Entramos y mi abuelo se me quedo viendo con una expresión de completa confusión.
-Profesor Dumbledore, la señorita convirtió a un estudiante en un animal- la profesora me apuntó con su dedo índice acusatoria, vaya manera de empezar el día.
-¡PERO DÍGALE PORQUE!- exclamé -Draco Malfoy, ese rubio oxigenado quería atacar a Harry a su espalda, como un cobarde, ¿y si le hubieran hecho daño que? Acepto cualquier tipo de castigo que me quieran asignar pero de ninguna manera me voy a arrepentir de mis actos, si le hubiera hecho daño a Potter todos ustedes estarían deseando que alguien hubiera hecho algo, en vez de reclamarme deberían darme las gracias porque Merlín sepa qué cosas tenía pensado Malfoy hacerle- me defendí claramente furiosa, me parecía injusto que solo a mi me hayan llamado a recibir tal castigo.
-Señorita Dumbledore no utilizamos la transformación como castigo aquí- hablo finalmente mi abuelo muy sereno -recibirás un castigo por tus actos y Malfoy igual y me aseguraré de no ponerlos juntos, puede que luego se lancen un crucio y no quiero arriesgarme. Ahora retírese y vaya a cenar, en la noche regrese para que cumpla su castigo.
Al decirme eso salí de ahí, más tranquila, al menos ahora sabía que ese hurón iba a recibir su castigo.
Llegue al gran comedor y cuando me senté Harry, Hermione y Ginny me bombardearon de preguntas.
-¿Que ocurrió?
-¿Te expulsaron?
-¿Vas a estar bien?
Preguntaron los tres.
-No ocurrió nada, no me expulsaron, solo me tienen un castigo para hoy en la noche y si, estaré bien, ahora, si me lo permiten desearía comer un poco.
Empecé a comer y cada quien hablaba de sus cosas, la pelirroja y la castaña hablaban sobre los chicos de Durmstrang. A Her sé que había uno que siempre la observaba, pero ella no le ponía atención y Ginny solo los veía de lejos, según ella era demasiado rudos, hasta intimidantes y yo estaba de acuerdo con ella.
Ron y Harry aún no se hablaban, me sentía mal por ellos.
-Gracias por lo de hoy, estuvo genial- dijo Harry con cierto brillo en sus ojos -no tenías porque hacerlo.
-¡Es cierto Dumbledorsita!- la voz de George gritando desde el otro lado de la mesa me aturdió -Estuviste increíble- hablaron ambos gemelos al unísono.
-Gracias, pero es magia muy sencilla, cualquiera lo hubiera hecho- lo solté con tanta sencillez, de verdad no tenía intensiones de soñar arrogante.
-Pero no cualquiera viola las reglas- rebatió Harry sonriente.
Terminamos de cenar y yo iba caminando junto a Harry a la oficina de Dumbledore, él se ofreció a acompañarme así que acepte.
Hablábamos por el camino sobre lo gracioso que se veía Malfoy enojado hasta que llegó un chico alto y castaño de Hufflepuff.
-Ademas de hermosa muy inteligente- se dirigió a mi aquel chico interrumpiendo mi conversación con Harry -Soy Cedric Diggory- Potter lo miro fijamente, podría jurar que cierto enojo desprendía de su mirada.
-Un gusto, si sé quien eres, estás participando junto a Harry en el torneo- le sonreí -Gracias por los cumplidos, es un placer conocerte.
Antes de que el castaño pudiera decir algo el azabache me tomo del brazo y me empujó suavemente haciéndome caminar.
-Lo siento Cedric, continuarán esta conversación luego, ella tiene algo que hacer.- aceleró su paso y por lógica haciendo que mis cortas piernas casi corrieran para poder igualar su velocidad.
Llegamos a la oficina y me despedí de Harry.
-Suerte piojosa- grito mientras se marchaba.
Entré, mi abuelo me mando a limpiar el polvo de cada uno de los libros de la biblioteca como castigo.
Al salir de ahí fui hacia la biblioteca y empecé a hacerlo. Parecía que la tarea iba a ser eterna, me quito mi varita así que no podía hacer nada con magia.
De repente escuche un fuerte ruido ante tanto silencio, me asome a ver que era y lo vi.
-¿Potter que carajos haces aquí?- pregunté, solo se veía su cabeza, traía una capa de invisibilidad.
-Vine a buscar un libro para la prueba de mañana, son dragones así que necesito un poco de información sobre ellos- dijo terminándose de quitar la capa- ¿y este es tu castigo? ¿Desempolvar?- señaló los libros de las repisas a lo cual asentí.
-Ven conmigo- ordenó.
-Potter no sé si tú pequeño cerebro o tus ojos medió ciegos se dieron cuenta pero tengo que limpiar y no tengo varita, así que debo quedarme aquí- exclamé con obviedad mirándolo con mis ojos entrecerrados.
-Yo te ayudo- con un movimiento de varita desempolvó todos los libros y mesas -ahora sígueme.
Lo seguí, contenta porque ya no tendría que limpiar nada, me llevo a la torre de astronomía, se veían las estrellas relucientes en el cielo oscuro, como ver pecas blancas en una piel africana. Simplemente hermoso y las observamos.
-¿Quieres volar?- inquirió él de la nada sacándome de mis pensamientos.
-Claro que quiero Potter.
Pov. Harry Potter:
Ella acepto. Con un Accio traje mi escoba y ambos subimos, me abrazó mientras volábamos, sentí un cosquilleo en mi abdomen pero no estaba seguro que era, me sucedía cada que estaba con ella, era raro.
Dirigí la escoba hacia el lago negro y nos sentamos en la orilla para empezar a platicar.
-¿Estás asustado por tu prueba de mañana?- preguntó ella mientras miraba al cielo. Le gustaba mucho, me cuestionaba en mi interior que era lo que pensaba mientras contemplaba las constelaciones.
-Un poco, ya sabes, pelear con dragones son cosas que hago a diario- respondí con ironía a lo que ella rió. Tenía una risa muy hermosa y contagiosa... bueno tal vez no era nada bonita y yo la escuchaba de esa manera solo porque si pero juraría que podría escucharla todo el día.
-Muy gracioso Potter- finalmente me volteo a ver. Fue como si pudiera escavar dentro de mi solo con sus ojos. Note como escaneaba mis iris tratando de determinar el color exacto de ellas.
-¿Es difícil, no? Crecer sin padres, tú tienes a tu abuelo y eso es genial pero no conviviste mucho con él mientras estabas allá- empecé a tocar temas profundos, esperaba que eso no le molestara.
-Es difícil, claro que lo es, en ese colegio no tengo a nadie, solo a Fleur, pero ya aquí no hablamos tanto. Se la pasa ocupada averiguando sobre sus pruebas. Tú realmente eres fuerte, en tu primer año tuviste que enfrentarte con un profesor que tenía a Voldemort en la parte trasera de su cabeza, en segundo te resignaste a morir para salvar a Ginny, en tercero un fugitivo te buscaba y ahora esto- respondió sin parar de mirarme.
¿Como sabía todo eso? Yo no se lo había contado, ¿o si? Bueno preferí no prestarle mucha atención a mis pensamientos.
-Bueno... siempre tuve ayuda, no todo el crédito es para mi.
-No seas modesto Potter, no te cuestiones, eres brillante, mucho más que cualquier otro adolescente que haya visto- esperaba no decepcionarla en la prueba de mañana, tenía una buena visión de mi.
Sin darme cuenta estábamos sentados tan cerca que su aliento acariciaba mi cara que estaba fría por la baja temperatura que hacía, en un acto casi involuntario mire sus labios, quería besarla, no sé porque pero de verdad lo deseaba.
Me acerqué un poco, podría jurar que ella también quería hacerlo pero de un momento a otro volteó su rostro dándome una sacudida a la realidad.
-Bueno creo que ya hay que ir a dormir, hace frío y mañana te espera un gran día- se levanto y me tendió la mano para que yo igual lo hiciera.
Montamos la escoba y nos devolvimos en la misma dirección hacia el castillo. Entramos a la sala común.
-Creo que ya es hora de despedirse.
-Ten buena noche, descansa- le regale una sonrisa sin despegar los labios.
Ella iba caminando hacia el dormitorio de las chicas pero en el transcurso de ello se devolvió y me dio un beso en la mejilla tomándome por sorpresa. Pude sentir cómo estás ardieron ante tal acción, ella me abrazo fuerte y murmuró con voz suave a mi oído:
-Lo harás genial mañana Potter- y se fue.
Yo me quede ahí petrificado, músculos tensos, mandíbula apretada y manos frías. Esa chica tenía algo que me ponía de esta manera y no sé qué era pero no me disgustaba en lo absoluto la sensación.