Canción: Enchanted
Artista: Taylor Swift
La joven se miró al espejo una vez más. No estaba en sus planes pasar la noche del viernes en compañía de sus padres, amigos y familiares.
—¿Aún no estás lista? —La voz de su madre se hizo presente en la habitación. Se colocó detrás de su hija y le arregló un poco el vestido. —Quita esa cara. —Le advirtió.
—Lo siento pero no puedo quitármela, me viene de nacimiento. —Se burló pero dejó de hacerlo al ver la mirada de su madre a través del espejo.
—Vamos, no debemos hacer esperar a tu padre. —Dijo cuando terminó de alisarle una parte del vestido.
Ambas se dirigieron al coche donde un hombre las esperaba mientras fumaba un cigarrillo el cual tiró al ver a las dos mujeres.
Durante todo el trayecto la menor se concentró en su móvil, en su rostro apareció una sonrisa cuando vio que Ryujin le había hablado. Le hubiera gustado pasar la noche del viernes con ella.
—¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que fumes? El olor se queda en la ropa. —Se quejó la mujer, el hombre por otro lado prefirió hacer oídos sordos, no era la primera vez que le decía aquella frase.
—¿El abuelo Jungkook también estará? —Preguntó Lia a sus padres. Llevaba mucho tiempo sin verlo.
—Sí, lo de la cena fue su idea. —Dijo el hombre, Lia asintió algo más animada.
Al entrar a la gran mansión fueron directamente al salón donde ya se encontraban los demás.
—¡Ahí está! La más hermosa. —Jungkook se acercó a la joven y la abrazó, Lia le devolvió el abrazo junto con una sonrisa. —Por cierto, como no pude estar en tu cumpleaños no te pude dar tu regalo así que...—Sacó las llaves de un coche y se las entregó a la chica quien se emocionó bastante. —¡Aquí lo tienes!
—Papá, ¿cómo se te ocurre regalarle un coche a tu nieta? —Le preguntó el hombre molesto.
—Porque quiero y puedo, Daniel. —Respondió el mayor. —Venga, vayamos a sentarnos.
* * *
Los mayores se la pasaron conversando mientras que Lia, la única de su edad en aquella cena, hablaba por el móvil con Ryujin. Le dijo que le gustaría irse y Ryujin no tardó en proponerle que se fuera con ella, que la pasaría a buscar. Pero eso sería una locura, estaba segura de que su madre no lo aprobaría.
—Deja el móvil, seguro que estás hablando con esa tal Ryujin. —Su madre hizo una mueca de disgusto.
—No entiendo porqué te cae tan mal, no la conoces. —Elevó un poco la voz por lo que todos allí pusieron su atención en las dos.
—Es mayor que tu y he oído que se mete en problemas, esa chica no te conviene, Lia. —Todos estaban en silencio, observando. A Lia le gustaría poder plantar cara a su madre pero no se atrevía ni cree que algún día pueda hacerlo.
—No creo que la edad sea un impedimento para llegar a amar a alguien. —La voz de la mujer que estaba enfrente de Lia sonó, todos le prestaron atención. —Conozco la historia de una joven la cual se enamoró de una chica la cual era un imán para los problemas. Dos personas totalmente diferentes pero que encajaban a la perfección. El sol y la luna. Lo que se dice dos polos opuestos. —Sonrió. —Se llevaban trece años de diferencia. —Añadió.
—¿Qué pasó? —Lia quiso saber más.
—Lia. —Su madre la advirtió.
—¿Qué? Quiero saber. —Se encogió de hombros.
—Todo comenzó hace más de treinta años, —Comenzó a contar. —La joven Lee llegó a la cuidad después de haber pasado cuatro años en un internado en Italia. Tenía diecisiete años y estaba desando comerse el mundo. De disfrutar. —Sonrió.—Una noche, su padre organizó una fiesta la cual no era del agrado para la joven, aunque luego se alegraría pues allí es donde la conoció...
Hace treinta años...
_____
Allí estaba yo otra vez esa noche, forzando risas, fingiendo sonrisas. El mismo cansado y solitario lugar
—Debe de ser una putada llegar del internado y que a los tres días estés aquí, en una fiesta donde todos fingen ser algo que no son. —Dijo mi hermano, Taehyung. Alzó la copa para poder beber del champagne.
—Yo estoy obligada a venir pero, ¿y tú? Eres mayor de edad, podrías largarte. —Dije mientras observaba a mi alrededor.
Mi padre era el alcalde por lo que estaba obligada a venir a sus fiesta, pero esperaba que tras haber pasado cuatro años en Italia me dejara fuera de esto.
—Te hago compañía. —Me sonrió, encaré una ceja y lo miré burlona.
—¿Entonces el chico que está ahora hablado con papá no tiene nada que ver? —Ambos los miramos, el chico sonrió algo tímido y Taehyung no pudo evitar sonreír pero rápidamente dejó de hacerlo.
—Sabes lo que pienso del amor.
—¿Qué es una debilidad? —Pregunté no muy segura.
—Exacto. —Volvió a beber de su copa. —No te enamores nunca, _____. —Dijo e iba a beber otra vez pero ya no tenía más. —Voy a por otra copa.
paredes de falsa sinceridad, ojos vagantes y soledad. Se desvanecieron cuando vi tu cara. Todo lo que puedo decir es que estaba encantada de conocerte
Las personas que pasaban me sonreían en forma de saludo y a mi no me quedaba de otra que hacer lo mismo. Mis ojos recorrieron el lugar hasta que se detuvieron en una chica, sonreí burlona pues todos iban de etiqueta pero ella no, llevaba una chaqueta de cuero e iba en vaqueros. Imposible no destacar.
Cuando mis ojos recorrieron su cuerpo me concentré en su rostro. Es hermosa, sin lugar a dudas.
Entonces sus ojos se posaron en mi y como si estuviéramos en una película todo a mi alrededor comenzó a moverse a cámara lenta, y haciendo que solo me concentrara en ella.
tus ojos susurraban "¿nos conocemos?" . Al otro lado del salón tu silueta comienza hacerse camino hacia mi
No sé cuanto tiempo pasó pero ella seguía mirándome. Empecé a ponerme nerviosa cuando vi que comenzó a caminar hacia mi.
Busqué rápidamente a Taehyung con la mirada, lo encontré hablando con el chico que hace unos minutos hablaba con nuestro padre.
—No eres de por aquí, ¿verdad? —Me giré y ahí estaba la chica.
"De cerca es incluso más guapa." Pensé.
—Llegué hace unos días. —Le respondí, ella asintió lentamente.
—¿Porqué? —Me preguntó, yo fruncí el ceño, confundida por su pregunta. —Hay lugares más bonitos e increíbles que este aburrido pueblo. ¿Porqué conformarse con esto?
—No tenía más opciones. —Respondí. Si me dieran a elegir no viviría aquí, quizás viviría en Londres o Los Ángeles, cualquier sitio menos este.
la divertida conversación empieza, capto todos tus comentarios rápidos como si nos pasáramos notas en secreto
—Bueno, ya que no eres de aquí ¿qué te parece si te presento a algunos? —Se puso a mi lado haciendo que nuestros hombros se rozasen. —El de allí, es Bruno. —Señaló a un hombre bastante delgado quien se encontraba bailando exageradamente junto a una mujer. —Tiene una pequeña tienda no muy lejos de aquí.
—Es muy energético. —Dije asombrada, el hombre tendría unos cuarenta años.
—Sí, la verdad es que si. —Dijo impresionada. En uno de los movimientos el pelo del hombre se movió a un lado, al principio no lo entendí pero caí en que el hombre llevaba un peluquín y que este se le había movido hacia el lado, el pobre no se había dado cuenta y seguía bailando como si nada.
La chica a mi lado no pudo evitar soltar una carcajada haciendo que algunos de los que estaban a nuestro alrededor nos miraran.
—No te rías. —Le dije aunque yo también me quería reír.
—Lo siento, ha estado mal reírme. —Me dijo aunque en su rostro aún había una sonrisa. —Sigamos con las presentaciones. —Se aclaró la garganta. —Aquella señora, se llama Margaret y lo sabe todo de todos. —Comentó, miré a la mujer detenidamente. Estaba algo apartada y miraba a todos con atención. —Será mejor que cuando estés cerca de ella no hables de algo que no quieras que se sepa. —Me aconsejó, yo solo asentí.
Siguió hablándome de las personas allí presentes, hasta que llegó a mi hermano.
—El es Taehyung.
—¿Qué me puedes decir de él? —Le pregunté curiosa. ¿Qué diría sobre mi hermano?
—¿Porqué tan interesada? —Me preguntó con una ceja alzada.
—Bueno, él es...—No pude acabar la frase ya que fui interrumpida.
—Ya llegó la parte aburrida de la fiesta. —Dijo al ver a mi padre en el mini escenario, comenzó a hablar a los invitados. —Vámonos. —Me agarró de la mano y me obligó a seguirla.
Al salir la obligué a detenernos.
—Espera, no puedo irme. —Le dije seria. Si mi padre se enteraba que dejé la fiesta con una desconocida me mataría.
—Tranquila, no iremos muy lejos. —Me sonrió cálidamente y entonces, dejé que ella me guiara.
esta noche es brillante no la dejes pasar.
Subimos a una pequeña colina, desde aquí podía ver el lugar donde se estaba celebrando la fiesta.
—Este uno de los mejores sitios que hay en este pueblo. Tiene unas vistas increíbles. —Me dijo, yo miré al frente y no podía decir lo mismo. Se veían casas y edificios, nada que admirar.
—Pues yo no lo veo así. —Fruncí levemente el ceño.
—Eso es porque no estás mirando donde hay que mirar. —Puso su mano en mi barbilla y me obligó a mirar hacia arriba, dejándome ver un cielo completamente estrellado.
—Vaya. —Dije asombrada, tenía razón, es hermoso ver esto.
—No me has dicho tu nombre.
—No me lo has preguntado. —La miré y pude verla reír, me gustaba verla reír.
—Tienes razón. —asintió varias veces. —¿Cómo te llamas?
—_____.
—Bueno _____, yo soy Jennie.
Estoy maravillada, ruborizada durante todo el camino a casa
—Mierda, debo irme. —Dije al mirar la hora. La fiesta ya estará terminando y si yo no estaba ahí mi padre se pondría como loco.
—¿No te puedes quedar un poco más? —Me preguntó y por primera vez quise que la fiesta de mi padre durara más.
—Lo siento pero tengo que volver. —Empecé a caminar rápido con ella detrás mía.
Llegamos al aparcamiento, la gente iba saliendo del lugar.
—Un momento, ¿porqué tienes tanta prisa?
Pude ver a lo lejos a mi padre junto a mi hermano. Algo me decía que me estaban buscando.
—Tengo que irme. —Le dije y no sé de dónde saqué el atrevimiento para dejar un beso en su mejilla.
Me fui antes de que pudiera decirme algo o antes de que viera mis mejillas rosadas.
—¿Dónde estabas? —Me preguntó mi padre muy serio.
—En el servicio. —Dije y al parecer se lo creyó, quien no lo hizo fue mi hermano pero aún así se mantuvo callado.
estaré por siempre preguntándome si sabías que estaba encantada de conocerte
Llegamos a casa y lo primero que hizo mi padre fue ir a su despacho.
—Te estuve buscando durante la fiesta. ¿Dónde fuiste? —Me preguntó mi hermano.
—He estado en la fiesta todo el tiempo, por cierto, te veías muy cómodo hablando con ese chico. —Le dije de forma divertida, intentado desviar el tema de porqué no estaba en la fiesta. Él rodó los ojos.
—Solo hemos hablado. —Dijo restándole importancia. —Recuerda lo que te digo siempre, el amor es...
—Debilidad. —Terminé la frase por él. —Lo sé. —Suspiré cansada.
—Tienes que irte antes de que te dejen. —Me dijo serio.
"¿Por qué le tiene tanto miedo al amor?" me pregunté. Antes de irme al internado Taehyung era muy diferente de como es ahora y el Taehyung de antes le daría una oportunidad al amor, ¿qué ha cambiado?
—¿No me dirás el nombre del chico? —Pregunté curiosa.
—Es tarde ¿porqué no te vas a la cama?
—Vaya forma de decirme que no. —Reí.
—Mira, ese chico no es nada para mi así que no veo la necesidad de que sepas su nombre. —Se encogió de hombros.
—Vale pero, si se convirtiera en algo más, me lo contarías todo ¿verdad?
—Pues claro. —Sonrió. —Serías la primera en saberlo. —Asentí contenta. —Por cierto, también quiero saber si alguien te llega a llamar la atención. Eres mi hermana pequeña y tengo que saberlo. —Reí.
—De acuerdo, Don Protector.
la persistente pregunta me mantuvo despierta, son las 2 AM. ¿Estarás enamorado? me lo pregunté hasta levantarme
Daba vueltas y vueltas en la cama, pensando en Jennie.
—Quizás no le gusto y solo estaba siendo amable. —Dije en voz baja.
Miré la hora y no me podía creer que ya fueran las dos de la mañana. Ya sabía que esta noche no dormiría apenas.
y ahora estoy caminando de un lado a otro deseando que aparecieras ante mi puerta y que al abrirla tu me dijeras "hey, fue encantador conocerte"
—Buenos días. —Me saludó mi hermano en cuanto bajé a desayunar.
—Hola. —Me senté al lado suya. Mi padre seguía enfocado en leer el periódico. ¿quién lee el periódico hoy en día?
Durante el desayuno Taehyung me fue diciendo los lugares a los que le gustaría llevarme, quería hacer una especie de tour.
—Bueno, eso tendrá que esperar. —Habló mi padre. —Tenemos cena con la familia de Baekhyun. —Me dijo.
—¿Quién? —Le pregunté confundida. Acabo de llegar, ¿no podría dejarme disfrutar solo unos días?
—Ya te hablé de ellos. Somos socios e iremos a cenar todos. —Dijo y volvió su atención al periódico.
Se me quitó el hambre por lo que me levanté para poder irme a mi habitación.
—Oye, ¿no se supone que ayer volvía...—Dejé de escucharlos cuando empecé a subir las escaleras.
esta soy yo rezando para que esta sea solo la primera página, no donde la historia termina. Tu nombre hará eco en mi mente hasta volver a verte otra vez
Estaba hablando con mi amiga del internado, Rosé. Los cuatro años que estuve allí sirvieron para formar una bonita y fuerte amistad.
—¿Entonces, sólo sabes su nombre? —Me preguntó.
—Sí. —Maldecí en voz baja. —Tuve que irme corriendo, no me dio tiempo de pedirle su número de teléfono.
—Increíble que es el tercer día que llevas allí y ya te pase esto. —Dijo sin creérselo. Yo no pude evitar reír.
—Ya, bueno. Solo espero poder volver a verla.
—¿Y qué le dirás cuando la veas? —Me preguntó curiosa.
—No lo sé, la verdad. Es poco probable así que...—Mi hermano me llamó. —Debo irme, te llamo luego.
estas son las palabras que retuve mientras me iba demasiado pronto, estaba encantada de conocerte
—¿Qué pasa? —Le pregunté en cuanto bajé.
—No habrás visto mi móvil ¿verdad? —Me dijo mientras buscaba por el sofá.
—No y ¿en serio me has llamado para esto? Estaba hablando con Rosé. —Me crucé de brazos.
—Lo siento pero lo necesito para el trabajo. —Me iba a poner a buscar con el pero en eso llamaron a la puerta. —Maldita sea, ¿dónde lo he puesto?
—Ya voy yo. —Me dirigí hacia la puerta.
Me sorprendí al ver a Jennie ahí parada.
—¿_____? —Preguntó sin poder creerlo.
—_____ ¿quién es? —Lo escuché desde lejos. Yo aún estaba en una especie de shock. ¿Qué hacía Jennie en mi puerta. —Oh, Jennie. —Se puso a mi lado. —Jennie te presento a mi hermana pequeña, _____. —Sonrió mientras pasaba su brazo por mis hombros.
—¿Hermana?
por favor, no estés enamorado de alguien más, no tengas a nadie esperando por ti
En el presente...
—Entonces, ¿le gustaba la hermana pequeña de su mejor amigo? —Preguntó Lia sorprendida.
—Así es. —Respondió la mujer mayor. —Fue una sorpresa para ambas, no cabe duda.
—¿Y qué pasó? ¿siguieron viéndose? —Preguntó la madre de Lia interesada en la historia. —Dudo que el hermano las dejara.
—Bueno, su historia no hizo nada más que comenzar.