Sed de venganza [Libro #1]

By ArtiBaudelaire

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La misión era sencilla, entrar en su vida, hacer que confié en mí y destruirlo, pero cuando menos te lo esper... More

Advertencias
Prefacio
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Un viaje al pasado
Pasado parte 2
Capítulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Final
Epílogo

Capitulo 12

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By ArtiBaudelaire


Capítulo 12

Rubí

Habían pasado días desde aquel entonces, siempre tenía la sensación de que alguien me seguía, me había vuelto totalmente paranoica, pero sabía que no era solo mis imaginaciones, alguien me estaba siguiendo.

Decidí arriesgarme, decidí salir a caminar sola, porque sabía que estaba ahí, sabía que no me haría daño, lo hubiera hecho hace mucho si quisiera, sabía que si me enfrentaba al problema podía verlo a los ojos.

Y no estaba aterrada.

Camino por las grandes calles de la ciudad, sintiendo sus sigilosos pasos detrás de mí, fingiendo que no me doy cuenta de que me sigue, me meto en el callejón y avanzo a paso lento.

—¡Sé que estás ahí! —grito a nadie en absoluto, con la seguridad de que alguien me escuchaba—¡No hay necesidad de ocultarse, sal de una vez y dime qué es lo que quieres! —Intento que se oiga como una orden, pero hasta yo sentí el terror en mi voz. Una carcajada resuena por el callejón, mi corazón palpita a mil. «Que no me haga daño». Giro para ver de quién se trata aquella persona que me ha estado atormentando día y noche.

—Veo que no eres muy lista, Rubí. —El tipo rubio camina hacia mí, intenté mostrarme fuerte, valiente pero se acerca tanto que al sentir su aliento en mi rostro no puedo evitar hacer una mueca de asco—Veamos... Aún no es el momento para llevarte, solo sé paciente, que tu dueño está esperando.— Acerca una mano para acariciarme la mejilla pero la golpeo con fuerza haciendo que suene una palmada.

—No sé de dónde o por qué están aquí, porque sí, sé que son varios, no entiendo qué quieren de mí, ¡díganlo de una puta vez!

—Todo pasará, querida, te lo prometo.

—¡Quiero que me dejen en paz!

—Hago una reverencia ante ti porque sé que serás una buena ama, pero no sé cuánto tiempo podrá el amo aguantar.

Hace una reverencia y se aleja del callejón dejándome completamente sola.

*

Dos meses pasaron, no me llegaron más cartas, no sentía que alguien me seguía, y eso me hacía sentir mejor.

Todo con Arthur seguía siendo igual, mi plan maestro seguía funcionando, creía que estaba enamorada de él, y yo aprovechaba eso para que confiara en mí. Me di cuenta de que Artur no era una buena persona, no lo era, pero cada día él mismo me lo recordaba, estaba estresado, demacrado, nunca le había ido tan mal en el ámbito económico, se desquitaba con sus empleados, y muchos de ellos renunciaron.

La empresa ya no era la misma que antes, en tan solo estos meses cayó, pero cayó bajísimo.

La empresa de Hella fue el nuevo éxito, y ahora tenía que sabotear menos propuestas, ya que ni siquiera acudían a nosotros.

—Señorita Evans. —me llamó Arthur.

—¿Señor Collins?

—No sé si voy a poder seguir... —me confiesa.

—¿Quieres renunciar a la empresa? —le pregunto mientras me siento sobre sus piernas, al oírme, suelta una carcajada.

—¿Qué? Jamás haría eso, me refería a que no voy a poder seguir sin hacer esto. —Empieza a pasear las manos por mis muslos, causando que me estremezca, lentamente va subiendo hasta que siento que sus dedos tocan mi humedad.

—Arthur... —susurro estremeciéndome— Nos van a ver.

Y justo en ese instante la puerta se abre y me caigo al suelo golpeándome el codo con este.

Mierda

—¿Señor Collins? —Dylan entra a la oficina «Nos pudo haber visto». Le pellizcó la pierna a Arthur enojada porque se lo advertí, y él suelta un gruñido.

—Sí, ¿qué necesitas?

—En realidad, buscaba a Rubí.

—Rubí no está aquí. — Dice con voz cortante, intento levantarme pero Arthur me pone debajo de sus rodillas atrapándome debajo de la silla—¿Para qué quiere ver a la señorita Evans?

—Quería esperarla para el almuerzo, en la cafetería.

—Mira, Dylan, no quiero que tengas una relación más que profesional con la señorita Evans ¿Me has oído?—le ordena con voz demandante

—Mira querido, en primer lugar, sé que Rubí no es tu novia. Gracias a mí, esta empresa no está en el suelo, porque estoy seguro de que han saboteado sus anteriores estadísticas, así que estoy aquí solo por ella, estoy invirtiendo en esto solo por ella. Por favor, te pido que no me des órdenes, porque a mí, si se me da la gana, te destruyo, Collins.

Arthur tensa la mandíbula y tras unos segundos, escucho la puerta cerrarse. Intento levantarme pero Arthur se tira al suelo a mi lado, me besa con fiereza y se pone sobre mí.

Está enojado, la brusquedad de sus besos me lo demuestra, empieza a masajear mi piel con los pulgares, sus manos ascienden lentamente hasta que llegan a mis pantorrillas, me sube la falda hasta la cadera, me quita las bragas lentamente mientras gimo y me retuerzo ante el contacto.

—Quieta. —dice, entre jadeos.

Ondas de calor ascendían por todo mi cuerpo, las oleadas de deseo despertaban con cada caricia haciéndome gritar de placer. Arthur me estruja el labio inferior con los dientes, mientras abro las piernas para darle paso a su curiosa mano. Una sonrisa perversa se muestra en sus labios. Ansío tenerlo dentro de mí.

Su mano alcanza la zona de mi entrepierna, mi corazón empieza a latir más fuerte, se pone entre mis piernas haciendo que sienta su erección.

—Arthur... —jadeo.

—¿Qué pasa?—me muestra su ladeante sonrisa y lo miro mal.

—Tú sabes lo que pasa...

—¿Qué es lo que quieres? —Intento cambiar de posición para estar sobre él, pero inmediatamente me toma de las muñecas —Quieta.

—Por favor...

—¿Irás a la cafetería con Dylan?

—Ay, no puede ser. —espeto. Pasea su glande por mi humedad y grito—Arthur...

—¿Irás? —Quiero más, lo quiero dentro de mí, pero no tengo que hacer lo que él dice solo por esto, por más que quiera.

—Sí... —Jadeo. Se restriega contra mí, llenándome de deseo, tengo que controlarme pero mi cuerpo pide más, quiere sentirlo dentro de mí... — No iré.

Arthur no espera un segundo más y saca un paquetito plateado, se quita la correa, se pone el condón y en menos de un segundo me embiste con fuerza. Gruño alto, Arthur ahoga mis gritos en sus labios mientras siento como entra y sale de mí. Saboreo la plenitud de sus besos, ardientes de placer.

Pone mis manos sobre mi cabeza y sigue embistiendo, siento el clímax llegar, mis gemidos apenas audibles son atrapados por el Adonis que tengo sobre mí, pasea sus manos por todo mi cuerpo, haciendo que mi piel arda, queme y grite su nombre por todos lados. Estoy perdidamente marcada por él, mi cuerpo lo reclama, es casi asfixiante, pero la sensación es excitante, deja mis labios y siento su respiración entrecortada en mi oído, muerde mi lóbulo dejando un camino de besos húmedos hasta mi cuello, chupa y me mordisquea a su gusto mientras entra y sale.

Estoy apunto de llegar al orgasmo, me fundo alrededor de su miembro y en el instante en que siento que voy a llegar Arthur sale dentro de mí, para y se corre, se queda quieto unos segundos dejándome debajo de él, mi cuerpo quiere más, no puede detenerse aquí.

—Ese es tu castigo, quiero que te sientas así, mal, ansiosa y frustrada.

—Arthur, no se te ocurra...

—Tranquila cariño, esta noche tenemos una cena con los inversores. —se acomoda su pantalón y se levanta como si nada hubiera pasado —. Podemos continuar esta noche... Solo si no te veo en la cafetería con Dylan. —Camina hacia la puerta y se va, aprieto las piernas, intentando controlar la frustrante sensación que tengo, pero sé que solo Arthur puede quitármela.

*

Después de trabajar, bajé a la cafetería, Dylan se acerca y maldigo a mis adentros.

—Rubí, hola.

—Hola. —Voy a la barra en donde la señora Hall me prepara mi batido.

—Te busqué hoy en la oficina pero...

—No estaba y tengo mucho trabajo ahora. —le espeto. Busco con la mirada a Arthur y me está viendo desde la mesa con los otros gerentes. —. Me tengo que ir. —Camino a paso apresurado hacia la oficina para comer, subo al segundo piso y cuando estoy a punto de abrir la puerta alguien me toma del brazo.

—Rubí... ¿Me estás evitando?

—No...

—Lo estás haciendo, Arthur te dijo algo...

—No, él no me dijo nada, yo... Estaba en la oficina cuando le dijiste lo que le dijiste Dylan. ¿Cómo pudiste decirle todo eso? ¿Qué tienes contra él?

—No tengo nada contra él. —Veo una duda en sus ojos—. Solo que siempre se ha creído lo mejor.

—¿Siempre? —Dylan se da cuenta de lo que dijo e intenta cambiar el tema.

—Digo...desde que lo conozco .

—¿Desde cuándo lo conoces? —se me hace algo sospechoso su comentario...

—Desde que empecé a trabajar aquí, claro. —su tono serio se vuelve divertido, intentando apaciguar la seriedad.

—Si, bueno, tengo trabajo. —Abro la puerta de la oficina y paso, pero mis oídos creen captan algo antes de.

«No olvides de quién eres»

Almuerzo en la oficina, como siempre revisando propuestas y mandándolas a Hella, el dinero de la empresa se iba reduciendo y el pago de los empleados también, por esa razón, tenía que hablarle para que me pagara.

No sabía si debería sospechar de Dylan, no sabía si debía sospechar en primer lugar, solo dijo cosas raras, pero no es nada del otro mundo.

Terminé el trabajo, a las 6 Arthur vendría a recogerme para la cena. Vera me recogería en la cafetería de la esquina, me fui caminando por aquella calle, pero un empujón me hace caer, impactando contra el suelo, mi rostro raspa por el asfalto, y mi hombro empieza a arder de dolor.

—Bien, el amo no soporta más, ya es hora. —Un tipo encapuchado se acerca a mí con un saco, intento levantarme y correr, pero al sentarme, veo a otros tipos con pasamontañas . «Estoy acorralada». Uno se acerca con un saco y me lo pasa por la cabeza, me retuerzo, grito, pero siento que estos son consumidos por el miedo que siento en este momento.

Siento como me alzan, la respiración se me entrecorta al sentir la falta de aire, al sentir que estoy atrapada, al sentir que el miedo se apodera de mi cuerpo, al sentir como todo se vuelve oscuro, al no sentir más...

*

Me despierto en un lugar, siento movimiento a mi alrededor, como si estuviera en un auto... Estoy en un auto, todo el entorno es oscuro, no veo nada mas que negro, muevo mi mano y siento una tela a mi alrededor. El auto frena en seco, llevándome hacia adelante y golpeando mi cabeza con las paredes de esta.

Auch.

Un terrible dolor de cabeza amenaza con matarme, me palpita terriblemente, haciendo que casi no me pueda mover. Voces provienen desde el exterior y me pongo en alerta.

Veo una luz entrar, pero sigo envuelta en una especie de tela, por el sonido me doy cuenta de que estaba en una cajuela.

—Sáquenla de ahí antes de que se muera, el amo la quiere viva.

Me cargan como a un saco de papas. Me cuesta respirar bastante, tengo que suspirar en cada exhalación por la ausencia de aire, la poca luz que entraba por los poros de la tela se vuelve oscuridad, no tengo idea de donde me encuentro, a dónde me llevan, estoy totalmente desorientada.

—Hemos llegado, Dominus. —espeta alguien cerca mío.

—Háganla pasar. —contestan.

Siento como avanzan hasta una sala, me tiran delicadamente al suelo y escucho una puerta cerrarse.

—¡Es ella! —espeta una señora, siento como me levantan y me quitan el saco, mareada intento levantarme del suelo. Una señora me recibe con un vaso de agua, lo tomo con ansias, muero de sed y sentir el líquido pasar por mi garganta es gloria pura, como si no hubiera sentido el sabor del agua en días.

—¿Dónde estoy? —digo en un tono casi audible.

—En la casa de Dominus. —Una señora de unos 50 años viste un traje de sirvienta—Usted es muy afortunada, es su invitada.

—¿De quién?

—El amo, señorita.

Decido no seguir preguntando, me siento muy confundida. Anne, así se llama la sirvienta, me baña, me peina, me pone un vestido de gala muy lindo de color rojo y me maquilla como si de una muñeca se tratase.

—Tiene que estar linda para el amo. —contesta cada vez que le pregunto el por qué me arregla.

Me miro en el espejo, tengo un raspón en la mejilla por lo de esta tarde, mis labios están pintados rojos, y mis pestañas totalmente rizadas, el vestido me queda a la medida, las telas caen casa arrastrando el piso, y mi cabello está suelto en ondas.

—Vamos, linda, iremos a conocer al amo.

—¿Quién es el amo?

—Es quien te envió las rosas hace tiempo, es el que siempre te ha protegido, es el que te quiere más que a nadie, linda. —habla como si todo fuera ensayado, me asusta la idea de arreglarme para un desconocido, pero Anne avanza y yo la sigo, porque a pesar de todo es la única que me ha tratado bien.

El lugar es una especie de casa con tenues luces rojas, todo era oscuro. Llegamos a una especie de salón, Anne pasa, pero yo me quedo en la puerta.

—Linda, no temas, te quiere conocer, vas a cenar con el amo. —se acerca y me acaricia una mejilla.

—¿Dónde estamos, Anne? —tenía miedo, me sentía aterrada de lo que me esperaba en el otro lado... La verdad no servía de nada, no tenía a nadie, nunca me extrañaría.

—En la casa del amo. —harta de sus repetitivas respuestas, avanzo. No pienso en lo que puede pasar, solo avanzo. Un gran comedor me recibe, comida de toda clase está ordenada sobre la mesa, camino siguiendo a Anne, que me sienta al lado de la cabecera.

—Él llegará... —susurra y se va por donde vino.

El corazón me empieza a latir rápidamente, mis manos sudan y no puedo controlar mi respiración, me siento como cuando estás a punto de descubrir un secreto retorcido y perverso, que te dejará con un mal sabor en la boca.

Escucho un ruido provenir de la puerta, giro mi cabeza hacia esa dirección y me quedo pasmada al ver quien se acerca lentamente, al ver quien se sienta a mi lado como si nada malo estuviera pasando, al ver a la persona que no creí que estaría detrás de todo esto.

—¿Arthur?

*Nota de autora*

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Perdón, me emocione, lo que viene es grande, lo que viene es muy grande.

Ahora miren que les tengo que confesar, que no puedo escribir con tranquilidad mis escenas explícitas, mi prima de 13 años está leyendo el libro y pues... No dejo de pensar en ella cuando las escribo.

Hola prima (saluden a mi prima)

Bueno ¿Qué les pareció el cap? ¿Teorías? ¿Qué rayos creen que está pasando? o ¿están confundidas como un mango?

Los leo

Kisses <3


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