —miro furtivamente hacia donde Atena me espera aún sentada coqueteandole al camarero. Muerde sus gafas y juega con su cabello pasando el tacón de abuela por la pierna del pobre chico. Luce más que aterrado y sobre todo, incómodo observando hacia todas las direcciones.

—¿A qué debo la pregunta? —cuestiono debatiéndome entre aceptar a Atena quien primeramente me ha hecho la propuesta. Me sentiría mal si le dijera que no... pero muero por estar con Grace...

Ahora que lo pienso... nisiquiera es mi tipo. La mujer es coqueta con todo el que se le atraviesa, es muy en el fondo... ¿Linda?

Es amable, sí, pero no es mi tipo.

Así que no debo suprimirme y sucumbir ante los deseos que no me apetecen cumplir.

Papá quiere organizar un viaje y una cena en un resort en las costas de Irlanda. Será nuestro todo el fin de semana y estás entre la lista de invitados.

—Vaya, vaya... ¿Y a que se debe la celebración? —ella ríe.

—Mis temidos veinte años, los cumplo el sábado... espero que puedas estar aquí, cariño. —miro nuevamente a Atena impaciente en la mesa mordiéndose las uñas, me mira y aparto la mirada antes que ella.

Lo pienso y me doy cuenta que no tengo nada que pensar.

—Cuenta con ella cielo, ¿Debo llevar algún traje de prostituto sexy para ti o...? —ella se carcajea logrando que yo también ría—. Bien, entonces pactamos los detalles después, ahora debo colgar.

—Perfecto. Vi ses der, professor... —me dice en un idioma diferente... pero su voz no deja de ser candente. Dejo el celular pegado a mi oreja aun cuando la castaña ya ha colgado. Arremeto contra mis deseos carnales obligándome a olvidarlos por un rato y me encamino de regreso a la mesa. Tomo asiento.

—Lo siento, contratiempos en la empresa. —me sonríe.

—Oh, descuida. —me dice la mujer de gafas remarcando su acento irlandés.
Y me pregunto rápidamente, ¿Porqué Grace no lo tiene? ¿Sabe hablar más de un idioma? Porque aquello aunque no le haya entendido una mierda, sonó como si conociera perfectamente la lengua.
Si no me equivoco, era danés.

Esfumo mis locos pensamientos concentrandome en sacarle platica a Atena. La pobre no ha hecho más que escuchar palabras secas de mi boca, así que es mi turno de hablar mientras pienso en las posiciones diferentes en las que anhelo poner a mi sexy alumna de ojos verdes.

[...]

Grace

Mis lindos bombones irán al viaje y eso me tiene más que complacida.

Dejo el celular, sobre la cama recostandome boca abajo pensando y pensando. Han pasado ya casi cuatro dias desde la última vez que alguno de los dos me ha tocado. Los dos se ganan por igual, exceso de trabajo y lo único que me queda es jugar con los bellos aparatitos que daddy anteriormente me ha obsequiado. Son pasadas de las once de la noche, hablé con Henry hace una hora. Todos mis invitados y los de mi padre se han unido al plan de viajar a las costas irlandesas para festejar mi vigésimo cumpleaños. No son muchas personas y eso me agrada, son amigos de papá, amigos de la familia y sus familias y mis más allegados colegas.
Mis hermanos de crianza, Lena y Shawn.

Mis dos pecados capitales y mis padres.

Todo va viento en popa, en siete días exactos estaré disfrutando de la infinidad de botellas del vino que mi familia ha fabricado por décadas, ese resort, piscina, sol, tumbonas y cabañas con vista a las cascadas. Papá lo alquiló completo solo para nosotros, las mejores habitaciones, la mejor champaña, banquetes, almuerzos y la famosa cena de cumpleaños.

Será perfecto.

Siento poco a poco que me aburro, no tengo nada de sueño y la falta de sexo me está afectando hasta en lo más profundo.

Suspiro.

Y mi móvil suena exactamente cuatro veces.

N: Arreglate, ponte aún más linda de lo que ya eres, iré a buscarte a media noche. —11:31 p.m.

N: Tus padres están dormidos y quiero mostrarte algo. —11:32 p.m.

N: Tus labios rojos, única petición, usa lo que te plazca. —11:32 p.m.

N: Nos vemos en un rato, preciosa ;) —11:32 p.m.

Siento la felicidad, la victoria y la euforia recorrerme las venas.

No ví nisiquiera cuando salté de la cama respondiéndole con un solo mensaje.

G: Estaré lista en veinte... —11:36 p.m.

Me meto en la ducha tomando un baño rápido. Me seco el cabello a la velocidad de la luz y lo arreglo con el calor de la plancha para cabello, queda perfecto, aplico un poco de maquillaje en mi rostro, el labial rojo vivo es plasmado en mis labios.

Rebusco entre mis cajones privados, exactamente, los de ropa interior.

Observo justo en el fondo un sexy babydoll de encaje negro. Recuerdo haberlo comprado en el viaje a República Dominicana hace un año y jamás lo utilicé.

Creo que es el momento.

Me meto entre las delgadas bragas y el camisón corto que apenas y cubre la ropa interior dejando todo a la imaginación. Me siento en un pequeño sofá acolchado frente al espejo metiendo las piernas en mallas del mismo color y material. Las entrelazo con un liguero en cada pierna a mis bragas y opto por un par de tacones que aún no me pondré pero decido usar al pararme frente al espejo.

Luzco como una auténtica puta... y la imagen misma solo me hace sentir más deseosa.

Aplico desodorante corporal, algunas lociones en cremas de coco y al final el perfume sobre mi piel. Pecho, cuello y bragas de lejos por si las dudas. Un par de zarcillos no le hacen mal al juego así que los uso buscando una gabardina negra de doble botón cubriendo mi expuesto cuerpo. Niall me dice que está llendo hacia mi habitación y aquello solo logra desestabilizar aún más mi pulso. Toca ligeramente tres veces la puerta y me levanto de la cama a abrirle. Esta vez usa un traje negro con una corbata roja, su loción inunda de inmediato mi campo respiratorio acelerando los latidos de mi corazón.

Me escanea de arriba a abajo y no se detiene si no es hasta que nota mis labios del color que él pidió.

—¿Lista? —asiento tomando mis tacones en mano y mi celular.

Afuera todo está oscuro, somos silenciosos cuando creo que me llevará a su habitación, la cual por cierto se ha convertido en el estadio de los mejores polvos que hemos podido darnos. Nancy tuvo que viajar a Londres hoy, regresa mañana y quizás durante la semana, vuelva a Seattle. Ella cierra un par de negocios con su campaña de marketing, lo agradezco. Su ausencia me ha dado los mejores orgasmos de mi vida.

Me guía hasta la salida tomando las llaves que no son precisamente las de mi casa. Salimos de esta y caminamos sobre la acera, ya me he calzado. Tacones y pisadas junto a las traviesas risas son lo único que se escucha en esta solitaria y oscura calle.

Me está llevando a su próximo hogar.

La casa vecina y contigua.

Se adelanta para abrirme y encender las luces. Me deja pasar y me maravillo con los cambios de la nueva casa, es hermosa, he de admitir. Como si siempre hubiese sido habitada.

Cierra la puerta dejando las llaves sobre una mesita. Lleva sus manos a mi cintura y su aliento a menta y cierto rastro de licor, choca contra mi cuello.

—Sigamos... —susurra dejando un rápido beso en mi mejilla. Saca de su bolsillo un juego de llaves nuevo asegurándose de guiarme primero por las rústicas escaleras. Subimos hasta la tercera planta y vamos hacia el final del pasillo donde solo queda una puerta de madera café oscura y lisa. —Voy a mostrarte mi sala de entretenimiento, quizás... el cuarto de juegos... te va a gustar cariño. —me dice introduciendo una llave plateada en la perilla—Entra... —comienzo a caminar a pasos firmes, la habitación es oscura... hasta que Niall saca un pequeño control de mano que controla las luces y de pronto... siento que estoy en el jodido paraíso.

Frente a mi, se cierne una extensa cama con sábanas grises y una base baja del mismo color. Hay una pequeña chimenea manual a un lado y un sofá rojo individual. Las luces led rojas hacen un perfecto contraste con la oscuridad de la habitación, al frente hay solo cómodas modificadas en una sola pared. Parece algo normal con copas y licor.

Hasta que Niall me guía con la mano en mi cintura frente al mismo, dándole la espalda a la cama.

—Explora... la mandéa construir y distribuirsolo para ti. —me dice.

Lo miro sintiendo la curiosidad corromperme la cordura.

Lo hago, abriendo la primer gaveta larga del lado derecho, las palabras se atascan en mi garganta al ver el interior.

Lo miro y él con una sonrisa expectante, avanza hacia mi. Se posiciona detrás, adhiriéndose a mi cuerpo. Toma mi muñeca y la lleva hasta el centro tomando uno del contenido, sacándolo en el proceso.

Son vibradores.

Todos, negros, de diferentes formas y tamaños. Son electrónicos colocados meticulosamente en cada lugar. Me hace encender el que he tomado con la mano a gracia suya. —Observalo... sé que mueres por tenerlo ahí... —desciende con mi propia mano hasta mi entrepierna, abriéndose paso entre mi abrigo. Sus vibraciones sobre mi centro aún con las bragas puestas me ponen a temblar las piernas. Reprimo un jadeo echando la cabeza hacia atrás, ésta impacta contra su pecho. Contornea el vibrador sobre mis pliegues ya húmedos, no lo mete en mis bragas pero logra que mi clitoris lo sienta hasta la conciencia.

Se me escapa un jadeo.

Lo quita abruptamente sacándome de aquella burbuja de placer que apenas comenzaba a crearme.

Lo deja sobre la cómoda frente a nosotros y hunde su rostro en mi cabello. Le siento respirarme en la nuca causandome miles de escalofríos con potencia de paro cardíaco.

Mete sus manos entre mis brazos tomando los lazos de mi gabardina. Lo deshace y procede a desabotonarla botón por botón. —Déjame ver que hay debajo...

No me muevo, disfruto de lo que hace al abrir el abrigo. Lo desliza sobre mis hombros poniéndose frente a mi y deja caer la prenda al suelo. Sus ojos escanean todo mi cuerpo, de arriba a abajo. Se relame los labios posando sus ojos sobre mi busto, el diminuto sostén y la lencería transparente.

Quisiera tener el poder de leerle la mente y llenarme con sus pensamientos quizás, sucios.

Sus ojos encuentran los míos, levanta un poco más mi mentón para que lo mire y une nuestros labios en un beso tranquilo. Me quita la parte de arriba dejándola sobre la alfombra.

Mis pechos saltan ante sus ojos actuando inconscientes bajo la penumbra de su mirada.

La rapidez con la que me pega a su pecho me hace respingar, sus manos recorren mis senos, costados, cintura y piernas. De arriba hacia abajo. —De rodillas... —me susurra.

Acato la orden, desciendo bajo su intimidante y profunda mirada. Mi rostro queda a la altura de su pantalón. Acaricia mi cabello insinuando lo que creo que quiere.

Y yo también lo deseo.

Deshago su cinturón y y desabrocho la pretina de su pantalón bajando el cierre. Las líneas en forma de "V" son mucho más remarcadas. Trago duro tomando los extremos del elástico de la prenda y lo bajo sintiendo mi boca salivar poco a poco en tanto la tela negra del bóxer desciende lento y me deja ver mucho más del falo erecto que se ubica frente a mis ojos.

Sus dedos levantan sutilmente mi barbilla haciendo que lo mire desde abajo. Me sonríe con malicia y acaricia mi mejilla.

Tomo su miembro con mi mano dominante y comienzo desde arriba del perineo y subo con la lengua hasta meter el glande a mi boca. Jadea, lo estoy haciendo bien.

Chupo y succiono la punta dejando que mi saliva corra sobre el cuerpo del pene, lubricandolo. Lo introduzco más y más, haciéndolo desaparecer hasta el fondo de mi garganta. Lo saco y comienzo a masturbarlo volviendo a la corona. Está bastante duro y a la vez suave, justo como me gusta.

Niall toma control de mi cabello, embistiendo mi boca cada vez más rápido. Me gusta, me gusta muchísimo saborearlo. Disfruto del tacto que mi lengua tiene con el miembro, sintiendo el latir de las venas marcadas que adornan su falo. Mis labios aún siguen pintados de rojo, el lipstick es mate así que no me preocupa. Gruñe con vehemencia mientras folla mi boca, suelta maldiciones y gime, entonces se detiene sacándome abruptamente.  Hace que me levante, toma mi mentón con fuerza y me besa con los labios cargados de deseo. Lo noto, la dureza de su polla pide a gritos hundirse en mi. Quiero que lo haga y me rompa en dos si es posible.

Se deshace de mi camisón transparente dejándome en bragas y el liguero. Toma mis pechos desnudos entre sus manos y los amasa a su antojo pellizcandome los pezones. Gimo, me siento tan atrapada en la bruma del placer que me embarga.

Retrocedo con él y su miembro rozandome el vientre. Anhelo como nunca tenerlo dentro. Me deja bruscamente sobre la cama, me enciende la forma en la que sus ojos penetran los míos. Se retira saco, corbata, camisa y pantalones quedando solamente en boxers. Mis tacones caen al suelo y me abro de piernas lista para recibirlo.

Mentiría si dijera que bajo la luz roja, sus músculos no resaltan porque son todo lo contrario. Las últimas semanas lo he visto ir y venir por las noches empapado de sudor con ropa deportiva.
Hace ejercicio y aquello se muestra en semejante dios griego que tengo enfrente. Los músculos de su abdomen son definidos, sus brazos son grandes y su torso y espalda son anchos.

Necesito tenerlo dentro o moriré empapada y excitada.

Regresa a la cómoda donde guarda todos los juguetes y abre otra gaveta sacando un antifaz de satén negro, toma el mismo vibrador de hace un rato y levanta su corbata del suelo.

Estoy ya en medio de la cama, esperándolo. Niall gatea sobre ésta aprisionandome con su cuerpo. Deja los artefactos a un lado de mi y regresa a mis labios. La calidez de su lengua me tiene vuelta loca, toma su corbata y me obliga a levantar los brazos. Besa mi cuello.

«¡Joder, va a amarrarme a la puta cama!»

—De espaldas... —demanda y yo obedezco.

Con los brazos extendidos hacia arriba, ata mis muñecas con la corbata en un reforzado y perfecto nudo.

Toma el antifaz y cubre mis ojos dejándome sin la posibilidad de ver nada.

Lo último que alcancé a mirar fue una botella de vino en uno de los estantes.

«Esto sobrepasa todas mis expectativas.»

Sus manos recorren mi espalda desnuda alejando mi cabello hasta sentirla totalmente descubierta.
Por un momento solo siento su ausencia pero la cama se vuelve a hundir dándome a entender que se viene lo bueno.

—Abre las piernas, cariño. —mi pulso estalla bajo mi piel, no, es que siento que se me va a salir el maldito corazón por la vagina. Obedezco, se mete entre mis piernas acariciando mi cintura y mi trasero—. Sólo disfrútalo... —ahora tengo miedo... pero del bueno. Yo ya no sé ni que esperar, así que me atengo a las expectativas y...

Doy un respingo cuando siento la espalda mojada.

Esparce un líquido que toma camino en mi columna empapandome la espalda.

Levanto la pelvis por inercia y juro sentirme en el puto paraíso cuando su lengua comienza a recorrer toda mi piel. Desde mis hombros hasta el final de mi espalda, los músculos se me tensan y gimo fuerte cuando las vibraciones llegan a mi punto más sensible.

«Está... él tiene el vibrador justo en el lugar... justo en... ¡Joder!»

Veo puntos, veo estrellas y figuras o son alucinaciones porque esto se siente real...

Su erección está atrapada en su bóxer nuevamente, puedo sentirla cuando se frota con mi elevado trasero mientras su mano sigue masturbándome con aque sensacional vibrador negro.
Sube por la parte trasera de mi cuello y muerde el lóbulo de mi oreja.

—¿Te gusta? —¡¿Qué clase de pregunta es esa?! Estoy a nada de tener el primer orgasmo y la noche es larga... —Dímelo, cariño...

—S-Si... —me cuesta articular una simple palabra, arremete contra mi clitoris haciéndome retorcer y casi gritar en placer.

—¿Si que?

—Si daddy...

Jadea contra mi piel y de la nada ya me encuentro boca arriba sintiendo la ausencia del juguetito. Abre mis piernas y repite exactamente lo mismo con el líquido, no sé que demonios es pero huele a alcohol. Lo rocía sobre mis pechos, sobre mi cuello, abdomen e incluso sobre mi coño. Siento su aliento caliente contra mi cuello, lo besa y succiona endureciendo aún más mis pezones. Siento su palma extendida rozando uno de ellos, su dedo lo estimula en círculos y me obligo a gemir descontroladamente cuando atrapa uno de ellos con su boca.

Su lengua recorre mi anatomía entera.

Soy un manojo de excitación y palpitaciones no precisamente en el corazón...

De un momento a otro, ya no tengo puesto el antifaz pues me lo quita al tomar mis labios entre los suyos.

—Quiero que veas... se testigo de como te volveré loca... te voy a arrancar esas bragas y voy a hacer que te corras en mi boca hasta que ya no puedas más.

Este vocabulario es precisamente el que haría que mi cuerpo respondiera por sí solo. Ha recorrido todo mi cuerpo lamiendo y haciendo que mis bragas parezcan como sacadas del agua. Estoy empapada, mi centro exige atención.

Y me emociono.

Me emociono cuando desciende a besos de nuevo.

Besa mi vientre bajo, besa mi palpitante monte de venus encima de la tela. Misma que toma con los dientes y me sonríe pícaro subiendo una pierna en su hombro. Me arranca, literalmente, arranca las bragas dejándolas junto a su ropa tendida en el piso.

Mete su rodilla entre mis piernas, separandolas y se posa nuevamente sobre mi cuerpo, se acerca chupando la piel sensible de mi cuello, pechos y clavícula, hasta que vuelve a besarme. Toma su dura erección masturbándose así mismo bajo mi lujuriosa mirada. Estimula mi resbaladizo clitoris con el glande rosado untandome de mi propia humedad. Se acerca a mi oído y susurra;

—Las bragas me las quedo yo. —se entierra de una sola estocada hasta el fondo robandome un sonoro grito mitad gemido. Me llena completa, mis paredes se dilatan acostumbrándose a la invasión del grosor. Dolió... y me gustó.

No es como que tenga un pene demasiado pequeño, tiene potencia, largo, grande, grueso y jodidamente duro.

Toma el vibrador y lo mete entre los dos atinando al colocarlo justo en mi clitoris mientras me embiste hasta el fondo, duro y sin ningún tipo de consideración. Los brazos me duelen pero les resto importancia concentrandome en sentir lo que siento en la entrepierna.

Tira de un extremo del nudo que me retiene las muñecas, mis brazos caen sobre la cama y se deshace de la corbata. Pierdo el aire cuando su mano restante toma mi cuello a su merced.
Las estocadas son brutales y no quiero que pare, me está ahorcando, quiero que siga siendo así de rudo. Aún cuando retira el vibrador, mis manos toman su fuerte brazo, no intento apartarlo, quiero que siga. Me mira bajo la bruma del placer que nos embarga y gimo. Gimo todo lo que quiero, no me importa nada... nadie nos escucha, no hay peligro alguno. Grito y cae sobre mi, apoderándose de mi boca con un beso largo y candente. Su lengua invade mi boca, nisiquiera puedo besarlo correctamente pues mi concentración está en el falo que entra y sale de mi provocandome los espasmos del orgasmo que tanto había estado esperando. Contraigo apretando el jodido fierro entengo metido en la vagina, es sensacional sentir su suave piel y las venas que le palpitan al compaz de sus gemidos sobre mi cuello.

Estoy llegando... lo sabe, se lo hago saber cuando mis uñas se clavan en su espalda. No soy consciente de la fuerza con la que lo hago, pero al elevarme y meter el rostro entre su cuello y hombro, puedo notar las marcas que le he dejado. Me arranca las medias despedazandolas todas, nalgueandome con una fuerza sobrenatural, entierra sus dedos en mis glúteos y de momento ya no siento la cama. Está arrodillado sobre la misma con mi culo entre sus manos, entra y sale y mis piernas le rodean el trasero. Me aferro de sus hombros para no caer, volteo hacia mi izquierda y me maravillo con la imagen que tengo enfrente.

La pared es un completo espejo, permitiendonos ver el acto lascivo e incorrecto que estamos armando en esta habitación. Puedo sentir como llego al clímax como si me estuviesen apuñalando la entrepierna en olas de placer, gimo sobre sus labios. Niall aprovecha para morderme uno de ellos y tira de éste gruñendo en mi boca.

—¡Me voy a correr! —grito entre jadeos y gemidos, aquello pareció ser su incentivo mayor pues me sonrió y se detuvo con la respiración agitada.

—Aún no... —me dice dejándome en cuatro sobre la cama. Estamos de frente al gran espejo y es aún mejor cuando bota los cojines y almohadas al suelo.
Es el reflejo de la lujuria misma—... te dije que verías todo... —mi mirada está clavada al frente. Observándo su torso marcado empapado de sudor. Yo estoy igual o peor. Le veo y siento colocar el miembro de nuevo en mi entrada, su brazo marcado por venas resaltadas recorre mi espalda hasta que llega a mi nuca y posteriormente, enreda sus dedos en mi cabello—... incluso verás lo que tanto me excita cuanto de corras... —me empalma con su erección llegandome hasta la puta conciencia. Abro aún más las piernas recibiendolo con gusto. Se inclina y comienza a besar mi espalda hasta arriba y llegar a mi hombro moviéndose como perro en celo, rápido y profundo—... mira como te follo, Grace. —susurra mordiendo el lóbulo de mi oreja—. Eres mía...

«¡Santa puta mierda!»

—¡Joder... así, sigue... sigue así! —grito en descontrol empuñando las sábanas con mis manos.

Deja un rato mi cabello creyendo que se concentrará en mi cadera... y hasta cierto punto lo hace, solo cuando llega y me suelta una dura tanda de azotes y nalgadas que me dejan ardiento el culo.
Grito, estoy en esa delgada línea que mezcla el dolor y el placer y me sumerjo en ella. Lo hace incontables veces haciéndome sentir como Julieta de una de las obras de Marqués de Sade. Soy una masoquista de mierda que se está dejando tratar como una puta, no hay precedentes.

Y lo peor es que me excita sus rudeza y su brusquedad. Me excita escucharlo gruñir, gemir y maldecir justo como ahora. Puedo ver a la perfección mis glúteos estampandose con su pelvis, el sonido es místico. Piel con piel como si estuviésemos hechos para encajar desde dentro. Como si su miembro hubiese sido elaborado en un molde con las medidas perfectas para mi.

—¡Merda! —Las paredes de mi sexo se contraen y disfruto de la magnitud del orgasmo que me libera de mi delicioso calvario.
Nos corremos prácticamente al mismo tiempo pues aprieto causando una mejor fricción en él y los chorros del empalme gotean sobre la cama. Fluidos combinados entre los resultados de mi orgasmo y su eyaculación dentro y fuera de mi cuerpo. Él gime echando hacia atrás la cabeza.

Su pecho está rojo y brilloso a causa de las gotitas de sudor que resbalan de su torso hacia los cuadritos que se le marcan en el abdomen.

Me mira a través del reflejo y sonríe nalgueandome una última vez antes de salir de mi interior.

Incluso el abandono se sintió delicioso.

Gateo hacia el inicio de la cama cuando él ya se ha levantado en busca de algo con qué limpiarse y observo de perfil el enrojecimiento de mis glúteos. Sus manos están marcadas ahí y me encuentro sudorosa tratando de regular mi respiración. Le doy la espalda a la pared de espejos y me apoyo de la misma sentada al inicio de la cama. Me recuesto sobre mi pierna izquierda encogiendo la derecha sobre esta. Me apoyo de mi codo y con mi mano restante me acaricio los pechos sintiendo el cosquilleo que su viva imagen causa en mis pezones. Está parado frente a mi, desnudo y con una nueva erección. Le hago un ademán con el índice invitándolo a regresar.

Lo hace tomando una botella de vino destapada de la mesita de noche y bebe un largo trago de esta.

Me la extiende.

La tomo y hago exactamente lo mismo.

—De tu piel sabe mejor. —murmura acercándose a gatas a mi cuerpo. Le tomo el cuello acercandolo a mis labios y lo beso sin preámbulos. Sus manos tiran de mis pezones y después los acaricia amasando a su gusto mis pechos por igual.

Su idea de llenarme de vino el cuerpo para después beber del mismo me causa una satisfacción enorme.

Estoy segura que a Nancy no le ha hecho ni la mitad de las cosas que ya me hizo a mi.

No tengo nada contra ella, solo tomo a su hombre y lo consuelo de las únicas formas en las que sé y me gusta.

Aún recuerdo la única vez que "accidentalmente" los escuché y espié en el fallido intento de un polvo nocturno.

«Espiar es malo.

Espiar a la gente es malo, Grace.

Solo no puedo evitarlo cuando se trata del sexy castaño "intentando tener relaciones con su esposa".

Luce cansado, la puerta está entreabierta, están en la posición del clásico misionero y lo que más me sorprende es que Nancy no gime.

Se los reprime.

¡¿Cómo no vas a gemir cuando tienes a semejante anaconda dentro de ti, mujer?!

Yo no podría, ese hombre me saca hasta el último grado de conciencia por la garganta.

Aún así, el rostro de Niall es el de alguien que ruega por sexo salvaje en algún momento. Pero ese momento no llega, ¡ELLA NO GIME!

Niall intenta ser rudo, sé que le encanta serlo durante el sexo, pero Nancy se queja diciendo que no le gusta así.

¡¿CÓMO NO TE VA A GUSTAR?!

Niall parece cansarse y le dice que es todo.

Ella no tiene problemas y lo besa repitiendole lo fantástico que es y que espera repetir después.

Niall le sonríe pero no es una sonrisa sincera, quizás forzosa, pero cuando se aleja para retirar el condón de su miembro, puedo notar aleguas que aún continúa excitado. Se nota un bulto bastante grande y notorio cuando vuelve a ponerse el bóxer y el pantalón de Chándal. Nancy se viste también y Niall vuelve a ponerse su camiseta.

Es cuando caigo en cuenta de las cosas.

Niall estaba usando condón... con su esposa...

Conmigo no los usa...

Oh dios...

¿Será esto alguna señal de preferencia?

Realmente no lo sé, pero me emociona el hecho de pensar que es así.

—Iré por agua a la cocina, ¿Quieres algo?

—Estoy bien, gracias. —ella le responde sin muchos ánimos de por medio.

Ahora entiendo la poca interacción y quimica que hay en la relación. Preferiría no opinar ya que no es un tema que realmente me incumba aunque viendo bien las cosas, entiendo la razón de porqué un hombre tan pulcro, serio y demandante como el castaño; pudo acceder ante mis indecorosas propuestas de placer extramarital.

Repito, no es tema mío así que yo solo me limitaré a concentrarme en darle todo el placer que ella se niega a brindarle.

Niall se calza solo para tomar rumbo hacía la puerta y es cuando rápidamente dejo de espiar solo para hacerme la tonta como si solo estuviese caminando cerca de la puerta en dirección a mi habitación.

—Creí que dormías. —le escucho decir a mis espaldas.

Bien, es tu momento de actuar como si no hubieras estado pegada a la puerta, tú puedes Grace.»

Esa noche follamos dentro del baño como dos maníacos del sexo. Me hizo llegar dos veces y el pensar que corríamos el riesgo de ser escuchados o descubiertos, lo hacía todo más excitante.

Regreso a mi realidad, sintiendo la calidez de sus labios fundiéndose entre los míos con sabor a vino.

Cambiamos de posición siendo él quien esté sentado apoyando la espalda de los espejos conmigo encima.

La piel le ha quedado marcada, me disculparía pero a decir verdad, me gusta saber que no le molestan mis arrebatos ni arañazos. Observo mi reflejo y después lo observo a él, tengo chupetones en el cuello, en el pecho y en los senos. Marcas rojas y algunas incluso hasta moradas.

Deja a un lado la botella y se concentra en prender su boca de mis pechos otra vez.

Tan solo eso ha bastado para volver a humedecerme la entrepierna.

Soy débil ante sus caricias y su lengua jugueteando con mi pezón. Le tomo el rostro con la intención de que me mire, succiona mi pecho y lo suelta lentamente hasta que lo hace. Me observa directo a los ojos con las manos puestas en mi trasero.

—¿Existe la posibilidad de un segundo... tercero y cuarto round? —rozo nuestros labios.

Refuerza su agarre robandome el aliento y clavando los dedos en mi piel.

—Oh cariño... —ríe y me besa—. Voy a metértela hasta que me canse... hasta que lo único que quede en ti sean las sensaciones que sabes que solo yo puedo causar en ti... hasta que las piernas no te respondan y el coño te duela. —Se lanza sobre mi apresando mis muñecas de nuevo. Niall es así, posesivo y vehemente, dictador... es hombría pura que colisiona con mis pensamientos de ninfómana.

Afuera los cielos de la noche son fríos y bajos, con fuertes vientos y granizo helado. Pero cuando estamos debajo de las sábanas, hacemos tres meses de verano y calor en ellas.

Solo dios sabe si algún día tendremos suficiente de esto.

Hasta que toquemos fondo... o nos ahogemos en nuestro propio mar de sensaciones.

Y no será para nada bonito...

De esto estoy totalmente convencida.

━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━

"La confianza y la familia en algún momento dejan de cuadrar."

"¿A quién le importa lo que la gente piense?

Somos dos seres que disfrutan de los terrenos que los cobardes no se atreven a explorar, somos placeres efímeros que solo en la cama se atreven a colisionar."

━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━

AllfEdwardS.✨

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