Mi Recuerdo Favorito©+18 [MCF...

By Cinnluna06

12K 631 244

"Y me encontré de repente, sonriendo a la oscuridad con un inmenso sentimiento de euforia que me cosquilleo e... More

FECHA DE PUBLICACIÓN
C1
C2
C3
C4
C6
C7
C8
C9
C10
C11
C12
C13

C5

982 68 57
By Cinnluna06

Evan POV

La reservación que había hecho Amber en mi restaurante favorito era para las siete de la noche, eso me daba oportunidad de llegar al departamento y cambiarme de ropa, también para responder la gratificante y larga felicitación de Karen, fue un texto extenso y un poco emotivo pero quería responderle con más calma ya que no solo esperaba darle un simple "gracias", quería aprovechar para contarle algunas novedades.

Abrí la puerta de mi auto (alquilado, por cierto) porque todavía no había logrado juntar el dinero exacto para uno exclusivamente mío, lo tendría a mediados del año entrante, pues mi prioridad era el bebé, no me costaría seguir pagando el alquiler de este auto mientras que pudiera hacerlo.

Estaba a punto de meter la llave en el contacto cuando alguien dio unos golpes a mi ventana, me quedé congelado del susto, el estacionamiento subterráneo estaba un poco oscuro y vacío, muchos ya se estaban retirando y era de las pocas personas que quedaban, creí que era un vagabundo pero no, era Diana. Todavía me estaba recuperando del susto cuando bajé la ventana y ella se disculpó con una sonrisa afable cuando vio mi expresión.

—Discúlpame, debí haberte asustado, necesitaba alcanzarte antes de que te fueras —se mordió el labio con vergüenza. —Quería las carpetas que te presté ayer, ¿Recuerdas? Te di algunos datos para completar unos reportes y quería saber si podrías entregármelos, de verdad siento la molestia pero los necesito para terminar mi trabajo y mañana es sábado.

Me concentré para saber a qué se refería, medité unos segundos y después recordé una carpeta azul que dejé esta mañana en la mesa, se suponía que debía traer esa maldita carpeta conmigo, ¡Joder! Lo olvidé, ella me prestó esa carpeta para mis reportes y ahora yo debía regresársela para que completara su trabajo.

—Diablos yo... ¿Los necesitas, verdad? Sí, lo sé —respondí por ella sabiendo que no existía otra respuesta, era necesario que los entregara, ¿Cómo iba a hacerlo? Mi móvil vibró en el bolsillo de mi pantalón, aproveché la distracción para pensar en un plan, era Amber quien me avisó que había salido un momento con Mónica, que no tardaría mucho, solo iría a recoger un vestido que ella le había comprado.

Y de la nada supe que hacer. Solo sería un momento, no va a pasar nada, pensé, era algo normal, de trabajo, nada de lo que preocuparse. Instintivamente miré a Diana, quien esperaba ya con el rostro disgustado, trataba de no hacerlo pero sus cejas fruncidas y su boca hecha un gesto me lo confirmaban, estaba ya pensando en lo peor.

—Te seré sincero, están en mi casa, olvidé traerlos conmigo así que te debo una disculpa —otra disculpa, además de haber olvidado mi promesa de invitarla a comer ramen, bueno, al menos esa ya era pasado —¿Te importaría si esperas mientras voy por ellos?

Miré alrededor del estacionamiento, no era un lugar seguro para esperar a alguien por un buen rato, el trayecto de aquí a mi departamento eran de casi veinte minutos y su auto era igual de pequeño que el mío, no quería sentirme mal ni mucho menos culpable si algo llegara a pasarle por mi estupidez y falta de educación.

Cerré los ojos y resoplé.

—Dios, que maleducado soy —negué con la cabeza, abrí los ojos al tiempo que ella apenas y curvaba con fuerza una sonrisa, sin entender nada de lo que yo trataba de hacer —¿Te importaría si vamos a mi casa y te los entrego? Prometo traerte de vuelta y perdón por la molestia, debí haber traído esa carpeta, era mi responsabilidad.

En seguida se rió entre dientes con suavidad, el brillo blanco de sus dientes deslumbró ante mí cuando la contemplé de manera prolongada, sus ojos grandes parecieron aumentar de tamaño cuando se quedó mirándome también, me sentí un poco incómodo pero no aparté los ojos.

—De acuerdo, supongo que no hay otra opción. —repuso con tono desenfadado, cuidando de no agrandar mucho la sonrisa que ya empezaba a esconder.

En el momento en que subió al asiento del copiloto percibí de nuevo la incomodidad, no quería ser estúpido y malinterpretar las cosas, era solo la cuestión de no haber subido a nadie en este auto, a excepción de Amber, ninguna otra mujer había estado en ese asiento, lo que provocó una sensación que me revolvió el estómago, desee poder llegar ya a casa y entregarle la carpeta.

(...)

Cuando llegamos al edificio y apagué el auto, me quedé cavilando la idea de dejarla aquí, esperando a que regresara o hacerla subir sin hacerla entrar al departamento, ¿Qué era lo peor? De lo que me di cuenta era de que estaba sobre exagerando las cosas, no iba a hacer nada malo, no iba más que entregarle una carpeta con datos importantes que requería con urgencia, ¿Para que más tendría la necesidad de traerla hasta acá?

Decidí que subiría conmigo, la idea no me hacía feliz pero no quería seguir comportándome con tan poca educación, no merecía un trato tan horrible y déspota. Se quedó detrás de mí cuando entramos, traté de tampoco ignorarla, empecé a darme cuenta de que ella sabía que su presencia aquí me parecía extraña y me producía desasosiego. Las manos comenzaron a sudarme de la nada cuando nos detuvimos delante de la puerta, el corazón me latió demasiado rápido, fue algo involuntario, hubo una clase de intuición que me estaba ordenando a no abrir esa maldita puerta, pero la ignoré.

Abrí la puerta y busqué en la pared el interruptor de la luz, recordé que nadie estaba aquí, Amber se fue con Mónica lo que por supuesto daba a un departamento oscuro y vacío, no dudé en presionar el botón en cuanto lo encontré para que las luces de toda la sala se encendieran, quería entrar y tomar esa carpeta de una vez por todas antes de que llegara Amber, pero entonces todo pasó en menos de un segundo, me petrifiqué de verdad, sudé frío y la cabeza me dio vueltas que juré que no pude ver nada con claridad.

—¡Feliz cumpleaños! —vociferaron unas cinco personas al unísono, levantando sus vasos de plástico rojo, varios globos lograron golpearme el rostro cuando soltaron del techo una hilera  que estaba amarrada.

Las voces se callaron como si algo de manera inmediata los hubiera obligado, busqué desesperado a Amber quien todavía con la mano levantada con su vaso se le desfiguraba la sonrisa y su mandíbula caía al piso, sus ojos se quedaron solo unos segundos en los míos y después se asomaron en algo por encima de mi hombro, como todos los demás.

Diana se veía detrás de mí, asomándose por el repentino escándalo que se escuchó, no tuve tiempo de fijarme en ella, lo único que hice fue presenciar aquella decepción recorriendo el rostro de Amber y el dolor que oscureció sus ojos.

Carraspee, tenía que decir algo ya, aclarar esto antes de que se malinterpretara, aunque dudaba mucho que mis palabras pudieran ser verídicas para Amber, ya que el hecho hablaba por sí solo, lo que no sabía es que ese hecho no era lo que ella pensaba.

—Gracias a todos, no me esperaba esto, estoy.... —busqué un tono de voz despreocupado, normal, en lo que elegía las palabras correctas. —Feliz de que hayan venido, es increíble que todos estén aquí. Yo, traje a una compañera, vino a recoger unos papeles que dejé aquí sin querer.

Diana hizo su completa aparición, salió detrás de mí solo porque yo me alejé para que todos la vieran, la vergüenza se pintó en sus facciones y sus ojos estaban ansiosos, se sentía acorralada, podía ver la urgencia por desparecer del departamento cuando me vio a los ojos pidiéndome ayuda.

—Siento mucho el haber interrumpido —se disculpó con apenas la mirada puesta en los invitados, se veía que luchaba con la vergüenza, podía incluso sentir la tensión de su cuerpo a pesar de habernos distanciado un poco —Será mejor que me vaya.

—Espera —le susurré a ella, seguro que los demás no me oyeron. Me acerqué a la mesa y vi el folder, mi alivio y mi felicidad fue inmediata, la sensación exacta de haber encontrado un tesoro, lo agarré y se lo entregué a Diana, deseando que Amber me viera, que se diera cuenta que era verdad —Siento no habértelos entregado a tiempo, disculpa.

Ella reprimió una sonrisa, apretó muy fuerte sus labios que estos formaron una línea recta.

—Está bien —empezó a disculparse en voz baja, yéndose hacia la puerta, no se fijó en los invitados pero estaba seguro de que deseaba también disculparse con ellos pero pensó que una salida rápida sería mejor. —Disfruta de tu fiesta y no te preocupes que yo me iré en taxi. Nos vemos el lunes

Demonios. Volví a sentirme culpable pero no había nada que yo pudiera hacer, hubiera sido más cortés llevarla de nuevo al estacionamiento y esperar a que subiera a su auto y se fuera sana y salva pero no podía dejar la fiesta.

—Nos vemos —me despedí, en cuanto se fue cerré la puerta y me enfrenté a mi fiesta, los invitados no podían ocultar su sorpresa e intriga, sobre todo Dave y Meghan, los demás solo se dedicaron a no pensar en eso, sonreían todavía con la esperanza de continuar la celebración pero Amber estaba inexpresiva, demasiado, que ni siquiera leí nada en sus facciones, parecía que no quería mostrar nada, más que solo una máscara pétrea llena de indiferencia.

Me examinó con unos ojos inmutables, por dentro yo sabía que ella sufría, que aunque nada de su rostro lo mostrara, su cuerpo rígido, que temblaba de desesperación me lo estaba confirmando. Comencé a saludar a los invitados, empecé por Sebastian a quien me daba muchísimo gusto de ver, me sentí alegre de tenerlo por estas horas porque estas últimas semanas no nos veíamos mucho, todo por el trabajo que nos tenía ocupados a los dos, después a Mónica, Meghan y por último a Dave.

Al acercarme a Amber para agradecerle la fiesta, vi que respiró hondo, cuando estuve a unos centímetros, ella me entregó un vaso rojo, quizá para mantener distancia, no quise obligarla a nada, tampoco quise decirle nada, dejé que ella hiciera lo que quisiera, si deseaba ignorarme o no, yo no tendría problema.

—Feliz cumpleaños —me susurró con tono solemne, traté de sonreír, no se oía distante pero tampoco quería dar por sentado nada, después me di cuenta que sus facciones endurecidas se iban aflojando, nos miramos uno al otro largos segundos, seguramente los demás debieron haberse sentido como intrusos en nuestro entorno tan íntimo.

—Gracias —me limité a responder con una pequeña replica de esa sonrisa que quería aparecer, entonces se acercó a mí y se paró de puntillas para rodear mi cuello con sus brazos, segundos más tarde entendí que quería hacer y me incliné hacia abajo para que me abrazara.

El contacto con ella empezó a hacer efecto en mí, no esperé mucho para sentirme realmente feliz y completo, era todo lo que necesitaba, pude haberme sentido infeliz hace unos momentos pero ahora eso dejaba de tener importancia, incluso mis invitados no tuvieron nada de relevancia en cuanto hundí mi rostro en el cabello de Amber, su aroma, su perfume era como una descanso, me traía paz. Amber todavía tenía sus sospechas, lo podía percibir, su cuerpo no estaba en sintonía con el mío pero no dije nada, ella se esforzaba y lo valoraba de verdad.

Tratamos de que las cosas no fuesen más incomodas para nosotros ni para la gente, así que mantuvimos una conducta normal, nos tomamos de la mano y nos reunimos en la sala, Sebastian puso música y preparó bebidas para todos, excepto para Amber quien dependió del jugo de manzana para sustituir el vino y el champagne. Disfrutamos de la charla que se fue alargando, el alcohol hizo efecto en Sebastian y en Meghan que bebieron más de la cuenta, yo no quise abusar, sabía hasta dónde era lo límite y lo respeté.

Pasamos al comedor para degustar los platillos que habían traído de mi restaurante favorito y por último el pastel que estuvo delicioso, había sido una elección muy acertada, no sabía que Amber supiera que mi pastel favorito era el de mango. Al final nos despedimos de todos alrededor de las dos de la mañana, no queríamos alargar más la noche, además, Sebastian y Meghan ya estaban muy ebrios.

Amber se portó muy bien, como si nada hubiera pasado, estuvo cerca de mí todo el tiempo, me tomaba de la mano y se mostró afectiva, no percibí que fuese una actuación o puesta en escena para mantener todo bajo control, aunque para mí no importaba, lo aproveché todo el tiempo que pude, si después iba a sufrir en cuanto estuviéramos solos, esto era una increíble forma de torturarme.

Fue cuando finalmente estuvimos solos que entendí que sí había sido una actuación, Amber se mantuvo a una distancia lejana, recogió un poco todo lo que estaba en el comedor pero se lo impedí.

—Lo limpiaré mañana —le dije con voz baja, vi que torció el gesto pero aun así logré que dejara todo como estaba.

—Bien, entonces me iré a dormir —musitó, sin siquiera mirarme. —Estoy cansada.

Vi que se fue dando pasos largos hacia el dormitorio, no decidí seguirla, pensé en una manera de explicárselo todo y que además decidiera escucharme, esperaba que así fuera porque de no ser así, tendría que pedirle ayuda a Diana, lo que después me pareció una mala idea, si no me creía a mí, ¿Qué garantizaba que a ella si le creyera todo?

—Gracias por la fiesta, no me lo esperaba —carraspee al entrar a la habitación, se estaba quitando el vestido y había dejado su pijama en la cama, sabía que no me ganaría su atención pero al menos parecía escucharme. Me esforcé en ser lo más breve pero conciso posible, nada de mentiras, solo la verdad, ella lo sabría —Escucha, Amber, no quiero que malinterpretes lo que pasó, quiero explicártelo con lujo de detalles si así prefieres, no es lo que tú crees.

La cólera, la decepción y la tristeza cruzaron de nuevo su rostro pero se contenía para no explotar, tenía mejor compostura que yo, eso era más que evidente o tal vez esperaba encontrar algún desperfecto en mi historia para poder gritarme en la cara. Respiró con normalidad, tratando de calmarse, no me veía a la cara, siguió desvistiéndose como si nadie estuviera ahí.

—Diana necesitaba unos documentos muy importantes que debí haber llevado a la oficina, los dejé aquí por accidente y cuando me los pidió recordé que aquí estaban, me los pidió cuando estaba en el estacionamiento, le dije si me esperaba para traérselos pero ese lugar es muy oscuro y solitario, no hubiese sido muy cortés dejarla ahí esperando a que yo volviera, entonces decidí traerla aquí para dárselos y después la llevaría de regreso a la oficina. Eso es todo, no tenía otra intención, te lo aseguro.

No dijo nada, se quedó inmóvil sentada en la cama, parecía muy sumida en sus pensamientos, tenía la mirada perdida en un punto lejano en el rincón de la habitación, parpadeó solo una vez y volvió la cabeza hacia a mí, clavando sus ojos llenos de suspicacia y enfado.

—Así que no se te ocurrió, por ejemplo, pedirle que te siguiera en su auto —comentó con un tono hosco y sarcástico —Claro que no, era una oportunidad que ella no iba a desperdiciar.

—Amber, entiendo tu enfado, sé que desconfías y estás en tú derecho y tienes razón, hubiese sido mejor así pero me sentí muy culpable porque era algo muy importante, me sentí mal de haberle ofrecido como primera opción hacerla esperar ahí sola, mi intención nunca fue traerla aquí.

—Sabías que el departamento iba a estar vacío, porque yo estaba con Mónica pero, ¡Oh sorpresa! No te esperabas encontrarte con nosotros.

—Amber, por favor no es así —cerré los ojos, me frustré porque no sabía ahora cómo explicárselo, como hacer que confiara en mí. —Jamás volvería a traicionarte, nunca más, tienes que creerme, ¿Tú crees que no lo sé? No soy un imbécil, sé que Diana tiene otras intenciones conmigo, lo noté desde hace tiempo pero jamás le daría oportunidad, no me interesa.

—¿Ah no? —me preguntó con los ojos sobresaltados, se levantó de la cama y dio unos pasos hacia a mí, ahora me miraba con ojos acusantes —Entonces dime, ¡Porque mierdas no te alejas de ella! ¿Qué sentido tiene darle esperanzas? Es una estupidez, ¿Qué pretendes, quedar bien con ella? Ahora no me vengas con eso de que no quieres herirla.

Me quedé asombrado de que pudiera decir lo último, solté una carcajada ácida y ella creyó que la retaba, nos miramos durante unos segundos con cautela, había una tensión insoportable que era difícil de ignorar, no trataba de pelear con ella por esto, ni mucho menos acerca de Diana que para mí no tenía relevancia.

—No se trata de eso, simplemente no le he dado importancia, para mí no es más que una compañera, en estos meses no he podido hacer amigos, ella además está en el mismo departamento que el mío, trabajos casi para la misma persona.

—Sé cómo te mira —masculló con la mandíbula apretada, empecé a ver como los ojos se le llenaban de lágrimas de pura cólera, justificarme no era suficiente para ella. —Ella quiere algo de ti, Evan, lo veo, lo siento y tú le estás dando permiso de eso.

—No, no es así —agité la cabeza, un poco abatido, estaba empezando a creer que estaba perdiendo la batalla, ella no me estaba creyendo, cuando hablé, sentí que las palabras se me desbarataban, esperaba que me entendiera. —Sé que las razones para que creas en mí son pocas, pero jamás arriesgaría lo que tenemos ahora, lo que hemos construido por algo así, he aprendido mi lección, te perdí una vez, ¿Crees que sería tan imbécil como para volver a cometer el error? Después de lo mucho que me costó tenerte de nuevo.

Cómo ella no respondió, proseguí, solo podía quedarme viendo esa expresión suya tan inmóvil y sus ojos que reprimían consecutivas lágrimas.

—Mira, de verdad intento con todas mis fuerzas seguir demostrándote que soy digno, esto lo hago por ti y por nuestro hijo, te mentí muchas veces, aún sigo con aquel remordimiento, no parezco una persona de fiar pero solo te pido una cosa, solo una y esa es que confíes en mí cuando te digo que no tengo nada con Diana. He querido esta vida contigo, ahora que la tengo, no podría tirarlo todo a la basura por una mujer que no significa nada para mí.

Apartó la vista con dureza, me ignoró y se puso la pijama, ya no temblaba de rabia, ahora solo podía sentir la ligera tensión de la situación y de la distancia que nos separaba; no sabía si era una buena idea hacerlo pero de todas formas accedí, me acerqué a ella y me quedé parado a su lado, me ignoró buscando algo en el cajón de la mesita de noche.

—Dilo —le pedí con voz baja, era evidente que no quería decírmelo —Te estás torturando, grítame, acúsame de lo que quieras. Solo respóndeme esto, ¿Sigues dudando de mí? ¿Te cuesta créeme?

No respondió, pero tampoco se movió.

—¿Qué más debo hacer para probarte que merezco credibilidad? ¿Quieres que salte de un puente? ¿Qué cruce una avenida con los ojos vendados? Siento que todo lo que he hecho no es prueba suficiente para ti.

Se estremeció, clavó la mirada al suelo y habló casi para si misma, apenas fui capaz de escucharla pero lo hice, había un matiz de tristeza y dolor en su voz que casi quiebran sus palabras.

—No soportaría más mentiras. Esta sería la última oportunidad, si vuelve a pasar...

Escucharla así me quebraba el corazón y me dolía en el alma, estuve a punto de acercarme y sentarme a su lado pero me contempló por primera vez en ese rato, su expresión era de sufrimiento, de agonía y sus ojos reflejaban una profunda desdicha, incluso pude divisar una pequeña parte de la herida que le provoqué en el pasado, que apenas empezaba a cicatrizar, eso me hizo sentir miserable, todos los días ella se esforzaba en confiar en mí y en hacerme feliz, a pesar de sentir todavía el estrago amargo y la decepción del pasado.

—Eso jamás volverá a pasar —le prometí con voz suave, sentándome con cuidado a su lado, no le quité la mirada de encima, ni ella tampoco de mí, quise levantar una mano y pasar mis dedos por su mejilla, administrarle calor, consuelo y deshacerme de aquella enorme infelicidad que la devoraba en secreto. —No te obligaré a confiar en mí, si no lo deseas o no te sientes preparada, está bien, solo quiero que sepas que lo más valioso que tengo conmigo eres tú y nuestro bebé, no podría querer, pedir o necesitar otra cosa, no me hace falta nada.

La rodee con un brazo, titubeando si era o no buena idea, no me importó el rechazo, de todas maneras lo hice y en cuanto hice contacto con ella, la tensión pareció desparecer de poco a poco de su cuerpo, fue disminuyendo conforme yo me acerqué más, al final ella descansó su cabeza en mi pecho, sin decir nada, no necesitaba que me respondiera, solo quería seguir abrazándola mientras ella me diera permiso y no se alejara. Fueron los segundos más largos de mi vida, creí que no iba a moverse, hasta que incorporó su cabeza para verme a los ojos, le regresé la mirada, ya no había rastro de ninguna lágrima, fue como si jamás hubiesen estado ahí.

Bostezó

—Tengo sueño, estoy cansada.

Asentí, me levanté y le ayudé a meterse en la cama, pensé que era mejor irme a dormir yo también, así que acabé por quitarme la ropa y ponerme una pijama improvisada, apagué las luces del dormitorio y me metí a la cama. La oscuridad reinaba tanto como el silencio sofocante, quise ignorarlo cerrando los ojos y deseando escuchar el aire de afuera que se metía por la ventana entre abierta pero tampoco soplaba nada de aire, ni siquiera una mínima ráfaga.

A los pocos minutos escuché la respiración armoniosa de Amber, ya estaba dormida así que con cautela voltee mi cuerpo hacia ella, su rostro quedó a pocos centímetros del mío, la contemplé a la escasa luz platinada de la luna que se coló desde la ventana, grabé cada una de sus relajadas facciones, de su pecho subiendo y bajando al ritmo de su respiración, todo quedó en mi cabeza en una memoria que posiblemente recordaría en un futuro, no había nada mejor para mí que ver a Amber en silencio y por un tiempo largo sin tener que incomodarla.

De repente el rostro de Amber quedó ensombrecido por una espesa y enorme nube que se cruzó delante de la luna robándole todo la luz y protagonismo, quitándome así el poco encanto que pudo haber quedado para mí de esa noche.


Hola chicas!! He vuelto, perdonen la tardanza, pero como siempre he dicho, tarde pero seguro <3, ojalá les guste este capítulo, estoy trabajando en los próximos lo más rápido que puedo antes de entrar a la Uni, así que estoy disfrutando de mi última semana de vacaciones. 

Las quiero mucho y gracias por votar y comentar, me dan mucha motivación y me hacen querer trabajar más en esta novela. Nos leemos pronto, lindas. 

Continue Reading

You'll Also Like

39.9K 5K 47
EL CIELO TE MANDÓ PARA MI Mi nombre es Rebecca Armstrong y quiero compartirte esta historia que hace parte de mi vida... Tenía 18 años estaba en l...
1.2M 63.1K 49
Desde el momento que subí al tren del expreso de Hogwarts y choque con Draco y Blaise mi vida no volvió a ser la misma. Más cuando el sombrero selecc...
24.1K 2.8K 15
Juanjo ha pasado todos los veranos de su vida en el mismo sitio, un pueblo pequeño, sin nada que hacer y lleno de gente mayor. Sería fácil quejarse d...
1.7M 87K 43
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...