A Z U L
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Se siente raro cuando comienzas a sentir que un lugar que antes te resultaba aterrador y desconocido ahora lo ves como un hogar. Tu refugio donde esconderse como una tortuga ante el peligro o simplemente el sitio donde te tiras delante de un televisor a ver series hasta las tantas de la madrugada sin sujetador. Comenzaba a odiar esa parte de tener que convivir como una simple humana, los sujetadores eran la peor tortura desde que los uso, pero con ayuda de Melione y Diana logre ajustarme a unos que se acomoden mejor a mi cuerpo. Sin embargo, no negaré que cuando me quito el sujetador al llegar del liceo y me paseo por la casa con algunas de las remeras que le robe a Anker antes de venir, es la mejor sensación del mundo.
Hablando del príncipe hace unos días que le levantaron el castigo y volvió a venir al liceo en su motocicleta, que era de su padre cuando era joven según me contó. Me alegré mucho de que su castigo ya esté levantado, quise invitarlo nuevamente al restaurante de Emma, pero me quedé callada cuando él a la hora del almuerzo invitó a Bunnie en plan amigo a ese lugar. Me alegro muchísimo que ella aceptara, ver la sonrisa de Anker me puso feliz, pero fue totalmente eclipsada por el nudo que se me formó en el estómago. Esta misma tarde fue su salida y me sentí incómoda todo el día, como si no encajara en esta rutina vacía y sin sentido. Lloré en el jardín de Perséfone antes de que el dios Hades me encontrara, solía dar paseos por la tarde en el jardín de su esposa para recordarla a través de sus bellísimas flores.
—¿Vamos a hablar de por qué llorabas o seguiremos viéndonos las caras mientras comemos helado? —me cuestiono el dios de los muertos llevando una cucharada de helado a su boca, estábamos sentados en la isla de su cocina solos porque Melione estaba en casa de uno de nuestros compañeros haciendo un trabajo en equipo para la clase de ciencias.
—No sé qué decir, estaba llorando, pero no sé ni porque y si extraño mi hogar y a mis hermanas, pero esta vez me siento vacía. Tengo la sensación de que no termino de encajar en esta rutina, no soy humana, no debería ser la protagonista de una historia mundana. Yo soy una espectadora, una que ahora que es el centro de las miradas se siente muy confusa y vacía —puntualizó soltando un suspiro melancólico, lleve una cuchara de helado de nuevo a la boca e intente retener las lágrimas que amenazaban con salirse nuevamente.
—Entiendo. Todavía no comprendes el porqué estás aquí. Azul no deberías presionarte tanto en analizar el ¿por qué estás aquí?, intenta buscar el ¿para qué? —asegura el rey del inframundo señalándome con la cuchara antes de agregar —Es como dijiste ahora eres una protagonista, muchas veces los protagonistas no saben que carajos hacer con su vida. Por lo que no te sientas mal por no saber cuál es tu propósito —aclaró el rey llenándose la boca con helado. Una vez más el dios de los muertos me había hecho entrar en razón y me ayudó en mi pequeña primera crisis existencial.
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Las piernas me temblaban, me seguía viendo al espejo y no me resultaba familiar para nada la persona que estaba reflejada. Traía puesta una falda corta en color rosa claro, enseñando algo de mis mulos en tres cortes que tenía en el lado derecho. Un top blanco y por encima de eso una blusa transparente con bordados de algunas hojas pequeñas y flores. Tacones negros y un bolso a juego. Mi cabello estaba planchado recogido hacia un lado, el maquillaje no era para nada sutil y me gustaba como me quedaba me hacía sentir bonita. Esta era la primera fiesta a la que asistía y Melione no podía estar más contenta de que haya aceptado ir sin ponerle peros.
—Azul estoy lista ya podemos irnos —comenta la princesa entrando en mi habitación, se estaba terminando de colocar unos aretes en las orejas. Estaba preciosa, un vestido corto rojo vino, con escote en v que se ataba a su cuello, con mangas que enseñaban los hombros y un cinturón negro con doble hebilla que marcaba muy bien su cintura. Traía puesta unas botas largas de color negro que le daban un toque muy sexy a su estilo. Se había hecho una trenza rodeando su cabeza conformando una corona y el maquillaje era oscuro y lo que más destacaba eran sus labios rojos, contrastando con su pálida piel.
Salimos a escondidas de la casa por miedo a que el papá de Mel nos pillara y nos tengamos que quedar en la casa, esta es mi primera fiesta en casa de Colín por lo que había oído son bastante locas. Fuimos en su coche hasta la casa de Becca que nos esperaba con Sam en la puerta de su mansión, las dos estaban viendo hacia la casa ocultas entre las sombras de las murallas procurando que no le dieran directamente las farolas de la calle. Melione estaciono lejos de la entrada y ambas corrieron al coche metiéndose prácticamente de un salto y pidiendo que arranquemos antes de que cerraran las puertas. Se estaban riendo cuando se acercaron a través de los asientos traseros ofreciendo una botella que tenía un olor bastante fuerte.
—Prueba esto Azul te animará, es vodka, un absolut ruby red sabe delicioso —habla con la cabeza entre los asientos Sam ofreciendo nuevamente la botella en mi dirección. Poco convencida tomó un trago de la botella, sabía amargo, pero al final tenía un gusto agradable y con un poco de asco se lo devolví a Samanta que se rió junto a Rebecca.
—Acelera Mel, necesito emborracharme esta noche, la señorita perfecta quiere ser una niña mala —escucho que dice Becca tomando un largo trago de la botella que le di a Sam, la otra castaña estaba bailando la canción que estaba puesta en la radio y la princesa le siguió cantando la canción a coro junto a Melione que no dejaba de reírse de sus amigas.
Me relaje bebiendo otro poco de esa botella y riéndome de las cosas que las chicas decían intentando seguir la canción que cantaban, pero terminamos estallando en carcajadas al ver que apenas si lograba decir bien la letra. La música se apagó de golpe cuando frenamos en una casa grande, donde salían muchas luces de colores y música que retumbaba desde adentro. Al salir Samanta se cayó de rodillas en la acera y Rebecca de trasero al suelo al intentar salir de espaldas del auto, Melione las ayudó y ambas se arreglaron la ropa recuperando la compostura entraron en la casa bebiendo más de la botella. Siguiéndolas entré en la casa cerrando detrás de mí, lo primero que contemplé fue a muchas personas hablando, bailando y riendo. Todos tenían vasos en las manos, latas de cerveza o botellas. Intenté seguir a mis amigas, pero una mano rodeando mi muñeca me detuvo, me giré intentando zafarse de esa mano, pero me detuve cuando observé un rostro familiar.
A N K E R
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La campana del restaurante de tía Emma sonó, el tintineo me hizo tensar cada fibra de mi cuerpo, me giré con lentitud tratando de contener el manojo de nervios que era en ese momento. Nada más verla sentí una calidez en el pecho, su sonrisa amigable iluminó todo a nuestro alrededor y la vi acercarse mientras saludaba con la mano a la tía Emma que atendía una de las mesas. Bunnie se sentó frente a mí con una sonrisa sincera, los nervios que tenía se calmaron y por primera vez en mucho tiempo me alegré de verla porque en verdad parecía estar feliz.
—Perdón por llegar tarde, vine de ver a Maddy aún no termina de aceptar del todo que vivo con mi madre —confiesa ella apoyando sus brazos encima de la mesa, se la veía relajada, tan diferente a lo tensa que estaba hace un año y pensar que no preste atención a esas señales.
—Descuida, llegué un poco tarde también. Fue todo un triunfo quitarle las llaves de la motocicleta a mi madre —bromeó viéndola reírse, la verdad es que mi madre no me quiso dar las llaves cuando le dije a dónde iba y con quien me vería.
—Mmm... Sigue odiándome por haberte lastimado ¿verdad? —cuestionó ella borrando por un segundo su sonrisa, se notaba incómoda, pero lo disimuló cuando Kevin se acercó a nuestra mesa para atender nuestro pedido. Él tampoco disimuló demasiado la extrañeza de verme con Bunnie, de igual modo nos atendió como si fuéramos unos clientes más, de lo contrario su madre lo mataría.
—¿Qué tal llevas eso de vivir ahora con tu madre? —preguntó apoyando mi espalda en el asiento, cruzando los brazos intentando parecer relajado, aunque los sentimientos por Bunnie eran fuertes cada que la veía, desde que tuvimos aquella charla en las escaleras del liceo fue como si cerrara un capítulo doloroso en nuestra quebrantada relación. Para abrir un nuevo capítulo, un comienzo nuevo donde ambos estábamos poniendo un esfuerzo por volver a componer nuestra amistad sana, sin rencores o malentendidos.
—Sigo adaptándome a la nueva rutina, pero estoy feliz y mamá pasa mucho tiempo conmigo, siempre quise esto. Aún no hablo mucho con papá seguimos asimilando todo lo que paso con la madre de los perdidos y Avril, pero no me quejo, algo que sí extraño son los viajes en autobús con Lila —responde con naturalidad, haciendo que el ambiente tenso se disipara de a poco y por un segundo volvimos a lo que éramos antes de que esta brecha se abriera entre nosotros. —¿Y has hablado con Azul?, la noté un poco cabizbaja estos días no quise interrogarla porque creo que no le caigo muy bien —aseguró la morena desviando su mirada hacia afuera, los enormes ventanales del local dejaban una buena vista hacia la calle. No había mucho para ver, pero era una buena manera de esquivar la mirada de otra persona para no sentirte incómodo y eso era lo que estaba haciendo Bunnie.
—No, ni siquiera la noté triste. Creo que estuve muy metido en mis cosas para fijarme en lo que le pasaba a Azul, supongo que mi falta de atención la hizo sentirse aún más sola —murmuro divagando entre mis pensamientos —Bunnie no creo que le caigas mal, solo que no te conoce y esa pequeña estrella es muy desconfiada. Extraña a sus hermanas, su hogar y su vida en el cielo, no te odia solo es cuidadosa. Intenta hablar con ella sin parecer que le tienes lástima, sé tu misma con ella Bunnie y Azul no te rechazara —intentó animarla, la verdad es que ahora que lo pensaba no estuve muy presente para Azul estás últimas semanas. Retomando la charla con Bunnie, nos entretenemos durante un rato hasta que acabamos nuestros pedidos y cada quien se marcha a su hogar. No me queda un sabor amargo de esta reunión, si bien aún persisten esos sentimientos dolorosos, ya no se sienten tanto como antes.
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Resoplo por quinta vez en aquella noche, la fiesta en casa de Colín era animada es verdad, pero no me sentía como en casa, prefería estar en mi casa comiendo frituras y viendo una maratón de The vampires diaries. Una pareja pasó por mi lado empujándome mientras se dirigían a la pista de baile, el vaso con la bomba de alcohol que tenía se me derramó un poco en el suelo. Maldije en voz baja, ese empujón solo me dio el incentivo para irme de aquella fiesta, no podía seguir contemplando como mi tío Tadeus era el centro de atención y de risas que le robaba a todos incluida su novia Bunnie. Harto de ser un mueble más en aquella fiesta descarte el vaso con mi bebida dándosela a alguien que me la arrebata y me apresure a ir a la puerta esquivando personas.
Cerca de la puerta me detengo al ver a cierta rubia intentando pasar entre un mar de personas, con sus ojos curiosos observando todo tratando de seguir a alguien que se perdió entre las personas. Apartando personas logró tomarla de la muñeca, ella se giró extrañada, pero una sonrisa enorme apareció en su rostro junto a un brillo peculiar que iluminó su rostro pero no demasiado como para llamar demasiado la atención.
—Anker —me saludo ella soltando mi brazo para darme un fuerte abrazo que no tarde en corresponderle —Es bueno verte, perdí a las chicas y no sé que se hace en este tipo de fiestas —me grita la rubia algo apenada paseando su mirada por la estancia que cada vez parecía más llena.
—Ven primero iremos por un trago y podemos ir a hablar con el grupo de Mar —le gritó por encima de la música, tomando su mano nos dirigimos a la cocina, se encontraba poco concurrida salvo por la pareja que se hallaban besándose en una esquina. Sin prestarles mucha atención, saque dos cervezas de la mesada y le tendí una a Azul que me sonrió dejando de observar a la parejita que prácticamente se estaban succionando hasta los órganos.
Juntos nos acercamos al grupo de mi prima donde para mi desgracia también estaban mi tío Tadeus y Bunnie. Los había olvidado por completo, pero intenté quedarme para no arruinar la primera fiesta de Azul, se veía animada con las mejillas algo sonrojadas pero feliz. Tomaba tragos de su cerveza y conversaba con soltura, era como si todo el miedo que la caracterizaba siempre siendo algo reservada con sus palabras se fuera al demonio esa noche. Me sorprendió que un chico se acercara a ella para invitarla a bailar y que la rubia aceptara casi sin pensarlo, me dejó la cerveza y se fue de la mano con aquel enano. Tendría la misma edad que Azul o eso fue lo que calculé cuando dijo que compartían una clase juntos y Calí lo corroboró diciendo que su nombre era Chase.
—Crecen tan rápido —escucho que dice Mel con una risa ahogada —¡Vamos Azul mueve ese trasero! —gritó mi tía riéndose junto a Becca se notaba que ambas habían tomado demasiado esta noche y si no se apoyaban la una en la otra terminarían en el suelo. Me giré a ver a Azul y ella estaba con sus brazos en la nuca de ese chico, bailaba al ritmo de la música con sus cuerpos demasiado juntos y me sentí un poco raro.
Tome otro largo trago a mi cerveza cuando note que Azul tenía las manos sobre el pecho de ese chico, miraba en todas las direcciones y la mano del tal Chase estaba apretando demasiado la cintura de la estrella mientras le susurraba algo al oído. Creo que Colín me dijo algo, pero no llegué a escuchar el que cuando me vi parado enfrente de la parejita y casi de un tirón aparte a esa pulga de Azul.
—Déjala tranquila no quiere estar contigo enano —gruño con los dientes apretados, el chico asustado le da una mirada a Azul antes de desaparecer y dejarnos solos.
—No, espera Cheese vuelve —escucho que dice la rubia, pero no puedo evitar soltar una risotada al escuchar que acaba de llamarlo queso en lugar de Chase. —¿Y tú de que te ríes aguafiestas? —me amenaza ahora la rubia señalándome, tenía las mejillas muy rojas, las pupilas dilatadas y arrastraba las palabras.
—Estas borracha Azul es mejor que vengas conmigo a descansar —respondo pasando una mano por su cintura para comenzar a avanzar con ella hacia alguna de las habitaciones de Colín.
—Borracha, pero feliz —suelta la rubia seguida de una risotada que capta la atención de varios ebrios y no tanto hacia nosotros.
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#FelizSábadoDeHechiceros
Hola, hola llamitas, bueno ¿Cómo vieron el capítulo?, la verdad es que estuvo con muchos altibajos de emociones. Adoro la charla de Hades con Azul, la de Bunnie con Anker y de a poquito las cosas van mejorando. Y... ¿Ustedes leyeron lo mismo que yo cuando Azul bailó con el niño queso? jajajaja díganme que no fui la única que noto esa tensión en el aire.