Detrás de la cámara. © [Tom F...

By Sherley_Vila

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Magdala O. Armstrong "Moa" siempre ha estado enamorada de su amigo Tom Felton desde que tiene memoria pero el... More

Detrás de la Cámara.
Antes de leer.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.
Capítulo veintiséis.
Capítulo veintisiete.
Capítulo veintiocho.
Capítulo veintinueve.
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno.
Capítulo treinta y dos.
Capítulo treinta y tres.
Capítulo treinta y cuatro.
Capítulo treinta y cinco.
Capítulo treinta y seis.
Capítulo treinta y siete.
Capítulo treinta y ocho.
Capítulo treinta y nueve | FINAL.
EPÍLOGO | PRIMERA TEMPORADA.
Invitación.
Invitación II.
Invitación III.
Invitación IV.
Detrás de la Cámara | SEGUNDA TEMPORADA.
Antes de leer. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo seis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diez. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo once. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo doce. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo trece. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo catorce. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo quince. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo dieciséis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diecisiete. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo dieciocho | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diecinueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinte. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiuno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintidós. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintitrés. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinticuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinticinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiséis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintisiete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintinueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo cuarenta y siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA. | FINAL.
EPÍLOGO. | SEGUNDA TEMPORADA.
Una carta para Tom.
Agradecimientos.
EPÍLOGO. | FINAL ALTERNATIVO.
Curiosidades de DETRÁS DE LA CÁMARA.
"Mentiras." | ONE SHOT | Draco L. Malfoy.

Capítulo treinta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.

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By Sherley_Vila

SE RECOMIENDA EXTREMA DISCRECIÓN.

La mirada severa de aquel varón de ojos azules estaba sobre ella, apenas Moa podía levantar su mirada sin toparse con la de Daniel quien le observaba de una forma de reproche.

— ¿Es que acaso no conoces los riesgos? —Preguntó aquel hombre con el ceño fruncido.

— Relájate, el cáncer no es hereditario.

— Ya lo sé pero eso no quita el hecho de que eres propensa por tener antecedentes.

— Relájate.

Potter únicamente atinó a rodar los ojos de simplemente notar la calma con la que aquella mujer hablaba, no bastó mucho para que se escuchara en la sala como es que se daba una gran bocanada de aire dejando que este entrara por todo su cuerpo tratando de liberar todo tipo de tensiones.

— Magdala.

— Daniel...—Moa imitó a Horace, como solía hacerlo, causando que el fruncido ceño del varón se viera deshecho por su comentario.— No tienes nada de que preocuparte ¿Sí?.

— Pero es q—Fue interrumpido.

— ¿Sí? —Volvió a insistir.

La mirada de aquel hombre se volvía severa pero también blanda, como si en su interior luchara contra algo lo cual era correcto, él mismo se preguntaba si estaba bien en no insistir pero no quería ponerse en contra de su hermana ahora que ya la tenía cerca.

— Bien... —Dijo resignado, Daniel se acercó a ella haciéndole compañía a un costado llevando su brazo por encima de los hombros de la mujer.— Si no fuera porque con mamá pasamos esos mareos y vértigos, diría que estás embarazada.

La morena soltó una carcajada negando con la cabeza.— Por favor... No, yo no quiero hijos, estoy bien así, mi familia es Tom y Willow y pueden serlo hasta el fin de mis días. —Dijo de forma simple a pesar de que no pensaba del todo así.

Moa quería una familia, desde luego, pero no se sentía preparada para tenerla, rozaba casi los 30 años por lo que tenía presente que si esperaba más tiempo llegaría un momento en el que sería complicado un, embarazo. Aquella morena, cuando tuvo la oportunidad de ser la segunda madre de Kenia podía mencionar que se sintió como una mujer realizada.

No es que toda su felicidad lograda a base de sus metas se vieran minizadas, no, pero la idea de ser madre le agradaba, le hacía sentirse bien aunque no fuese el momento, ella tendría que consultarlo con su ginecólogo en todo caso.

Ella quería una maternidad deseada, quería que todo fuese planificado cuando realmente se sintiera preparada.

— ¿En serio, ni un hijo siquiera? —La mujer negó consiguiendo la sonrisa divertida de su hermano.— Admito que no me sorprende.

Y ese comentario fue lo que hizo a la morena reír.

Ninguno de los dos adultos en la sala se había percatado de que Tom estaba cerca, él regresaba a la sala para avisar que la mesa estaba puesta para poder ir a cenar, aquel rubio estaba por pisar el salón cuando escuchó el comentario de Daniel con referencia al embarazo sintiendo un mar de emociones placenteras. Tom siempre tuvo en mente que quería una familia, una gran familia o simplemente una pequeña pero que en ambas estuvieran siempre llenas de amor.

Todas esas sensaciones fueron perturbadas por lo que el rubio escuchó después, el comentario de Moa no le había agradado, debía admitirlo libremente, se sentía ligeramente ofendido aunque nada podía hacer, si ella no quería tener un hijo adelante, él la respetaría.

Aunque erróneamente, él creyera que Moa no quería una familia conformada con hijos, tal como él.

La última semana de Junio corría dándole paso al mes que dos personas esperaban con muchas ansias como lo era Daniel y Moa, pues eso significaba que el cumpleaños de ambos estaba cerca.

Magdala, había comenzado a movilizarse con respecto a su trabajo, buscaba ir como agente en casas productoras pero hasta el momento nada salía para ella consiguiendo que la morena se encontrase un poco deprimida, el equipo de Phill seguía ahí aguardando por ella, ella lo consideraba pero no quería simplemente quedarse ahí, quería estar en los equipos de las producciones de Warner, Disney u otras.

Eso la había llevado a descuidarse un poco más.

Frente al retrete, la morena se encontraba por tercera vez en el día devolviendo todo lo que había ingerido, afortunadamente estaba sola o para su desgracia lo estaba. Esto estaba yendo demasiado lejos y no podía permitirse darse el lujo de aplazar sus sospechas.

El corazón le palpitaba con tanta fuerza.

La sensación de acidez en su garganta la hacia sollozar un poco más, la chica suspiró pesadamente, se encargó de ponerse de pie dejando de al tirar de la palanquilla el agua se llevara todo aquel asqueroso vómito por el desagüe. Moa acunó la palma de su diestra  para recoger un poco de agua del lavamanos y así poder enjuagar su boca.

Secó su boca con un pedazo de papel y caminó hasta la canastilla para depositarlo ahí, deteniéndose en aquella caja peculiar que había adquirido. Sintió unas inmensas ganas de llorar cuando la tuvo en sus manos y siquiera se imaginaba por qué, cerró sus ojos tratando de mantenerse así hasta conseguir la calma.

Sus dedos rompieron la caja de cartón delgado, misma caja que dejó a un lado para tomar ese pequeño aparato, sus bragas corrieron por sus pantorrillas hasta terminar en el suelo, sentada en el retrete colocó el aparato que se había encargado de preparar, aguardó varios minutos sentada en el retrete sin moverse, el miedo la había paralizado.

¿Cómo le diría a Tom que estaba embarazada?

Sus ojos se abrieron fijándose rápidamente en la prueba de embarazo que sostenía su diestra temblorosa.

Su respiración se cortó por un momento al notar el resultado.

Una corriente eléctrica había sacudido su cuerpo.

Negativo.

Sintió el aire más ligero, dejó escapar una risa nerviosa que expresaba todo el mártir de su interior, no estaba embarazada.
No es que no quisiera estarlo pero no era el momento, envolvió en papel higiénico aquella prueba y la deshechó.

Moa caminó hasta su cama donde se acostó dejando sus ojos cerrados por un buen rato, le pareció lógico el hecho de no estar embarazada debido a que se mantenía en un método anticonceptivos desde que comenzó a salir con Tom a pesar de que sus encuentros no eran frecuentes sumando al hecho de que Tom se cuidaba por igual. La calma la había inundado pero algo sin duda la sacó de su trance de relajación.

¿Qué era entonces lo que le provocaba esos síntomas?

Era raro pues aquellos mareos y vértigos no siempre eran frecuentes, entonces su mente se iluminó dejando a una morena más tranquila, seguramente lo que le había dicho a Daniel para tranquilizarlo era verdad, lo más seguro es que estuviese simplemente con déficit de vitaminas, en todo caso debería encargarse de ello.

El sonido de unos golpes la desconcertó, poniéndose de pie caminaba rumbo a la puerta principal, ella no esperaba a Tom o al menos no hasta ese momento, al abrir la puerta sus ojos marrones se posaron en aquel repartidor domiciliario.

— ¿Magnolia?—Preguntó aquel adolescente.

— ¿Magdala? —Respondió en su ligero tono dudoso, el chico miró nuevamente aquella etiqueta asintiendo con vergüenza al notar que estaba equivocado.

— Sí, Magdala. —La morena asintió.— Aquí tiene. —Con desconcierto le fue extendida una caja con decoraciones en verde.— Le mandan esto...

Aquel trabajador le extendió una pequeña hoja donde la mujer anotó su nombre y colocó su firma. Pocos segundos despues llena de curiosidad caminó a la sala de su hogar donde se sentó en uno de los sofás, colocando sus piernas en jaras. Ella no había pedido nada por lo que no entendía el motivo del paquete, con cuidado comenzó a abrir la caja rompiendo la cinta.

En el interior del paquete, lo primero en ver fue una pequeña tarjeta la cual tomó entre una de sus manos, su otra mano abrió el papel delgado de color morado que envolvía el contenido, lo primero que sus ojos vieron fueron envolturas de dulces que ella amaba, de todo tipo, dulces, picosos, agridulces, una peculiar emoción nació en ella, su mirada pasó a la tarjeta leyendo lo escrito.

No hay motivo, solo quise que supieras que te amo demasiado y que mejor con las cosas que sé que te gusta, te veo más tarde, darling.”

TF.

La morena dejó escapar una risa divertida, suave, emocionada, dejó la tarjeta a un lado para tomar la libertad de tomar su celular y así entrar a mensajería escribiendo un mensaje para su novio agradeciendole el detalle. Comenzó a saciar su hambre con aquellos dulces deleitando su paladar con gomitas con picante. El tintinear de su celular fue la muestra de que había recibido un mensaje y esperanzada en encontrar la notificación de su novio por el contrario, encontró la de un varón al que últimamente no había podido ver.

El icono de videollamada comenzó a destellar en la pantalla indicando de que aquel varón quería una videollamada, Moa sin mucho problema deslizó el icono a un costado para responder, pronto la pantalla mostró al pelirrojo con una sonrisa socarrona.

— ¡Vaya! Hasta que me respondes. —Exageró el ojiazul consiguiendo que la chica riera.

— Que exagerado, siempre lo hago. —Reprochó.— ¿A que se debe tu llamada, señor?

— ¿Qué acaso no puedo llamarte por diversión?

— No, no puedes. —Dijo cortante, su semblante se volvió serio consiguiendo que Domhnall cambiara su expresión a una más serena y seria. Una carcajada rompió con ello.— Nah, bromeo, claro que puedes.

— Ah. —Un suspiro aliviado salió de los labios de aquel.——Dios, creí que Tom te había prohibido verme.

La morena rió mientras fruncia el ceño.— ¿Qué? ¡No! Para nada ¿Por qué debería?

— No lo sé... —Se encogió de hombros, aunque en realidad lo sabía, conocía las vibras de cuando a alguien no le agradaba y aunque la relación entre los dos varones era buena, el pelirrojo sabía que cuando se trataba de la morena aquel rubio sería un poco celoso.— Como sea, vine a proponerte si querías comer algo conmigo, almorzar, lo que sea, tú elige.

La morena pareció pensar un poco, dudaba entre si decir que sí o no.— Me gustaría pero realmente no quiero salir a algún lugar.

— Puedo llevar la comida a tu casa.

— Hecho. —Dijo Moa con una sonrisa divertida.— Te veo aquí pronto.

— Abreme la puerta entonces.

Ese comentario hizo fruncir a la chica el ceño desconcertada, se puso de pie caminando con lentitud hacia la puerta principal, abrió la puerta lentamente mientras se ponía alerta pero lejos de creer que era una broma como las que le gustaba hacerle en realidad el pelirrojo de complexión delgada salía de su auto estacionado frente a su hogar con una bolsa en mano.

— ¿Sabías que te diría que sí? —Preguntó en voz alta colgando la videollamada para dejar su celular a un costado. Domhnall quien ya se acercaba a ella soltó una risa asintiendo.— No puedo ser predecible.

— No pero afortunadamente te conozco, creí que no tendrías ánimos de salir y traje comida.

— ¿Y si te decía que no quería comer contigo?

—¿Como por que no querrías comer conmigo? —Preguntó de una forma burlona seguido de un suave “Pfff” evidenciando lo estúpido de la pregunta, Moa rió ante ese toque vanidoso. La morena se hizo a un costado permitiendole el paso al varón quien entró en el hogar tranquilamente caminando directo a la cocina para dejar las cosas ahí.

Ambos adultos comenzaron a comer al poco tiempo con calma y entre risas que no cesaron incluso cuando acabaron de comer, el cielo azul comenzaba a darle paso a la noche estrellada y a la ciudad iluminada pero ni eso quitaba que Moa y Domhnall estaban muy cómodos viendo una película infantil, el pelirrojo se había negado pero después de ser amenazado por la chica con una galleta de la fortuna que Gleeson había comprado para ella de camino a su casa terminó por acceder.

El silencio era cómodo, los dos amigos no hablaban la presencia del otro en medio de la ausencia de sonido no afecto al contrario.

El reloj marcaba 20:37, un rubio recién salía de su hogar con la pequeña gran cachorra a su lado, pasarían la noche con la morena por ello con calma iban hacia ese rumbo. Había comenzado a contactarse con Claire McCarthy, el equipo de aquella gran exitosa mujer había buscado a Tom para proponerle ser él quien interpretar a Laertes, el hermano de la protagonista de Ophelia. El rubio gustoso después de una muy severa comparativa había aceptado dicha propuesta, era esa la razón de que durante el día no estuvo en mucho contacto con su novia pero no se olvidó de ella. Por la mañana se había encargado de hacer un pedido para ella.

El rubio manejaba por la ciudad únicamente con su cachorra como compañía y con cosas básicas como lo era el cargador de su celular, su guitarra y su bolso con pertenencias.

Comenzaba a perderse entre las calles conocidas, calmadamente se acercaba a la casa de su amada aunque algo no estaba bien, ella parecía no estar sola. El rubio aparcó su auto en la cochera de la casa de la joven, lugar que Domhnall no había ocupado pues sabía que tal vez si alguien más llegase querría ocupar ese lugar además de que el chico había planeado no quedarse tanto tiempo sin embargo los minutos convertidos en horas se fueron volando.

Tom bajó del auto junto a Willow, sus ojos azules observaron el auto, no lograba identificarlo pero trato de no darle importancia, caminó hasta la puerta donde tocó con sus nudillos. Un muy suave y airoso "Voy" se escuchó ocasionando reír al chico embelesado. La puerta se abrió dejando ver a la mujer más hermosa que podría existir.

Tom se lo preguntaba ¿Cómo es que no podía vivir tranquila amenzando a la Diosa de la Belleza?

— Hola amor. - Saludó el rubio encontrándose casi enseguida con el cuerpo de la morena sobre el suyo.

— ¡Cielo! —Moa se colgó de sus hombros yendo directo a sus labios para depositar un beso tierno. La mano de Tom bajó a su cintura acunando la curvatura del cuerpo de aquella.— Te extrañe... Willow. —Saludó seguido a la can que meneaba su cola encantada de recibir cariño.

— Te extrañé más. —El rubio se acercó a ella dejando que el perfume de la mujer entrara por sus fosas nasales.— ¿Recibiste el regalo?

Moa asintió dejando ver una gran sonrisa que mostraba lo poco cohibida que estaba.— Sí cielo ¿No viste mi mensaje?

Tom negó.— No he tocado ni celular en un buen rato, he estado haciendo unas cuantas cosas y me gustaría contartelas. —Mencionó una ligera emoción que contagió a la chica.

— Pasa.—Animó, Willow por su lado ya estaba en el interior de la casa cerca del pelirrojo, mostraba su panza mientras su cola se azotaba contra el piso, estaba siendo acariciado por la mano de Gleeson.

El rubio se sorprendió al notar que aquel varón estaba en la sala de la chica, Domhnall y Tom encontraron sus miradas siendo el sangre pura el que se acercara a él para saludarlo no muy gustoso.

Traidora” Pensó Tom al ver a su cachorra muy alegre de recibir caricias. 

¿Que hacía él ahí?

— Tom, que bueno verte. —Dijo el pelirrojo con una sonrisa pequeña y divertida, dejó de acariciar a Willow para ponerse de pie y saludarlo correctamente.

— Digo lo mismo. —Mencionó de forma tranquila, realmente no le agradaba que estuviera ahí y menos si ella estaba sola. Su mirada se volvió a Moa quien regresaba de la cocina con un vaso de agua.— ¿Qué hacían?

— Tarde de películas.—Atinó el propio Domhnall.

Moa asintió dejando escapar una risa pequeña. — Domhnall vino a verme por la tarde, almorzamos y después nos pusimos a ver películas. —Un muy suave “Mmmhh” salió de los labios del rubio quien tomaba asiento junto a su novia una vez sentada.

— Así es... Que de hecho, ya debo retirarme, pase un buen rato aquí y ya es tarde. —Anunció, el pelirrojo alzó su mano viendo su muñeca un momento donde estaría un reloj pero ahí no había nada.— Efectivamente, ya es tarde. —Se puso de pie tomando sus pocas pertenencias.— Moa, Tom, fue un placer verlos.

— También para mí. —Respondió el rubio.

— Muy bien, ve con cuidado. —Moa hizo un intento por levantarse y encaminarlo a la puerta pero fue negada por el mismo pelirrojo.

— No, no, quédate aquí, conozco el camino. —Moa rió, Weasley caminó hasta la puerta principal donde al abrirla se detuvo un momento antes de cruzar el umbral.— Nos vemos Tom.

— Hasta luego Domhnall.

— Querida, luego hablamos para ponernos de acuerdo.

— Clarooo. —Canturreó con calma, y el sonido de una puerta cerrandose delató que aquel se había ido.— ¿Te diste cuenta de que no traía reloj en su brazo? —Reprimió una risa.

— Tal vez le urgía irse. —Internamente Tom agradecía.— Cosa que agradezco porque así puedo pasar tiempo con mi novia.

Moa se acercó a los labios del rubio para darle un corto beso.— Me gusta como suena eso... Ser tu novia. —Sintió como es que los brazos de aquel hombre la tomaron con firmeza pero sin llegar a lastimarla para así poder cargarla y posarse sobre su regazo, una vez encima de él la morena dejó que su cuerpo cayera en el pecho del chico acunandose.— ¿Qué es lo que querías contarme?

El rubio chasqueo sus dedos soltando una pequeña sonrisa que trataba de contener toda la emoción.

— Me han ofrecido un papel para Laertes, el hermano de Ophelia.

— ¿Ophelia?

— Sí, la amada de Hamlet.

— ¡Oh, la obra de Shakespeare! —Tom asintió.— ¿Has aceptado?

— ¡Claro! Por eso no pude responder tus mensajes amor, no he estado al pendiente de mi celular y hasta ahora que estuve libre vine a verte, y a pasar la noche.

— ¿Te quedarás?

— Sí ¿Te molesta? —Alzó una ceja con un son de fingida indignación.— ¿O prefieres que Domhnall se q—Fue interrumpido por un beso que al poco tiempo fue correspondido.

— ¿Celoso, Felton? —Burló con diversión obteniendo una mirada indignada, en evidente son de broma.

— Un poco. —Susurró, Moa soltó una carcajada divertida, se levantó del regazo de Tom sintiendo la mirada curiosa de este, sin problema se puso a horcajadas del mismo.— ¿Qué haces, pequeña?

— Shhh~—Silenció la mujer llevando sus labios al cuello del rubio donde solo rozó la piel tersa de aquel, la cálida respiración de morena hacia al ojiazul ponerse nervioso.

Las manos de Tom se posaron en las caderas de la chica ejerciendo un poco de presión hacia abajo, la morena llevaba consigo un pantalón pijamero y una camisa de algodón, era un tanto fácil poder sentirla. Un pequeño y débil jadeo salió de los labios del rubio al sentir como es que pequeños besos se repartían por todo su cuello marcando un camino. La respiración del actor comenzaba a ser algo pesada consiguiendo, Moa siendo consciente lentamente se movía sobre el chico.

— ¿Me estás silenciando? —La coqueta voz del rubio sonó profundamente, una risilla salió de la mujer. La diestra del varón bajó hasta el glúteo de la chica para dar un suave apretón.—A mí no me vas a decir que hacer.—Aquel tierno varón había desaparecido, rara vez era que Tom tomaba un rol más serio, más severo, más imponente pero sin saberlo eso volvía loca a la morena.

— ¿Me vas a castigar? - Dijo con diversión y de forma retadora, al alejarse para poder apreciar el rostro de su amado se percató de que aquel le mantenía una mirada juguetona y pícara, la lengua de Tom empujó el interior de su mejilla y parte de su labio inferior dándole un aspecto galante. Los brazos de la mujer pasaron sobre los hombros de este mientras que sin cuidado meneaba su cadera sobre el chico, ese movimiento rozaba ambas partes, el cuerpo del actor dejó escapar una gran corriente eléctrica perturbando todos sus instintos, esos movimientos comenzaban a ser infernales. Poco a poco sentía como es que su corazón comenzaba a bombear rápido, la mirada marron de la chica parecía tener un brillo particular, los ojos del rubio se cerraron, sus labios ligeramente entreabiertos donde dejaba colar unos cuantos jadeos, sus manos presionaron más el cuerpo de la chica a su propio regazo.

Una ereccion comenzaba a tomar lugar con cada movimiento candente de aquella, la morena cerró sus ojos poniendo en alerta su sentido del tacto, un cosquilleo inundó el cuerpo menudo de aquella cuando sintió como es que un bulto empezaba a pronunciarse, la sensación que experimentaba al rozarse era fascinante.
Sintió como es que las manos del rubio levantaban su blusa para introducirlas por debajo de de esta misma prenda dejando que unas cuantas caricias se sumaran. La mujer de piel morena sentía como es que intimidad daba pequeñas palpitaciones delatando lo ansiosa que comenzaba a estar y no era la única.

El prominente bulto del rubio daba pequeños movimientos luchando contra la tela del pantalón y boxer que reprimian su libertad, misma tela que comenzaba a fastidiarlo. Tom tomó los bordes de la camisa de la chica para alzarlos y con facilidad la misma mujer desprenderse de aquella dejando a la vista sus pechos. El rubio posó una mano en la espalda baja de la chica haciendo una suave presión contra su cuerpo y así con la itra mano encargarse de desprenderla del bra que obstruia su visión, los broches se abrieron y fue cuestión de un parpadeo para que el bra de la mujer estuviera en el piso.

La mirada del rubio parecía había oscurecido, sin quedarse atrás el mismo se despojó de su camisa, una de sus manos acunaron uno de sus pechos para que el otro lo guiase a sus labios dejando que su lengua jugara con el pezón de la chica. Las manos pequeñas de la mujer se enterraron en el cabello del chico dejando que pequeñas caricias se instalarán ahí pero sin dejar de moverse la morena comenzaba a sentir como es que el calor incrementaba.— Tom~—Susurró en medio de un jadeo.— No me hagas esperar, por favor. —Suplicó, el rubio acatando las ordenes de su amada se alejó, sus manos las bajó a su pantalón para quitarlo mostrando su desespero en sus acciones, Moa por su lado se encargó de quitarse el pantalón pijamero que traía consigo quedando únicamente en bragas, el pantalón del varón corrió hasta sus tobillos donde que lo quitó por completo con ayuda de sus pies.

Tomó a Moa entre sus brazos para recostarla a lo largo del sofá, sus brazos a sus costados permitiendo tenerlos como pilar.— No tienes idea de como me pones... —Felton irguió su postura, sus manos se posaron en los muslos de la chica para atraerla un poco dejando de que aquella de la impresión liberara un jadeo divertido y asustadizo, comenzó a frotar su ereccion contra la intimidad de la chica ambos cubiertos aún por sus prendas interiores. Moa arqueó un poco su espalda del placer ante esos roces, el rubio podía sentir como es que su mujer estaba húmeda consiguiendo que estuviese más ansioso por poder fundirse en ella, en un pequeño movimiento el varón se alejó sentandose mientras palmeaba su regazo haciendo que la mujer pronto entendiera su propuesta, pasó una pierna al otro lado del cuerpo del varón volviendo a la posición inicial, a horcajadas.

El rubio enganchó un dedo en su boxer bajandolo dejando por fin que aquella prominente ereccion fuese liberada, un poco más y sentía que la tela comenzaría a romperse. Con cuidado Tom hizo a un costado la braga de su amada sin quitársela, su diestra alineó su miembro y lo sostuvo desde el inicio del tronco, el glande rozaba ligeramente con los labios de la mujer sintiendo como es que la humedad de la aquella lo envolvía un poco colocándolo más ansioso.

— T–Tom. —Habló entrecortada.— No me tortures...

— Amor... —Susurró el rubio en respuesta.— Te he dicho que... —Una de sus manos se impactó contra el gluteo de la mujer haciendola soltar un gemido.— No me des... —Entró en el interior de la mujer de una estocada, firma, rápida, fue fácil entrar en ella debido a la lubricacion que tenía.— Órdenes.

Tom dejó escapar un jadeo al sentir como es que el interior de Moa se adaptaba a su tamaño, le fascinaba la sensación cálida y humeda que sentía cuando eran uno mismo.
La morena con sus ojos cristalizados del placer apenas pudo esbozar una sonrisa ladina, poco a poco comenzaron a marcar un ritmo en donde la mujer daba pequeños sentones sobre el chico haciendo que este con ambas manos en la cadera de su amada echara su cabeza hacia atrás.

No era simple sexo.

Ambos estaban haciendo el amor, la pasión y el deleite era algo que a ambos los envolvía, Tom nunca prestaba atención al cuerpo de la chica para juzgarlo, siempre que sus orbes se centraban en ella era para fascinarse, amaba que su novia tuviera seguridad y eso para el actor era lo mejor que podía haber.

— ¡Me encantas! —Halagó el rubio, en un movimiento rápido sin salir de su interior posó a su mujer en el sofá nuevamente poniéndose entre las piernas de ella las cuales atraparon la cintura de aquel.— No, no, no amor. —Regañó de forma muy sutil, guió las piernas de su novia a sus hombros para ponerlos ahí haciendo desfallecer de placer a su contraria cuando sintió un placentero dolor invadirla en las embestidas que aquel le daba.— Te amo.

— Yo–Ah~—El rubio la interrumpió con una estocada.

— ¿Tú, qué darling?—La rapidez de las embestidas haciendo dificultoso poder hablar correctamente sin que un gemido se escapara por sus labios.

— Yo también te–Ah~—Respingó un poco cuando sintió como el rubio le brindó una estocada.— ¡Joder, Tom!~

La sonrisa ladina y socarrona dejaba ver toda la vanidad y ego en el adulto.— ¿Qué pasa, mi amor? —Preguntó fingiendo inocencia, la mirada de la chica fruncida de forma torpe excitaba al rubio.— ¿Estas molesta? —Dio una estocada arrancando un gemido de la chica.— ¿Por qué? —La noción del tiempo se perdió en aquellos dos amantes.— Respondeme, no seas grosera.~

Felton dejó que baja una pierna dejando así que una de sus manos se direccionara hacia la intimidad de ella, su dedo pulgar con cuidado comenzó a estimular el clitoris de la chica haciendo que la mujer se arqueara pronunciadamente al sentir como su cuerpo comenzaba a estremecerse de forma aún más salvaje. El tiempo sin duda no existía ahí, no tenían idea de cuanto había pasado en cada una de las poses habidas y por haber que podían experimentar en aquella sala, sus cuerpos perlados por el sudor y el placer inundaban la casa del sonido de sus cuerpos chocando.

Justo en estos momentos el rubio sostenía a la morena por las muñecas, los brazos de Moa estaba por encima de su cabeza sujetados por la muñeca por mano de Tom. Su cuerpo había tocado el orgasmo y eso enorgullecia al rubio, el cuerpo de aquel sangre pura desencadenó una sensación de escalofríos y cosquilleos en su pelvis anunciando que estaba próximo a llegar, bastaron unas cuantas embestidas toscas y firmes que llevaron a la morena tocar el cielo para que aquel se liberara en su interior mientras que un gemido en nombre de su amada lo acompañaba.

El pecho de Felnton se hinchaba mientras respiraba con fuerza tratando de regular su respiración, mordió su labio inferior, los ojos se toparon con los de la chica que fascinada le observaba, la pequeña mano de Moa tomó al chico del mentón para acercarlo y darle un beso lleno de ternura.

— Yo también te amo. —Respondió Moa al finalizar aquel beso, Tom sonrió sobre sus labios.

— ¿Cansada? —Preguntó Tom saliendo de ella, su miembro estaba ligeramente envuelto en el líquido seminal. El chico ensanchó una gran sonrisa al ver a su novia negar con la cabeza, se sentó en el sofá y con una mirada indicó a la chica que debía ponerse de pie.

Aquella mujer entendiendo lo que aquel le quería decir se puso de pie frente a él aunque se sostenía del chico, sus propias piernas flaqueaban.

— Arrodillate. —Demandó el rubio que con ayuda de su diestra se encargaba de darse placer.

“¡Oh, Dios! Siento como si hubiese tenido 3 horas de sexo.”


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