Narrador omnisciente.
Tom la apoyaría en todo lo que quisiera, estaría ahí alentandola para todo.
Pero no ahora.
Los ojos marrones leía y releían una y otra vez aquel correo sintiendo como es que la emoción del momento crecía en ella, desde pequeña le gustó el mundo en el que su madre estaba inmiscuida apesar de ser un trabajo algo pesado y aspirando a cosas grandes soñaba con trabajar con franquicias como lo era DC con Warner, Marvel con Disney o inclusive Netflix, estaba fascinada con la idea de trabajar y pretendía hacerlo.
Había comenzado todo el proceso legal laboral sin consultarle a su novio su postura pues ella creía firmemente que aquel estaba simplemente exagerando todo.
Las cosas estaban tensas, se podían notar, Moa comenzaba a tener conductas algo irritantes pues ella se sentía ofendida de ver como es que su pareja la cuidaba y este se negaba a dejarla trabajar, el aceptar esa oferta de trabajo era un tema de discusión que terminaba con la morena sintiendose atacada y durmiendo.
Tom por su lado debía comenzar a preparar algunas cosas para viajar a la SEDE de YouTube puesto que esta gran plataforma de entrenamiento le había seleccionado para participar en una serie patrocinada por la misma plataforma.
Origin.
Aquel rubio estaba contento pues al parecer trabajaría junto a alguien que ya conocía, Natalia Tena, aquella mujer que dio vida a Nymphadora Tonks en la saga de Harry Potter. Aún no sabía como iba a abarcar el tema con su amada pues él no querría dejarla, quería estar presente en todo el embarazo de ella aunque sabía que Moa insistiría en quedarse o simplemente negarse como venganza de él hacerlo con la oferta de trabajo que se le daba a ella.
— No podemos seguir así. —Sentenció Tom atrayendo la mirada de aquella mujer que yacía sentada sobre uno de los sofás observando su celular.
Aunque habían hecho el intento por hablar sobre aquel tema al momento de hacerlo jamás llegaban a una respuesta concreta, Tom tenía la vaga idea de poder hacerla desistir por el bien del bebé principalmente pero eso era obviamente algo muy lejano.
Moa era perseverante en algunas cosas.
— ¿Hablas de...?—Preguntó con indiferencia y desinterés.
— Warner. —Respondió con seriedad, la morena volvió a bajar la mirada como si lo que dijera o estuviera por decir no tuviese importancia, Tom se acercó hasta estar frente a ella arrebatandole el celular de sus pequeñas manos haciendo que Moa le encarara molesta.
— ¡Hey! Dame mi celular, no hay nada de que hablar, ya esta todo claro.
— ¿Ah, sí? Te lo daré hasta que me des la respuesta que has tomado.
— Trabajaré.
El rubio rodó los ojos con fastidio, molesto ¿Cómo podía aceptar trabajar?
— Magdala, entiende que no puedes hacerlo.
— ¡Claro que puedo! ¡Puedo hacerlo, estar embarazada no es ningún problema! Ahora dame mi celular. —Extendió su mano esperando a que aquel se lo devolviera cosa que no hizo.
— ¿Cómo puede ser que seas tan terca? Entiende que es peligroso para ti y para el bebé.
— ¡Que no, no es peligroso!
— ¿Cómo puedes decir eso, Moa? ¡Lo es!
— Pues lástima entonces, no hay nada que hacer, ya firmé y acepté todo y me presentaré a trabajar. —Habló con descaro haciendo que aquel varón le mirase incrédulo por lo que había dicho ¿Ya había aceptado? ¿En qué momento?
— ¿Qué? —Chistó incrédulo.— ¿Cuándo, cuándo pasó eso? ¡Por qué lo hiciste?
— ¡Porque es mi sueño! —Molesta respondió empuñando sus pequeñas manos.— ¡Tom, entiende tú que esta es una oportunidad por la que he estado trabajando siempre! ¡No puedo desperdiciarla por estar embarazada! ¡Puedo hacerlo, puedo hacerlo! ¡Soy capaz!
— No digo que no lo seas, eres una de las mujeres más capaces y tenaces que conozco pero no puedes hacerlo, no ahora.
Aquella mujer de piel morena rodó los ojos con tanto fastidio ¿Acaso era difícil para el hombre que amaba que le apoyase en algo que ella quería? ¡Que egoísta era Tom!
— No pienso declinar.
— Hazlo. —Demandó.
— No pienso hacerlo, no quiero ¡No seas un maldito egoísta!
— ¿Egoísta yo? ¿Realmente merezco ese título cuando la egoísta eres tú por no pensar en el bien del bebé?
— ¡Al carajo el bebé ahora! —Ese comentario dicho con tanta molestia hizo al rubio estremecer, Moa estaba muy molesta.— ¡El egoísta eres tú! ¡Esto es algo que siempre he querido, he trabajo para trabajar con franquicias importantes, es mi sueño, es lo que siempre he anhelado! ¡Para ti es fácil decirme que deje pasar esta oportunidad porque eres un actor reconocido! ¡Eres Tom Felton! Un actor al que los contratos en proyectos le llueven y puedes elegir deliberadamente en cual trabajar y cual no pero yo no ¿Sabes por qué? —De pie, dio un paso acortando la distancia entre ella y aquel varón de forma intimidante y determinada pero eso no hizo a Tom flaquear, aquel le miraba con atención e incredulidad a su vez así como sorpresa por la manera en la que comenzaba su mujer a decir todo lo que sentía.— ¡¿Sabes por qué?! ¡Por qué yo no tengo el reconocimiento que tú tienes, y no me molesta! ¡Lo que me molesta es que no logres ponerte en mi lugar! ¡Yo no soy la única que aspira a un puesto de trabajo en Warner, en Disney, en cualquier otra maldita franquicia, detrás de mí hay gente que como yo ha trabajo! ¿Crees que si yo rechazo la oferta me insistirían como a ti si en primera instancia te niegas a aceptar un contrato? ¡NO! ¡NO LO HARÁN! —Una sensación de dolor se instalaba en el interior de la garganta de la mujer, estaba tan molesta que comenzaba a temblar ligeramente por el coraje que acumulaba.
Tom no dijo nada, solamente la observaba en medio del silencio sintiendose un poco herido e insultado ¿Realmente era un egoísta? Él procuraba el bien de su amada y de su bebé, para él no había problema en ser el "hombre de la casa" como vagamente una generación llamaría y no tendría problemas en que Moa quisiera trabajar, para él mejor el tener una mujer que fuese independiente y creciera en sus logros.
Desde antes de que él y Moa volvieran a reanudar su amistad, Tom pudo ser testigo de ver como es que no solo ella en el área de su trabajo sino en los demás, que siempre el equipo era pesado, accidentes los hubo y por ello mismo se tenía a médicos durante los filmes.
— No pienses que no quiero verte crecer porque te puedo jurar que el más grande anhelo de una persona es ver a quien ama cumplir sus sueños... —Habló Felton de forma tranquila pero a su vez tan serena y severa.— Tú estás feliz por mí y mis sueños ¿No? —Moa asintió suavemente.— ¿Entonces por qué yo no lo estaría por ti?
El silencio volvía a ellos.
La tensión crecía conforme los segundos pasaban, la eternidad comenzaba a tener sentido.
— Entonces déjame hacerlo...
— Habrá oportunidades mejores que esta, confía en mí...
Moa frunció su ceño molesta de tan solo escucharlo ¿Realmente su respuesta era pedirle que abandonara sus sueños? ¿Todo por qué? ¿Por estar embarazada? La ira creció incontrolablemente en aquel cuerpo un poco robusto, reprimiendo todas las sensaciones amargas que cargaba encima al sentirse sola mordió su labio con fuerza siendo el rubio el que notara eso, este extendió su mano en un gesro compasivo queriendo darle un abrazo y hacerla razonar pero aquella, arisca, furiosa en un movimiento brusco se echó hacia atrás mirandole de forma retadora, una mirada que Tom nunca había podido haber visto en ella fue la que esta le daba y que sin duda provocaba un sentimiento agridulce en su pecho.
— Moa... Yo no soy el malo aquí.
— ¿Y yo sí? —Respondió a la defensiva, llena de coraje.
— Relájate, respira profundamente, puedes hacerle daño al bebé.—Mencionó al darse cuenta de que comenzaba a hablar de forma agitada y su pecho se alzaba de forma rápida.
— ¡Ay, basta! ¿Siempre me va a limitar? ¿El bebé siempre va a limitarme? ¿Tengo que abandonar mis sueños por él?—Sus ojos comenzaron a ser amenazados con hacer correr esas gordas lágrimas por sus mejillas. Tom con el ceño fruncido la escuchaba, herido.
¿Ella estaba cambiando de opinión? No, esperaba que no.
¿Veía a su hijo como un sacrificio? Realmente quería creer que no era así.
Aquel varón de ojos zafiro tragó un poco de saliva, suspirando suavemente, vio como es que una lágrima bajaba por su mejilla, él no dijo nada.
— Haz lo que quieras.—Soltó Tom con molestia, su mano entró en su bolsillo tomando el celular de la mujer para dárselo en la mano y aunque se lo entregó de forma educada, lo hizo con molestia.
¡Él quería que ella confiara en él y que dejara pasar esa oportunidad!
Él siempre procuraría por el bien de quienes ahora eran su familia, de ella y su hijo.
— Gracias... —Susurró la mujer.
— No estoy de acuerdo pero no seré quien frustre tus sueños, y me aseguraré de mi hijo o hija tampoco lo sea... —Dicho eso le dio una sonrisa pequeña sin gracia, dolida.
Los ojos marrones de la morena siguieron a Tom, viendo como aquel se acercaba a la puerta tomando de uno de los cajones de la mesilla cercana la cadena de paseo que correspondía a Willow, llamó a aquella cachorra la cual corrió emocionada vatiendo su cola de un lado a otro.
Poniendose de cuclillas, enganchó la cadena al collar de aquella cachorra para luego erguirse, tomó la cajetilla de cigarros que solía fumar cuando salía porque sí, aunque él no dejaba aquel curioso e inocente vicio no se atrevía a fumar cuando iba en compañía de su amada o en casa.
— Volvemos más tarde. —Anunció Tom con seriedad.— Cualquier cosa, llámame amor, te amo.
Cuando cruzaron aquel umbral la morena sintió el silencio y la ausencia, sintió su interior estremecerse de forma tosca y cruel haciéndola percatarse de que había sido una grosera. Se sentía ligera a pesar de todo.
Suspiró pesadamente sentándose de nuevo, se quedó absorta sintiendo es peso de las palabras de su novio.
¿Ella era egoísta?
— Mamá no cree que seas un error, una limitante... Pero no quiero dejar de lado lo que siempre he querido. —Habló como si el pequeño ser inconsciente de interior pudiera entenderla.— Espero puedas entenderlo mejor que tu papá.
Se puso de pie para caminar al baño, tomaría una ducha que la refrescara y la relajara, todo era mejor después de una ducha. Sintió una extraña sensación de cosquilleo e incomodidad en su vientre más no le dio importancia, suponía que estaba por tener su período porque sí, su embarazo era de aquellos en los que el período no era ausente como se acostumbraba.
Puso una mano en su vientre acariciandolo suavemente, desde que se enteró de que estaba embarazada no le gustaba tocar su vientre, no sabía bien la razón pero no le era placentero.
— Estoy feliz de ti... Y espero realmente que no me des batalla cuando comencemos a trabajar.
La felicidad y la suerte no muchas veces vienen juntas.
Muchas emociones fuertes.