"When I look into your eyes, It's a sight I can't describe."
Martes 14 de Noviembre del 2017
El pequeño incidente de aquel día fue resuelto y por la insistencia de Oliver tuvo que quedarse con él, arruinando mis planes de llevarla al departamento y no dejarla ir hasta que tenga suficiente de ella diciendo que está enamorada de mí y tal vez que aceptará que Oliver no le gusta y solo está perdiendo su tiempo.
Llegué a casa con más ganas de romperle la cara, celoso y frustrado por el hecho de saber que estaba con él y lo único que me reconfortó fue un mensaje que no sabía que necesitaba hasta que llegó.
"Estoy enamorada de ti, Niall Horan."
Me quede mirando el mensaje por unos cuantos minutos con una sonrisa tan idiota sobre mi rostro pero que no podía importarme menos.
Y hoy por la mañana lo único que quería era ir por ella y no soltarla hasta que fuera inminente, quería ponerle título a esto, pero mis pendientes me obligaron a tener que retrasar aquello hasta la tarde y por mucho que mi cabeza corría entre las opciones nada parecía ser lo suficientemente bueno para marcar aquel momento.
[...]
La lluvia arreciaba la ciudad arruinando cualquier plan que hubiera pensado para que aquel momento fuera lindo y memorable, mis ojos no dejaban de mirar el agua caer a través de la ventana y la idea de cancelar nuestra salida surco por mi cabeza mientras maldecía por centésima vez al clima.
Fruncí el ceño cuando llamaron a la puerta, miré la hora en el celular solo para asegurarme de que no se me hubiera echo tarde.
—Lamento no haberte llamado antes de venir —mi confusión fue mucho mayor al verla y me dio una pequeña y tímida sonrisa.
—¿Qué paso? —me hice a un lado, dejándola entrar y sin dejar de reparar en su bonito rostro.
—Hay mucha tensión en casa de Julia —dijo con simpleza, aunque sabía que hay mucho más de fondo—. Salí de ahí y el primer lugar en el que pensé fue este.
La mueca en sus labios me hizo negar, no había ningún problema en que me viera como su primer refugio.
—Saldremos a cenar.
—El clima esta horrible —frunció el ceño y me encogí de hombros.
—¿O quieres que pidamos algo? —me miro a los ojos y dudo su respuesta.
—Hagamos lo que tú quieras —una sonrisa se formó en sus labios y pude notar el cansancio en sus ojos.
—Pediremos comida, lo que tú quieras y nos sentaremos a ver una película ¿sí? —asintió y por alguna razón me sentí en la necesidad de envolverla entre mis brazos.
No dudo en corresponderme y dejé un beso sobre su frente al mismo tiempo en que disfrutaba de su calor y la manera en que se aferraba a mí.
—Me gustas mucho Amelia —las palabras salieron sin pensar, genuinas y haciendo mi corazón latir con fuerza.
—¿Enserio? —levantó su rostro y apoyo su mentón en mi pecho mientras la sonrisa se formaba en su rostro, asentí—. También me gustas.
Dejé un beso sobre sus labios, tomando todas mis fuerzas para no besarla como quiero.
—Pediré la cena —asintió antes de alejarse y caminar hasta el sofá mientras yo tomaba el celular y buscaba el número de algún restaurante.
Llamé a uno y pedí la cena mientras buscaba en la cocina las cosas que necesitaríamos, había una sensación dentro de mí, la necesitaba de hacer algo, pero mi cabeza me decía a gritos que aún no era el momento.
[...]
Media hora después ambos teníamos un gran plato con sushi entre nuestras manos, la luz de la televisión iluminaba el lugar y el sonido de la película nos envolvía.
—Harry es muy bueno —murmuró antes de llevar un trozo más a su boca.
—Lo es —dije observando la escena—. No la había visto, no voy a mentirte.
—¿Enserio? —por un momento dejo de mirar la película y se centró en mí.
—Enserio —aseguré—. Fue solo para molestar, le dije que no la vería así que cada vez que nos vemos sus primeras palabras son "¿has visto la película?"
—Ha de ser divertida la manera en que se exaspera —reí completamente de acuerdo con lo que dijo.
—Lo es, un día te lo presentaré —presionó sus labios en una sonrisa, como si intentará disimular el sentimiento.
—Seguramente es muy agradable —murmuró y volví a asentir de acuerdo con ella—. Juguemos algo, vamos.
Terminó con lo que había en su plato y lo dejó frente a nosotros.
—¿Qué cosa? —fruncí el ceño y dejé mi plato junto al suyo—. No tengo juegos de mesas.
—¿Ni uno? —me miró como si fuera la persona más rara del mundo y negué—. Bueno acabas de tachar la única cosa que podríamos hacer.
—Podemos jugar a besarnos y el que se separé primero pierde —dije con naturalidad, sus ojos se abrieron y el calor subió por sus mejillas.
—¿Y que gana el otro? —intentó sonar tranquila.
—Un beso del perdedor —levanté una comisura de mis labios y le fue imposible no sonreír.
—Es un ganar-ganar —asentí y negó.
—¿Por qué no? será divertido.
—¿A cuántas les has propuesto el mismo juego? —entrecerré los ojos, sintiéndome ofendido, pero intentando no demostrarlo.
—Solo a ti —no mentí, la observé analizarme y cuando pareció estar segura lamio su labio inferior—. Vamos, solo será un beso, dos a lo mucho.
—Eres un tonto —negó y tomó los trastes sucios para llevarlos a la cocina.
No dude en levantarme y la seguí con algunas cosas más en mis manos, dejo todo en el bote de basura y la detuve cuando vi sus intenciones de lavar los pocos trastes sucios.
—Deja ahí, yo lo haré —di un paso al frente, buscando acorralarla.
—No tardaré mucho, no me gusta que queden trates sucios —murmuró, podía jurar que su piel se erizo cuando di otro paso.
—Pueden esperar un poco —aseguré cuando puse mis manos a ambos lados de ella y me incliné un poco.
—Niall —balbuceo, rocé mi nariz con la suya un par de veces, sus manos tomaron mis hombros y soltó un suspiro cuando dejé un casto beso en sus labios—. Deberíamos... tal vez.
No la dejé seguir hablando por que tomé sus labios entré los míos, al instante se relajó y se dejó llevar por el beso con sus manos enredadas en mi cabello y mi cuerpo pegado al suyo.
—Quédate esta noche, no tienes por qué volver al desastre que hay haya —murmuré antes de volver a besarla intentando persuadirla.
—No puedo —balbuceó aun con mis labios moviéndose contra los suyos, tomé de su cintura y la subí a la barra para colocarme entre sus piernas.
—Si puedes, no haremos nada —me separé un segundo y sus ojos vieron los míos intentando encontrar la respuesta.
—¿Qué estamos haciendo? —murmuró pasando sus manos hasta mi pecho y siguiendo con sus ojos el recorrido.
—Besándonos —fruncí el ceño y me acerqué para volver a besarla, pero se echó hacia atrás.
—No Niall, me refiero a... —sus mejillas tomaron un fuerte color rojo y supe a donde iba esto—. Tu y yo.
—Sin duda tenemos algo —puse mis manos sobre sus muslos y le di una sonrisa, tomé su cintura y la empuje hacia mi e hice que enredada sus piernas en mis caderas para llevarla al sofá y dejarnos caer.
—¿Qué es? —habló mientras se acomodaba sobre mí y yo la miraba con una sonrisa.
—Se mi novia.
—¿Qué? —sus ojos fueron a los míos, no podía descifrar la expresión en su rostro, pero me mantuve calmado a la espera de su respuesta.
—Mira, disfruto la soltería, pero quiero mimar a alguien, tener momentos empalagosos, alguien con quien hablar y también pelear —arrugue mi nariz—. Quiero querer a alguien y que también me quiera ¿no te pasa?
Soltó una risa al escucharme citar sus palabras.
—Entiendo —el brillo en sus ojos removió algo dentro de mí y mi corazón latió con fuerza.
—¿Entonces? di que si —pedí.
—Si Niall, seré tu novia —esbocé una sonrisa y me incliné sobre ella, tomando sus mejillas y besándola de nuevo.
—Eres demasiado buena para ser toda mía —susurré sobre sus labios antes de dejar unos besos por sus comisuras.
—No llevamos ni un minuto en esto y ya comienzas a reclamarme —soltó una risa antes de morder mi labio inferior.
—Yo soy tuyo, solo tuyo. Nunca lo dudes —aseguré, sus mejillas se volvieron más rojas si es que era posible y una sonrisa se formó en mis labios.
Me incline de nuevo a ella besándola esta vez con devoción, con ternura y tranquilidad.
Nos quedamos ahí por un rato, entre besos y suaves e inocentes caricias mientras se mantenía debajo de mí.
—Niall —murmuró al tiempo en que se separaba de mí solo unos centímetros—. Debo irme.
—No —me quejé mientras bajaba mis labios por su mentón—. Quédate —susurré sobre la piel de su cuello.
—Pero... —mordí la piel de su cuello y cerró los ojos con fuerza.
—¿Por qué tener que ir a aguantar todo eso si puedes quedarte en casa de tu novio? —besé su mejilla y la miré expectante.
—No tengo ropa aquí —balbuceó, sus dedos se enterraron en mi espalda cuando bese su oreja y suspiró.
—Te prestaré algo —dije al instante y mi sonrisa se hizo más grande cuando asintió.
Me besó una última vez y se levantó, fruncí el ceño y no tuve otra opción más que seguirla hasta la habitación.
—Es muy temprano para ir a dormir, apenas y serán las once —comencé a quejarme y me detuve en seco cuando creí comprender—. ¿Tanto así me deseas?
Sus mejillas se encendieron y la sonrisa egocéntrica se formó en mis labios mientras la tomaba por la cintura.
—No seas tonto, solo quiero ir al baño —me crucé de brazos—. Y estoy con mi período, nada va a pasar.
Hice un mohín, se dio media vuelta y entro a la habitación dejándome ahí plantando frente a la puerta. Solté un suspiro y entre a la habitación dejándome caer sobre la cama y cerrando los ojos por unos segundos.
—Pensé que era muy temprano para dormir —la escuché murmurar un minuto después y me acomodé sobre la cama.
—Lo es, pero quiero ser un novio responsable y llevarte mañana a la escuela —camino hasta mi—. Así que eso significa dormir bien, vamos.
Me levanté y entre al armario, tomé una camiseta y volví hasta donde ella estaba sentada en el sofá de la esquina de la habitación, con las piernas contra su pecho y su celular en la mano.
—No te preocupes... Sí, pasaré la noche con Niall —sus ojos chocaron con los míos y levanté una ceja—. Dios, Julia... mañana hablamos.
—Te traje esto, aunque si quieres buscar algo más puedes ir al armario —hable cuando colgó y tomo las cosas dándome una sonrisa—. Dejaré que te cambies.
Salí de la habitación mientras sus mejillas tomaban color, me aseguré de apagar las luces en la sala y lavar los contados platos sucios antes de volver a la habitación.
—Dormiré en el cuarto de al lado, por si necesitas algo —dije después de haber tocado la puerta y encontrarla tomando su cabello en una coleta.
—¿Cómo? —su ceño se frunció y sonreí.
—Voy a dormir en otra habitación, solo venía a avisarte —murmuré y negó.
—Pensé... —titubeó—. Yo... pensé que dormiríamos juntos.
—¿Quieres eso? —mordisqueo su labio inferior—. No pienses que por ser mi novia es una obligación que durmamos en la misma cama, si aún no quieres o no estás lista para hacerlo lo entiendo.
—Quiero dormir con mi novio —me fue inevitable sonreír—. Claro, si tú quieres.
—Sería todo un honor —terminé de adentrarme en la habitación y camine hasta ella—. ¿Qué lado quieres?
—El que sea está bien para mí —me miro a los ojos y nos mantuvimos en silencio por unos segundos—. Izquierdo.
Sonreí y dejé que se metiera bajo las sábanas, camine hasta el armario, me quite la ropa y termine optando por pantalones deportivos.
Me metí bajo las sabanas, apagué la luz y quedamos frente a frente, podía verla a pesar de la penumbra y su sonrisa estaba presente.
—Gracias por dejar que me quedé —murmuró y no pude soportar más las ganas de llevar mi mano a su mejilla.
—No me des las gracias por nada —me acerqué un poco más, analizando su reacción y sonreí cuando cerró los ojos por un segundo y busco más de mi tacto, esto era demasiado bueno para ser verdad—. Puedes venir cada que quieras.
—Gracias —murmuró y sentí su mano ir a mi costado para después pasar a mi espalda y quedarse quieta—. ¿Me abrazaras como un buen novio?
—Haré todo lo que me pidas —aseguré dejando un beso sobre sus labios.
No perdí más eltiempo, jale de ella contra mi pecho y la mire acomodarse gustosa mientrasenvolvía sus piernas con las mías y la escuchaba soltar un suspiró.