Soñando Contigo

By urantiana63

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Revive la historia de amor entre Can y Sanem, en "Soñando Contigo " More

Cap 1o
2a Parte
3o parte
Cap 2o
2o parte
3a parte
Cap.3o
2a parte
3a parte
Cap. 4o
2a Parte
3a parte
Cap 5o
2a parte.
3a parte
Cap 6o
2o parte
3a parte
Cap 7
2a parte
3a parte
Cap 8o
2a parte
3a parte
Cap 9o
2a parte.
3a parte
Cap 10
2a Parte
3a parte
Cap 11
2a Parte
3a Parte
Cap 12
2a Parte
3a Parte
Cap 13
2a Parte
3a Parte
Cap 14
2a Parte
3a Parte
Cap 15
2a Parte
3a Parte
Cap 16
2a Parte.
Cap 17
2a Parte
Cap 18
2a Parte
Cap 19
2o Parte
3a Parte
Cap 20
2a Parte
3a Parte
Cap 21
2o Parte
3o Parte.
Cap 22
2a Parte
3o Parte
2a Parte
3a Parte
Cap 24
2a Parte
3a Parte
Cap 25
2o Parte
3a Parte
Cap 26
2a Parte
3a Parte.
Cap 27
2a Parte
3a Parte
Cap 28
2a Parte
3a Parte
Cap 29
2a Parte
3a Parte
Cap 30
2a Part
3a Parte
Cap 31
2a Parte
3a Parte
Cap 32
2 Parte
3a Parte
Capítulo 33
2a Parte
3a Parte
Capítulo 34
2a Parte
3a Parte
Capítulo 35
2a Parte

Cap 23

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By urantiana63

Aylim, llama a Embre, que está en su casa, que está aún en convalecencia y le exige vaya a la agencia para quitar la bolade cristal que estaba en la oficina de Aderen. Allí se encuentra, Embre, que al final decide ir por la amenaza de Aylim y saca la bola con disimulo escondiendosela detrás de la espalda. Por otro lado, al salir Sanem de la oficina, se encuentra con Fabryk, exigiéndole que le de el perfume. Ella se niega, pero la cosa se pone tensa cuando aparece él, y le dice que el perfume, no se lo va a dar y le entrega el pago del perfume, por lo mismo que Fabryk lo había comprado. Pero este le dice que en su empresa, las cosas, no son así, que le tiene que dar el doble. Can se enfurece, y lo agarra del cuello, pero al final, se lo da a pesar de los ruegos de Aderen. En éste momento, ella está en su casa, haciendo su perfume, mientras recordaba, lo que él le dijo que el perfume, le pertenecía.
"Tú perfume, ahora me pertenece a mí. Lo has comprendido?

"Hace un par de horas, estabas convencida de que Can, sospechaba de ti. Qué ha pasado? -- preguntó, la voz.
-- M,m. No sospecha que mí. Estoy segura.
"Y cómo puedes estar segura de eso?
-- No has visto, como me ha defendido, del señor Fabryk? Y me ha dicho: tú perfume, sólo me pertenece, a mí. Jojojo, ahhh.
" No tiene nada que ver contigo. Sólo son, peleas de machos.
-- Pero mira, que eres mala. Qué cosas, dices? Vete, vete. Sal de mí cabeza. Sal. Le gusta, mí perfume.

-- Buenos días-- dijo él, al llegar a la agencia.
-- Buenos días.
-- Hola, buenos días. Qué tal? -- preguntó él, al instalador de cámaras.
-- Can. He pedido, que instalen cámaras, de vigilancia-- dijo Aderen.
-- Vale. Me parece, genial. Pero qué se den prisa. No se los cuele, otro espía.
-- DDescuida. Iban a hacerlo, en una semana. Pero he conseguido, adelantarlo.
-- De acuerdo. Está lista, la sesión, cinematográfica?
-- Sí. No te preocupes. Está lista.
-- Vale. Algo más? -- preguntó él.
-- Sí, una cosa más.
-- Cuéntame. Pero espero, que no tenga que ver, conmigo.
-- Ah...Es sobre un asunto, que ya conoces. Te acuerdas del cheque, que le diste a Fabryk? Podrías adelantar el pago, con el adelanto que nos ha dado Sayda. Y ya sabes, en qué situación estamos.
-- Aderen.
-- Sí?
-- Eh...De vez, en cuando, Emm...yo también pienso en la agencia.
-- No quería decir eso. Claro que piensas, en la agencia. Lo que quiero decir...
-- Voy a vender, la casa.
-- Qué, casa? Ah! La cabaña, qué tienes. Ya sé. Pero, aún así...
-- Aderen. Yo resolvere, el problema. Tú tranquila. Mira...todavía, no estoy del todo despierto. Así que, cambia de cara, y no me mires en plan de "estámos acabados. Por favor. Tú ocupate de los marineros, y déjame a mí, barear el temporal. De acuerdo?
-- Muy bien, ah...para mí, los marineros. Y qué no cunda, el pánico.
-- Sí señora. Bon giorno-- dijo él, al ver a ella, con el vaso de te.
-- Sí.
-- Hola. Buenos días. -- dijo él.
-- Buenos días. Le traigo el te, señor Can.
-- Bueno. Pues entonces, yo me voy? -- preguntó Aderen.
-- Sí. Y recuerda, tú los marineros, y yo, el temporar.
-- Vale. Yo los marineros.
-- M,m.

-- Qué, guay. -- dijo él.
-- Muy guay.
-- El te.
-- Sí, el te. Qué, aproveche. 
-- El te, y tú también, estáis, muy guais. Entiendes? Es un conjunto, muy bonito. Así en rosa. -- dijo él.
-- Eh...Esta mañana...me ha dado, por ahí.
-- Ya.
-- Mm, verás. Tengo un regalo, para ti, y...venía ha dártelo.
-- Para mí? Un regalo?
-- Bueno. No es nada...comparado, con lo que tú, has hecho por mí.
-- Qué he hecho?
-- Pues enfrentarte...al señor Fabryk, por mí culpa.
-- Mira. No vuelvas ha decir más, ese nombre. Ahora...ése no es, mí problema.
-- Pero todo esto, ha sido, por mí perfume. Así que...
-- El perfume, dices? Yo creo, que es mío.
-- Y éso?
-- Sabes? Aquella noche...sin siquiera...verte la cara...la noche, que nos conocimos, cambió mí vida, para siempre. Yo era un barco, a la deriva, en la niebla. Pero en la vida, hay cosas, que no cambian en la vida. Lo entiendes?
-- Lo entiendo. No...lo entiendo. Bueno...no sé, lo que entiendo, y lo que no, entiendo. Qué calor, hace aquí. -- dijo ella, cambiando de tema-- bueno...te voy a dar el regalo... antes de que se rompa.
-- Qué es?
-- Un perfume...qué he hecho, para ti.
-- Para mí? Es de flores?
-- En realidad...sólo es, una flor.
-- Y...tiene, nombre?
-- No tiene.
-- No tiene?
-- Es una flor...muy rara. Claro que tiene, nombre. Violeta, oculta.
-- En serio?
-- Es una flor, muy especial. Y muy poco, común. Sabes? Es un milagro, que la haya encontrado. Es muy difícil. Ah...Parece que sea, muy fuerte. Pero en realidad, es gracil. Y se puede salvar la vida...ocultandose, para que nadie, la vea. Am...Huele, esto-- dijo ella, abriendo el frasquito.-- únicamente...se puede ver, en primavera. Cuando a ella, le apetece. Florece, bajo tierra. Huele. Siente, su aroma. Mirala también. -- sus ojos, se acercaron.
-- Tú has visto, su color? -- preguntó él.
-- Claro.
-- La has, olido?
-- También.
-- Sabes que has olido, sólo para ti?
-- Lo sé.
-- Señor Can-- interrumpió Geygey-- eh...-- Geygey, se dió cuenta de todo.
-- No entiendo, señor Can. No sé qué hay, en esa carpeta-- fingió ella.
-- Señor Can...están instando, las cámaras nuevas. Y no habrá, secretos. Van a ser, muy interesantes. Y creo que será mejor, que no las pongan-- dijo Geygey, casi ahogado, y echando a correr.
Él, olio el perfume otra vez, y dijo; Sanem.
"Aquel que vío el mundo, por primera vez, brilló cómo el sol, en un nombre-- leyó él,  mensaje.
"Cariño. Recuerdo cuando me dijiste, que era una poeta-- seguía ella leyendo. --escribo, estos versos, sólo para ti. Si te gusta, no lo recites, como un poema.
" Porque cada año, la voy ha escribir. Cuando llega el frío,
"Después de recorrer, miles de kilómetros, te escribiré, la alegría del ave,-- siguió ella -- que llega al fin, al Sur.-- siguió él-- en cada momento, y en cada etapa.-- Con su propio aroma -- terminó ella.

-- Tendríamos que poner las cámaras, hace mucho-- dijo Gollit.
-- Antes, ya las teníamos. Pero el señor Asis, dijo que los empleados, podrían sentirse incómodos y las quito-- dijo Aderen.
-- Sí porque, es todo un caballero. Qué clase de personas, están trabajando, para el señor Asis? Esto es un lugar, de élite. En los empleados, de esta agencia. Quien puede ser, un espía? -- gritó Geygey.
-- A quien, gritas? Estamos aquí-- dijo Aderen.
-- Quién sabe, si el espía, está por aquí? Se pone nervioso, y se da por aludido, y se delata. Ya sabes, con los gestos, le dan tembleque,  o moviendo, los hombros...
--No haces, más que gritar, a todo el mundo, como un loco. Tienes que dominar, ese carácter. Haber si empiezas a controlate. Ya llevas mucho tiempo aquí-- le dijo Aderen. 
-- Tiene razón-- dijo Gollit.
-- No has podido, enseñarme. Cierto, cierto -- dijo Geygey.
-- Aderen. Ha venido el vigilante de guardia, que estuvo la noche de acampada.
-- Llevalo al despacho, del señor Can. Ahora voy.-- No grites, a la gente-- le dijo Aderen, a Geygey.
-- Vale. 
-- No grites, no grites-- le decía, Gollit.
-- Cómo si tú, no gritaras. Uuff, ouff-- dijo Geygey.

-- Venga. Haz memoria hombre. Intenta recordar. Aquel día, estábamos todos de acampada. Aquí, no quedaba nadie. Quién pudo entrar? Podría ser un mensajero. Alguien. Haber quién, piensa?-- le dijo él, al guardia de seguridad.
-- Sí que vino alguien, señor Can.
-- Quién? -- preguntó Aderen.
-- La señorita...Aylim.
-- Vaya hombre. Y porqué, no me sorprende? -- dijo él.
-- Y porqué, dejaste entrar a alguien que no tiene nada que ver, con la agencia si se puede saber? Me puedes decir, que clase de vigilante de seguridad, eres?-- preguntó Aderen.
-- Me dijo que venía a recoger algo, que se le había olvidado. Y qué ustedes, estaban al tanto. No pude, retenerla.
-- Y tú, te lo creiste. Muy bien. Fenomenal, sí señor.
-- Perdóneme. Lo siento, muchísimo.
-- Por supuesto. Vaya qué sí? Lo sientes. Todos los sentimos.  Vamos ha hundir, esta empresa, y después, nos discúlpanos todos. Qué bonito-- dijo Aderen.
-- Bueno, Aderen. Ya vale. Venga, calmate, vamos. Ya conocemos a Aylim. A veces se pone, muy amenazadora--Y tú. Qué no se vuelva ha cometer un error así. Eh, vale? -- le dijo al guardia de seguridad. 
-- De ahora, en adelante, vamos a ser más cuidadosos todos-- dijo Aderen.
-- Disculpenme. No volverá, a suceder.
-- Pero durante la acampada...aún no teníamos nada de la acampada-- interrumpió ella.
-- Oye Sanem, cariño. Esta es una conversación privada. Podrías dejarnos, a solas, por favor?
-- Pero Sanem, tiene razón. Sí, estábamos todos de acampada. Aquí, no había nadie. Todavía no había nada, decidido. No había eslogan, ni imágenes, ni nada que Aylim, pudiera querer robar.
-- Mm.
-- Sólo hay, una explicación. La misma, de siempre. No puede ser, otra cosa. Estoy convencido. Es eso, claro. Seguro, ahhh.

-- Entonces, hay un topo de Aylim? -- preguntó Gollit.
-- Eso, han dicho. -- respondió ella.
-- Ahhh. Nos van ha echar, a todos. Tenemos un espía, rondando, por aquí. Mirad. Puede ser ella. Mirad que cara de espía, tiene--dijo Geygey, cogiendo a una compañera.
-- Qué dices? Yo no soy. -- dijo.
-- Sólo he dicho, que lo parecías. Cómo un ejemplo. -- Sabéis...lo que nos van a hacer? Van ha traer un camión, y nos van metiendo a todos dentro, mientras nos van moliendo a palos a todos. Nos darán en la espalda, y luego, nos cerrarán la puerta en las narices. Y nos despediran...a todos.
-- Geygey, calmate-- le dijo ella.
-- Creo qué, exajeras un poco. -- dijo Gollit.
-- No...Porque es lo que yo haría, si estuviera en su lugar. Topo, robo, amenaza. Ni que fuera, esto de la mafia.
-- Geygey.-- dijo Gollit.
-- Me habéis, arruinado. Habéis acabado, conmigo. Me habéis, hundido  -- Geygey.
-- Geygey. Pero para, el carro. No tiene, ningún sentido, culparnos, los unos, a los otros. -- dijo ella.
-- Éso.
-- A quien quieres, que culpe, eh? A mí cuñado, que está en el pueblo? O a mí tío, que está de cocinero, en Londres? El culpable, está aquí.-- dijo Geygey, mirando a Gollit.
-- Pero, que dices?
-- El topo, de Aylim, sí.
-- Qué??
-- Sí...Tú siempre te llevaste bien, con ella. Sí. Cuéntamelo todo. Confiesa, habla.
-- Tú estás mal, de la cabeza.
-- Sí, un espía. Ahora, sospecho de ti. Te hizo, un hechizo, cómo si fuera una bruja.
-- No digas, bobadas.
-- Te tiene, hechizada. Sí...Antes no eras, así. Ella va siempre, muy maquillada.
-- Ah.
-- Y lo hace, para ocultar, sus expresiones y ahora tú, haces lo mismo. Cada día, te naquillas más. Podrías, ser tú.
-- Geygey, calmate. -- le dijo, un compañero.
-- Ni Geygey, ni puñetas-- le dijo, con una bofetada.
-- Ohh.
-- No me interrumpas, cuando hablo.
-- Pero entra, en razón.
-- Ahora, ya os dais cuenta, sí. Las cámaras, lo grabaran, absolutamente todo.
Os pillaran todo, exactamente aquí. --  Un momento, un momento. Sanem. Y éstos pusieron cámaras, antes qué nosotros?
-- Por fin, dices algo sensato-- dijo Gollit.
-- Qué? Puede ser, alguien, de fuera, sí. Quizás se coló aquí dentro. Colocó, las cámaras, y luego, se fue. Es muy posible, que fuera así. Mi mente, va a 100 por hora. Me pasa todo, por la cabeza.
-- Eso es razonable.
-- Claro.
-- Tenemos que disimular. Sí es natural. Tenemos que seguir, como si no pasara nada. Tenemos que seguir...nuestra rutina. -- Qué tal, Sanem? Qué te cuentas? Qué pasa?
-- Ahhhh, ya no puedo ser natural. Y ahora, que hacemos? -- preguntó Gollit.
-- Pués vamos ha buscar, las cámaras. -- dijo ella.
-- Pero, cómo las vamos, ha buscar? -- preguntó Gollit.
-- Lo haremos, en secreto. Buscaremos, todos los rincones-- dijo Geygey.
-- Están escondidas. Como sabemos, donde están?
-- De acuerdo. Pués hay que empezar, ha buscar-- dijo ella.
-- Vale. Yo por ahí, ahí, y ahí. Por todos, lados-- dijo Gollit.
-- Muy bien. Natural,  jaja.

"Estoy totalmente, ha olvidarlo todo-- recordó Embre, lo que le dijo a su hermano, que tenía la bola de cristal en las manos--pero no cometas, más errores. No me defraudes, otra vez. -- Dime, Aylim-- contestó, al teléfono.
-- Embre. Porqué, no podemos vernos? Es que no sé, lo que pretendes? Es que ya, no te reconozco.
-- No está claro, que es lo que pretendo?-- preguntó Embre-- recuperar, la confianza de mí hermano. Ten paciencia.
-- Y qué, estás tramando? Voy a verte, y hablamos.
-- No se te ocurra, venir. Tú espérate, y te lo contaré, todo. Confía, en mí.-- y colgó.
-- Pero cuando? Embre.

-- No. Así no vamos, a ninguna parte. Creo que lo que vamos a hacer, es otra cosa. Pensad como si fuéramos nosotros, el espía. -- dijo ella.
-- Sí.
-- Ponte, en el lugar, del topo. -- dijo ella, a Geygey.
-- No. No me digas, esas cosas. No puedo ser, un espía. Eso no es, para mí.
-- Sólo, un momento. Cuando se nos ocurrió la idea, para la campaña? Haber. Cuando fue? En el bosque.
-- Síii. 
-- Y cuando volvimos, aquí. Cuando enviamos, el proyecto? En el despacho, del señor Can.
-- Por aquí, no hay nada. Mira por ahí, Geygey-- dijo Aderen.
-- Cómo van ha poner una cámara, en una planta?
-- Quizás escondido, entre las hojas. Mira, a ver.
-- Ahí no había, una bola de cristal? -- preguntó ella, sospechando.
-- Sí!
-- Sí. Eso estaba pensando, yo. Estaba, ahí encima, no?
-- Venga, sigue.
-- Qué bola, dices?-- preguntó él.
-- Estábamos trabajando aquí, y se la dió a Aderen. Porque decía, que le molestaba.
-- Ah sí claro. Qué hiciste, con ella, Aderen?
-- A...cómo no te gustaba, la cogí, y luego, me la lleve.
-- Dónde está ahora? Dónde, la dejaste-- preguntó Geygey.
-- Estoy pensando. Dónde...Sí, luego me la lleve, a mí despacho.
-- Muy bien. Vamos, a tú despacho. Venga. Dónde está, donde?
-- La dejé, por aquí encima.
-- Estás segura? -- preguntó él.
-- Sí. Estoy segura.
-- Sí. Estaba en una caja rosa, cómo esta-- dijo ella. 
-- Y dónde, está ahora? -- preguntó él.
-- No lo sé. Ni idea, ni idea. La verdad, no lo sé.
-- Pués tiene que saber, donde está? Dónde, la pusiste?. No imposible. Con lo inteligente, que eres -- dijo Geygey. 
-- Pués, no está aquí. Geygey, vete de aquí. Me estás poniendo, nerviosa. No aguanto, más. Sal, de aquí. Fuera. Me estáis, agobiando. Ah, y ahora, que hacemos?
-- Vamos, por el buen camino.
-- Pero tú estabas segura, de que estaba aquí?
-- Eso parece.
-- Pués se la llevado alguien. Pero, quien? -- preguntó ella.
-- Quién va a ser? El topo.
-- Aquí hemos hablado, de todo. Se han dicho, un montón de cosas, en este despacho. Estoy, acabada. Acabada.
"Embre. Espero que no seas tú, ah...-- pensó.

"Señor Embre.-- recordó ella, en el momento en que entró Embre en la oficina.
"Sanem!! Estoy esperando, a Aderen.
-- Quién la habrá cogido?-- se preguntó ella.
"No sabes donde meter las narices, verdad? -- le preguntó, la voz.
-- Quiero hacer, un pedido-- dijo ella, cogiendo el teléfono-- Sí. Voy ha meter, las narices-- le dijo ella, a la voz. 
"Aunque en general, no estoy de acuerdo contigo. Esta vez, te voy a apoyar. Creo que debes, decirlo.
-- Dos panecillos.
"Estoy segura.
-- Haber, no lo vi. Sólo lo he, deducido. Sólo vi que estaba en el despacho de Aderen, y tenía y qué tenía la bola de cristal, en la mano. Creo, que la cogió. Y se la llevó.
"Entonces?
-- Tomate, rayado. Entonces nada. Tengo que hablar, con él.
"Por supuesto.
-- Pero oye...Y si me equivoco? Si no es el topo, que haré? Menudo corte.
"Menudo corte, digo.
-- Sí, vale. Apuntalo. Luego te pago, Ajmind.

-- Murad, lleva esto al archivo. -- dijo Aderen.
-- Ahora mismo.
-- Mm. Y colocalos, bien.
-- Claro. Las voy separando, por orden.

-- Aderen.
-- Dime.
-- Quería pedirte permiso, para salir a la calle. 
-- Para que necesitas, salir a la calle? En la calle, no puede ver más importante, que tú trabajo, en esta oficina.
-- Para...Para comprar, tarjetas de memoria, para las cámaras.
-- Bueno ve, anda. Y de paso, te pasas por la imprenta, para ver como van, los carteles, que encargamos. Para qué no, haya imprevistos.
-- Eessque...
-- Si eres la coordinadora, debes tener, todo controlado.
-- Claro.
-- Ser coordinadora, no consiste todo en decirlo. El puesto conlleva, muchas remponsabilides. Por ejemplo; qué pasa, si no supervisas los carteles? Y si surge, un problema, a última hora, que le dirías? Qué?
-- Llevas razón.
-- Ah. Claro. Qué si quieres renunciar, al puesto, de coordinadora, también tiene, tú derecho.
-- Claro, que no.
-- Qué haces, ahí? -- le preguntó Aderen, a Geygey que iba de un lado a otro. 
-- Nada.
-- Te escondes, de mí?
-- No.
-- Y qué, haces?
-- Ah, Aderen.
-- Ahora, te escapar?
-- No, no.
-- Ven aquí.
-- Vale.
-- Te voy a dar, algo. Vais a ir los dos a la imprenta. Haber cómo están, los carteles. No quiero, ni un solo error. Tenemos, mucho trabajo.
-- Claro, claro. En cuanto, mí ataque de pánico, de un rato...
-- No me lo recuerdes. Estoy intentando, olvidarlo. Vete. Haces tú trabajo, y te vuelves a la oficina.
-- Sí, sí.

-- Vuelva, cuando quiera. Hasta la próxima, señora-- dijo Nihad, a una cliente.-- Mezquive, quieres tomar algo? Agua, limonada, un batido, un refresco?
-- Uuuhhh.
-- Algo, de comer? Pan con queso, o algo dulce?
-- Mezquive, Aydim? -- interrumpió, el recadero.
-- Sí. Ella es, Mezquive Aydim.
-- Estas flores, son para usted.
-- Ahh, de quien? Quién, las envía?
-- Hay una nota dentro.
-- Qué detalle!! Vaya, vaya!! Quien te mandará flores? -- preguntó Nihad, cogiendo la nota.-- tengo curiosidad. Qué caballero, que educado.-- Mí querida, media naranja-- empezó a leer--venga, cuéntame. Qué he dicho, que te haya molestado? Qué se me seque, la lengua. He dejado de limpiar, y lavar. No entiendo, la lavadora. Sin ti, no soy nada. Perdóname, amor mío. Firmado: Nihad Aydim. Jaja, si soy yo!! Qué te parece, eh? Te ha gustado, mí sorpresa?
-- Qué palabras, más bonitas.-- dijo él recadero.
-- Puedes irte-- le dijo, Nihad.
-- Vale, ya  me voy. Adiós.
-- Me perdonas, Mezquive, eh? Me perdonas!! Sí, me perdonas? Mezquive.-- y tiró las flores, donde están las verduras. -- no me ha, perdonado.
-- Musafer-- llamó,  Mezquive, levantando la mano.
-- Presidenta. Buenos días.
-- Tienes, las invitaciones? -- preguntó Mezquive.
-- Sí. Ya están. Las hice, anoche. Y ya las he llevado, a imprimir. Mira.-- dijo Musafer, enseñandoselas. -- ya tenemos, las invitaciones, para la biblioteca.
-- Así da gusto, trabajar. Bien hecho, hijo. -- mientras tanto, Nihad coge las flores, y se pone, muy triste.

-- Oye. Porqué, susurrabas? No te entendía.
-- He hecho, voto de silencio, por Nihad.
-- De silencio? He oído, bien?

-- Así no se lleva, el paraguas. Cuando lo giras, me mojo. Y dices que fue el señor Embre, el que cogió la bola de cristal? -- preguntó Geygey.
-- Pues sí. Hoy mismo, hablaré con él.
-- Noo. No hables, con él. Habla, con el señor Can. Es mejor que le cuentes, lo que sabes, al señor Can. Juntos, podremos hacer algo. -- Dime, Ayham. -- contestó al teléfono.
-- Quería recordarte, que mañana, inauguramos, la biblioteca del barrio. Quiero que vengas, y no acepto, ninguna excusa.
-- Claro que iré-- Sanem, llueve, y me mojo. -- Si quieres, puedo llevar, libros, para donar. Tengo muchas novelas románticas. Si quieres, te las doy. Aa mí, ya no me hacen falta. Ja, las de las nutrias. Te acuerdas, y...algunas más. Aayy, como llueve.
-- Jajaja. Hay que guapin. Qué graciosillo, eres. Jajajajaja. -- paró, y miró hacia su hermano.

-- Geygey, tiene razón. -- dijo ella, mientras que Geygey, seguía hablando por teléfono. -- lo que tengo que hacer, es decírselo al señor Can. Tengo que hablar primero, con él. -- se dijo ella.
-- Sanem. Qué me mojo-- dijo Geygey, corriendo.
-- Corre.
-- Ven aquí.

-- Genial, perfecto. 200.000, liras? Fenómeno, sí. Gracias, por avisarme, sí. Muy amable, gracias. Iré al banco, ha firmar los documentos. Perfecto, gracias-- dijo él, colgando el teléfono.  -- Señor Ibrahim, le escucho. No, no, no, puedo bajar tanto. No puede ser. El precio, ya está, por debajo, del mercado. Claro, sí, sí. Pero, no puedo esperar. Lo siento. No lo puedo, vender. De acuerdo. Sí que puedo hacerle, una rebaja. Pero, necesitaría el dinero, en seguida. Vale. Gracias, que tenga un buen día. Adiós.
-- Hola-- interrumpió Sayda.
-- Buenos días-- dijo él.
-- Qué tal, estás? Veo que estás, muy liado, verdad?-- preguntó Yance. 
-- No, no. Nada importante. Cómo estás, Sayda?
-- Muy bien, y tú?
-- Genial. Pasad, sentaos. Queréis tomar algo? Un café, un te, una infusión?
-- No, gracias. Yo estoy bien.
-- Mm, vale.
-- Cuéntame, las novedades? Cómo van, los preparativos? Cuenta. dijo  --  Yance.
-- Os iba ha llamar, para comentar, todos los detalles. El estudio, ya está preparado, y yo me encargo, de la sesión.
-- Harás...tú...las fotos? -- preguntó Yance.
-- Sí, yo mismo.
-- De verdad?
-- Sí-- dijo él, con un gesto.
-- Qué, maravilla!!
-- Me alegro mucho. Me daba corte, pedirtelo. Pero te has ofrecido, tú.-- dijo Sayda.
-- CompasSport, es un cliente, muy especial.-- dijo él.
-- Por cierto...Hay algo que podamos hacer, por la agencia? Si quieres, podemos pagarte, por adelantado. Incluso, más  --dijo Sayda.
-- Eres...muy amable. De verdad. Muchas gracias, pero no. No hace falta.
-- Hazlo cómo una relación, a largo plazo. Vamos ha trabajar, bien juntos.
-- Entiendo, muchas gracias. Pero, de verdad, que no es necesario.
-- Quería preguntarte, por el asunto del topo. Cómo va? Hay alguna, novedad?-- preguntó Yance.
-- Casi lo hemos resuelto.
-- Qué buena noticia.
-- Sí. Me alegra mucho. Pués...Ya nos vamos. No te molestamos, más. Nos vamos, muy contentas.
-- Ha sido, breve.
-- Vamos, Sayda.
-- Pues, muy bien. Nos vemos.
-- Quería hacerte, una pregunta.-- dijo Sayda. 
-- Claro.
-- Siempre he querido hacer, una sesión, con un fotógrafo profesional. Y ya qué vas a hacer, las del catálogo. Podrías hacerme, algunas fotos, a mí?
-- Ahh. Bueno, si te digo, la verdad...No hago, ése tipo, de fotos.
-- Puedes hacer, una excepción, por mí? Es que...me siento incómoda, delante de la cámara, y te juro, que contigo, me relaje más.  
-- Venga. No le digas, que no. Será un recuerdo, bonito-- dijo Yance.
-- Lo siento.
-- Vamos!
-- Está bien. Mañana haremos, unas fotos, venga.
-- Muchísimas gracias.
-- Bueno. Pues nos vamos.
-- De acuerdo.
-- Gracias, nos vemos.
-- Hasta pronto.
-- Por cierto. Me gusta, tú colonia-- le dijo Sayda, a él, cuando lo olio.
-- Me alegro. Muchas gracias.
-- Qué marca, es?
-- Ahh, no tiene marca. Es especial, para mí.
-- Pués te va, muy bien.
-- Gracias.
-- Adiós.
-- Adiós.

-- Pss. Con quién, hablabas antes? -- preguntó Osman.
-- Yo? Oh...Nada. Hablaba, con una amiga.
-- Ah, sonreias mucho.
-- A...sí? Claro. Sonreía, porque soy una persona, muy alegre. Jaja, no creo que sea, nada malo.
-- Ayham. Oye, eres mí hermana. Y eres, la única familia, que me queda. Quiero que seas feliz. Me preocupa, que estés angustiada.
-- Yaa. No estoy, angustiada. Es que quiero ir, poco a poco, con esta relación. Quiero construirla, sobre una base sólida. No te preocupes.
-- Está bien. Confío, en ti.
-- Jejeje. Eres el mejor hermano, que hay. Eres, el mejor.
-- Pero mira, que tiernos son-- interrumpió Musafer-- si es que, da gusto, veros. La hermanita, ha crecido, y tiene una relación, y poco a poco, y construirla, sobre una base sólida. Mirala, mirala.
-- Eh...Bueno. Me voy a casa. Qué tengo que imprimir, una cosa. Hasta luego.
-- Di que sí. Ve a tú trabajo. Jaja, vaya,vaya. Vaya con la pequeña, Ayham. Jaja.
-- Musa.-- dijo Osman.
-- Dime.
-- No te metas, en esto. 
-- Cómo me dices esto, Osman? Es que no soy, de la familia? No somos amigos, de la infancia? Ayham, también es mí hermana. Si resulta, que construye, una relación, sobre una base sólida, yo seré, el que más allegue, y  no me preocupa ella, sino tú.
-- Yo?
-- Claro. Hace años, que amas a Leyla. Y no has hecho nada, al respecto. No haces, más que cortar carne. Has perdido, tú amor, entre chuletas y filetes. Vas ha tener que escribir, Leyla, con sal y colgarlas en la pared mientras estás. Y qué ha pasado? Qué mientras tanto, que estabas cortando carne, ha llegado un pijo de clase alta, y te la está, levantando. Qué tienes, a tú favor? Nada. El es, un señorito. Y tú? Un carnicero. Hay una ligera diferencia, entre vosotros. -- dijo Musafer, con el resto del dinero. -- A esta forma, te quedarás, sin corazón. Y por desgracia, Leyla, no se las come. Porque es, vegana. Menuda, paradoja. -- Osman, pincho la mesa con el cuchillo, y se acercó a Musafer-- bueno hombre. No te pongas así-- dijo Musafer, asustado-- No quería meterme, en tú vida. Sólo te daba, mí opinión. Cómo amigo.
-- Crees que no me doy, cuenta? Qué no lo sé, Musa? Sí. Estoy enamorado de ella, desde qué éramos pequeños. Le diría un montón de cosas, y yo, me pongo nervioso. Pero no, me salen, las palabras. No soy capaz, de expresarme. Ya está, Musa. No puedo.
-- Pués ahora, lo veo. Te lo puedes, creer?-- dijo Musafer, al verlo con el cuchillo en la mano.

-- Señora Mezquive. Traigo libros, para la biblioteca. Dónde, los dejo? -- preguntó él mensajero.
-- En esa mesa. Debajo de la tele.
-- Muy bien.
-- Muchísimas gracias, hijo.

-- Hola Mezquive. Qué tal? -- contestó él, al teléfono.
-- Can. Cómo estás?
-- Bien. Y tú?
-- Bueno. Pues aquí, estámos. Vamos tirando, cómo siempre. Muchas gracias. Te llamaba, para contarte, novedades de la biblioteca. Ya sabes, la idea que se te ocurrió.
-- Cuenta, cuenta.
-- Estoy contando, con la Asociación de vecinos del barrio.
-- Genial. Cuanto, me alegro. Es estupendo.
-- Y yo, y yo. Pero...Estamos empezando. Cuento contigo, también.
-- Claro que sí, y pronto irá tomando forma.
-- El caso, es que también, te llamaba...para...darte las gracias, por todo. Mi primer proyecto, iba a ser algo, muy bonito. Inauguramos, mañana por la tarde. Y...ya que fuiste tú, el qué me sugerio éste proyecto...nos haría ilusión, que vinieras. Un honor.
-- De acuerdo. Claro, gracias por invitarme. Allí, estaré.
-- Estupendo!! Pués aquí, te esperamos. Hasta mañana, entonces.
-- Hasta mañana. Un beso.

-- A por ellos, Sanem. Confío, en ti. Buena suerte. Venga -- dijo Geygey.

-- Can. Tengo que decirte, una cosa-- dijo ella, al entrar en la oficina.
-- Sanem. Si no es urgente, y no tiene que ver con el trabajo, déjalo para luego. En estos momentos, estoy muy liado y bastante me cuesta ya concentrarme. Aún falta catálogos, para el producto. Las vallas, no están. Aún no hemos hechos, para los anuncios. Estoy, hasta arriba.
-- Pero, es que yo...trató de decir ella.
-- Hoy ha venido, Sayda. Por cierto.
-- Sayda? Dónde, ha venido?
-- Pués aquí, en la agencia. Dónde, va a ser?
-- Y esto? Qué...Qué te ha dicho?
-- Qué, qué, me ha dicho?
-- Mm.
-- Oye. Ella supervisa la campaña. Ella, nos da trabajo. Luego nos paga, como la profesional, que es. Y paga, muy bien. Pero sabes, en qué me he fijado?
-- No-- dijo ella, con un gesto.
-- Qué no tenemos nada, que mostrarle. De eso, me he dado cuenta hoy.
-- No me digas. Entonces...sino tienes nada, que mostrar, muestrale, el cariño. Muestrale, cercanía. Muestrale, empatía. Eso sí, que se te da muy bien. Verdad, que sí?
-- Por supuesto. Y le ha gustado, mí perfume.
-- Tú perfume?
-- Mm.
-- Y éso? Te ha, olido?
-- Bueno. No me ha olido, a propósito, pero...al despedirnos, sabes, me ha dado dos besos, y me ha olido.
-- Dos besos, y te ha olido? Te ha, besado?
-- Sí. En las mejillas. Muak, muak. Uno, a cada lado. Es lo normal, para despedirse. No crees?
-- Ya de paso, que te hubiera besado, en la boca. Sabes?  Pues a esa distancia, es normal, que te haya olido tú aroma.
-- Pues tú tienes la culpa, de haber hecho, un perfume tan agradable.
-- Así que la culpa,  la tengo yo.
-- Es normal, que le haya gustado. Y la pobre...sólo quiere ser mí amiga. Eso es todo.
-- Claro que sí. Incluso si quieres, podemos hacerle un buen precio, a la campaña. Cómo es tú amiga, y esas cosas?
-- Qué tonterías dices, de campañas, y descuentos?
-- Digo, que...podrías haberles dicho, que..tenías montones de amigas. Sanem, es mí amiga. Aderen, es mí amiga. Yance, es mí amiga. Tu también, puedes ser, mí amiga ahora. Únete, al club. -- dijo ella, celosa.
-- Es una amiga, cómo todas.
-- Y qué tipo de amiga, soy yo, eh?
-- Una, especial.
-- Cómo??
-- Especial, y hermosa.
-- Her...her...hermosa, como, ami...ga?
-- Sí claro, como amiga. Es que...
-- A qué viene, todo esto?-- interrumpió Aderen. 
-- Nada-- dijo ella. Tú amiga, Aderen-- dijo ella.
-- Ehh?
-- Qué pasa, Aderen?
--  Can, eh...eh...Tenemos un grave problema. Una de los modelos, que habíamos contratado, no puede venir mañana. He llamado a la agencia, y no hay nadie que nos sirva. Qué, hacemos?
-- Podemos llamar a Osman. Quizá, esté libre.
-- Bravo, Sanem. Problema resuelto. -- Llama a Osman, y pídele, éste favor. Venga.
-- Vale. Le llamo.

-- Bueno. Ahora sí que estoy distraído, del todo. Haber quién se concentra, ahora? Haber. Qué es lo que venías a decirme? Te escucho. Pero antes, tengo que responder, esta llamada. Es importante. La estaba, esperando.-- Hola, cuéntame-- contestó, al teléfono-- bien, sí. No puedo bajar más el precio...de la casa. Claro sí, va en serio. Nos reunimos, cuando quieras. Claro, adiós.
-- Vender la casa, o he oído mal?-- preguntó ella.
-- Así es. Vendo, la casa de la montaña.
-- Por culpa, de Fabryk?
-- Exacto.
-- Pero...Con lo que te gusta, ésa casa.
-- Sanem. Oye, nadie es más valioso, e importante, que tú. Lo entiendes? Nunca dejaría, que ese idiota de Fabryk, te hiciera daño. Me llaman. -- Te escucho. Dime-- contestó al teléfono-- exacto, sí. Claro, mm. No, eso mismo. No, no...

-- Qué ha pasado? Qué le has dicho? -- preguntó Geygey.
-- Pues no he podido decírselo.
-- Por qué?
-- Ha decidido, vender su cabaña, por culpa del señor Fabryk. Le encanta, ésa casa, Geygey. Seguro, que lo está pasando mal. No he querido, echar más sal, a la herida. Pero, ahora mismo...Voy a hablar, con el señor Embre. Lo aclaré, todo.
-- Haber si por aclarar eso, la vas a liar parda.
-- Tengo que irme. Si preguntan, inventas algo.
-- Vale. No te preocupes. Yo te cubro.
-- Mí paraguas.

-- Qué tengas, buen día.
-- Gracias. Igualmente-- dijo Osman. -- aahh-- Diga?-- contestó al teléfono -- sí, soy yo.
-- Quién es? -- preguntó Ayham.
-- Para una sesión, de fotos? Am, sí! A qué hora, tendré que estar ahí? Ay, es que ése día, tengo que...trató de decir.
-- Qué haces? Di que sí. Di que sí-- dijo Ayham.
-- Vale. De acuerdo. Allí, estaré. Gracias, que tenga un buen día.
-- Qué era? Dime? -- preguntó Ayham.
-- Unas fotos, para un catálogo.
-- Lo sabía-- dijo Ayham, abrazandolo--ven aquí, hermanito. Jajaja, a quien van ha encontrar, mejor que a ti? Si eres, el más guapo, que hay? A...lo mejor, podemos enfocar, tú carrera en ésa dirección.
-- Eh...No este trabajo, no es para mí.
-- Pero, que dices? Anda, anda, anda. Hay muchos modelos, que son normales. Y tú, eres muy guapo. Lo vas ha petar. Te lo digo yo. Qué sí.
-- Jajajaja. Me da vergüenza.
-- Qué vergüenza, ni qué vergüenza? Pero si es, verdad. 

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