¡Mi vecino es stripper!

By Itsbeautifulove

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Freya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su... More

¡Mi vecino es stripper!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
[Libro 2] ¡Mi novio es stripper!
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
EXTRA
EXTRA 2
¡Embarazada y en problemas!
¡Una fuga y un juguete sexual!
¡Inocente!
¡Un empujón más y...!
¡Un parto prematuro, y alguien del pasado!
Bye, bye, Troy!
¡Un año después!
[Libro 3] ¡Mi hijo es stripper!
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo final

Capítulo 15.

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By Itsbeautifulove




—Has llegado antes de hora —sonreí. —Marjorie no es capaz de soltarme.

Quería levantarme de la cama y alcanzar sus labios, pero Ethan fue quien se inclinó hacia delante y me dio un tierno beso. Al anhelar su boca no quería que se detuviera; el problema es que no estábamos solos.

—Te dije que te adora —me recordó.

El pequeño demonio terminó convirtiéndose en una preciosa niña que no se alejaba de mí. Las ordenes de Ethan no era la única excusa para seguirme...parecía que realmente estaba aprendiendo a quererme. Al fin y al cabo algún día seríamos familia.

Una risa tonta por mi parte casi despierta a Marjorie.

— ¿De qué te ríes?

Sacudí la cabeza.

No quería decirle que imaginé un futuro juntos (era demasiado empalagoso hasta para mí). Prefería vivir el presente con una enorme sonrisa, antes que preocuparme por un futuro que podía pasar cualquier desgracia.

—Te he echado de menos, Stripper —susurré lo último.

—Ya estoy de vuelta.

Me moví junto a su hermana para hacerle un hueco en la cama.

Sus dedos juguetearon con el flequillo que me calló sobre la frente. Sonrió con la misma dulzura de siempre, e intentó acercarse un poco más hasta mí. Acomodó la barbilla sobre la pequeña cabeza de su hermana y, cuando me acerqué para besarlo yo en ese momento, algo lo detuvo.

— ¿Pasa algo?

«Si me he lavado los dientes

—Débora vuelve a pasar las noches en Poom's.

Automáticamente mi cabeza me mostró lo que pasó:

Ethan terminó desnudándose delante de ella, y la bruja lo toqueteó sin descaro alguno.

Gruñí enfurecida.

Una cosa era ser profesional...pero esa mujer...esa loca quería mucho más de Ethan.

—T-t-t-te...—no podía hablar.

—Me ha ofrecido un puesto de trabajo. Dice que podría ser su ayudante de confianza —sus azulados ojos se cerraron. —Ya sabes qué pasa cuando trabajas con ella; Buen sueldo; fines de semana libres; y se acabó trabajar por la noche. Estoy cansado de ganar un sueldo de mierda y no poder ayudar más a mi madre.

Entonces había aceptado.

Y yo no era nadie para impedírselo.

—Bueno...

—No he aceptado, Freya —dejó de tocar mis mejillas, y atrapó entre sus dedos un fino mechón del cabello de la niña. —Esa mujer no quiere que sea únicamente su empleado. Quiere mucho más. ¿Qué se piensa la gente? ¿Qué por bailar voy a venderme? No me he acostado con nadie por dinero, y no lo voy hace...

Lo callé.

—Gracias.

— ¿Por qué?

—Por alejarte de ella.

Al menos Ethan era de los pocos que podían ver la maldad de esa mujer. Byron no merecía una madre como ella (lo alejó tantas veces de mi lado, que no quería ni imaginar qué pasaría con Ginger).

—Dice Daniel que esa mujer ya te visitaba desde hace tiempo.

Si él no quería contármelo, lo respetaría.

—Así es, Freya —era una tapa de su vida que quería olvidar. —Débora pensó que me tendría. Sus visitas eran constantes; regalos caros; y ella consiguió descubrir mi vida en unas horas. Antes de conocerte a ti, cuando estaba con Effie... —hizo una pausa—le planté cara. Podría haber perdido el trabajo, pero Débora pareció comprenderlo. Le dije que me dejara en paz. Lo hizo; durante unos meses. Ella no está enamorada de mí —rió. —Está obsesionada.

— ¿Ahora entiendes porque no la quería cerca de mi padre?

Pero estaba Effie... ¿Quién era peor?

— ¿Qué tal con Toy?

—Troy —corregí. Lo mejor no era decirle nada. Ethan había pasado un momento con la bruja, y no quería contarle las estupideces que me pasaban. —Nada. Sé fue temprano.

Ethan respiró con tranquilidad.

—Buenas noches, enana.

Nos besamos.

Si Ethan no hubiera estado en mi vida...

Ginger me sacó de mis pensamientos.

—Llevas tiempo esperando eso —cerró la taquilla. —Troy te ha pedido que vayas con él al baile. No me lo puedo creer. ¡Es genial!

Zarandeó mi cuerpo.

—No, G —aparté sus manos.

— ¿No? Pero tú...

—Es cierto que el nombre de Troy adornó (por mucho tiempo) todas mis libretas —me acomodé en la pared. —Pero el pasado queda atrás. Yo ni siquiera tengo ojos para...—me pellizcó.

—Ethan es un bombón. Un bombón que no podrá ir a la fiesta de fin de curso —ni Byron. — ¿Qué vamos a hacer? ¿Ir solas?

Había una mejor opción; no ir.

»— ¡Ni se te ocurra pensar que no iremos!

Me conocía tan bien.

«Dale a tu cuerpo alegría Macarena que tu cuerpo es pa' darle alegría y cosa buena. Dale a tu cuerpo alegría Macarena...eeeh Macarena...aaaaah!»—pensé.

—Deja de cantar esa canción —dijo, entre dientes.

—Eres una bruja.

—Una bruja que te va a convencer de que vayas con Troy.

—Ethan te matará —sí o sí.

Alzó los hombros.

—Pues que quede con Byron.

No, ellos dos no eran muy amigos.

—No sé...

— ¿Sabías que Ethan habló con Byron antes de que nos acostáramos?

— ¡No!

¿Qué pasó durante los meses que yo no estuve?

¿Ethan y Byron amigos? ¡Era una locura!

—Freya —me sobresalté al escuchar la voz de Troy. — ¿Podemos hablar? A solas —lo dijo por Ginger.

Mi amiga me dio un codazo y,  se fue guiñándome el ojo.

— ¿Qué quieres?

«El baile no, por favor.»

—Tenemos que acabar el trabajo. Hoy es el último día que tenemos —al callar, intenté invitarlo de nuevo a la casa de Ethan. — ¡No! —Gritó. —Mejor a mi casa. Tu amigo me ha dejado bien claro que no me quiere allí.

—Novio.

—Lo que sea —me tendió un papel.

—Sé dónde vives.

—Es verdad —ese mal humor se esfumó. —Me acompañabas a casa a escondidas.

—No es verdad —entrelacé los dedos y, bajé la cabeza avergonzada. —Vivía cerca de tu casa.

—Ya...—su sonrisa de superioridad me gustó en un tiempo atrás, ahora me entraban ganas de grapársela. — ¿Qué excusa vas a poner cuando me cortaste el pelo? Aprovechaste que me quedé dormido en literatura. Terminé por enterarme.

Ginger fue la de las tijeras.

Yo solo le tiré del pelo.

—Fue para hacerte brujería. Pero tranquilo —le di unas palmadas en el hombro—no funcionó.

— ¿Qué se supone que me tenía que pasar?

—Que te quedaras calvo cada vez que me decías que no.

Le di la espalda con una amplia sonrisa.

— ¡A las cinco!

—Sí—dije, afirmando con la cabeza.

Daniel estaba sentado sobre la barra americana, a Ethan no le gustaba que hiciera eso.

— ¿Qué llevas en la cabeza? —Preguntó, tirando de la gorra.

—Es para que no me vea mi padre —tiré la cartera al suelo. —Si John se entera que estoy viviendo con vosotros...—le apunté con el dedo—os la corta.

Daniel tragó saliva.

—De acuerdo —tiró la gorra—, pero sigue siendo horrible.

— ¡Oye! No me des consejos de moda. Me da igual.

—Tienes razón. La camiseta que llevas es para cagarse encima y quemarla —le di un puñetazo en el pecho. — ¡Auch! Está bien. Al menos Effie si me entiende.

—Traidor —gruñí. — ¿Con quién habla Ethan?

—Con su madre. Bianca se ha llevado a Marjorie —levantó los brazos y,  los agitó con entusiasmo. —El pequeño demonio que roba condones no volverá en una larga temporada. Mejor. Con ella es imposible practicar los bailes de la noche.

Pasé de él, dejando a un Daniel contento por tener el comedor para él solito. Me acerqué hasta Ethan, que parecía triste y que extrañaría a su hermana. Realmente Marjorie terminó siendo un amor que quería abrazar por las noches.

—Ethan...

Él sacudió la cabeza.

¿Cómo le decía que me tenía que ir a casa de Troy?

Se lo dije:

—Estaré en la casa de Troy. Volveré a las nueve.

Sabía que no me había escuchado.

Tiré de la llamativa camiseta que llevaba Daniel y al conseguir su atención, se lo dije a él.

—Estaré en casa de Troy. Tenemos que hacer un trabajo paras química —apunté la dirección. —Dile que volveré pronto.

—Tranquila —miró a Ethan. —Por nada del mundo me perdería la reacción que tendrá al saber que estás con tu amiguito.

—No es mi amiguito.

Me guiñó un ojo y se despidió entre carcajadas.

—La ecuación química que describe la reacción entre magnesio y el oxígeno es...

Dejé de pintar estrellas en la libreta.

— ¿3Mg + O2 2...?

— ¡2Mg + O2 2 MgO Reactantes!

— ¡No me grites!

—Es que estoy nervioso —se alborotó el cabello. —Lo siento. Será mejor que descansemos. ¿Quieres una Cherry-Cola?

Llevábamos horas, así que era normal que estuviéramos de los nervios.

—Sí, gracias.

Giró la silla de su escritorio y, sacó dos coca-colas con sabor a cereza de la pequeña nevera que tenía al lado del armario. Era genial tener eso en tu habitación, ya que podías beber lo que quisieras sin tener que ir a la cocina.

Sonreí al tener la lata, y la abrí tirando de la anilla.

La espuma del refresco empezó a salir descontroladamente, como si Troy hubiera movido la lata.

— ¡Troy!

La camiseta que tanto odiaba Daniel estaba mojada. Hasta los pantalones.

— ¡Lo siento!

— ¿Lo siento? Lo has hecho intencionadamente.

—No —apretó los labios, aguantando las ganas de reír. —Anda, quítate la camiseta.

— ¡Ja! —Aparté su mano. —Será mejor que me vaya.

—Hace frío, Freya. Ponte una de mis camisetas.

— ¡No quiero oler a ti! Me voy con mi ropa...—empezó a tirar de mi camiseta. — ¿Qué haces?

—Acepta mi ayuda, Freya. No seas cabezota —él no dejaba de tirar, y yo de apartarme de su lado. —Quítate la ropa...

Alguien repitió lo mismo.

— ¿Quítate la ropa? —Preguntó.

La vena del cuello le estallaría.

Dejé de mirar a Ethan unos segundos.

—Suéltame la camiseta lentamente —susurré. —Hazme caso, o Ethan es capaz de tirarse encima de ti.

Los dedos de Troy temblaron, pero el imbécil siguió tirando.

Ethan se acercó corriendo.


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