Laila Scamander Y La Maldició...

By fanfics_and_fandom

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#6 《La segunda guerra mágica ha comenzado.》 Un verano lleno de pesadillas , insomnio, desnutrición y poco cu... More

Sinopsis + TRAILER
1: Desaparecida
2: Laila Scamander
3: Bienvenida!
4: Ahogando
5: Los Malfoy
6: Sortilegios Weasley
7: Desliz
8: Slughorn
9: El Elegido
10: Comenzar
11: Pociones de amor y suerte
12: Borrachera
13: Una horrible mañana
14: Pruebas de Quidditch
15: Dean Thomas
16: Katie Bell
17: Entrenamientos
18: Halloween
19: Lo que la fiesta se llevó.
20: Comentarista
21: Cumpleaños
22: Aceptar el dolor
23: Fiesta de Slughorn.
24: Navidad en Dorset
25: Una severa conversación
26: Lo que quiero
27: Novedad
28: Clase de aparicion
29: Idiota San Valentin
31: Envenenado
32: Me he quedado viuda!
33: Ellos no entienden
34: Elfos espías
35: Felix Felicis
36: Horrocrux
37: Sectumsempra
38: Serenidad
39: La Calma antes de La Tormenta
40: El Otro Elegido
41: Dumbledore
42: Consuelo
43: Sepulcro
Laila Scamander y Las reliquias de la muerte

30: Peligrosa Amortentia

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By fanfics_and_fandom

Cuando me desperté no fue precisamente bonito.

Para empezar había un montón de niños que me estaban viendo, debían tener once o doce años. Y de entre ellos, en el medio, se encontraba mi amigo Dean Thomas, que estaba sentado en una silla frente a mi. Al verme despertar sonrió.

—Bienvenida al mundo de los vivos —me saludo.

—¿Y Harry?—pregunte de inmediato, lo último que recordaba era ver el rostro de Harry antes de dormir. Sentía la boca extremadamente seca que hasta me dolía, y atrás de la cabeza sentía muy pesado.

—Creo que fue a traerte desayuno—mi amigo respondió, yo me masajeé las sienes bostezando y alce una ceja, viéndolo confundida.

—¿Y porque estás aquí conmigo?

—Me pidió que te vigilara para darte vuelta si es que empezabas a vomitar.—Dean se encogió de hombros.

—Ah que bonito. No sabía que eras poeta—murmuré, y vi a todos los niños que estaban a mis alrededor, algunos inmediatamente desviaron la mirada, y se sonrojaron—. ¿Y este publico? ¿Admiradores?

—Bueno, cuando tienes 11 años te da curiosidad el ebrio del salón ¿no? Además todos despertaron ante la imagen de ti y Harry durmiendo en el sofá. Es el elegido. Les produce curiosidad.

Rodé los ojos poniéndome una mano en la frente, me vi, traía un suéter verde tejido con una snitch en el centro, este suéter era marca registrada de la señora Weasley, el suéter de Harry. Me habían cubierto las piernas desnudas por el vestido con varias mantas y alguien me había hecho una coleta en el pelo, de seguro para que no se manchara de vomito por si acaso. Pensando en eso inmediatamente me puse mano en la boca sintiendo las nauseas subir por mi esófago.

—¡Atrás! ¡todo el mundo atrás!—Dean le advirtió a los niños haciendo aparecer por magia un cubo y me lo puso encima para que yo vomitara mientras los niños jadeaban y daban gritos ahogados.

Lo único que salió de mi boca fue un pequeño eructo.

—Vayan a desayunar!—les apure a los chicos que rápidamente se fueron un poco asustados, mientras yo suspiraba queriendo morirme. Ayer no había bebido para olvidar, había bebido para divertirme y ahora no me sentía fatal emocionalmente solo físicamente. La cabeza me daba vueltas y ni siquiera sabia donde estaba mi gato, de seguro todavía en la torre de Ravenclaw.

—¿Tuvieron algún problema los dos? Ayer escuche a Harry gritar con Ron. Nevile evito que los dos se pelearan.

Suspiré.

—Discutimos por Malfoy. Digo, él es mi amigo...

—Hizo que casi mataran al hipogrifo de Hagrid.—Dean alzo una ceja, viéndome como si me hubiera dado un golpe en la cabeza.

—Esta cambiando. Creo que las personas pueden cambiar. Me dijeron que mi papá era un imbecil mujeriego pero cambió por mi mamá. El padre de Harry era inmaduro pero cambió por su esposa— explique—. La gente cambia para bien.

—Eres muy buena persona para creer en eso.

—Creo que deducir que el es un mortifago solo por su familia es un prejuicio. —vi el fondo de la cubeta pensando en Morgana, en Merlín, en mis compañeros—. Nadie malo es en realidad completamente malo al igual que nadie bueno es en verdad completamente bueno.

Ambos nos quedamos en un silencio, mientras yo recordaba los eventos de ayer en la noche, pasando en mi cabeza, recordaba beber, mucho, y ver a Romilda Vane poner sus manos en mi novio, luego golpearla en el rostro y.....

Me vi la mano, estaba un poco hinchada y roja, recordé como mi magia había actuado en un arranque de celos, y le había hecho crecer todo el cabello, incluyendo las cejas, las pestañas y el bigote a un nivel descomunal de metros. Al notar de como me veía las manos, Dean habló de nuevo.

—Le diste un buen golpe, se lo merecía, estaba coqueteando con alguien que ya tiene novia, eso no se hace.

—Ya ni siquiera sé si somos pareja, él es demasiado cerrado—murmuré—. No creo que le agrade que Draco Malfoy este en mi circulo cerrado, solo acepta que Blaise es mi amigo porque no tiene ninguna relacion con mortifagos y es gay. Pero obviamente no quiero romper con él...tal vez el rompa conmigo....

—Mira, no opinare sobre tus amigos de Slytherin porque me desagradan pero creo que los dos hacen una buena pareja así que te diré un secreto no tan secreto— él suspiró—. Harry siempre te presume.

—¿Me presume?—alze las cejas acomodándome mejor en el sillón.

—No como un premio. Me refiero a que hace creer a todos que nadie encontrara alguien tan perfecto o perfecta como tu. A veces nos tiene hartos—Dean explicó más detalladamente —. Para él eres más inteligente que Hermione, más bonita que una Veela, siempre dice "Laila saco la nota mas alta en Transformaciones" , "Laila es la única con las agallas para pasar Cuidado de Criaturas Magicas", Laila esto, Laila aquello. Hace parecer a las otras chicas como sacos de estiércol comparadas a ti. El idiota te ama.

Me puse las manos en el cuello, desviando la mirada y no pude evitar sonreír al pensar en todo lo que había dicho. Yo siempre me presumía a mi misma por mi enorme ego y narcisismo además de confianza en mi misma. Se sentía...bien, muy bien que otra persona me presumia a mi con orgullo y admiración como Harry lo hacía. Todo el enojo que sentí ayer desapareció.

—Entiende a tu novio. Ahora son pareja y tu eres la amiga de su némesis. Draco desde que lo conocía se ha puesto como meta hacerle la vida imposible—Dean me recordó, luego junto las manos y se paro de su asiento—. Bueno, ahora que estás consciente mi trabajo aquí está hecho. ¡Nos vemos ex novia!

Me despedí de él alzando la mano viendo como mi amigo salía por el agujero del retrato de la dama gorda, al mismo tiempo que Harry entraba. Dean le palmeo el hombro y me apuntó.

—Ahí está tu adorable borrachita.

Harry me traía un pedazo de torta de melaza, hice una mueca de asco al olor que desprendia de desayuno frito como huevos y tocino. Me dio un vaso de agua que inmediatamente en solo unos segundos me la tomé toda. Ambos nos quedamos en silencio a la vez que él se sentaba a mi lado.

—¿Ron y Hermione ?

—Desayunando. Ron tuvo la idea de ponerte una gafas de sol y hacerte levitar pero...—suspiro—. Hermione y él comenzaron a gritar...

Hice una mueca de irritación, desde que Lavander y Ron estaban juntos....bueno....las cosas no iban nada bien entre él y Hermione.

—Nunca más volvamos a hacer una doble cita—Harry afirmó y yo asentí, el aire un poco incomodo, pensando que decir. No quería volver al tema de Draco pero lo hablaríamos tarde o temprano y si era tarde tal vez se volvería peor. El me tendió el pedazo de torta de melaza y yo la acepte.

—Si te demuestro con evidencias y todo de que Draco no es un mortifago dejarás el asunto?—le propuse.

—No te puedo mentir. Nunca estaré de acuerdo. Laila, solo piénsalo, su padre en Azkaban, él ahora es reclutado como espía de Voldemort dentro del castillo y obtiene lo que quiere; a ti.

—Honestamente creo que el mago más tenebroso es más inteligente que poner de espía a un chico de 16 años— lo vi incrédula, Harry apretó los labios, desviando la mirada—. Harry, te he apoyado en todas tus ideas por mas tontas o increíbles que fueran y siempre te he creído, ahora solo déjame dudar.

—Trato de cuidar de ti.—él enfatizo.

—Puedo cuidarme yo sola— le recordé. Harry ya había visto de lo que yo con mis poderes era capaz.

—Por supuesto que lo se. Solo es que....—suspiró—. Se lo prometí a Sirius.

Ambos caímos en ese silencio cada vez que mencionaban a él. Decidí que le probaría a Harry que Draco no me haría ningún daño, él no era un peligro.

—De acuerdo, que te parece si me voy a duchar, me cepillos los dientes y continuamos lo que dejamos en San Valentin. Esta vez solo nosotros dos— propuse de mejor animo, él asintió sonriendo un poco, le di un beso en la frente contenta de solucionar las cosas, me pare del sillón envolviéndome en las mantas sin embargo me detuve—. ¿Has visto a Presidente Besos?

—Luna lo encontró en la punta de la torre de Ravenclaw vomitando una bola de pelos y corazones de papel.

—Ese gato tiene mas vidas que tú.

[...]

Aunque pensaba todo el día en que pruebas podía darle a Harry no se me ocurría nada mas que mostrarle el brazo de Draco sin ninguna marca tenebrosa, pero obviamente Harry diría que estaría cubierto, un buen argumento. Harry se pasaba mucho tiempo viendo el mapa del merodeador, seguramente buscando algo sospechoso que Draco estuviera haciendo, mas bien donde. Me preguntó por que ya no estaba tanto con Crabbe y Goyle siendo que todos los años estaban juntos, un comportamiento extraño, me encogí de hombros y le respondí que tal vez Draco ahora quería estar con personas mas geniales como yo, no le causo mucha gracia.

Aun asi no volvimos a pelear por eso, notaba su mirada molesta cuando yo hablaba con Blaise o Draco en el pasillo, sobre todo cuando Draco me ponía una mano en el hombro y le sonreía a mi novio para hacerlo enojar. Al notar esto, convertí su mano en mi hombro en la pata de un gato, haciendo que Harry sonriera.

Febrero dejó paso a marzo y el tiempo no cambió mucho, aunque además de llover hacía más viento. Todos los estudiantes manifestaron indignación cuando en los tablones de anuncios de las casas apareció un letrero que informaba sobre la cancelación de la siguiente excursión a Hogsmeade. Ron se puso furioso.

—¡Iba a coincidir con mi cumpleaños! —exclamó—. ¡Me hacía mucha ilusión!

—A mí no me sorprende que la hayan suspendido, la verdad —dijo Harry—. Después de lo que le pasó a Katie... 

Katie todavía no había vuelto de San Mungo. Y además, El Profeta había informado de otras desapariciones, entre ellas varios parientes de alumnos de Hogwarts, que cada vez se volvían mas paranoicos y alterados.

—Pues lo único que ahora podrá motivarme un poco es esa tontería de la Aparición —refunfuñó Ron—. Menudo regalo de cumpleaños...

 Ya llevábamos tres sesiones y se estaba demostrando que la Aparición no era coser y cantar; a lo sumo, algunos estudiantes habían conseguido despartirse, yo fui una una de ellos y no había sido nada bonito. Se respiraba un ambiente de frustración y una palpable hostilidad hacia Wilkie Twycross y sus tres D, lo cual había dado pie a varios apodos para el instructor; los más educados, don Desastre y doctor Desgracia.

El primero de Marzo caía el cumpleaños de Ron, así que fui una de las primeras en despertarme y vestirme, hice mi camino hacia el dormitorio de los chicos, primero tocando y asegurando que no los interrumpiera vistiéndose, y es que menos mal ya todos estaban vestidos. Seamus y Dean me abrieron la puerta y me saludaron antes de irse a desayunar. Neville se estaba poniendo una chaqueta. Tome impulso y fui corriendo tirandome encima de Ron quien estaba dormido, bueno ahora ya no mas, golpeándolo con todo mi peso.

—¡Feliz cumpleaños, Ron! —grité, él en respuesta me puso una mano en la cara y me tiro al suelo—. ¡Ay!

Aun así reí contenta al ver su expresión de molestia, me levante y me acosté en la cama junto a Harry quien se había despertado por mi grito y se estaba poniendo las gafas. Tire mi regalo a el pequeño montón de regalos que Ron ya tenía.

—No te enojes, te traje un regalo— luego puse mi cabeza en el hombro de Harry—. Mira cariño, nuestro pequeño niño ya tiene 17 años, es mayor de edad, parece como si fuera ayer cuando casi se mata en un juego de ajedrez.

Harry sonrió y vio a Ron que estaba en la cama de al lado.

—Feliz cumpleaños. Toma, tu regalo.— le lanzó un paquete sobre la cama , donde ya había un pequeño montón de obsequios.

—Gracias —contestó Ron, adormilado, y mientras desgarraba el envoltorio, Harry se levantó a buscar lo que sea que fuera, mientras yo bostece y me abrase a la almohada con un poco de sueño, James y Castiel, mis bowtruckles, salieron de mis bolsillos y fueron curiosos para ver los obsequios de Ron.

—¡Son fenomenales, Harry! ¡Muchas gracias! —exclamó Ron, agitando unos guantes de guardián nuevos.

—De nada —repuso Harry, distraído, mientras escudriñaba el dormitorio de Slytherin en busca de Malfoy obviamente —. ¡Eh, me parece que no está en la cama...!

—Pues no, es la hora del desayuno, cuatro ojos—respondí.

—¡Qué pasada de regalos me han hecho este año! —se alegró, y sostuvo en alto un pesado reloj de pulsera de oro con extraños símbolos alrededor de la esfera y diminutas estrellas móviles en lugar de manecillas—. ¡Mira lo que me han enviado mis padres! Jo, me parece que el año que viene también me haré mayor de edad.

—Qué bonito —contestó Harry echándole un breve vistazo al reloj, y siguió examinando atentamente el mapa, haciéndome rodar los ojos ¿y se suponía que él estaba celoso de Draco y de mi?

—¿Quieren uno? —ofreció Ron con la boca llena, tendiendo una caja de calderos de chocolate.

—Mhmm...—iba a tomar uno pero luego negué con la cabeza—. Nah, hay panqueques con salsa de chocolate abajo, paso, además no me gustan los que están rellenos con licor.

—¿En serio?—se sorprendió Ron y yo le lanze una almohada a la cara.

—No, gracias —dijo Harry, y levantó la cabeza—. ¡Malfoy ha vuelto a esfumarse!

—No puede ser —dijimos yo y Ron a la vez con sarcasmo mientras mi amigo pelirrojo se zampó otro caldero y se levantaba para vestirse—. ¡Vamos, si no te das prisa tendrás que aparecerte con el estómago vacío! Aunque, ahora que lo pienso, quizá sería más fácil así... —Se quedó mirando la caja de calderos de chocolate, pensativo; luego se encogió de hombros y se comió el tercero.

Me di la vuelta, cerrando los ojos escondiendo mi cara en la almohada para que Ron se vistiera tranquilamente, una vez Harry me dijo que podia abrir los ojos ya que Ron se había vestido me tomo de la mano levantándome de la cama y entrelazamos los dedos.

—¿Estás listo? —le preguntó Harry a Ron mientras los dos íbamos hacia la puerta. Pero Ron no se movió; se había apoyado contra un poste de su cama y miraba por la ventana, azotada por la lluvia, con los ojos desenfocados de una forma muy extraña —. ¡Vamos! ¡El desayuno!

—No tengo hambre.

Agrande los ojos sorprendida y vi a Harry preocupada.

—Pero ¿no acabas de decir...?

—Está bien, bajaré contigo —cedió con un suspiro—, pero no voy a comer nada.

Harry lo observó con ceño.

—Te has comido media caja de calderos, ¿verdad?

—No es eso —contestó Ron, y volvió a suspirar—. Déjalo; tú... no lo entenderías. Ya tienes a Laila.

—Y que lo digas —repuso Harry, muy extrañado, y se dio la vuelta para salir al pasillo, llevándome con él—. Bien, nos vemos abajo.

—¡Harry! —exclamó de pronto Ron.

—¿Qué?

—¡No puedo soportarlo!

—¿Qué es lo que no puedes soportar? —pregunté alarmada pero algo contenta de no haber comido lo que sea que fuera eso  Ron había palidecido y daba la impresión de que iba a vomitar.

—¡No puedo dejar de pensar en ella! —admitió Ron con voz quebrada.

Harry lo miró boquiabierto. No estaba preparado para una cosa así, y no estaba seguro de querer escuchar su confesión. Yo estaba dispuesta a escuchar a Ron hablar empalagosamente sobre Lavander pero Harry no, él me miro y se inclino para susurrarme.

— Es mi mejor amigo, pero si Ron empieza a llamar a Lavender «La-La», nos vamos ahora.

—No todas las parejas tienen buenos sobrenombres, cara rajada—le susurre antes de ver a Ron de nuevo, con una mirada comprensiva—. ¿Y por qué eso va a impedirte bajar a desayunar? 

—Me parece que ella ni siquiera sabe que existo —dijo Ron con un gesto de desesperación.

—¡Claro que sabe que existes! —exclamó Harry, perplejo—. Se pasa el día besándote, ¿no?

—¿De quién estás hablando? —Ron parpadeó.

—¿Y de quién estás hablando tú? —Era evidente que aquel diálogo no tenía ni pizca de lógica.

—De Romilda Vane —contestó Ron con un hilo de voz, pero el rostro se le iluminó como si hubiese recibido un rayo de sol. Mire a mi amigo pelirrojo y luego a Harry, quien al cabo preguntó;

—Es una broma, ¿verdad? Te estás burlando de mí.

—Creo que... creo que estoy enamorado de ella —confesó Ron con voz ahogada. Rápidamente me deshice de la mano de Harry y fui hasta Ron preocupada, poniéndole una mano en la frente, no tenia fiebre.

—Vale. —Harry se acercó a él, fingiendo que le examinaba los ojos y el pálido semblante—. Muy bien. Dilo otra vez sin reírte.

—Estoy enamorado de ella —repitió Ron con voz entrecortada—. ¿Has visto su cabello? Es negro, brillante y sedoso... ¡Y sus ojos! ¡Sus enormes ojos castaños! Y su... 

—Oye, mira, todo esto es muy divertido —lo cortó Harry—, pero basta de bromas, ¿de acuerdo? Déjalo ya.

Giró sobre los talones y se dirigió hacia la puerta, pero apenas había dado dos pasos cuando recibió un puñetazo en la oreja derecha de parte de Ron. Se dio la vuelta tambaleándose.
Ron tenía el brazo preparado y el rostro crispado, a punto de golpearlo de nuevo.

—Ron!—grité sin poder creerlo, sorprendida ante esto—. ¡Ya basta!

Reaccionando de manera instintiva, Harry sacó su varita del bolsillo y pronunció el conjuro:

—¡Levicorpus!

Una fuerza invisible tiró del talón de Ron hacia arriba. El muchacho soltó un grito y quedó colgado cabeza abajo, indefenso, con la túnica colgando.

—¿Por qué me has golpeado? —bramó Harry mientras yo lo ayudaba, le puse una mano en el costado done lo habia golpeado el otro, murmurando la magia sanadora de Morgana.

—¡La has insultado! ¡Has dicho que era una broma! —gritó Ron, y su cara empezó a amoratarse por la sangre que le bajaba a la cabeza.

—¿Oye Ro-ro que diablos te pasa?—fruncí el ceño.

—¿Te has vuelto loco? ¿Qué demonios te ha...? —Harry preguntó, yo fui hacia la cama del cumpleañero y tome la caja de bombones confundida, sin embargo mi novio al parecer se dio cuenta de la verdad,—. ¿De dónde has sacado esos calderos de chocolate?

—¡Son un regalo de cumpleaños! —chilló Ron, dando vueltas lentamente en el aire mientras intentaba soltarse—. ¡Te he ofrecido uno! ¿No te acuerdas?

—Los has tomado del suelo, ¿verdad?

—Se han caído de mi cama, ¿te enteras? ¡Déjame bajar!

—Harry, ¿que sucede?

—No se han caído de tu cama, inútil. ¿Es que no lo entiendes? Esos calderos son míos, los saqué de mi baúl cuando buscaba el mapa. ¡Son los que me regaló Romilda antes de Navidad y están rellenos de filtro de amor!

Pero Ron sólo oyó una de las palabras pronunciadas por Harry.

—¿Romilda? —repitió—. ¿Has dicho Romilda? ¿Tú la conoces, Harry? ¿Puedes presentármela?

Suspire enojada y aliviada, los filtros de amor tenían una solución, podia haberle pasado algo a Ron mucho peor. Pero que Romilda Vane haya tenido el coraje de darle filtro de amor a MI novio, me hizo arder de rabia por dentro. Harry me miro, por una parte (la que estaba más cerca de su dolorida oreja derecha) lo tentaba la idea de bajarlo y ver cómo se comportaba igual que un enajenado hasta que le pasasen los efectos de la poción. Pero, por la otra, se suponía que eran amigos... 

—Harry!—lo reprimí ante sus pensamientos—. Si dejas que Ron se le vaya a declarar a Romilda Vane, yo te dare un puñetazo.

—Vamos, Ron—dijo Harry por fin—. Ahora voy a bajarte, te presentaré a Romilda Vane.

Lo hizo caer de golpe (al fin y al cabo, la oreja le dolía mucho), pero Ron, en lugar de protestar, se puso en pie con agilidad y muy sonriente.

—Debe de estar en el despacho de Slughorn —añadió Harry, ambos saliendo del dormitorio.

—¿Por qué iba a estar ahí? —preguntó Ron, corriendo para alcanzarnos.

—Es que Slughorn le da clases de repaso de Pociones —inventó Harry.

—A lo mejor puedo pedir que me dejen ir con ella, ¿no? —dijo Ron, esperanzado.

—Me parece una idea genial.

Lavender estaba esperando junto al hueco del retrato, una complicación que Harry no había previsto.

—¡Llegas tarde, Ro-Ro! —protestó la muchacha haciendo un mohín—. Te he traído un regalo de...

 —Déjame en paz —la interrumpió Ron con impaciencia—, Harry va a presentarme a Romilda Vane.

Y salió por el hueco del retrato sin dirigirle ni una palabra más. Decidí quedarme con Lavander para darle una explicación ya que se veía a punto de asesinar a alguien.

—Se ha comido por accidente unos calderos con filtro de amor de Romilda Vane. Eran para Harry. Lo esta llevando para que le den la cura.—le expliqué—. Piensa como si estuviera enfermo.

—¿Romilda Vane le dio filtro de amor a Harry??—ella al parecer se interesó mas por el chisme—. ¿Y que piensas hacer?

—Bueno...—trate de controlar el enojo en mi voz—. Si ella cree que puede darle amortentia a MI novio pues esta muy equivocada. Y ahora si me disculpas, iré a descargar mi ira en algo que no se pueda destrozar con tanta sencillez como el cuerpo humano de una chica de quince años.

Proximamente la venganza de Laila jsjajaja, piensen que sera peor para Romilda por que luego Ron se pone mucho peor.

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