-"CENICIENTA"-
Versión libre del texto original.
EL PADRE:
-El comienzo de una nueva vida.
Fue una noche excepcional, hace tanto tiempo que no me sentía vivo, si tuve muchas mujeres, pero no como ella, hubo una conexión más allá de lo físico... ¡Me siento embrujado!, ¡Extasiado! es poco, ni con la madre de mi hija me sentí así, sin duda alguna, ahora más que nunca tengo que trabajar para proveerles lo que necesitan.
-¡Por fin!, hable con mi hija durante el desayuno y puse los puntos sobre las íes, después del evento que protagonizó en la recepción de mi enlace matrimonial.
Al principio no me creía, dudaba de nuestra situación; me exigió regresar a la mansión de su madre, me tomé el momento de explicarle con lujo de detalles, que con la venta de la mansión, pude pagar las deudas que caían sobre nosotros.
-Estoy muy conciente de que mi hija debe de cambiar, dejar de ser una niña mimada y caprichosa, me gustaría verla algún día, siendo mínimo la mitad de lo que son las hijas de mi esposa, con eso me daré por bien servido.
Al momento de desayunar, vi a mi hija, que esperaba que le sirvieran los alimentos, preguntó por la servidumbre, fue cuando mi ahora esposa, le explicaba que cada quién se servía el desayuno. Sí vi su rostro descomponerse, más cuando le dijo que todas participaban en las labores de el hogar, y que no había servidumbre más que la presencia de Ada.
Luego le mencionó a las jóvenes, que para poder mandar, hay que saber hacer las cosas, después les llamo la atención por el evento de la recepción, pues cosas como esas, eran difícil de borrar en la mente de la sociedad parisina y yo me uní ante su petición, pidiendo mutuo respeto para qué eso no volviera a repetirse.
Fue entonces que mi hija, me pidió mandarla con sus abuelos y le di la carta que recibí de ellos, diciendo que no deseaban hacerse cargo de su nieta y que la repudiaban, supongo es un golpe fuerte, pero no puedo hacer nada para evitar su dolor.
(Continuará)