Esa noche como las anteriores me encontraba en la enfermería cumpliendo mi castigo junto a Harry. En lo que iba de la noche habíamos estado leyendo y hablando como un par de amigos, sin insinuaciones, ni propuestas intensas. Solo platicando y no me quejaba.
La voz de Harry era tan tranquila y aterciopelada. Oírlo era como una caricia sutil a mis oídos. Transmitía paz, seguridad, tenía esa gran capacidad de hacer que todo mi mundo se paralizara y girara entorno a él. Su pijama de pequeños leones le daba ese aspecto tan tierno, las velas alrededor iluminando su rostro, con sus preciosos ojitos azules pegados a las hojas de aquel libro que sostenía en sus manos, de piernas cruzadas sentado en la camilla frente a la mia, tan concentrado, serio, ajeno.
Yo en mi lugar estaba sentada de la misma manera, observándolo por encima del encuadernado de mi libro, hasta que su mirada se encontró con la mía.
-¿Pasa algo?- preguntó.
-No, es que tienes un moco.- mentí y volví mi vista al libro.
Supe que se levantó porque su camilla rechinó y escuché sus pasos acercándose a mi. Sentí como delante de mi el peso el colchón se hundió, él se había sentado.
-¿Puedo?- señaló el puesto a mi lado, dando a entender que quería sentarse a mi lado.
-Claro.- me hice a un lado y él se incorporó en el lugar, volteó a mirarme y fijó su vista en mi libro.
-"Me creía rico con una rosa única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria."- leyó él en voz alta para ambos, lo repitió con cierto detenimiento dándome a entender que algo no le agrada en esa frase -Me parece mal, le dijo ordinaria a su rosa.- exclamó claramente disgustado.
-¿No has leído "El principito"?- movió su cabeza en respuesta -Lee un poco más adelante.
-"Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan especial"- su expresión se tornó en una de iluminación, como si ya lo hubiera entendido -Ah, entonces es el tiempo que pasamos juntos lo que te hizo tan especial para mi. Entonces valió la pena romperme la nariz.
Abrí mis ojos de par en par desapegándolos de las páginas que leía para voltear a mirarlo.
-¿Tú mismo té rompiste la nariz?- soné horrorizada -Harry eso es...- me interrumpió.
-Fue una locura, lo sé, pero no tenía un excusa para hablarte y tampoco había otra manera de que quisieras escucharme.
La imagen de Harry dándose contra una mesa me aturdió y se podría decir que hasta me hizo gracia.
-¿Al menos puedo saber con que te la rompiste?- pregunté tratando de ocultar una carcajada.
-Digamos que las paredes de este lugar son bastante... duras.
No pude evitar reírme y él hizo lo mismo.
-¿Cuantas veces te tuviste que estampar contra los muros?
-Creo que tres... es que mi nariz al parecer está fortalecida de tanto que me la he roto antes.- se encogió de hombros.
Seguí riéndome por la imagen mental pero el ruido de la puerta abriéndose me trajo a la realidad. Era Ron, venía en pijamas y despeinado.
-¿Pasó algo, Ron?- preguntó Harry preocupado.
-Tengo una duda.- el chico llegó con nosotros y se sentó en una silla al lado de la camilla. Cuando detalle su cara note que tenía cierta expresión de terror, como si lo hubieran asustado de una menta horrible.
-Te escuchó.
-Tú has hecho... ya sabes, eso...
El azabache lo miro por un momento confundido hasta que creyó captar la referencia.
-¿Sexo...?
-No, yo he tenido sexo, Harry. No soy un virgen, me refiero a la otra cosa...
Potter no entendía y el pelirrojo no se le veía ni la más mínima intensión en expresarse libremente, así que, me vi en la obligación de intervenir.
-¿Sexo oral?- solté sin tapujos, ambos voltearon a mirarme -Harry lo ha hecho, si. La pregunta es... ¿tu por qué quieres saberlo?- le lance una mirada y sonrisa cómplice haciéndolo sonrojar.
-¿Ustedes dos se han hecho eso?- preguntó, pero él azabache y yo no respondimos. Y al parecer él se lo tomo como un "Si" -¡Por las tangas de Merlín!- exclamó perplejo.
-Pero no creo que estés aquí solo para saber de mi vida, sé que quieres preguntar algo más.- respondió, Harry.
-Bueno yo... quiero... emm, que tú...- tardaba mucho en hablar, entonces interrumpí.
-Quiere que le digas cómo se hace.- Ron me miro con una cara de "¿Por qué tienes que ser tan directa?" y yo le dedique una en respuesta trasmitiéndole un "Porque tardas mucho en hablar."
Potter trago saliva por lo incómodo del momento. Pensé que no respondería por lo mucho que estuvo maquinando las respuestas en su mente. Cuando iba a aclarar la duda de Ron el azabache se dignó a hablar.
-Bueno eso no es algo que debas conversar conmigo, es más con la persona que vayas a hacerlo. Cada chica tiene debilidades que las conducen más rápido al orgasmo. Conozco una chica que tiene una fuerte debilidad por lo besos húmedos por todo su cuerpo.- con el codo me dio un pequeño empujóncito por lo que entendí que se refería a mi -Solo preocúpate por ubicar el punto débil en... esa zona y ir variando la intensidad. Tampoco te pases con la velocidad, el ritmo lo marca ella: basta con interpretar las reacciones que provocas en su cuerpo.
-¿Ahora eres maestro de educación sexual o qué?- le pregunté mirándolo con cierto asombro.
-Y una preguntas más, Harry. Eso... ¿sabe bien?
Potter y yo volteamos a mirarnos, no supe la razón exacta pero luego él respondió.
-Pues...- se aclaró la garganta tratando de mantener la compostura seria -Depende de la alimentación de la chica, puede ser: amargo, agrio o suave, casi sin sabor.
-¿Has probado los tres?- inquirió, Ron.
Harry se rascó la nuca y luego respondió -Solo he probado a una chica y creo que no es justo que te cuente tan afondó mi intimidad. Con la información que te di es suficiente.- no respondió de la gana al pelirrojo, fue hostil pero sin dejar de sonar firme y prudente.
El pelirrojo asintió y se dirigió hacia la puerta, pero antes de salir me sentí en la obligación de jugarle una broma:
-¡Buena suerte, lengua loca! Ojalá y a la primera lamida se corra ¡¡amén!!
Me fulmino con la mirada. Harry y yo reímos hasta que él se fue.
-Quien diría que te volverías todo un profesional.- bramé al azabache.
-Ni siquiera sé si lo hago bien.
Lo haces de maravilla, quisiera que me lo hicieras en este preciso momento y luego...
Lo pensé pero no fue lo que respondí.
-Tienes razón. Merlin sepa quien puede confirmar esa información.
Volví mi vista a mi libro y mi desconcentración se fue cuando una palma caliente se posó en la mitad de mi muslo, Harry. Lo hizo de una manera tan superficial como si buscara mi aprobación, que yo estuviera de acuerdo con lo que pretendía hacer. No me queje ni moví como muestra de aceptación y eso bastó para que su mano empezara a subir peligrosamente por mi pierna.
Vestía un short a la mitad de los muslos y una camisa de tirantes como pijama. Se lo puse más sencillo todo ya que su palma plantando caricias por mi descubierta piel cada vez subía más, acercándose a mi centro. Sentí una presión por la parte baja de mi abdomen, un cosquilleo y una fuerte punzada cuando el meñique de la mano del azabache levantó la orilla de mi short y empezó a trazar caricias por encima de mis bragas.
Mi humedad iba incrementando por el contacto y podía jurar que él lo sabía. Se inclino hacia mi y plantó su cara en mi cuello, succiono mi aroma como si necesitara de él para respirar. Sintomáticamente cuando sus labios rozaron contra la piel de mi cuello todos mis sentidos se debilitaron, su lengua trazó un húmedo camino hasta mi oreja y ahí él mordió el lóbulo. Cruce mi cara ya que mis labios exigían con desespero los suyos, él empezó un castigo tortuoso yendo poco a poco, beso a beso por todas mis mejillas hasta llegar a mis labios.
Cuando entramos en contacto para unirnos en un beso sentí como las mariposas en mi estómago revolotearon. Cuando me besaba sostenía mi cara entre sus manos, como si fuera la luna.
Lo tome de la nuca y lo apegue más a mi, mis hormonas iban incrementando a la velocidad de una snitch dorada en pleno partido de quidditch.
Abrí levemente mi boca y sin previo aviso Harry metió su lengua haciendo contacto con la mía, se sentía suave y cálida como siempre. Con los ojos cerrados me concentre en cada una de las sensaciones que estaba experimentando pero eran tantas que ni siquiera encontraba palabra que describiera todo aquello. El beso fue húmedo, necesitado, repleto de ansias de ir por más y lo íbamos a hacer, hasta que una voz interrumpió nuestro momento, Blaise.
-¡Ulalaaa! ¡Vamos, amiga! ¡Traspásense con esa lengua! ¡Que no quede ni un diente sucio! ¡Tatúale tu nombre en las encías! ¡Lo que sea necesario para que ninguna zorra te lo quite!- esa ráfaga de oraciones motivacionales fueron gritadas por mi mejor amigo desde la puerta de la enfermería.
El azabache y yo nos separamos de golpe. Y volteamos a ver al moreno sonriente que disfrutaba de la escena como un espectador en plena obra de teatro.
Me acomode el cabello y Harry se reincorporó en su lugar.
-¿Que haces aquí, Blaise?- pregunté evadiendo por completo todo lo que me había dicho anteriormente.
-Estaba aburrido, con insomnio y pensé en venir a visitar a mi enana favorita,- volteó a ver a Potter a mi lado -pero al parecer ya estabas muy ocupada.
Le dio la vuelta a la camilla yendo hacia el lado de Harry, esta vez para hablarle a él.
-Mira nada más.- exclamó, Zabini mirando fijamente a la entrepierna del pantalón del azabache -¡se despertó la Potterconda!- reprimí una risa porque era verdad, Harry se sonrojó hasta más no poder y salió del lugar a paso acelerado sin decir nada más.
-Blaise...- dije en un tono regañón.
-Lo sé, lo sé.- levanto sus manos como señal de paz -peeero al ser tu mejor amigo me veo en la inevitable obligación de interrumpirte en momentos buenos. Además, te hice un favor.
-¿Favor?
-Dumbledore iba a venir a hablar con Potter, me preguntó dónde podría estar y supe que estaría aquí, le dije que yo vendría porque los conozco y sé que son un par de hormonales y prefería tomar el riesgo de captarlos yo cometiendo el acto del coito a qué te viera tú abuelo en plena acción.
Negué sacudiendo mi cabeza mientras pensaba que ese chico no tenía remedio.
-¿Y para que busca mi abuelo a Harry?
-Ni idea, no sé ni siquiera lo que cene hoy ¿y me voy a estar acordando de las razones por las que me dijo que lo llamaba?
-Pero no le dijiste a Potter que lo buscaban.
-También lo olvide, cuando vuelva le digo.