𝐒𝐄𝐃 || MinJoong [CORRIGIEN...

By PetitXui

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❛❛HongJoong es un ángel que se le ha sido arrebatado al cielo con el propósito de experimentar por manos desc... More

介绍
Ep.1 : 翅膀
Ep.2: 承諾
Ep.3: 自由
Ep.4: 张开你的眼睛
Ep.5: 醒来
Ep.6: 选项
Ep.7: 克星
Ep.8: 睡觉
Ep.9: 巫师
Ep.10: 答案
Ep.11: 房客
Ep. 12: 怀旧
Ep.13: 新家
Ep. 14: 老朋友
Ep.15: 牛舔
Ep.16: 早上好
Ep.17: 邀请
Ep.18: 让我们飞
Ep.19: 可以吗?
Ep. 21: 父亲
Ep. 22: 苦乐参半

Ep.20 : 新闻

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By PetitXui

El alto caminaba velozmente de un lado a otro, llevando platos al salón y colocándolos sobre la pequeña mesa, en ese mismo sitio donde se habían reunido meses atrás, solo que esta vez, trataría de hacerlo un poco más agradable.

Claro que iba a costar, siendo que tratarían un tema serio y que la tensión entre todos era más palpable que nunca. San había sido el primero en llegar, manteniéndose sentado en la silla de la cocina, revolviendo su té de manzana con cantidades industriales de azúcar, aparentemente disperso.

—He preparado hummus.— Comentó YunHo con una sonrisa en el rostro, ofreciéndole del plato, San lo miró antes de hacer una mueca, un intento de expresión agradable que falló por completo.

—No me gusta el hummus, pero gracias.

—¿Te ocurre algo?— Preguntó dejando la comida sobre la encimera y sentándose a su lado.

San exhaló, dibujando con su dedo formas invisibles sobre el mármol.

—No sé, el trabajo, supongo, apenas veo a JongHo, menos a MinGi.— YunHo acarició su brazo.— No soy la persona que debe de estar más afectada con toda esta situación, pero no puedo evitar que me llegue de alguna forma.

—¿No tienes otros amigos?

San negó.

—Como ellos no.— Murmuró peinando inconscientemente su cabello, dejando su té de lado.— No sé, Yunnie, supongo que me siento solo.

Yunho apretó sus labios, no siendo consciente de lo que debería de decir; nunca había sido bueno consolando a nadie, no era malo escogiendo palabras, pero muchas veces escogía las inadecuadas en las peores situaciones.

—Entiendo.— Musitó, realmente lo hacía. Aprovechó para abrazar a San por detrás, no sabiendo qué otra cosa hacer para mejorar el ánimo de su ajeno.— Estoy seguro de que MinGi y JongHo te quieren muchísimo, pero me imagino que con tantas cosas en mente descuidarán a más de un amigo.

Choi se aferró a su brazo, acariciándolo pensativo mientras que miraba a la encimera fijamente.

—No me gusta tener que llamarles yo siempre para poder al menos escucharles un rato. No sé, yo... quizás estoy siendo egoísta.— Dijo deshaciéndose con suavidad del abrazo.

YunHo frunció el ceño, molesto por sus palabras.

—No digas eso, pensar en ti no te hace egoísta.— habló el alto dándole un suave toque en el hombro.— Ya verás que YeoSang llega hoy con una solución.

—¿Realmente lo crees?— YunHo asintió, y entonces San le dedicó una pequeña sonrisa.— Eso espero, no sabes cómo extraño la normalidad.

—Está infravalorada.— Comentó comprensivo volviendo a sentarse a su lado. El rubio lo miró pensativo.

—Oye.— YunHo alzó una ceja, instandolo a que hablara.— Cuando acabe todo esto... ¿Podemos seguir viéndonos?

—¿Quieres?— Sorprendido, el alto preguntó.

San asintió con una energía renovada.

—¡Claro! Nos hemos hecho amigos, Yunnie, te extrañaría si todo acabase aquí.— Dijo mordiendo su labio en una sonrisa. YunHo lo imitó, completamente cautivado.

—Me encantaría.— habló mojando el dedo en el hummus. San hizo una mueca de asco.

El hummus era horrible.

—¡JongHo!— Exclamó cuando vio al nombrado entrar por la puerta casi de la mano del brujo, quien trataba de que no se notara mucho la cercanía entre ambos, apartándolo.

San casi tira la silla de la emoción al levantarse de golpe, el té dentro de la taza de agitó peligrosamente por el salto dado, YunHo se asustó, pero no se molestó en mirar si había tirado algo, aún siendo que sí lo más probable es que no se hubiera percatado de ello. Saltó sobre Jongho, y este, tuvo que intentar equilibrarse varias veces para no caer al suelo al tener a su amigo colgado de sus hombros.

—Hola, Sannie.— Susurró acariciando su espalda, el nombrado se refugió en su cuello aspirando su aroma al perfume de The one que le había regalado años atrás por su cumpleaños, un poco cambiado, quizás por no olerlo en tanto tiempo, pero igual de agradable. JongHo sonrió.

—Te he echado de menos.— Habló sin querer deshacer el gesto. Jongho acarició con cariño su cabello.

—Pero si hablamos hace dos días por teléfono, carapinga.— Dijo soltando una risa baja. San se encogió de hombros.

—No es lo mismo.

—Qué empalagoso.— bromeó separando al mayor con delicadeza, quien le sonrió al borde de la euforia.— Supongo que yo también te he echado de menos.

—¿Supones?— Preguntó alzando una ceja con cierta picardía, JongHo evitó el contacto visual.

—Idiota.— San se carcajeó, acostumbrado a la actitud poco cariñosa de su amigo y disfrutando de ver sus esfuerzos, siempre le había costado expresar afecto.— Yo también te he echado de menos.

—Qué empalagoso.

—Cállate.— Dijo volviendo a abrazarlo durante unos segundos más, evitando que lo viera avergonzado.

YeoSang tosió; siendo que había sido testigo de todo aquel espectáculo de abrazos, comenzaba a ser incómodo para una tercera persona.

—Si no recuerdo mal, hay una habitación vacía en la segunda planta ¿Y si mejor vais ahí a causar diabetes tipo tres a la pared?— Sugirió irónico alzando una ceja, el par de amigos se separó sonriendo.

—Hola, YeoSang.— Saludó, el brujo dejó de lado su actitud un tanto hostil para dejar paso a la profesionalidad, y agitó su mano con gracia en forma de saludo.

—Hola, cielo.— Habló con una amabilidad palpable en el apodo que poco después pareció desaparecer, miró a su al rededor, no tardando en arrugar su expresión. Nuevamente, estaba descontento.— ¿Dónde está HongJoong? ¿Y MinGi?

—MinGi no ha bajado, aún no lo he visto.— Respondió San rascando su nuca, impaciente por ello. Su cuerpo dio media vuelta y apoyó en la barandilla de las escaleras que daban hacia la planta de arriba.— ¡MinGi!— Gritó llamando su atención.

Segundos de espera cegaron la sala esperando a que alguien respondiera a su llamado.

—¡Baja ya!— Dijo una voz no tan conocida como pensaba que sería la de MinGi, no dirigida al remitente. Frunció el ceño: era obvio que se trataba de HongJoong. No esperaba una respuesta por su parte.— ¡MinGi!

MinGi bajó por las escaleras con rapidez, con su aspecto de siempre, aunque le había crecido un poco el pelo.

Si habláramos de cualquier otra persona que no fuera San, el tiempo que había estado separado de su mejor amigo habría sido el igual a un chasquido de dedos. Unos meses no eran para tanto si lo tomáramos de ejemplo en un escrito, en una película, o incluso en una historia contada, sin embargo, era tiempo al fin y al cabo. Choi era una persona que se adaptaba a los cambios, que disfrutaba de la soledad, pero sólo hasta cierto punto en el que dicha soledad se tornaba abrumadora en demasía, asfixiante, como si estuviera desamparado en un espacio infinito sin más compañía que la del fantasma de sus pensamientos nocivos, inseguros.

Él sabía que era dependiente a ver a sus amigos un par de veces por semana, él era consciente de que sin ellos se derrumbaría, y conocía los riesgos de su delegación, los bajones, el sentimiento de no importancia, de indiferencia a lo ajeno, de la soledad, la negativa. El miedo constante a pensar que se habían cansado de él, la sensación absurda de que todo se trataba de una broma para evitar verlo.

San sonrió a MinGi queriendo abrazarlo, pero MinGi pasó frente a él sin percatarse apenas de su presencia, lo que lo hizo entristecer sin dejar mostrarlo.

—Yeosang.— Habló el recién llegado, mirando únicamente al brujo.— Tengo que hablar contigo.

—Hola a ti también MinGi, sí, he estado bien, un poco estresado tratando de resolver tu asunto ¡Oh! ¡No tienes que agradecerme por encargarme de ello yo solo! ¡Qué tonto eres!— Relató, su rostro mostrando su característico desagrado cada vez que hablaba con Song y su entonación rebozante de sarcasmo.— ¿Puede ser después de que yo diga lo que he venido a decir?

—No, es importante.— Dijo ignorando aquel regaño.

El brujo lo miró de arriba a abajo.

—Suéltalo.

—En privado.

—Pf.— Bufó alzando la vista.— No trato con pubertos consentidos. Habla ahora o espera luego

MinGi relamió sus labios y miró a las personas a su al rededor, pasando velozmente por ambos Choi, y volviendo a YeoSang, bajando la vista en cuanto veló por la enojada expresión del brujo.

—Lo siento, pero de verdad que es importante.— Habló más bajo, abochornado porque sus amigos lo estuvieran viendo como si se tratara de una exhibición.

Una chispa de compasión destelleó en los ojos de Kang, y tras unos largos segundos de silencio, el brujo asintió.

—Hablemos fuera.— Propuso señalando la puerta.

—¡Hola, YeoSang!— Saludó HongJoong bajando las escaleras con cuidado, agarrándose de las paredes para no caer; era algo que había hecho muchas veces y que podría hacer perfectamente sin ayuda, pero seguía sin confiar.

MinGi empujó a YeoSang hacia la salida antes de que pudiera siquiera responder, una vez fuera, la puerta se estrelló contra el marco, cerrándose casi con agresividad, sobresaltando al segundo. El viento cálido revolvía los cabellos de un angustiado humano y sin saber cómo hablar, los despeinó aún más con sus dedos.

—¿Pero qué mierda haces-?— Preguntó comenzando a hartarse una vez estuvieron solos, aún afligido, sin embargo, detuvo su frase al percatarse de la expresión de MinGi.

—¿Hay alguna forma de que pueda quedarse?— cuestionó súbitamente.

—¿Qué? ¿HongJoong?

—¿Quién si no?— Parecían solo querer responderse con más y más cuestiones.

YeoSang lo miró con los labios hechos una fina línea, una mezcla de emociones haciéndose presente en su rostro. Una de ellas, la ofensa.

—No, imposible.— Respondió como final.

A MinGi la respuesta le sentó como una cachetada.

—¿Q-qué? ¿Por qué?— Cuestionó, sus labios entreabiertos, YeoSang pudo observar que los mordía para evitar que temblasen.— Kang, eres un brujo, seguro que hay algo que puedas hacer para que pueda quedarse...

—El cielo sin un ángel nunca estará completo, MinGi, no se basa en mi decisión.

—Pero...— La mirada del humano se iluminó, sus manos se aferraron a los hombros de YeoSang, quien únicamente lo miró alterado; no le gustaba que lo tocaran, y aquella actitud resultaba sumamente desagradable para su gusto.— No hay límite de tiempo. Es decir, no hay una cuenta atrás que nos obligue a llevar a HongJoong mañana, o la próxima semana, o en un año ¿entiendes?

YeoSang lo observó. Su mirada fija sobre él, no revelaba sus pensamientos, únicamente manifestaba lo poco grata que le resultaba su actitud entonces. Se apartó con brusquedad.

—Estás siendo egoísta.— Escupió tratando de no alterarse. MinGi pestañeó.

—¿Egoísta?— Preguntó, de repente sintiéndose atacado.— No digas estupideces.

—Tú no paras de hacerlo, por el amor de dios, eres un maldito egoísta.— El brujo golpeó el pecho ajeno con la punta de su bastón, logrando que MinGi se echara hacia atrás, hasta cierto punto, sorprendido por el gesto.— Solo quieres a HongJoong para ti, te importa una mierda que su familia esté alejada de él, que no vuelva a ver su hogar.

MinGi suspiró.

—No es eso, Kang.

—¿Qué es entonces? ¿Que no has pasado tiempo suficiente con tu pollito?— Replicó cínico, con una sonrisa ladina decorando su rostro.— ¿Sabes el tiempo que me ha costado encontrar la información que necesitamos para al menos tener una pista de cómo llevarlo? ¿Para que ahora vengas llorando como un bebé a suplicarme que lo haga quedarse?

—No me entiendes, joder, yo-.— MinGi frenó la frase al analizar la de YeoSang.— Espera ¿Has encontrado algo?

—Novedad ¿eh?— Murmuró alzando una ceja, con su rostro caliente.

—¿Qué has averiguado?

Kang mordió su labio y miró a su al rededor, planteándose el dejar la pelea con MinGi a la mitad. Finalmente, sus ojos se dirigieron a la puerta y suspiró.

—Te lo contaré junto a los otros, entremos.— sugirió en conclusión, mirando a MinGi, luego la puerta demorándose en ingresar al interior, lo suficientemente sumido en sus pensamientos como para que el humano se compadeciera de haber sido brusco con él.

Kang entró, Song se tomó su tiempo y suspiró amparando el atardecer.

Miró al cielo con una bocanada pasajera entre sus labios, una que aislaba cualquier esperanza.

—Supongo que si finalmente te tienes que ir, podré volver a verte de nuevo.— habló en apenas un respiro, uno que solo la brisa fue capaz de escuchar, antes de entrar al hogar acompañado de su sombra.

Dentro, la gran mayoría de invitados estaban en el salón.

—YunHo deja el hummus, a nadie le gustan los garbanzos.

—Tú sí que eres un garbanzo.— Se quejó en un murmullo que llegó a los oídos del brujo.

—¿Qué tipo de insulto es ese?

Jeong apretó sus labios.

—No creí que fueras capaz de oírme, la verdad.

MinGi se sentó al lado del ángel, quien le sonrió echándose a un lado para que estuviera más cómodo, deslizando sus alas consigo.

—No ha dicho nada.— Le susurró con cierta ingenuidad. No podrían haber hablado de gran cosa si solo había tardado dos minutos más que YeoSang en entrar.

—Lo sé.— dijo en el mismo tono agarrándolo por la cintura y esperando a que el brujo terminara de discutir con YunHo sobre por qué una legumbre no debería de usarse como ofensa.— ¿nervioso?

Hongjoong no lo miró.

—Un poco.— Contestó, aparentemente incómodo.— No lo sé.

—¿Qué no sabes?— la respuesta pareció esperanzar a MinGi. HongJoong lo miró dos efímeras veces antes de volver a fijar sus esmeraldas en YeoSang, quien esta vez, pedía atención.

—No lo sé...

—No quiero hacer esto muy largo, así que iré directamente al grano. Yo y Jongho hemos estado investigando (al principio no creí que fuera capaz de saber leer si quiera, pero me sorprendió leyendo una parte de mi colección.)— Añadió, JongHo rodó los ojos.— Todos los brujos pueden hacer un ritual capaz de invocar a un ángel, hay cientos de miles para hacerlos, cientos de miles para cada uno de los ángeles existentes. No todos tienen una misma complejidad, algunos son más difíciles, más fáciles... lo de menos.

—¿Todos los brujos?— Interrumpió San alzando las cejas.— Pero... hay muchos brujos ¿no?

—Sí, y nos asustamos al igual que tú al principio, sería como buscar una aguja en un pajar. Pero no es tan sencillo, cielo; Pues todos pueden hacerlos, pero pocos funcionan.— Habló, dejando las palabras en el aire tratando con ello, de generar cierta tensión en el ambiente.— Hacen falta cientos de años de experiencia y un gran poder para ser capaz de invocar a un ángel, y no solo en su dimensión seráfica, como podría hacer solo un profesional, sino también en la cuarta dimensión en la que nos situamos nosotros como terrícolas.

—Yo... perdón por interrumpir de nuevo.— Habló San, relamiendo sus labios.— Pero ¿Qué es la dimensión seráfica?

La verdad era que la gran mayoría del salón no había entendido aquella parte en específico.

—Los ángeles no pueden pertenecer a la misma dimensión que nosotros estando en un plano astral ajeno al nuestro, su tiempo es diferente, es... otro mundo, donde solo habitan los seres celestiales atentos a nosotros aún si no sabemos de su existencia. Ellos nos ven, pero nosotros no a ellos.— Kang tosió.— Me estoy yendo por las ramas, el caso es que... en una invocación normal, con magia blanca, invocas el reflejo de un ángel, pero nunca su presencia física en la tierra, resulta imposible. Pero míralo.— Dijo señalando a HongJoong, quien estaba tenso sentado sobre el sofá, sin despegar la vista de YeoSang.— HongJoong ¿Recuerdas algo del día en el que te invocaron?

HongJoong miró sus manos, haciendo memoria, su mente se encontraba sumida en una espesa niebla de recuerdos y bloqueos. No le gustaba hablar de lo que había vivido antes de que MinGi, San y JongHo lo encontraran, y habían sido contadas las veces en las que el primero le había preguntado sobre ello, pero en el momento, o no había sido capaz de responder por el escaso vocablo, o simplemente no había querido hablar.

—Tómate tu tiempo.— Las palabras de YeoSang, a pesar de tener buenas intenciones, no eran sinceras.

Y sabía que era importante.

—Recuerdo no ver nada.— Habló finalmente.— No sentía mis alas y debía de caminar con mis piernas, pero no podía. No me podía mover. Había alguien en frente de mí.— Arrugó el ceño, queriendo recordar y sintiéndose incómodo ante las miradas de todos. Quería irse a su habitación.— Pero su cara... no la recuerdo. Luego estaba en ese lugar.

Sintió la mano de MinGi apoyarse sobre su pierna. Kang asintió.

—¿Te suena el nombre "YunMin"?

Hongjoong lo miró con brusquedad, los ojos abiertos, casi que horrorizado por volver a escucharlo.

—L-los... los dos chicos lo nombraron alguna que otra vez.

—¿Sabes quiénes eran los chicos, HongJoong? ¿Recuerdas sus nombres?— Insistió YeoSang. HongJoong aguantaba el aire.

Negó con la cabeza, pero el gesto no convenció a nadie.

—Si realmente sabes algo, es importante que lo digas ahora, corazón.— YeoSang trató de negociar, su tono de voz compasivo, pero HongJoong no parecía querer ceder.

—No quiero hablar esto.

—Yo no soy MinGi, HongJoong, yo no voy a desviar el tema de conversación si te sientes incómodo. Esto es más importante que eso.— Habló, esta vez endureciendo el tono.

HongJoong lo miró.

—¿Para mi o para ti?— Escupió vocalizando lo mejor posible.— ¿Quieres ayudar o llevarme al cielo para tener ese logro?

Todo el mundo pareció tener la misma reacción ante la respuesta, todo el mundo pareció tensarse cuando, con cuidado, el ángel se levantó y salió del salón. YeoSang lo siguió con la mirada hasta que no quedó más que una pluma en su lugar. Nadie fue capaz de adivinar el pensamiento que pasaba por la mente del brujo, pero su expresión era un claro ejemplo de orgullo herido.

—Wow.— Murmuró JongHo rompiendo el silencio.— No sabía que tenía tenía ese carácter.

—Yo tampoco.— Confesó MinGi levantándose con el objetivo de ir con él.

—No se te ocurra dar un paso más, Song, si no te sientas ahora me iré por esa puerta y no volveréis a saber nada de mí.— Habló YeoSang, señalando el sillón con su bastón.

Mingi mordió el interior de su mejilla, dudando. Nunca había visto a su ángel así, y estaba seguro de que no debía de ser agradable para él hablar de ese tema con cualquiera.

Pero necesitaba respuestas, y HongJoong no podría dárselas, así que tras un largo rato de indecisiones, se sentó nuevamente.

—HongJoong fue invocado usando magia negra.— Continuó como si nada. Yunho quitó la mirada de las escaleras para, nuevamente, posarla sobre él.— la magia blanca nunca cambiaría su plano astral a uno físico. Y solo conozco a un brujo en Corea que tenga en sus manos tal poder.

—¿Cómo...?

—He vivido muchos años, Sannie, conozco a muchas personas, (algunas preferiría no hacerlas conocido.) Pero bueno, la vida.— Yeosang suspiró con una falsa sonrisa.— YunMin es un viejo amigo que fue por un mal camino, pero mira, ahora es rico.

—Te estás yendo otra vez por las ramas.— Advirtió YunHo. Kang le dio la razón señalándolo con el dedo.

—Tendríamos que ir a verlo, pero existe un problema; Horizon no es un lugar seguro.

—¿Horizon?— Preguntó, esta vez JongHo quien al parecer no era consciente de aquella información.

YeoSang lo miró de arriba a abajo antes de responder.

Horizon es un barrio donde se ocultan la mayoría de criaturas oscuras, ya sabes, vampiros, brujos malvados de esos que te convierten en cucaracha si no le pones el azúcar suficiente a su café, ese tipo.— Habló quitándole importancia.— HongJoong no puede venir.— Yeosang miró a YunHo y este asintió con la cabeza.— Él es poderoso, podría volverme mortal con solo chasquear los dedos y quedarse con él, si no lo llevamos con nosotros, no hay tanta probabilidad de que nos haga nada.

—¿Y por qué yo tengo que ir?—Habló JongHo tratando de vocalizar por el nerviosismo.

Yeosang apretó su mandíbula.

— Los brujos no pueden hacer nada a los humanos, las consecuencias son peores que los actos, así que están protegidos. Y no pienso ir solo, ni si quiera tendría que ir yo en primer lugar.— La mirada afilada del brujo se clavó en su amante con molestia. JongHo bajó la cabeza. 

—Yo voy.— Dijo San con su ceño fruncido.

YunHo no estaba logrando aquel ambiente agradable que había tenido en mente al principio.

—¿Y cuántas son las probabilidades de que acceda?— cuestionó esta vez MinGi, más atento de lo normal.

—Oh, realmente bajas, no hay que ir con muchas esperanzas.

—¿Por qué HongJoong?— Preguntó YunHo por primera vez, ganándose la atención del resto en la sala. Kang alzó una ceja, y el alto mordió el interior de su mejilla.— Al principio dijiste que habían rituales más difíciles o más fáciles, es decir ¿cómo es el de HongJoong?

—No puedo acceder a esa información. No lo sé.— Dijo suspirando.— ¿Qué tiene que ver eso?

—Lo que quiero decir es que... ¿Invocaron a HongJoong porque era fácil o lo escogieron a él por algo?

De nuevo, un destello de duda se asomó en los ojos de YeoSang.

—No lo sé.

[ . . . ]

—¿Amor?— MinGi tocó dos veces.

—Pasa.— Susurró el ángel. El humano obedeció abriendo la puerta con delicadeza para que el chirriar no resonara por el hogar.

Encontró a HongJoong acostado de lado sobre el lecho, dándole la espalda a la pared, con sus piernas encogidas arropando su pecho. Tenía la costumbre de usar su propio calor corporal en lugar del de la manta.

MinGi fue hacia él a pasos lentos, de puntillas, tratando de que la madera no chirriara bajo sus pies, no queriendo molestar. Se acostó a su lado, el colchón rebotó bajo su peso y aprovechó para arropar ambos cuerpos con una misma sábana. No hacía un frío especialmente feroz.

—¿Estás bien? YeoSang se sobrepasó contigo.— murmuró acariciando el pensativo rostro ajeno. Hizo una mueca con su boca.

—MinGi, YeoSang tenía razón.

MinGi alzó las cejas con levedad, el sueño no le dejaba gesticular más que lo mínimo aún hallándose estupefacto.

—No, cariño, él no tenía que tratarte así-

—MinGi.— HongJoong lo miró, interrumpiendo sus palabras.— Tengo más años que tú, no soy... no soy un niño.

El humano lo miró a los ojos, y sonrió suspirando.

—A veces me sorprendes.— Susurró acariciando sus labios superficialmente con el límite de su pulgar, tal si se tratara de algodón. — Nunca lo has dejado de hacer.

—No entiendo.— Dijo con la misma entonación, bostezando acto seguido. MinGi rió.

—Nada, pollito.— Besó sus labios, apenas un roce que hizo sonreír al ángel.

MinGi cerró los ojos y se escondió en el cuello del celestial, aprovechó para cautivar su aroma; el ángel gozaba de aquel perfume indescriptible, cuyas palabras no podrían si quiera detallar un mínimo de él. Trataba de encontrar un parecido con cualquier otro conocido ¿Vainilla? ¿Canela? ¿Madera? ¿Argán? nada podría comparase, acercarse a lo que realmente era. Olía a hogar, olía a sentir, olía a HongJoong.

Un aroma que lo terminaba por hechizar, transportar a un halo de paz donde sólo su ángel podría habitar.

HongJoong, en cambio, lo miraba indeciso, haciendo un esfuerzo porque sus párpados no cerraran.

"Bonito." Pensó accidentalmente.

—¿MinGi?

—¿Uhm?— Jadeó medio dormido, HongJoong tardó unos segundos en volver a hablar, dudoso.

—SeongHwa y Wooyoung.— Confesó. MinGi posó su mirada sobre el ángel sin entender a qué venían esos nombres. El pelirrojo mordió su labio temeroso.— Ellos fueron los que nombraban a Yunmin.

|🐛|

Terminé de escribir esto a las seis de la mañana, JAKDKAKDA AYUDA

Es mi historia y patrocino lo q quiero, síganme en instagram q soy muy maja y quiero mutuals😫

arig.lz

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