โด ๐‚๐”๐‘๐’๐„๐ƒ ๐๐‹๐Ž๐Ž๐ƒ | K...

By is-disastrous

13.4K 1K 397

โ› ๐’๐€๐๐†๐‘๐„ ๐Œ๐€๐‹๐ƒ๐ˆ๐“๐€ โœ En la sangre yacen los Ancestros q... More

๐ข๐ง๐ญ๐ซ๐จ๐๐ฎ๐œ๐ญ๐ข๐จ๐ง
vol 4 โ”€โ”€ ๐๐‘๐„๐’๐„๐๐“ ๐ˆ๐’ ๐‚๐”๐‘๐’๐„๐ƒ
o. born under a bad sign
i. bright hope
ii. gather up the killers
iii. no quarter
iv. where we belong
vi. i hear you knocking
vii. nest of cobras
viii. voodoo in my blood
ix. smoke and mirrors
x. all gods of agony feast on tragedy
xi. lullaby of the darkness
xii. queen death
xiii. a spirit here that won't be broken
xiv. the feast of all sinners
๐š๐ฎ๐ญ๐ก๐จ๐ซ'๐ฌ ๐ง๐จ๐ญ๐ž
Extra. โ€• while you were sleeping

v. midnight whisperings

921 64 21
By is-disastrous

capítulo cinco: susurros de medianoche


Acunándola contra su pecho para trasmitirle su calor murmuró —. Sólo fue un sueño. —la niña se hallaba más que helada, y por supuesto, eso no era una buena señal. Hayley temía por lo peor.

La híbrida había atendido al llamado de su hermana tan pronto como esta le informó que Hope no se encontraba del todo bien. Hayley palideció ante ello, por lo que se apresuró a encontrarse con su hija, la cual no dejaba de titiritar debido al frío que sentía que le calaba hasta los huesos.

—Pero siento nauseas y me duele la cabeza —pronto el olor a sangre usurpó sus sentidos. Apartó de sí a Hope para verla, descubriendo que un fino hilo desangre caía por su nariz —. Tengo frío. —susurró, castañeando los dientes.

Klaus había ido por Freya, mientras que Hayley y Alexandra quedaron haciéndole compañía a la pequeña, esta última la evaluaba, sin embargo, la bruja no podía percibir otra cosa que no fuese magia, deseaba estar equivocada. Eso le llevó a apretar la mandíbula. Alexandra le tendió a Hayley un paño para que limpiase la nariz de la niña. 

—Tranquila, cariño —tranquilizó la híbrida. Con la manta que había utilizado anteriormente, Alexandra cubrió a Hope con ayuda de Hayley para que el frío le pasase —. Todo esta bien. —le aseguró Hayley apretándola más hacia ella mientras le daba una leve mirada a su hermana. En los ojos de la híbrida se podía ver la emanante preocupación.

—Tengo mucho frío. —repitió, acurrucándose más contra el pecho de su madre mientras sus piernas se flexionaban hacia su centro. Alexandra se aproximó hasta la chimenea de la habitación para atizar un poco más el fuego llevando a que este se alzara permitiendo que el calor en la habitación se sintiera aún más. Sus ojos se quedaron fijos en el durante un par de segundos en los que su mente recordó unas palabras que se habían alojado en al fondo de su memoria:

«Mientras respire, vendrán por ella. Nunca se detendrán»

Esas habían sido las palabras de Genevive, de Celeste DuBois. Aquellas mujeres les habían advertido en diferentes oportunidades del mismo hecho: Las brujas harían lo posible para acabar con Hope. 

Pero tras cinco años de una clara paz con el Aquelarre —esto se debía a que la naturaleza de las Facciones lobuna y brujil de Nueva Orleans se convergían dentro de la reina Crescent— habían llegado a creer que todas aquellas promesas de venganzas habían pasado. Pero eso ahora simplemente parecía un mero deseo. La realidad que claramente afrontaban era la de una venganza que seguía en pie, tan intacta como el primer día.

El pensamiento de castigo pronto se instauró en su mente; prever que esa supuesta paz era solo eso, un supuesto, era parte de su trabajo. 

Había fallado épicamente.

—Alex... —su nombre salió con falta de aliento, casi como un pedido de ayuda. La loba, quien se atormentaba mentalmente, decidió eliminar sus pensamientos en aquel momento. Debía centrarse en lo que sucedía y podía controlar. Se acercó y se colocó de cuclillas a un costado de ellas dándole una breve sonrisa de reconforte a ambas, tenía que trasmitir la calma y seguridad siempre aparentaba. Hope alejó su rostro del pecho de su madre con una expresión llena de dolor.

—Todo estará bien, princesa. Te lo prometo. —le aseguró para después posar sus manos en el pequeño antebrazo de la niña. Si algo podía hacer en aquel momento era por lo menos tener aquel hechizo a raya, hasta que descubriesen como deshacerse de el. Pronto las venas negras comenzaron a aparecer sobre las manos del Alfa. Hayley acariciaba la frente de Hope sintiendo como el calor en ella regresaba. 

—¿Lex? —Hayley dirigió la mirada a la entrada de la habitación en donde Layna se asomaba un poco somnolienta, pero que pronto se extrañó al ver la escena, no tardó en ingresar —¿Qué sucede? —cuestionó notando como su amiga estaba tomando el dolor de Hope, más no entendía el porque la niña tendría alguna clase de aflicción.

Hope siempre había sido una niña sana.

—Siento que algo me pasa. —farfulló Hope aunque sentía como comenzaba a sentirse de nuevo en su cuerpo, pero al mismo tiempo empezaba a sentir como las manos de su tía empezaban a helarse. Layna se aproximo a ellas para evaluar la situación, claramente era magia, pero la pregunta que restaba era: ¿Cómo era eso posible?

Klaus no tardó en regresar con Elijah y Freya minutos después, y le explicaron a esta última rápidamente todo lo que ocurría, además de lo que amabas brujas podían llegar a comprender. 

—Nunca antes se había enfermado. —acotó Hayley pasándole una mano por el cabello. Hope se hallaba recostada contra su pecho con Alexandra aún tomándola de su antebrazo. Freya analizó todo con atención, no siendo la única.  Layna había hecho una que otra suposición, más no quería alertar a nadie si no era necesario, y por lo que podía imaginar su amiga habría hecho lo mismo.

—Esto claramente no tiene nada que ver con una enfermedad ―repuso Freya después de darle una mirada a Alexandra y Layna reafirmando sus pensamientos. La loba tensó la mandíbula ante ello, realmente era algo de lo que deseaba estar equivocada. Por claras razones no habían dado sus comentarios con respecto a la magia, pero cualquiera con un mínimo de poder podía sentir aquel hechizo creciente. Posó una mano sobre la frente de Alexandra notando lo helada que se hallaba. Layna suspiro, sus temores eran reales —. Este hechizo se siente... es muy difícil de explicar. Pero se siente frío ―Hayley ahogó un gemido, mientras que Klaus tensaba su mandíbula. Hechizo era igual a brujería —. Por ahora, Alex es la que lo mantiene a raya —la miró —. No podrás mantener eso por mucho.

—Lo sé —murmuró —. Pero por ahora, es mejor que nada. —aseguró a lo que Freya asintió, tenía que concederle eso. Lo único que le impedía al hechizo avanzar entre el y Hope era Alexandra, mientras ella absorbiese todo el dolor de su sobrina, aquella magia estaba siendo redirigida a otro lugar, sin embargo, aquella habilidad solo funcionaba por tiempo y cantidades limitadas, a pesar de que la loba fuese una carga y descarga infinita a la tierra, aquel hechizo no se disolvía simplemente. Este sería alojado en la bruja hasta que ya no fuese posible albergarlo, pero como Freya no tenía ni idea del alcance del poder que aquello tenía, no sabían cuanto podría soportar.

—¿Un hechizo? —repitió Hayley exhalando. Debían encontrarle sentido a ello —. Ella no practica magia, ¿Cómo pudieron haberla encontrado? —cuestionó. Aunque Hope se libraba de su pulsera una que otra vez, ninguna bruja podía haberla localizado con esa rapidez. Freya la miraba con la misma duda navegando en su mente. Aquello era difícil de comprender.

La voz de Morgan pronto se escuchó en la sala irrumpiendo en aquel ambiente tenso. —¿Mami? —Alexandra miró en dirección al arco de la entrada con alerta. La pequeña arrastraba un peluche de lobo mientras rascaba su ojo, había decidido dormir en la misma cama con su hermana mayor, y después de un tiempo, sintió como Hope no se encontraba a su lado por lo que había salido en su búsqueda pero cuando escuchó voces en la parte que pertenecía a la sala no tardó en llegar hasta ellos. Layna, siendo la primera en reaccionar, se aproximó a ella.

—Oh, pequeña, vamos a recostarte. Mami ahorita esta ocupada. —con voz suave y dulce llegó hasta ella para intentar tomarla en brazos, sin embargo, Morgan no se dejó, dio un paso atrás en reacción.

—Quiero a mami. —sus ojos azules estaban completamente abiertos y demandantes, luego intento moverse para poder ver a las personas dentro de la sala, pero Layna le impedía hacerlo. Asustar a Morgan no estaba en sus planes, pero todos habían estado tan inmiscuidos en lo sucedido con Hope que habían obviado la parte en la que había otra pequeña dentro de la residencia. Morgan volvió la mirada sobre la bruja Dumont con claro enojo por impedirle participar en lo que sea que sucediese en la parte de adentro, y por supuesto, el bloquearle hablar con su madre. Niklaus notó como su hija menor no se iría, no hasta no recibir su pedido, por lo que se aproximó hasta ellas para tomarla en brazos. Al ver que era su padre el que se acercaba a ellas la pequeña no se negó ni por un segundo.

—¿Qué te parece si esta vez papi te lee un cuento? —habló al llegar hasta ellas. La niña asintió con repetición para cuando Klaus ya la tenía entre sus brazos. Luego el híbrido le dio un leve vistazo a dentro mirando a su hermano mayor —. Mantenme informado. 

Sin más Niklaus abandonó la habitación con la pequeña acurrucándose entre sus brazos. Debían aparentar que nada sucedía, después de todo, preocupar a la más pequeña de la casa no era una opción. Era una niña pequeña e inocente, no tenía que enterarse sobre historias de venganzas antiguas. Alexandra se removió un poco debido a la debilidad que sentía, y que claramente intentaba ocultar. 

—Alex, basta. Transferir el dolor a ti no arregla nada. —saltó una desesperada Hayley. Ver a su hermana lastimarse no era una opción, ellos debían pensar en más. Eran tres brujas poderosas, miró a Freya y Layna —¿Qué hacemos? 

—Estando lejos de la cuidad es difícil saber de dónde viene. —aseguró Layna, pues si algo estaba seguro, era que aquello no era obra de una simple bruja de pueblo que por encima de todo no podía tener conocimiento de quien era Hope. Aquello sin alguna duda en su ser era obra del Aquelarre de Nueva Orleans. Algo dentro de la bruja se retorció.

Layna miró a su amiga levantarse, después de dejar de absorber la magia que invadía a Hope, y sacar el celular vibrante de su bolsillo, segundos después abandonó la habitación.

—¿No hay nada que puedas hacer? —interrogó un Elijah manteniendo la tranquilidad por los presentes, alguien debía conservar el raciocinio que a los padres comenzaba a faltarle. Freya negó.

—No sí no tengo por dónde empezar. 

—¿Mami? —farfulló Hope. Hayley le sonrió, acariciándole la mejilla. 

—Aquí estamos, estamos contigo, cariño. —le aseguró mientras besó su coronilla. Pronto la reina Crescent se adentro una vez más en la habitación con una expresión de confusión pura así como de escepticismo.

—Creo que tengo la solución. Es Vincent —habló atrayendo la atención de los presentes ―. Dice que sabe como curar a Hope ―dijo tras unos segundos, notando las diferentes reacciones en todos. Realmente Nueva Orleans era una ciudad de la que nadie podía escapar, sin importar cuanto quisiesen ―. Pero para eso... Debemos volver a la ciudad.




━━━━━━━━




La decisión no había sido fácil, pero tampoco resultaba una de la que pudiesen escapar. Ninguna de las brujas de la familia sabía de dónde provenía el mal de Hope y ningún conocimiento anatómico o fisiológico, ó incluso emocional servía de explicación. 

Y hasta el momento, Vincent parecía tener la solución de aquella enigmática que se les presentaba.

Pero tan pronto Vincent Griffin había conversado con Alexandra asegurando lo que parecía lo impensable, ninguno lograba ponerse de acuerdo con lo que harían. Freya, por un lado, sostenía que podía tratarse de una trampa; Layna no lograba tomar partido por el brujo, porque después de todo, las brujas de Nueva Orleans y ella no eran desconocidos para cuando de venganzas se trataba; Alexandra, por otra parte, era quién había estado más en contacto con él, por lo que también sabía que todos los lideres de Facción respetaban la regla tácita que tenían entre ellos. Lo niños eran intocables a pesar de las peleas entre los clanes. Por lo que, al final del día, ese argumento fue el vencedor; todos estaban de acuerdo que de que ni Vincent ni Marcel expondrían a un niño, y esa fue su carta a favor.

Por ello, durante la madrugada de ese día se pusieron en marcha. El viaje había sido rápido y casi ni se habían dado cuenta del tiempo que había transcurrido hasta que el motor del auto se apagó y todos estuvieron fuera, atravesando las viejas y corroídas rejas del complejo.

Atravesar la puerta fue como atravesar un portal a un pasado no tan lejano, dónde todo parecía haber quedado estático en el tiempo, sin alterarse ni modificarse, sólo decaer. Las instalaciones habían sido abandonadas tras la caída de los Mikaelson y usadas únicamente como el deposito personal de Marcel, almacenando todas las cosas que no usaban o que simplemente molestaban. Las viejas paredes habían sido consumidas por la hiedra y las enredaderas, dándole un aspecto mucho más lúgubre y oscuro, que acrecentaba mucho más su abandono.

Alexandra, quien había pasado los últimos cinco años residiendo en Nueva Orleans, había hecho todo lo posible por evitar aquel lugar. Recuerdos del último día que estuvo ahí golpearon su mente a lo que por instinto miró en dirección a Klaus.

Después de todo, él debía ser el más afectado al estar residiendo en una prisión bajo el complejo durante los pasados años.

Klaus murmuró audible para todos. ―Nuestro hogar... ―miró a su alrededor; por el barandal del piso superior correteaban un par de ratas, chirriando y perdiéndose en una de las habitaciones. Entre sus brazos cargaba a Hope acurrucada contra su pecho, cubierta con una manta; le hubiera gustado regresar junto a ella en los tiempos dónde la casa refulgía en todo su esplendor, no en esas condiciones ―. Una vez el orgullo de nuestra familia, ahora un deposito.

―Como los grandes han caído... ― farfulló Elijah, inspeccionando el lugar, aunque en su mirada no había emociones, era simplemente un repaso frívolo cargado de malos recuerdos y la pronta urgencia de abandonar el lugar tan pronto fuese posible ―¿Dónde está Vincent?

Habían abandonado el refugio con una rapidez implacable, aunque se habían marchado casi sin planear con certeza como actuarían; sólo tenían en claro que debían de permanecer con un perfil bajo, haciendo todo con premura para poder salir de allí sin perturbar a nadie. Sin embargo, bajo la primicia de que Alexandra los acompañaba, siendo otra líder de facción, era lo que les daba un poco de sosiego. Marcel no la atacaría, no al menos de que quisiera que una nueva guerra se desatase en el Barrio. Por su parte, al Alfa le invadió la preocupación de haber dejado a Morgan, a pesar de que Layna y Freya estarían con ella, no dejaba de pensar en el hecho de que si habían atacado a Hope, capaz podían hacerle lo mismo a Morgan. El pensamiento de que ambas corrían peligro no la abandonó en conjunto a la sensación que la había empezado a corroer de que quizás Freya si tenía razón y aquello realmente se trataba de una trampa.

Tensó su mandíbula.

―Estoy aquí ― los seres se volvieron hacia las galerías; de entre medio de la oscuridad, la figura de Vincent se movía, acercándose cada vez más a la luz y dejando ver su rostro ―. Cumplí con mi palabra, pero ahora la pregunta es sí ustedes cumplirán la suya.

―¿Qué es lo que sucede, Vincent? ―demandó en una interrogante. Alexandra no le gustaba la sensación que percibía. Sus sentidos estaban alertas, y una voz dentro de ella gritaba a viva voz que mantuviese los ojos abiertos ―¿Cómo, justamente tú, sabe lo que tiene?

Sospechar de todo y de todos era un atributo que Alexandra había desarrollado con los años, y que por supuesto, solo se hacía más fuerte cuando las casualidades se hacían presentes. Alexandra no creía en ellas, después de todo, Rebekah una vez muy bien le había dicho que las casualidades eran las excusas del diablo. Y todos sabían que al diablo le encantaba jugar con la cordura de la gente. 

Por lo que sospechar de Vincent Griffin solo era un reflejo evidente a su actitud de desconfianza sobre los demás, el brujo lo sabía bien.

La reacción del Alfa fue una sorpresa para los hermanos Mikaelson, pues pocas habían sido las veces eran las que la habían visto hablar con tanta frialdad e inquisición. Niklaus fue el más sorprendido ante ello ―. Tranquila, prima. Aquí, el buen Vincent solo viene a ayudar.

La segunda figura en entrar al complejo haciendo acto de presencia fue la de Nathaniel Labonair. Alexandra frunció el entrecejo, pero su sentido de paranoia ante la confianza se comenzó a aplacar, su mente rápidamente concluyó que si el lobo estaba ahí, querría decir que claramente esa era la reafirmación de que Vincent no era la cabecilla detrás de aquel ataque, lo que planteaba la siguiente duda: ¿Qué había sucedido durante su ausencia? 

―No nos importa lo que sucede, solo cúrala. ―pidió una Hayley emanante en preocupación. La híbrida no tenía mente para pensar en las posibles preguntas que ya en la mente de su hermana existían, ella solo quería que su hija volviese a esa niña vivida que curaba a los animales del bosque para su hermana menor. Los hermanos veían todo aquello con atención.

Las dinámicas realmente habían cambiado lo suficiente durante su ausencia. 

―Tan pronto como la cure, ustedes deben dejar la ciudad. ―demandó Vincent. Alexandra se cruzó de brazos mientras Nathaniel resoplaba. Esas fueron las primeras palabras que Marcel pronunció tan pronto entendieron de quien se trataba el ultimo niño enlazado a aquellos extraños rituales.

―Bueno, ¿por qué nos quedaríamos? ―inquirió Klaus ―. Ésta ciudad tuya ha perdido su encanto.

Hayley rodó los ojos. ―Quiere decir que estaremos encantado de irnos. ― murmuró.

―Sólo danos lo que queremos ― acotó Elijah ―. Y nosotros mantendremos nuestra palabra. ―el ambiente en las Instalaciones era pesado de respirar, como un estrato sofocante de humedad que ingresaba a sus pulmones, alojándose como bolas de plomo. Se sentían observados, como si en las paredes hubiese ojos que miraban cada mínimo movimiento.

―Se irán, solo cúrala. ―aseguró una Alexandra más centrada en el tratamiento a su sobrina, pronto el graznido de un cuervo hizo que Hayley se aferrase al brazo de Elijah. Alexandra alzó la cabeza con rapidez; esa ciudad obligaba a su actitud de desconfianza y paranoia a apoderarse de ella. Klaus acostó a Hope en uno de los pocos muebles que quedaban descubiertos y en buen estado, Hayley le siguió sentándose en el para colocar la cabeza de su pequeña en su regazo.

―Discúlpenme ―Vincent se frotó ambas manos mientras Hayley acomodaba en su agarre a Hope de modo que ella quedó boca arriba; estaba dormida y se hallaba más pálida que antes. Sus labios estaban de un leve tono violáceo ―. De acuerdo, aquí vamos ― Vincent colocó ambas manos por encima de Hope y cerró los ojos ―. Nettoyer timoun sa a. Nettoyer timoun sa a ―Al escuchar los canticos Alexandra pudo decifrarlos después de unas cuantas repeticiones, pues se trataba de un hechizo de purificación. Ergo, alguien la había maldecido ―. Nettoyer timoun sa a. Nettoyer timoun sa a. Nettoyer timoun sa a.

―¿Mami? ―susurró la pequeña, tras parpadear varias veces; Hayley ahogó un gemido y sonrió. Hope lentamente iba recuperando color. Los presentes dejaron escapar un suspiro de alivio.

―Eso es ―dijo Vincent, dejando caer sus manos a los costados de su cuerpo ―. Tú pequeña ya está purificada.

Hayley alzó la mirada aliviada. ―Gracias.

Hayley tomó en brazos a Hope, abrazándola mientras esta se acomodaba en el mueble, sentándose al filo removiéndose la manta; la híbrida tenía lágrimas en los ojos mientras su mano se deslizaba por el rostro de Hope, sonriéndole. Miró a su hermana por un par de segundos asintiendo a lo que Alexandra correspondió, más la sensación que ocupaba su pecho no la dejaba sentirse lo suficientemente segura para transmitírselo a otros, eso sin duda había sido demasiado fácil.

Las preguntas comenzaron a invadirla.

―Miren, la única gratitud que necesito de ustedes, es que se vayan de la ciudad. ―repuso Vincent mirando a Alexandra. Ella no le quitaba la mirada de encima, sabía bien que le estaba hablando como líder de Facción, y como la loba no traería problemas para aquella paz. Sin embargo, Alexandra odiaba que se lo recordase.

Volteó su rostro hacía un costado. ―Dime lo que sucedió durante mi ausencia. ―le murmuró Alexandra a un Nathaniel de pie a un costado de ella. Este asintió repetitivamente, sabía que su prima no se quedaría con la simple respuesta a la solución del problema, ella quería saber porque ellos tenían la respuesta al mal que aquejaba a Hope, después de todo, se encontraba a kilómetros de distancia de Nueva Orleans, por lo que la pregunta de cómo era posible aquello no abandonaba su mente. El lado bueno de todo aquello tenía explicación y que, para suerte de todos, los que se llamaban Seguidores habían sido eliminados, lo que indicaba que Maxim Dumont no tendría que volver a sus vidas.

Después de todo, alguien con el apodo «Jinete del Apocalipsis» no era una persona la cual Nathaniel querría cerca de su prima. Maxim Dumont sin duda era el aviso de malas noticias.

―¿Estás bien? ―interrogó Hayley para cuando Hope asintió varias veces, aferrándose a su cuello. Hayley volvió a ahogar un gemido, abrazándola con todas sus fuerza; realmente había temido perderla ―. Ve con papi. ―la dejó nuevamente en el suelo, al tiempo que Elijah se sentaba a su lado pasando un brazo sobre sus hombros. 

Hope se puso de pie pero no echó a caminar inmediatamente, sino que se tomó unos cuantos segundos antes de hacerlo. El lugar resultaba extraño en todos los sentidos de la palabra y el decadente estado, de lo que hacía años atrás había sido una majestuosa vivienda, no ayudaba. Hope había escuchado historias sobre ese lugar y lo que significaba para su familia. Pero no había resultado en lo que esperaba.

Sobre su cabeza, un segundo cuervo grazno mientras que desde el techo el cuerpo de otra ave caía en picada, cayendo a los pies de Hope. Instantes después, más cuervos comenzaron a caer alrededor de ella como una lluvia de granizos.

Casi sin pensarlo, Alexandra ―la cual se encontraba más cercana― reaccionó tomándola en brazos, estrechándola contra su pecho y con una mano protegiéndole la cabeza mientras más aves caían muertos al instante, formando un círculo parejo envolviéndolas a ambas.

―¿Qué es eso? ―cuestionó Klaus, observando los cuervos que las rodeaban. Pronto Alexandra escuchó un fuerte sonido que llevó un ceño fruncido se apoderara de su rostro, se trataba de un cantico de aves casi en un silbido que te hacía sentir gélido, era espantoso de escuchar.

―No lo sé. ― respondió Vincent casi sin habla.

―¿Alex? ―interrogó Hayley al ver a su hermana con aquella expresión de dolor mientras su cabeza estaba apoyada sobre el hombro de su hija, gotas de sudor comenzaban a correr sobre su sien mientras quejidos se quedaban atorados en su garganta haciendo ruidos de enojo.

―¿Tía Lex? ―Hope apartó la cabeza del pecho de la misma para mirar al Alfa mientras la niña se alejaba dándole vueltas alrededor del círculo perfecto que se había formado a su alrededor ―¿Lo oyes? ―le interrogó volviendo la mirada sobre su tía la cual sentía como las fuerzas comenzaban a faltarle ―. Es un susurro. Susurran un nombre, una y otra vez.

―¿Qué dicen, cariño? ―preguntó Hayley a la orilla del círculo no entendiendo lo que les sucedía. 

«Kre Nah Han, Bète La» ―pronunció Alexandra luego de unos segundos después de haber reaccionado. La voz que había escuchado le había dado escalofríos, como lo repetía en aquel tono gélido aquellas palabras incansablemente. Aquello le trajo una especie de deja vú por unos segundos, el nombre Dahlia se hizo presente en su mente.

Klaus se volvió hacia Vincent con los ojos casi desorbitados. ―¿Qué quiere decir?

―Es... es un dialecto olvidado ―respondió con cierta duda el brujo, acercándose lo más que podía a ellas. En su rostro estaba dibujado la expresión de terror puro ―. Es Creole de Louisiana.

―¡Hablas en chino, Vincent! ―protestó Hayley fastidiada, sin embargo la expresión ceniza que tenía el brujo sobre su rostro dejaba mucho que desear. El miedo se apoderó de él de manera inmediata ―. Háblanos con claridad.

―El Hollow... ―musitó Vincent con claro terror en sus ojos y voz ―. El Hollow está viniendo. 




━━━━━━━━




Mentalmente había hecho una lista con todos los nombres de aquellos que alguna vez habían representado una amenaza para la familia; para su sorpresa, muchos solían repetirse, pero jamás había tenido recuerdo de algo o alguien que se hiciese llamar, "El Hollow". Ya de por sí, la palabra sonaba aterradora: hueco. Hueco era sinónimo de vacío, ¿qué hubiese pasado con Hope sí el Hollow se hubiera apoderado de ella?

―¿Cómo está?

Habían acondicionado su vieja habitación, y recostado a Hope en la cama matrimonial. Hayley se había quedado con ella toda la noche, incapaz de pegar un ojo, mientras que un grupo de lobos enviados ahí bajo las ordenes de Alexandra vigilaban todas las entradas al mismo tiempo, pero aun así sentían que no era suficiente.

La loba suspiró, pasándose las manos por detrás de su cuello; tenía dolores en la zona cervical y debido a la mala postura, un dolor punzante en el pecho que no la abandonaba desde el día anterior en conjunto a un dolor de cabeza que parecía querer hacerla estallar.

―Uh, la fiebre ha vuelto ― respondió al verlo. Alexandra estaba atenta de todo, había pasado la noche en vela de guardia por si algo inesperado decidía hacer acto de presencia durante la estadía en el complejo, por supuesto, había sospesado la idea de moverse al Bayou pues ahí tendría más custodia que en el Barrio pero los Mikaelson y los lobos Crescent juntos no era una buena idea, por lo que desistió. Todo lo que podía hacer ahora era asegurarse de que nadie indeseado atravesara la fortaleza de la residencia. Niklaus había vuelto para esa hora de la mañana notando que en realidad ella no había descansado, se suponía que para ese momento ellos no tendrían que preocuparse de cosas como esas ―. Pero no siente ningún tipo de dolor. ―miró por encima del hombro de la loba; le habían preparado el desayuno y se lo habían servido en la cama, mientras Elijah y Hayley cuidaban de ella ―¿Dónde te habías metido? ― inquirió, dándole la espalda al balcón y cruzándose de brazos; Klaus paso a su lado ―. Ha estado preguntando por ti. 

―Haciendo cosas ― respondió ―. Y aun hay más por hacer. ¿Podrías inventar una excusa? Preferiría que no se enterase que me he ido por ahí a matar brujas. 

Cuando estaba a punto de irse de nuevo, Alexandra se atravesó en su camino. ―Estas mal si piensas que te voy a dejar hacer eso. Estuve esta mañana reunida con Vincent, él promete que esto no tiene nada que ver con su Aquelarre, y le creo. 

Alexandra había sido puesta al día de lo sucedido durante su ausencia, de como la residencia Davilla se había convertido en un lugar donde seres descarriados decidían hacer locuras, una de ellas había sido amenazar la mera existencia de Hope Mikaelson. Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que aquello había sido acto de una bruja, después de todo, nadie más que aquella especie podía hacer enlaces y hechizos, no obstante, el plan no podía ser masacrar a media comunidad para conseguir al culpable.

―Pues, déjame dudar de Vincent Griffin, después de todo, te mantuvo privada de tu magia y tanto tu como yo sabemos que la magia absorbida por un objeto mágico no solo desaparece. Esta debe ir a un lugar en particular ―recordó el hecho de que hasta hace unas horas ella era prisionera de aquel brazalete por voluntad propia, sin embargo, no dejaba de ser prisionera de este. Alexandra posó su mano sobre la muñeca de su izquierda en reacción a sus palabras ―. Así que, preferiría no poner mi confianza en él.

Alexandra observó como durante su pequeña distracción él se dispuso nuevamente a avanzar para llevar acabo su plan pero ella se lo evitó al colocar una mano sobre su pecho volviéndose a atravesarse en su camino. Klaus suspiró.

―Hey, no podemos permitirnos más enemigos. Por ahora, Vincent es el único brujo que tiene conocimiento de lo que sea que le esta ocurriendo a Hope ―declaró a lo que Klaus tensó su mandíbula. Esa era la parte que menos le gustaba de todo aquello ―. Los lobos están localizando a Maxim tan rápido como pueden, y hasta que no tengamos su localización. Vincent es el único que esta dispuesto a compartir su conocimiento.

El plan de localizar a Maxim Dumont para ese momento era de conocimiento para la familia, pues Alexandra creía fervientemente en que el brujo sabía mucho más de lo que cualquiera podía decir en ese momento, después de todo era quien había convencido a Tristan de Martel de que Alexandra era un arma inigualable y por lo cual la volvió un elemento imprescindible para los planes desconocidos que él tenía para con ella. No obstante, para Klaus Mikaelson aquello solo era aún más molesto, esperar jamás había sido su fuerte y menos si se trataba de obtener respuestas, él prefería utilizar métodos menos pacíficos.

En otros tiempos, Maxim hubiese ido en búsqueda de Niklaus.

―Se que buscas a Maxim Dumont para que te diga lo mismo que a... ―se rehusaba a pronunciar el nombre del hombre que la mantuvo cautiva por lo que prefirió omitir esa parte al ver con levedad la marca que le había quedado en el cuello a Alexandra como un recuerdo amargo ―. Quieres que te explique a que se refería con la historia, la de La Bète, ¿no es así?

Alexandra cerró sus labios en una fina línea para cuando asintió. No le sorprendía para nada que él supiese lo que pensaba, después de lo ocurrido en el patio y que todo se calmara un poco, Alexandra logró traducirles el resto ya que una parte si se encontraba en el Creole de Louisiana tal como Vincent había dicho, sin embargo, la otra parte estaba en francés mezclado con el creole, lo cual no lo hacía una lengua desconocida para ella ya que la loba había sido criada para hablar esos de forma fluente: «El Hollow ya viene, y la Bestia le antecederá» fueron las palabras traducidas, por supuesto, aun con la traducción completa nadie entendía a que se refería. Si nunca había tenido un enemigo con el nombre «Hollow» mucho menos había conocido a alguien que se apodara «Bestia» además de como Mikael solía llamarle a los lobos. Klaus cerró los ojos para cuando se dio la vuelta dándole así la espalda, se suponía que aquello había terminado, las venganzas habían terminado así como la afluencia de sus enemigos y así él podría vivir tranquilamente junto a la mujer que amaba para la crianza de sus hijas. 

Pero, de nuevo, su realidad estaba muy alejada de ser así.

Con su paciencia colmada volvió a avanzar. ―Bueno, entonces iré en búsqueda de Maxim Dumont para sacarle todo lo que sabe sobre mi hija y este ser...

Elijah pronto se vio afuera de la habitación, cruzándose también de brazos mientras se unía a ellos, probablemente atraído por la conversación ―. No podemos ser desordenados ni precipitados, Niklaus ―farfulló para cuando llegó a ellos. Se notaba la leve tensión en el ambiente viniendo en gran parte de un frustrado Niklaus ―. No ha querido comer, y ahora se ha dormido de nuevo. 

Klaus resopló, por supuesto el bienestar de sus hijas venía primero, pero en ese momento él no podía hacer lo único para lo que era magnifico. Actuar contra los enemigos que se alzaban en contra de su familia.

―¿Y como desearían que responda? ―interrogó con ansiedad y enojo ―¿Delegando la seguridad de mi hija a alguien más? 

―Déjame ver que puedo hacer. ―habló Elijah tratando de tranquilizarlo. No podían perder la tranquilidad, alguien debía ser quien pensara fríamente y tomara las decisiones que le convendrían a todos.

―Yo mientras tanto, me ocuparé de Marcel ―repuso Alexandra, masajeándose la frente, una leve pulsación en su cabeza reapareció haciéndose más fuerte ―. De nosotros tres, soy la que menos probabilidades de tiene de morir ―suspiró para cuando los miró ―. Sea lo que sea a lo que nos estemos enfrentando, es problema nuestro así como suyo.

Klaus alzó ambos brazos, con una expresión ingenua en el rostro. ―¿Y yo que hago mientras tanto? 

Elijah y Alexandra intercambiaron una mirada. ―Bueno, te quedarás aquí ―informó a lo que el rostro del híbrido instaló una expresión de sorpresa pura ―. Protegerás a Hope, y tratarás de evitar problemas ―se acercó a él para darle un casto beso en los labios ―. Se un buen niño, y no te metas en problemas.

Klaus rodó los ojos, odiaba aplicar la defensiva.

―Te mantendremos al tanto de todo lo que ocurre. ―aseguró Elijah, mientras Alexandra ingresaba brevemente a la habitación para agarrar su abrigo y despedirse de Hope así como poner al tanto a Hayley de lo que harían.

―Layna y Freya vendrán pronto ―acotó el Alfa, saliendo a medio camino de colocarse la chaqueta seguida por su hermana quien asentía ante todo ―. Fortalecerán el hechizo protector al complejo y luego se turnaran para ralentizar el efecto del hechizo en Hope.

―¿Es buena idea de que Morgan se nos una? ―interrogó un Klaus preocupado, pues al igual que la madre, el pensamiento de que la más pequeña también se vea envuelta en aquel problema no lo abandonaba. Alexandra inhaló.

―Bueno, es bastante testaruda ―comentó Alexandra a lo que ni Klaus ni Elijah pudieron evitar pensar en las Labonair como descripción de ese rasgo ―. Además, hay un ejercito que esta dispuesto a dar la vida por su heredera.

Aquellas palabras fortalecieron a Klaus y Alexandra de alguna manera, después de todo, la loba seguía siendo una reina y mientras se tratase de un enemigo físico, los lobos lo combatirían hasta la última línea.

―¿Estas segura que no quieres que vaya contigo? ―interrogó una Hayley preocupada por la situación a la que se enfrentaba su hermana, ella sabía bien que Marcel y ella no estaban en los mejores términos, y a pesar de que también reconocía que el vampiro no le haría nada, no dejaba de temer por su hermana, la situación ocurrida en el patio la noche anterior no dejaba de rondar su mente.

Alexandra le dio una leve mirada a Hope recostada en el medio de la cama matrimonial dentro del dormitorio para luego negar con la cabeza. ―Hope necesita a sus padres en este momento ―le dio una mirada al noble ―. Elijah y yo nos podemos hacer cargo de esto, ustedes solo preocúpense por tenerla lo más cómoda posible. El hechizo... ―suspiró recordando la gélida e incomoda sensación que le transmitió mientras los absorbía. Volvió la mirada a ellos ―. Volveremos con respuestas.

Para cuando ambos comenzaron a bajar Klaus los detuvo. ―Una última cosa ―dijo ―. Es algo obvio, pero nunca está demás: el Marcel que todos conocíamos se ha ido ―Alexandra suspiró sabiendo que era así, Marcel y ella se habían visto en bandos contrarios, por lo que en aquel momento no podía pensar como en el pasado ―. Así que cualquier cosa que hagan, deben recordar que no es un aliado.

Desde lo alto del balcón, Klaus los vio marcharse, sorteando los cuervos muertos que nadie se había atrevido a tocar. Los perdió de vista tan pronto atravesaron el arco de la entrada, pero los había escuchado al salir cuando cerraron el portón.

Una vez solo, el silencio cayó con el mismo peso que una roca, haciéndolo sentir ínfimo, como si fuese la tan infame aguja en un pajar. Hayley también lo había dejado por unos minutos mientras salía a hacer una ronda a los lobos que los custodiaban. El tragaluz del techo permitía el paso de algunos rayos de sol, pero aun así no era suficiente para extinguir la reinante oscuridad.

Miró hacia la pared, notando una inscripción en la pared; era el escudo Mikaelson, el cual había sido consumido por la hierba salvaje crecida en los últimos años, tragando la historia que albergaban esas paredes, dejando en el olvido la grandeza que alguna vez tuvieron en su cuidad.

Klaus sacudió la cabeza y regresó a la habitación. Hope, como había dicho Elijah, se había vuelto a dormir y a un lado de la cama estaba la bandeja con el desayuno; apenas lo había tocado, dando pequeños mordiscos al bowl de frutas.

Caminó por el cuarto hasta colocarse junto a la ventana; las cortinas estaban corridas y la oscuridad era casi impenetrable, a excepción de aquel pequeño velador ubicado junto a la cama. Era raro no oír los ruidos festivos de la cuidad.

Se volvió sobre sus talones, dispuesto a sentarse junto a Hope, pero la puerta oculta dentro de la habitación le llamó la atención; había olvidado aquella vieja cámara de recuerdos. Con sutileza posó sus dedos sobre el pomo, girándolo y provocando que los goznes se quejaron con un oxidado lamento mientras abría la puerta, empujándola todo lo que pudo con su hombro hacia adentro.

El interior era como un viaje al pasado. Todo permanecía en el mismo estado como la última vez que lo había visto. La pequeña cuna tallada con la luna de los Crescent contra una esquina aun contenía por dentro una manta con el nombre de Hope bordado, algunos muñecos y por encima el móvil de lobos que parecían correr cada vez que se giraba el anillo. Estaba seguro de que si se concentraba lo suficiente, era capaz de sentir en el aire el aroma de Hope, de su típico olor a manzanilla.

―Morgan tuvo uno similar.

Klaus se volvió hacia atrás, observando a Hope sentada en el centro de la cama, con la manta alrededor de su cuerpo y con las piernas cruzadas.

―Tía Lex solía contarle historias de una manada de lobos que corrían por un prado ― dijo con una sonrisa recordando a su pequeña hermana dentro de la cuna mientras ella le ayudaba a Alexandra a hacer dormir a la bebé, Hope tenía solo cinco años pero recordaba la risa de la bebé a la perfección ―. Cuando me visitaba, solíamos entrar al bosque para ir hasta la roca más alta a ver la luna.

Klaus podía imaginar la escena casi a la perfección, como si hubiese estado ahí. Pronto se sintió apenado por haber hecho tanto ruido. ―Lamento haberte despertado. ― Klaus se apartó de la puerta, regresando a la cama y sentándose a su lado ―¿Cómo te sientes?

―Sigo con un poco de frío. ― respondió con su voz más apagada de lo usual. Incluso Niklaus se había percatado de ello ―¿Los pájaros ya se han ido? 

―Sí, ya se han ido, cariño. ―con una mano le acarició el cabello, colocándoselo detrás de la oreja sintiendo así lo fría que se encontraba su piel ―¿No tienes hambre?

―No mucha. ―murmuró, observando con desdén el plato de frutas y el vaso de jugo.

―Bueno, te prometo que para cuando estés mejor, que será muy pronto, tú, tu hermana y yo iremos por el plato más grande de pastelitos que alguna vez hayas visto ―Hope sonrió, ladeando la cabeza. ―. Y podrás decirme a dónde te gustaría que te lleve en éste enorme y ancho mundo. 

―Tía Lex solía decirnos que amabas New Orleans por encima de cualquier otro lugar. ―Klaus suspiró, recostándose contra el respaldar de la cama.

―Una vez lo hice ―respondió ―. Pero luego entendí que poner todo tu amor en un solo lugar, es un error. Estar aquí, en nuestro hogar, viendo éstas paredes... entiendo que son las personas las únicas capacitadas para vivir en nuestros corazones... ― casi imperceptible para los sentidos humanos, Klaus dejó de hablar cuando sintió una débil discontinuidad en el ritmo cardiaco de Hope, al tiempo que su respiración se alteraba.

―Papá ―jadeó ella, acurrucándose a su lado en búsqueda de calor ―. No me siento bien.

Era sin duda una situación desesperante; Hope parecía empeorar cada vez más, como si el hechizo de Vincent no hubiese hecho absolutamente nada para curarla. Y nuevamente, sobre su espalda, sentía la pesada mochila de los temores. Klaus se sentía impotente, al quedarse sólo allí, sentado a su lado sin poder hacer nada.

―Todo estará bien. ―sus labios se posaron sobre su cabeza, mientras su brazo rodeaba su cuerpo, atrayéndola hacia él.

―Ese hombre, Vincent ―farfulló Hope, envolviéndose mejor en la manta ―. Mamá dice que es un brujo y que ha venido a ayudarme a sentirme mejor... pero yo no me siento mejor. 

―Lo sé, lo sé, pero no debes preocuparte, porque mientras hablamos, Alexandra y el tío Elijah están trabajando junto a Vincent para ayudarte ―Hope reposó su cabeza contra su pecho, acurrucándose ―. Sólo debes mantener la calma y ellos harán todo bien por ti. ―sintió el calor y la humedad de su aliento con su pecho, mientras su pequeño corazón volvía a retomar el ritmo normal.

―¿Sabes lo que es? ―preguntó con voz suave ―¿El Hollow?

―No, no lo sé, cariño. ―respondió, pasando una mano por su largo cabello de leves tonalidades rojizas.

―Quiere a esos niños; puedo sentirlos. Y creo... creo que me quiere a mí también. ―murmuró. Por tantos años había soñado con crear una cuidad mejor y más segura para ella, dónde ninguna facción representase un peligro mortal y dónde ningún enemigo se animase a poner un pie sin sentir la furia del Gran Klaus Mikaelson. Pero al ver el estado de Hope, decayendo cada vez más le hacía pensar en las amenazas y en las profecías que las brujas habían puesto sobre ella tan pronto el mundo había conocido sobre la existencia de aquel mágico embarazo. Era como estar reviviendo una y otra, y otra vez esos temores y esos sentimientos constantes de derrota.

Pero no.

Ésta vez no sería así.

Una vez, Hope había unido a la familia, haciéndolos fuerte y ahora, siete años después, esa unión seguía persistiendo y él haría hasta lo imposible para mantenerla.

―No voy a dejar que nada te lleve ―le susurró, estrechándola aún más contra su pecho ―. Te lo prometo. Voy a mantenerte a salvo... siempre y para siempre.




━━━━━━━━




―Por cinco años, hemos vivido bajo una tregua ―las brujas lucían agitadas, casi tan perseguidas como se sentía hace algunos años. Como los ojos de todos en el Barrio los escudriñaban ―. Hemos permanecido fuera de los asuntos del otro, pero ahora, sus problemas se convierten en míos. 

Había seguido a Marcel hasta el Tremé; no lo había confrontado personalmente, pero él sabía que estaba siendo seguido y por cuales eran los motivo. Sabía que, eventualmente, ella iría hasta su puerta.

―Alguien está tomando niños ― continuó Marcel, cuando logró hacer que las brujas se callasen ―. Y como sabrán, tengo una regla que es innegociable: no nos metemos con niños. Ahora, todos han visto ese grafiti ― dijo señalando el círculo dibujado en una de las paredes y que formaba el cuerpo de la serpiente que terminaba con la misma mordiéndose su propia cola ― . Alguien aquí tiene que saber quién es el responsable, ¿verdad? Sólo les pido un nombre, ¿de acuerdo? ―se detuvo ―¿Es Maxim Dumont quien esta detrás de esto?

―¡No te debemos nada! ― gritó una bruja desde el medio de la multitud, provocando que los demás alzasen la voz en su contra, apoyándola. Esa bruja abrazaba a una niña, probablemente no superaría los cinco o seis, y la forma con la que la sujetaba indicaba que era su madre ― ¡No eres amigo de las brujas! 

Probablemente, aquella bruja, al igual que las demás, hablaban desde el más profundo resentimiento y rencor, después de todo, tenían más de un motivo para oponerse a ayudar a Marcel Gerard, el vampiro que en sus tiempos de reinado asoló los Aquelarres, persiguiendo a todo quién osase realizar magia. 

―Es comprensible que no confíen en él ― intervino, dando un paso hacia adelante; las brujas se abrieron dejándole pasar. Los murmullos se hicieron presente tan pronto la voz de la reina Crescent se escuchó ―. Pero les pido, como aliados de los Crescents, que piensen en esos niños perjudicados, uno de ellos es mi sobrina ―a lo lejos los murmullos continuaban, pero la intensidad parecía menguar. Muchos aquí sabían quién era la pequeña de la cual hablaba: Hope Mikaelson ―. Es una tribrida, una bruja nacida aquí, como todos nosotros, en la mismísima Nueva Orleans, y que desde muy temprano en su vida ha tenido que sortear los peligros consiguientes de la magia. Hoy en día, tiene casi siete años; y permítanme decirles que es una niña asombrosa, que ama pintar, atrapar luciérnagas e inventar historias ―dio otro paso hacia adelante, integrándose a la multitud, de modo que las brujas la rodearon como las olas del más embravecido mar. La mayoría eran mujeres, que sin decir nada, dejaban que sus rostros hablasen ―. Y me imagino que todos esos niños son iguales que Hope; todos deben ser asombrosos, niños a los que, uno como padre o madre, jamás permitiría que les pase algo. Pero les ha pasado.

Muchas de las brujas que estaban a su alrededor bajaron la vista, tomándose una a la otra por la mano, formando una cadena humana.

―Como líder, les hemos fallado; como padre, me siento igual que ustedes. No sé que le ocurre ni tampoco como ayudarla; lo único que sé es que está enferma ―se volvió hacia la bruja que había hablado, tomándola de una mano y la otra llevándosela al pecho ―. Tú eres madre y es por eso que apelo al sentido de empatía de todas ustedes... estoy desesperada por ayudarla, y no sólo a ella, sino a todos esos pequeños. Sé que en el pasado, nuestras facciones han tenido problemas, pero ahora mismo, es momento de sanar esas heridas y unirnos por un bien común. Ahora, aquí, ante ustedes, no soy el Alfa de los Crescents, solo soy una madre, pidiendo ayuda. 

Había visto lo que la magia le hacía a niñas pequeñas, pues ella lo había sufrido en carne propia, y lo crueles que podían ser las brujas cuando se empañaban en conseguir poder. Y lo que menos quería era ver a Hope sufrir de una manera tan horrenda, siendo lo que se había prometido años atrás. La bruja suspiró y liberó su mano, guardándola dentro del bolsillo de su abrigo un poco incomoda pero dispuesta a hablar.

―No sé nada de Maxim Dumont, nadie sabe de su paradero ―le aseguró con confianza avasallante. Los demás asentían mientras apoyaban a la bruja que había hablado entre murmullos ―. Pero hay una chica ―dijo finalmente ―. Su nombre es Lara y la he visto dibujando el mismo símbolo en la ventana de mi hija con sangre. ―a sus espaldas, Marcel se aproximó mientras la cadena de brujas se rompía, dejándole paso.

Alexandra frunció el entrecejo, el nombre le parecía familiar. ―Lara, bien, ¿y dónde puedo dar con ésta bruja?

La mujer soltó un bufido, sonriendo de lado y sacudiendo la cabeza. 

―No es una de nosotros ― respondió ―. Ella es una de clase; un lobo y ha huido hacia el pantano. ―Alexandra cerró los ojos e intentó hacer memoria; Lara no era un nombre común, por lo que recordaba haberla visto en la manada. Era una chica de perfil bajo, que solía hacer lo menos posible para llamar la atención.

―Gracias. ―dijo, dando media vuelta. No podía negar que sentía algo de vergüenza; un lobo metido en asuntos de magia. Seguramente tendría muchas cosas que reclamar a la manada, pero internamente rogaba que Lara tuviese toda la información que ella necesitaba para ayudar a Hope.

―Ven, yo te llevo. ― Marcel la tomó del brazo, guiándola fuera del Tremé.

―¿Y por qué aceptaría esa clara orden? ―protestó ella, liberándose bruscamente de su agarre ―. No lo tomes a mal, pero tu y yo dentro de un mismo lugar, no sería buena idea.

―Sabiendo que todos ustedes corren libres por mis calles, honestamente no me fío de ti ― Marcel sacó las llaves de su auto y desactivó la alarma ―. Ten cuidado con la puerta. ― advirtió mientras una de las puertas se abría hacia arriba y no hacía afuera, como cualquier auto normal.

Alexandra, al notar de que no desistiría, se rindió. Ella tenía que apresurarse por lo que discutir más con Marcel no era una opción. ―¿Seguro que quieres llenarlo de fango? ―Marcel dejó escapar un bufido mientras encendía el motor.

―Miedo a ensuciarme no tengo. 

Ambos permanecieron en silencio todo el camino; Alexandra había realizado una llamada a Nathaniel, pidiendo que rastrease a Lara y que una vez que diese con ella, mantuviese un ojo alerta y no permitiese que escapase. Llegaron en pocos minutos, aunque Marcel no se atrevió a ingresar a los terrenos del pantano, debido a lo sucedido con los lobos días atrás, por lo que estacionó aun en la carretera y tuvieron que adentrarse caminando.

―Adelántate si quieres; tengo que hacer una llamada. ―pidió Alexandra, sacando una vez más su teléfono. Pero Marcel no se movió de dónde estaba; simplemente se cruzó de brazo y aguardó. Alexandra había marcado el número de Hayley y aguardaba impaciente a que le contestara. Y una vez que lo hizo, no hubo tiempo para prefacios, sólo fue a por lo que era importante.

―¿Cómo está?

Si te refieres a Hope, se quedó dormida ahora ―respondió con tono apacible ―. Ahora si te refieres al enervado de tu novio, bueno, él esta logrando colmar mi paciencia. ―suspiró luego de unos segundos ―¿Tu que tienes por tu lado? ―interrogó a lo que Alexandra levantó la mirada observando a Marcel, quien aparentaba estar interesado en observar el estado de sus caros zapatos, mientras en realidad estaba atento a la llamada.

―Con Marcel tenemos una pista ― dijo ―. Una loba que se ha metido con el Hollow. 

¿Una loba involucrada en asuntos de brujas?

―Sí, lo sé; es de no creer. Pero ya estamos en el pantano y pienso hacerle algunas preguntas. ―explicó a lo que hubo un silencio del otro lado de la llamada, de repente escuchó como le fue arrebatado el celular.

Bueno, a pesar de sus excusas y tu lealtad ―la voz de Klaus se escuchó de inmediato por el otro lado de la línea ―. Espero le demuestres a la traidora los errores de sus acciones.

Alexandra suspiró, ella tenía una idea lo que le sucedería una vez que los demás lobos escuchasen lo sucedido. El Alfa negó con la cabeza. ―No te preocupes, me las arreglaré ―suspiró ―. Ahora, trata de mantenerte tranquilo, no sigas presionando a Hayley, todos queremos lo mismo.

Hubo un silencio por el otro lado. ―Haré lo que pueda.

―Manténgame al tanto para cuando Layna y Freya lleguen con el brebaje medicinal. ―pidió.

Igual tú... ―se detuvo ―. Mantente a salvo.

Nuevamente en movimiento, se adentraron a los terrenos de los lobos, siguiendo el sendero marcado que los llevaba directamente al centro de la manada. La residencia Labonair se alzaba en lo más alto para cuando los lobos observaron a su reina ingresar, la sorpresa los cubrió, debido a que la mayoría sabia que no volvería por unos días, pero la sorpresa pronto fue desplazada por el desagrado al verla acompañada de un visitante no grato, los lobos adultos que no formaban parte de los equipos de búsqueda o vigilancia se pusieron en frente a los niños, mientras que las madres de estos los llevaban a las cabañas alrededor de la residencia. Alexandra le dio una leve mirada a Marcel antes de volverla al frente.

―¡Lex! ―habló la voz de Nathaniel entre la multitud congregada. Una especie de deja vú se presentó en su mente, después de unos segundos, con ayuda del equipo de búsqueda lograron disolver a la multitud. Luego le dio una mirada a Marcel antes de mirar a su Alfa, ella se apresuró en llegar hasta él.

―¿Qué sabes de Lara? ―interrogó sin más preámbulo.

―Bueno, antes de enviar a los lobos a rastrearla, preferí preguntar a sus conocidos. Dicen que a estado distante y extraña, y... ―se detuvo al saber que la siguiente parte no era de conocimiento publico ―. Bueno, que se adueño de la cabaña del muelle.

Eso puso a Alexandra helada. ―¿Te refieres a la cabaña de Irhina Morganson? ―interrogó Marcel al ver que la bruja callaba. Realmente lo que sucedía no podía ser simplemente coincidencia, llevaba años muerta y aún así, de alguna manera se conectaba con lo que les sucedía en aquel momento.

―De la misma ―resopló mirando a su líder ―. Dicen también que solo sale de noche.

―¿Alguien a visto a donde va o si se reúne con alguien ajeno a la manada? ―preguntó Alexandra concentrándose nuevamente, si su abuela tenía algo que ver, debía ser indirectamente, después de todo el plano de los Ancestros y el vivo no estaban conectados.

―Nadie sabe nada, pero Jonah y su gente a estado vigilando la cabaña desde que llamaste ―le aseguró ―. Dicen que sigue ahí, por lo que deberíamos ir a verla.

Alexandra asintió para luego emprender la marcha hacia el muelle. Entre Marcel y los dos lobos había una prudente, pero innecesaria, distancia impuesta por Marcel que iba varios metros por detrás. Pero como ocurría con otros asuntos, Alexandra hizo lo menos posible para interesarse y continuar caminando.

―Allí es ―anunció, cuando finalmente la pequeña casilla comenzaba a hacerse visible. Marcel se colocó a su altura, asintiendo ―. Es probable que no quiera hablar con vampiros ― expresó, arremangándose la chaqueta hasta el codo mientras entrecerraba los ojos; el sol estaba dándole de lleno en los ojos y la humedad del pantano comenzaba a darle calor. Era un poco extraño ―. Así que iré por mi cuenta.

Marcel pronto la tomó por el brazo deteniéndole. Los dos lobos lo miraron ―. La cosa es que la última vez que me enfrente a uno de los matones del Hollow, el sujeto intentó matarme, así que... tómalo como una advertencia. 

―Gracias, pero se cuidarme sola. ―Alexandra cruzó una zanja angosta para alcanzar un terreno más firme y estable. La puerta de la cabaña se abrió mucho antes de que ella pudiese llegar a la entrada, revelando la figura de una muchacha joven, de largos cabellos castaños que llevaba un cuchillo en mano ―¿Lara? ― llamó, acercándose un poco más ―. Hola, ¿me recuerdas? Soy Alexan...

 ―Sé quién eres ― espetó Lara, saliendo de la protección de su cabaña, mientras apretaba el cuchillo entre sus dedos ―. Alexandría Morganson ―la pronunciación de aquel nombre era uno que no había escuchado en años ―. También sé porque estás aquí: vienes por los niños. 

Alexandra inhaló tratando de conservar la tranquilidad. ―Así es, vengo por ellos. ¿Tienes algo que pueda servirme? ―interrogó para cuando Lara bajó la vista, sacudiendo negativamente la cabeza.

―Lo lamento, de verdad, pero ellos están sentenciados; morirán.

Un nudo se le formó en el estómago y que lentamente iba subiendo, hasta posicionarse en su garganta.

―Todo hechizo tiene una forma de revertirse ―prosiguió, acercándose aun más, pero pronto la muchacha se puso a la defensiva, alzando su cuchillo ―. Oye, no estamos aquí para lastimarte, ¿de acuerdo? No te haremos daño, sólo queremos hablar.

―Tú no puedes herirme más de lo que ya me he herido a mí misma ―repuso Lara y pronto de sus ojos brotaron lágrimas ―. No sabía que esto pasaría; no sabía que ello involucrarían a niños pequeños.

―De acuerdo, estoy aquí para ayudarte, ¿sí? ―Alexandra dejó de moverse cuando quedó a menos de medio metro de distancia ―¿Quiénes son ellos? 

―Son aquellos que sirven al Hollow ― respondió Lara. Alexandra tensó la mandíbula ―. Seguidores de las luces azules; pensé que estábamos haciendo algo bueno, tratando de recuperar nuestra cuidad. 

¿Luces azules? Sin duda antes había escuchado sobre ello. ―¿Recuperarla de qué? 

―De él ― Lara alzó su brazo, señalando a Marcel con el cuchillo; el reflejo del sol arrancaba destellos de la afilada hoja, mientras la misma temblaba al mismo tiempo que lo hacía la mano que la sostenía ―. Recuperarla de los vampiros; por cinco años nos hemos mantenido a raya, viendo como manejabas la cuidad ¡cómo si fuese tuya! 

―¡Hey! Me he pasado los últimos cinco años manteniendo la paz...

―¡No es tu ciudad para gobernar! ― estalló Lara, sacudiendo amenazadoramente el cuchillo de un lado hacia el otro ―. Nueva Orleans le pertenece a todos nosotros, y el Hollow nos ha ofrecido el poder que necesitábamos, mientras pusiéramos nuestra lealtad en él.

―Lara, no lo entiendo; tú... tú eres un miembro de la manada Crescent ―expuso Alexandra, sacudiendo la cabeza confusa. Ella no sabía que su gente pensaba de esa manera, después de todo, su temor se hizo realidad. La veían débil, un Alfa siendo manipulada ―. Tienes a la manada, no necesitas éste culto. ―le reafirmó tratando de tranquilizarla.

―Hayley se fue y tu solo nos necesitabas para ayudar a los Originales. Ambas los eligieron por encima de los de su propia clase ―replicó Lara con aprensión en su voz ―. La manada vive en una fantasía, no significa nada, ¡ustedes no significan nada! 

Alexandra tragó grueso más sintió como eso lastimó su garganta ya seca. ―Tienes razón, tienes razón. He descuidado a la manada, y como líder me avergüenzo por ello, pero tienes que entender que ahora soy madre, y que mi hija y su hermana necesitaban a su padre tanto como él necesita de ellas, la has visto, Morgan tiene solo cinco y su hermana es uno de esos niños, esta enferma. Es por eso que estoy aquí, para pedirte que me ayudes, por favor, que me ayudes a curarlos. 

Lentamente, Lara bajó el cuchillo pero estalló en una carcajada sínica. ―No puedes ayudarlos; el Hollow quiere poder, el único poder que viene del sacrificio. Esos niños morirán y él se hará cada vez más fuerte ¡para así levantarse! ― exclamó nuevamente jugando peligrosamente con el cuchillo ―. Y todos nos arrodillaremos ante él, ¡la gran bestia! Incluso tú... ― añadió, señalando a Marcel.

―¡Lara no! ―advirtió Alexandra cuando la hoja del cuchillo se posicionó sobre su cuello.

―Mí único alivio es que no estaré aquí para verlo. ―y sin mucho que hacer por evitarlo, Lara se había atravesado la garganta con el cuchillo, haciendo que una furiosa ráfaga de sangre brotase de su yugular, desangrándola casi al instante. Alexandra simplemente atinó a hacerse hacia atrás, cuando el cuerpo cayó de rodillas al suelo.

Luego de lo ocurrido con Lara, se habían refugiado dentro de la residencia Labonair, mientras que Mary le ofrecía algo para calmar los nervios, pero tenía el estómago cerrado. Cualquier otra cosa útil había muerto con esa chica y aunque había intentado alimentarla con la sangre de Marcel, había sido demasiado tarde: Lara había terminado por morir entre sus brazos, con una mirada cristalizada y ahogándose en su propia sangre. 

La voz de Mary Dumas pronto se hizo presente. ―¿Cómo está Hope? ―Alexandra se mordió el labio, mientras Mary le alcanzaba una taza del té que había traído con ella.

―Resistiendo lo más que puede. ―sentía su garganta cerrada al hablar. Era como si un vacío se alojaba ahí. Había fallado en conseguir respuestas para su sobrina. ¿Cómo iba a volver con ellos sin nada? 

Mary la vio temblar. 

―¿Tienes frío? ―le preguntó para cuando el Alfa asintió con extrañeza. Había momentos en que su temperatura corporal descendía sin explicación alguna, pero después de un rato volvía a la natural. No entendía lo que le sucedía.

―Solo un poco ―resopló restándole importancia para cuando vio a Nathaniel adentrándose a la cocina luego de haber dejado la llamada en la que se encontraba ―. Hayley y Klaus vienen en camino. Layna llego con Freya y Morgan ―el lobo notó la preocupación en los ojos de su prima ―. He enviado a Liam con un grupo de lobos a reforzar la vigilancia de los alrededores del complejo. ―informó a lo que el Alfa asintió. Eso era lo mejor, hasta que supieran con lo que trataban.

Alexandra se pasó ambas manos por el cabello, reposando la frente contra sus manos. Sintió los ojos de Marcel brevemente sobre ella, pero pronto apartó la mirada. ―Debemos movernos ― anunció él, apartándose de la ventana ―. Vincent está en camino y ha logrado poner un rastreador mágico en uno de los lunáticos Seguidores. Tal vez con eso logremos dar con los niños; vamos. ―se bebió de un sorbo largo el resto del bourbon y se deslizó por la silla hasta ponerse de pie. 

Ambos salieron de la residencia, atravesando la manada que los miraban y murmuraban a sus espaldas, pero ninguno se detuvo. Sólo siguieron caminando. Regresaron por sendero marcado, pero no continuaron rumbo hacia la carretera, sino que se desviaron tomando la bifurcación que Vincent había indicado que se encontraría. Como había resultado antes, Marcel había marcado una pronunciada distancia entre ambos que resultaba innecesaria, pero que de cierta forma, Alexandra le agradecía. En su cabeza había demasiados pensamientos y todos apuntaban hacia las palabras ofrecidas por Lara, pronto se detuvo chocando contra Marcel, cuando éste se detuvo en una sección dónde el camino se bifurcaba en cuatro direcciones.

―Ten cuidado. ― advirtió mirándola por encima de su hombro. Alexandra se apartó de él, notando que habían llegado al punto de encuentro. En el camino se encontraba Klaus y Hayley, ella no tardó en acercárseles. 

―Ahora que estamos todos, podemos continuar. ― dijo Vincent.

―¿Qué descubrieron? ―preguntó Klaus. 

―Bien, los niños están atados al hechizo; así que sí los salvamos, salvamos a tú pequeña. ―explicó Vincent sin rodeos y volviendo a la explicación en la que estaba hasta hacia solo unos minutos.

―Y cuanto más pronto la salvemos, más pronto podrán irse. ―articuló Marcel ásperamente.

―Claramente, nos evitamos los abrazos y las despedidas. ―habló Hayley con sarcasmo puro― ¿Vincent, que hacemos? 

―Éste camino nos guía, así que... supongo que debemos seguir las migas de pan. ―respondió, señalando por encima de su cabeza un amuleto que colgaba de una de las ramas. Alexandra suspiró, realmente estos Seguidores no dejaban de ser escalofriantes, primero los símbolos y ahora aquellos amuletos.

―Salvajes sin tacto que siguen delirios fantasmales ―zaraceó Klaus ―. Mejor hacer todo esto rápido, así que... 

―Nos separaremos ― interrumpió Marcel ―. Klaus, tú conmigo; no te perderé de vista y sí alguno tiene algún problema con eso... me importa un bledo. ― lo tomó por el brazo, echándolo por delante de sí y echando a caminar. Los demás no objetaron ni tampoco tuvieron lugar para hacerlo, así que simplemente se limitaron a seguir a Vincent por el otro lado. 

Alexandra, por su parte, comenzó a seguir a Marcel y Klaus, ya que dejarlos solos no era la mejor idea de todas. Con los minutos el híbrido y ella caminaban a la par. 

―Lamento lo que ocurrió con la chica. ― dijo Klaus genuinamente, mientras procedían a ingresar al bosque ―¿La conocías?

 ―Había hablado con ella una vez ―Alexandra se encogió de hombros ―. Pero lo que vi hoy, no era ella ―dijo sacudiendo la cabeza ―. Dijo muchas cosas sin sentido y otras que... que eran producto de la exasperación; supongo que tengo algo de culpa con eso ―suspiró desganada, pasando por encima de un tronco caído ―. También mencionó algo de una luz azul, lo que me recordó a una leyenda que las brujas solían contar ―Klaus se veía interesado, y por lo que pudo ver, Marcel también ―. Se decía que los espíritus malignos se podían manifestar en una gran bola de luz azul, Fifolet le llamaban.

―Perfecto. ―ironizó Klaus ―¿Cómo lo matamos? 

―Pronto lo averiguaremos. 

La caminata continuó y cada rincón del bosque lucía idéntico al anterior, llevándolos a pensar que estaban dando vueltas y que el descenso del sol era testigo de ello, cubriéndolos lentamente con la naciente noche; pero se movían seguros y de tanto en tanto aparecían más amuletos colgando, pero ya no estaban seguros de que fuesen diferentes. Pero él aseguraba que pronto llegarían. Caída la noche, Alexandra había creído que habían malgastado todo un día y que se habían perdido en la enorme magnitud del pantano. Pero toda duda y cavilación se vio opacada cuando Marcel se detuvo. Habían llegado a un gran claro que se hallaba iluminado por antorchas. En el centro se hallaba una especie de monumento y gente que lo flaqueaba por todos sus lados. El monumento tenía un apéndice de piedra dónde se hallaban, vestidos con mortajas y atados con cuerdas, los cuatro niños.

―Es aquí, hemos llegado. ―anunció Marcel mientras se agazapaban, escondiéndose detrás de los arbustos. En el claro se llevaba a cabo una iniciación y el futuro miembro era el mismo detective con el que se había topado en el funeral de Cami; tras haberlo conocido, había creído que era un humano común y corriente, que sólo cumplía con su rol cívico de proteger a los inocentes, honestamente no se le ocurría que le pudiese haber ofrecido el Hollow para que él estuviese allí. 

Pronto, Alexandra vio que al otro extremo se encontraba el grupo de Vincent, el Alfa miró a Klaus y Marcel antes de asentir. Era ahora o nunca. Pronto los tres salieron del escondite, cada uno atacando a los brujos por su cuenta, cuerpos eran atravesados, corazones eran arrancados y cuellos eran rotos.

―¡Will! ―gritó Vincent, cuando el detective tomó el talismán del Hollow y empezó el ritual ― ¡Will! Vamos, hombre, se acabó. 

―No, Vince: esto recién empieza. 

―¡Llévense a los niños! ―bramó Elijah derribando a más brujos que parecían brotar desde la tierra. Vincent y Hayley comenzaron a transportar a los niños, sacándolos de la mesa de piedra y poniéndolos a una distancia segura mientras los demás luchaban contra los brujos. Klaus se había hecho cargo del detective, rompiéndole el cuello pero tan pronto el cuerpo tocó el suelo, él y Marcel se vieron encerrados dentro de un círculo de fuego.

―¡Klaus! ― chilló, corriendo hacia el aro de fuego, pero siendo detenida violentamente por una barrera invisible que la hizo rebotar.

―No puede ser ―exclamó Vincent colocándose frente a la barrera y estrellando sus puños contra ella; la barrera emitía un fuerte halo de poder ―. Hicimos todo mal. 

―¿Cómo todo mal? ―cuestionó Alexandra, poniéndose de pie; Klaus y Marcel se hallaban de rodillas y de cara al monumento del Hollow, el cual parecía una mascara tallada en piedra con una boca grotesca y amenazante.

―Ellos nos querían aquí ―Vincent se volvió lentamente hacía los demás, con una expresión de terror en sus ojos ―. Querían canalizar su poder, crear un ancla para el Hollow en el mundo de los vivos. 

―¿Qué hacemos? ―preguntó Elijah, tratando de luchar contra la barrera, e incluso llamando a Klaus, pero ni él ni Marcel reaccionaban. Vincent regresó hacia la zona dónde habían dejado a los niños y se arrodilló junto a ellos, corriéndoles las mortajas que les cubría la cabeza. Todos parecían angelitos, de serenos rostros.

―De acuerdo, están vivos ― anunció ―. Ellos están conectado al ritual; pero no podemos rescatar a Marcel y a Klaus a menos que rompamos el hechizo. 

―¿Cómo lo paramos? ― demandó Elijah, acercándose dando pocas zancadas.

―¡No lo sé! ― exclamó Vincent, sintiéndose presionado ―. Es un ritual de sacrificio, no puedo romperlo a menos que mate a uno de los niños. ―Hayley juró que en los ojos de Elijah había visto lugar para esa descabellada idea.

―¡No! ― prorrumpió ―. No vamos a matar a ningún niño; vamos a buscar otra forma de romper el hechizo. ―Vincent se dio golpecitos sobre el mentón mientras caminaba alrededor de los niños, pensando. Elijah se apartó, bajando la vista, avergonzado.

―Estos niños están potenciando el ritual... tal vez... tal vez haya una fisura. Podría canalizarte a ti. ― sugirió Vincent, señalando a Elijah.

―¿Estás implicando matarme? ― replicó él, enarcando una ceja.

―Estoy diciendo que podemos apuñalarte con madera; tú mueres, temporariamente, mientras que Alexandra sobrecarga la barrera, eso será suficiente para romper el hechizo. 

―¡Haremos eso! ―exclamó Alexandra ―. Pero no vamos a sacrificar a ningún niño. ― añadió, lanzando una mordaz mirada hacia Elijah, quién simplemente retrocedió asintiendo. ― Vincent, necesito que empieces ¡ya! ―Vincent se arrodilló junto a uno de los niños y lo tomó de la mano, para luego tomar la de Elijah. Y sin perder tiempo, comenzó a recitar el hechizo.

Mare. Mare leurs. Mare leurs esprits. ―el cuerpo de Elijah se tornó rígido y sus ojos temblaban mientras sus globos oculares se echaban hacia atrás, quedando en blanco. 

Mientras que Alexandra, por su lado no dejaba de recitar mientras sus manos se encontraban recargadas contra la barrera, pronto sintió un frío más profundo que el que había estado sintiendo todo el día, podía sentir su piel gélida y como sus piernas comenzaban a fallarle. El chirrido que había escuchado el día anterior también se hizo presente en sus oídos, podía sentir como sangre corría por ellos, todo comenzaba a darle vueltas.

«Kre Nah Han» ―pronuncio la molesta y fría voz ―«Bète La» 

Alexandra quería gritar y pedirle que se detuviese, pero no podía dejar de recitar o los niños morirían. ―¡Vincent!

¡Mare leurs esprits! Mare leurs esprits! ¡Mare leurs esprits! ¡Mare leurs esprits! ¡Hayley, ahora! ― ella arrancó de un solo manotazo una rama gruesa y casi sin parpadear, apuñaló a Elijah en el pecho. Elijah soltó la mano de Vincent y comenzó a caer, pero ella lo sujetó facilitando una caída suave encima de su regazo al tiempo que también caí al suelo. Su cuerpo se tornó lentamente de un grisáceo pálido, mientras las venas de su rostro se hacían visibles, vislumbrándose debajo de sus mejillas con un color opaco, como si transportasen sangre negra. Elijah había muerto en sus brazos, con los ojos abiertos y una expresión vacía.

―¿Funcionó? ―interrogó la voz de Hayley. Lentamente, los niños fueron despertando y el aro de fuego que apresaba a Klaus y Marcel se disolvió, dejando todo el bosque a oscuras. Vincent abrazó a uno de los niños y asintió lentamente.

―Funcionó; se acabó.




━━━━━━━━




Su cuerpo temblaba más no detenía su caminar, le era imposible. Solo podía avanzar. El aire escaseaba con el paso de los segundos, su vista también comenzaba a nublarse así como el dolor en su pecho solo aumentaba. Lo que la rodeaba era difícil de divisar debido a que gran parte era oscuridad, pero lo que si llegaba a visualizar era el gran camino de árboles que le rodeaban lo cual era complejo saber si eran infinitos. Bajo sus pies podía sentir el pasto y la humedad del mismo. Sin embargo, pronto su atención fue atraída bajo los alaridos gélidos que se colocaron por sus oídos, ante ellos se estremeció, pero no dudo en aproximarse hasta ellos. 

Entre un par de arbustos y arboles que rodeaban un lago ahí se encontraba el culpable de aquellos clamores:

Un lobo blanco.

El pelaje que cubría la parte de su hocico estaban teñidos de color escarlata que se iban difuminando con el blanco a medida que se alejaban del epicentro, gotas del liquido rojizo caían alrededor del mismo, no obstante, sus ojos después de examinarlo se quedaron en sus ojos azules magnéticos que le transmitieron enseguida aquella sensación gélida que le había molestado antes, debido a que se sentía como si estuviese frente al mismísimo vacío. Eso la asusto. No obstante, bajo aquella mirada de miedo el lobo delante de ella hizo metamorfosis y aquel pelaje blanco paso a una piel tersa y blanquecina acompañada de una cabellera oscura corta.

La oscuridad nos rodea... ―una voz imperceptible y entre ruidos pronunció aquellas palabras. El sonido que emitía era molesto ―... siempre y para siempre.

La persona ante ella que se lamía las manos sangrientas convertidas aún en su metamorfosis lobuna con uñas afiladas dispuestas a atacar a su presa, miles de cuerpos yacían a su alrededor en pilas, mientras ella solo sonreía casi satisfecha. Entre la oscuridad que le hacia complicado divisar mucho más los ojos azules gélidos brillaban frente a ella.

¡Era la luz azul!

Rápidamente se obligó a cerrar los ojos con fuerza.

―¡Tía Lex! ―gritó al despertar de aquella terrible pesadilla. Su frente estaba empapada de sudor mientras que su respiración estaba sumamente agitada, Hope se sentó sobre la cama mientras temblaba sin cesar ―. Es el Hollow... ya está aquí.

⚜️。:*•.⚜️.•*:。⚜️

n/a: después de casi un mes sin actualización! hellou huns💕 ¿cómo estan todos? ¿cómo les esta yendo?

cursed is back on track!

Este cap fue complejo en editar, pero finalmente esta aquí. CAPITULO CINCO. ¿Estamos o no a mitad de la novela? Puede que si/puede que no, todo depende como se comporte la historia de aquí en adelante ya que quiero cubrir un par de cosas que en la serie no se cubrieron. 

¿Qué les pareció el cap? Como ya les venía mencionando antes, algunas escenas hablan de cosas que han sucedido en volúmenes anteriores, e incluso la última escena se asemeja a una de uno de los volúmenes. ¿pueden descubrir de que Vol y cap se trata? Quien lo descubra podrá hacerme un par de preguntas por privado sobre lo que viene en el siguiente cap por adelantado... Así que la suerte este siempre de su lado y que empiecen los juegos😏😉.

PD: Les aconsejo escuchar la canción que dejo en multimedia de los caps ya que dicen mucho de su contenido, la de este cap específicamente se concentra en la escena final.

Espero hayan disfrutado de la lectura, y como siempre aprecio todos los comentarios que me dejan. Así que sin más que decirles... 

¡Nos estamos leyendo!

Stay tuned
🐺

Continue Reading

You'll Also Like

19.5K 1.6K 15
Jennifer habรญa pasado su adolescencia negando su amor hacia su mejor amiga, con la excusa de que no querรญa ser un clichรฉ. Alison la pasรณ ocultando qu...
4K 421 4
" - Esto es entre tรบ y yo, no entre nuestras familias - dijo Aemond - Ahora sรฉ que todo me trajo hasta ti, porque eres quien debรญa encontrar, quien d...
416K 30.5K 113
Un pasado oscuro los persigue a ambos... Todos ocultan una verdad, ambos muestran una cara al mundo, mientras por dentro todo se cae a pedazos...ยฟPo...
6K 155 57
Ahora se vive una sociedad que mantiene la paz y funciona gracias a su divisiรณn en cinco facciones: Verdad, Abnegaciรณn, Osadรญa, Cordialidad y Erudici...