Se le escapó el aire de los pulmones, los dos ninjas comenzaron a pelear de vuelta. Es que... ¿Qué se supone que debía hacer? Si tan solo Deidara le hiciera caso.
—¡Maldita sea, Deidara! ¡Vámonos ahora!
—¡No!
—¡Es suficiente!
—¡He dicho que no! —cada vez más molesto, Deidara usaba explosiones que ocupaban más arcilla... más chakra.
La estaban orillando a usar el elemento madera...
—¡Sasuke, termina con ésto! ¡Vete de una vez!
Sasuke esquiva un ataque, de un salto se detiene de pie sobre su espada, entonces la observa con interés.
—Me habría ido desde antes si hubiera querido pero no estoy dispuesto a que te vayas con él. —explica.
—¿Qué?
—¡Maldito engreído! —Deidara saca más arcilla. —¡A ver si te parece ésto!
Un dragón enorme de arcilla ahora estaba presente en la batalla. Suzuna creó un clon de madera por si acaso necesitaba interferir, y lo hizo meditar. Necesitaría el modo sabio para poder desmayarlos o algo.
Mientras volaba, Sasuke sacó una lanza de rayo que solo alcanzó cierta distancia. Deidara en risa y burla, soltaba y soltaba más explosivos.
Cada vez que Deidara explotaba sus creaciones, Suzuna cerraba los ojos aterrorizada.
—¡Es suficiente! —grita ella. —¡Si no detienen ésta batalla! ¡Entonces los detendré yo!
—¡Atrévete a hacerlo...! —interrumpe Deidara su movimiento de manos. —¡Atrévete y serás juzgada por traicionar Akatsuki!
¿Qué?
Eso era cierto, si se enteraban de que ella no quiso apoyar a Deidara en esta situación. Entonces la mandarían a fusilar...
¿Quién rayos podría fusilarte a ti?
Con ese pensamiento en mente, un árbol enorme crece del suelo con rapidez atrapando al dragón arcilla de Deidara. El rubio saltó directo al suelo antes de hacerlo explotar, y junto con él, el árbol.
Deidara la miró con odio.
—Vámonos, Dei...
—Si esto es lo que quieres, Suzuna... Esto tendrás. —Deidara sacó arcilla y comenzó a comérsela él mismo. Suzuna le miró horrorizada.
—¡Deidara, no! Maldición... ¡Corre Sasuke!
El azabache no lo hizo, no sabía a lo que se tendría que enfrentar hasta que Deidara comenzó a vomitar, más y más y más.... entonces una enorme figura de él mismo estaba frente a ellos.
C4, funciona con nano explosivos.
—¡Elemento madera: Hombre de madera! —convoca ella, el hombre del mismo tamaño que Deidara de arcilla, apareció para detener su caminado. Al mismo tiempo sintió que Sasuke tiraba de su brazo para huir. —¡Sasuke!
—¡Puedo ver el chakra de aquella explosión! Él está situado en una zona en la que no le afectará, por lo que hago un promedio de hasta dónde huiremos. —explica rápidamente.
El Deidara de arcilla explotó, Suzuna quería mirar aquel lugar con el ojo de Shisui pero entonces Sasuke se daría cuenta de lo que ella obtuvo, así que por esta vez confió en él.
Sasuke le dejó en un lugar a salvo y comenzó a transformarse. Suzuna miró con horror el cómo el sello de Orochimaru lo transformaba en un monstruo.
Debí quitárselo cuando pude.
Sasuke voló hasta Deidara quien festejaba feliz por haber ganado, Suzuna miró su brazo. Se había lastimado un poco pero ahora se recuperaba una vez más. Como todo.
Los observó luchar en el cielo, entonces ambos volvieron a caer y Deidara explotó una vez más algo cerca de Sasuke. Suzuna alzó una rama que alcanzó a sostener a Deidara del aterrizaje duro.
—¡Deidara! ¿¡Estás bien!? —quiso tomarlo del brazo pero él se quitó de golpe y aprovechando la cercanía, la abofeteó. Suzuna cayó al suelo, sorprendida por lo que acababa de hacer.
—¡Nunca creí que traicionarías de ésta manera a tus camaradas! ¡Yo que confié en ti y tú...! —no dijo nada más, fue interrumpido por Sasuke quien le dio un puñetazo en el rostro.
—Imbécil. —chasquea la lengua.
—¿C...cómo escapaste? —se sorprende. Sasuke bufa.
—Descubrí tu secreto.
Ambos se veían terriblemente lastimados, Suzuna en medio de los dos los miraba sin saber qué hacer. Deidara también era su amigo... entonces... ¿Cómo salvarlo?
—¡Es suficiente! ¡Estoy harto de ustedes! —grita Deidara enfurecido. —¡Lo peor de todo es que tú y él son hermanos! ¡Esos malditos ojos! ¡Son como si negaran mi arte!
—Poco me importa tu arte. —sentencia Sasuke. —Suzuna, vámonos.
El rostro de Deidara se endureció de golpe, esas fueron malas palabras para él. Sasuke incluso desactivó su Sharingan, tal vez por el gran esfuerzo que tuvo activándolo.
Entonces Deidara se quitó la playera.
Eso sí que no.
—¡Detente! —Suzuna se acercó a Deidara y le sostuvo las muñecas. —¡No hagas una idiotez!
—¡Quítate! ¡Morirás tú también, zorra! —la mano de Deidara sujetó el cuello de Suzuna. La boca en ella creó más arcilla. —¡Katsu!
—¡No! —grita Sasuke sin poder mover un músculo más. Sucedió una explosión alrededor del cuello de Suzuna, ella sintió el cómo su piel se levantaba y quedaba la carne viva... pero no murió.
Se quedó estática esperando a que sus células la curaran, lo hacían rápido pero no lo suficiente. Alzó su mano hacia el rubio cuando le vio quitar el listón a la boca que se encontraba en su pecho, justo en el corazón.
Suzuna quiso hablar pero era imposible, no salía palabra alguna de sus labios.
—¡Morirán ustedes conmigo! —afirma, dándole de comer arcilla a la boca de su corazón. La piel del rubio fue agrietándose y decolorándose, sonreía como maniático. —¡Así, explotaré y me volveré arte! Una explosión nunca antes vista....
Poco a poco su piel fue transparente, Suzuna se levantó cojeando.... necesitaba una forma de escapar.
—¡En medio de mi admiración, ustedes estarán! —grita Deidara. Suzuna tomó a Sasuke de la muñeca y lo más rápido que podía, caminaba para alejarlo. —¡Alejarse no funcionará!
Sasuke cayó al suelo, adolorido. Tampoco podía hacer mucho. Entonces Suzuna pensó en algo...
—¡Una reverencia.... y mueran!
Ayúdame, tío bisabuelo.
—¡Elemento madera.... —jadeó con voz ronca apenas las células le curaron un poco. —Jutsu de Hobi!
Una estructura enorme en forma de máscara de dragón creció alrededor de ambos hasta encerrarlos dentro de ella. Al mismo tiempo obligó a que miles de raíces de árboles debajo de ellos se colocaran para protegerlos.
Deidara explotó, el suelo tembló y Suzuna cayó sobre Sasuke más no quitó su mano de la estructura de madera, brindaba chakra para que ésta soportara aún más de lo que ya hacía. Sentía sus músculos tensarse hasta el punto de casi rasgarse, pero no sucedió... ella seguía ahí, estancada para salvarlo a él.
Deidara...
Hizo una mueca. No tenía por qué morir...
—¿Estás bien? —suena la voz de Sasuke debajo de ella minutos después, su respiración era irregular. Seguramente por el susto que se llevó al pensar que moriría. Poco a poco, Suzuna dejó de brindar chakra a la estructura de madera.
Se levantó un poco y lo miró, era Sasuke... estaba ahí debajo suyo. Aquel chico que se fue de la aldea y la lastimó tanto.
Sufrí tanto por ti...
—¡Eres un desgraciado! —gritó molesta, no duda en brindarle un coscorrón. Sasuke ya ni siquiera tenía fuerza para esquivarlo. —¡Te fuiste! ¡Me prometiste que me esperarías regresando de la misión! ¡No te importé! ¡Sólo te importaba tu hermano ...!
Y comenzó a llorar. Se odió a sí misma por ser tan débil de sentimientos. Con sus manos quiso quitarse las lágrimas pero seguía llorando más y más.
—...estaba muy triste. —admite Suzuna en un sollozo. —Tuve que mudarme a la residencia Uchiha porque... ustedes siempre fueron mi familia. Pero todos ustedes me abadonaron, incluso tú Sasuke. ¿Qué hice mal? —su pregunta sonó un poco aguda. —¿Tan insoportable soy?
—Cierra la boca, fea. —sentencia el Uchiha, sujetó la barbilla de Suzuna con su índice y pulgar y le robó un beso.
Santo padre redentor.
No, ya no era la misma sensación que hace dos años. Antes cuando besaba al pequeño Sasuke, sentía miedo y arrepentimiento. Después de todo era un niño todavía pero ahora...
Sasuke no cortó el beso una vez más, sino que la sujetó desde el cuello para profundizar e introducir su lengua, Suzuna soltó un gemido involuntario ante ese acto. Cosa que hizo sonreír al Uchiha en medio del beso.
Ella se alejó, molesta al verlo tan sonriente. Todavía tenía orgullo.
—Eres tan...
—¿Atractivo?
—Imbécil. Salgamos de aquí.
—Estoy de acuerdo. —asiente él.
La máscara de madera se parte en dos y se abre, Suzuna ayuda a Sasuke a caminar aunque sea un poco, ya lo curaría en unos segundos. Ahora tenía que asegurarse que Zetsu no estuviera cerca, cualquier dato de ella junto a Sasuke podría sentenciarla a traición con Akatsuki.
Sostuvo el modo sabio aunque se sintiera cansada.
—Zuna... —la llama Sasuke.
—Dime.
—Eres parte de Akatsuki. —era más una afirmación que una pregunta. Ella temió lo peor...
Llevar a Sasuke con Itachi.
—El líder me reclutó, me ganó en una batalla y tuve que entrar.
No miraba al Uchiha, no quería que siguiera hablando.
—¿Dónde está Itachi?
No, por favor.
Ambos dejaron de caminar, Suzuna respiró profundo. Sabía que tenía que llevarlo a su hermano, pero no quería hacerlo.
—Suzuna... —sentenció con rudeza. La chica albina alzó su mirada.
—No sé, ahorita podría estar en cualquier lugar. Los Akatsuki nos movemos por todos lados. —dice ella con sinceridad. Sasuke la miró con seriedad. —Pero...
—¿Pero...?
Tragó saliva. —Yo puedo llevarte a él. —murmura muy por lo bajo, tenía tanto miedo de pronunciar esas palabras y ahora rezaba por que él lo negara, no fue así.
—¿Puedes hacer eso?
—Sí, de alguna manera Itachi confía en mí. Si lo llevo a un lugar apartado, podrías encontrarte con él y... hacer lo que tengas que hacer. —mordió su labio inferior.
—¿Cómo puedo confiar en ti?
Ella dio una risa irónica. —Creo que tomando en cuenta las diferentes situaciones, quien debería de dudar del otro soy yo. ¿Cómo sé que... no me dejarás de nuevo a un lado?
—No podría abandonarte de nuevo. —niega con tanta seguridad, que a Suzuna le dolió. —Llévame con él, entonces.
—No. —dice ella. —Estás herido, tendrás que esperar.
—No esperaré. —niega. —Puedo derrotarlo ahora.
—Casi mueres con Deidara, Sasuke. Itachi no es un enemigo fácil, es talentoso y logró matar a todo el clan Uchiha. —sentencia con dureza. Su mano femenina se llenó de chakra y la colocó en su mejilla para curarlo un poco. —Irás a descansar y en tres días nos veremos de nuevo, y ahí lo encontrarás a él.
Sasuke abrió los ojos, sorprendido. —¿De qué hablas? Yo ya no te dejaré ir a ningún lado.
—Tengo que regresar a Akatsuki, necesito que no crean que soy traidora. Sobretodo el líder que tiene un ojo sobre mí...
Sasuke no estaba nada de acuerdo con ello, iba a reclamarle pero entonces Suzuna hizo algo que él no se esperaba. Tomó su rostro en ambas manos y de puntillas lo besó, quería hacerlo. Lo quería mucho y pensar que pudo haber muerto con Deidara solo punzaba en su pecho con ardor.
Sasuke no rechazó el beso que tanto esperó de ella, aprovechando que ya era más alto, la sujetó de la cintura y acercó el cuerpo femenino al suyo. La besó con ternura, acariciando su mejilla y sintiendo cómo el chakra curativo de la Senju recorría su anatomía con ese beso compartido.
—¡Woah! ¡No puedo creérlo! —grita alguien. Suzuna dejó de besar al Uchiha, asustada. Olvidó agudizar los sentidos por si Zetsu estaba cerca, no lo estaba... solo era un chamaco más.
—Suigetsu. —lo nombra Sasuke.
—¿Por qué te ves tan jodido? —pregunta el chico con dientes de tiburón. Sasuke seguía abrazando a Suzuna.
—Tuve una batalla con un miembro de Akatsuki...
—¡Sasuke! —grita alguien más.
Suzuna quiso quitarse el agarre del Uchiha cuando vio que la mirada de la pelirroja con lentes atravesaba su cuerpo con odio. Junto a ella sintió a un chico parte de la naturaleza...
—¿Q-quién es ella? —pregunta la chica acomodándose los lentes con una mano.
—Su nombre es Suzuna Senju. —aclara Sasuke. —Ella nos llevará con Itachi.
—Primero descansarás. —se queja la albina todavía en brazos del Uchiha. —Serán tres días, Sasuke... medita y recupérate...
—Sí claro. —rueda los ojos. Suzuna no pudo evitar sonreír, era el mismo Sasuke que recordaba. Lo abrazó de vuelta con fuerza, sonriendo.
—¡Oye! —se queja Karin pero la pareja ni siquiera prestó atención. Estaban sentimentales por el reencuentro.
—Serán los tres días más eternos de mi vida sin verte, pero prometo estar contigo después de esto. —se sincera la chica Senju. Besa su barbilla.
—Por cierto... ¿Qué te sucedió en el ojo? Llevas un parche...
—No es nada. —niega sonriente y se aleja de él. —Debo irme antes de que Zetsu venga y se dé cuenta que estoy abrazando al enemigo.
—Vale... —seguía serio. Acarició la mejilla de Suzuna. —Te veré en tres días.
—Será en el escondite de los Uchiha... hasta entonces Sasuke. —el modo sabio de Suzuna desapareció. Sasuke miraba a la chica con interés, sobretodo porque una lágrima cayó por su mejilla.
—Hasta enton... —Sasuke hace una mueca de dolor que al instante preocupa a Suzuna. —...mierda...
—¿Sasuke? ¿Estás bien? —pregunta ella pero todo empeoró cuando el chico cayó inconsciente sobre sus brazos. —¡Sasuke! Joder... ¡chico albino, ayúdame a cargarlo!
Suigetsu se acercó rápidamente para soportar el peso del chico Uchiha que se encontraba inconsciente en los brazos de esa mujer.
No podía abandonar a Sasuke así.
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—Deidara está muerto. —anuncia Suzuna con pesar, le dolía esa pérdida. —Quiso ir contra el hermano menor de Itachi y llegó a la desesperación de explotarse a sí mismo.
—Deidara es una gran pérdida para Akatsuki. —admite Pain a un lado. —Seguiremos adelante, solo quedan dos Bijuus más que conseguir. Vayan con cautela, la gente de Konoha es poderosa.
La ilusión de Pain desapareció, luego Kisame y así fueron todos hasta que quedó Suzuna con Itachi, éste no dejó de mirarla.
—¿Y bien?
—En tres días en la guarida Uchiha... —dice ella.
—¿Algo más? —ella niega. — Bien, te veré allá. —y desaparece su ilusión.
Cuando abre los ojos, la Senju se encuentra en la esquina de aquella habitación. Un silencio incómodo se apodera en los alrededores donde los tres compañeros de Sasuke miraban con desconfianza a la Senju. Pero a ella poco le importaba que confiaran o no, se acercó al cuerpo de Sasuke quien descansaba en medio de la habitación de aquella posada.
Apenas su mano iba a tocar la frente de Sasuke, Karin habló. —¿Qué crees que haces? No te atrevas a tocar a Sasuke con tus sucias manos, desconocida.
—Karin, deberías calmarte un poco... —murmura Suigetsu con una sonrisa divertida. —Debemos tratar bien a la novia de Sasuke...
—¡No es la novia de Sasuke! —exclama Karin, furiosa. Toda esa actitud le recordaba a Sakura. —¡Ella solo es una intrusa más, una fanática de él!
—Ella tiene razón, yo no soy novia de Sasuke... —dice Suzuna con calma acariciando el cabello del Uchiha. —... soy su esposa. —contesta con una sonrisa inocente.
Suigetsu se pone a reír como un loco, era claro que la cara de Karin le daba más vida, así que ella no dudó en molerlo a golpes, furiosa con él y con la vida.
—No sé qué tan importantes son ustedes para Sasuke, pero es una joda que estén haciendo tanto ruido mientras él intenta descansar. —comenta la Senju con molestia. —Salgan de aquí si quieren seguir haciendo sus estúpidos berrinches...
Karin dio un paso al frente reconociendo que esa frase había sido para ella. —Eres en verdad una perra... si tanto le importas a Sasuke, ¿por qué no te eligió para meterte al equipo? Él ha estado mucho mejor sin ti... es por eso que me tiene a mí.
Suzuna no dudó en ponerse de pie, Karin y Suigetsu dieron un paso hacia atrás al enfrentarse a un chakra monstruoso en ella, sobretodo Karin pudo percatarse de ello. Era gigantesco, brillante pero imponente.
—Seré clara... Karin. — Suzuna Senju sentía los celos recorrerla por completo, no dudó en acorralar a la pelirroja aunque ella fuera un poco más alta que la Senju. —Jutsus de curación, habilidad para detectar chakra, ninjutsu médicos... absolutamente todo lo que sabes hacer lo puedo hacer yo mil veces mejor que tú... —murmura amenazante sin dejar de mirarla a los ojos. — Sasuke ni siquiera te quiere a ti, quiere tus habilidades, él no es alguien por quien puedas luchar y alcanzar, él ya es mío... y si te atreves a tocarlo siquiera, juro que te mataré...
Suigetsu mantenía su boca abierta totalmente sorprendido sin poder creerse todo eso.
—¡S-Sasuke no es tuyo! ¡No te permitiré acercarte a mí...! —Karin cierra la boca cuando Suzuna golpea la pared justo a unos centímetros lejos de su cara, una grieta se crea en la pared.
—Él no es tuyo... es mío, y no dudaré en quitar a cualquiera de mi camino ahora que ha vuelto a mí... ¿entendiste? —susurra la Senju sin poder soportar todos esos celos que le carcomía.
—Zuna. —la voz de Sasuke interrumpe aquella escena. Las dos chicas se ruborizan con fuerza al darse cuenta que el chico escuchó todo. —Déjala en paz, ven aquí.
La chica Senju ignora a Karin de un segundo a otro solo para obedecer y acercarse al Uchiha que yacía recostado, no dudó en tocar su frente.
—Ya no tienes fiebre, aún así no has comido nada...
— Los chicos pueden ir por algo para almorzar. —mira a Suigetsu para que haga caso, el chico asiente.
—¡Bueno, vámonos! Sasuke necesita algo para comer y un poco de privacidad... —avisa Suigetsu empujando a sus compañeros. Karin no quería obedecer pero necesitaba algo de aire, sus piernas todavía temblaban un poco.
Apenas se quedan solos, Sasuke toma la mano de la Senju.
—¿Qué sucede? —pregunta ella sin entender el por qué el Uchiha sonríe de repente.
—¿Soy tu marido? —dice por fin, creando un rubor en las mejillas de ella. —Nunca creí que viviría para verte celosa por mí... creí que siempre era yo el celoso...
—¿De qué hablas? ¿Has estado celoso? —se queja ella igual de sonriente.
—Todo el tiempo... odiaba que pasaras tiempo con Itachi o Shisui, y no conmigo... odiaba que hablaras con Naruto, con Kakashi... con quien fuera... —admite el chico rodando los ojos, Suzuna suelta una risa divertida y no duda en inclinarse y besar los labios del Uchiha suavemente. Planeaba que fuera un beso corto pero no pudo separarse porque Sasuke ahí recostado alzó su mano derecha sujetando la nuca de su chica, de esa manera, alargando aquel beso.
Volvía a suceder, era un mundo que solo les pertenecía a ambos. Un mundo donde no existía el odio de Sasuke, la traición de Suzuna, solamente estaba el amor de ambos.
—Sasuke... —se queja ella cuando el chico tira de ella para recostarla sobre el futón y ahora es él quien está sobre ella. Ambos se miran a los ojos con la respiración agitada.
—¿Puedo quitarte ésto? —pregunta el Uchiha queriendo quitarle el parche a Suzuna, ella niega.
—Será mejor dejarlo aquí... debería irme, tengo misiones que hacer por Akatsuki... —dice ella pero conforme había comenzado a hablar, Sasuke rodó sus ojos e ignorándola, se inclino para besar su mejilla, su mandíbula, bajando por aquel cuello de piel sensible. —...S-Sasuke... no...~
—Te lo dije, no planeo dejarte ir... ahora que te tengo aquí, debes quedarte conmigo. —las manos del Uchiha parecían pulpo, buscando la manera de quitarle las ropas a Suzuna. Era igual que hace años, un pequeño sin descaro. Así que Suzuna no dudó en brindarle un coscorrón. —¡Auch!
Ella suelta una risa y sujeta su rostro para besarlo nuevamente. —No haremos nada indebido aquí...
—¿Por qué no? —murmura entre el beso sin importar estar aplastandola completamente con el peso de su cuerpo. —... Suigetsu y ellos no volverán hasta después de un rato... y yo necesito acariciarte, Zuna... —su mano volvió a buscar bajo las ropas de ella.
El rubor recorrió las mejillas femeninas. —¡Eh! ¡Te estoy diciendo que no! —se queja ella cuando el chico acaricia la piel de sus muslos que el short permitía.. —¿De dónde aprendiste estas cosas sucias, niño?
Sasuke besó sus labios con hambre, la devoraba completamente, era diferente al Sasuke antiguo, este Sasuke buscaba algo más que simple dulzura y amor. Ella no pudo evitar gemir por lo bajo cuando introdujo su lengua en la boca femenina.
Así que sin poder luchar contra sus deseos, Suzuna rodeó su cuello para acercarlo aún más.
Era un reencuentro perfecto, las manos del Uchiha acariciaban la piel suave femenina subiendo la polera ninja que ella tenía. Algo que nunca había confesado el Uchiha, siempre había imaginado los pechos de la Senju todos esos años juntos, y ahora...
—¡Sasuke! —exclama Karin entrando a la habitación de una patada. El trío de amigos del Uchiha se sorprenden un poco al ver a Sasuke de repente al otro lado de la habitación, adolorido, y Suzuna hecha bolita, avergonzada.
—¿¡Cuál es tu jodido problema!? —exclama Sasuke en una faceta en la que sus amigos nunca lo han visto; berrinchudo.
—¡Dijiste que ellos tardarían en regresar! —exclama la Senju ruborizada hasta las orejas, igual de molesta. Sasuke chasqueó la lengua, frotando su sien.
—No puedo creerlo... si también eres un ninja tipo sensor, debiste reconocer que vendrían...
—¡Perdón por no notarlo, estaba muy ocupada con tu lengua hasta el fondo de mi garganta, mocoso engreí....! —Sasuke dejó de escucharla mientras se ponía de pie de vuelta.
—¿Y bien? ¿Qué sucede?
—Alguien se acerca, es un número grande de personas... —explica Karin no muy feliz. Suzuna se pone de pie también, suspirando.
—Son los de Konoha, lo mejor será que escapen de nuevo. —dice ella acercándose a Sasuke, quien, más alto que ella, la mira con ojos brillantes. En verdad se sentía tan perdidamente enamorado de ella.
—Bien, preparen sus cosas... partiremos... —ordena Sasuke tomando la mano de Suzuna. Pero ella no lo sigue. —¿Zuna?
—En verdad debo irme, si Akatsuki me descubre, probablemente no podré contra ellos para salvarte...— insiste ella, suplicando que la deje ir.
—No me importa... no irás a ningún lado. —ordena el chico, frunciendo su entrecejo. —Eres mía, Itachi no se quedará contigo...
Suzuna alza su ceja sin entender ese comentario, luego como si un foco se encendiera dentro de ella, pudo comprender.
—Eres un idiota. —pellizca su mejilla. —¡Yo no estoy en Akatsuki por tu hermano! Ni siquiera lo veo... ¿de acuerdo? Yo no te dejaré nunca por él, confía en mí.
Sasuke siente su corazón acelerarse, simplemente era hermosa. —Bien.. te veré pronto, promételo... —suplica. Ella asiente.
—Te veré pronto, esposo mío. —debe ponerse en puntas para alcanzar los labios del Uchiha, Sasuke no duda en abrazar la pequeña cintura. Ambos ignorando la furia de Karin al fondo.
Sasuke termina por romper el beso. —Ve, antes de que me arrepienta. —murmura no muy feliz brindándole un suave azote en el trasero femenino. Ella entrecierra sus ojos pero suelta una risita, hace una pequeña reverencia y desaparece de ahí.
Suigetsu da un silbido. —Sí que estás enamorado...
—Cierra la boca, es hora de irnos. —dice Sasuke volviendo a su actitud normal de siempre con la esperanza de que ella cumpla su promesa.
Volver a verse.