Nada Es Para Siempre

By AbyRodhez

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Katheryn Lander es una chica estudiosa, amable y algo introvertida. Es buena hija y amiga. Y una increíble n... More

Nada es para siempre
Capitulo 1: Un Deceso Mortal
Capitulo 2: Viaje De Última Hora
Capítulo 3: Que Comience Mi Nueva Vida
Capítulo 4: Golpe De Amistad
Capítulo 5: Sin Anestesia
Capítulo 6: Segundo Round
Capítulo 7: Podría Ser Él
Capítulo 9: Sueños compartidos

Capítulo 8: Tomando riesgos

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By AbyRodhez

Desperté varias veces durante la noche.

El hecho era que no sabía si hablar con Ian a solas sería una buena idea. No sabía qué decir o qué hacer, todo en mi mente era muy confuso, y no dejaba de darle vueltas una y otra vez al asunto, así que el dormir no fue una opción viable.

A eso de las seis de la mañana decidí rendirme y me levanté de la cama. Comencé con mi rutina de mañana: ducharme, arreglarme, organizar mis cosas de la escuela y recoger un poco mi habitación.

A eso de las 6:45 terminé todo. Quedaba más de 1 hora para salir al colegio, así que opté por leer un poco antes de bajar a desayunar.

No pude concentrarme con la lectura, y 10 minutos después de haber comenzado me rendí.

Me recosté boca abajo en la cama. Sentí el cansancio, producto de la mala noche que había pasado, inundando mi cuerpo. Poco a poco mi mente comenzó a deslizarse hacia los brazos de Morfeo, hasta que me quedé completamente dormida.

-Katheryn, despierta- escuché a lo lejos- Kat, se hace tarde- escuché de nuevo.

Entreabrí los ojos y vi a Carolina sentada a un lado de mi en la cama.

-¿Qué pasa?- pregunté medio dormida.

-Son las 7:30 linda, date prisa- respondió.

Me senté de golpe al escuchar la hora y me levanté de la cama. Me había quedado realmente dormida, de no ser por mi tía no habría despertado a tiempo.

Bajé a desayunar algo con ella y después subí a lavarme los dientes y a arreglarme de nuevo. Tomé mis cosas y me apresuré a bajar.

-Nos vemos más tarde tía- me despedí con un beso.

-Ten cuidado querida- me devolvió el beso.

-Claro. Te quiero- sonreí.

-Y yo a ti- respondió.

Tomé mis llaves y salí de la casa.

Llegué al colegio con 2 minutos de ventaja, así que me lo tomé con calma y entré.

A la hora del almuerzo Eddie se quedó a terminar unas cosas en el salón, lo que fue la situación perfecta para mí, ya que había decidido hablar con Mandy y contarle todo, necesitaba urgentemente contarle y que me aconsejara.

Llegamos a la cafetería y nos sentamos.

-Bien, ¿Qué pasa?- dijo Mandy sonriendo.

-Necesito contarte algo y que me des tu opinión, y de paso un consejo- dije en voz baja.

-Claro nena, habla- contestó en voz baja también y se acercó un poco más a mí para poder escuchar mejor.

Comencé a relajarme todo lo que había pasado la noche del club con Eddie e Ian, y lo que había pasado en mi casa con Ian.

Ella no dijo nada mientras hablaba, sólo me miraba con atención.

-Y le dije que hablaríamos hoy después de clases- concluí.

Mandy frunció el ceño, y apretó un poco los labios pensando. Unos segundos después por fin habló.

-Siempre supe que tu historia sobre Ian en la noche del club era falsa- río- Amiga, estás metida en un lío- dijo entre risas.

La miré un segundo y comencé a reír también. Tenía razón, todo era un lío, y yo sola me había metido en él.

-¿Sabes? Eddie y tú harían una linda pareja- guiñó.

-Mandy, necesito que seas objetiva- contesté seria.

-Kat, la verdad es que no sé qué decirte- dijo más seria también- ¿En serio no sabes qué es lo que sientes por cada uno?

-No quiero lastimar a Eddie, es de lo único que estoy segura- afirmé.

-Debes ver a Ian- repuso tranquilamente.

Fruncí el ceño algo confundida.

-¿Cómo estás tan segura?

-¿En serio no te das cuenta?- un atisbo de asombro se extendió por su rostro- tú me lo acabas de decir- contestó.

-No entiendo- repuse.

-Dijiste que no quieres lastimar a Eddie- señaló- sólo a Eddie, si hubieras dicho que no querías lastimar a ninguno, querría decir que estás confundida, pero no fue así- continúo- lo cierto es Kat, que no estás confundida, de hecho, ya tomaste una decisión. Lo que en realidad sientes es miedo de lastimar a Eddie, porque tú decisión es Ian- concluyó.

Una sonrisa de satisfacción recorrió su rostro al verme pensar en sus palabras.

Yo estaba sorprendida, de pronto mi cabeza dejó de dar vueltas y me di cuenta de que todo lo que Mandy había dicho era totalmente cierto. Tenía miedo de perder a Eddie, porque en realidad Ian era quien había estado rondando mis pensamientos desde la noche del club.

Sonreí ligeramente al darme cuenta de todo.

-En realidad Eddie estará bien ¿Sabes?- habló Mandy.

-¿Por qué lo dices?

-Porque él ni siquiera sabe nada de esto, todo el drama estuvo sólo en tu cabeza desde el principio- continúo con su enorme sonrisa en el rostro.

Reí al comprender la película que había armado en mi cabeza. Eddie ni siquiera sabía nada y yo ya había condenado nuestra amistad.

-Bueno, me basé un poco en el interés que sé que tiene por mi- argumenté.

-Lo sé, pero él sabe que tú no estás interesada, al menos no como él, y créeme, jamás se ha hecho ilusiones al respecto. En serio estará bien, sólo sé honesta y confía, en él y en ti también.

-Tú eres mágica- dije abrazándola.

-Lo sé linda, soy maravillosa- sonrió.

El timbre sonó y ambas regresamos a clase juntas.

El tiempo se me hizo realmente lento esperando la hora de salida, pero cuando por fin sonó el timbre mis nervios comenzaron a manifestarse en mi cuerpo sin piedad, tenía muchas náuseas y me temblaban las manos y piernas.

Me despedí de Mandy y de Eddie con la mayor naturalidad posible y después corrí hacia el estacionamiento, cuando me aseguré de que Ian no estuviera cerca caminé hacia mi auto y me quedé ahí con las piernas dobladas a la altura de mi pecho, respirando por la boca y tratando de relajarme.

Jamás me había dado un ataque de pánico, y sinceramente no entendía por qué tenía uno justo antes de ver a Ian. Era obvio que era por él, pero no entendía la gravedad del asunto.

De repente, el rostro de Sam invadió mi cabeza.

Sentí la misma sensación que tuve la última vez que nos vimos, un vacío profundo inundó mi estómago y las náuseas se intensificaron, mi respiración se volvió irregular y me sentía mareada, sin duda era un ataque de pánico. Traté de controlar mi respiración, recargué la cabeza en mis rodillas y cerré los ojos, la imagen de Sam seguía presente en mi cabeza, las palabras con las que me había confesado su engaño resonaban en mis oídos, toda la escena se recreaba en mi mente una y otra vez sin parar.

Escuché un pequeño golpe sobre el vidrio de la ventana, pero hice caso omiso. Me concentré en mi respiración una vez más y traté de alejar los pensamientos obsesivos sobre Sam y despejar mi mente, pero fue un intento inútil.

Pude percibir a lo lejos el sonido de la puerta el copiloto cerrándose y una voz masculina hablando, me sentía tan fuera de mi cuerpo que no pude sentir la primera vez que Ian me tomó de los hombros y trató de sacarme del trance en el que estaba, no escuchaba lo que me decía, sólo veía sus labios moverse y sentía sus manos en mis hombros, su mirada iba de arriba a abajo examinándome detenidamente. Escuché a Ian preguntando si estaba herida o si algo me dolía. Sonaba tan angustiado y su cara estaba contraída como si sintiera dolor.

Me acerqué a Ian y puse mi cabeza sobre su pecho, escuchando el latido de su corazón, me concentré en él y traté de tranquilizarme. Poco a poco mi respiración se reguló y comencé a sentirme más tranquila. Ian tenía sus brazos rodeándome protectoramente, me sentí realmente tranquila cuando noté que sus labios estaban apretados contra mi coronilla y sus manos frotaban suavemente mi espalda de manera consoladora. Me aparté un poco para poder verlo a los ojos.

-¿Te sientes mejor?- preguntó con preocupación en el rostro.

Preocupación genuina.

-Lo siento, lamento que me haya visto así- agaché la cabeza. Sus dedos se posaron sobre mi barbilla y gentilmente me hizo levantar la mirada nuevamente.

-Oye, no tienes por qué disculparte- objetó -Sólo quiero saber qué fue lo que pasó, parecías demasiado alterada.

-Un ataque de pánico, supongo- hice una mueca -en realidad no lo sé, nunca había tenido uno antes- repliqué.

-¿Y qué fue lo que lo causó?- cuestionó.

Traté de indagar en mi mente qué fue lo que había pasado, pero en realidad no lo tenía claro, sólo tenía claro que estaba asustada y que Ian me había hecho sentir segura.

-En realidad no lo sé- me quedé en silencio un momento -sólo tuve una sensación de miedo realmente fuerte y comencé a hiperventilarme.

-¿Qué es lo que te asusta?

-Tú- contesté sin pensar.

Ian me miró confundido y se quedó en silencio. Me quedé inmóvil, no sabía por qué había respondido eso. No sabía cómo arreglarlo. Miré a Ian y no pude pensar en nada, un solo pensamiento se extendió por mi cabeza y para cuando me di cuenta de lo que significaba, ya era demasiado tarde.

Me acerqué a él, borrando la distancia que había creado entre nosotros y lo besé.

Sentí electricidad recorrer mi cuerpo, sus labios eran suaves y se deslizaban con los míos de una manera única, mi piel ardía al contacto de sus dedos. En mi cabeza hubo una explosión de emociones y sensaciones, eran como fuegos artificiales estallando una y otra vez. Sorprendentemente Ian correspondió el beso y en un instante nada más existía en el mundo. Me sentía flotando en un vacío inmenso, sólo él y yo, nada más. Ian se acercó a mi un poco más y sus manos se posaron sobre mi cuello, enredé mis manos en su cabello y presioné suavemente mis labios contra los suyos un poco más. Su cuerpo estaba tan cerca del mío que pude sentir su corazón latiendo en mi pecho. Nos mantuvimos así por lo que pareció una eternidad, fue totalmente mágico, jamás me había sentido así en mi vida.

Él se separó primero, recargó su frente en la mía y ambos nos quedamos así, con los ojos cerrados y respirando entrecortadamente. Abrí los ojos y lo miré, su pecho subía y bajaba de manera irregular, puse mi mano derecha sobre él y sentí como su corazón latía fuertemente. Puso su mano derecha sobre la mía y me miró de una manera que sólo podría describirse como la más tierna sobre la faz de la tierra. Sonrió y comenzó a reír.

-Wow, si esto es lo que provoca el miedo en ti, trataré de ser intimidante todo el tiempo- habló.

Reí también.

-La verdad es que me daba miedo sentir todo esto - expliqué -tengo miedo de entregarme de nuevo, tengo miedo a enamorarme, tengo miedo de ti, pero principalmente tengo miedo de mí, porque no sé si podría recuperarme de nuevo si paso otra vez por algo igual, yo sólo...

-Hey- me interrumpió -tranquila, tranquila- me abrazó de nuevo mientras comenzaba a sollozar -no pienses en eso, ¿está bien?- acarició mi cabello.

-Me gustas Ian, en serio que sí- murmuré -y después de lo de Sam, pensé que no podría sucederme de nuevo, pero luego llegaste tropezando a mi vida, ya sabes, literalmente – bromeé. Ian rio -y me hiciste sentir todo esto... sólo quiero estar segura de que puedo confiar en ti, pero principalmente en mí, en que voy a estar bien, contigo- concluí.

Ian se quedó callado un momento, casi podía escucharlo pensar con todo el silencio que nos rodeaba. Después de unos minutos habló por fin.

-Escucha- dijo mientras se enderezaba y me miraba a los ojos -no sé qué es exactamente esto que está pasando, es que, es todo tan extraño y está pasando tan rápido que ni siquiera sé lo que es.

Me tomó suavemente de las manos y me miró directamente a los ojos.

-Pero puedo asegurarte -continuó -que no soy de esos chicos que van de cama en cama o que se besan con una chica diferente todos los días. Soy romántico, a veces demasiado, un poco cursi y raro, pasional y algo celoso. Pero cuando me enamoro de alguien, no existe nada más sobre la faz de la tierra para mí, así que puedo prometerte que yo jamás te haré daño ni te forzaré a hacer nada que no quieras.

Lanzó un gran suspiro que me erizó la piel. Jamás había sentido algo tan intenso en el cuerpo cuando ni siquiera me había tocado.

-En serio me gustas Katheryn. Desde que te vi la primera vez -siguió. Hablaba lenta y suavemente, como si quisiera enmarcar cada palabra que salía de su boca -. Y luego, la otra noche en el club, cuando te tuve más cerca y pude hablar contigo... -titubeó -Jamás había sido tan fácil hablar con alguien antes de ti- finalizó.

Su voz sonaba totalmente sincera, sus palabras estremecieron todo dentro de mi y supe que decía la verdad, que era tan sincero como yo y que, si decidía confiar en él, pasara lo que pasara, estaba a salvo.

-Soy demasiado dependiente de las personas, y muy mala tomando riesgos- bromeé.

-Puedo vivir con eso- rio Ian -soy un experto en tomar riesgos- bromeó -¿entonces qué quieres hacer?

-Confiar en ti- susurré.

Ian sonrió.

Me sentí tan bien al verlo sonreír, la calidez de su sonrisa se extendía por todo mi cuerpo y me hacía sentir genuinamente feliz.

Ambos nos miramos un segundo y lentamente nuestros labios siguieron su camino hasta encontrarse.

Y con un suave y lento beso comenzó todo para nosotros.

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