ASTEROIDE 42, CINTURON DE ASTEROIDES
Billie y Thomas salieron del lago y se recostaron sobre la dura tierra que lo rodeaba. Thomas volteo a ver a Billie esta reía y observaba las estrellas, se veía hermosa bajo aquella luz, aunque de acuerdo con Thomas, se veía hermosa bajo cualquier luz.
—¿Que? —Pregunto Billie al notar la intensa mirada de Thomas. —¿qué sucede?
—Nada, no sucede nada —Respondió Thomas volviendo a mirar a las estrellas, mientras el silencio se situaba en el lugar —Nada.
—No, enserio, ¿Qué pasa? —Insistió Billie sentándose y poniendo su mano sobre el antebrazo de Thomas. —Puedes contarme lo que sea, enserio.
—Lo se
Thomas se sentó también, el silencio volvió mientras ambos miraban alrededor. Comenzó a tensarse mientras pensaba si debía hacerlo o no, probablemente Marcus lo haría en algún momento. Por lo que termino convenciéndose a sí mismo. Lo haría y todo terminaría bien.
Seguro lo haría.
—Hice un trato con Marcus, ¿sabías? —Soltó Thomas de repente.
—¿Así? ¿Sobre qué? —Pregunto Billie apartando su vista del cielo para verlo a los ojos.
—Sobre David y tú
—¿Qué pasa con Dave y yo? —Pregunto Billie extrañada.
—No, no, no, no —Negó Thomas rápidamente —No sobre ustedes, ósea sí, pero no entre ustedes, me refiero a... Dave con Marcus y tu...
—¿y yo...?
Thomas se acercó a Billie, dejando sus bocas demasiado cerca. Esperaba que la chica le diera permiso de proceder, al menos sabía que su mensaje había sido enviado y probablemente recibido.
Para sorpresa de Thomas, Billie se deshizo de cualquier espacio que existiera entre sus bocas. El movimiento de labios y el choque de dientes era todo lo que cargaba el aire mientras Billie se subía sobre las piernas del guardián del tiempo.
Thomas se dejó llevar comenzando a besar la mandíbula y pasarse al cuello. Cuando se disponía a bajar el cuello de la blusa y besar el hombro de Billie, esta lo detuvo.
—Espera, espera —Pidió Billie provocando que Thomas se alejara un poco —Quiero ir un poco más lento.
—Está bien, por mi está bien, todo está bien —Respondió Thomas rápidamente con una sonrisa tonta.
Billie bajo su mirada en varias ocasiones soltando una pequeña risa. Ante esto Thomas bajo la vista y vio que tenía una erección bajo sus pantalones.
—Ahorita se me baja —Dijo tapándose con las manos mientras Billie se alejaba de él, volviendo a recostarse para ver las estrellas.
Thomas se recostó, Billie había correspondido, ¿eso significaba que tenían algo? no lo sabía, pero tampoco quería preguntarlo. Sonrió viendo las estrellas que estaban en constante cambio, cuando sintió la mano de Billie tomando la suya.
—Chicos ¿ustedes también? —Pregunto una voz desde la entrada de la cueva.
Era Kay que venía con Ambrose y Park abrazados detrás de él. Kay ponía los ojos en blanco al estar rodeado de parejas cursis y "enamoradas".
—Tranquilo Kay encontraras a tu otra mitad —Menciono Thomas levantándose.
—No tengo interés en entablar una relación nunca. —Respondió Kay recargándose en una de las paredes mientras Thomas ayudando a Billie a levantarse.
—Y respetamos tu decisión, el amor no es para todos —Hablo Park mostrando su apoyo
Un gran estruendo llego fuera de la cueva, seguido de una ola expansiva que casi los derivo, al salir de la pequeña cueva vieron una nave sobre volando de la que salían un montón de Solaris. ¿Cómo los habían encontrado?
—Debemos darles más tiempo —Dijo Billie refiriéndose a Marcus y Dave.
—¿Cómo hacemos eso? —Pregunto Ambrose.
Los ojos de Thomas brillaron mientras daba algunos pasos al frente.
—Peleando.
Se habían acercado al asteroide en el que los Solaris estaban aterrizando. Aún estaban lejos cuando Billie vio las gárgolas volando de asteroide en asteroide, no sería una pelea fácil, probablemente no saldrían vivos, pero Billie confiaba ciegamente en que la profecía influiría de alguna manera en su suerte.
—Es ahora o nunca —Thomas Corrió hacia los Solaris con los otros cuatro elegidos detrás de él.
—Las gárgolas son mías —Anuncio Kay levantando las manos y bajándolas con fuerza mientras se convertía en alguna clase de dinosaurio volador que Billie jamás había visto en su vida.
Billie, se despidió de Thomas con un asentimiento de cabeza antes de correr los más rápido que podía, atacando a los Solaris que no sabían quien los atacaba. Pudo haber tenido éxito en su operación apuñalando a toda velocidad, pero un Solaris que sobresalía de los demás la detuvo en medio de su carrera sin inmutarse.
—Los elegidos están aquí —Grito el Solaris anunciando la presencia de los chicos.
Inmediatamente apareció Kay volando por los cielos peleando contra las gárgolas. Esto causo un gran alboroto entre los Solaris que empuñaron sus armas y corrieron hacia Thomas, Park y Ambrose.
—Quiero a los traidores vivos —Exigió el Solaris aun sosteniendo a Billie del brazo.
En medio de la pelea Thomas observo que Billie estaba en peligro, así que intento parar el tiempo, pero un montón de Solaris se lo impidieron. Debía librarse de ellos primero si quería salvar a Billie, y debía hacer lo más pronto posible.
Ambrose camino hacia los demás Solaris mientras por su cuerpo corría una energía incontrolable, musito algunas palabras antes de que se abriera una grita en el suela de la que salió un ejército de esqueletos.
Entonces vio que Kay tenía algunos problemas, estiro su mano y en esta se formó una ballesta, apunto a la gárgola que intentaba arrancarle el brazo al elegido de Marte, la flecha que lanzo soltó un silbido antes de explotar al enterrarse en el cuello de la criatura.
—Dije que las gárgolas son mías —Grito Kay desde el cielo antes de apuñalar a una gárgola detrás de él. —No te entrometas.
Ambrose ignoro la actitud de su compañero y continuo atacando a los Solaris con su nueva arma, llena de flechas explosivas.
—Tu y yo nos vamos a divertir —Dijo el Solaris arrastrando a Billie hacia una especie de circulo de velas. —Tus amigos y tú son suficientes para terminar con mi ejército por lo que tengo que equilibrar la balanza. Aunque necesito la sangre de un elegido.
Billie uso su velocidad como punto de impulso derribando al Solaris al zafarse del agarre de este último. Cuando intento correr lejos el Solaris le rompió una pierna y después la lanzo contra una roca donde se golpeó la cabeza.
Se levantó como pudo e intento correr pero el Solaris ya la jalaba de vuelta hacia el círculo de velas. Probablemente Billie no debió haber confiado demasiado en la profecía, pero ya era muy tarde para lamentarse.
—River, suéltala —Grito Park llegando al lugar.
—¿O que Park? —Reto River aun con Billie bajo sus garras. —No eres nadie, ni siquiera sabes quienes son tus padres, dime Park ¿Porque debería hacerle caso a un huérfano que no sabe ni de que planeta proviene?
—Porque...
Las palabras se quedaron al viento, era cierto, Park no sabía cuál era su verdadero origen, no sabía quién era su padre o si tenía una hermana, no podía saberlo y seguramente no lo sabría nunca.
Jamás tendría una familia.
Entonces recordó a Martha, a Dave, a Ambrose a todos ellos, todos lo habían recibido de buena manera, lo habían rescatado de Keith y después lo habían curado y cuidado. Si tenía una familia, ellos eran su familia.
—¿Porque? —Pregunto River desesperado.
—Porque...
Sus ojos comenzaron a brillar de color rojo, un rojo intenso que solo Tsuky podría reconocer si hubiera estado presente, pero Park no la necesitaba para saberlo. No necesitaba que nadie se lo dijera, algunas veces las cosas resultan tan obvias que explicarlas es ridículo, como cuando va a llover, solo lo sabes.
—Porque soy un elegido.