Tú.
Entré al salón de clases tratando de no llamar la atención. Había llegado tarde. Busqué por todos los puestos a mi compañera de cuarto, pero no la hallaba. Más fácilmente me encontré con Eren, el cual me miraba como si varias emociones dentro de él afloraran al verme. Decepción, orgullo, arrepentimiento, era todo un enigma saber con exactitud. Mi amiga notó que tenía problemas para encontrarla, por lo que alzó la mano sin que la profesora la viera para evitar tener que hablar. La señorita Hange había empezado la clase y estaba concentrada copiando cosas en su tablero, por lo que el aula estaba totalmente llena, a lo que aproveché la oportunidad y caminé velozmente hacia Ymir, no quería que mi maestra me reconociera por haber sido la chica que mostró todo el culo al aire a todo el mundo y que posiblemente me vio siendo la que se encontraba en aquel círculo de pelea. Por suerte el lunes me salvé de ser juzgada por la psicópata que suele entrometerse en la vida de sus estudiantes. Es decir, ella me cae bien y sus clases son todo un deleite académico, solo que siento que si me acerco a ella me chupará la poca energía que tengo y me comerá entera con su gran extroversión, tal como lo hace con Levi.
Ymir me había guardado un puesto, seguramente insultó a alguien en el proceso simplemente para asegurarme el lugar.
—¿Por qué llegaste tan tarde? —me preguntó Ymir preocupada.
Me senté a su lado rápidamente, siempre evitando las miradas de los demás.
—Lo siento, es solo que... —carraspeé— Tuve inconvenientes con los trabajos que puso el profesor en clase.
—Já, yo ni siquiera los entregué completos —se rio y se desparramó en su pupitre.
—¿Eso acaso no te preocupa? —saqué lo que usaría para copiar durante la clase y la detallé, su rostro era relajado.
—Sí, pero es mejor no estresarse por ello, además, no creo que sea tan malo a la hora de calificar —cruzó ambos brazos.
—No lo sé... Historia dijo que es bastante estricto, yo mejor no me fío —me rasqué la barbilla.
Eren se hizo presente en las clases del profesor, afortunadamente no hubo más inconvenientes entre ellos, al parecer Levi se mostraba más renegado debido a eso y al hecho de que no volvió a decirme ni hacerme nada.
—Bueno chicos, con esta clase ya llevamos dos semanas del curso, por lo tanto en lo que les había estipulado, solo tendrían un mes para realizar el primer trabajo, eso quiere decir que tienen solo dos semanas —dijo la profesora dirigiéndose a nosotros, mi corazón empezó a latir rápidamente por el poco plazo—, pero teniendo en cuenta que todavía hay estudiantes sin grupo, ¡les daré una semana más para poder entregarlo! —su sonrisa se agrandó y todos estaban contentos— Aquellos que no tengan equipo, vengan por favor, los armaremos aquí, los demás pueden aprovechar el tiempo haciendo lo que quieran, espero lo utilicen sabiamente para adelantar en el ensayo.
Miré hacia atrás donde se encontraba Eren, supuse que por aquellos inconvenientes infantiles él declinaría a seguir trabajando con nosotras. Se veía indeciso, como si quisiera cambiar de equipo y no tener que tratar conmigo. Alrededor de unos diez jóvenes fueron al frente a hablar con Hange, pasaron varios minutos desde aquello. Eren nunca se paró. Sentí alivio por ello, no quería tener que buscar a otro compañero de entre todos los del curso, con Eren estábamos bien, porque a fin de cuentas, yo ya estaba mentalizada para cargarlos a ambos, y es mejor malo conocido que por conocer.
—Olvidé comentarles que la semana de parciales será en dos semanas, consideren el ensayo como la nota del primer parcial.
Me relajé, así no tendría que estudiar como loca para la materia. Una responsabilidad menos por cargar. Miré la hora en el celular, unos minutos más y ya se acabaría la clase.
—¡Muy bien! —Hange sonrió bastante alegre— Ya todos tienen un equipo, con las cuatro clases de introducción a la historia del arte medieval son suficientes para que empiecen a trabajar en sus ensayos, recuerden que la biblioteca tiene bastantes bibliografías para que se apoyen en ello, por el momento les sugiero solamente hacer la introducción, la próxima clase les hablaré de cómo debe de estar estructurado un ensayo, pueden irse.
Guardé mis cosas en la mochila, copié todo lo que nos serviría para el ensayo y también las pautas y tiempos de entregas, estaba preparada para levantarme e irme de clase, pero me llevé el gran susto de mi vida. La profesora Hange estaba frente mío, tan cerca que podía sentir su respiración sobre mi rostro, sus ojos estaban demasiado abiertos y su sonrisa era larga como la de una verdadera psicópata, al ver esto me sobresalté.
—Tú eres la chica del bar, ¿no? —me preguntó.
No puede ser, ahora ya dos de mis maestros me iban a humillar. Al ver la manera tan alegre con la que reaccionó, supuse que no se dio cuenta de que fui justo yo la razón por la que su amigo empezó todo ese conflicto.
—No sé de qué estás hablando —mentí y reí nerviosa.
—¡Sí, eres tú! —comenzó a reírse— Por cierto, lindo trasero.
"¿Qué? ¿Pero qué carajos les pasa a los profesores de acá? ¿Pueden ir acosando por ahí a sus estudiantes y humillarlos como si nada? ¡No estoy entendiendo ni un carajo!" pensé.
Viré mis ojos hacia Ymir, la cual estaba sorprendida, tenía la boca abierta y las cejas estiradas hacia arriba, estaba conteniendo la risa. Al lado de ella estaba Eren parado prestando atención a la conversación poniendo una cara de confusión y asco ante lo que estaba escuchando.
—Lo siento, pero creo que me estás confundiendo, si me disculpas —me fui parando y Hange se me acercó aún más, no tuve más opción que retroceder y sentarme de nuevo.
—Lamento si lo que dije no fue para nada profesional y ético, pero cuando te vi allí te me hiciste conocida, ¡y ahora que veo que eres de mi clase todo tiene sentido! —comenzó a gritar y eso me asustó más.
—Debemos irnos o llegaremos tarde a la clase que sigue —dijo Eren con el ceño fruncido y tratando de zafarme de esa incómoda situación.
—¡Oh, sí! Lo lamento, fue la emoción del momento —soltó una risa nerviosa y por fin se alejó de mí— ¡Nos vemos la próxima semana, jóvenes!
Nuevamente me paré del puesto y me fui con Ymir, Eren nos guardaba distancia pero nos seguía. Salimos del salón y bajamos las escaleras para sentarnos en los puestos de la cafetería, Eren no lo hizo pero se acercó a nosotras.
—¿Qué carajos fue eso que pasó arriba? Primero Levi y ahora Hange, y justo dos profesores —carcajeó—. Definitivamente las más calladas son las más tremendas —le di un codazo—. ¡Oh, ya me acordé! Esa era la mujer con la que estaba Levi junto con otros ese día, ¿no?
—Sí —dije cortante.
—¿Qué haremos con el trabajo para entregar? —nos preguntó Eren evadiendo el tema con el que Ymir empezó.
—Deberíamos reunirnos tal vez un día antes de la clase del lunes para empezar con la introducción para mostrársela a Hange y que esta nos asesore —comenté.
—Me parece bien, ¿cuándo están disponibles? —volvió a preguntar.
—Bueno, ambos tenemos clase hasta las cuatro de la tarde —me refería a Eren—, de ahí en más estoy libre, y el resto de días puedo casi que prácticamente todo el día.
—Lo mismo, solo que por las mañanas no puedo, tengo asignaturas por ver —habló Ymir.
—¿Y si nos reunimos después de clases para salir de esto rápido?
—Me parece bien —respondí.
—Como quieran —dijo mi amiga indiferente como siempre.
[...]
Quedamos en encontrarnos en las cafeterías, como solamente empezaríamos a escribir la introducción, no teníamos que ir a la biblioteca para consultar por libros, eso sería más adelante. Fui la primera en llegar, mientras esperaba a los dos, me dediqué a mirar historias en WhatsApp, no hubo nada interesante.
—Hola —era Ymir, se sentó a mi lado—. ¿Nada que llega?
—No.
—Bien, aprovechemos para ponernos al día —sacó una de sus piernas, quedando frente a frente a mí, yo solamente me moví un poco.
—¿Sobre qué?
—¿Cómo que de qué? Este sábado saliste con tus amigos y fueron al bar, ¿qué pasó allí?
Sentí repulsión y ganas de vomitar, todo lo que tuviera que ver con ese día quería olvidarlo por completo.
—Nada interesante.
—Ay, por favor, ¿por qué siempre haces lo mismo?
—¿Qué cosa?
—Negar todo cuando es obvio que mientes —me miró seria—. Ahora, escúpelo todo.
Bufé.
—Comimos, charlamos y luego me obligaron a bailar en la pista de baile, no quise, entonces Jean me tomó en sus brazos pero tenía un vestido puesto, por lo que se me vio todo el trasero y piernas, lo único que me tapaba eran mis calzones, y como Hange y Levi estaban ahí, me vieron —bajé la cabeza en señal de pena.
—No me jodas —estaba sorprendida—, estar a tu lado es como estar dentro de una serie adolescente donde a la protagonista le pasa de todo —soltó una carcajada.
—No es para nada gracioso —la miré seria.
—Está bien, está bien —trató de contener sus gestos, pero al tiempo volvió a reírse—. Lo siento, es que no puedo.
—¿No puedes qué? —escuchamos una voz ronca y masculina que provenía detrás de nosotras, ambas volteamos a ver de quién se trataba, era Eren, su voz era más grave que de costumbre.
—Nada interesante —le respondió.
Él se fue a los asientos de la mesa de adelante y se sentó, estábamos frente a él. Eren se veía molesto, lo más probable era que estuvo escuchando nuestra conversación todo este tiempo y ninguna de nosotras notó su presencia. O tal vez estaba enojado con todo el mundo como siempre, con Eren no se sabe nada.
—Muy bien, empecemos.
Haríamos una página de introducción entre todos para llevar a cabo el ensayo, que debía de ser de unas diez páginas, para que de este modo todos hiciéramos de a tres para completar las totales, todos daríamos ideas, pero yo me encargaría de digitalizar y redactar el inicio, por eso le pedí a Ymir que trajera su laptop. Mi compañera de cuarto sacó el aparato electrónico de su mochila, ingresó la contraseña y me la pasó. La señorita Hange nos dio unas pequeñas pautas como la margen del documento, el tamaño y tipo de la letra, y el interlineado.
—¿Cuáles consideran los mejores artistas y por qué? —pregunté mientras organizaba todo en el documento.
—¡Hey, Eren! —alcé la mirada, era alguien totalmente desconocido, debía de ser uno de sus cientos de amigos.
—¡Hola, Floch! —le respondió y se apretaron las manos y juntaron pechos.
—Hola chicas —nos saludó con la mano e hice lo mismo, Ymir lo ignoró, el joven volvió a hablarle a Eren—. En la fraternidad están planeando la primera fiesta del semestre, justo después de la semana de exámenes.
—Sí, eso escuché esta mañana.
—Dicen que estará más alocada que la de antes.
Mi corazón empezó a latir, Eren me miró por unos segundos y luego se volvió a enfocar en su amigo.
—Eso espero.
—Bueno, nos vemos luego —se largó sin más.
—Lamento eso —nos dijo.
—No pasa nada —dije tratando de ocultar la molestia.
—¿Cuál era la pregunta?
—Pregunté que cuáles artistas consideran los mejores exponentes y por qué.
Ambos se quedaron callados pensando en qué decir.
—Iré redactando mi parte mientras ustedes piensan.
Comencé introduciendo al tema del arte medieval, que su máximo exponente fue el arte bizantino, coloqué aspectos importantes que precedieron la historia y que permitieron la formación del movimiento, además de un artista que considero uno de los mayores exponentes, Angelos Akotantos.
—¡Eren! No esperaba verte aquí —era una voz femenina bastante chillona, me dio asco de solo oírla.
Dejé de teclear en la laptop, me estaba enojando, la muy descarada se sentó en nuestra mesa como si nada, y sin siquiera dirigirnos ni una sola palabra. No quise verla bajo ninguna circunstancia, debía concentrarme en hacer la introducción.
—Hola.
—Hace rato que no nos veíamos, ¿acaso me olvidaste? —hizo pucheros mientras agarraba sus brazos, él se notaba algo incómodo.
Miré a Ymir la cual estaba asqueada, se acercó a mí para susurrarme algo.
—Seguro esos dos cogen.
Me hirvió la sangre, quería pegarle a la tipa con la que Eren hablaba por alzada.
—Lo siento preciosa, es solo que he estado ocupado últimamente, sabes que sería incapaz de olvidarte —la miró dulcemente.
No me resistí más y la reparé. Era rubia y de ojos claros, justo como Historia, con la diferencia de que era más voluptuosa y de aspecto más adulto. Era bastante bonita, justo como todas las que quieren estar con él. Mientras que yo parecía un trapo al lado de ellas.
—¡Ay, Eren! ¡Eres un caballero como siempre! —se le acercó a él, hasta el punto de arrimarle sus pechos a sus fornidos brazos, él sentía todo esto, la muy descarada sabía lo que hacía.
—Lamento interrumpir la cita romántica, ¿pero podrías irte? Estamos haciendo un trabajo —dije bastante directa.
—Ay, pero qué odiosa —me prestó atención mirándome fastidiada.
—Sí primor, lárgate —me apoyó Ymir.
—¡Eren, haz algo! ¡Nada más mira cómo me hablan!
—No las justifico, pero tienen razón, deberías irte, estamos en medio de un trabajo importante, luego te llamo, ¿sí? —le respondió.
—¿¡Qué!? —se levantó indignada— ¡Eres un idiota!
—Ay, por favor, no seas una exagerada.
—¿¡Cómo te atreves!? —le dio una cachetada, Eren no se inmutó— ¿¡No dirás nada!?
—¿Y qué quieres que diga?
Nos miró a nosotras, estaba sumamente rabiosa, cerró los puños, lista para golpearlo, pero reprimió sus impulsos y salió corriendo, llorando.
—Vaya, eres todo un rompecorazones —le dijo Ymir riendo.
—No, nada más le dije que lo nuestro solo era casual, no quería ilusionarla, pero ella malinterpretó todo.
—¿Es en serio? Te creería si no la hubieras tratado como la trataste —le respondí.
—¿A qué te refieres? —se irguió en su puesto.
—Le dijiste preciosa y que nunca la olvidarás, ¿eso qué? Aunque le dejes las cosas claras, con esos tratos una persona enamorada va a seguir ilusionada —dije algo enojada.
—Yo trato así a todas —se notaba tranquilo.
—¡Eres un imbécil! ¡No a todas las tratas así a menos de que quieras algo con ellas!
—¿Y a ti qué te importa cómo trate a las demás?
—¡Pues porque...
—¡Ya, basta! —nos interrumpió Ymir a gritos— En serio, nunca en mi vida llegué a pensar en llegar a ser la mediadora de algún conflicto, ¡pero cállense, maldita sea! Solo quiero terminar este trabajo de una buena puta vez —suspiró hondo—. Pon a Andréi Rubliov porque es considerado el mejor iconógrafo de Rusia y su obra 'La Trinidad' marcó un hito histórico que vislumbra la evolución técnica que marca el final del periodo medieval.
Me sorprendió escucharla con tanta apropiación del tema, la juzgué bastante mal.
—Gracias, Ymir —dije—. Podemos colocar a Andréi brevemente en la introducción y ya luego en las páginas finales hablar a profundidad de sus obras e impacto, permitiendo que el medioevo tardío dé lugar al renacimiento, ¿qué opinan? —traté de mirar lo menos posible a Eren.
—Por mí bien —respondió Eren indiferente—. Pon a Teófanes el Griego, yo me largo —cogió sus cosas y se fue sin más.
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Apenas caí en cuenta de que es domingo y no sábado, pero no importa. Espero lo disfruten y perdón si sienten el fanfic demasiado lento unu