Al llegar a Magnetic Island, como bien advirtió Emily, Ashton alquiló una moto para ir a ver a Claudia. El resto del grupo se dividió entre los que alquilaron un 4x4 o una moto para visitar la isla en un día, los que hicieron lo propio para llegar al hotel en el que pasarían una noche, los que optaban por viajar en bus solos o acompañados de Lucy, quien les haría un tour de los mejores senderos para hacer trekking, y yo. Porque yo no tenía ni idea de lo que quería hacer.
―Como no te apures, te quedarás solísimo. Ashton estará apagado o fuera de cobertura para todo aquel que no sea Claudia ―dice Emily sobresaltándome. No pensé que fuera a hablarme.
―No sé ni qué hacer. Ashton quería venir aquí, pero yo simplemente venía a acompañarlo ―miento.
―Bueno, pues planifica sobre la marcha. ¿Piensas hacer noche aquí o volver al atardecer?
―Pagamos viaje de ida y vuelta, así que supongo que me vuelvo hoy ―respondo sin mirarla. No estaba preparado para que me hablara tan normal, va a ser verdad que es muy profesional.
―La vuelta es abierta, puedes decidir tú mismo cuándo regresar ―aclara dejándome en un mar de dudas.
¿Cuándo va a volver ella? ¿Y Ashton? Porque no quiero estar solo. Aunque, pensándolo bien, aunque haga lo mismo que Emily, seguiré sólo. Fuera de su horario laboral soy un cero a la izquierda para ella.
―No tengo ni idea de qué hacer, estoy completamente perdido ―murmuro agachándome, escondiendo mi rostro entre mis manos.
No tengo amigos aquí, mi familia está en otra ciudad, mi mejor amiga de la adolescencia no quiere saber nada de mí...
¿A qué narices he venido?
―Oye ―habla Emily situándose en cuclillas a mi lado―, no pasa nada. Mira, puedo buscarte un hotel cercano a donde vive Claudia para que mañana vuelvas junto a Ash, o puedes volverte más tarde conmigo. Lucy y yo no hacemos noche aquí, así que no volverías sólo, si es lo que te preocupa.
Su dulce voz me calma y me transporta a tiempos tremendamente felices, como si no hubiera pasado ni un solo día desde que habláramos con una complicidad inagotable.
―¿Crees que podrías acompañarme durante todo el día? Puedo pagarte un tour personalizado, no pretendo malgastar tu tiempo sin darte nada a cambio.
Ella parece pensarlo. El problema está en que, mientras lo hace, se muerde el labio de una manera que provoca que tenga que tragar saliva y desviar mi mirada. Respira, Luke.
―Se supone que tanto Lucy como yo debemos acompañar a los turistas si así lo desean, lo que pasa es que nos turnamos para que, cada día, una de nosotras pueda disfrutar de la isla a su antojo. Supongo que puedo enseñarte lo que yo hago cuando, como hoy, me toca a mí la tarde libre ―responde con su alegría característica.
―Creí que me odiabas ―murmuro sin poder evitarlo. Eso ensombrece su rostro, y temo que me acabe de quedar sin la oportunidad de pasar la tarde con ella.
―No te odio, Luke ―responde, aunque parece estar conteniéndose en decir algo más―. Estoy decepcionada, eso es todo. Que no confíe en ti ni te quiera en mi vida no quiere decir que desee que tu estancia aquí sea horrible. Puedo enseñarte esto sin problema, eso sí, quizá no te guste mi forma de pasar el tiempo.
Quiero decirle que lo único que yo deseo es estar con ella, pero, viendo que su amabilidad es la misma que tendría con cualquier otra persona, me lo callo.
―No tengo otra cosa que hacer ―digo fingiendo una sonrisa.
―Pues vamos.
Emily me guía por un camino durante unos minutos hasta una pequeña casita donde se encuentran dos bicicletas apoyadas en la fachada.
―¿Ahora te gusta montar en bici? ―cuestiono divertido recordando su miedo a montar en bicicleta.
―Muchas cosas han cambiado, Hemmings, aunque espero que a ti te siga gustando, porque tendrás que montarte en esa ―dice señalando la que queda libre― si quieres venir conmigo.
―Seguro que me pierdo por no poder soportar tu lentitud.
―Cuidado, Hemmings, tal vez lo que te haga perderte sea no ser capaz de alcanzarme ―responde continuando mi broma.
―¿Es eso un reto, Jenner?
El brillo que se instala en sus ojos aumenta mis esperanzas de recuperar lo que un día estuvo a punto de ser mío: su corazón.
―¡El último se convierte en canguro! ―grita y comienza a pedalear, obligándome a subirme en la bici a la velocidad de Flash.
―¡Eso es trampa! ―grito de vuelta, ya pedaleando.
Su grito resuena en mi cabeza mientras intento seguirle el ritmo. Solíamos decir eso cuando apostábamos quién llegaba antes a cualquier destino. Teníamos nuestras propias expresiones, expresiones que ambos sabíamos el significado exacto que queríamos darle. ¿Quiere eso decir que podemos llegar a volver a tener eso?
Estaba tan perdido en mis cavilaciones que no me di cuenta de que Emily se había parado en un refugio de animales.
―He ganado ―dice con un gato en sus brazos, acariciándolo―. Pero ya no quedaría bien que hicieras lo del canguro a nuestra edad.
―Pide lo que quieras a cambio―respondo sincero.
Emily me mira sopesando qué pedir. No es la frase que solíamos utilizar para sincerarnos, pero, la última vez que ella contestó que le pidiera lo que quisiera, le pedí un beso. No dudó ni un solo segundo en dármelo.
―¿Puede ser algo que dure en el tiempo? ―pregunta aún con su mirada conectada a la mía.
―Cualquier cosa ―murmuro en respuesta.
―No vuelvas a fingir que te importo.
Directo al corazón. ¿De verdad piensa que no me ha importado nunca?
―Para no volver a hacer algo, debería haberlo hecho alguna vez. Jamás he fingido nada contigo, Emily. Creí que me conocías mejor.
―Ese es el problema, Luke. Yo ya no sé quién eres.
Un arañazo por parte de la bola peluda que tenía entre sus brazos hace que emita un jadeo y se levante del suelo.
―¿Estás bien? ―pregunto preocupado.
―Lo estaré. Vamos, hay una cala que te gustará ver.
Continuamos caminando en silencio, uno al lado del otro, hasta que no lo soporto más.
―Sigo siendo el mismo Luke de siempre, lo creas o no ―empiezo a decir. Ante su negativa de respuesta, continúo―. Siempre fue mi sueño triunfar en la música, tú lo sabes.
―Nunca me ha molestado eso, Luke. Y ahora cállate, no podré enseñarte bien mis rincones favoritos de la isla si provocas que me enfade.
Tras unos minutos más, llegamos a una cala preciosa. Preciosa y vacía, lo que la convierte en el lugar perfecto para relajarse.
Sin embargo, tiene un defecto: hay que bajar una pendiente rocosa para llegar a ella. No sé cómo puede hacer esto Emily siempre que está sola. ¡Podría hacerse mucho daño y nadie la encontraría!
Yo bajo primero, ante las protestas de ella, porque quiero asegurarme de estar abajo si necesita apoyarse en mí.
El agua debe llegar aquí cuando hay marea alta, porque las rocas estás mojadas. Justo antes de llegar al final, esto provoca que Emily resbale, por lo que intento cogerla antes de que su cuerpo impacte contra el suelo. El problema es que ella forcejea para evitar apoyarse en mí y terminamos tumbados en la arena conmigo encima de ella, con una rodilla a cada lado de su cuerpo para evitar aplastarla. La cercanía de la situación altera mis hormonas y agita mi respiración.
―Mírame a los ojos, Emily ―insto tras comprobar que rehúye mi mirada. Una de nuestras reglas siempre ha sido que, si le pedíamos al otro que nos mirara a los ojos y respondiera una pregunta, debía ser la pura verdad. Sin trampas ni trucos―. Mírame a los ojos y dime que no te importo en absoluto.
La conozco, y sé que jamás me mentiría pidiéndoselo de esa manera. Si me confirma que no soy nada para ella, me alejaré de ella para siempre. No pienso molestarla si no tengo esperanzas de que podamos ser ella y yo contra el mundo de nuevo.
Una lágrima se desliza por su mejilla y me apresuro a limpiarla.
―Jamás dejaste de importarme ―responde y me empuja, levantándose y caminando hacia el mar.
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Tengo ganas de que leáis el siguiente capítulo narrado por Emily. Empezará justo donde termina este, porque quiero que leáis su perspectiva de lo que acaba de ocurrir.
¿Opiniones sobre Luke y sobre Emily? Me interesa mucho saber qué opináis de ellos.
Un abrazo, gracias por leer <3