Pasión Incontrolable

Autorstwa mAriaGlossy

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El destino no se lo ha estado poniendo nada fácil a Beth y Will desde que se conocieron, pero cuando sientes... Więcej

Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve

Capítulo Seis

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Autorstwa mAriaGlossy

─Tal vez lo de la caldera podamos dejarlo para mañana, cariño ─dice Helen para cortar la tensión del salón.

Aparto por fin la mirada de ese chico y veo a Helen haciendo una mueca a su marido para que note nuestra incomodidad. Y se lo agradezco en lo más profundo de mi alma.

─Pero los chicos se estaban quejando y... ─la voz del señor Daniel se silencia ante la mirada de que le lanza su mujer─. Bueno, no pasará nada por una noche. Mañana también podemos hacerlo y así Beth podrá descansar.

─No pasa nada ─digo sin pensar. Maldita sea. Si no fuese porque me da pena el señor Daniel habría aceptado y ya me estaría largando de aquí.

─De verdad, cielo, mañana lo harán ellos ─insiste Helen.

─De eso nada, no podemos dejar que haya quejas y menos el primer día. ¿Vamos? ─le digo al chico que por lo visto debo de hacerle gracia porque no para de mirarme aguantando una sonrisa.

─Te sigo ─contesta. Pero su voz no se parece nada a la voz de Will. La de Will suena más ronca y la de este chico suena como si siempre estuviese divirtiéndose. 

Salgo de la casa con él pisándome los talones y tengo que recordar cómo era eso de caminar porque tenerle tan cerca y justo detrás hace que me ponga nerviosa. Caminamos en silencio hasta el cuarto de la caldera y siento que se me hace eterno, pero respiro hondo en silencio cuando por fin llegamos.

─Es ahí dentro.

Él se coloca muy cerca de mí cuando abro la puerta para mirar lo que hay dentro, haciendo que me eche rápidamente hacia atrás y me dé en la cabeza con la puerta.

─¿Estás bien? ─pregunta con una sonrisa pícara en la cara antes de entrar al cuarto sin esperar ninguna respuesta.

Pongo los ojos en blanco y entro un poco con él para encenderle la luz. La caldera aparece ante nosotros y él comienza a arreglarla de una forma que no entiendo, así que salgo de nuevo fuera para esperar.

─Que pequeño es el mundo, ¿verdad? ─grita de repente.

─¿Tú crees?

Escucho su risa salir del cuarto y me apoyo incómoda sobre la pared. Si no fuese porque no me fío de este tío le dejaría aquí solo.

─¿Estás aquí estudiando o los señores Collins son familiares? ─grita de nuevo para que quede claro que le he escuchado y no pueda ignorarlo.

─Estudio aquí ─contesto cortante.

Por fin parece que ha pillado la indirecta de que no quiero hablar con él porque no vuelve a hablar. Después de un buen rato en el jardín en un completo silencio me aparto de la pared y me giro, pero su cuerpo de repente está a escasos centímetros del mío y me choco sin querer con él.

─Pensé que te habías ido ─dice como si nada.

─¿Qué? ─respondo intentando mantener la calma─. ¿Irme por qué?

─No sé, como no hablas. 

Cierra la puerta del cuarto y comienza a andar hacia la casa de los Collins, así que le sigo rápidamente.

─¿Siempre eres así de callada? ─pregunta de nuevo, pero no le respondo─, ¿incluso con mi hermano?

Esa última pregunta consigue que frene en seco y le lance una mirada de advertencia, pero cuando se gira a mirarme sólo parece hacerle gracia.

─Tú y yo no nos conocemos de nada. Ni siquiera conoces a Will, así que te agradecería que este tema no vuelvas a sacarlo ni a hablar de Will como si lo conocieses. No sé que rollo raro te traes, pero eso no va con nosotros ─suelto de golpe como si llevase tiempo deseando decírselo.

─Tranquila, mujer, no llevo ningún rollo ni quiero cabrearte. Era solamente una broma. Pero tienes razón en una cosa y es que todavía no nos conocemos. Me llamo Liam, aunque mi verdadero nombre es Ezra. Puedes usar el que más te guste ─dice guiñándome un ojo y sonriendo─. ¿Y tú como te llamas?

─A ti no te importa ─respondo cortante de nuevo antes de caminar de nuevo hacia la casa.

─En realidad he oído antes tu nombre, pero pensé que me lo dirías. ¿Qué te ocurre conmigo? Ni siquiera me conoces y ya te caigo mal.

─No me caes mal, solo que no quiero conocerte ─contesto sin dejar de caminar.

─¿Solo porque tu novio no quiere? Pues vaya.

─No es porque él no quiera ─respondo molesta porque en el fondo tiene razón, pero no pienso dársela.

─De acuerdo, como quieras.

Llegamos a casa de los Collins en silencio y me despido rápidamente de Helen después de darme las gracias y decirme que su marido ya estaba durmiendo. Camino hasta pasar la casona y la entrada y me siento bajo un árbol, en la oscuridad y en silencio. Cojo el móvil y pienso si debería llamar a Will para contarle lo que ha pasado, pero no sé si preocuparle mientras está en el hospital o decírselo cuando venga el fin de semana. 

Al final me decanto por llamarle, pero solamente para hablar con él aunque el remordimiento de ocultárselo me esté matando.

─Pequeña, te noto rara. ¿Qué pasa?

─Nada, es sólo que estoy preocupada por ti y tengo muchas ganas de verte ─contesto y pienso que no le he mentido, sólo le he ocultado información.

─¿Tienes ganas de verme? ─pregunta con la voz más ronca de lo normal. Ay Dios.

─Muchas ─susurro sintiendo un calor recorrer todo mi cuerpo a la vez que me muerdo los labios.

─Yo también tengo ganas de volver a casa.

─¿A casa? ─pregunto desconcertada.

─Sí, tú eres mi casa. Estés donde estés.

Me muerdo más fuerte el labio y me dejo caer más contra el árbol, derritiéndome por sus palabras.

─Will... ─susurro de nuevo. Cierro los ojos por unos segundos, escuchando sólo su respiración y sintiendo que está a mi lado.

Cuando abro los ojos al que veo es a otro parecido a él, pero más lejos. Maldita sea. Liam está caminando hacia los árboles en los que estoy, pero no me ha visto. Veo como mira su móvil y maldice por lo bajo justo antes de fijar sus ojos en los míos. ¿Pero cómo demonios me ha visto si estoy bajo el árbol en la oscuridad?

─Mierda ─susurro sin querer.

─¿Pasa algo? ─pregunta Will cambiando totalmente el tono de su voz.

─N-no, es solo que está comenzando a llover ─miento─. Tengo que volver dentro, lo siento mucho.

─No te preocupes, corre ─contesta riéndose─. Hasta estando lejos consigo mojarte ─suelta, haciendo que me sonroje por completo.

─Que te den ─le contesto con la voz entrecortada y obteniendo una risa más fuerte.

Nos despedimos rápidamente y le cuelgo, metiendo de nuevo el móvil en el bolsillo. Cuando devuelvo la mirada a Liam ya no está, pero no es fácil volver a encontrarle junto a la parada de autobús con las manos metidas en los bolsillos.

Desde donde estoy su pelo se ve más oscuro aunque es más bien tirando a castaño oscuro. Me fijo bien ahora que puedo y observo la forma tan peculiar que tiene de meter las manos en los bolsillos, con la espalda recta completamente y la cabeza bien alta aunque no le esté mirando nadie. Se parece mucho a Will en la cara aunque Liam tiene los ojos más abiertos y una mirada más tranquila. Pero en cuerpo le gana Will por goleada, Liam es más delgado y no parece que tenga el cuerpo musculoso.

Después de un rato observándole salgo de mi escondite y me dirijo a la casona, pero justo al avanzar hacia el camino me giro disimuladamente y me choco con su mirada burlona y esa sonrisa de nuevo. Seguro que sabía que le estaba mirando, qué vergüenza. Avanzo más rápido, ignorándole, y entro a la casona enfadada conmigo misma.

Lo cierto es que me intriga muchísimo saber de él, pero tengo que respetar la decisión de Will de no querer tener contacto con su reciente hermano. Tiene que ser un shock saber que siempre has tenido un hermano y conocerlo de golpe después de tantos años. Así que la decisión está tomada, no me acercaré de nuevo a Liam por el bien de mi novio.


─Hola ─dice una voz familiar a mis espaldas. Miro por encima del hombro a la persona que tengo justo detrás y al ver su silueta de reojo me giro de nuevo hacia la taquilla y la cierro de un portazo.

Las personas de alrededor me miran mientras camino cabreada por los pasillos de la Universidad con mucha prisa, pero Liam me sigue muy de cerca sin percatarse que le ignoro.

─¿Has hablado con Helen? ─me pregunta con un tono demasiado serio viniendo de él. Niego con la cabeza sin dejar de caminar haciéndome paso entre los estudiantes, pero sin fijarme bien en quién tengo delante.

El golpe contra la persona que se cruza en la esquina del pasillo hace que me resbale y me caiga de rodillas en el suelo. La sangre rápidamente comienza a agolparse en mi cara descontroladamente mientras escucho las risas de los que hay alrededor.

─¿Will? ─dice otra voz todavía más familiar: Clary.

Me levanto lentamente con la intención de largarme cuanto antes de ahí, pero el maldito Liam no puede estarse quieto. Me sujeta por el brazo con fuerza e ignora a Clary.

─¿Estás bien? 

─Sí ─susurro, pero parece no haberme escuchado.

─Tú no eres Will ─continúa Clary sin que nadie la estuviese haciendo caso─. ¿Quién demonios eres tú? ─alzo la mirada y veo la mirada curiosa de ella mientras le observa atentamente. Su peso está sobre una de sus piernas, haciendo que sobresalga la cintura hacia un lado. Iugh.

─¿Perdona? ─responde Liam percatándose por fin de su presencia.

Agacho la cabeza ocultando una sonrisa al ver el disgusto de Clary al darse cuenta de que no todos los tíos se fijan en ella.

─¿Quién es, Beth? ─insiste.

─Soy Liam. Si nos disculpas ─gira los ojos en la otra dirección y por suerte ella pilla la indirecta y se va con la cabeza muy alta y el movimiento de caderas exagerado de siempre─. Tenemos que hablar.

─No tenemos que hablar de nada ─respondo de nuevo cortante avanzando hasta la salida que lleva a la parada del autobús.

El sol aparece de repente con fuerza contra mi cara haciendo que entrecierre los ojos y me ponga la mano a modo de gorra improvisada, a pesar del frío que ya ha comenzado a hacer. Me ajusto la chaqueta con la otra mano. Debo parecer un cuadro.

─Beth no quiero ser tu amigo, tranquila. La señora Helen me dijo que podría encontrarte aquí para que me des las llaves que necesito para trabajar, pero dijo que no leías sus mensajes y tuve que venir.

Abro el móvil sin dejar de caminar, aunque esta vez más despacio, y veo que es verdad lo que dice. Helen me ha mandado varios mensajes donde me pide que le dé las llaves de la casona que ha dejado en mi habitación porque han tenido que ir al médico y no había nadie más de confianza para hacerlo.

─Ah ─contesto avergonzada─. ¿Cuándo irás? 

Le miro aún con una mano tapándome del sol y me fijo por fin en él. Lleva un conjunto de balenciaga con unos pantalones rotos y una sudadera negra dos tallas más grandes. Esta vez lleva el pelo bien peinado hacia atrás y los lados en degradado. Para ser sincera no puedo negar que sea muy guapo, pero es un pensamiento normal teniendo en cuenta que es casi la misma cara de mi novio. 

Aparto la mirada rápidamente y la poso sobre el móvil sin saber qué hacer.

─Podría ir ahora si no te importa. Las cogeré y me iré, tranquila. Tengo otras cosas que hacer, no te quitaré tiempo.

─Vale ─asiento con la cabeza un par de veces y me quito la mano de la frente─. El autobús no tardará en llegar, tenemos que darnos prisa.

─¿Autobús? ─suelta con una risotada que se corta cuando le miro─. Quería decir que tengo el coche en la otra entrada. ¿Vienes?

Me quedo en el sitio inmóvil durante unos segundos que se hacen eternos hasta que asiento con la cabeza, no muy convencida, y le sigo. Esta vez atravesamos el campus por fuera en vez de por los pasillos.

─Ahí está ─señala al coche que tenemos justo delante mientras abre con la llave desde lejos.

Un tesla de color blanco hace que se giren casi todos los cuellos de los estudiantes que hay alrededor. De pronto siento como el calor me sube a la cara y me meto lo más rápido posible al coche, agradecida porque los cristales sean tintados y ya nadie me pueda mirar. Miro hacia la ventanilla de Liam mientras entra y veo que detrás suya está Clary de pie observándonos. 

─No imaginaba que tuvieses un tesla ─le susurro encogida en mi asiento cuando arranca.

─No uno cualquiera, es un tesla model 3 performance ─me corrige entrando ya en carretera.

Se gira un momento para mirarme y se le hace más grande la sonrisa cuando ve que pongo los ojos en blanco. Me pongo el cinturón y mantengo la mochila pegada en mi pecho, pensando en si debería sacar conversación para que no sea tan incómodo, pero entonces enciende la radio y pasamos todo el trayecto escuchando a Ed Sheeran de fondo.

Cuando llegamos a la casona le pido que me espere en la entrada para subir a por las llaves a la habitación. Entro rápidamente y veo las llaves sobre la mesita que hay al lado de mi cama, así que las cojo y vuelvo a la entrada, pero el sonido de mi móvil hace que pare en seco y lo coja al ver el nombre de Will.

─¡Hola!

─Pequeña, ya tenía ganas de escuchar tu voz ─susurra. Y por el tono de su voz sé que está sonriendo.

─Perdona, es que estoy un poco liada y no pude llamarte antes.

─Una pena no ser yo el culpable de esa ocupación que tienes.

─Que bobo eres ─contesto riéndome─. Es que ─piensa rápido, Beth─, hay un chico nuevo trabajando para los Collins y me pidieron que le ayudase hoy ─bien, no es todo mentira.

─Así que tienes que pasar rato a solas con un chico durante horas sin nadie que os moleste mientras tu novio está tumbado en la camilla de un hospital a miles de kilómetros ─dice lentamente antes de reírse por mi silencio─. Es broma, pequeña. ¿Hablamos luego entonces?

─No tardaré mucho, te lo prometo. 

─Si no te cojo luego el teléfono es porque estaré con la enfermera que venga a hacerme la cura, pero no te preocupes.

─¿Intentas ponerme celosa, William? ─le pregunto mientras salgo por la puerta y me dirijo a las escaleras con una sonrisa tonta.

─¿Acaso lo estás?

─Lo estoy de cualquiera que pueda tocarte.

─Uhmm, pequeña, que bien suena eso ─dice con la voz más ronca.

─¡Will! ─susurro avergonzada sabiendo por donde va─, luego te llamo, cochino. 

Nos despedimos rápidamente sin que él deje de reírse de mí y guardo de nuevo el móvil en el bolsillo trasero. Cuando llego a la entrada veo que Liam no está, así que supongo que se habrá ido hacia la casa de los Collins por el jardín que rodea la casona.

Camino a paso rápido cuando algo me coge por el brazo y me empuja con mucha fuerza hacia la pared de la casona. Antes de que pueda gritar me tapa la boca y siento como el corazón me va a mil por hora en una milésima de segundo.

─Shh, ¿escuchas eso? ─me susurra Liam con su pecho pegado a mi espalda y su boca muy cerca de mi oído.

Forcejeo un poco más para que me suelte pero no consigo nada, así que dejo de moverme dándome cuenta que lo único que estoy consiguiendo es rozar mi culo contra él y le hago caso. De fondo se escuchan gemidos de una pareja que está muy cerca de nosotros.

─Estaba yendo hacia atrás ─sigue susurrándome al oído─, pero de repente salieron discutiendo de la casona por la puerta de atrás y comenzaron a follar aquí mismo. Al principio me quedé quieto cuando les escuché salir gritando, pero cuando empezaron así me escondí y pensé que sería mejor no salir y que me viesen. No quiero que piensen que les espío y me toco o cualquier cosa así.

«Es justo lo que estás haciendo», pienso mientras me quedo quieta atrapada en esa situación incómoda por su culpa.

Los gemidos se hacen cada vez más intensos y el choque de sus cuerpos se escucha claramente a nuestro lado.

─Ya falta poco ─me susurra de nuevo.

Continuamos así durante un rato, con su cuerpo pegado a mi espalda y su mano en mi boca. Levanto la mano hasta la suya para apartarla de mi cara lentamente cuando me doy cuenta de que algo duro aprieta mi espalda. Oh, no. Consigo bajar su mano y giro lentamente la cabeza hacia él, sintiendo un cosquilleo en el estómago por los nervios o la emoción de estar espiando a esa pareja. Cuando me giro tengo sus labios a la altura de mis ojos. Oh, no. Levanto lentamente la mirada hacia sus ojos y parece que me devoran por la intensidad de su mirada.

Oh, no.

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