Chance [Flesh 4] (Gay)

By MilMoonAn

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Los errores que cometió fueron más que suficientes para perder amistades y confianza. Una equivocación suya y... More

Prólogo
1. Beta
2. Luka y Ross
3. Errores pasados
4. Ezra
5. Grandes hazañas
6. Padres
7. Final
Extra 2 ~Flesh~
Extra 3 ~Shadow~
Último extra
Agradecimientos

Extra 1 ~Attention~

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By MilMoonAn

Cada último sábado del mes los alfas hacían una especie de fiesta nocturna, con cerveza y juegos de mesa. Se efectuaba en la plaza principal donde todos podían asistir siempre y cuando contaran con una adecuada edad para beber y jugar. Esto, con el fin de que ambas manadas, la de los lobos negros y grises convivieran de un buen modo. Además, ayudaba a sobrellevar todo lo que habían pasado con anterioridad. Era como un descanso.

Esa noche la manada de los tigres también fue invitada. Su nuevo beta, Alix, decidió que era una buena manera de establecer relación con una de las manadas más poderosas.

A un lado estaba el bar, con grandes barriles de cerveza que no iban a embriagarlos, pero que servían como entretenimiento. Al centro se encontraba una ruleta europea y mesa de dados y otra de cartas junto a ella. Al fondo tenían el usual juego favorito de la mayoría, Poker, con Luka siendo el que distribuía las cartas a los jugadores. Con él estaban varias fichas que podía cambiar por dinero para seguir participando.

La estrella invicta de ese juego era Ross, en todas las partidas que jugó, desde que entró a la manada, no había perdido ninguna. Nadie podía derrotarlo incluso cuando muchas veces sus cartas eran para perder. En cuanto al arriesgar dinero para ganar no encontraban mejor contrincante que Ross. Para suerte suya los tigres no sabían ello y por lo tanto la mesa estaba llena con siete jugadores incluyendo a Ezra que quería probar suerte.

Luka sonrió, sus ojos de diferente color brillaron ante el reflejo de la luna y los faroles en ellos. Los tigres invitados palidecieron y negaron bajando la cabeza, pues sabían que si se atrevían siquiera a coquetear con la pareja de alfa de la manada, todos sufrirían por ello. Ross siempre aprovechaba la idiotez que sus contrincantes mostraban ante la imagen de su hermano para ganar. Era una de sus armas secretas. La segunda, era “hacer trampa”

Aunque esa noche en especial Luka le había revisado los bolsillos para evitar que lleve cartas ocultas por ahí.

Cuando las cartas estuvieron sobre la mesa el juego comenzó. Ross se mantuvo serio, solo levantando las puntas de las cartas, sin que nadie más pudiera ver. Ante ello carraspeó y tomó cinco fichas de 20, cada una apoyada en un dedo y las empujó hasta el centro de la mesa. El juego había comenzado.

Ezra sentado apoyó la apuesta con la misma cantidad. El segundo a lado del rubio negó y se retiró, mientras los demás igual entraron. La primera ronda de apuesta finalizó con ellos. Ezra y Ross eran como dos rocas, sin expresión alguna y viendo fijamente al contrario.

—Cambio —pidió Ross.

Luka asintió y cambió cartas a quien lo quisiera. Con el nuevo orden y la nueva suerte esparcida, volvió la ronda de apuestas. Ross, una vez más, empezó. Tomó cuatro fichas de cincuenta y las llevó al centro de la mesa. Ezra le siguió, seguro al igual que el felino.

En esa ronda tres tigres se retiraron quedando solo una, la alfa. Los tres mejores de los mejores frente a frente viendo quién es el que ganaría la ronda.

La mujer pelirroja suspiró e incrementó una vez más la apuesta. La subió a quinientos. Ezra y Ross se vieron mutuamente, era una gran cifra. El rubio decidió igualar y Ross al saber que tenía buenos jugadores frente a él sacó dinero de su billetera, aunque en realidad era la de Nick, y le pidió a Luka que le cambie por fichas. Su hermano le sonrió y lo hizo, Luka estaba disfrutando ver que alguien le hacía frente a su mayor.

Luka les dio cartas a cada uno de ellos y los tres se observaron mutuamente, queriendo adivinar lo que el otro pensaba. Mientras que Ezra y Ross estaban guardando sus emociones, la alfa sonreía contenta.

—Me retiro —indicó ella al momento de levantarse y dejar en visto su juego de cartas. Tenía Full House.

—Tienes un juego ganador —Luka la observó sorprendido.

—Es demasiado aburrido jugar por dinero —Ella volvió a tomar asiento—, si apuestan otra cosa podría quedarme a ver.

Luka, Ezra y Ross se observaron un segundo.

—El que pierda va a casarse —susurró ella, ocultando su felicidad, producida por alguna clase de yerba felina que Ross le vendió hace poco.

—No sería mejor que el ganador deba casarse —Ezra se notó confundido.

—Perder es más sencillo —Se defendió la mujer.

Ross tosió un tanto nervioso, la gota de sudor en su frente y el rojo de su rostro fueron un indicador de su estado. Ezra no dijo nada y asintió, un poco de felicidad estaba en él al ver su juego.

A pesar de haber iniciado el juego con el fin de ganar, el mejor premio se lo llevaría el perdedor. El rubio agradeció tener un juego tan mediocre con el que fácilmente podía perder, además se estaba enfrentando a Ross, alguien a quien nadie pudo vencer.

Ross y Ezra voltearon a buscar a sus respectivas parejas. Kaspar se encontraba en la ruleta con muchas fichas. Nick por su parte estaba en la barra junto a Adam, los dos bebían grandes tarros de cerveza.

—Entro —se apresuró a decir Ezra.

—También —Ross le siguió.

Luka cambió algunas cartas y la ronda de apuestas había terminado, en ese momento era todo o nada.
A su alrededor estaban varios espectadores que esperaban el resultado, mientras la alfa de los tigres observaba de cerca el desenlace.

—Trío —Ezra fue el primero en mostrar sus cartas. Tres “j” de diferente símbolo y otras dos cartas cartas aleatorias que no tenían mucho valor en el juego.

Ross mordió su labio inferior y volteó una vez más hacia Nick.

—Perdí —Ross sonrió y lanzó sus cartas, como acto de “enojo” aunque Luka pudo ver felicidad en medio de ese gesto.

Para evitar cualquier problema, las cartas dieron a parar en los faroles de fuego donde en segundos fueron consumidas por el fuego. Ezra se levantó confundido mientras veía su mano de cartas. Había ganado, fue el primer sujeto que logró ganarle al invencible Ross.

—¡Nick, vamos a casarnos! —gritó Ross, tan fuerte que todos escucharon. Como consecuencia Nick, quien bebía su cerveza, escupió parte de ella y se atoró con el resto.

Adam se apresuró a darle palmadas en la espalda para ayudarle a respirar.

—Ross, querido —Mayra, la alfa posó una de sus manos en el hombro del mencionado—, no creo que esa sea una buena manera de preguntárselo.

—Es que no se lo estoy preguntando —respondió Ross.

Y de esa forma, mientras Nick se recuperaba del susto y Ross sonreía, los demás empezaron a aplaudir por la próxima fiesta de unión que la manada presenciaría.

En solo una noche la noticia corrió de lugar en lugar hasta llegar a los oídos de varios conocidos. Porque al próximo día tres camionetas se estacionaron en la entrada de la manada. Luka y Kaspar los recibieron mientras Ross todavía no se levantaba de su cama, arrepentido por lo que había hecho en un ataque de adrenalina y el no querer perder parte de su orgullo.

Nick seguía en blanco, había dado su visto bueno de todo ello en un ademán de mano, pero no dijo palabras después de ello, ni siquiera cuando estuvieron solos en su cabaña. A pesar de que ambos estaban de acuerdo con la boda, por alguna razón se sentían incómodos junto al otro, su relación estaba a punto de cambiar.

La puerta de su cabaña se abrió de par en par hasta chocar contra la pared. Rina había llegado a ellos como la primera invitada y especial. La mujer llevaba en sus brazos a su hijo mientras a su lado estaba otro de ellos. Rina estaba lista para preparar la mejor boda de todos los tiempos, porque su mejor amigo se lo merecía. Ella ya había llegado con un buen sastre que diseñaría los trajes de la pareja.

Drake fue el siguiente en llegar, el guepardo real se veía orgulloso de haber sido perdonado por Ross y sin preocupación empezó a coquetear con cualquier dama que se le pase por delante. Su poco amor propio y por su vida le ayudó a perseguir a Luka, incluso cuando sabía que la pareja de este podría matarlo de un solo golpe. Jessica, su esposa decidió quedarse en su casa con su hija.

Como fecha tentativa Ross decidió, por su cuenta, que sería en dos semanas. Al no tener que preparar mucho, pues la mayoría se ofreció para ayudarle, el tiempo estaba de su lado. Nick solo asintió ante ello, sin parecer estar dentro de esa realidad, como perdido en sus pensamientos.

Por esa razón más ayudantes llegaron para poner todo el orden. Luka y Adam iban a tirar la casa por la ventana para organizar una buena fiesta. Ross les agradeció en su momento. Luis y Dunkel se encargarían de brindar seguridad a la manada cuando esta esté de fiesta.

—Ross, niñato cruel —Rina dejó a uno de sus hijos en un sillón y abrazó a su amigo—, solo me das dos semanas para organizar tu boda. Al menos necesitaba un mes para hacer que todo sea perfecto.

—Hola, Rina —Nick apenas se despertó, saludó a la mujer y luego salió de la cabaña.

—¿Puedo ir a jugar? —preguntó el hijo mayor de Rina.

—Puedes ir, pero lleva a tu hermano contigo —indicó la mujer.

En cuanto los dos niños salieron el sastre entró con todo su equipo.

Iban a armar el traje desde los zapatos hasta el arreglo del cabello. Ross tenía un cuerpo musculoso, pero delgado así que el material para crear una obra de arte estaba a su favor. Rina ya tenía en sus manos todas las opciones de tela, tanto en color como en diseño. Su favorito era uno color plateado con detalles negros en los bordes, la foto del diseño estaba en su celular, junto a otras imágenes de invitaciones, pasteles, decoraciones y demás.

Incluso, en la cartera de Rina estaban dos frascos del mejor perfume que su esposo compró del extranjero. Ella iba a dar todo de sí para organizar la mejor boda.

Luka también entró con algunos diseños de invitaciones y una lista de las personas a las que quería invitar, entre ellas Sussane Moore, su madre. Ross tenía cierto aprecio por la mujer a pesar de todo el daño que esta le había hecho. Luka quería evitar a toda costa volver a verla, pero si su hermano la requería entonces iría a su hogar y le daría la tarjeta personalmente, con la buena noticia de que su hijo se casaría. Claro que llevaría a tres centinelas con él.

Ross asintió y le indicó que en efecto quería a la mujer en ese día y Luka suspiró. Por otro lado le mostró los modelos de invitación. Ross le prestó su atención mientras el sastre le tomaba las medidas.

El modelo que quedó fue una caja de madera que dentro llevaba un sobre en diagonal con los nombres de los esposos, el papel reposaba en un cojín lila de algodón con pequeños puntos blancos en los costados.

—¿Por qué tan deprisa? —preguntó Rina en cuanto Luka salió de la habitación.

Ross le sonrió un tanto nervioso.

—Siento que si pienso más en esto voy a arrepentirme.

—Bien, entonces, vamos a hacer que todo salga bien.

Nick corrió en su forma animal hasta el arroyo al final de la manada. Adam estaba a su lado, ambos bebiendo el agua en silencio. Su amigo sabía muy bien lo que ocurría en su cabeza por lo que se ofreció a hablar con él antes de que el huracán de organización lo consuma en segundos. Adam quería asegurarse de que todo esté bien con la manada.

Ambos lobos se sentaron en sus cuartos traseros observando el nadar de los peces frente a ellos. Nick lucía más perdido, su pelaje negro brillaba en el sol mientras sus ojos no parecían ver a ningún lado, Adam temió por su amigo.

El lobo gris volteó un segundo hacia la manada, al percatarse de que estaban completamente solos volvió a su forma humana, y de entre los arbustos sacó su muda de ropa que Luka dejó ahí esa mañana.

—Vas a casarte, amigo —intentó bromear Adam, palmeando el lomo del lobo negro.

Nick gruñó y cambió a su forma humana, el ceño fruncido demostraba el enojo que sentía. Cuando se cambió, Adam aprovechó para planificar lo próximo que diría.

—Desde que te conocí, siempre hemos tenido esos problemas al enamorarnos de la misma persona —Adam suspiró, nostálgico—, pero ahora cada uno tiene alguien especial al que no cambiaríamos por nada.

—Creía que si al menos te quitaba a la persona que amabas, no sería el perdedor que todos han visto en mí —confesó Nick—. Desde niño siempre me han visto como una amenaza, nuestra amistad fue lo único que impidió que me fuera de la manada. Quería tener al menos un poco de la felicidad que tú tenías.

—Las guerras que mi padre dio lo llevaron a su muerte. Esta manada ha cometido tantos errores, que ni siquiera con cinco vidas  voy a compensar su dolor —Adam bajó la mirada—. Nunca quise molestarte con el estilo de vida que llevaba, éramos niños, solo quería ser tu amigo.

—De entre toda la bola de hipócritas, tú y Kaspar fueron los únicos en los que pude apoyarme.

—Seguiremos contigo, pero ahora Ross será el primero. Él siempre va a estar para ti, serás su prioridad al igual que Ross será la tuya.

—No quiero la boda —Nick lanzó una piedra en el arroyo.

Adam guardó silencio y observó a su amigo por un largo instante. En todo el tiempo que conoció a Nick sabía cuando mentía y cuando decía la verdad, y en ese momento Nick estaba siendo sincero, por eso se sorprendió. Adam también veía la sinceridad en los ojos de su Nick cuando le profesaba su amor a Ross, entonces no entendía lo que estaba ocurriendo en ese instante.

—¿Puedes dejarnos solos, Adam? —Ross llegó a ellos con cierta mueca de disgusto en el rostro— y sería mejor que evites la entrada de cualquiera en el bosque mientras Nick y yo conversamos.

Nick ni siquiera volteó cuando escuchó la voz de Ross y Adam decidió que lo mejor para la pareja era dejarlos solos. Suspiró y salió del bosque, deseándole la mejor de las suertes a su amigo.

Ross ocultó el nudo en su garganta en un carraspeo que nadie pudo escuchar. No se atrevió a acercarse al moreno y se quedó viéndole la espalda, le daba miedo preguntar lo que pasaría después. Ross hasta había olvidado lo que era sentir temor de verdad, le aterrorizaba lo que haría si es que lo que llevaba con Nick desapareciera.

—Así que —Ross carraspeó otra vez, evitando que el dolor se note en su voz— ¿la boda se cancela?

—Ross enserio creo que esto no está bien.

—No, no, solo dilo, no vayas a los rodeos, solo di “Ross, no quiero casarme contigo” y voy a entenderlo.

—Ross.

—Solo dilo, Nick, ya estoy acostumbrado a perder todo lo que quiero. Así que no va a dolerme tanto si solo me rechazas.

Nick volteó y a largos pasos llegó hasta Ross rodeándolo en un fuerte abrazo. Ross negó y lo empujó con fuerza, al menos quería mantener su orgullo en esa ocasión. Iba a darle un golpe, pero decidió que sus manos temblaban lo suficiente como para lograrlo, se conformaría con empujarlo.

—Les diré a todos que se cancela, que no quieres casarte —susurró Ross.

—¡¿En serio soy yo el que no quiere casarse?! —gritó Nick, enojado y dejando que todo lo que lo había perturbado desde la noche anterior explote.

—Deja de dar vuelta y ve al maldito punto.

—He intentado tantas veces pedirte matrimonio y tu solo rehuías de la idea. No querías un compromiso conmigo, porque según tú, "los felinos no hacen eso". Para evitar herir tu preciado orgullo aceptaste la derrota y decidiste que casarte conmigo era solo el castigo a tu mala mano de cartas.

—¿Es enserio?

—Ross, tú no quieres casarte conmigo ¡Soy el castigo que tienes por perder en el poker!

—¡No es cierto!

—¡Lo es!

—¡Que no!

—¡Lo es!

—¡Tenía una escalera real!

—Sabes que no sé qué significa.

—Hubiera trapeado el piso con Ezra.

—¿Entonces por qué no lo hiciste?

—No me vas a obligar a decirlo

Nick sonrió finalmente y elevó la cabeza orgulloso de haberse equivocado. Pero queriendo un poco más de aquello que Ross le estaba dando, sinceridad.

—¿Por qué no barriste el piso con Ezra?

—Nick, solo sigamos organizando la boda.

—No hasta que me lo digas.

—Nick.

—Solo una vez.

—Porque quería casarme contigo ¿bien? —Ross se rindió— me conoces, sabes que pocas veces acepto mi derrota o mis sentimientos a plenitud, no sabía como aceptar tu propuesta de casarnos así que solo puse como excusa todo el juego ¿estás contento?

Nick suspiró y estiró el brazos apoyándolo en el hombro de Ross.

—Entonces, ¿has pensado ya dónde hacer la boda?

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