Enamorando al Enemigo

By Iselayuki

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Desde que se encontró con ese apuesto hombre, Claudia perdió la cabeza por él, tanto que hizo todo lo posib... More

Aviso
Prologo
Capítulo 1
Capitulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo final
Epilogo

Capítulo 2

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By Iselayuki

―¿Podría darse prisa? ―preguntó impaciente Claudia al conductor del taxi, quien la miró por el espejo retrovisor con mala cara. Era la quinta vez que preguntaba lo mismo y comenzaba a perder la calma.

―Señorita, estoy en la máxima velocidad permitida ―contestó con una sonrisa forzada.

―Lo siento, pero solo si pudiera acelerar otro poquito...

El hombre solo sacudió la cabeza y se concentró en el camino, ignorando sus nada sutiles peticiones.

Cuando bajo del vehículo ni siquiera se molestó en recibir el cambio, subió de prisa los escalones de la entrada e ingreso al edificio. Oprimió el botón del ascensor y entró, moría por saber más sobre ese hombre que la había cautivado. Así que esperaba que su amiga hubiera hecho su trabajo y que le hiciera saber más sobre él.

―¡Llegue! ¡Llegue! ―gritó mientras entraba en el departamento y cerraba la puerta con el pie. Ise la miró con cara de póker, claramente sorprendida. Claudia era un caso, pero ahora parecía un huracán. Dejó la malera junto a la puerta y corrió hasta donde estaba―. ¡Llegue! ―repitió dejándose caer a su lado.

―Ya escuché. Deja de gritar. ¿En que llegaste? ¿Volando?

―No, en un taxi. Dime que averiguaste. Anda, anda.

―¡Oye! Al menos deberías saludarme. ―Negó―.Te vas por dos semanas y ni siquiera me das un abrazo.

―Hola Ise, te extrañe ―murmuró, dándole un rápido abrazo―. Ahora dime. ¿Qué encontraste?

―¡Dios! No tienes remedio.

―Ya dime. Anda, quiero saber. Sabes que no puedo con las ansias.

―Tranquila. Si me presionas no puedo.

―¡Por favor!

―Ok, ok. ¿Recuerdas que te dije que me sonaba de alguna parte su nombre?

―Sí y yo te dije que no lo creía, porque estoy segura no lo habría olvidado. ¿Qué con eso? ―Su amiga sonrió de lado, al pensar en lo irónico que eran las cosas.

―Resulta que ese hombre "hermoso", como lo describiste, es nada más y nada menos que el dueño y presidente de la empresa publicitaria Sun.

―¿Sun? ―Claudia recordaba de alguna parte ese nombre, pero no lograba ubicarlo.

―¿No lo recuerdas? ―preguntó Ise, al ver su expresión pensativa.

―Si te soy sincera. No. ¿Debería?

―Es la empresa que te envió una invitación para trabajar con ellos, la misma que rechazaste sin considerarlo.

―¡¿Qué?! ¡No! ―De un salto se puso en pie―. Eso no puede ser. ¡Dime que no es cierto! ―suplicó a su amiga, quien negó con la cabeza. "No puede ser. ¿Y ahora qué hago?" pensó mientras se paseaba de un lado a otro por la sala de su departamento, ante la mirada divertida de su amiga.

―Vaya que el destino es cruel ―comentó Ise observando la pantalla de su laptop―. ¿Qué piensas hacer?

―No tengo idea. ―Se dejó caer a su lado y dejó escapar un suspiró―. No lo sé.

―Podrías solicitar una entrevista.

―¿Cómo? Dijiste que rechace su oferta.

―Cierto, pero no pierdes nada probando. Lo peor que podría pasar es que te la negaran o que te ofrecieran menos salario. ―Claudia la miró suplicante.

―Dime que debo hacer ―pidió a su amiga, sin estar segura. Lo cierto es que el puesto ofrecido por la otra empresa la había flechado, como ella decía, y por eso ni siquiera lo consideró.

―Uhg. Veamos, el problema no es el trabajo en sí, ¿verdad? ―Claudia negó―.Tienes otras dos ofertas de trabajo, una a la que ya aceptaste.

―Si, pero... quiero trabajar ahí.

Ise la miró tan seria, que temió su respuesta. Ella no era cruel, pero siempre pensaba con demasiada lógica y con pocos sentimientos de por medio, todo lo opuesto a ella. Justo por eso eran amigas.

―¿Es en serio esto? ¿Tanto te impresionó ese hombre como para tirar tu empleo de ensueño? Porque echarte para atrás ahora que has aceptado el puesto con Ivex no será fácil y lo sabes.

―Lo sé, lo sé, pero si trabajo en su empresa, podría acercarme a él. Y yo, siento que es el destino, es de esas corazonadas que nunca me fallan.

―Estarías dañando tu reputación, porque si no te contratan y te quedarían sin empleo.

―Lo sé. ¿Qué hago?

―Mmm... no lo sé. Déjame pensar en algo, pero primero dime algo.

―¿Qué cosa?

―¿Por qué rechazaste la oferta de trabajo? Nunca me lo dijiste. ―Claudia rodó los ojos, al recordar el motivo. A pesar de que la oferta era muy tentadora, no solo era cosa de que la oferta de Ivex era perfecta, sino que el motivo para no aceptar tenía un nombre y apellido.

―Porque ahí trabaja el idiota de Siwon.

―¡Oh! ―Ella entendió, no tenía que decir nada, pero lució sorprendida―. ¿Es quien me estoy imaginando?

―Si.

―Espera... ¿Y? ―preguntó sin comprender del todo que importaba que él trabajara ahí.

―¿Cómo que "y"? ―inquirió Claudia―. ¿No recuerdas que lo odio? ―Su amiga negó mirando al cielo. Recordaba a la perfección esa especie de rivalidad que habían desarrollado en la preparatoria y que había perdurado por varios años.

―Creo que deberías comenzar a superarlo, el odio no es bueno, Clau.

―Oye no, ese no se merece mi perdón ―protestó cruzándose de brazos―. ¿Ya olvidaste lo que me hizo en la fiesta de graduación de la preparatoria? ―Ella jamás olvidaría ese vergonzoso instante―. ¡No! ¡Nunca! ¡Jamás perdonare a ese tonto!

―Bien, entonces no nada que hacer respecto a tu "amor". N-a-d-a. Será mejor que lo olvides o busques otra manera de acercarte a él. Porque además de que es arrojarse de cabeza al piso, tu rival seria tu compañero de trabajo.

―¡¿Qué?! Pero... ―Ise sacó de su espalda un sobre. El cual, Claudia reconocía al instante―. ¿De dónde sacaste eso?

―No sé ―contestó encogiéndose de hombros y agitándolo delante de ella―. Pensé que podría necesitarse, así que no lo bote como me pediste, pero si no estás dispuesta a lidiar con Siwon, es mejor que te olvides de ese asunto. De solo recordar las peleas que armaban en la escuela, me dan escalofríos ―dijo fingiendo estremecerse.

―No quiero. Es que si tú lo vieras...

―Lo vi en internet. Es lindo, apuesto, alto y muy codiciado por las mujeres.

―Eso no me importa.

―Debería.

―Pues no. Lo único que me importa, es que él es la persona más hermosa y no solo eso, es todo un caballero.

―No lo dudo. Sin embargo, según lo que dicen las malas lenguas, tu hombre es todo un Don Juan y es muy selecto con las mujeres.

―Tiene que ser mentira, no lo vi coquetear con nadie. Y si es verdad, ¿Acaso no puedo aspirar a él?

―Bueno, nadie ha dicho que no, pero no olvides a tu peor enemigo "Siwon". Creo que ustedes dos, nunca podrían estar juntos en el mismo edificio, por no decir misma habitación. ―Claudia tenía claro eso, pero el hecho de saberse cercana a Daniel podía más que la apatía que sentía hacia Siwon.

―No importa. Por Daniel soy capaz de todo, incluso de convivir con el cretino ese.

―¿Estás segura? No quiero que las cosas resulten contraproducentes y termines sin empleo y con el corazón roto. Piénsalo bien, Clau.

―Estoy completamente segura y no, no terminaré con el corazón roto, te lo aseguro.

Ise suspiró, pareciendo resignada.

―De acuerdo, si tú lo dices. ―Le ofreció el sobre y Claudia no dudo en tomarlo―. Llama. No pierdes nada con intentarlo y bueno, veremos qué pasa.

―De acuerdo.

Claudia tomó el teléfono y llamó al número que aparecía en el remitente del sobre que había recibido hacia un par de meses. Una voz femenina la atendió y solo tuvo que decir su nombre para que le programaran una cita para la entrevista. Listo, el primer paso estaba hecho.

―¡Ise! ―canturreó alrededor de su amiga―. Tengo la cita.

―¿Qué? ¿Es enserio? ―Preguntó sorprendida. No porque dudara de las capacidades de ella, sino porque había rechazado la oferta, pero, aun así, parecía que seguían interesados.

―Sí, sí. Aun no lo puedo creer. Me dijo que mañana mismo puedo presentarme para la entrevista.

―Entonces debemos prepararte para que los impresiones, aunque creo que están muy interesados en que trabajes con ellos.

―¿Crees?

―Obviamente. Así que tienes que esforzarte para conseguir ese puesto.

―Sí y poder ver a Daniel.

Ise puso los ojos en blanco. "Vaya que la he perdido. Solo espero que no vaya a resultar contraproducente esto", pensó.

҉

―Señor ―Siwon levantó la mirada cuando Inés, la encargada de recursos humanos entró a su oficina.

―Dime.

―Acaba de llamar la persona que usted pidió contratara.

Parpadeó un par de veces, repitiendo mentalmente sus palabras. No podía creerlo.

―¿De verdad? ―Después de que ella rechazara el ofrecimiento se había resignado a que tendría que buscar otro medio para estar cerca de Claudia, pero al parecer no tendría que quebrarse la cabeza.

―Si. Programe su entrevista para mañana.

―Perfecto. Encárgate de la documentación, será un mero formalismo.

―Entendido, señor ―asintió dándose la vuelta para salir.

―Inés.

―¿Si, señor?

―No me digas señor, no estoy tan viejo. ―Ella sonrió, pero no confirmó su petición―. Por fin, nos volveremos a encontrar, Claudia ―murmuró con una enorme sonrisa en el rostro.

҉

Al día siguiente, ambas chicas bajaron del auto, justo frente al imponente edificio de la editorial "Sun".

―¿Cómo me veo? ―preguntó Claudia dándose la vuelta para su amiga.

―Sensacional ―contestó Ise, con los pulgares arriba―. Te ves genial. ¿Tienes todos los documentos?

¿Cómo podría olvidarlos, si la había hecho revisar tres veces?

―Si.

―¿Repasaste las preguntas que suelen hacer?

―Si, sí.

―Genial. Ahora ve consigue ese puesto que te llevara a tu "hombre hermoso" ―Claudia soltó una risilla.

―Sí, lo sé. Deséame suerte.

―No la necesitas. Tú puedes.

―Gracias.

Ise la vio entrar a través de las enormes puertas del cristal y perderse de su vista. Aunque no estaba de acuerdo, en que solo quisiera entrar a trabajar ahí por un hombre, tenía que reconocer que la empresa era una de las mejores del país y quizás la experiencia le serviría a su amiga. No solo para conseguir su hombre, sino para superar a Siwon. Porque sospechaba que aquello no era una simple coincidencia. ¿Seria posible?

―Espero que esto no termine en una tragedia ―se dijo a sí misma―. Aunque si ese cretino se atreve a hacerte algo, ahora si queme conocerá.

―Disculpe ―una voz a sus espaldas llamó su atención. Era un chico de expresión molesta, alto y delgado.

―¿Es a mí? ―preguntó mirando alrededor.

―Si. ¿Podría mover su vehículo? ―Sus palabras eran demandantes y un tanto groseras.

―Que genio. Ya me iba ―protestó Ise, abriendo la puerta y acomodándose en el asiento―. Que tipo tan cretino. Justo como los que debo de evitar, si, señor.

҉

Dentro del edificio, Claudia un poco nerviosa y emocionada, llegó hasta la recepcionista. Una mujer arreglada pulcramente, rubia y con ojos de color azul.

―Buenos días ―saludó Claudia.

―Buenos días, señorita. ¿En qué puedo ayudarle?

―Mi nombre es...

―¡Claudia! ―Volvió la vista en busca de la fuente de su nombre y se encontró con el rostro que tanto había esperado volver a ver. Quien la miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

―¡Daniel! ―exclamó emocionada. Olvidándose de la chica y centrando su atención en él.

―¡No puedo creerlo! ―dijo él abriendo los brazos, gesto que bastó para que Claudia se arrojara sobre él. Quien sintiéndose un poco impregnado del entusiasmo de la chica, correspondió el abrazo, haciendo que los pies de ella dejaran de tocar el piso.

Ella no pudo evitar una risilla y colgarse de su cuello.

Sin embargo, del otro lado del edificio, Siwon los miraba con una expresión nada amigable, apretando con fuerza los puños, hasta que sus nudillos perdieron el color. No podía creer que Claudia se mostrara tan amigable con otro hombre y peor aún, que ese hombre no fuera otro que su propio hermano.


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