Detrás de la cámara. © [Tom F...

By Sherley_Vila

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Magdala O. Armstrong "Moa" siempre ha estado enamorada de su amigo Tom Felton desde que tiene memoria pero el... More

Detrás de la Cámara.
Antes de leer.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.
Capítulo veintiséis.
Capítulo veintisiete.
Capítulo veintiocho.
Capítulo veintinueve.
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno.
Capítulo treinta y dos.
Capítulo treinta y tres.
Capítulo treinta y cuatro.
Capítulo treinta y cinco.
Capítulo treinta y seis.
Capítulo treinta y siete.
Capítulo treinta y ocho.
Capítulo treinta y nueve | FINAL.
EPÍLOGO | PRIMERA TEMPORADA.
Invitación.
Invitación II.
Invitación III.
Invitación IV.
Detrás de la Cámara | SEGUNDA TEMPORADA.
Antes de leer. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo seis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diez. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo once. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo doce. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo trece. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo catorce. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo quince. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo dieciséis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diecisiete. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo dieciocho | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diecinueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinte. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiuno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintidós. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintitrés. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinticuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinticinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiséis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintisiete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintinueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo cuarenta y siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA. | FINAL.
EPÍLOGO. | SEGUNDA TEMPORADA.
Una carta para Tom.
Agradecimientos.
Curiosidades de DETRÁS DE LA CÁMARA.
"Mentiras." | ONE SHOT | Draco L. Malfoy.

EPÍLOGO. | FINAL ALTERNATIVO.

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By Sherley_Vila

— Es hora. —La voz de Potter sonó en aquella sala, ansioso por el evento que se llevaría acabo al día siguiente.

Aquellas dos palabras habían colocado de forma inmediata de mal humor al primogénito de Felton-Armstrong pues según le habían explicado, él debía ir a dormir junto a su padrino cosa que el infante no quería.
Comúnmente, Robbie siempre era entusiasta al momente de querer ir a casa de Daniel a dormir pues él, junto con su tía Erin le permitían lo que mamá no.

Después de la cena, el tío Daniel solía comer con él galletas y papitas en la cama mientras veían una película, así como también saltar en la cama.

Amaba jugar con él, sobretodo cuando su tío lo alzaba entre sus brazos, daba vueltas con cargandolo hasta finalmente aventarlo contra la cama haciendolo rebotar, aún cuando la tía Erin solía regañarlo.

Pero cuando ella no los veía, era el secreto de ambos jugar de esa manera con la única fácil condición que su tío solía repetirle "No llorar porque nos van a regañar a ambos"

La tía Erin no era mala, y casi nunca solía regañarlo a él, jugaban juntos en la ducha, y le permitía estar ahí unos minutos más después del pasado tiempo de baño.

Pero en esta ocasión no, él no quería irse del lado de su madre, no cuando había visto como su padre le daba unos cuantos besos.
Moa sintió como sus piernas fueron aprensadas entre los pequeños brazos de su hijo haciendola soltar un respingo.

— ¿Estás listo para irte, mi amor? —Preguntó la morena a su hijo, mientras se encargaba de seguir arrullando a la pequeña Bless de apenas un año de vida.

— No. —Promulgó fuerte y claro.— No quiero.

— ¿Por qué? —Preguntó Daniel echando a su hombro la pequeña maleta preparada con cosas de su ahijado dentro.

— No quiero. —Dio como respuesta.

Tom quien estaba sentado en el sofá individual de la sala solamente negó antes de intentar razonar con su pequeño.

— Debes de ir, tu mamá se quedará con tu hermanita y conmigo, mañana iremos a una fiesta.

Las fiestas eran algo que a Robbie le gustaba sobre todo cuando había música porque era ahí donde él junto a su madre se ponían a bailar. Aquel pequeño rubio pareció meditarlo un poco, sus ojos azules observaban a su mamá, así como a su padre y a sus tíos, Daniel le extendió la mano haciendole un suave gesto para incitarlo a caminar.

— Ya es hora, debemos irnos Garrapata.—Mencionó Potter, evidenciando el apodo que le había dado.

— No. —Protestó el menor.

— Sí.

— No.

— Sí.

— No.

— No. —Cambió Radcliffe su respuesta a una de negación.

— Sí. —Respondió en contra el menor sin pensarlo.

— ¿Sí? Bueno, ya vámonos. —Tomó la mano del pequeño quien pareció haberse confundido, su mente trataba de procesar por lo que había pasado en ese momento y como es que había aceptado.— Despidete de tus papás.

Robbie con un rostro consternado pero sin oponerse ya simplemente se despidió de sus padres con un ademán.

Los padres de aquel niño rieron al darse cuenta de la psicología inversa que había aplicado su padrino. El pequeño de cabello rubio caminó hasta su papá para querer ponerse de puntitas y despedirse de él con un beso en la mejilla.

— ¿Tus juguetes? —Preguntó su madre recordándole su rutina, el pequeño asintió y con calma había comenzado a guardar sus juguetes en el canasto que su padre le había conseguido.

Tom se había esforzado junto con Moa en educar a un pequeño responsable y obediente pero con carácter. Robbie tenía un carácter que, según Sharon había dicho, era similar al de su padre cuando tenía aquella edad.

— Mañana a primera hora vendré por ti, Moa. —Recordó Daniel a lo que la morena asintió con calma regalandole una sonrisa. Potter se acercó al pequeño para tomarlo entre sus brazos pero aquel niño salió disparado a donde se encontraba su mejor amiga.

Robbie rodeó con sus cortos brazos a Willow, su mejor amiga que yacía sentada.— Me voy a casa de tío Danel, mañana jugamos —Avisó como si aquella entendiese, el infante corrió nuevamente a los brazos de su tío, Daniel atrapó a su ahijado cargandolo para salir de aquella casa dejando solos a la pareja que pronto, después de casi un lustro, se convertiría en un matrimonio.

El silencio y la calma inundó aquel hogar, Magdala acomodó a su hija contra su pecho correctamente, había sido sin duda un día demasiado agitado, una semana totalmente estresante que terminaría tan solo al día siguiente.

Moa se había desplazado hasta la habitación que correspondía a Robbie, pues en esa pieza yacía también la cuna de Bless, depositó con calma a la pequeña de piel morena que dormía profundamente. Sus ojos marrones apreciaron a la pequeña por un buen rato perdiéndose en la dulzura e inocencia de aquella bebé.

Una mano se posó en su cintura haciendola sobresaltarse, su rostro se volvió encontrándose con su pareja quien le sonrió ampliamente robandole un beso.— Tonto. —Susurró la mujer.

— Te amo. —Fue la confesión de aquel rubio.— Eres lo mejor de mi vida...

Conciliar el sueño fue algo difícil, sobretodo porque las manos de Tom acariciaban el cuerpo de la morena como si se le fuera encargado ser el creador de la obra de arte más pura y celestial. Los ojos del rubio observaban con tanto amor a la mujer que se convertiría oficialmente en su esposa.

En un simple pestañeo, Moa se encontraba frente al espejo de la gran habitación de su hermano, respiró profundamente conteniendo todos aquellos nervios que se convertían en un retortijon en su estómago.

Era el día en el que se casaba con Tom.

No llevaba un gran vestido esponjado, era uno de caída libre de color champagne con un cinturón de pedrería que acentuaba su cintura y le daba un aspecto un poco más delgado ayudandola a ocultar los kilos de su cuerpo. Era una pequeña boda, una ceremonia con gente muy cercana.

Su piel morena estaba maquillada con colores cálidos dándole un aspecto natural así como su cabello, ahora corto, era adornado únicamente por una pinza de cabello para estilizar la media coleta.

Si le hubieran dicho en algún momento que se casaría con Tom seguramente hubiera reído cohibida acertando al comentario con un "Ojalá" como si de un sueño muy lejano se tratase. Una sonrisa melancólica se iluminó en sus labios tintados por un labial nude. Daría lo que fuera para que su madre estuviese con ella.

Fue sacada de aquella burbuja por el sonido de una puerta abriéndose, a través del espejo pudo apreciar a dos varones vestidos de traje adentrándose a la habitación, instintivamente sonrió amplio enternecida.

Daniel le sonrió bajando de su brazos a Robbie quien al ver a su mamá abrió sus ojos con sorpresa.

¡Mamá, edesh una plinchecha!Exclamó el menor consiguiendo una carcajada de su madre enternecida mientras él se acercaba a ella con los brazos abiertos.

— ¿Soy una princesa? ¿Eso crees, cariño? —Preguntó Moa tomando a su hijo para cargarlo con cuidado. El pequeño asintió efusivo y emocionado sin dejar de apreciar a su mamá con tanta fascinación.

Tenían el mismo destello que su padre, Tom, cuando la miraba.

Con su diestra, Moa peinó el cabello rubio de su hijo acomodandolo seguido de darle un beso en la mejilla.— ¿Y tú serás mi príncipe?

— ¡Sí! —Exclamó con emoción, sus cortos brazos quisieron abrazar a su madre haciendolo por el cuello depositando su cabeza en su hombro.

Robbie podía ser tan "mayor" como quería pero seguía siendo aquel niño de 4 años que necesitaba de su madre, Moa le brindó aquella tranquilidad que sólo sus latidos podían brindarle así como la sensación de calor y protección.

Por un momento se olvidó de que en la misma habitación se encontraba Daniel apreciando aquella escena, sus ojos marrones al encontrarse con sus vivaces orbes azules aguamarina. Una sonrisa débil adornó el bien definido rostro del mayor.

En silencio, Radcliffe se acercó a ella apreciandola, viendo cada una de las facciones de la morena como si quisiera guardarlas.

— Si me hubieran dicho que te casarías años atrás, hubiera dicho "¿Y quién carajos la soportaría? Mis mejores deseos y éxito a quien lo haga" Burló Daniel consiguiendo que Moa riera por lo bajo enternecida.

— Dann...

— No, no, déjame terminar... —Pidió, Potter tomó la mano libre y que menos ocupaba para cargar a su ahijado para tomarla y acariciarla.— Ahora, hoy, sé que es a Tom a quien debo decirle eso. —Una carcajada volvió a sonar esta vez acompañada de la voz del sangre mestiza.

Así como sin entender de que se reían, Robbie también rió para no verse excluido de aquello que divertía a su madre y que le parecía tan curioso por saber.

Ambos hermanos se sostuvieron la mirada.

La puerta se abrió dejando ver a Erin en un vestido de color cappuccino, la más alta saludó a los dos hermanos.— Ya casi es hora.

— En seguida vamos. —Anunció Daniel.

En un pequeño asentimiento la chica aceptó aquel anuncio, Robbie bajó de los brazos de su madre para correr a donde yacía su tía para salir de la habitación dejando a Potter junto con aquella mujer de vestido de novia.

El silencio abarcó el lugar.

— Quién lo diría. —Soltó irónica aquellas palabras Armstrong con una sonrisa pequeña.

— Quién lo diría. —Acertó el varón.— Estas por casarte...

— Nada del otro mundo.

— Lo es todo para mi mundo. —Daniel tomó las manos de Moa para acariciar con sus pulgares los nudillos de ella.— Moa, Moon, Moony, Moody~—Canturreó los apodos que solía decirle.— Eres mi hermana y aunque pasen los años, aunque no nos hablemos, aunque simulemos que el otro no existe si en algún momento necesitas mi ayuda estaré para ti... Eres mi pulguita, hoy y siempre lo serás.

Los ojos de la morena estaban cristalizados, Moa sonrió temblorosamente, suspiró con pesar negando con la cabeza ligeramente.— Idiota, se me va a correr el maquillaje... —Tomó un gran respiro.— Te amo.

— Te amo más. —Le dio un fuerte abrazo, la voz de Radcliffe se quebró con esas tres sencillas palabras.— Estoy tan feliz por ti, y sé que mamá lo está aunque no esté con nosotros.

Magdala llevó sus dedos anulares a sus ojos para recoger cada lagrima gorda que quería salir, se dejó envolver en sus brazos.

Robbie sostenía una pequeña canasta con petalos de rosas, caminaba frente a su madre y su tío emprendiendo su caminar hacia la pequeña tarima donde yacía su padre vestido como pingüino como dijo él al verlo. Su pequeña mano se batió emocionado para saludar a su padre el cual enternecido por el accionar de su hijo también lo saludó por lo bajo, antes de tener que pasar su mirada de su hijo siendo tomado entre las manos de Emma a la entrada, caminando a un ritmo moderado venía del brazo de Daniel, la mujer más hermosa que sus ojos podían apreciar.

"¿Ella es con quién me voy a casar?" Fue lo que pensó en primer momento Tom cuando la vio.

"No la merezco." Su inseguridad lo golpeo cuando vio como es que caminaba al altar donde estaba él.

"Ella es demasiado para mí." Se repitió en su mente.

"Y estoy dispuesto a dar día con día mi esfuerzo para ser lo que merece." Sus ojos nublaron su visión, una gran sonrisa se ensanchó dejando ver sus perfectos dientes así como las lágrimas los traicionaron corriendo su mejilla.

Una pequela bulla se escuchó por parte de los invitados al ver a Tom llorar, y este torpemente limpiando sus lágrimas se acercó al par que venía. Sus ojos azules toparon con los azul marino del sangre mestiza, Tom extendió su mano a su prometida quien pronto la tomó.

— Te he ido entregando una parte de mi vida desde que se conocieron, y ahora te estoy entregando la mitad y un poco más de mi vida, Tom... Es mi hermana.

El rubio con una sonrisa le aseguró todo lo que las palabras podían expresar.

La pareja de novios subió al altar encontrándose con aquel orador que estaba por oficiar la misa. En cada una de las palabras que aquel longevo hombre daba Tom simplemente se desconectaba del mundo perdiendose en el recuento que su mente hacía hasta llevarlo a ese momento exacto en el que podría gritar sin problemas que ella, Moa, era su esposa.

El tiempo fue relativo.

Pareció una eternidad y a su vez tan fugaz como la luz.

Frente a frente, dandose la cara, Moa le regaló una sonrisa al rubio que apaciguó todas sus inseguridades.

— Mi vida puede ser fugaz o eterna, y en ambas quiero que estés tú haciendome sentir tan amada como solo entre tus brazos me siento, te amo tanto, y te puedo asegurar que eso no se acabará nunca aunque yo muera hoy, yo, Magdala Olga Armstrong, te desposo a ti, Thomas Andrew Felton, jurando ante Dios que cada día estaré a tu lado ayudándote a superar tus limites y alcanzar tus metas. —El anillo se deslizó por la mano izquierda, exactamente en el dedo anular del varón.

Tom tomó la mano izquierda de la chica, sus dedos aprisionaron el anillo. Sus ojos miraron a la morena.

— He cometido error tras error, me he quedado sin ganas de seguir, me he visto en un pozo sin fondo, y demás, y en cada una de esas veces te he escuchado diciendome que errar es de humanos, te he visto quedarte a mi lado dándome ánimos, y he sentido tu mano tomar la mía para ayudarme a avanzar, así como tú has estado para mí quiero ser quien te vea crecer en éxitos y virtudes, yo, Thomas Andrew Felton, con este anillo te desposo a ti, Magdala Olga Armstrong, jurando ante un Dios que cada día trataré de ser la persona que mereces a tu lado, amándote cada amanecer de la forma más pura y sincera, sin filtros e incondicional.—El anillo se deslizó sobre su dedo anular.

Ambos par de ojos se miraron ansiosos conteniendose.

— Magdala ¿Aceptas a Thomas Andrew Felton como tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?

— Acepto. —Susurró pasiva.

Aquel orador se volvió al varón.— Thomas ¿Aceptas a Magdala Olga Armstrong como tu legítima esposa, para amarla y respetarla, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?

— Acepto... E incluso después de ella. —Susurró.

— Por el poder que se me confiere, yo los declaro, marido y mujer... Señor, puede besar a la novia.

Y lleno de extasis en un pequeño paso aquella pareja de, ahora, esposos, cortó la distancia entre ellos sin hacer esperar la autorización del orador para dejar que los labios del rubio impactaran contra los de la morena. Una bulla comenzó cuando los vieron acercarse.

Tom tomó entre sus manos a Moa, su diestra secuestró su rostro pasando a su nuca para atraerla y profundizar aquel beso mientras que su zurda se palmó en su cintura aventurandose más a rodearla. Y tan pronto como ello, Felton en un rápido movimiento cambió a la morena para inclinarla ligeramente hacia atrás como si fuera un beso perfecto de película.

Los aplausos se intensificaron.

Aquel beso fue una confesión.

Tan pronto como se separaron al volverse a sus amigos y familiares, en sus rostros se notó la emoción y fascinación, el pequeño Robbie corrió a su madre así como Emma se acercó cargando a Bless quien estaba en un hermoso vestido de lunares color cappuccino.

— Hola princesa —Susurró Tom como saludo dándole un beso en la mejilla a su hija la cual pronto, al verse en brazos de su padre, se dejó ver más feliz.

Oficialmente eran una familia.

La multitud de gente era algo a lo que Robbie ya estaba acostumbrado, saludó alegremente a cada una de las personas que en aquel sitio lo saludaban, todos conocían al niño que tomado de la mano caminaba junto a su madre. El rubio había resultado tener la misma sencillez para hacer amistades que su padre, independientemente a que fuese una copia idéntico de aquel actor de sangre pura.

Con 7 años de edad, el primogénito del matrimonio Felton se mantenía lejos de las cámaras sin actuar, era algo tímido igual que su madre para salir a luz.

— Y por eso es que le dije de nuevo a papá que no.

— ¿Realmente no quieres ser actor?—Preguntó Magdala observando de reojo a su hijo mientras caminaban a un lugar en particular en aquel set de producción. El pequeño negó.— ¿Seguro?

— Muy seguro, mamá —Afirmó con una sonrisa mostrando aquella dentadura donde un diente hacia falta.— Prefiero estar detrás de la camara.

Una carcajada salió de los labios de la morena.

Ambos se detuvieron al llegar al lugar, Robbie divisó que en el espacio que él conocía como escenario habían niños de su edad. De ser otro momento correría a ellos para ver si querrían jugar con él pero este no era un momento adecuado, lo sabía.

— Necesito que te quedes aquí, cariño ¿Sí? No te muevas, mamá tiene que trabajar pero estará al pendiente ¿Entendido? —Preguntó atenta a las respuestas de su hijo, el cual le respondió con un asentimiento.— ¿Qué hacemos con las cosas que no son nuestras?

— Las dejamos en su lugar, y no las tocamos.

— Correcto ¿Por qué no debemos salirnos del área de trabajo de mamá?

— Porque mamá no me puede cuidar.

— ¿Qué no debemos hacer si mamá no está cerca, en el set?

— No hablar con extraños, no recibir comida, no seguir a nadie a ninguna parte.

— Perfecto amor ¿Qué decimos cuando alguien intenta cargarnos o besarnos en la mejilla?

— Decir que no.

— ¿Por qué?

— Porque, aunque sean conocidos, no todos tienen buenas atenciones.

— Intenciones —Corrigió la morena. Tom y Moa desde el nacimiento de Robbie habían tratado de cuidarlo y educarlo sabiendo decir que no en las ocasiones que lo ameritaban, siempre, dandole la confianza necesaria a él mismo.— Muy bien, cariño... Mamá, estará aquí —Con su mano señaló el área en el que trabajaría, era un área donde realmente Moa podía tener bien cuidado a su pequeño, exactamente donde habían cámaras de vigilancia donde podía apreciar bien cada movimiento de él.

El pequeño asintió, despidiendo a su madre con un tierno beso en la mejilla mientras la veía irse al lugar que le había dicho.

Robbie se quedó sentado en su lugar, quitándose de encima la mochila con la que cargaba donde tenía un bote con agua, snacks y un libro de lectura que era su favorito, el flautista de Hamelin, el cual sacó con la intención de leer pero apenas como hundió su vista en las páginas escuchó los gritos emocionados de los demás niños en el set.

Sus ojos azules observaron con deseo de jugar a los niños, centrándose en dos niñas que jugaban con un niño a unos escazos metros de él piedra, papel o tijera.

Quería levantarse de su asiento y caminar hasta ellos pero no podía, le había dicho a su madre que no se movería del lugar, resignado volvió a hundir su cabeza con un esfuerzo para concentrarse.

— ¿Quieres jugar? —Una voz irrumpió en los pensamientos del primogénito de los Felton.

Robbie alzó su mirada encontrándose con una niña de piel blanca, ojos marrones y cabello color oro como el de él, una de las dos niñas que previamente había visto jugar con el niño.

— ¿Uh?

— ¿Quieres jugar conmigo? Bueno, nosotros—Preguntó con una amplia sonrisa alegre mientras miraba de forma rapida a sus amigos.

El pequeño rubio, por inercia sonrió de igual manera, su rostro se viró en busca de su madre a quien pronto encontró viéndole, Moa rió al darse cuenta de lo que aquella mirada azul intensa trataba de pedirle a lo que aceptó, Robbie pronto se volvió asintiendo.— Bien, vamos.

La niña animó a Luan a ir con sus amigos.

— Hola, soy William Waterhouse. —Se presentó el varón contento de ver a otro niño en su, ahora, pequeño cuarteto.

— Hola, Verona Armstrong. Dijo la niña de piel trigueña, un poco morena, de cabello castaño y ojos oscuros y brillosos.

A su corta edad, Felton pudo adivinar que ella era la niña más bonita que había conocido hasta el momento.

— Yo me llamo Daniela Darke ¿Tú como te llamas? —Preguntó aquella de cabello rubio.

— Robbie, Robbie Felton.

Magdala esbozó una sonrisa enternecida sintió como una calidez se instalaba en su pecho al ver a su hijo junto a aquellos niños.

Supo que se convertirían en mejores amigos.

Le pareció divertido ver como es que el inicio de su historia ahora le correspondía a su hijo, con aquella nena con la que compartía su apellido de soltera.

Detrás de la Cámara, Magdala pudo apreciar como los ojos de su hijo se iluminaban al ver a la pequeña niña de ojos oscuros, justo como a ella solían brillarle cuando veía a Tom.

F I N.

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