Tenebris

By Val_Ales

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Amores prohibidos e imposibles, todos saben que ese tipo de relaciones terminan en tragedia. ¿Serán ellos una... More

Guía
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Lucidus, segunda parte

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By Val_Ales

JungWoo

Había pasado un mes desde la batalla contra los cazadores. Ahora todos habíamos vuelto al instituto, y los que cursaban quinto año estaban a punto de terminar esta etapa. Eso significaba, tristemente, no más abrazos de oso de Johnny, ni aroma calmante de TaeIl. Todos seguíamos algo tensos y en estado de alerta, uno que otro había generado algún tipo de trauma y el más mínimo sonido u olor nuevo llegaba a alterarlo. Como SiCheng, que si antes era algo cerrado, ahora lo era más. A veces, cuando las cosas se ponían feas en la cafetería por culpa de una disputa boba entre alfas, le entraban una de esas crisis en las que se clavaba las uñas en la cabeza y susurraba palabras inentendibles con los ojos cerrados con fuerza. Nadie lo sacaba. Nadie, menos él. Porque una vez Yuta llegaba, con sus labios algo rojos por el líquido que había estado bebiendo y esa aura de prepotencia, WinWin dejaba de hacerse daño para abrazar el cuerpo del japonés con toda la fuerza que tenían sus delgados brazos. Yuta lo sacaba de ahí con besitos en su cabello y sonrisas suaves y llenas de amor. Claro que esas muecas bonitas cambiaban a sonrisas amenazantes y aterradoras cuando alguien se atrevía a gruñirle o mirar mal al rubio, juzgándolos por tener esa socialmente prohibida relación. A mí en particular me había costado aceptarlo, pero terminé agradeciéndole a la luna que SiCheng haya encontrado a esa persona que lo protegería de todo y todos. Así sea un vampiro, eso era lo de menos.

Quien había cambiado mucho era JaeMin. Ya no era mi bebé de cabello castaño y cuerpo muy delgado que temblaba cada que un desconocido se le acercaba. Ahora era un vibrante omega de cabellera rosa y algo ondulada, con una sonrisa hermosa que parecía quitarle luz a la luna, y un cuerpo perfectamente trabajado. Hasta su olor se había hecho más dulce y llamativo, pues siempre desbordaba felicidad. La sumisión y el miedo habían desaparecido de su persona, siendo reemplazados por una seguridad impactante que muy pocos omegas éramos capaces de tener. Seguía sin hablar mucho en los descansos, pero cuando lo hacía, eran comentarios divertidos o cortas palabras que terminaban por hacernos reír a todos. Yo sabía que eso no había aparecido de la nada, y parte del mérito se lo llevaba Jeno, quien se había esforzado en acompañarlo a construir su confianza y sanar cada herida que llevaba en el alma. Le debía mil gracias, porque había sacado a Nana de la oscuridad, y eso era algo que esperaba ver desde hace muchísimo tiempo.

DongHyuck, por otra parte, continuaba siendo el mismo atrevido y brillante omega de siempre. Su cabello castaño ahora estaba un poco más largo, por lo que se había despejado el centro de la frente para evitar que caiga sobre sus ojos, molestándole la visión. Ese peinado le daba un toque más sofisticado y atractivo, llamando la atención de varios alfas y betas. Aunque ninguno llegaba a salirse con la suya, porque Mark siempre estaba ahí para darles una mala mirada y tomar a Haechan de la cintura con posesividad. El omega bufaba y se burlaba de sus celos, pero lo dulzón que se ponía su aroma a fresas y sandía dejaba ver que le encantaba. Algo había cambiado entre esos dos. Antes existía esa relación amor-odio que llevaba a peleas constantes y miradas llenas de enojo; sin embargo, ahora era muy diferente. Seguían discutiendo, sí, pero la diferencia era que DongHyuck llevaba una sonrisa ladeada en el rostro y Mark mordía su labio inferior como conteniéndose de hacer algo. La tensión siempre estaba presente entre ellos, pero cuando peleaban se hacía aun más evidente. Parecían haber aceptado por completo sus sentimientos, y yo me preguntaba qué había pasado hace un mes para que de la noche a la mañana estén así de bien.

Y mientras los menores del grupo vivían en su mundo lleno de color rosa y algodón de azúcar, TaeIl y Johnny no tenían tanta suerte. El mayor se había cerrado a sí mismo, evitaba hablar sobre esa batalla y había dejado de bromear tanto como lo hacía antes. Yo podía percibir la acidez que llenaba su aroma cuando tocábamos el tema, pero eso no opacaba del todo el dulzor que, desde hace unas semanas, era tan característico. Ya no los veía cariñosos como antes. No es que lo hayan sido mucho, pero al menos hace unos meses veías a John con la mano en la cintura de TaeIl o sus brazos entrelazados, siempre teniendo contacto de algún tipo. Lo bueno es que seguían estando juntos, como si algo los obligase a quedarse cuerpo contra cuerpo. Yo suponía que se debía a la marca, aquella que TaeIl mostraba con orgullo ciertos días, y la cual ocultaba bajo bufandas en otros. El humor de Johnny parecía depender de ese detalle, pues sus labios temblaban en culpa cada que la marca estaba expuesta y su ceño se fruncía en preocupación y rechazo cuando la escondía. Yo no sabía toda la historia, de hecho, solo tenía mis suposiciones basadas en su comportamiento; pero bastaba recordar como Lucas y yo los habíamos encontrado para hacerse una idea de lo ocurrido.

Y hablando de Wong YuKhei...

Sentí su aroma a melisa y agua de mar antes de que llegara. Me transportó al verano, con la imagen de ambos sentados en una cómoda hamaca y bebiendo jugos tropicales mientras mirábamos un océano azul. Era un olor poco común, pero que yo adoraba con toda el alma. Y mi omega también.

Su brazo pasó por mi cintura y me apegó con suavidad a su pecho. Yo me recargué en él, aún viendo el bosque a través de la ventana de mi habitación. Sonreí contento cuando su nariz pasó por mi cuello expuesto, olisqueando de esa forma que siempre me hacía cosquillas.

—¿Ya estás libre? —le pregunté en voz baja para no arruinar el momento.

—Me dieron cinco minutos de descanso, luego tendré que volver. —reí un poco imaginándomelo con un puchero— Mis brazos duelen, he cargado más cajas hoy de lo que he hecho en toda mi vida.

—De algo tenía que servir tanto músculo. —bromeé girando un poco mi cabeza para mirarlo.

—Curioso detalle que te fijes tanto en mi cuerpo. No te culpo, estoy buenísimo. —rodé los ojos con fingido fastidio. Ya me había acostumbrado a esos comentarios egocéntricos mas totalmente verdaderos— Aunque si de músculos estamos hablando, espera a que conozcas a WonHo. Mi hermano tiene dos troncos por brazos. Tal vez venga para el cumpleaños de YeonJun, la familia de su chica está invitada también.

Por lo que Lucas me había contado hace unos días, Hoseok había decidido mudarse de forma definitiva a la casa de su novia. Me pareció un lindo detalle, y siendo sincero, lo veía venir por el largo tiempo que llevaban siendo pareja. Aunque su madre no lo tomó muy bien y quiso aplacar el que uno de sus hijos se fuera teniéndome en su casa lo más que podía. Era una alfa peculiar, con un instinto maternal más fuerte que las demás de su casta, pero no por eso menos estricta y dominante. Yo la adoraba, veía en ella la figura de autoridad que no había tenido en mi infancia, pues mis dos padres eran realmente muy sumisos.

Me estremecí un poco por las caricias que empezó a dejar sobre mi cintura, casi como tentando a meter los dedos bajo la pretina del pantalón pero sin hacerlo en realidad. Aguanté la mueca de confusión y frustración para mí mismo. No sabía qué éramos. Si me preguntaban quién era YuKhei y por qué me la pasaba a su lado, simplemente respondía que era un muy buen amigo. Me llevaba miradas incrédulas cada que contestaba, miradas que yo comprendía muy bien, y es que ni yo me creía que nuestra relación sea de pura amistad. Él no me ha dicho nada, solo sigue siendo tan encantador como lo ha sido desde el inicio, mucho más empalagoso, por supuesto. Los abrazos por la cintura, besos en mi frente y cabello, o cuando enterraba su nariz en mi cuello, eran toques siempre dulces y que me hacían sentir feliz y especial, pero que últimamente se habían tornado un poco más amargos por no saber si significaban algo más. Yo sabía que él no era mi predestinado. Según lo que describía TaeIl, cuando él vio a Johnny por primera vez sintió esa extraña sensación de familiaridad y calidez, y su omega le susurró un "tanto tiempo..." que John logró escuchar, pues volteó a verlo con los ojos grandes de la sorpresa y una sonrisa formándose en los labios. Esa era la principal característica de los destinados, sus lobos se comunicaban sin barreras de por medio y sentían lo que el otro. Yo nunca había escuchado al lobo de Lucas, y sabía que él tampoco al mío. Sin embargo, mi omega estaba muy contento con el alfa. Agitaba su cola cada que lo veíamos llegar y se lamentaba cuando pasábamos unas horas sin verlo. YuKhei nos gustaba, la pregunta era si él sentía lo mismo.

No quería ilusionarme, todo esto de alfas y romances era nuevo para mí. Daba miedo, mucho, pero a la vez era emocionante. De todas formas, no pretendía hacerme la idea de llamar a Lucas como algo más que un amigo hasta que él mismo me confirme sus sentimientos. Llámenme cobarde, sí, mas yo acepto el apelativo porque sé que de esa forma protejo mi corazón y a mi lobo de dolorosas decepciones.

—¡Wong YuKhei! ¡Sé que estás ahí, sal de una vez! —salté en mi lugar al escuchar el fuerte grito desde el otro lado de la puerta— Lo siento JungWoo, pero el holgazán ya lleva unos quince minutos fuera y nos tienen haciendo su parte del trabajo.

Reí un poco mirando a Lucas con una ceja alzada, preguntándome en qué había gastado los primeros diez minutos antes de venir.

—¡Ya voy! —respondió separándose un poco para gritar sin dañarme el oído.

Poco a poco el olor de MinHyuk se fue alejando, y yo respiré un poco más tranquilo. Me caía bien, era un chico muy gracioso, pero tenía un olor tan dominante que me ponía los pelos de punta. JaeMin dijo que el de Lucas era mucho más fuerte, pero por alguna razón el suyo no me molestaba en lo más mínimo. Tal vez se debía a que, desde que me protegió de un alfa que había intentado sobrepasarse conmigo en la noche de luna llena, relacionaba su aroma —y a todo él en general— con una sensación de protección y seguridad.

Me giré apartándome del medio abrazo y crucé mis brazos en mi pecho, buscando sopesar el repentino frío que me había dado. Él me miraba con una bonita sonrisa, las arruguitas a los lados de sus ojos haciendo visibles. Me gustaba esa expresión, tal vez mi favorita.

—Debes irte antes de que vuelva con más gente para sacarte de aquí a la fuerza. Porque lo hará, lo sabes. —le dije mirándolo a los ojos.

Apartó los suyos con un bufido raro, como quien intentaba contener una risa— No es como si pudieran ganarme, pero tienes razón. ¿Te veo más tarde?

—No lo sé. —me sinceré con una mueca inconforme— TaeIl hyung dijo ir quería hablar de algo conmigo en la noche. Lo más probable es que no pueda, perdón.

—Entonces te vendré a buscar mañana temprano. —sonreí incapaz de impedirlo.

—Ya, vete. —puse mis manos en su pecho y lo empujé hacia la puerta, arrugando mi nariz cuando lo sentí temblar por la carcajada que había soltado— Vaya a hacer el trabajo pesado, alfa.

Soltó una contagiosa risa aguda (para su tono de voz) y con una de sus manos agarró la perilla— Te veo mañana, hyung. —y tan pronto como lo dijo, dejó un beso en mi mejilla antes de abrir la puerta y escapar, cerrándola detrás suyo.

—Será... —susurré para mí mismo frunciendo el ceño y conteniendo la boba risa que quería salir. Ugh, odiaba ser así de nervioso.

Me alejé de la entrada decidido a tomar una siesta hasta que TaeIl llegue, cuando la puerta fue abierta de nuevo. Lo primero que pensé fue que Lucas había olvidado algo, pero los dos olores dulces me indicaron que me había equivocado.

Haechan y JaeMin entraron entre risas y quejas en voz alta. Tenían sus brazos entrelazados por lo que la diferencia de estatura entre ambos era algo notoria. Lo que me sorprendió fue ver a DongHyuck con un hoodie negro que no recordaba haberle visto antes. Ignoré ese hecho y retomé mi camino a mi cama, apretando mis labios con resignación porque ya no podría dormir.

—Te digo que ustedes tienen mucha suerte. —le decía Nana a Hyuck, que lo escuchaba con una ceja alzada— Al igual que Lele y JiSung. Mark solo tendría que conocer a tus padres, y JiSung a los de ChenLe. Ambos se salvan de la situación incómoda.

—Mark ya los conoce, solo que no formalmente. —Haechan se encogió de hombros haciendo un gesto con la mano para dejar pasar los detalles— Y bueno, si consideramos suerte el que su madre esté muerta y su padre sea un demonio, literalmente, pues entonces soy el ser más afortunado. —respondió sarcástico, sonriendo de lado en ese mueca picarona que se le había pegado desde hace bastante.

—Por ahora eres tú el afortunado, pero cuando su padre baje y se siente a hablar contigo sobre cosas de demonios, ahí me estaré riendo.

—Imagínate que me invite al infierno. Primer encuentro con el padre de mi novio. Sale mal. —hizo un cartel imaginario con sus dedos— Peor que es el de la ira y yo con el carácter que tengo, de seguro salgo rostizado.

No pude evitar la estruendosa carcajada que llevaba aguantando desde que JaeMin habló. Ambos chicos voltearon a verme, sumándose a mi risa pero de forma menos escandalosa.

Después de esa pelea contra los cazadores, en la que los semi demonios se involucraron moderadamente, era imposible para los que estuvimos ahí no notar que algo extraño sucedía con ellos. Yo no había estado presente en la mayor parte, pero JaeMin se encargó de contarme todo con lujo de detalles. Según él, Ten fue el que más llamó la atención. Su piel pálida tomó un tono mucho más grisáceo del que ya tenía, y sus ojos anteriormente marrones pasaron a ser de un azul aterradoramente hermoso, que después descubrimos era su color natural. Bastaba con un chasqueo de sus dedos para que varios cazadores mueran al instante, y su fuerza y velocidad era superior a la de muchos. No había mostrado más poderes que ese, pero todos sabíamos que debía tener muchos más. JaeHyun, por otra parte, se había separado un poco de la pelea, y lo único que hacía era proteger a los tres vampiros que conocía. Nana dijo que solo lo había visto paralizar cuerpos con sus ojos hasta que llegue alguien más y los mate. Sonaba un tanto aterrador, pues imaginaba su rostro desinteresado cuando lo hacía.

Nadie dijo nada, tan solo nos hicimos la idea de que ninguno de ellos era lo que habían dicho ser. Unos días después, cuando el trauma por la pelea había disminuido un poco y estábamos más estables, JongIn nos juntó a todos los que estuvimos en el bosque para hablarnos sobre ellos. No duró mucho, la explicación fue relativamente corta y muy general, pues su conocimiento sobre el tema tampoco era demasiado amplio; sin embargo, nos quedamos conformes, al menos ahora sabíamos con quienes nos estábamos juntando y ya no estábamos sumergidos entre mentiras.

Mark se había puesto todo nervioso e inseguro, mirándonos con temor esperando que reaccionemos mal y lo alejemos. Nadie le dio siquiera una sola mirada o palabra de odio. Él era adorable, y eso no cambiaría por su procedencia. Si DongHyuck, ese omega desconfiado y directo, había decidido quedarse a su lado, entonces no deberíamos tener problema alguno.

Haechan tomó asiento sobre mi cama junto a JaeMin, una pierna colgando del borde del colchón y la otra doblada. Su rostro había tomado una expresión más seria que antes, pero sin perder ese humor y picardía característica de él.

—JungWoo. —ya me había acostumbrado a que no me diga hyung, ese niño sólo llamaba así a alguien cuando quería conseguir algo— ¿Qué piensas hacer después de graduarte?

Ladeé mi rostro por la inesperada pregunta. Siendo sincero, nunca lo había pensado a profundidad, pues era casi una regla para nosotros el encontrar pareja lo más rápido que podamos y vivir junto a ella— No lo sé. Supongo que regresaré a la casa de mis padres hasta tener pareja. ¿Por qué lo preguntas?

—No quiero quedarme en la manada. —abrí los ojos sorprendido tanto por sus palabras como por el tono tan desinteresado en el que lo dijo— Hay personas buenas, como tú, JongIn, o incluso tus padres o los de Lucas, pero también hay otros que son insoportables.

—¿A qué viene eso? —nunca lo había escuchado quejarse con tanto odio de nuestra manada.

—Acompañamos a Mark al auditorio, lo habían llamado para que ayude a poner la decoración, y escuchamos unos comentarios feos sobre KyungSoo. —JaeMin me explicó con un tono de voz grave, dejando notable lo molesto que estaba— Si él es tan apartado y odiado por tener un olor diferente al que se espera de un omega, ¿qué pasará con nosotros?

—Es mi vida, y si yo quiero salir con un maldito semi demonio entonces lo haré. —DongHyuck tenía el ceño fruncido y su aroma se había tornado un poco más amargo— No me quedaré junto a personas que no sepan respetarme.

—Sabes que mientras SiWon sea el alfa, nadie les va a tocar un solo pelo. —refuté recordándoles lo mucho que SiWon los quería.

—Tú lo has dicho, hyung. Mientras SiWon sea el alfa, pero cuando ya no lo sea...

—Estará Johnny para evitar que les hagan daño.

TaeIl entró lentamente, cerrando la puerta con pestillo y sacándose el saco. Caminó hacia su cama y se sentó en forma de indio, mirándonos con rostro tranquilo y destensando el ambiente con su cálido aroma.

—Y si algo llegara a ocurrir —la voz le tembló un poco al decir eso. SiWon había quedado muy malherido de esa pelea, la idea de perder a su padre debe estar muy fresca y presente en su mente— y John siga siendo menor para ocupar el cargo, entonces lo hará YiFan.

—Tal vez no nos destierren o golpeen, pero los comentarios seguirán allí. No me preocupo por mí, saben que es muy difícil que lleguen a afectarme, pero Mark es demasiado sensible. —y tan pronto el moreno mencionó esa última parte, una leve sonrisa creció en sus labios— No pero en serio, es tan tan tan sensible, que yo parezco el hijo del demonio y él el omega.

Reí coincidiendo con lo que dijo. Mark era un terrón de azúcar, era imposible para mí imaginarlo con los ojos negros y la piel grisácea como la de Ten. Más intimidante podría ser JaeMin cuando se enoja que él.

—Es su decisión después de todo. Si deciden irse, contarán con nuestro apoyo. —TaeIl había dicho estar de acuerdo, pero el tono melancólico de su voz dejaba salir sus verdaderos sentimientos— Por cierto, JaeMin, TaeYong me acaba de decir que Jeno te está esperando en el lugar de siempre.

Ver a JaeMin con los ojos así de brillantes, la sonrisa grande y encantadora, y expulsando alegría por donde lo vieras, era sin duda una imagen con un valor inimaginable. Se veía tan enamorado y feliz que no podía contener las ganas de llorar. Había pasado por mucho, y me alegraba profundamente que al fin tenga lo que merece.

—¿Ya son novios? —preguntó TaeIl sonriendo igual que yo.

Y en un corto segundo, la sonrisa de Nana flaqueó— No. Ninguno lo considera importante, es simplemente un título.

—Yo no creo que sea solo eso. —replicó DongHyuck girando un poco para verlo mejor.

—Hablamos el otro día sobre eso y ambos creemos que estamos bien así como estamos. Somos JaeMin y Jeno, Jeno y JaeMin, y lo seguiremos siendo hasta que uno de los dos decida romperlo.

—Hay algo bonito detrás de los títulos. Al menos ya tienes nombre para llamar a esa conexión que hay entre los dos. —insistí viendo que realmente no se creía sus palabras.

—Jeno dice que él está conforme con esto.

—¿Y tú lo estás? —con esa simple pregunta por parte de DongHyuck, JaeMin terminó por soltarse.

—No, por supuesto que no, pero ¿hay otra opción? —rió con amargura— Si le ponemos un título a lo que tenemos, solo lo hace más oficial. Nos haría felices, pero no tiene comparación al peligro que nos traería. Lo mejor es quedarnos en la zona segura y evadir todos los riesgos.

—Dejaron de estar en la "zona segura" desde que admitieron sus sentimientos. Tarde o temprano los descubrirán, sabes que los vampiros son muy astutos. —TaeIl hablaba con tanto realismo que rayaba la crueldad, mas su suave voz aplacaba la crudeza de las palabras— Es solo mi opinión pero, ¿no es mejor aprovechar ese tiempo con una felicidad completa? Las consecuencias vendrán sí o sí, la cuestión es hacer valer todo lo que pasaron antes de que lleguen.

—Háblalo con Jeno, Nana. —aconsejé sosteniendo su mano al verlo temblar— Estoy seguro de que él tampoco está conforme.

El pelirosa asintió con decisión y se levantó de la cama. Sacudió su uniforme y arregló su cabello frente al espejo, girándose al final para sonreírnos de nuevo con genuino cariño.

—Gracias por el consejo. Tienen razón, lo mejor es ir con todo.

—Si ya metiste la pata, hazlo hasta el fondo. —bromeó DongHyuck lanzándole un beso que JaeMin devolvió.

—Ya ve, que tu vampirito debe estar impaciente. —alentó TaeIl señalando la puerta con su cabeza.

JaeMin nos sonrió con agradecimiento una última vez antes de salir por la puerta y cerrarla detrás suyo. Solo ahí, me permití bajar las comisuras de mi boca y pasar una mano por mi cabello. Había olvidado la situación tan peligrosa en la que estaba. Sus padres eran parte de ese gran grupo de lobos que despreciaban a los vampiros y evitaban a los brujos, enterarse de que su único hijo salía con uno de los "enemigos" los haría estallar de ira. No lastimarían físicamente a JaeMin, pero sí que lo harían emocionalmente.

Salí de mis pensamientos negativos cuando sentí unos abultados y húmedos labios contra mi mejilla. Iba a devolverle el beso a Hyuck por todo su rostro, cuando algo más captó mi atención.

Tomé su brazo con cuidado y firmeza, diciéndole así que se quede en su lugar y no se mueva para nada. Volteé su rostro al lado contrario, dejando la piel del lado izquierdo de su cuello totalmente expuesta. Olisqueé con cuidado, soltando un jadeo sorprendido cuando di con lo que buscaba.

—DongHyuck... —carraspeé para aclarar mi voz, que había salido ahogada por el nerviosismo— ¿Ningún alfa se te ha acercado? —cuestioné con toda la sutiliza que pude.

—¿A qué viene la pregunta? —contestó confundido y alejándose un poco.

—Solo responde, por favor. —pedí dándole una mirada a TaeIl para que se acerque.

—Si te refieres a si he tenido sexo con un alfa, pues no. Sabes que los aborrezco. No he sido violado, tampoco. Ya habría matado al imbécil.

—¿Y Mark? —TaeIl alejó su nariz del cuello de Haechan, mirándolo ahora a los ojos con severidad— ¿Has tenido relaciones con Mark?

—Bien, esto es extraño, pero responderé porque no es algo de lo que deba avergonzarme y les tengo confianza. —apreté mi puño haciéndome una idea de la respuesta final con ese adelanto— Sí. Mark y yo nos acostamos cuando volvimos de la pelea.

Tapé mi boca con una mano, aguantando el jadeo sorprendido que quería salir por mi garganta. Yo ya me esperaba una afirmación, pero eso no lo hacía más fácil de asemejar.

TaeIl llevó sus dos manos a su nuca y se alejó unos pasos, empezando a dar vueltas por la habitación. Tenía los ojos cerrados y los hombros tensos, estaba igual de preocupado que yo por lo que eso significaba.

—¿Por qué reaccionan así? Yo ya soy un adulto y... —frunció el ceño y selló sus labios en una línea, supe que ya sabía a qué nos referíamos— No pueden estar hablando en serio.

—Tienes un olor que no es tuyo, Hyuck. —habló TaeIl aún con los ojos cerrados— Tu propio aroma es más dulce que antes. Johnny también se había dado cuenta, pero creí que era simplemente por lo feliz que estaban últimamente.

—Pero es que es imposible, Mark no es un alfa.

—No, pero tiene pene y tú eres fértil. —incluso yo me sorprendí de lo directo que soné— No hay que investigar mucho para saber que es más que posible considerando que estabas en pleno celo por la luna llena. Los supresores no son anticonceptivos, y si Mark no se cuidó...

—¡Está bien! Ya entendí, ya entendí. —pasó una mano por su cara con fuerza, dejando caer la capucha del hoodie que llevaba— Ah genial, ahora tengo una cosa en mi panza.

—Siempre hay otra opción. No debes tenerlo si no quieres. —sugirió TaeIl con un tono extraño.

—No, es mi responsabilidad, bueno mía y de Mark. Tomé supresores ese día, así que estaba en mis cinco sentidos. Además, como que más que enojado estoy como que tímido. No esperaba esto, pero no por eso es desagradable.

Sonreí un poco por lo adorable que se veía mirando con ojitos confundidos y brillosos su vientre. Se notaba que le hacía ilusión el tenerlo. Tal vez era su instinto maternal natural el que lo hacía ver todo de una forma más positiva, pero yo creía que también se debía a que ese cachorro era de Mark. Ya quería ver su reacción cuando DongHyuck le diga que va a ser padre. El chico apenas puede consigo mismo y ahora tiene un bebé en camino.

—¿Creen que sea posible que esto pase entre un vampiro y un lobo? ¿JaeMin querrá tener un hijo también? —abrí los ojos por milésima vez en el día— O sea, sería genial que sean tan cercanos de edad, podríamos criarlos juntos y que se hagan amigos desde pequeños. Gracioso.

—De eso venía a hablarles.

Ambos miramos a TaeIl, que tenía los ojos llorosos y su labio inferior rojo de lo mucho que lo había estado mordiendo. El cuello de la camisa estaba desarreglado, allí la marca relucía en todo su esplendor, orgullosa, en la piel tersa. Y no supe por qué, pero el recuerdo de un TaeIl desnudo temblando sobre la nieve con rastros de lágrimas en sus mejillas invadió mi mente.

—Ese día que me encontraste —estaba mirándome directamente, así que no fue difícil saber que me hablaba a mí— no me sentía con la suficiente fuerza como para hablar de lo que había ocurrido, pero sé que Lucas y tú se hicieron una idea.

—Hyung, no es necesario... —intenté detenerlo al escuchar el temblor en su voz.

—Tengo que decirlo. Lleva atormentándome desde hace bastante y necesito sacarlo de mi pecho. —asentí y volví a sentarme en la cama, apenas me di cuenta de que me había levantado— Le habíamos dicho a un alfa que le dé dos supresores a Johnny y Lucas. No lo hizo. Yo me había quedado atrás para ayudar a una alfa malherida, y ella fue la que me hizo saber que la luna llena estaba empezando a hacer efecto. Tan pronto lo dijo, corrí hacia las cabañas con todas mis fuerzas, pero no fue suficiente. —tragué preparándome para lo que venía, porque con todo lo que estaba diciendo y las teorías que yo me había formado, no era complicado saber lo que venía— John me encontró, su alfa lo estaba controlando. Ya deben suponer qué pasó, no quiero decirlo tan directamente. —Haechan asintió con profunda tristeza, yendo hacia él y rodeándolo con sus brazos como si de esa forma absorbiera todo el dolor— El punto es que ambos estábamos bajo los efectos de la luna, sin supresores, y nadie cerca que pueda interferir. Yo... me hice una prueba hace unos días. Estoy en estado.

Su bonita voz se quebró al final de la oración, y el dormitorio entero se llenó de un profundo aroma a tristeza y desolación. Aguantando las lágrimas que querían salir de mis ojos, me acerqué a ambos y los rodeé con mis brazos, sobando el cabello de TaeIl para hacerle saber que estábamos con él. Me partía el corazón escucharlo contener su llanto y sus sollozos, siempre tan reservado como era, odiaba dejar salir sus sentimientos ante los demás, así estos sean de una inmensa alegría o de desgarradora tristeza.

—¿YoungHo lo sabe? —pregunté en voz muy baja temiendo que si la elevaba un poco más iba a romperme.

—Aún no, pero debe sospecharlo. O tal vez ya lo sabe y está esperando a que yo se lo diga. —sorbió su nariz y escondió su rostro en mi cuello— No quería esto, no lo quería. Realmente consideré... pensé en abortarlo, pero sabía que todos me cerrarían esa opción. Soy el hijo omega del alfa de la manada, es obligación mía darle un heredero a quien tomará el lugar de mi padre.

—Johnny te hubiese apoyado, lo sabes. —dijo DongHyuck besando su mejilla y limpiando las gotitas que se habían escapado de sus ojos.

—Lo sé. Lo amo, demasiado, pero así no es como quería que se dieran las cosas. —sollozó con algo de fuerza, ya incapaz de seguir aguantando— ¿Por qué nos pasa esto? Todos dicen que los predestinados son la forma más pura de amor, los preferidos de la luna, ¿por qué nos haría algo tan desastroso a nosotros, que supuestamente somos sus bendecidos?

DongHyuck se separó un poco y agarró sus mejillas con mucha suavidad, haciendo que lo mire a los ojos— Una vez escuché a Kun decir algo que se me quedó en la mente desde ese instante hasta ahora. El destino es cruel y astuto, le da los peores desafíos a quienes menos se lo esperan. Y realmente me había convencido de ello hasta que oí la siguiente parte del dicho por RenJun. Pero aquellos que los superan, poniendo su sangre, sudor y lágrimas para alcanzar el otro lado del río, no tendrán más que alegrías y bendiciones de su parte desde ahí hacia adelante.

Espero tenga razón. —dijo TaeIl sonriendo ligeramente.

—RenJun es una de las personas más sabias que he conocido. No se lo digas, pero yo confío completamente en todo lo que dice.

Sonreí agradecido —irónicamente— con el destino por haber puesto a tan maravillosos chicos en la vida de DongHyuck y JaeMin. Eran una pequeña familia, se apoyaban incondicionalmente.

Iba a dejar un beso en su coronilla, aprovechando mi estatura, cuando miré con más atención su cabello.

El tono castaño lucía igual de bonito que siempre, viéndose cálido y atrayente desde la mitad hasta las puntas. Sin embargo, cerca de la raíz, el cabello había tomado un color grisáceo. No era uno calmo y tranquilo como el de Kun, sino uno tormentoso y sin vida, como si algo se la estuviera quitando.

—Hyuck, ¿por qué tu cabello está gris? —le pregunté antes de contenerme.

Me miró confundido, tomando uno de los largos mechones y mirándolo con atención. Volvió a verme al no encontrar nada extraño, pero le indiqué con un gesto que viera más arriba, cerca de su raíz. Fue hacia el espejo de cuerpo completo que estaba cerca del armario de TaeIl y agachó su cabeza un poco, lo suficiente para llegar a ver su coronilla. Jadeó sorprendido, agarrando con sus dedos esa parte.

—Pero qué... —el sonido de la puerta siendo abierta interrumpió su maldición.

Kun cruzó el marco y cerró la puerta con seguro —JaeMin la había dejado sin pestillo—. Se acercó con pasos tranquilos y suaves a DongHyuck, casi como si estuviera flotando sobre el suelo. Mantuvo su cabeza en esa posición con un delicado agarre, mirando con precisión cada parte de su rostro, deteniéndose varios segundos en sus ojos. Luego tomó sus manos y cerró sus ojos, trazando líneas y figuras extrañas sobre las palmas.

—¿Kun? —lo llamó TaeIl después de limpiarse el rostro con las mangas de su camisa.

—RenJun me avisó de esto ayer, notó que tú cabello estaba empezando a ponerse gris. Al parecer lleva así desde hace unos días, y por lo que veo avanza muy rápido. —seguía con los ojos cerrados, pero la preocupación estaba tan clara en su voz— Necesito investigar. Tengo una teoría, pero no puedo darla por cierta hasta reunir la suficiente evidencia. Y, por quien sea, ojalá esté equivocado.













¡Hola hola! ¿Cómo están hoy? Espero que muy muy bien.

Este 8 de marzo no es una fiesta, es una lucha. Conmemoremos a las que ya no están y alcemos nuestras voces, hay que hacernos escuchar. Que este sentido de compañerismo nos dure para siempre, porque no hay que parar hasta que no falte ni una. 💜

Es un capítulo mucho más largo que los demás ¡llegamos a las más de 5700 palabras! Nunca había escrito tanto y eso que siento que faltó mucho más.

Hay muchos detalles acá, unos más importantes que otros. ¿Ya saben lo que está pensando Kun sobre el pelito de Hyuck? Si lo adivinan voy a llorar.

No sé si les molesta el m-preg, pero como es omegaverse creo que era un tanto obvio que lo iba a incluir. Se pueden ver dos perspectivas, una desde la totalmente inesperada de Hyuck, pero que igual vio su embarazo de forma positiva; y otra desde el punto de vista de TaeIl, que ya lo sospechaba mas eso no lo hizo más aceptable. Me dio pena escribir eso, Moonie es uno de mis bias y me dolió hacerle eso 😩.

En fin, espero les haya gustado mucho mucho. Tomen agua, coman bien y descansen.

¿De qué perspectiva creen que sea el siguiente capítulo? ¿Brujos o vampiros?

¡Nos vemos el viernes!

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