HONOR โ”€โ”€ my hero academia.

Av Yuureid

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โ”โ”โ” Honor. โช ๐—บ๐˜† ๐—ต๐—ฒ๐—ฟ๐—ผ ๐—ฎ๐—ฐ๐—ฎ๐—ฑ๐—ฒ๐—บ๐—ถ๐—ฎ โซ Una historia mรกs de @Yuureid. (Antiguo user; Lachicaotaku3xd... Mer

โ”€โ”€โ”€โ”€ ๐•ฏ๐–Š๐–’๐–”๐–“.
๐—”๐—ฐ๐˜๐—ผ ๐—œ. Academia De Hรฉroes.
00. Shinmeiyo Shikimoto.
01. Honor.
02. Colisiรณn.
03. El sucesor.
04. ยฟEntrenamiento?
05. Un vรญnculo mรกs allรก de los hรฉroes.
06. Un nombre. Un recuerdo. Un examen.
07. Conflicting Feelings.
08. Conflicting Feelings II.
09. Bienvenidas.
11. Escalar a lo mรกs alto.
12. Invasiรณn.
13. Un gesto amable.
14. Ensayo de rescate.
15. Lo que nos hace demonios.
16. รšltimo aliento.
๐—”๐—ฐ๐˜๐—ผ ๐—œ๐—œ. Un hรฉroe mรกs de la sociedad.

10. Nobody's daughter

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Av Yuureid

Nobody's daughter

"We are innocent!

No, we are predators".

...

Pov Omnisciente.

Debatió con el ajedrecista durante una hora y media sobre qué jugada era mejor.

Bebió su habitual té de menta mientras analizaba el tablero de ajedrez, con esas risas maniáticas que compartía el roedor con sus amigos a diario pronosticando la victoria. Sí, esto lo echaba de menos, esas variables siempre presentes en su vida; Calmaron su alma y la hicieron olvidar todo por un tiempo.

Aún cuando detestaba al roedor. 

Izuku le había enviado un mensaje de texto hace unos minutos. Logró lanzar la pelota concentrando su fuerza en su dedo índice sin lastimar el resto de su cuerpo. No era lo que esperaba, pero al menos la mayoría de sus huesos permanecían intactos.

En cuanto Aizawa, llegó a la oficina del director para obsequiarle una disculpa. Aparentemente, había hablado con sus estudiantes al respecto, y ellos parecían entender y no tenían objeciones a su decisión. Al menos le reconfortaba saberlo. Pero el temor de que no la trataran igual que antes seguía prevaleciendo.

Como si estuviera en el pedestal más alto.

Cuando debería estar en el fondo.

Sufriendo y ahogándose en sus propias lágrimas de sangre.

La campana señaló el comienzo de la siguiente clase, por lo que Shinmeiyo se despidió del director, agradecido por el corto encuentro.

Cuando llegó, todos ya la habían saludado con habitualidad, haciendo notar que el profesor no había expulsado a nadie. Se enteró de que Katsuki había intentado atacar a Izuku de nuevo, pero no se sorprendió; después de todo, la noticia de la peculiaridad milagrosa de Izuku y la magnitud de su poder caía como una patada en el trasero.

Volviendo al tema de las expulsiones, le dijeron que era solo una táctica para sacar lo mejor de ellos y evitar que se volvieran demasiado complacientes. Era un buen método, pero Shinmeiyo lo encontró irónico. Aizawa había expulsado a toda una clase el año pasado solo porque no tenían potencial y no sobresalían en los exámenes. La única razón por la que mintió así fue porque encontró lo que esperaba en la nueva generación.

Finalmente, sus clases terminaron al mediodía. El itinerario seguramente los mataría. La mayoría de ellos ya estaban fuera de su zona de confort con solo unas pocas clases. Y ciertamente lo era.

Al menos Shinmeiyo tenía una excusa para no entrenar.

—... Estoy agotado. — Izuku arrastró los pies hasta la salida. 

—Fue solo un simple dedo, Izuku. ¿Y si un día te destrozas de verdad? — Shinmeiyo caminó/levitó con él hasta la salida.

— ¿Por qué no confías en mí? — Cerró sus ojitos desalentados, sin provocar una pizca de remordimiento en su amiga.

—Cariño, solo soy realista. No puedes aguantar una semana con los huesos intactos. 

— ¡Midoriya, espera! ¿Te atendieron adecuadamente? — Tenya los alcanzó, algo angustiado por el bien del joven.

—¡Ah! Hola, Iida. ¡Sí! Recovery Girl me ayudó. — saludó, un poco nervioso. No estaba acostumbrado a hablar con tanta gente en un día.

— ¡Debo decir que el profesor Aizawa me sorprendió! — exclamó Iida —. ¡Alabo a la academia! Es increíble cómo un maestro puede usar la decepción como punto de partida.

—Si sigues elogiando a la academia, me vas a enfermar aún más... — Shinmeiyo comentó con disgusto.

— ¡Oh, Shikimoto! ¡No te vi! ¿Te encuentras mejor? Te veías pálida antes de abandonar las practicas. Supongo que el malentendido te afecto.

— ¡¡Iida espera!! Recuerda lo que dijo el profesor en clases. — Midoriya susurró, intentando evitar una enemistad tan pronto. 

— ¡No debería avergonzarse de su apellido! Es un honor llevar el peso de una familia reconocida. — Parecía querer regañarla sutilmente, y esto claramente le desagradó. Midoriya sólo restregó su cara esperando la amarga respuesta de su compañera.

—Sí... He tratado de vivir toda mi vida con honor, pero supongo que este no es mi mundo. Soy algo... simple... Pero supongo que tienes una familia que te enorgullece mucho... — se encogió de hombros con apatía. Midoriya no pudo evitar mirarla con sorpresa y alegría, lo que terminó por confundirla y ofenderla, al mismo tiempo —. ¿Qué? 

— ¡Chicos! — Apareció la alegre voz de Ochako —. ¿Van a ir a la estación? ¡Esperenme!

— ¡Oh, cara redonda! ¡Hola! — Los viejos apodos salieron de la boca de Shinmeiyo.

—Eres la chica 'infinito', ¿verdad?

— ¡Sí! ¡Soy Ochako Uraraka! Ustedes son Iida Tenya y Shinmeiyo Shikimoto, si no me equivoco. — Ellos asintieron. Shinmeiyo con más mala gana —. Y tú eres... —Trató de recordar —. ¡Lo recuerdo! Midoriya Deku, ¿verdad?

— ¿Deku? — Shinmeiyo e Izuku murmuraron al unísono.

— ¿No es ese tu nombre? Recuerdo que Bakugou te llamaba así.

—Bueno... Kacchan solo me llama Deku para burlarse de mí. En realidad, mi nombre es Izuku. — aclaró.

—Así que eso fue un insulto, no esperaba eso... ¡Lo siento! — Iida se sonrojó de vergüenza. Pobre tipo, pensó Shinmeiyo.

—Oh... pero Deku suena como 'tú puedes hacerlo', ¡me gusta! —exclamó Ochako, tratando de cambiar el enfoque.

—Dekiru... Nunca lo pensé de esa manera, realmente suenan parecidos. — señaló Shinmeiyo —. Cara redonda tiene razón, ¡me encanta!

—¡Entonces puedes llamarme así! Si quieres. — Un poco motivado, encontró un nuevo significado en su apodo.

— ¡Pero Midoriya, recuerda que es un insulto!

— ¡Es como cuando Copérnico invirtió los párrafos! — Se aclaró la garganta, escondiendo el rostro entre los brazos con voz trémula.

— ¿Qué? —preguntó la morena, confundida.

—Déjalo, te acostumbrarás con el tiempo. — la tranquilizó Shinmeiyo.

— ¿No es ese Bakugou? Pensé que era el primero en irse. — comentó Ochako, solamente como un dato extra, que acabó por motivar a la chica. Aún le debía una disculpa.

— ¡¿Dónde está?!

—Uh... por ahí. —señaló la puerta por la que acababa de salir el chico.

— ¡Bueno, gracias, cariño! Hasta luego, chicos. — su energía se le subió rápidamente a la cabeza, recobrando su carisma —. ¡CHIHUAHUA!! ¡Espera! ¡Aquí va tu pequeña pulga!

—Ahí va. — Sonrió Izuku, mirando como su amiga se alejaba dando saltos. 

—Parece estar muy cerca de Bakugou a pesar de su mal humor. —sonrió la chica de pelo corto —. ¿Se conocen desde hace mucho tiempo?

—Bueno, Kacchan la conoce desde hace tanto tiempo como yo... — Soltó mientras la veía abalanzarse sobre el tipo, quien la recibió con un empujón. 

—¿Cómo alguien con un gran nivel educativo se hace amigo de alguien tan rudo como él? Entiendo lo de Momo, que es más que apropiado, pero... ¿Él? —preguntó Iida, tratando de encontrarle sentido.

—Bueno... digamos que Shinmeiyo es mucho más brusca de lo que parece... Jeje. — Se rascó la nuca con los recuerdos de su entrenamiento azotando en sus memorias. 

Mientras los jóvenes hablaban de su extraña amistad, ella se aferró a su espalda, evitando que la empujara de nuevo. Él era el perro rabioso y ella la pulga traviesa.

— ¡Suéltame!

— ¡No! — Ella aguantó, muy feliz.

— ¡¡Por el amor de Dios, Shinmeiyo!! No eres ligera en absoluto, en serio, ¡bájate ahora! ¡Me estás dando problemas de espalda imbécil! — Trató de quitársela de encima. No lo logró.

— ¡No, no y no! — Ella se aferró aún más fuerte a su cuello.

— ¿Qué demonios te pasa? ¡Actúas como una maldita pulga!

— ¡Una razón más para hacerlo! — Ella sonrió ante la idea —. ¡Eres mi perrito y mi transporte! Así que, vamos, mi fiel amigo, nuestra próxima parada es el metro. Señaló alegremente el horizonte.

— ¡No te llevaré al metro así! Y no soy tu amigo, maldita sea, ¡tienes un auto de lujo, dile a esa bruja que venga por ti!

—Oh, eso, ¿no escuchaste a Izuku? Me han castigado. — Dijo casualmente.

Katsuki frunció el ceño.

— ¿Qué hiciste ahora para que te quitaran el coche? — No estaba tan sorprendido.

—Me hice un tatuaje, me perforé las orejas y la ceja, me corté el cabello, visto ropa inadecuada... y... ¿que más era? — enumeró.

—Debes estar bromeando.

—Y tal vez accidentalmente tomé el auto mientras Mikasa estaba comprando la cena y traté de conducir cuando sucedió lo del tatuaje... y la rueda trasera salió disparada mágicamente... y tal vez golpeé el auto contra un árbol en alguna parte cuando intenté detenerme... ¡Pero por favor, no le digas esto al brócoli! Le dará un infarto.

—No esperaba menos de ti. — Shinmeiyo le miró indignada, e ignoró el gesto —. ¡Pero bájate de todos modos!

— ¡No, no lo haré!

— ¡¡Vete al infierno!!

—Lo siento, cariño, ya estoy allí cada vez que estoy a tu lado.

— ¡¿Y me vas a decir que tu trasero cubierto en oro no tiene dinero para pagar un puto taxi?! — Pareció quererle echar el tema en cara, y ese aspecto hizo que su humor cayera de nuevo. Su agarre se aflojó —. ¿Y ahora que te pasa, mierda? 

—Kats, con respecto a eso... Yo no... Perdón por actuar de forma extraña ese día... Yo... Nunca pensé que mi actitud podría ofenderte de alguna forma, no fue mi intención... Solo puedo admitir mi error, y esperar a que me perdones... Así que... Yo... — Intentó encontrar las palabras adecuadas, pero finalmente calló, logrando enfadar más al cenizo.

— ¡Escucha bien, elfa de mierda! No me importa si eres de una familia con poder, o cualquier mierda parecida, te pateare el culo de todas formas, así que no te creas tan importante. — Shinmeiyo alzó las cejas, algo sorprendida por el comentario de advertencia —. Te matare si se te suben los humos a la cabeza, ¿entendido?

Shinmeiyo entrecerró los ojos con su sonrisa, y asintió.

—De acuerdo. Lo entiendo, Kats... 

Y así, mientras caminaban, discutieron hasta que se separaron. Katsuki no pudo quitarse a Shinmeiyo de encima durante todo ese rato, y con el tiempo, se resignó y la cargó incluso en el metro. Juró que cuando finalmente la volviera a ver, se arrepentiría de haberlo conocido.

Al menos ya no estaba de malhumor y agotada.

Otro día de clases, otro calambre en los ovarios.

— ¡¡WATASHI GA KITA!! — Gritó mientras abría la puerta de golpe —. ¡Entro como una persona normal!

Conmocionada, salió volando por reflejo y se estrelló contra el techo del salón, dejando una pequeña grieta causada por el impacto, y algunos restos de concreto sobre la mesa. Lentamente, descendió de vuelta apaciguando el dolor de su cabeza, en lo que maldecía en silencio al recién llegado. 

Nadie esperaba que un hombre grande y musculoso entrara por esa puerta tan de mañana gritando ese típico eslogan de héroe. Mucho menos la chica, que había pasado la semana en silencio sin ver la cara de Toshinori por los pasillos de la academia, ya que su exasperación seguía vigente.

— ¡¡S-Shinmeiyo!! Oh, Dios, ¿estás bien? — Izuku se levantó de su asiento una vez la vio en tierra firme. Katsuki solamente miraba desde su mesa con una sonrisa satisfecha, con ganas de reírse de la idiota que veía. Aunque esa burla se desvaneció para que nadie lo notara.

— ¡Maldita sea! ¡Casi me matas! — Recriminó a héroe —. Y si te vi... Maldito perro de la calle... ¡Eso reamente dolió, ¿sabes?! — Kaminari y Kirishima estaban rojos, intentaban contener la risa, pero eran los que menos disimulaban —. ¡Dejen de reírse! ¡Los mataré! — Lanzó su zapato, que golpeó la cara del rubio, dejándole la marca en la frente —. ¡JA! ¡Te lo mereces, cargador con patas!

— ¡¡Oye!! ¡Eso dolió! — chilló mientras le devolvía el zapato.

—Nunca me decepcionas, amigo mío. — le dijo al zapato cara a cara —. Ahora sigue con el discurso. — Le indicó al héroe que tembló ligeramente por su tono arrogante.

— ¿Qué está haciendo All Might aquí? — cuestionó Sero sin creer aún lo que sus ojos veían —. Sabía que estaba en Japón, pero no imaginé que se presentaría como invitado de honor.

—He oído que va a ser profesor en la academia. — añadió Tokoyami bastante neutral.

— ¡Qué varonil! ¡Ese traje es tan a la edad de plata! — exclamó Kirishima.

—Tan alto... da miedo... — susurró Mineta.

—Supongo que puedo continuar... — Se aclaró la garganta —.  ¡¡Hola, mis queridos alumnos!! ¡Hoy, a través de varios ensayos, comenzarán su aprendizaje en el camino del heroísmo! — Con los músculos brillando de alegría, exclamó —. ¡Un entrenamiento de combate!

— ¡Por fin algo heroico! — exclamó Uraraka.

—¡Y para que empiecen su primera batalla heroica, hemos preparado los trajes que enviaron con su solicitud para que se ajusten a sus distintivas peculiaridades!

— ¡Recojan sus trajes y vístanse, jóvenes estudiantes! ¡¡Reúnanse en el campo Beta! —Todos agarraron emocionados sus respectivos maletines y salieron corriendo hacia los vestidores.

Shinmeiyo, al ser la última en salir, reprendió a All Might con solo mirarlo antes de disponerse a seguir a sus compañeros de clase.

El pobre héroe comenzó a rezar.

Todos estaban listos y esperando como se les indicó, elogiando sus trajes, que eran diferentes y con diseños curiosos. Shinmeiyo hacía lo mismo, pero no podía apartar la mirada de Katsuki y las granadas que tenía en sus brazos.

Su cabeza le decía que no, pero su corazón le decía lo contrario.

Shinmeiyo logró quitarle uno de los brazos de Katsuki y comenzó a correr mientras la sostenía en la mano, inspeccionando su composición y funcionamiento, con intención de usarlo. Tuvo que correr mucho, pero tenía ventaja sobre él, ya que podía flotar.

— ¡Vamos, cachorro! ¡Atrapa tu hueso! ¡Mejor dicho, tu granada! 

— ¡¡No me retes, maldita elfa!!

Shinmeiyo estaba con una sonrisa de confianza al ver que Katsuki nunca la atraparía mientras ella estuviera en los cielos. Sin embargo, cuando lo vio elevarse en el cielo con sus explosiones, se puso pálida de miedo.

— ¡Detente ahí! ¡AY NO! ¡¡NO ME MUERDAS!! ¡TIENES RABIA, SARNOSO! — Gritó aterrada mientras volaba aún más rápido.

— ¡Ven aquí! ¡¡¡Te voy a patear el culo, maldita! — Katsuki sonrió de una forma muy tenebrosa.

—Dale, mi vida. ¡Sin miedo al éxito! — Empezó a reír llena de nervios —. ¿¡Por qué esta mierda pesa tanto!? ¡Te dislocarás el hombro con esto!

Después de unos minutos, su teléfono vibró y no pudo ignorar la llamada. Katsuki vio claramente cómo su rostro cambió, a una angustiada. Shinmeiyo bajó del cielo abruptamente y entregó la granada a Bakugou, quien quedó atónito ante el repentino gesto. Todos los miraron con extrañeza debido a su cambio de actitud.

Ella estaba seria y callada, parecía temblar ligeramente.

— ¿Qué pasa ahora, elfa? — Preguntó Katsuki mientras ella hablaba por teléfono, pero ella no decía nada, solo escuchaba con atención —. Hey, Shinmeiyo. — Él intentó llamar su atención, pero ella seguía absorta, lo que realmente lo molestó —. ¡Oye, idiota, ¿me estás escuchando?! ¡Responde!

—Sí, enseguida voy... — Cortó la llamada. Esas fueron las únicas palabras que pronunció durante toda la llamada —. Lo siento, pero tengo que irme... — Con voz apagada, trató de darle su mejor sonrisa, pero falló en el intento.

—Oye, idiota. Esto ha sucedido muchas veces y es realmente molesto. ¿Qué demonios te pasa con esas estúpidas llamadas? Ya la vieja te preguntó por paranoia y no se tragó tus mentiras. — La mujer tragó saliva —. ¡Oye, te dije que respo-!

—Lo siento, Kats. Pero no es momento de hablar de eso... ¡T-Te veo luego en tu casa! Lo prometo. Pero enserio tengo que irme. — Se alejó de su amigo, despidiéndose de una manera más sombría de lo que acostumbraba.

— ¡¡Oh, que hermoso traje joven!! ¡Seguramente le encantará el entrenamiento de-!

—Adiós. 

Y así, sin decir una palabra más, desapareció.

— ¿Qué ha pasado? ¿A dónde fue? — Preguntó Sero a su profesor.

— ¿Y Shinmeiyo? — Izuku se acercó, saliendo del vestidor —. ¿Qué pasó? ¿Dónde está?

—Bueno, alguien la llamó y en cuanto terminó de hablar, salió corriendo. — contestó la chica de cabello rosa.

— ¡No se preocupen, jóvenes! Seguro son problemas familiares. Nada de qué preocuparse. — Intentando cambiar de tema, continuó hablando animadamente —. Creo que deberíamos seguir nuestro camino. Shinmeiyo se nos unirá más tarde.

A pesar de esto, los chicos continuaron preparándose para la batalla, ignorando la perturbación de otros. 

Katsuki miró hacia la salida, aturdido de nuevo por la situación.

— Esto es muy molesto... — Gruñó en voz baja, con ese mismo presentimiento atormentando su instinto. 

Shinmeiyo a veces actuaba de manera inusual, haciendo que Katsuki dudara de que papel desempeñaba realmente en el núcleo de su familia. La mirada en sus ojos estaba llena de miedo, uno diferente al que las personas experimentaban ante un problema común, era algo más espantoso. En varias ocasiones, cuando estaban en casa, alguien la llamaba y ella reaccionaba de la misma manera.

Siempre lo mismo, nunca cambiaba. Y al día siguiente, con heridas y ánimo decaído, llegaba a casa con una sonrisa amplia, como si nada hubiera ocurrido, sin mencionar nada. Y eso le fastidiaba. La chica curiosa y siempre alegre, dominante y extrovertida, tal vez no era todo aquello que aparentaba. 

Y odiaba que le mintieran.

Un solo golpe.

Detente.

Un grito de agonía resuena en el caos.

— ¡Mamá! ¡Por favor, espera!

Dos golpes. 

Te dije que te detuvieras; Solo te lastimarás. — dio la dura orden.

Una fugaz ola de malestar la recorrió, extinguida en unos instantes. Despreciaba sentir escalofríos.

— ¡Mantenlos alejados, Senshi! — Suplicó una voz masculina, era Hawks, un héroe de tantos. Una mujer parecía estar con él. Shinmeiyo continuó mirando el asfalto —. ¡Terminaremos pronto! Mantén la línea un poco más.

Tres golpes.

— ¡No, mamá! — Un grito desgarrador reverberó entre los escombros.

El viento creado por el impacto le abofeteó la cara, empujándola unos centímetros hacia atrás desde su posición anterior, acompañado de gritos más roncos del desdichado infante. Quería callarle la boca de una buena vez, pero tiene las manos ocupadas para evitar que corriera. Detestaba tocarlos, sentirlos, y la sola idea de ver niños le hacia temblar. 

El sudor de su frente aumentaba implacablemente, goteando de su barbilla, mezclándose con las gotas de lluvia que empapaban su cuerpo. Sintió que las lágrimas se filtraban de sus ojos, a pesar de la intención de mantenerlas a raya, lo que la llevó a delirar.

Necesito... Necesito dormir... 

No estaba llorando por la situación; Shinmeiyo lloró porque le dolía el cuerpo y los ojos de verdad. Los civiles huyeron, los mocosos también, otros maldijeron, algunos expresaron gratitud, mientras que el resto la atacaron o se lamentaron de su dicha. Era lo mismo; la misma rutina monótona. No importaba dónde mirara, nada cambiaba.

Recibe órdenes, completa una misión, interviene cuando se le indica, captura, detiene, elimina y regresa a la agencia. Se repitió una y otra vez, y ella estaba exhausta de lo mismo. Constantemente interpretaba el mismo papel en el escenario, sin variables al horizonte. 

Las imágenes pasaron por su mente, casi instantáneamente, almacenadas en lo más profundo de su ser, tratando de infligir más daño a su corazón, que había estado en la miseria durante mucho tiempo.

Ella está en medio de todo y a la vez en medio de nada. En el caos, en la calma, sin hacer absolutamente nada, más que esperar a una respuesta. Sin embargo, querer y no poder hacer algo es un sentimiento incomprensible que no muchos pueden al menos intentar entender.

No podía tomar decisiones.

Solo tenía que mantenerse al margen y, mucho menos, actuar, por ahora.

Hace una pausa para dejar mirar el asfalto, tratando de controlar la incomodidad que le ha estado royendo el estómago. Quería vomitar. Lo necesitaba.

Maldita sea... — soltó una risita tenue e inaudible, ignorada por el chico que no podía oír por el ruido de sus propios gritos —. Mi abuelo debería estar revolcándose en burla en este momento, ¿no crees, niño? ¿Tienes abuelos? ¿Son amables?

Él la ignoró y siguió en lo suyo.

¿Por qué sigues llorando? No es tan malo; Te dije que no morirías... —sacudió al niño, tratando de que se recompusiera. 

Mientras sostenía al niño con un brazo, sacó un reloj de su bolsillo izquierdo. Se acercó el objeto a la oreja, intentando ahogar el ruido exterior.

Tic, tac.

Oye gritos. Más gritos todavía. Oye todo un mundo ahí fuera detrás de ese sonido que insistía en ser escuchado. Necesitaba creer que estaba sola, en una habitación vacía con nada más que el tic-tac de un reloj de pared.

Otro edificio amenazando con derrumbarse. Otra resistencia. Más personas evacuadas. Más detenidos por la policía. Más muertos por razones de seguridad. Más transeúntes inocentes. Más y más cosas sucedían, y Shinmeiyo se centra únicamente en el sonido del reloj y en su misión. Sobre su salvación.

Tic, tac.

Tic, tac.

Niños atendidos por médicos. Personas que buscaban a sus familiares. Algunos buscando a sus mascotas. Otros buscando fantasmas en los escombros. 

Todo estará bien.

Odiaba esta perspectiva de la vida. 

En el pasado, tomó antidepresivos luego de experimentar impactos emocionales durante su labor heroico, visitó a un psicólogo un par de años. y había recibido tratamiento de acupuntura para el estrés por cortesía del abuelo. Consideraba que ahora los necesitaba con urgencia, o que pronto su sanidad se vería envuelta en un lío, pero el nuevo sucesor estaba mostrando resultados demasiado rápido, por lo que debía definir las prioridades. 

Es su protegido, es lo que más importa ahora.  Estaría bien, siempre lo está de alguna forma. 

Nada malo podía pasar; Era fuerte.

Muy fuerte.

...

Otro grito reverberó en sus oídos.

El pequeño había intentado llegar hasta su madre, gritando en medio de súplicas y angustia. Le rogó que interviniera, ya que ella era una heroína destinada a salvar a otros. Pero eso iría en contra de las órdenes, y el niño no entendió su punto. Además, Shinmeiyo no puede comprender por qué se esforzaba tanto por encontrarla, a pesar de conocer su destino.

Tic, tac.

Tic, tac.

TIC, TAC.

Años atrás, se había dado por vencida, aceptando sin esfuerzo que su madre nunca volvería a ser la misma. Suena cruel, pero Shinmeiyo creció rodeada de realidades. Nadie le había mentido cuando lo necesitaba, nadie había protestado por la forma en que su abuelo la había criado, nadie había cuestionado nada, porque no era su trabajo hacerlo. Así como no es el de ella intervenir en la misión. 

TIC, TAC.

TIC, TAC.

Su paciencia se estaba agotando.

El niño estaba usando su peculiaridad con ella; Sus uñas se habían convertido en agujas y se habían incrustado en el brazo que lo sostenía. Sintió que la sangre goteaba, causándole más dolor, aunque no lo suficiente como para provocar una reacción automática en su cuerpo. Estaba entumecida, en realidad.

Shinmeiyo suspiró; El frío hacía que el aire caliente pareciera una pequeña nube. 

Niño... Ya basta... No insistas. Los héroes se encargarán de ello. — se encogió de hombros suavemente, intentando llamar su atención. Su voz era la más cálida y tranquilizadora posible. 

Después de todo, solo eres un mocoso, pensó Shinmeiyo. El niño tenía unos cinco años, vestía ropa holgada y barata, estaba descalzo y cubierto de tierra de pies a cabeza. Recursos limitados, tal vez el dinero suficiente para la comida, consideró.

— ¡¡Por favor!! ¿Dónde está mi mamá? — suplicó una respuesta. Shinmeiyo permaneció en silencio —. ¡Ayuda a mi mamá! Déjame ir a verla... ¡Déjame pasar!

Si lo soltaba, todo el edificio podría colapsar prematuramente, aumentando el número de muertes innecesarias. Tenían un objetivo que no podían superar, o levantaría sospechas de los civiles. Impidió que el niño continuara, bloqueando su vista para que no pudiera ver lo que estaba sucediendo.

Vaciló por un momento, pensando que tal vez debería dejar ir al niño. Sería un pequeño daño colateral, uno que pondría fin al tormento de sus agujas atravesándola. Por fin se libraría de esa repulsión que le generaba sostenerlo en sus brazos. 

—Tu misión es extraer al objetivo y mantenerlo a salvo mientras los otros héroes se encargan de la limpieza. Quédate atrás.

La mujer se mordió el labio mientras sostenía al niño con más fuerza. Se resistió, negándose a soltarlo. La llamada telefónica había sido clara sobre su papel en esta misión, por lo que tuvo que esperar la orden para proceder al siguiente paso.

Quiero vomitar.

...

Al notar la ausencia de gritos externos, alzó la mirada para buscar a su compañero. Shinmeiyo asintió, intercambiando miradas con el alado. Respiró hondo antes de exhalar lentamente. Apretó el puño, haciendo que el niño entrara en pánico.

Finalmente, la misión había terminado para Hawks.

Ahora le tocaba a ella.

La barrera había desaparecido y todos los civiles detrás de la línea corrieron hacia el edificio. Poco después, finalmente se derrumbó, y Shinmeiyo pudo escuchar los últimos gritos agonizantes de esas personas incoherentes.

Tú eres la prioridad, los niños son la prioridad... Tengo que protegerte. Tengo que hacerlo... Más héroes ayudarán con el caos, así que por favor, no te resistas... No hay nada más que pueda hacer por tu madre... 

Mirando a las personas aplastadas por los escombros, cerró los ojos, dedicándoles una breve oración. Luego se dio la vuelta y caminó hacia la ambulancia, donde todo finalmente acabaría.

No te preocupes; la Comisión de Seguridad Publica de Héroes se encargará de ti a partir de ahora. 

Ella soltó una risa apagada mientras seguía caminando. El niño rasgó la tela de su ropa, aparentemente queriendo llegar a su piel, buscando esperanza en medio de su agonía, de ser escuchado por el héroe que ahora lo custodia, pero lentamente perdía las fuerzas, perdía las esperanzas. 

No importa que hagas, cualquiera perdería el espíritu de todas formas. Fue lo que pensó Shinmeiyo al ver cómo el niño aceptaba su destino, así como alguna vez ella hizo con el suyo. 

Eres un guerrero, niño, y serás uno genial para el bien de la sociedad y la comisión... Resististe lo mejor que podías

Ese día, se suponía que debía estar en el entrenamiento jugando con Bakugou mientras intentaba recuperar sus granadas, intercambiando risas con Mina y Kirishima, burlándose de Denki y Sero por su estupidez, avergonzando a Izuku con su atuendo de héroe novato, admirando la ropa de las otras chicas de la clase... charlando en voz baja con Momo sobre las habilidades de sus compañeros... maldiciendo a Iida... 

Pero eso no sucedió.

Nada de eso podría suceder.

Al fin y al cabo, Katsuki tenía razón.

No podía encajar en un mundo al que no pertenecía desde el comienzo.

Extracción del sujeto de prueba #2348 finalizado, proceder a la retiración del personal a la sede central dentro de una hora. — Hizo notificar en la comunicación grupal, recibiendo la aprobación de los héroes presentes en el momento.

— ¿Estás bien?

—Por supuesto, estoy bien. Estoy fenomenal. — respondió con un sarcasmo mordaz, escupiendo un poco de sangre en el suelo.

—Shinmeiyo, mentir es malo.

—También lo es el asesinato. — Shinmeiyo se limpió el labio, en lo que veía la preocupación de su compañero —. Ya te dije que estoy bien, Hawks... Solo quiero irme a casa, eso es todo. — Hawks le dirigió una mirada sentenciosa, inclinando la barbilla para mirarla —. ¿Tengo algo en la cara? ¿Qué estás mirando?

—No sabía que eras así, chica. No, no, no, tenemos que hacer algo con tu actitud. — negó con la cabeza —. ¿Qué te dije sobre la honestidad entre hermanos? El hombre del saco vendrá a sacarte de la cama si sigues así.

— ¿Qué? — Arrugó la cara, algo desviada —. Correcto, a veces me olvido de que eres un payaso. — Suspiró —. No me molestes.

—Pero al menos sé honesta y admite que estás equivocada, que has usado tu casa como excusa cuando, en realidad, siempre evitas estar allí. No quieres estar ahí, lo sé. — se cruzó de brazos, desaprobando su respuesta. Hawks parecía algo apenado mientras se frotaba el cuello con torpeza —. No quería molestarte... Solo me preocupo por ti. A veces, siento que es mi culpa.

—Keigo, yo... — Suspirando, le dio unas palmaditas en la espalda en un intento de consolarlo —. No es tu culpa. Jamás me acostumbré a esto como tú. — Su voz, desprovista de simpatía, le preocupaba aún más que antes.

—Debería ser yo quien te consuele.

—Dudo que puedas. — Sonrió ligeramente.  

—Oye, no te desanimes. Si estás así por la misión, no debes preocuparte. Los niños serán acogidos por la Comisión; Algunos serán colocados con familias cercanas, otros en un orfanato, y otros, entrenados.

—Lo dices como si fuera algo bueno. — entrecerró los ojos, apartando la mano de su espalda. 

—Los estamos salvando y dándoles un futuro mejor, Shinmeiyo.

—Está claro que irán con quien más les convenga... Solo ignórame, ambos tenemos diferentes perspectivas sobre estas extracciones. — Se secó la frente; Estaba empezando a sudar frío —. Puedes estar agradecido; Te acogieron cuando lo necesitabas. Pero no seas tan ingenuo, casos como el tuyo no se repiten seguido. La realidad no es halagüeña. 

Keigo se quedó en silencio y ella continuó hablando.

—Lo único que te ha mantenido cuerda todos estos años es el optimismo... Todo esto me ha... deshumanizado mucho, Hawks. 

—Llevamos la misma carga... las mismas misiones... ya sabes, no estás sola en esto. — señaló.

—Oh no, estás aquí por elección, yo me veo obligada a seguir el mismo camino que tú por culpa del antiguo director. — frunció el ceño, resaltando explícitamente la línea imaginaria entre ellos.

—Sabes, deberíamos dejar esta conversación para más tarde. Descansa un poco; Está claro que no has dormido bien. — Tratando de ayudarla y darle afecto, la abrazó con sus alas —. Pensé que serías más feliz en la academia... Lo siento.

— ¡Dije que estoy bien! ¡Estoy feliz! — Ella golpeó sus alas, haciendo que algunas plumas cayeran al suelo —. Keigo, solo mira. Estoy muy bien, ¿de acuerdo? — Pasó las manos por su cuerpo maltratado y ensangrentado con una sonrisa torcida en el rostro —. ¿Cómo no voy a estar bien con este trabajo de mierda? 

—Solo seguimos ordenes, niña. —aclaró, con el rostro desprovisto de emoción.

— ¿Qué clase de compasión es esa? — Sus palabras sonaron a la vez sorprendidas y decepcionadas —. ¿No te sientes culpable por dejar huérfanos a varios niños cada año, culpar a los villanos a diario y hacer el trabajo sucio del gobierno por el 'bien mayor de la sociedad'? Si lo haces, ¡al diablo contigo, maldito pájaro! ¡Déjame en paz!

Ella se alejó de él, y Keigo suspiró, cerrando los ojos con frustración.

Inquieta e inmersa en el remordimiento, se acostó lejos del grupo de niños acurrucados en la esquina de la ambulancia. Simplemente no se atrevía a mirarlos a los ojos. Trató de ignorar todo lo que se interponía en su camino, concentrándose en su mente y en sus recuerdos felices. Volvió a colocar el reloj en su sitio, cerró los ojos y apoyó la cabeza en el suelo.

Se preguntó cómo había resultado la prueba de Toshinori. Estaba segura de que había sido caótico y de que algo podría haber salido mal. La sensación desagradable en su estómago creció una vez más, como una planta que echa raíces.

Se imaginó todas las cosas que habían hecho, las cosas que ella no podía hacer, y lo maravilloso que se habría sentido ese día.

Pensó en Izuku, anotando todo lo que veía mientras los demás peleaban. Pensó en All Might, probablemente tratando de evitar que sus estudiantes hicieran movimientos imprudentes. Pensó en Aizawa, regañando a All Might por su estupidez.

Pensó en las peleas y los ladridos de Katsuki cuando él creía que era superior, probablemente llamándola elfa tonta por seguirlo a la casa de su madre.

Una pequeña sonrisa apareció ante la idea; Le divertía. Fue un alivio en su corazón pensar en ello.

Y pensó durante mucho tiempo; segundos convertidos en minutos. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Su estómago gruñó.

Pensó en Mitsuki, en su deliciosa comida y en el té de la tarde. Pensó en Masaru cuando jugaban al ajedrez, nunca se dio por vencido, a pesar de que siempre perdió contra ella.

Los minutos se convirtieron en horas. Sintió que el calor abandonaba su cuerpo. Tenía mucha hambre.

Recordó su entrenamiento con su abuelo, siempre le decía que llevara su cuerpo al límite y alma, que confrontara las sombras que le seguían. Recuerda que Gran Torino pasaba días con ella cuando era niña, la llevaba por la noche a diferentes restaurantes para poner en prueba su paladar. 

Conmemora aquellos días en los que su madre estaba tranquila mientras la cuidaba; Sus rasguños aún permanecían como cicatrices en su espalda. Piensa en Mikasa; solían hablar en secreto sobre el abuelo, viendo programas de televisión juntas, temerosas de ser descubiertos.

Las horas se convierten en un sueño. El hambre se intensifica, royendo sus intestinos.

El rostro de la directora aparece en sus recuerdos, y todo lo que la rodea comienza a perseguirla: esas repugnantes órdenes susurradas, y su aterrador tono de voz que le provoca escalofríos.

Piensa en el día en que conoció a Hawks; Había momentos atormentadores en medio de una misión en los que sus ojos no brillaban, en los que sentía que no merecía vivir, pero él siempre venía a su lado con una sonrisa y un cubo de pollo con barro y sangre, haciéndola reír para devolverle la luz que había perdido. Él era su faro, el que evitaba que se estrellara accidentalmente contra el acantilado, salvándola de caer en la desesperación muchas veces.

Piensa en la Comisión de Seguridad de los Héroes; Un lugar sin vida, como una tumba, lleno de niños con peculiaridades geniales enterrados bajo un kilómetro de tierra infinita, donde se cuidaban unos a otros, pero, en el menor intento de supervivencia, se lastiman para seguir adelante.

Piensa en el viejo director; cómo la obligó a usar su peculiaridad, solo para ver qué pasaría si la empujaba a su límite, qué podía hacer, o quién podría llegar a ser, todo por el bien común. Todavía escucha su risa mientras él la observa. Pero estaba muerto. Ya no existía en la realidad.

Estos sueños se convierten en pesadillas. Invaden su mente. Shinmeiyo siente que se está vaciando lentamente. Por un momento, comenzó a experimentar diferentes sensaciones. 

Siente las golpizas que tuvo que soportar a manos del exdirector. Siente las palabras hirientes de las familias de las víctimas que veía todos los días. Recuerda los gritos. Recuerda la voz que le decía lo miserable y traicionera que era. 

Recuerda la sensación de las uñas de su madre rascándole la cara. Recuerda a su padre gritando desde la distancia mientras intentaba salvarla. Recuerda que el director fue amable en un inicio. También recuerda que el director era una mala persona. Recuerda cada miserable minuto que pasó en las instalaciones de la Comisión.

Recuerda todo lo que alimenta su interior en este momento.

Deja de sentirse vacía por breves segundos. Pero su estómago anhela más comida. Quiere más. Está más hambriento, parece que nunca se cansa de querer en exceso. 

Se imagina la cara de su abuelo, la cara de ambos directores de la comisión, la cara de aquellos que la ofendieron, la cara de esas personas que la hirieron, y luego vio sangre correr por sus dedos... sintió sangre caer de su boca. Y aún con la culpa, se imaginaba lo bien que se sentía liberarse de la carga. 

De la nada, todo se oscureció, esos rostros se desvanecieron, y escuchó una voz masculina que la llamaba desde las profundidades de su consciente. 

Déjame salir, Shinmeiyo. Déjame protegerte.

Con una sacudida, la joven se despertó.

.

.

.

𝕬 NOTAS | Shinmeiyo necesita terapia. Solo eso diré. 

𝕬 01. | Bueno, admito que es complicado reescribir capítulos. Llevo tres días sin despegar los ojos de mi laptop. 

𝕬 02. | ¿Saben algo? Recientemente he comenzado a usar IA para diferentes cosas; buscar información, buscar imágenes, etc. Una amiga me recomendó que, para no perder tiempo en portadas y cosas relacionadas con personajes originales, usara la IA de Bing para crear imágenes, y con ello, logré hacer la portada nueva de Honor.

Admito que no me siento del todo bien por recurrir a esto en vez de dibujarlo por mi cuenta, pero creo que ya notaron que no dispongo del mismo tiempo para escribir que antes. 

Así que, cómo siempre he soñado, haré imágenes para cada situación de cada capítulo, a excepción de algunos si no lo considero importante. 

𝕬 03. | Me despido por ahora.

¡Buenos días/tardes/noches, nos leemos en la siguiente actualización!

𝕬 | 𝑳𝒂 𝒂𝒗𝒆𝒏𝒕𝒖𝒓𝒂 𝒂𝒑𝒆𝒏𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒂
── ¡ 𝑃𝐿𝑈𝑆 𝑈𝐿𝑇𝑅𝐴 !

Primera versión.
Junio 27. ──
2021. ──

Segunda versión.
Diciembre 01. ──
2023. ──

Fortsett รฅ les

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