El gran día comenzó con encontrar una estrategia de observar lo que sucedía en Nueva Orleans sin ser descubierta, había vampiros buscándome por todos lados y las brujas estaban alerta también.
Marcel tenía a Klaus en la casa que solía ser de los originales y parecía no haber movimiento alguno en ella, solo las quejas del híbrido en algún lugar del sótano. No quería bajar a verlo porque no soportaría su sufrimiento pero la curiosidad me ganó, solo que un límite espiritual en la puerta de entrada me detuvo.
Maldita Esther.
Tras esa frustración cambie de planes y rastree el departamento de Marcel, no alcance a entrar tampoco porque lo vi salir bastante apresurado, detrás de él salió una mujer de cabello castaño corto y se le unieron varios vampiros en una camioneta, algo importante estaba sucediendo.
Unos minutos después los rastreé hasta el cementerio, ahí los vampiros le dieron espacio al actual rey de Nueva Orleans para encontrarse con Rebekah Mikaelson. El método que estaba usando para no ser vista era trepar en árboles, pero en el cementerio tuve que caer encima de la cripta más alta para tener un mejor asiento para el espectáculo.
-Rebekah. -dijo Marcel al tenerla de frente, ella volteo a verlo.
-No estaba segura de que aparecieras. -parecía amable, nostálgica.
-No estaba seguro de que tú siguieras siendo tú.
Rodé los ojos y desvié la vista, no necesitaba una escena de su amor retorcido y tampoco tenía el tiempo pero Rebekah debería tener información valiosa.
Discutieron un rato sobre sus sentimientos y la traición que ambas partes habían cometido, también del bien y el mal, con un cierto tono egoísta disfrazado de altruismo, como si cualquiera de los dos no actuará más que por beneficio propio. Rebekah sostenía que él ya había tenido justicia suficiente y que era un mal hombre que pensaba en excederse y Marcel se pintó como un héroe aclamado por el mundo para mantener a los originales al margen.
-Tuviste muchas oportunidades de hacer lo correcto. -decía Rebekah mientras sostenía el cuchillo con el que ella había sido atacada unos años atrás y la hizo perder la cabeza.
-¿Lo correcto? ¿Acorde a quién, tú o tu familia? -cuestionó Marcel y Rebekah dudo, no lo estaba distrayendo tan bien. -¿Esto ni siquiera es sobre nosotros, cierto? Es sobre Klaus, Elijah y los otros van camino a rescatarlo, ¿cierto? -se indignó. -¿Y tú trabajo es que, mantener aquí sin importar nada, eh? -volteo a ver el cuchillo y luego a ella, molesto. -Deja eso, se terminó.
-Nunca se terminará. -explotó Rebekah. -Nunca conocerás la paz, ni un día de tu vida mientras mantengas a mi hermano cautivo. -vi que la mujer que acompañaba a Marcel se acercó y la emoción del momento no dejó que la rubia lo notará. -No nos detendremos ante nada...
Y le dispararon en la espalda, cayó inconsciente casi al instante porque le dieron en el corazón.
-Perdón por interrumpir. -dijo la mujer. -Pero siendo justos, ella habla mucho.
-No le pongan un dedo encima. -ordenó Marcel. -Mantenganla aquí, regresaré pronto. -suspiro. -Solo tengo que ir a matar a su hermano. -desapareció rápidamente.
Sentí la urgencia de ir a ayudar en la casa de los originales pero recordé que no podía entrar, Esther había dicho que sus hermanos lo rescatarían con éxito, que solo me necesitaban para evitar que Marcel los sometiera de nuevo. Tenía tiempo para ayudar a Rebekah.
Me acerqué rápido y mate a dos de los hombres que acompañaban, la mujer se quedó quieta porque no me sintió llegar.
-Tú. -dijo cuando me reconoció.
-Sí. -le sonreí con malicia y vi a otros vampiros acercarse, eso me distrajo un poco y ella pudo escapar, no le di importancia y ataque a los que se quedaron, hasta que a los últimos dos alguien más les arrancó el corazón por la espalda. -Wow.
Cuando sus cuerpos cayeron al suelo, vi a Kol.
-¿Sarah? -se sorprendió bastante y asentí. -Hey. -se acercó a abrazarme pero me soltó bastante rápido. -¿Cómo estás viva?
-Larga historia. -respondí y me acerqué a ayudar a Rebekah, quitándole las flechas de madera de la espalda. -No tenemos mucho tiempo.
Rebekah recuperó la consciencia bastante rápido y se alegró de ver a su hermano, aunque conmigo se desconcertó.
-Sarah, estás viva. -también me abrazo, aunque cualquier dosis de felicidad me parecía amarga. -¿Cómo?
-No importa. -respondí al ver de reojo a Kol, quien estaba observando la cripta de Davina Claire detenidamente, quizás con nostalgia o cariño y la simple imagen de esa mujer me pareció vomitiva, se dio cuenta y desvió la vista. -¿Saben el plan de los demás para rescatar a Klaus? Necesito la lógica.
-Ellos sacan a Nik y nos encontramos por un ducto de los túneles hacia las afueras de la ciudad. -dijo Kol. -Deberíamos irnos ya.
*
El lugar donde los originales iban a encontrarse era en medio del bosque, cerca de una carretera, ahí tenían una camioneta esperando pero el tiempo estaba en contra, Rebekah tuvo que marcarle a Elijah para verificar porqué se tardó veinte minutos más de lo esperado solo para que la mandará al buzón. Luego discutió con Kol sobre si deberían irse sin ellos o no pero deje de escucharlos para concentrar mi oído en el túnel, ansiosa porque todo saliera bien.
-¿Y tú no vas a decir ninguna palabra? -preguntó Rebekah. -¿Desde hace cuánto que estás viva?
-Ayer. -respondí al voltear a verla. -Aunque no estoy segura si estaba muerta muerta, quizás solo disecada.
-Desde ayer. -escuchó solo lo primero. -¿Y no pudiste adelantarnos un poco del trabajo?
-Lo siento, estaba ahogándome en lo miserable que mi vida es. -dije al cruzarme de brazos. -Hubo complicaciones, no podía exponerme ante Marcel tan rápido.
¿Cómo decirle a los originales que había hecho un trato con la persona que más los había lastimado?
-Bueno, si te sirve de algo, me alegra que estés viva. -intentó animarme y le medio sonreír.
-Ojalá pudiera decir lo mismo... -musite bastante disgustada de mi existencia pero escuchamos pasos en los túneles, ahí olí a Klaus y me sentí aliviada de que el plan saliera bien, aunque el movimiento de arbustos a lo lejos solo indicaba que Marcel también estaba a punto de llegar, por eso tuve que ser más rápida y trepar un árbol.
Los primeros en salir del túnel fueron Klaus y Elijah, el primero manteniendo el equilibrio con ayuda del segundo. Detrás venían Hayley y Freya, bastante apuradas.
-Nik... -dijo Rebekah al acercarse a abrazarlo. El corazón se me volvió a romper en pedazos por verlo tan deteriorado, débil y acorralado.
-Hey, pueden abrazarlo después, tenemos que irnos. -los apresuró Freya.
-Marcel esta justo detrás de nosotros, vamos. -insistió Hayley y ellos le hicieron caso, dirigiéndose a la camioneta.
-De hecho -dijo Marcel topándose con ellos de frente, al lado de la camioneta. -estoy justo aquí.
Mientras ellos discutían miré alrededor, calculando mis movimientos para atacarlo. Esther había dicho que mi sangre era una cura pero en esos momentos lo importante era sacar a los originales de ahí así que opté solamente por dejarlo inconsciente en ese encuentro.
Tomé una gran rama del árbol que estaba cayendose y volví mi vista a ellos.
-Si quieres matar a uno de nosotros, tendrás que matarnos a todos. -dijo Rebekah al caminar frente a los demás, sabiendo que Marcel se limitaba con ella.
-No me presiones Rebekah... -sentenció el moreno.
-Entonces hazlo. -insistió ella. -Terminemos esto de una vez.
-Eso es suficiente. -habló Klaus y su voz me hizo sonreír, se adelantó ante su hermana. -Es suficiente, Marcel, ganaste. -no se intimidó y se acercó a él, ahí decidí moverme porque no quería que le pusiera otro dedo encima, Marcel estaba tan metido en el momento que no me sintió caer unos metros atrás aunque me moví con cautela. -Nueva Orleans fue nuestra ciudad alguna vez, ahora es tuya, para siempre.
La paz no es una opción, Klaus.
-¿Esta el gran Klaus Mikaelson aceptando la derrota? -cuestión Marcel desconfiado. -¿O es todo esto solo otra distracción?
-Ninguna. -empezó a decir Klaus. -De hecho...
-Distracción. -lo interrumpí cuando estuve a las espaldas de Marcel, quien volteo de inmediato solo para recibir la rama que tenía en las manos en su estómago con toda la fuerza que tenía, él se quejo al quedarse sin aire, sorprendido por mi presencia aunque algo de arrepentimiento invadió su mirada, debió haberlo visto venir. Antes de poder hacer algo rompí su cuello.
Era solo una solución momentánea pero se había sentido como justicia divina, odiaba a Marcel por humillar a la gente que amaba.
-¿Sarah? -preguntó Klaus atónito, salí de mi trance de venganza por Marcel al voltear a verlo, enfrentarlo era también enfrentar el luto de nuestros hijos pero también era estar con él, el amor de mi vida, después de tanto sufrimiento y dolor, nada parecía más cómodo. -¿Estás...? -se acercó a mí y antes de dejarse caer en el momento alzó una de sus manos para tocar mi brazo, sin creérselo y soltó un suspiró de alivio por que era verdad, pudo sentirme.
-Sí. -musite con un hilo de voz y toque su rostro con una de mis manos, me abrazó fuertemente, respirando con fuerza en mi cabello. Sus brazos rompieron todas mis barreras, quería llorar como loca por todo lo que había pasado pero aquella amargura seguía atándome, tuve que respirar ondo y cerrar mis ojos un segundo, tragándome las lágrimas.
-Tenemos que irnos. -dijo Elijah al tocar el hombro del híbrido, nos separamos. -No tardará en despertar. -me miró a mí un instante y asintió, dándome la bienvenida más cálida del mundo.
-Andando. -concordó Klaus tomando mi mano.
*
El camino fue bastante silencioso, no era la única lastimada y romper el hielo era hablar sobre el pasado, no sabíamos lo que deparaba el futuro. Bueno, quizás no con el mío, estaba viva sólo para retomar una vida llena de muertos. Los originales tenían un legado por el cual pelear, Klaus tenía aún a una hija que cuidar. Ese era el final de aquel camino en carretera, el encuentro de Hope con su padre que en otras circunstancias me alegraría pero en ese momento solo me recordaría a ellos.
Cuando bajamos de la camioneta, Klaus se detuvo frente a la casa con cierto pánico pero luego volteo a verme.
-Deberíamos hablar. -dijo y lo miré, se quedó en silencio un segundo pero en sus ojos vi ese mismo dolor que yo también estaba cargando. -De lo que pasó después de tu muerte... -el nudo de su garganta era evidente.
-Yo sé. -lo interrumpí. -Y me mata si quiera pensarlo, no puedo... -respire hondo y noté a Elijah, Hayley y Rebekah también allí, querían hablar con él. -No ahora, ve a conocer a tu hija, disfruta el momento. -me hice fuerte por él. -Podemos llorar después.
-¿Te importaría explicar siquiera cómo es que estás viva? -preguntó algo desconcertado con que yo evadiera el tema de nuestros hijos.
-Sí, no te va a gustar eso. -respondí al encaminarme a la casa y él sonrío. -Quizás mañana.
-Cuidado con el bar. -le sonreí de regreso y seguí mi paso, necesitaba alejarme de la gran reunión familiar.
La casa no era tan grande como las demás que su familia o la mía habían tenido pero contaba con un estilo acogedor, digno de un hogar saludable para la niña más afortunada sobre la faz de la tierra. Me dirigí a la cocina, donde vi a Kol frente a un teléfono inalámbrico instalado en la pared.
-¿Qué haces? -pregunte a su lado.
-Agarrando valor. -respondió y volteo a verme. -¿Lista para hablar con tu hermana?
Oh cierto, mis hermanos.