Ada y Eva ©️

By leisydiaz14

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«¿Cómo le explico a la gente que no es mi novio el que me hace feliz? Es ella.» * Eva y Kaleb son la pareja m... More

ღ Ada y Eva 2022 ღ
ღ Personajes ღ
ღ Booktrailer ღ
ღ Prólogo ღ
ღ Capítulo 1 ღ
ღ Capítulo 2 ღ
ღ Capítulo 3 ღ
ღ Capítulo 4 ღ
ღ Capítulo 5 ღ
ღ Capítulo 6 ღ
ღ Capítulo 7 ღ
ღ Capítulo 8 ღ
ღ Capítulo 9 ღ
ღ Capítulo 10 ღ
ღ Capítulo 11 ღ
ღ Capítulo 12 ღ
ღ Capítulo 13 ღ
ღ Capítulo 15 ღ
ღ Capítulo 16 ღ
ღ Capítulo 17 ღ
ღ Capítulo 18 ღ
ღ Capítulo 19 ღ
ღ Capítulo 20 ღ
ღ Capítulo Final ღ
ღ Epílogo ღ
ღ EXTRA [El primer día de Ada] ღ
ღ EXTRA [Marcas en ti]+18 ღ
ღ EXTRA [Vive y nunca dejes de sonreír] ღ
ღ EXTRA [El karma existe] ღ
ღ EXTRA [Después de Eva] ღ

ღ Capítulo 14 ღ

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By leisydiaz14

Eva

Ya son casi las 8 de la noche cuando termino de comer. Me quedo sentada en el sofá de la sala mientras mamá lava los platos en la cocina. Mi móvil suena y lo agarro rápidamente. Es un mensaje. Al leer el nombre del remitente, trago en seco.

Kaleb: Amor, hablé con Eric para lo del tatuaje. Como no pudiste hacértelo el sábado por culpa del campamento, te saqué otra cita para este fin de semana.

Maldita sea. Pensé que se le había olvidado. Yo lo había borrado de mi mente por completo. No tenía tiempo para pensar en eso.

Yo: Vale...

Kaleb: ¿Te pasa algo?

Me muerdo las uñas mientras leo el mensaje una y otra vez. Siento que hay algo mal, muy mal... Pero, al mismo tiempo, no quiero descubrirlo. Soy una maldita cobarde.

Escucho el timbre sonar y me apresuro en dirección hacia la entrada, olvidándome al instante de Kaleb.

Tomo una respiración profunda antes de abrir la puerta.

—Hola. —me saluda Ada al otro lado del umbral, agitando una mano levemente en el aire.

Por un breve momento me quedo embelesada por ella, por la forma en que me mira, por cómo sonríe de medio lado provocando que se le marquen uno de sus hoyuelos, por como un mechón de cabello rebelde le cae sobre la frente y hace que quiera colocárselo en su lugar, por la forma en que sostiene el asa de su mochila con ambas manos a la espera de que diga algo.

Oh, mierda. No he dicho nada.

—Hola. —hablo, al fin— Puedes pasar.

Ada se abre paso en mi casa y comienza a mirar todo a su alrededor como quién llega nuevo a un lugar que no conoce.

—Tú casa es preciosa. —inquiere, posando su mirada nuevamente en mí.

—Gracias. —sonrío algo inquieta.

—Hola. —exclama la voz de mamá entrando a la sala mientras se seca las manos con un paño— Tú debes ser Ada.

—Hola. Mucho gusto, señora. —la pelirroja cambia su tono de voz por uno cortés.

—Ay, no me digas señora, por favor. Me hace parecer muy mayor.

—Mamá, por favor. —murmuro entre dientes, algo avergonzada.

—Yo soy Mauren. La madre de Eva. —mamá es la que primero da un paso adelante para darle un beso a Ada en la mejilla, acción a la cual ella corresponde con cortesía— Te diría que mi hija me ha hablado mucho de ti, pero realmente no te conocía hasta hoy.

—¡Mamá! —exclamo, abriendo los ojos. ¿Cómo puede ser tan directa?

—No se preocupe señora. —inquiere Ada con una leve sonrisa— Nos conocemos hace poco, así que lo entiendo.

La pelirroja cruza miradas conmigo y luego añade:

—Tiene una hija increíble. —mis mejillas se calientan.

—Salió a su madre. —añade mamá— ¿Qué se puede esperar?

—Ya, mamá. Nos vamos a la habitación, tenemos muchas películas que ver.

Agarro a Ada del brazo con más fuerza de la pretendía mientras la conduzco por el pasillo, dejando a mi progenitora atrás.

—Solo por curiosidad. —comienza a decir Ada cuando llegamos a mi habitación— ¿Cuántas películas piensas que vamos a ver?

—Ja. —suelto una carcajada corta— Si supieras que no tengo ni idea. Puedes dejar tus cosas sobre la cama.

—Me gusta cómo está decorado tu cuarto. —confiesa mientras recorre con la mirada el lugar.

Reprimo una sonrisa. Es cierto que las pequeñas estanterías repletas de libros sobre mi escritorio, contrastan a la perfección con los afiches de bandas Kpop y doramas que tengo colocados estratégicamente sobre mis paredes. La variedad de colores es algo que me encanta.

Si hay un lugar en el mundo en el que puedo ser yo, es este.

Mamá nunca deja que Kaleb se quede a dormir conmigo, por lo que, él nunca ha entrado a mi cuarto. Siempre quedamos en su casa, dónde podemos estar con libertad.

Niego con la cabeza, olvidándome de su existencia, aunque sea por esta noche.

—A mí también.

—No sabía que te gustaba el Kpop.

—Y... —lo pienso por unos segundos y miento de la misma forma que hago cada vez que alguien me pregunta— No me gusta. Solo tengo estos posters porque se me hicieron bonitos.

—Oh. —Ada frunce el ceño. Pienso que va a dejar la conversación ahí, pero no— ¿Por qué mientes?

—¿Perdón?

—Tus expresiones te delatan. Eres un libro abierto, Eva. Al menos para mí.

Mi pulso se acelera de un momento a otro.

—No me gusta. De verdad. —intento sonar convincente— Te lo juro, por lo que más quieras.

—Tienes miedo, Eva. Miedo a ser tu misma.

—No me...

—¿Quién serías si no tuvieras miedo, manzanita?

No puedo responder a esa pregunta porque es algo que nunca pasará. Si quiero encajar en la sociedad, debo ser como los demás. Tengo que serlo. He pasado por mucho para rendirme ahora.

—Entonces... ¿Qué película vemos? —pregunto, cambiando el tema de la conversación.

Ada suspira. Pienso que va a insistir, pero, como siempre, no lo hace.

—Tengo una idea mejor. —se acerca hacia la estantería y saca el libro que me regaló hace unos días en la librería "El Encanto"— ¿Por qué no me lees?

—¿Qué? —mi pulso se acelera a más no poder.

—Nadie nunca me ha leído. —murmura con un tono casi melancólico que distorsiona la expresión en su rostro. No obstante, enseguida sonríe de nuevo.

—Pero... eso es un libro un poco... ¿Cómo decirlo?

—Erótico. —termina ella, levantando una ceja— Lo compramos juntas. ¿Recuerdas?

—¿Y quieres que te lea un libro erótico? ¿Aquí? ¿Ahora?

Ella se encoje de hombros e intensifica su sonrisa, como afirmando lo que dije.

—Eh... —cojo el libro de sus manos, un poco indecisa— Vale.

—Perfecto.

Camino hasta sentarme sobre mi cama con los pies cruzados y recostada al respaldar de la cama. Pienso que Ada se va a sentar a mi lado sobre el colchón, pero, al contrario, acerca la silla que estaba frente a mi mesa de estudio y la coloca a mi lado. No le pregunto por qué lo hace.

—¿Ya? —pregunto cuando ambas nos quedamos quietas y en silencio, ella asiente.

Entonces, comienzo a leer.

Hacía mucho tiempo que no leía en voz alta. Creo que no recuerdo la última vez que lo hice. Las palabras salen de mis labios precisas y con el tono que requiere la escena. Cuando era pequeña, hablaba con mi reflejo en el espejo y me montaba unos dramas de telenovelas, lo cual hace que sea más fácil darle emoción al libro y que no resulte soso.

Al principio, me olvido que Ada está sentada a mi lado escuchándome leer, porque me pierdo en las palabras concentrada en lo que está sucediendo en el libro. Pero entonces, llega la escena spicy y, cuando leo la frase "Quiero besarte..." me percato que no he besado a Ada desde que puso un pie en mi hogar y me muerdo el labio al pensar en ello.

A pesar de ello, continúo con mi lectura, esta vez, siendo más consciente de su presencia en mi habitación.

Coloca su mano sobre mi pierna desnuda y me sobresalto por un momento. El libro frente a mí, evita que vea su rostro y, por ende, que ella vea el mío. Cuando comienza a dejar caricias suaves sobre mi piel, el ritmo de mi lectura disminuye. No entiendo ni una palabra de lo que estoy diciendo y solo estoy concentrada en su tacto.

No dejo de leer, pero llega un momento en que no puedo ignorar el latido de mi corazón, mi pulso acelerado, mi piel ardiendo y el tener la garganta seca.

Suspiro cuando bajo el libro.

—¿Por qué no me besas de una...? —comienzo a decir, pero soy acallada por sus labios sobre los míos.

—No te resististe mucho, manzanita. —masculla a pocos centímetros de mí, con nuestras respiraciones entrelazándose.

La agarro por la blusa hasta que su espalda cae sobre la cama y me coloco encima de ella, con una pierna a cada lado.

—¿Qué puedo decir? Las tentaciones me pueden.

Ambas sonreímos. Pero no es una simple sonrisa, no. Es una de esas sonrisas que provocan que el mundo que nos rodea, desaparezca por completo. Solo la escucho a ella, solo la veo a ella y solo está ella.

—Sería feliz. —respondo a la pregunta que me hizo hace unos minutos, antes de que comenzara a leer. Ella frunce el ceño— Si no tuviera miedo y no tuviera que encajar con nada, sería feliz.

Me muestra una sonrisa triste justo antes de añadir:

No encajes, rompe el molde.

➷➹➷➹➷➹➷➹➷➹➷➹

Abro la puerta de mi habitación con la poca fuerza que me queda luego de un intenso día de clases sin parar. Lanzo la mochila sobre la cama y veo la hora que marca el reloj colgado en la pared frente a mí.

—Las 5 y cuarto. —bufo, odiando a la profesora por haber extendido el horario de clases solo para jodernos.

Me quito los zapatos, para luego caminar en dirección al baño mientras me deshago del uniforme que tanto odio. Cierro la puerta y me dispongo a darme una ducha para quitarme todo el sudor acumulado en el día.

Debajo del agua, mis pensamientos me transportan hasta el momento en que Ada y yo nos escapamos para besarnos en el huerto del colegio. Creo que eso es lo único que puedo rescatar del día de mierda que he tenido. Al principio quedábamos en los baños, pero decidimos que no era un buen lugar para darnos el lote a gusto por el mal olor que desprendía aquel espacio cerrado. Así que convertimos en huerto en nuestro lugar.

No sé qué es lo que me pasa con Ada, pero tampoco quiero buscarle una explicación. No por ahora.

Termino la ducha luego de unos minutos. Me envuelvo en una toalla y camino de vuelta a mi habitación. No obstante, me quedo petrificada al ver a la persona que se encuentra sentada sobre mi cama.

—¿Qué haces aquí, Kaleb? —pregunto algo inquieta, mientras me sostengo la toalla con más fuerza de la normal para que no se me caiga.

—Tu madre me dejó entrar. —indica sin apartar la vista del teléfono en sus manos.

—Oh...

Nuestra situación sigue sin haberse aclarado. Estamos juntos y no lo estamos. Es algo raro. Pero ninguno parece dar el primer paso para esclarecer nuestra relación.

—Yo solo voy a coger la ropa para cambiarme en el baño. —anuncio— Si quieres es...

—¿Qué carajos es esto, Eva? —su tono de voz cambia completamente a uno rabioso, mientras me enseña la pantalla de... ¿mi móvil?

—¿Ese es mi teléfono? —cuestiono confundida. ¿Cómo no me di cuenta que él tenía mi móvil en sus manos?

—¿En serio eso es lo único que te importa? —bufa— ¿Qué tal si miras con más detenimiento?

Acerco la vista, percatándome de que en la pantalla se proyecta la conversación mía con Ada en WhatsApp. Mis ojos se abren con miedo, las manos me tiemblan mientras sigo sosteniendo la toalla y el tiempo parece haber detenido su curso a nuestro alrededor.

—No es lo que parece. —Maldita frase cliché. ¿No se me pudo haber ocurrido nada más original? ¿Por qué mi mente está en blanco y no soy capaz de pensar con detenimiento?

—Ja. ¿Qué no es lo que parece? —escupe con un tono gélido en su voz.

Se pone de pie y yo comienzo a dar pasos en retroceso, automáticamente.

—Solo somos amigas. Lo juro.

—Aquí dice que se besaron.

—Solo fue un beso por accidente. —miento cuando el terror que siento habla por mí.

Mi espalda toca la pared, y Kaleb no ha dejado de moverse.

—Por favor...

Entonces él se ríe. Sus comisuras se elevan en una sonrisa, que no compagina para nada con la rabia que expresan sus ojos. Siento mis pies temblar y en estos momentos parezco una bolita frente a un monstruo.

Kaleb se da la vuelta en dirección a la puerta. Pienso que por primera vez se va a marchar, o que necesita pensar. Pero mis esperanzas se van por el desagüe cuando escucho el sonido del pestillo siendo colocado.

Sé lo que va a pasar. Estoy acostumbrada a ello. Por eso hago todo lo posible por esconderme dentro del baño. Pero antes de poder pasar el umbral, siento como agarran mi cabello y me jalan sin compasión alguna.

—¿A dónde crees que vas?

—Por favor, déjame ir por esta vez. ¿Sí? —suplico, mientras trato de que suelte mi pelo.

De repente, comienzo a escuchar una de las canciones de mi lista favorita, sonar a todo volumen, a través del equipo de música de mi habitación.

—No, no... —tartamudeo, aterrorizada.

En menos de un segundo, mi toalla cae, su ropa desaparece, mis ojos se empañan por las lágrimas, mi cuerpo duele, mi rostro enrojece, mi cama se baña de mi sangre y yo... yo me muero por dentro.

Mi mamá estaba abajo, pero yo no pude hacer nada. Él había cerrado la puerta para asegurarse que no escapara y había puesto la música a todo volumen para que nadie escuchara mis gritos. Estaba sola... como siempre.

—Espero que ahora ya tengas claro a quién le perteneces. —espeta Kaleb, mientras se cierra la cremallera del pantalón— Ni se te ocurra volver a dudar de tu sexualidad porque te lo recordaré cada vez que lo hagas con la follada de tu vida. ¿Te queda claro?

Me toma del mentón y yo asiento, como si fuese una marioneta.

—Deshazte de la sábana y maquíllate. —ordena— Pareces un fantasma.

Entonces desaparece de mi vista y mi alma vuelve a su cuerpo.

Me levanto de la cama, tambaleándome de un lado a otro, quito la sábana y la meto dentro de la bañera. Abro la ducha, dejando que el agua la cubra por completo mientras yo la restriego para quitarle las manchas de sangre que son un recordatorio de lo que acaba de pasar. La cuelgo sobre la cortina y dejo que el agua roja desaparezca por el desagüe.

Lleno la bañera nuevamente y esta vez es para mí.

Me restriego con fuerza y maldigo en voz alta, que el agua no pueda quitar mis golpes, pero sí la mancha de una tela. Es injusto.

La canción que antes era una de mis favoritas, ahora se ha convertido en el sonido de mis pesadillas y no para de resonar en mis oídos.

Escucho mi teléfono sonar sobre la cama, y suelto un suspiro. Salgo de la bañera sin tomarme el trabajo de secarme o envolverme en una toalla. Dejo que el agua descienda por mi cuerpo cada vez que doy un paso y que caiga en el suelo sin cuidado alguno.

Enciendo mi móvil y leo la notificación.

Ada: ¿Cómo estás, manzanita?

Y esa simple pregunta es suficiente para que me rompa en mil pedazos.

🍁🍁🍁🍁🍁🍁🍁🍁🍁🍁

¡Holiss!

Esta vez la nota será corta porque ando depre... no quiero hablar mucho, y si a eso le añadimos que tuve que editar este capítulo tan doloroso a pesar de que me sentía fatal, pues ahora estoy peor.

Lo siento, en serio.

Pregunta Random: ¿Qué hacen cuando necesitan fuerzas para vivir?

XOXO

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