Pov Harry Potter:
Cuando salí junto con los demás de los matorrales la casa de los Weasley estaba en llamas, me sentí fatal y todos los de la familia veían con nostalgia su hogar convertirse en cenizas, preocupado busqué con mi mirada a t/n y justamente la vi saliendo con una mala cara de entre los sembradíos.
Corrí hacia ella, la abracé con fuerza, no me devolvió el acto y supuse que se debía a lo amargo del momento. Cuando me empujó fuera de ella la evalué con mi mirada en busca de heridas.
-¿Estás bien? ¿Te hicieron algo?- tomé su cara entre mis manos para buscar cualquier tipo de rasguño o muestra de daño físico en su rostro.
-¡No!- quito mis manos de encima de ella con brusquedad -destruyes todo lo que tocas, la casa de los Weasley y todos los muertos que cargas en tu espalda con tu simple existencia- ¡auch! -y si para sobrevivir tengo que estar lejos de ti pues así será. No. Te. Acerque. A mi. Nunca- me lanzo una mirada de genuino desprecio y pasó a mi lado chocando su hombro con el mío, mi pecho se apretó por el dolor que me causaron sus palabras, pero no podía juzgarla, lo que me dijo era verdad, lo raro era ¿Por qué me lo dice ahora tan a la defensiva? ¿Y por qué no llevaba el brazalete que le di? ¿Lo botó, se le cayó?
Pov t/n:
Desperté en un cuarto oscuro con ambas manos amarradas a una silla, me moví desesperadamente en busca de mi varita pero no la vi, era obvio, me la habían quitado. Trate de detallar a través de la oscuridad donde estaba, pero era inútil.
Escuche una puerta rechinar y con eso la luz se encendió y la vi, Bellatrix Lestrange.
-¡Despertaste, querida!- exclamo con su voz irritante -pensé que no tendría tiempo para divertirme contigo.
Iba a decir algo pero veo a alguien entro detrás de ella, Voldemort.
-¿Por qué estoy aquí?- pregunté de mala gana pensando que no iba a tener respuesta, pero me equivoqué.
-Deberías estar agradecida de estar aquí, no aceptamos sangres sucias entre nosotros- exclamo el con su voz y mirada fría.
¿Sangre sucia? ¿De que está hablando este lunático?
-Por si lo olvidaste soy nieta de Dumbledore.
-O eso es lo que tú crees.
No entiendo nada.
Decidí ignorarlo, quizás solamente querían aturdirme con mentiras -Eso no responde mi pregunta ¿por que me tienen aquí?
-Digamos que... queremos saber dónde está tu dulce abuelito.
-No sé en donde esta y aunque lo supiera no se los diría.
Voldemort levantó mi barbilla con su varita amenazante.
-Dímelo o tendremos que hacerte daño hasta que él mismo aparezca.
-Awww- hice una cara tierna en burla -el señor tenebroso quiere lastimar a la nieta de su superior para debilitarlo, ¡Que patético!- espeté y sentí como una mano chocó contra mi mejilla con rudeza, Bellatrix. El impacto dolió pero yo solo sonreí arrogante.
-Además de sangre sucia también loca- manifestó la pelinegra.
-Mis padres- me interrumpió ella.
-Tus padres son un par de muggles religiosos empedernidos que te dieron en adopción porque pensaban que eras el mismísimo anticristo al ser una bruja.
-Mientes.
-¿Por qué crees que recuerdas tu infancia a partir de los 2 años? Por qué Dumbledore te adopto, borro de tu memoria los maltratos y recuerdos de ti en el orfanato. Tú. No. Tienes. Una familia. De verdad.- puso énfasis en sus últimas palabras.
Mis ojos se aguaron pero contuve mis lágrimas, no le daría el placer de verme llorar, ella lucia muy segura de lo que decía.
-Mis amigos se darán cuenta de mi ausencia, ellos me buscarán. Harry me buscará- utilice eso como amenaza.
-No somos estupidos niña, sabemos que te iban a buscar si notaban que no estabas. Por esa razón mandamos a una mortifaga con poción multijugos a hacerse pasar por ti.
Trague grueso, estaba perdida.
-¿Que harán conmigo?- le pregunté a Voldemort.
-Si nos das la ubicación de Dumbledore te dejaremos libre- hizo una pequeña pausa -Pero si no... te sacaremos la verdad y no necesariamente con veritaserum.
-Ya les dije que no sé dónde está.
-Mentirosa, como te atreves a mentirme a mi, a ¡Lord Voldemort!
Bufé en burla -¿Lord Voldemort? Yo lo único que veo es a un jodido cobarde con una secta que inculca pureza de la sangre cuando su mismísimo creador es hijo de un muggle y que además tiene a un montón de inútiles cobardes misóginos siguiendo sus órdenes.
Lestrange levantó su varita hacia mi y me apuntó.
-¿Cómo te atreves maldita mocosa?- espetó ella.
Voldemort bajo el brazo de la mujer.
-Le darás un castigo por cada vez que haga un comentario así de arrogante, veremos si prefiere confesar o terminar con su vida.
Al decir eso salió de ahí dejándome sola con ella.
-¿Hablaras?
-No.
-¿Por qué?
-Porque no tengo nada que decir.
Camino al mi alrededor con el propósito de intimidarme, pero no lo lograba lo cual veía como la frustraba.
-Entonces- se puso frente a mi tomando mi cabello jalándolo hacia atrás -¿Acaso quieres que empiece el juego de Bellatrix Lestrange?
-Que empiece.
~.~
Corría desesperadamente por el laberinto del jardín de la mansión donde me tenían retenida. Mi muslo tenía una profunda cortada produciendo sangre la cual manchaba la nieve bajo mis pies descalzos.
Me gustaría decir que esta era mi fuga, que se trataba de eso pero no, este era "el juego de Bellatrix Lestrange".
Cortaba parte de mis muslos haciéndome sangrar para luego a través de la nieve seguir mis huellas y perseguirme, debía llegar al final de tal laberinto, encontrar la salida y así luego me darían la salida.
Debía luchar para no morir desangrada, con hipotermia o que ella me alcanzara y me asesinara en el camino pero lo que me lo dificultaba era mi condición física. Ya llevaba un mes aquí, jugando este juego, mi cuerpo extremadamente delgado ya que al ser tan arrogante como castigo no me daban comida. Agradecía al cielo que la anatomía de un mago fuera tan fuerte porque de ser una muggle no creo que seguiría viva.
Entre mi trote me perdí del camino que había planteado en mi cabeza y volví a perder el juego.
-Que pena que aún no me pueda deshacer de ti- exclamo Bellatrix burlona detrás de mi.
-Ya tienen un mes maltratándome, deberían dejarme ir ya, ya saben que no tengo información de mi abuelo.
-Si no ganas este juego no te puedes ir, así de fácil.
Como siempre me llevo de vuelta a la mansión, por los cuadros dentro de ella supe que era de los Malfoy. A mi me tenían encerrada en lo más profundo, la "habitación" si es que podía llamarse de alguna manera a esa cosa, tenía una almohada y una cobija corta que no me cubría siquiera la mitad del cuerpo, no tenía cama, dormía en el frío suelo ¿Que clase de karma estaba pagando para vivir algo así?
Me tiro dentro de ella y cerró la puerta de manera brusca.
Vi la sangre correr de mi muslo, el dolor físico es algo a lo que me había acostumbrado, Bellatrix usualmente solía lanzarme crucios cuando le respondía de mala manera, lo del laberinto ya lo hacía por mero placer.
Pensé un momento en si hacer el encantamiento que había estado haciendo todo este tiempo que me enseñó mi abuelo para no morir desangrada, el propósito de ese juego retorcido era que yo muriera lentamente y de manera dolorosa, ellos no sabían que yo conocía un encantamiento para curarme.
El concepto de la vida estaba empezando a perder valor para mi, era inútil, pasar hambre, recibir maldiciones y ese maldito juego a diario hicieron que mis esperanzas de volver a ver a mis amigos se fueran desvaneciendo.
-¿Enserio te vas a rendir, bonita?- la voz dulce y relajada de Harry me saco de mi transe. Era un producto de mi imaginación para mantenerme cuerda y funcionaba, me daba paz.
-Tú no lo entiendes cuatro ojos- estaba sentada contra la pared rocosa y helada de ese lugar con mis piernas extendidas hacia delante, mirando el brazalete que él mismo me había dado, era lo único que me habían permitido tener y me hacía sentir acompañada entre tanta mierda.
-¿Acaso no quieres que nos volvamos a ver?
-Verte es lo que más deseo Harry- me gustaría decir que podía verlo al menos en mis alucinaciones, pero no, su voz solo salía de un rincón oscuro de la habitación.
-Entonces cura tu herida, elabora un mapa de ese jodido laberinto, consigue la salida y ven a mi.
Tenía lágrimas secas en mis ojos por la frustración que había vivido hace rato, las limpié y agradecía a Merlín que después de tanta práctica lograba hacer el hechizo curativo sin varita ya que ellos me la habían quitado.
-Vulnera sanentur- susurré con la voz rota y puse mi mano sobre la herida y lentamente esta se cerró. La sangre de mi muslo bajo mis piernas me otorgaba el calor que necesitaba para no morir de hipotermia.
Espere la cena despierta por él hambre voraz que me hacía doler el estómago, solo me habían dado el desayuno, llevaba más de doce horas sin comer pero la cena nunca llegó.