𝐀𝐬𝐡𝐄𝐢𝐣𝐢 - N̶o̶t̶ ~𝙹𝚄...

By BananaLivie

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~Situaciones entre Ash y Eiji subidas de tono~ • Esto no tiene orden. • Sólo situaciones del día a día que te... More

Relajando al "jefe"
Mi excepción. (1/2)
Mi excepción. (2/2)
Sólo para ti.
Borrachos y ✨descubriendonos✨
Peticiones abiertas.😈✌🏼
Papi Aslan.
Felación // Control
En cuatro
~Necesitado~
"Castigo"
Extrasensorial
✨Cabello✨
A escondidas✨ 2x1
✨Especial✨
Video📷
✨Primera vez✨
Bondage
SEXOOO
¿Una sola noche?
couple
embarazados
¿regalo?
Trans boy
✨Punto P✨

Primera vez. ¼

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By BananaLivie

La guarida yacía en completo silencio ante la ausencia de la pandilla, los chicos estaban haciendo sus rondas y trabajos asignados, así que Ash y yo nos encontrábamos en compañía del otro y tal parece esta noche iban a pasarla solos. Todos tenían algo que hacer.

Aslan había decidió quedarse cuidándome, además de sentirse algo cansado. Lo pude deducir por su expresión que era obvio, intentaba ocultar de todos pero podía ver ese deje de cansancio en las orbes verdosas que tanto atraían mi mirada.

En estos últimos días no sé como sentirme respecto a él, somos amigos pero hay ciertos sentimientos que me inundan cuando le veo, y ciertamente no sé como interpretarlos, tengo miedo. No de él, sino de lo que pueda pasarle y como mis sentimientos puedan influir o afectar a la situación.
Puedo intuir qué pasa y es lo que menos deseo, pues le regale mi amistad incondicional desde que me uní a su mundo, no quiero ser uno más, me aterroriza ser uno más.

Alguien más que cayó en sus encantos y que le piensa más allá de lo permitido. A veces sólo quisiera poder ser su amigo, sin sentimientos diferentes. No tengo segundas intenciones y no podría avanzar con el, no me atrevería, después de todo lo que ha pasado... no puedo. Lo menos que podría causarle es una decepción más.

Es tan bonito y frágil que siempre temo que se rompa, no físicamente, más allá. Su alma es delicada. Sé que en cualquier momento puede quebrarse o que lo está haciendo poco a poco. Y temo tanto no poder salvarlo, no poder ayudar a que su alma tolere un poco más de dolor para huir lejos de allí, para correr lejos del peligro, juntos.

Ahora mismo ni siquiera hablamos y me sigo sintiendo tan cálido a su lado, nunca nadie me había brindado la tranquilidad que este americano amargado me regala, sé que estamos en peligro y en cualquier momento alguien podría entrar, pero la tranquilidad no se mueve de mi pecho. Es como si pensara que estando con él todo se solucionara, de una u otra forma, se solucionará.

Pues con el todo es correcto, todo vale absolutamente la pena.

Si tan sólo pudiese acercarme más, si tan sólo fuese correspondido...
¿Qué se sentirá estar entre sus brazos?
¿Qué se sentirá tener sus labios sobre los míos de nuevo? Pero de forma consensuada y por pie de ambos.
Sentir su piel, acariciarla y besarla con cariño, poder mostrarle con cariños el inmenso amor que nace día con día dentro de mi. Hasta su olor me intriga o temperatura me intriga, hemos dormido en la misma cama sí, pero es muy diferente, cada uno se queda en su lado de la cama.

Aunque usualmente me quedo despierto hasta que el duerme primero para escuchar su respiración acompasada, eso me da algo de paz. Saber que está descansando. Pero no siempre logro conseguirlo, a veces el cansancio me vence sin más.

— Eiji, ¿deseas algo en específico para la cena? Puedo salir a buscarlo.— ofrece el rubio desde el sofa del frente, levantando la mirada del aparato electrónico.

La mirada castaña se fija en mi y soy observado con confusión, al parecer interrumpí sus pensamientos. Sólo busque hablar un poco, el silencio es cómodo pero a veces sólo deseo un poco más de el.

Volteo mi mirada fijandola en el lindo nipón que yace sentado frente mío, estaba en mi tableta investigando algunas cosas ocupado en el rutinario trabajo que ejerzo en la pandilla, mas no puedo evitar mirarlo un momento.

Es tan bonito, delicado y suave. Intento romper la conexión y el intento es tan inútil y débil que me burlo de mi mismo. No puedo, me mira tan hermoso como si valiese todo lo que ha hecho por mi, como si todo el riesgo que toma cada día al estar aquí valga la pena. No puedo evitar sentirme intimidado, la forma en la que me observa me causa vergüenza, siento que puede leer mi alma y temo por lo que vea, porque seguramente se horrorizaría, si viera mis secretos, mi pasado... todo se rompería. No merece tan poco.

No es cuestión que no me agrade que me observe, me encanta que el pose su mirada sobre de mi, si alguna vez quise atraer la atención de alguien, ese alguien es Eiji.
De hecho, si algún día arregle mis ropas con esmero, hice un gesto sexy, fui coqueto o lo que sea que le guste a los chicos... ese algo siempre fue para Eiji Okumura.

A pesar que me intimide y sienta tanta vergüenza, nadie podrá evitar aquel sentimiento en mi pecho que tan feliz me hace. Aunque no lo merezca.

Porque si de merecer hablamos, el merece todo. Un alma limpia, bondadosa que sepa brindarle el amor que solamente alguien con un alma tan reluciente como la de Eiji merece.
No un alma rota que ni siquiera su dueño sabe en cuántas partes fue destruída.

Tantas veces he querido sentir sus labios, tantas veces he querido abrazarlo cuando estamos durmiendo en la misma cama, sólo para poder estar más cerca. Sentir su respiración y calor que solamente un alma tan pura puede emanar, pero no. Me detengo antes de mínimo dar un paso, pues soy conciente que yo no cuento con las maravillas que el merece, ni siquiera lo intento. Y es que, supongo, prefiero quedarme con lo que tengo para no romperlo ni romperme, lo menos que necesito es perderlo.

Si tan sólo pudiese repetir ese momento en la cárcel, no sé cómo pude atreverme no quería incomodarlo, temía que me empujara frente a todos, me diera una bofetada y se fuera enojado siendo la última vez que se verían.
Pero no, al contrario, se quedo quietecito mirándome sorprendido y sin moverse, ese día no supo si fue por la incomodidad o porque simplemente no sabía seguirle el beso. Igualmente ignoraron ese hecho la próxima vez que se encontraron y jamás hablaron de aquello.
De verdad espere que me empujara, insultara y listo.

He sido obligado a besar a cientas de bocas, de mezclar mi saliva con cientos de cerdos desconocidos o no tan desconocidos. Estoy tan lleno de fluidos ajenos que ni siquiera puedo limpiarlo, pero... cuando sentí sus labios juntarse con los míos, me sentí flotar. Sentí por primera vez lo que todos alardean al besar por primera vez, pude sentir como mi estómago hormigueaba, mis manos sudaban y mi corazón golpeteaba como nunca, por unos segundos me deje soñar con que Eiji fue mi primer beso. Y que no fue en una sucia cárcel, sino en la noche en un parque o en el campus de una escuela.

Porque le habían ocurrido tantas cosas horribles que le pedía a lo que sea que existiese allá arriba, si es que lo hacía, que por favor tuviesen otra vida juntos. Una sin tantos problema, una donde se conocían en un ambiente normal con vidas normales. Una vida donde pudiera vivir en paz con Eiji Okumura.

Recuerdo bien como mis manos temblaron entre el sudor, trate de retenerlas para que el no lo notase, que no notase como mi mente se fue a otro lado desde el primer segundo donde nuestros labios se encontraron, aún menos como algo estalló dentro mío cuando mi lengua rozó el interior de su cálida y suave boca. Nunca me había permitido experimentar aquello, besar por gusto. Fue la única bendita vez en mi vida que agradecí que mi saliva se mezclara con otra. Fue la primera vez que desee que otra persona me comiera la boca hasta el cansancio. Esos cortos segundos fueron la gloria, más cuando abrí los ojos y me tope con la oscuridad de los suyos, mirándome profundo y fijo.

Todos halagan los ojos claros, no sé porqué y ese día lo entendí menos, pues al mirar tan de cerca esos bellos ojos café oscuro, me derretí. Sentí mi alma caer a sus pies, como si alguien por primera vez pudiese besar más que mis labios porque ese mínimo contacto me hizo prometerle que haría por el hasta lo imposible.

Aunque me sintiera culpable y sucio por desear ese beso más de lo que debí.

Cuando noto mi mirada sobre el se sonrojó y me lo contagió, suena absurdo, pero temí que hubiera leído mi mente y haya descubierto el goce del que fui embargado al besarlo en esa pocilga de prisión.

Bajó la cabeza para ocultar el rosa de sus mejillas y yo simplemente no pude quitar la mirada, era tan lindo y dulce que una sonrisa subió por mi rostro, llenándolo más de rojo.

Quería ver sus ojos tan cerca como ese día, quería sentir sus labios completamente encima de los suyos, sentir que le correspondían y participaban en el contacto.
Y de nueva cuenta, otra sensación desconocida me lleno... Muy en el fondo desee por primera vez que unas manos me tocarán.

Sentí mis orejas quemar,
¿Cómo podía alguien tan sucio como yo desear algo así?
Que unas manos tan puras y limpias rozaran mi piel manchada, no sólo de sangre y muerte, también de lujuria asquerosa y ajena.

Toque mi cuello con pena y lo sentí quemar, cosquillear...

Logró escuchar unos pasos aproximarse, curiosamente no se asusto, se exaltó al estar nadando en nervios.

Eiji se sentó al lado de el en sillón.

— Ash... ¿Qué haces? — tonto, tonto, ¿Por qué inicias así, Eiji?

— Estaba viendo algo en la tableta, no te preocupes. ¿No tienes hambre? Ya es tarde. — se excusó lanzando la tablet en el colchón del mueble.

— Parecías enfermo, te pusiste muy rojo. ¿Seguro estás bien? ¿Puedo? — preguntó al acercar su mano con cuidado.

— No ocurre nada, estoy bien. Sólo tengo calor. ¿Comemos? — dijo haciéndose un poco hacia atrás.

— ¿Que hay para cenar? — volvió a preguntar, alejando su mano del americano con pena.

— Encargué sushi a los chicos hace un rato, escuché que tenías ganas de eso, aunque no creo que aquí lo hagan como en Japón. — acepto señalando las bolsas que había encima de la mesa

— ¿Ah? Si. Así es... Gracias por eso. — agradeció algo nervioso y es que a pesar de saber que Ash le prestaba atención, le parecía muy lindo como aún cuando estaba lleno de trabajo tenía tiempo de darle esos detalles. — ¿Pasa algo? ¿Te duele? —

Eiji colocó sus manos con cuidado en el cuello de Ash haciéndolo cosquillear aún más, sobó un poco para ver alguna reacción, quizá se había lastimado durante todo el desastre del escape después del secuestro en casa de Dino y es que el rubio no paraba de tocarse el cuello.

— No, no pasa nada... — Eiji miro sorprendido al rubio, nunca lo había escuchado vacilar en sus palabras, eso realmente lo sorprendió un poco.

— Bueno... — se interrumpió a si mismo, que tonto. — Perdón, perdón, no quise tocarte así. De verdad discúlpame. — exclamó entrando en pánico, no quería incomodar al de mirada verde, fue un imprudente al tocarlo así después de todo lo que ha pasado.

— No pasa nada, Eiji. Realmente no me molesta si me tocas, Onii-chan! — Dijo sin pensar o quizá sí. No quería que aquello se tornara incómodo.

— ¿Ah sí? — bromeó.

En tono de juego se acercó más al alto y comenzó a tratar de hacer cosquillas en su cuello, bajando por su pecho, tocando por dentro de sus brazos, cerca de las axilas.

— Eiji, Eiji, ¡Eiji, no hagas eso! — dijo en voz alta riendo, más que de cosquillas, de nervios.

— Dijiste que no te molestaba, ahora deja que tú onii-chan te haga cosquillas. — insistió para molestar al rubio, se las cobraría todas las burlas anteriores.

— ¡Déjame! Eso no hace un buen hermano mayor. ¡Me dolerá después! — gritó el de mayor altura poniéndose ya rojo de la risa. Ahora sí le había dado cosquillas.

— No aguantas nada, mírate, estás rojo. — detuvo sus cosquillas comenzando a acariciar la zona, intentando compensar el daño causado.

Eiji se encontraba arriba de Ash con una pierna entre las del rubio que se hayaba sentado en contra de una de las esquinas del sillón.

Sin darse cuenta, el pelinegro comenzó a dar masaje en los puntos algo débiles de su compañero.

Movía sus dedos al lado del pectoral izquierdo y con la otra mano masajeaba entre el cuello y hombro, justo antes de llegar a la espalda del alto y joven lince. La reacción inesperada del rubio lo hizo palidecer y brincar, cuando presiono aún más en su cuello este se erizó.

— Eiji, basta... — dijo algo apenado, al momento se dió cuenta que eso fue dicho en un jadeo.

Quería parar, pero algo dentro de sí le decía que siguiera y tomando un valor, bajo hasta sentarse en la delgada y definida pierna del otro. Se acercó aún más y susurró.

— ¿Qué pasa? ¿Hablas sobre esto? — Y volvió a presionar, pero estaba vez apretando al lado del pectoral.

— Eiji... — menciono cuando la mano subió a su cuello, acariciándole, las palmas eran calentitas.

— Ash... ¿Podrías? — Se acercó aún más al rostro del contrario, sintiendo su estómago resolverse y manos picar.

— ¿Qué? — preguntó retandolo, tomo el rostro del mayor entre sus manos, atreviéndose a acariciar el cabello oscuro alrededor de sus orejas.

— Ash... ¿No te enojas? — preguntó nervioso, de nuevo estaban tan cerca pero está vez en un ambiente más íntimo. Miro los labios rosados y subió a las orbes claras.

— ¿Por qué me enojaría contigo? — cuestionó levantando sus cejas rubias. Casi se desmaya al ver como Eiji se acercaba más, pegando sus frentes y cerrando sus ojos.

— Sólo... — boqueo sin poder pedirlo, su estómago se llenaba de vergüenza y su rostro se enrojecía. Sólo quería volver...

Entendió perfectamente cuando el nipón miró sus labios, era bastante obvio y no desaprovecharía esa oportunidad. Ajustando sus manos alrededor de la mandíbula del pelinegro lo acercó y juntó sus labios con delicadeza.

Ambos suspiraron, sabiéndose ansiados por el contacto ajeno de quien consideraban su otra mitad. Fundiéndose en la suavidad y calidez contraria que tanto fantasearon en volver a sentir.

Pues no tienes idea de quien puede corresponderte cuando estás demasiado ocupado en tus inseguridades.

❤️

Jajaja, hola.

Les dije que editaría este fic porque me daba pena leerlo antes.

He avanzado un poco en mi escritura y no me gustaría dejar esto re culero.

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