Detrás de la cámara. © [Tom F...

By Sherley_Vila

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Magdala O. Armstrong "Moa" siempre ha estado enamorada de su amigo Tom Felton desde que tiene memoria pero el... More

Detrás de la Cámara.
Antes de leer.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.
Capítulo veintiséis.
Capítulo veintisiete.
Capítulo veintiocho.
Capítulo veintinueve.
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno.
Capítulo treinta y dos.
Capítulo treinta y tres.
Capítulo treinta y cuatro.
Capítulo treinta y cinco.
Capítulo treinta y seis.
Capítulo treinta y siete.
Capítulo treinta y ocho.
Capítulo treinta y nueve | FINAL.
EPÍLOGO | PRIMERA TEMPORADA.
Invitación.
Invitación II.
Invitación III.
Invitación IV.
Detrás de la Cámara | SEGUNDA TEMPORADA.
Antes de leer. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo seis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diez. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo once. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo doce. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo trece. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo catorce. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo quince. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo dieciséis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diecisiete. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo dieciocho | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo diecinueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinte. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiuno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintidós. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintitrés. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinticuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veinticinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiséis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintisiete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintiocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo veintinueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo treinta y nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA
Capítulo cuarenta y siete. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y ocho. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cuarenta y nueve. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y tres. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y cinco. | SEGUNDA TEMPORADA.
Capítulo cincuenta y seis. | SEGUNDA TEMPORADA. | FINAL.
EPÍLOGO. | SEGUNDA TEMPORADA.
Una carta para Tom.
Agradecimientos.
EPÍLOGO. | FINAL ALTERNATIVO.
Curiosidades de DETRÁS DE LA CÁMARA.
"Mentiras." | ONE SHOT | Draco L. Malfoy.

Capítulo treinta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.

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By Sherley_Vila

V I E R N E S.

Dos semanas eran las que habían pasado.

Suficiente tiempo para deslizar a la locura lentamente a una persona, y en ese caso, Moa era la víctima de la demencia.

Hoy era ese tan ansiado día en el que todo cambiaría, o eso era lo que aquellos dos adultos tenían previsto. Erin y Tom habían estado en contacto preparando todo tipo de plan y ocasión para lo que creerían sería la reconciliación de aquellos dos hermanos.

Estaba bien admitir que los dos estaban nerviosos, ansiosos, con el miedo siendo inyectada en sus venas. El rubio había estado al pendiente de su novia preparandola mentalmente para lo que se avecinaba para ella, sabía que estaba mal sacar a una persona de su zona de confort pero no podía permitirse verla mal.

Él sabía que Magdala extrañaba a Daniel.

Lo supo cuando la notó viendo de una forma tan dolorosa una foto que ellos dos, aquel día, Moa y Tom habían decidido tomarse algunas cuantas fotos y mientras la mujer morena seleccionaba que fotos eran las ideales para enviarle a su novio se topó en su galería con aquellas imágenes.

— ¿Todo bien? —Preguntó Tom al otro lado de la puerta, fuera del baño.

Yacían en la casa del rubio, habían "acordado" salir a pasear por la tarde cuando el sol comenzara a ocultarse pero se habían retrasado cuando Magdala decidió entrar al baño para refrescar un poco su rostro. Su estómago parecía ser un centro de centrifugado.

— Sí. —Se escuchó de forma opaca, nada estaba bien en ese momento.

Moa yacía de cuclillas frente al retrete cubriendo su boca con su mano con la esperanza de que había podría retener un poco de esas amenazas de vómito.

Habían comenzado como ligeros mareos y vértigos días atrás que ocultaba a su novio.
Pero si esto se convertía en vómitos no podría ocultar nada.

— ¿Segura, amor? —Preguntó Tom con extrañeza.— Llevas un buen rato ahí...

— Cólicos. —Se excusó la morena, aunque no era del todo mentira, sentía esas infernales punzadas en el vientre, esos espasmos dolorosos que parecía acalambrar toda su espina dorsal.

— Ohhh.—Susurró el rubio con calma dejando que todas esas dudas se esfumarannal escuchar su respuesta.— Iré a prepararte un té... Ya sabes donde están tus cosas, amor.

Un suave "Gracias" se escuchó en el interior del baño, Tom salía de aquel cuarto con calma en dirección a la cocina para preparar lo que había mencionado a su novia, tomó una tetera para colocar un poco de agua a calentar mientras buscaba en sus gavetas con calma los sobres de té. Moa por otra parte comenzaba a segregar demasiada saliva dándole a su mente desquiciada por las inseguridades que habían nacido en las últimas dos semanas donde había notado a su novio un poco raro, razones por las que podría estar en ese estado.

¿Estaría embarazada?

No, no lo creía, debía relajarse.

Justo ahora estaba en su periodo y esas náuseas moribundas podían ser solo parte de esos terribles síntomas de sus frágil cuerpo y sistema inmune, era casi normal que se enfermara del estómago, pero no podría estar ahí todo el día en el baño. Tom había insistido desde que había amanecido en que debían salir ya que parecía ser un excelente día, Moa no quiso negarselo, debían salir.

Con todo el dolor del mundo, odiando la sensación que tenía en mente que sentiría llevó dos de sus dedos a su garganta tocando su paladar para hacía darse la sensación de vómito consiguiendolo con éxito. Con un sollozo y una arcada se inclinó sobre el retrete para dejar salir todo lo que había ingerido con anterioridad, sus dedos ligeramente manchados por la ola de vómito y su garganta rasposa y ardiente, Moa se mantuvo ahí un buen tiempo antes de decidir ponerse de pie para tirar de la palanquilla y lavarse la boca y manos perfectamente.

Al salir, desplazandose por la casa del rubio en busca del mismo se encontró con él con un semblante preocupado y con la taza de té en mano.

—! ¿Todo bien, cariño? Creí haber escuchado que vomitabas. —Mencionó con evidente preocupación causando que el corazón de la morena se achicara al tener presente que preocupó a su novio.

— Para nada cielo, todo bien. —Trató de consolar mientras extendía su mano a la taza que el ojiazul le tendía dándole un trago.

Tom asintió con calma no muy convencido pero no queriendo insistir y ser un pesado con la mujer que amaba simplemente calló. Moa dio un trago largo sintiendo como es que la insensante sensación palpitante de su garganta recién irritada por el flujo gástrico se aliviaba solo un poco con el caliente líquido que pasaba, aunque ese alivio pronto pesó en su estómago.

— ¿Tenemos que salir? —Preguntó la morena, no se sentía bien.

— Yo quería salir contigo hoy...—Sabía que estaba mal lo que estaba por hacer pero lo veía necesario, ocupaba sus dotes en la actuación.

— ¿No podría ser otro día?

— ¿No te sientes bien, verdad? —"Atacó."

La chica negó con rapidez, no quería darle la razón.— No es eso, solo no tengo ganas de salir...

Aquel rubio internamente se sentía una gran hipócrita, y la más manipuladora persona pero debía hacerlo. Tom hizo un gesto de resignación y desgano con la intención de crear culpa en su novia.— Ah... Podemos hacerlo... —Moa, quien buscaba la mirada de su novio no lo consiguió, aquel miraba el piso con evidente resignación lo que causó justo el efecto que deseaba.

Moa se removió muy ligeramente en su lugar con culpa y lástima, Tom parecía tan esperanzado en querer salir con ella y ella se lo negaba sin compasión, lo notaba en esas pequeños y dulces ojos azules.

— ¿Realmente querías salir hoy?

— Me pareció un día encantador y bueno, creí que podría gustarte la idea pero tal parece que no es el momento... Ya podremos salir en otra ocasión, no te preocupes.

La chica frunció el ceño lastimosa, no quería eso.

— Salgamos... —Insistió.

— ¿Qué? No amor, podemos quedarnos.

— No, no quiero eso... Tienes razón en que es un lindo día.

— Sé por qué lo haces. —Resongó Tom ocasionando la sorpresa en la mujer.— No debes sentirse culpable, no pasa nada en quedarnos en casa.

— No, quiero salir Tom... Al regresar podemos estar en casa ¿No? —El ojiazul asintió.— Ahí esta, podemos hacer una noche de películas.

Psicología inversa.

El rubio trató de ocultar su emoción y felicidad al conseguir lo que quería.— ¿Segura? —Preguntó con su fingida poca pizca de inseguridad.

— Muy segura amor... Ahora vamos, te espero. —Dicho eso la morena dio su último gran trago a su té para tomar sus cosas que yacían en la sala para caminar a la puerta principal.

Tom, asintió fingiendo la calma que no tenía en ese momento. El rubio se tomó unos minutos en contactar con Erin para confirmar todo antes de por fin salir de la cocina.

« Estamos por salir.»
— Enviado, 17:21

Tom salió del interior de la casa en compañía de su novia a quien ayudó a subirse en el auto, el rubio optó por poner algo de música hasta su destino, Moa por su lado era absorta en sus pensamientos únicamente con sus ojos posados de forma muy vaga en el paisaje que atravesaba.
La mujer morena tenía una ligera idea del lugar al que podría ir para caminar y apreciar perfectamente la ciudad ese curioso buen día pero toda idea comenzó a esfumarse cuando sintió su corazón acelerarse cuando su mente repetía una sola cosa.

“Esto es familiar”

Felton se había alejado del centro de la ciudad para enfocarse en unas calles en concreto que eran las cuales conducían al hogar de una persona en particular.

“Daniel”

La serenidad y el embriagador mar de pensamientos se esfumaron en el momento que al frente, su vista era dirigida a una casa de grandes ventanalas, de una fachada glamurosa.

— Tom. —Llamó con severidad la mujer olvidandose por un momento su malestar y que el rubio que venía con ella, era su pareja.— ¿Dónde estamos? —Sintió como los nervios la envolvían al momento en el que el auto se detuvo al frente de un muy conocido y familiar auto, sus ojos se posaron en las placas del vehículo confirmando su paranoia.

— Ya sabes. —Respondió con simpleza, cuando aparcó sus ojos azules se desviaron la mujer que tenía a su costado dedicandole una sonrisa tímida.

— Vámonos de aquí. —Chistó la mujer dejando todo el remolino de emociones la invadieran.— Por favor, vámonos de aquí.

— No podemos hacerlo... Amor...

— No me llames así, Thomas. —Respondió con molestia.— ¿Este era tu "Es un lindo día para pasear"? ¿Aquí querías traerme? ¿Que ganas con esto?

No hablaba con gritos, no alzaba la voz pero se notaba la intensidad con la que decía ello, sus ojos bien abiertos parecían querían penetrar el alma de aquel varón que sintiendo culpa suspiró con pesar.

— Moa, esto es algo que debes hacer, no puedes ser engañandote, sé que es importante para ti y que lo extrañas pero no puedes seguir con esto, te lo dije una vez y te lo vuelvo a repetir, no quiero que si estoy yo: no este Daniel, y si esta Daniel: no esté yo... Te amo demasiado y que más me gustaría poder tomar otro rumbo pero esto es algo que tarde o temprano tendrás que hacer.

La mujer de piel morena estaba conmocionada, habían pasado casi tres meses o un poco más desde que no hablaba en absoluto con Daniel o con Erin, no sabía que decir ¿Que mencionaría? Ella estaba avergonzada, se arrepentía de lo que había hecho pero no sentía el valor de plantarle cara a su hermano. Sintió como unancalidad y delgada mano se posó sobre su muslo, sus ojos observaron a Tom quien le dedico una mirada muy compasiva.

— Todo saldrá bien... —Susurró el rubio con confianza.

Pasaron varios minutos antes de poder conseguir una respuesta clara, un suave asentimiento fue la señal que tomó el ojiazul para salir del auto y ayudar a su novia a bajar, tomandola de la mano caminó con ella hasta la puerta principal tras haber cruzado el portón y vallas protectoras que rodeaban la gran casa.

— ¿Preparada?

— No.

— Me alegra escuchar que sí. —Ese comentario arrancó una débil risa por parte de la mujer que sentía su cuerpo temblar, estaba ligeramemte escondida detrás del cuerpo de su novio. Tom, armandoae de valor y compartiendo los mismos nervios que Moa golpeó con sus nudillos dos veces la madera de aquella puerta.

El ambiente se volvió denso, Moa sentía todo como una especie de película al notar que la tensión se había instalado en el aire, muy presente capaz de romperse con una simple hoja de papel, la fémina de piel canela sintió como su corazón se frenó al escuchar movimiento al otro lado de la puerta y no era la única.

La puerta se abrió dejando ver a una mujer de piel blanca y cabello oscuro, esos ojos gatunos se posaron en Tom casi ignorando su presencia al notar que detrás de él había una persona que hizo su interior estremecerse.

Unos brazos se abalanzaron por encima de los hombros de Moa estrujandola con fuerza contra el delgado cuerpo del contrario.— Moa.—En un hilo de voz se pronunció el apodo de aquella, quien conmocionada por esa calurosa y afectuosa bienvenida correspondió al abrazo.

— Erin. —Susurró la mujer, la mencionada se alejó un poco llevando sus manos al rostro de la más baja en estatura para secuestrarle.

— Mírate nada más. —Los ojos de Erin analizaban con fascinación y deleite el rostro de la su pequeña cuñada.— Hace mucho que no te veía... —Una de sus manos acarició todo el rostro de la mujer, su mejilla, el mentón, sus cabellos, todo, sus ojos cristalizados de la emoción de volver a tener a una amiga consiguió traicionaron el paso de unas pocas pero gordas lágrimas.— Estás... Muy... —Erin se quedó pasmada sin encontrar las palabras exactas que poder dar, consiguiendo únicamente que por acto sincero volviera a estrechar a Armstrong contra su cuerpo queriendolo acunar, una mano en su espalda y otra en la nuca de su cabeza.— Te extrañé.

Moa sintió como su corazón encontraba la calidez en los brazos de una persona importante. No pudo evitar también abrazar con euforia a la mujer que había sido también como una hermana para ella.

— También te extrañé. —Susurró débilmente y con una voz un poco gangosa, divertida suspiró ligeramente cuando rompieron el abrazo.

Erin llevó sus manos a las de la morena para sostenarlas un momento y apretarlas como muestra de regocijo antes de tener que soltarlas para saludar con felicidad y euforia a Tom, quien simplemente había permanecido al margen de ese pequeño primer encuentro entre las mujeres.

— Pasen, pasen. —Insistió la mujer.

Acatando las indicaciones la pareja se adentró en la casa.

Moa sintió el nerviosismo petrificarla así como la nostalgia cuando su mente la traicionó con recuerdos un tanto dolorosos, nada había cambiado mucho y podía notarlo con solo mirar el lugar. En aquella casa a veces solía celebrarse su cumpleaños pues al llevarse con Daniel solo unos cuantos días de nacimiento, solían hacer solo una fiesta para ambos.

En aquella sala, la morena tomó asiento en uno de los sillones junto a su pareja a quien tan pronto tuvo cerca interceptó su mano buscando calma con las caricias que Tom depositaba en el dorso de su mano. Erin pronto llegó a ellos tendiendoles un poco de beber a cada uno, Felton le dio una mirada cómplice a Darke quien en un pequeño gesto asintió.

Erin había traído a Daniel a base de engaños, había comentado que esperaban la visita de sus padres por lo aquel se tomaba su tiempo para arreglarse adecuadamente.— Daniel.~—Habló en voz alta aquella mujer consiguiendo que los nervios estremecieran con fuerza la morena que incluso, sentada, pudo sentir su cuerpo tambalearse y flaquear.

— ¿Todo bien? —Susurró Tom al percatarse de ello, la morena negó.

¡Nada estaba bien! ¡Ella no estaba preparada!

¡Nadie debía haberla obligado!

— No, tengo ganas de vomitar.

— Deben ser los nervios.

— Nervios los cuales no tendría si no me hubieras traído aquí.—Atacó Moa.

Unos pasos comenzaron a sonar cercanos a la sala desde la segunda planta, se notaba en las pisada la ligera prisa que Harry Potter tenía por saludar a sus "suegros" y de pronto, el ambiente se hizo tan pesado cuando una mirada azul rey, se encontraron con la mirada marrón.

¿El aire se había existinguido?

¿Siempre había sido tan caliente?

¿Siempre estuvo la sensación sofocante?

— ¿Que haces aquí? —Fue lo único que Daniel pudo articular de una forma tosca, seca, fría.

El rostro de Radcliffe había cambiado, no se refería a la tupida barba que perfilada ese tosco rostro de facciones definidas sino a aquellas ojeras oscuras que delinaban los ojos del varón, se notaba el cansancio en ellas, la tristeza viva de un amargo y penetrante dolor.

Moa pudo notar mil cosas malas en el aspecto de Radcliffe a pesar de ir pulcramente vestido.

Daniel pudo notar mil cosas malas también en el ser de aquella mujer.

Ambos estaban destrozados.

— Vine en contra de mi voluntad.—Respondió firme la chica.

— Me hicieron bajar con mentiras. —Dijo Daniel evidenciando su poco gusto por estar ahí. Sus ojos se posaron en la cabellera rubia que estaba a un lado del cuerpo femenino en el sofá.— Tom. —Saludó firme.

— Daniel, hola. —Respondió el chico tragando un poco de saliva.

El silencio inundó la sala consiguiendo que la incomodidad incrementara en el lugar, Daniel no observaba a la mujer frente a él, solamente observaba el piso inquieto.

— ¿Para esto me llamaste? —Preguntó Radcliffe en voz tosca, no muy baja, a su novia la cual le miró severo.

— Sí, para esto te llamé. —Respondió cansada.— Para esto te hice bajar y para esto hice que Tom trajera a Moa a la casa. —La firmeza de la voz de Erin sorprendió a los presentes, era bien sabido por Radcliffe y Armstrong que Darke tenía un carácter pasivo pero muy firme y apesar de convivir con ella ninguno terminaba de acostumbrarse a ese carácter rudo.— ¿No te alegra tenerla aquí después de tanto tiempo?

— ¿Ella se alegraría de verme? —Respondió aquel actor.— No se que hace aquí.

— ¿Y no piensas siquiera darle una oportunidad para hablar? —Esta vez fue Tom quien habló consiguiendo la atención de Potter y su pareja.

— ¿Por qué tiene que darme él una oportunidad? —Objetó Moa.

— ¿Por qué tengo que darle una oportunidad?—Repitió el varón observando alternamente a Erin y Felton.— No hay nada de que hablar.

— Oh, sí que lo hay, tú y ella se quedarán aquí hablando de eso. —Ordenó la mujer.— Tom, acompáñame a la segunda planta por favor. —Tom asintió, su mirada zafiro se volvió a su novia tratando de apaciguar todo el caos que podía percibir en ella antes de soltarla de las manos y caminar hasta donde la actriz para subir con ella a la segunda planta de aquella casa.

En la sala, solos, en medio de la tensión quedaron esos dos viejos amigos. Ninguno dijo nada, solo se sostuvieron la mirada un buen rato, los dos estaban ariscos a querer hablar.

Moa sabía que estaba mal el no haber hablado con Daniel tiempo atrás para pedir siquiera disculpas de su comportamiento, pero toda esa culpa que llegaba cuando pensaba en las palabras que le había dicho al varón se esfumaba cuando recordaba con molestia la entrometida actitud del Gryffindor y sus crueles palabras a algo que ella ya sabía.

Daniel por su parte, sabía bien que había estado mal en haber dicho todo aquello hiriendo a su pequeña hermanita pero sin tan solo aquella morena se hubiese puesto en su lugar lo comprendería, él no quería perder a Moa pero tampoco a un gran amigo por la inestabilidad y poca inteligencia emocional de alguien más. Robert no solo era un gran amigo de Magdala sino que de Daniel también, así como aquel vampiro estuvo para Armstrong también lo estuvo para él, después de todo, Radcliffe también había perdido a su mamá.

Daniel caminó hasta uno de los libreros de la sala para tomar de una pequeña repisa la licorera que tenía ahí sirviendose un trago de Ginebra, Magdala arqueó una ceja sorprendida, no había visto beber al varón desde que tuvo problemas con el alcoholismo durante su juventud adolescente.

— Él se fue. —Habló Moa de forma clara pero temerosa.

— Lo sé. —Fue la respuesta del ojiazul.— Sabía que se iría.

— ¿Lo sabías?—Daniel asintió.— ¿Sabías que estaba en sus planes irse? —Volvió a asentir, Moa por alguna razón sintió una pequeña punzada en su pecho.— ¿Por qué no me lo dijiste?

— ¿Hubiese cambiado algo? Solo le hubieras complicado más su partida...

— Eso no es verdad.

— ¿Segura? —Preguntó con ironía, la morena se puso de pie a la defensiva por el tono en el que aquel habló.— Moa, se fue porque le complicabas sus sentimientos ¿Crees que realmente no le hubieras complicado todo?

Aquella mujer no respondió, siquiera ella sabía, suspiró suavemente tratando de contenerse, escuchar hablar a Daniel le generaba un sinfín de emociones para nada agradables.

— Solo le complicaste las cosas al jugar con él...

— Yo no jugué con él. —Comentó con molestia.— Tú no sabes nada de lo que yo sé, tú no sabes lo que tenía en mente, solo hablas por hablar y me pones como la mala del cuento.

— ¡Ah! ¿Y no lo eres? —Chistó Daniel con evidente ironía reprimiendo una risa burlona.— Magdala, por favor, sabes que Robert se fue para olvidarte porque sabía que por mucho que hiciera algo tú seguirías enamorada de Tom y por lo visto así es, no sabes el dolor que le generaste.

— Eso no es verdad, yo n—Fue interrumpida.

— ¿Que te dijo? ¿Que por no habría problema si al final amabas a Tom? ¿Realmente crees que hubiese sido fácil? No, porque él te amaba, para nadie sería fácil ver como das todo y que al final decidan irse.

— Lo dije una vez, yo no le debo nada a nadie y no estoy obligada.

— Y tienes razón... Pero pudiste mostrar decencia marcando un límite en lugar de solo confundirlo.—Escupió con molestia, Daniel estaba molesto, sentía como es que su sangre comenzaba a hervir.

Durante un momento nadie dijo nada.

— ¡Y lo lamento! Lamento demasiado no haber puesto un límite porque sé, yo sé, no hace falta que me lo digas, yo sé que solo jugaba con él. —Su voz comenzó a escucharse temblorosa, sentía un dolor en su garganta.— ¿Crees que acaso no estoy arrepentida? Sufro cada maldito día cuando lo recuerdo, no termino de acostumbrarme a no verlo así como a ti... Me duele no poder tenerlo, él es mi mejor amigo, es nuestro mejor amigo pero yo no elegí de quien enamorarme... —las lágrimas comenzaban a amenazar con salir en ese rostro moreno.— Que mas me hubiese encantado que poder corresponderle pero no, no fue así.

Hizo una pequeña pausa inhalando.

— Yo estoy enamorada de Tom, siempre lo estuve y no es mentira y secreto para nadie, puede que mis sentimientos estén con él, me mi corazón se quede a su lado pero mi vida, mi esencia, lo soy, se esfumó cuando vi a Robert decirme Adiós y cuando mi hermano no estuvo ahí apoyándome.—Grandes y gordas lágrimas bajaron sin cuidado por las mejillas de la mujer consiguiendo que un sentimiento fuerte de agobio naciera en el varón.

La debilidad de Daniel siempre fue ver a su hermanita llorar.

— Si tú no puedes comprender que nadie elige de quien enamorarse, esta bien... No esperaba que lo hicieras. —Los dorsos de las manos de la mujer limpiaron los mejillas quitando todo rostro de las lágrimas que había marcado su camino.

— ¿Crees que no lo comprendo?—Esta vez fue más sensata aquella voz varonil.

— Me lo dejaste claro aquella vez en el restaurante.—Susurró la mujer sorbiendo suavemente su nariz mientras bajaba su nariz.

Una risa sin gracia salió de los labios del varón.— Lo hago... Comprende perfectamente que muchas veces no mandamos en lo que sentimos.

— ¿Y entonces por qué tu comportamiento tan silvestre?

Los labios del varón se abrieron y cerraron dudosos de las palabras que podrían soltar.— Porque Robert también fue un pilar para mí cuando ambos lo éramos para ti. —El vaso de cristal fue colocado de nuevo en la licorera, sus ojos azules se posaron en la mujer frente a él.— Cuando mamá falleció tuve que ser fuerte para la mujer que ahora que necesitaba apesar de que yo también necesitaba alguien que estuviera para mí.

— Me tenías a mí...

— No era lo mismo... Yo necesitaba ser fuerte por ti, no podía mostrarme débil, sino los dos no saldríamos de esa... Robert fue quien estuvo ahí para mí, sabía que él estaba enamorado de ti pero sabía que muy en el fondo que jamás podrían ser algo porque te conocía, Tom siempre fue tu debilidad... La idea de perder un amigo igual de importante que otra no me gustaba, y me molestaba saber que seguías a los pies de Felton a pesar de su comportamiento.

— Pero tú no tendrías por qué perderlo...

— En su momento fue mi idea, sabía que las cosas entre ustedes no estarían bien y por más que me doliera, yo no iba a escogerlo a él.

La morena frunció el ceño suavemente sintiendo como es que el dolor de su garganta parecía querer reventar, su cabeza comenzaba a doler de forma inhumana.

— ¿A quién, entonces?

— Una y mil veces escogería a mi hermana por muy equivocada que estuviera.—Esta vez fue la voz de Daniel la que no pudo soportar estar firme una vez más. Moa frunció su ceño ante sus palabras, tenía todo una tempestad en su interior.

— ¿Sigo siéndolo? —Preguntó temerosa.

— Siempre serás mi pequeña pulguita. —Susurró aquel apodo que solo su madre solía decirle, y que solo Daniel y Robert muy rara vez ocupaban, acercándose a ella de forma lenta aunque la morena mandó al carajo la sutileza en aquel momento acercandose a Daniel para tomarlo entre sus brazos.

Magdala pudo sentir como es que una parte de ella estaba viva, sentía la pasión de ese gran y tan sincero amor que solo aquel hombre le daba. Daniel abrazó con fuerza a la morena colocando su mentón en el hombro de aquella, había mucho tiempo que no sentía que el mundo estaba bien.

— ¿A pesar de que te dije que te odiaba?

— Odiame todo lo que quieras pero no vas a conseguir que deje de amarte.

Eso fue la gota que colmo el vaso para que la morena se soltara a llorar en brazos del varón así como aquel contra el cuerpo de aquella, se amaban pero no de una forma romántica, se amaban de la forma más pura que pudiera haber, eran familia.

Él le había prometido a Constance nunca abandonarla, y aunque no lo hubiese prometido, jamás lo hubiera hecho.

Erin y Tom veían la escena desde el marco de la entrada a la sala siendo la mujer quien captara aquel momento de intimidad, que pronto terminó cuando Moa escuchó una suave risita. Al alejarse se topó con los ojos de Tom quien le miró feliz, acercándose a ella. La morena rompió el abrazo para extender una mano al cuerpo Tom quien la tomó y jaló suavemente acercandole.

Daniel simplemente observó aquella pareja frente a sus ojos.

— Ustedes dos... —Susurró Daniel limpiandose discretamente las lágrimas de sus ojos mientras sentía como unos brazos rodeaban su cintura, Erin lo abrazaba.— ¿Salen?

— Desde hace un mes. —Dijo Tom con calidez y calma dedicandole una sonrisa pequeña, Moa lo abrazó suavemente.

Daniel asintió suavemente repetidamente.

— Cuídala, por favor. —Dijo con intenciones de ser amenazante aunque no resultaron, estaba muy sensible.

Felton le dedicó una sonrisa que lo dijo todo.

— Tom, acompáñame a poner la mesa, dejemos que estos tontos se calmen. —Indicó Erin con gracia, siendo seguida por Tom quien aceptó gustoso.

Moa sonrió con calma, su mirada nerviosa volvió al varón al frente, Daniel, él se acercó a ella tomándola por un hombro para acariciarla como solía hacerlo en forma reconfortante. La morena cerró un momento sus ojos inhalando con tranquilidad tratando de relajarse para poner en orden todas sus emociones.

Todo estaba bien ahora.

Tenía a las personas que amaba consigo.

Un fuerte mareo hizo que la morena se estremeciera sosteniendo de Daniel quien asustado la sostuvo. La piel tostada de la chica parecía pálida, Radcliffe sugirió sentarse.

Perturbando toda calma en aquel varón.

Magdala... ¿Cuándo fue la última vez que te hiciste los estudios para el cáncer?

MaraTom (2/2)

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