Riot

By Suicidal_voice

9.9K 1.2K 787

Claude se siente pleno con su vida, tiene un trabajo que disfruta y un lugar para llamar hogar, pero como sie... More

RIOT
00: Puto Dorrance
01: Selección
02: Desafiar a un diablo
03: El inicio de todo
04: La envidia del mundo
05: Servicio a domicilio
06: Príncipes falsos
07: Plática familiar
08: Hora de la fiesta
09: Experiencias
10: Peligro
11: Cielos distantes
13: Desde la raíz
14: El rey de la mala suerte
15: Caballería al rescate
16: Dile la verdad
17: Hazte responsable
18: Punto de inicio
19: Sabor amargo
20: Quiebre
21: El silencio del perdedor
22: El sacrificio del Alfa
23: Daño y cura
Nota del autor
24: [EXTRA] Un epílogo sobre el pasado

12: Mío

284 43 16
By Suicidal_voice

Y mi sonrisa se transformó en mueca.

¿Cómo que Zafiro se acostaba con Aage?

—¿Qué? —solté más que sorprendido.

Zafiro liberó mi mano y sonrió, algo nerviosa.

—Los dos trabajamos a Aage para complacerlo, ¿No?

Mi mente lo estaba negando, no podía creer lo que estaba escuchando. Fruncí mi ceño sin poder evitarlo, fijando mi vista en ese maldito bello rostro.

—¿Y cuánto tiempo llevas haciéndolo? —pregunté. La chica acarició su brazo, en un intento para calmarse.

—Recién cumpliré un mes—contestó con timidez.

Yo llevaba cuatro meses trabajando para Aage, rozando los cinco.

Mi pecho volvió a golpearme, me sentía agobiado y traicionado. Aage nunca me habló sobre su segundo amante y eso era lo que me dolía. Mi Omega, que antes se sentía tan cálido, se pudrió entre mis mariposas muertas.

De cierta forma, quería negar el que me sintiera así. Hasta había ingeniado un segundo plan en caso de que esto no funcionara, pero ni eso me entregaba calma.

Lo estaba intentando, maldita sea. Convencerme de que no tenía algún sentimiento por ese Alfa y que esto no me estaba dañando, pero lo sabía.

Mentía.

Sabía que me sentía mal porque estaba enamorado de Aage y lo quería solo para mí, pero era imposible. Solo era una fácil forma que tenía para quitarse el estrés y bajar su libido de Alfa Dominante.

Y aun así, me sentía como si me hubieran hecho infiel.

—Me emociona conocerte—siguió hablando la chica—. Cuando me dijeron que Aage me había escogido me sentí intimidada, ya sabes, es un Alfa Dorrance y su presencia asusta...

Zafiro jugueteó con sus dedos. Me sentí asqueado al pensar que esas manos habían tocado a Aage.

—Pero ahora que sé que no soy la única, me siento mucho más aliviada—admitió, sonriendo de una forma simple, pero adorable.

Intenté controlar mi instinto de perra arrastrada, ahogué mis celos y relajé mi postura. Tenía que actuar con sigilo.

—¿En serio? Que bien, también me siento mejor sabiendo que no estoy solo—respondí con toda la amabilidad posible.

Zafiro me observó aliviada, esbozando una sonrisa aún más animada.

—¡Qué bien! Bueno, me gustaría seguir hablando, pero tengo que irme—decía mientras buscaba algo en su bolso, sacando al final un papel con un número telefónico anotado—. Es mi número, cualquier cosa háblame, ¿Bien?

Tomé el puto papel.

—Claro, ¡Muchas gracias por venir a verme! Estoy ansioso de formar una bonita relación contigo.

—¡Sí, los mejores compañeros de trabajo! —asintió la chica, para luego agitar su mano e irse.

Borré mi sonrisa de golpe, demostrando mi clara expresión de pocos amigos.

—Compañeros de trabajo y tu puta madre—gruñí. Tomé la cajetilla de cigarrillos de mi bolsillo y encendí uno, dándole una fuerte calada.

Mierda.

—¡Uh, estás echando fuego, amiga! —empezó a decir Luke, rodeando mis hombros y cargando todo su peso. Apestaba a alcohol.

—No molestes ahora—advertí.

—¿Quién era esa chica? Era preciosa—decía con tranquilidad, demostrando su alegría provocada por el alcohol en su sangre.

—La nueva puta de Aage—solté. Luke me observó con la boca abierta.

—¡¿Qué?! —exclamó, alejándose para colocarse a un lado.

Volví a darle una fuerte calada a mi cigarrillo.

—Al parecer a Aage no le fue suficiente conmigo—empecé a decir con evidente desprecio—. El maldito hijo de puta me reemplazó.

Sentía que cada vez el agujero de mi pecho era más grande, más doloroso. El Omega de mi interior estaba destrozado ante la noticia, sabía que deseaba con todas sus ganas que el Alfa volviera a él.

—Te dije que lo hicieras tuyo.

Miré a Luke de golpe, sus mejillas estaban tan rojas y su cabello más que desordenado. Era muy evidente que estaba borracho, pero aun así su comentario retumbó en mi mente, más ante esa mirada tan decidida.

—¿Qué? —solté.

—¿Estás celoso? ¿Te molesta que Aage tomara a otro Omega? —me preguntó el chico.

Estaba más que molesto, pero no lo iba a admitir.

—Bueno, si no es así no deberías molestarte. Puede que tu paga baje, pero no será mucho—volvió a decir. No sé en qué pensaba Luke, pero lo único que lograba era ahogar mi alma en odio: —Pero si de verdad te gusta... Hazlo tuyo, reclámalo. Podrías provocarte un celo con una de esas drogas y convencerlo en marcarte.

Tiré el cigarrillo al suelo, aplastándolo con mi zapato para apagarlo.

—No haré eso.

Luke desfiguró su rostro al verme alejarme, dirigiéndome a mi habitación.

—Entonces... ¿Y si te embarazas de él?

Me detuve en seco.

¿Embarazarme de Aage? ¿Qué rayos? Me giré hacia Luke.

—Yo digo, si te embarazas de él tendrías la vida asegurada. Los Dorrance siempre han sido más que comprometidos con sus hijos y no creo que sea la excepción contigo—decía con una enorme sonrisa.

Sentí como mi Omega y mi perra arrastrada interior concordaban con la idea.

Tener un cachorro de Aage.

Aguanté las ganas de tocar mi vientre.

—¿Estás loco? —solté y la sonrisa de Luke se desvaneció—. No voy a traer al mundo un bebé que no es deseado por ambos. Tampoco voy a aprovecharme de la circunstancia para encadenar a Aage a mí. Estás demasiado borracho, Luke, ya ni piensas en lo que dices.

Si Aage iba a estar a mi lado, quiero que él lo decida por voluntad propia.

No escuché lo último que dijo Luke, pues me fui a mi habitación y me encerré. Al momento de tocar la cama, mi cuerpo tembló. Mi pecho seguía con ese dolor, mi Omega seguía sintiéndose solo y la perra arrastrada de mi interior deseaba matar a alguien.

Todo por Aage.

Dirigí mis manos a mi vientre y lo presioné. Estaba vacío, plano, deseoso. Ya tenía casi veintiocho años y mi ser anhelaba atención, una pareja de verdad.

Un amor incondicional.

Tenía la vida hecha, tenía un hogar, trabajo y todo al día. Nada me molestaba, no tenía alguna preocupación. Mis amigos seguían ahí, aunque ya algunos empezaron a formar sus relaciones, hasta incluso a tener hijos.

Yo seguía solo.

Seguía siendo un prostituto.

Nunca había caído en cuenta de la soledad que me rodeaba, siempre estuve bien al saber que tenía a Luke y a Vero. Pero siempre llegaba el momento en que uno obtiene algo nuevo, y que, a pesar de todo, se volvía una vida entera.

En toda mi existencia, jamás me enamoré, nunca tuve el sentimiento de amar a alguien con todo el corazón o algo por el estilo.

Ya era hora, ¿no?

Dime, corazón mío, ¿Algún día podré escoger bien cuándo podré amar y cuándo no? Odio que decidan por mí, odio que sea algo tan instantáneo que tenga que simplemente aceptarlo.

Odio saber que no soy nada para Aage, más que un simple agujero para satisfacerse.

Lloré, me desahogué como si nada en el silencio de mi habitación hasta quedarme profundamente dormido. Tanto, que ni noté cuando mi puerta fue abierta y cerrada.

—Oye.

Sentí mi cuerpo moverse.

—Claude, despierta.

Abrí mis ojos con molestia, encontrándome a nadie más y nadie menos que el ser que molestaba mi tranquilidad y salud mental.

—¿Aage? —murmuré.

Se quitó el abrigo, dejándolo en el perchero cerca de la puerta.

—¿Qué haces aquí? —pregunté.

El Alfa caminó hacia la cama donde me encontraba, sentándose.

—Simplemente vine a verte.

Mi corazón se inquietó, ¿Cómo era que se atrevía a aparecerse en frente mío como si nada hubiera ocurrido? ¿Cómo si su nueva prostituta no me hubiese visitado?

Un nudo se formó ligeramente en mi cuello, más al notar algo extraño por debajo de su saco negro.

—¿Qué es eso? —murmuré. Aage asintió.

—Es una sorpresa. Si no mal recuerdo, una vez que dijiste que te encantaría verme con un arnés, ¿no? —decía, moviendo con suavidad su saco para que pudiera admirar el pequeño y simple pieza de cuero que decoraba su pecho.

"Te ves bien vistiendo de negro, pero te verías mejor con un arnés puesto"

¿Cómo era posible que recordara cosas que dije solo una vez? Una simple y mísera vez.

Toda la calma que había obtenido al dormirme volvió a perturbarse, provocando una fuerte presión que me hundió en angustia. Fue tan abrupto, que desvié la mirada, limpiando el rastro de mis silenciosas lágrimas.

—¿Por qué me escuchas? Deberías hacerlo con tu prometida, ¿no? Por algo está ahí y lo estará hasta que mueran—hablé, intentando no tartamudear debido al nudo de mi garganta.

Aage se inclinó, observándome con atención.

—¿Estuviste llorando? —me preguntó sin quitarme la vista de encima. Tomó mi rostro con su mano y la acercó a la suya—¿Te pasó algo malo?

Su rostro seguía tan perfecto como siempre, tan serio.

Tan perfecto para dañar.

—No es de tu importancia—respondí entre dientes, cambiando de golpe mi personalidad—. Solo haz lo que viniste a hacer y ve con tu prometida, ¿Marian era su nombre? No lo sé, pero vete.

Una rabia se había apoderado de mí y no iba a culparlo.

Estaba tan molesto con él.

Me levanté de la cama, huyendo de su agarre. Quería ir al baño, lavarme el rostro con esmero y borrar esta expresión tan vergonzosa de mi parte, pero su repentino ataque me desvió de mi camino.

Lo desafié, pegué mi mirada hacia él y no dudé. Ya estaba harto de hacerlo.

—¿Qué tienes? ¿Por qué de pronto la nombras? Nunca tomaste en cuenta su existencia y de que estaba comprometido—me preguntó, extrañado—¿De verdad estás bien? Me vas a preocupar.

Estaba mintiendo, solo estaba actuando.

—No te importa—respondí seco.

—Claude.

—De verdad, Aage, ¿Qué mierda te importa cómo esté? Solo ven a hacer lo que querías de un principio y vete, ¿quieres? —me moví con agresividad, zafándome de su agarre.

Y su preocupada mirada cambió, la seriedad y molestia lo habían poseído.

—Claude—amenazó.

Mi Omega gritó, soltó un llamado entre nervios. Estaba asustado, desprotegido y confundido, pero mi mente estaba decidida.

Quería estar solo a pesar de mis instintos.

—Solo tómame y vete.

Aage Dorrance frunció su ceño, molesto.

Me acorraló entre la pared y su cuerpo, apegándonos para poder rozar sus labios contra los míos.

No pude seguir aguantando su cercanía, me lancé sobre esos carnosos labios, enredando mis dedos en su cabello. Al parecer lo había tomado desprevenido, pues no me dejaba sucumbir de esa forma, pero ahora todo lo estaba mandando al diablo.

Al diablo mi orgullo. Al diablo mi Omega sediento de atención. Al diablo mi perra arrastrada.

Al diablo mis sentimientos.

Aage me estrechó contra su cuerpo, devorando mi boca con esmero. Rápidamente sentía mi sistema prepararse para la acción, humedeciendo mi agujero para recibir al Alfa sin problemas.

Alcé una pierna al sentir su mano acariciando mi muslo, sintiendo sin dudas nuestros sexos acariciarse por sobre la ropa.

—Aage...

Su boca se deslizó por mi cuello hasta llegar a mi hombro, desnudándome con agresividad mientras se abría camino por mi piel.

Me sentía extraño. Tenía una mezcla tan grande de sentimientos, que mi cabeza retumbaba, mi pecho no dejaba de ser golpeado por mi corazón.

El nudo de mi cuello se apretó aún más.

Metió sus manos en mis pantalones, dirigiéndose a mi húmedo compañero. Ingresó en mí, acariciaba mi interior, causando sin dudas que buscara bocados de aire para controlar mi respiración.

Mi cuerpo se estaba volviendo loco de deseo.

Desabroché su pantalón, liberando su reciente erección para estimularlo entre mis manos. Se sentía todo tan cálido, tan lujurioso.

Tan amargo.

Aage no aguantó más, bajó mis pantalones y me giró para que me apoyará en la pared. En el momento que entró, que se abrió paso en mi interior, ambos soltamos un restringido gruñido.

—E-Estás... Apretado—mencionó.

Pero eso no le impidió formar un ciclo entre sus embestidas. Eran lentas de cierta forma, pero condenadamente exquisitas. Mi perra arrastrada interior estaba disfrutándolo, siempre disfrutó del buen sexo que me entregaba Aage.

Pero mi Omega y mi corazón temblaron.

Tenían tantas ganas de que ese Alfa nunca los abandonara.

Me giré y lo abracé, ocultándome en su cuello. Respirando su clásico aroma que soltaba durante esos momentos mientras se acomodaba entre mis piernas para seguir reclamando mi interior.

Tenía tantas ganas de llorar.

Me daba asco pensar que compartió una cama con otra mujer, que en el momento que vuelva a casa tendrá a su prometida a la espera de tenerlo junto a él. Después estaba yo, donde el único momento que podía tenerlo era ahora, unidos por un simple contrato que podía terminar en un solo segundo.

—Te odio—murmuré en su piel—. Te odio tanto, Aage...

Me embistió con fuerzas, robándome un quejido. Sentí como apretaba su mandíbula y me sostenía sin la idea de soltarme por un segundo. Nos alejamos de la pared y me recostó en la cama, acorralándome entre sus brazos.

Su mirada era oscura, y por primera vez en tanto tiempo, no pude interpretarla.

—¿Por qué? —me preguntó—¿Por qué estás así? No vuelvas a nombrarla, ¿me escuchaste? Solo ignora su existencia.

Mis ojos se nublaron sin poder evitarlo, por lo que corté nuestras miradas.

—Solo fóllame—murmuré.

Era lo único que podía hacer por mí, follarme como el prostituto que era.

Se quitó su arnés, luego la camisa. Tocó mi pecho hasta llegar a mi rostro y sostenerlo.

Sus ojos eran unas filosas cuchillas.

—Lo haré si me miras de la misma forma que hago.

Mi pecho dolía tanto.

Asentí, aguantando mis ganas de largarme a llorar.

Fue así todo ese rato, Aage Dorrance me tomó como pedí, me hizo explotar entre sensaciones placenteras en cada sector de mi cuerpo. En cambio, yo solo deseé que ese momento no acabara.

La calidez de su cuerpo, su olor, su aliento chocando en mi piel, el sonido de sus gruñidos era el mejor de todos.

Aage cayó sobre mi cuerpo al acabar, llenando cada parte de mi interior con su semilla, atándose a mí por el nudo que se estaba formando. No pude hacer nada más que abrazarlo.

Y llorar en silencio hasta que todo acabó.

Me desperté debido a la alarma de mi móvil. Eran las nueve de la noche y era hora de tomar mi medicamento, mi anticonceptivo. Una vez descartada la notificación me giré para encontrarme a Aage durmiendo a mi lado.

Me acerqué a él, inhalando su aroma. Me había sorprendido al inicio, era extraño despertar y encontrarlo a mi lado. Estaba acostumbrado que al hacerlo no se encontrara o simplemente se largara cuando terminábamos.

—¿Aage? —susurré comprobando que se encontraba profundamente dormido.

Me acerqué más, hasta estar a centímetros de él.

La fragancia de Aage era exquisita, tan tentadora que me incentivaba a lanzarme de nuevo sobre su cuerpo y devorármelo sin problemas.

Pero no debía.

Me alejé y levanté de la cama en busca de mis pastillas. Al encontrarlas, me dirigí al baño por un poco de agua.

Observé mi reflejo en el espejo. Mi cabello negro estaba más que desordenado, tenía varias marcas de chupones y pequeñas mordidas, pero ninguna cerca de mi cuello.

No había nada en mi cuello.

¿Por qué de pronto tenía unas ganas horribles de llorar? De salir del baño y gritarle a ese Alfa que se encontraba en mi cama que me mordiera de una vez por todas, que admitiera que le gustaba, que quería ser algo más que solo compañeros de cama.

Lo deseaba con todo mi ser.

"Embarázate de él, ten su cachorro y él será tuyo"

Mío.

Salí del baño, quedándome bajo el umbral de la puerta. Aage seguía durmiendo plácidamente.

¿Cómo era posible que lo quisiera tanto? ¿y en tan poco tiempo? Sabía que no era solo porque fuera atractivo y un Alfa de gran poder, lo amaba porque era él, por su carácter despreocupada de mierda, por la forma en que demostraba su preocupación sin la necesidad de decirlo, por sus eróticos fetiches.

Lo amaba, pero no sabía si él a mí. No quería preguntarle, porque si no fuera así no podría evitar sentirme horrible y plasmarlo en mi rostro, delatándome. Aage se vería obligado a acabar con el contrato, y yo no quería perder el único contacto que teníamos.

Miré el reloj por sobre la cama: 21:05. Me estaba atrasando en beber mi medicamento.

Mi corazón comenzó a golpear mi pecho, la ansiedad por mi compromiso ante mi anticonceptivo me corría, la pequeña e insignificante posibilidad de embarazarme me provocaba un cosquilleo en el vientre, más al pensar que fuera de Aage.

Nunca pensé con sinceridad el formar una familia con alguien. Yo no era el mejor cuando se trataba de otras personas, tampoco cuando era sobre niños. Siempre fui un ser solitario, pero la idea conmovió mi corazón. El tener una propia era un sueño loco, pero para alguien que ha vivido sin la calidez de alguien con quién compartir fue una enorme tentación.

Mi Omega concordaba con la idea, mis instintos naturales lo deseaban. Mi corazón al fin iba a tener a quién aferrarse sin traición.

Quería.

Con el enorme sentimiento de culpa golpeándome, dejé las pastillas en el mueble del baño.

Continue Reading

You'll Also Like

81.1K 10.8K 31
🚨ATENCIÓN🚨 Está historia NO ES MÍA. ✅Autora Original es: @Nataliazopa. ✅La historia Original se llama: Solo Un Juguete Sexual ✅Todos los derechos...
41.2K 4.8K 30
Xiao Zhan necesito hablar contigo -yo no tengo nada de que hablar con usted además ya no trabajo para usted así que porfavor será que se puede retir...
66.5K 1.9K 50
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
176K 2.6K 6
Gabriel es un chico al cual le gusta actuar y es bueno en ello. Un día, su amiga Jane le habla sobre un casting que están haciendo para una película...