Después de la marca del juego de Gryffindor vs Slytherin, se sintió como si el tiempo se estuviera acelerando para Remus. Parte de esto fue porque el balance se había restaurado en su dormitorio. James era el héroe una vez más, la racha rebelde de Sirius estaba de vuelta y a máximo flujo, Peter ya no estaba caminando de puntillas alrededor de ellos, y Remus no tenía paz ni silencio para nada — aunque apenas podía quejarse sobre esto.
Como si estuvieran tratando de recuperar el tiempo perdido, James y Sirius pasaron las semanas finales del invierno con un renovado ánimo para bromas y travesuras. Pasaron la mitad de su tiempo bajo la capa de invisibilidad, conjurando maleficios a estudiantes desapercibidos en los pasillos, asaltando las cocinas causando molestias en el comedor. Por lo menos tres o cuatro noches a la semana salían con el mapa de Remus para hacer trazos del castillo — aunque la mayoría de las veces volvían con sus brazos llenos de dulces de Honeydukes. Peter a menudo trataba de acompañarlos, pero Remus necesitaba todo el sueño que pudiera conseguir.
Sus lunas de Enero y Febrero no fueron buenas. Ninguna fue tan mala como la de Diciembre, que lo haya dejado tan obviamente herido, pero ninguna fue del todo placentera. Madam Pomfrey estaba implacable en su búsqueda por encontrar una solución — en Enero trató desaparecer sus uñas (‘solo temporalmente, tu sabes, las tendrás de vuelta en la mañana’) pero esto no detuvo a las garras de crecer una vez que la transformación tomó poder. Remus estaba en parte aliviado por esto, ya que había planeado desaparecer sus dientes la próxima vez.
En Febrero, intentó asegurar sus brazos y piernas con esposas mágicas para que dejara de hacerse daño. Se disculpó extremadamente por estas medidas — incluso más cuando volvió en la mañana para descubrir que se había dislocado ambos hombros rompiendo uno de los grilletes. Él estaba muy cansado para preocuparse.
Mientras que participaba en menos bromas que el año anterior, Remus decidió sumergirse en sus estudios. Secretamente, Remus esperó poder tomar ventaja de la determinación de Sirius y James de no enfocarse en su trabajo escolar. Él quería ser el mejor de Historia de la Magia de nuevo, y sabía que tenía un buen chance — no solo es; sus notas habían estado mejorando mucho en Transformación, Herbología y Astrología también, y por lo menos tenía una oportunidad de estar entre los tres mejores.
Hechizos y Pociones aún le pertenecían a Lily Evans, pero quería cerrar la brecha entre los dos lo más posible. Así, finalmente superó su miedo a la biblioteca, y pasaba casi cada hora libre que tenía ahí, completando ensayos y revisando. Su lectura había mejorado un buen poco — todavía era lento si no usaba el hechizo, pero se dio cuenta que la práctica constante le ayudaba a reconocer las letras mucho más rápido que antes.
Lily estaba muy a menudo en la librería también, y después de un par de días de saludarse con la cabeza cortésmente a través de los escritorios, Lily juntó sus cosas y fue a sentarse junto a él. Se llevaron bastante bien, ya sea leyendo calladamente o haciéndose preguntas sobre bastantes puntos.
Inevitablemente, Lily fue la segunda persona después de Sirius en descubrir el secreto de Remus.
— ¿Por qué haces eso? —preguntó, mirándolo curiosamente.
— ¿Hacer qué?
—Cada vez que abres un libro, pones tu mano sobre él y rascas tu cabeza con tu varita.
—No, no lo hago. —Remus bajó su varita, culpable.
—Sí, lo haces. —Dijo Lily, calmadamente, con una pequeña sonrisa en sus labios, —murmuras algo también. ¿Es un hechizo?
—Em.
—Oh vamos, dime—¿tiene que ver con los libros? ¿¡Es así como entiendes todo más rápido que yo!?
Remus estaba tan complacido por este cumplido que bajó su guardia por una vez.
— ¿Prometes que no le dirás a nadie?
—Lo prometo.
—Es para ayudarme a leer. Yo no…no puedo…em…bueno, me cuesta un poco más que al resto. Leer de la forma normal.
— ¡Wow! ¿Cómo funciona? —sus ojos se expandieron aún más, al igual que cada vez que estaba emocionada por algo. Remus estaba sorprendido — no parecía interesarle escuchar que él no podía leer normalmente.
—Así, —le enseñó. Ella le copió, pero parecía decepcionada,
—No funcionó.
—Es bastante difícil de hacer. —Explicó, —Me tomó años hacerlo bien.
— ¿Dónde lo encontraste? Eso es algo muy, realmente avanzado.
—No lo hice—Sirius lo hizo. No creo que esté escrito en ninguna parte, sonaba más como que él mezcló un par de hechizos. Probablemente es por qué es un poco torpe.
— ¿En serio? —Si los ojos de Lily se abrían un poco más corrían peligro de caerse de sus cuencas. — ¡Sabía que él era más inteligente de lo que demostraba en las lecciones! ¡Ooh, ese imbécil! ¡Enséñame de nuevo!
Así como Lily, Remus a menudo se encontró acompañado por sus amigas, Mary y Marlene. Al principio no estaba seguro sobre este arreglo — usualmente trataba de evadir a las otras niñas de su año puramente por instinto, Además las dos M’s generalmente pasaban soltando risitas al fondo del salón en clases o adulando a una celebridad mágica en la sala común. De todas formas, estaba agradablemente sorprendido en descubrir que las dos chicas tomaban sus estudios igual de seriamente que él — de hecho su interés por estrellas de pop mágicas era apenas diferente a la obsesión de Sirius y James por sus equipos de quidditch favoritos.
Mary era particularmente agradable para entablar una conversación — era hija de muggles y del sur de London; su acento le hacía sentir a Remus extrañamente en casa. No era pretenciosa y tenía una gran sonrisa y una gran e infecciosa risa. Marlene era levemente más tranquila, pero histéricamente graciosa y capaz de imitar a casi todo en la escuela — incluyendo a los profesores. Su imitación de McGonagall era espectacular; Remus, de hecho, lloró de la risa.
Las tres chicas eran excepcionalmente amables con Remus, y sabía que esto se debía en su mayoría porque creían que él estaba enfermo. Aunque no le importaba, porque estaba aprendiendo cosas bastantes interesantes gracias a ellas. Por ejemplo, Mary tenía un hechizo para cubrir imperfecciones — lo que no desvanecía sus cicatrices por completo, pero notablemente reducían su apariencia. Él nunca pensó en buscar en una revista de belleza una solución.
Fue introducido a varias otras cosas femeninas — Mary estaba enamorada de Sirius, y Marlene de James. Remus pensó que ambas estaban completamente dementes y se preguntó si se sentirían de la misma forma si ellas tuvieran que compartir un baño con Potter y Black.
En regreso, Remus les ayudó con Historia de la Magia, desde que aparentemente él era el único estudiante en toda la escuela que de hecho encontraba al Profesor Binns interesante. Marlene era excelente en Astronomía, y le mostró como graficar sus constelaciones usando unos inteligentes dispositivos mnemotécnicos.
—Eres tan amable, Remus, —dijo Mary, en su usual contundente forma de hablar una tarde mientras caminaban de vuelta a la sala común, —Marlene y Lily estaban absolutamente asustadas de ti en primer año.
— ¿¡Qué!? —Remus casi dejó caer sus libros de la sorpresa.
— ¡Mary no seas tan grosera! —siseó Marlene.
—Tú eras bastante agresivo, —explicó Lily, —y James empezó a decirle a todo el mundo que eras muy bravo, y que estabas en una pandilla.
Remus explotó con risas.
Mientras entraban a la sala común, rápidamente notó a Sirius, James y Peter acurrucados en una esquina, sumergidos en un libro muy grande y grueso. Marlene y Mary explotaron en ataques de risitas cuando los vieron, y corrieron por las escaleras. Lily compartió una mirada de complicidad con Remus antes de seguirlas.
Los merodeadores miraron hacia arriba mientras su amigo se acercaba, y Peter bastante conspicuamente cubrió el libro que estaban leyendo con unas hojas de pergamino.
— ¿Todo bien, muchachos? —Dijo Remus, estirando su cuello, — ¿Qué están haciendo?
— ¡Nada! —Dijo James bruscamente, — ¿Dónde has estado?
—En la biblioteca, —empezó Sirius, antes que Remus pudiera siquiera abrir su boca, —con su club de fans.
Remus sonrió burlonamente,
—Jódete Black, sé cuando estas celoso. —Había elegido no contarle a sus amigos que a Marlene y a Mary les gustaban. Sus egos no serían capaces de soportar mucho más sin explotar. De todas formas no quería cambiar el tema, —En serio, ¿Qué están escondiendo ahí?
Los tres se miraron entre ellos, culpables, y Remus sintió un pinchazo de dolor. Tenían algo entre manos sin él — debió haberlo sabido. Supuso que era solo justo — él se había negado de formar parte de cualquier broma por tanto tiempo que ahora no querían incluirlo para nada.
— ¡Tu cumpleaños! —explotó Peter repentinamente. —Se acerca.
—Si, —Remus rascó su cabeza, —La próxima semana.
— ¡Estamos planeando una sorpresa! —dijo Peter, sonriendo ampliamente, claramente bastante complacido consigo mismo. Remus no se perdió la mirada de irritación de James, y supo enseguida que Peter estaba mintiendo. Bien. Si no querían decirle.
—Oh, cierto, —tragó saliva, forzando una sonrisa, —bueno, será mejor que no estén planeando avergonzarme como el año pasado.
—Oh no, ¡jamás! —Sirius sonrió, poniéndose de pie, apretando el libro contra su pecho, todavía escondiendo el título, — ¿Acaso somos el tipo de amigos que querrían avergonzarte, Lupin?
—Si, lo son. —Remus asintió, lentamente, entrecerrando sus ojos, —Sin cantar. Sin fiestas. Nada que nos vaya—
—A meter en problemas, lo sabemos, —James terminó, poniéndose de pie también. —Hey, ¿por qué no invitamos a tus nuevas amigas, eh? Nos haría bien mezclarnos con el sexo opuesto, ¿no crees?
—Claro, —Sirius alborotó su cabello, —Más bien quieres un chance de tener a Evans en privado.
—Cómo te atreves. —respondió James, mejillas levemente más rojas que de costumbre.
* * *
—Entonces si no estás en una pandilla, —meditó Mary, unos días después. Estaban revisando sus ensayos de Herbología y Mary leía más rápido así que ya había terminado. — ¿Dónde te haces todos los cortes y moretones?
—Un conejo de mascota, —respondió Remus, aún leyendo el ensayo de Mary, —temperamento vicioso.
Lily le sonrió.
— ¿Oh en serio? ¿Pensé que vivías en un hogar?
—Sí. —Dijo fríamente, —nos permiten tener mascotas. —Eso era en parte cierto — habían tenido un pez dorado, por un tiempo, hasta que el tanque se dio vuelta por uno de los chicos mayores en un ataque de rabia.
—Oh, ¿un hogar para niños? —Mary levantó la mirada, — ¿Eres hijo de muggles también?
—No, —dijo Marlene, prontamente, —Lupin es un nombre de mago—¿tu papá? —buscó su mirada por confirmación. Él asintió, intranquilo.
—Sí, ¿Cómo supiste?
—Vi el nombre en un trofeo.
—¿Un…trofeo?
—Si. No puedo recordar de qué era, creo que estaba afuera de la sala común de Ravenclaw.
—Oh, claro. —nunca le había prestado mucha atención a los trofeos, a excepción de la Copa de Quidditch, frente a la cual James se detenía a hacer homenaje por lo menos una vez a la semana. Repentinamente estaba inundado por un irreprimible impulso de correr todo el camino hasta el corredor de Ravenclaw, y dejar el ensayo que estaba leyendo.
Lily lo estaba mirando.
—Ve, Remus, —dijo suavemente, quitándole el pergamino de las manos. Las otras dos chicas también lo estaban mirando, de alguna forma lastimosa. Él asintió. Prácticamente saltó.
No estaba exactamente seguro de qué esperar. Pudo vagamente leer por algunos momentos; estaba tan sin aliento de esprintar tres pisos de escaleras. La vitrina era de caoba y cristal, regularmente pulida por Filch — o los elfos domésticos, supuso. Estaba lleno de trofeos y premios de cientos de logros diferentes. Campeón de Ajedrez Mágico, Vencedor del Torneo de los Tres Magos, Babeo Finalista de la Mejor Burbuja de Goma de Mascar.
Y ahí estaba. Una enorme, estatua dorada representando a un mago con su varita en una muy tonta postura, como si estuviera esperando una pelota de tennis. Lyall Lupin, Ganador de Duelo en Hogwarts, 1946.
La miró por un largo tiempo, leyendo y re-leyendo. Intentó pensar lógicamente. Esto solo confirmaba cosas que ya sabía. Su padre estaba en Ravenclaw — McGonagall le había dicho eso en su primer año. Era muy buen duelista — excepcionalmente bueno, aparentemente. Ambos Slughorn y el ebrio viejo Darius se lo habían dicho. Realmente, todo lo que esto hacía era confirmar que su padre estuvo en Hogwarts — que había pertenecido a Hogwarts. Probablemente había tocado ese mismo trofeo. Remus presionó sus dedos contra el cristal, como si pudiera romperlo y agarrarlo.