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No me arrepiento de nada, llegaste a mi vida como un obsequio y estoy agradecido por eso.
Nunca fui alguien que creyera en la casualidades, siempre he confiado en el destino y la voluntad de Dios, y no tienes la menor idea de cuántas madrugadas le rogué que por favor me sacara de mi suplicio, de la forma que fuera.
Y gracias a mi sufrimiento me envió un ángel, que me escuchó y se interesó en mis problemas sin siquiera saber mi nombre, alguien que estuvo persistente, me cuidó y me demostró el corazón tan grande que tenía, alguien que a pesar de también haber sufrido me enseñó de igual manera en cómo amar de nuevo.
Ese ángel, que se llama Ciara O'Brien, una irlandesa pelinegra, con los ojos azules más bonitos que he visto en mi vida, con la sonrisa más perfecta y el rostro mas grácil, delicado y suave que he presenciado jamás; esa chica es la causante de este escrito.
Me arrepiento de cada vez que no le dije que la amaba cuando tuve la oportunidad y que en vez de eso tal vez discutí con ella, le grité y le cerré la puerta en la cara.
Y por causa de ello, haya que tenido que pagar las consecuencias de un castigo inmerecido.
Lamento que eso sucediera y estoy mas que convencido que fue mi absoluta culpa, no quise hacerte daño, quería protegerte, pero todo se salió de mis manos, nunca pensé que las cosas llegaran hasta ese punto.
Pero, quiero dejar muy en claro, que todos los días le agradecía a Dios por permitirme conocerte, no me arrepiento en nada de lo vivido, porque gracias a eso pude amarte, y ser feliz al menos por un corto lapso de tiempo.
Seguramente si estás leyendo esto es porque algo pasó, no estaré seguro de qué, pero no será nada bueno, por favor se aún más fuerte de lo que ya lo eres, hazlo por mí, por nosotros, por esa vida perfecta que planeamos estos dos meses en Escocia.
Te amo Ciara, por favor nunca lo olvides.
—Finn; Canadá.
El aire se ausentó de sus pulmones, su visión era borrosa por las lágrimas, una fuerte presión se posó en su pecho, el mundo de la daba vueltas y la debilidad que había en su alma era inigualable a la de cualquier otro.
Ciara se derrumbó.
Cayó al suelo y con suerte no se golpeó la cabeza con demasiada fuerza.
Varias personas al rededor corrieron hacia la muchacha que yacía en el suelo para ayudarla.
Luego de unos segundos volvió en sí y se asustó al ver a tantas personas a su alrededor.
Se sentó automáticamente y un pesado vértigo volvió a ella.
Un policía del aeropuerto la tomó de inmediato antes de que volviera a golpearse la cabeza contra el suelo.
Pero la única reacción de la chica fue esconder su rostro en el pecho de él para comenzar a llorar.
Todos se miraban desconcertados, sin entender qué le estaba pasando.
— Tranquila, todo está bien, no está sola— le susurró con calma el oficial, acariciando su negro cabello y abrazándola un poco.
— Él se fue... me dejó... Canadá no puede hacerme esto... yo se lo dije ¡SE LO DIJE!— se sentía llena de impotencia, imaginando que su mayor temor se había hecho realidad, que Finn estaba muerto.
— Por favor tranquilícese y explíqueme en qué puedo ayudarla, no entiendo lo que dice, ¿acaso tuvo problemas con un viaje para Canadá?— preguntó el uniformado lleno de confusión, Ciara con rabia empujó su pecho y abrazó sus propias piernas, como si de una niña se tratara.
— Estas muerto, me prometiste que estarías conmigo y ahora estás muerto— se susurraba para ella misma llorando cada vez más— ¿¡Por qué me haces esto Canadá?! ¿¡POR QUÉ!?
— ¿Por qué te hago qué?
Su cabeza se levantó de inmediato, él estaba allí de pie.
— ¡Canadá!— gritó poniéndose sobre sus pies para abalanzarse a él, abrazarlo y llorar aún más— Creí que estabas muerto...— dijo cerca de su oído.
— Jamás me hubiera perdido el seguir contigo por el resto de mi vida— suficientes palabras para que ella se sintiera reconfortada y serena.
[...]
— No recordaba que esto fuera tan cómodo— dijo Finn recostando el espaldar de su asiento, Ciara no le dijo nada, sólo miraba por la pequeña ventana del avión— Oye— la llamó, pero ella no se giró— Ciara ¿Qué pasa?— puso el espaldar como estaba.
— Te odio— respondió.
— ¿Qué? ¿Ahora qué hice?— preguntó preocupado.
Se mantuvo en silencio por un par de segundos y ella no volvió a hablarle, ni siquiera a mirarlo.
— ¿Acaso me estás ignorando?
— ¿Por qué siempre me haces eso?— preguntó, se sentía lo dolida que estaba su voz.
— ¿Hacerte qué?
— Siempre juegas a que algo malo te pasó, me asustas y luego sales como si nada— Finn sonrió.
— ¿Estás molesta por eso?— ella bufó dándole aún más la espalda, la tomó de los hombros y la jaló hacia él, la chica cayó sobre el regazo de Finn, lo miró a los ojos con el ceño fruncido— ¿Vas a perdonarme?— ella negó, él sonrió de lado— ¿Puedo hacer algo para que me perdones?
— ¿Algo como qué?— contestó molesta.
Finn agachó su rostro y capturó los rojos labios de la chica, la cual los aceptó sin quejarse, tomándolo entre sus manos y levantando un poco más la cabeza.
— Ahora sí no te enojas— le comentó él entre el beso, ella se separó, se sentó correctamente y se rio traviesa, él levantó las cejas— me hiciste un mini drama sólo...
— Sólo para que me besaras, sip— interrumpió ella, orgullosa de su acción.
— Manipuladora— la acusó.
— Cállate, Finn— él abrió los ojos.
— Leíste la carta...
— Pues claro, por qué crees que estaba en pleno ataque de pánico— le dijo sarcástica y algo molesta.
— Se suponía que debías de saber el nombre del amor de tu vida cuando él muriera, así hubieras querido llamarlo y no hubieras podido— justificó cruzándose de brazos— carajo.
— No puedo creer que hayas querido hacer drama hasta para cuando te murieras— acusó llena de asombro— dramático.
— Aprendí de la mejor— le dijo riéndose, contagiándole a ella su risa.
— Sólo, no lo vuelvas a hacer, a la próxima me darás un ataque al corazón— le pidió acercando sus labios a los de él, rozándolos un poco.
— Oh claro que no, tenemos muchas cosas que hacer en Escocia— ella le sonrió y depositó un pequeño beso en sus labios.
— Te amo, Canadá— sinceró.
— Te amo, Ciara O'Brien— correspondió, para volver a besarla.
♥𝓕𝓲𝓷♥
-bitchxwolfhard