Ahí estábamos Lauren y yo despertando después de haber compartido una increíble noche. Su cabeza estaba apoyada en mi desnudo pecho mientras mi mano acariciaba su blanca espalda.
–Por fin ha llegado el día –susurré antes de besar su cabeza – ¿Estas nerviosa? –Lauren lentamente levantó su mirada para ver mis ojos.
– ¿Dirás no acepto? –sonreí y negué con la cabeza –entonces no –sentí sus labios besar el espacio entre mis pechos.
–Creo que es hora de que me vaya a mi habitación antes de que alguna de nuestras madres se den cuenta de que hemos estado juntas –mi futura esposa se levantó lentamente hasta sentarse en la cama. Yo seguía en mi posición admirando la parte superior de su cuerpo mientas se estiraba acompañada de un bostezo.
–Deja de mirarme así o nunca saldremos de aquí –la escuché decir saliendo de la cama. Su desnudez me quitaba el aliento.
–Lo siento pero no puedo evitar mirarte, eres totalmente hermosa –la vi ponerse una bata para acercarse de nuevo a mí y besarme.
–Iré a darme una ducha –asentí viendo contonear sus caderas.
Cuando salí de su habitación cuidé de no ser vista por nadie aunque si mis amigas nos vieran sabrían lo que hice ya que fue su plan raptar a Lauren en medio de su reunión.
– ¿Dónde estabas Camila? –Clara y mi mamá se encontraban en mi habitación sacando el vestido del armario.
–Con Dinah –mentí –Iré a tomar un baño –ninguna dijo nada así que me adentré a la bañera.
Era medio día y el maquillista que habían contratado para esta ocasión llegó justo a la hora indicada.
Pronto comenzó con su deber para después permitirle trabajar a una chica quien se encargaría de peinarme.
Casi dos horas habían pasado y yo estaba lista para ponerme el vestido de novia aperlado que Clara diseñó para mí.
–Luces hermosa –mi madre se paró detrás de mi mientras yo estaba frente al espejo –Camila… –su expresión se tornó a seria –Sé que hay muchas cosas por las que debo disculparme contigo, incluso con Lauren pero de verdad me alegro que hoy pueda ser yo quien presencie este día en el que serás toda una mujer, también me alegro que sea Lauren la mujer con quien compartirás muchos días de tu vida. El matrimonio no es cosa fácil, nada es fácil pero con el tiempo encuentras el sentido a todo esto y te das cuenta de que eres afortunada hasta por los más pequeños detalles. Algún día tendrás hijos y quizá entenderás de mejor forma muchas de las cosas que tanto tu padre y yo hemos hecho por ti, buenas o malas, y es que aun nosotros seguimos aprendiendo a ser padres. Por eso te pido que nos perdones por cada herida que hayamos hecho en tu corazón –mis lágrimas anunciaban su salida al nublar mi vista. Giré hacia mi mamá y la abracé muy fuerte.
–Gracias mamá –estaba segura de que había arruinado el maquillaje pero no me importaba mucho –Te amo –susurré al separarme para ver sus ojos llorosos.
–Y yo te amo a ti cielo –besó mi mejilla y me sonrió –Creo que ahora tengo que hablarle a Sam para que arregle este desastre –sonreímos y fue cuando salió de mi habitación.
–Parece que tú también tuviste la charla con tu madre –dijo Normani entrando con su vestido marrón claro de dama de honor –Lauren también la tuvo pero parece que fue menos calurosa la tuya –suspiré, mi prometida seguramente estaba molesta o demasiado sentimental.
– ¿Estas mejor? –Ally acariciaba mi espalda.
–Estoy bien –sonreí limpiando un poco de las lágrimas que las palabras de mi madre habían ocasionado.
–Pues ahora alégrate porque después de que te retoquen el maquillaje saldrás por esa puerta para ser la esposa de Camila –mi sonrisa creció y sólo pude asentir.
El momento había llegado, estaba a punto de entrar al salón del barco acompañada de Chris quien me llevaba del brazo. Las puertas se abrieron y di el primer paso para llegar al final donde la mesa del juez se encontraba. La marcha nupcial se hizo escuchar, los invitados se pusieron de pie y sentía sus miradas sobre mí. El camino parecía eterno pero una vez que llegamos mi hermano se quedó conmigo para entonces ver en la puerta a Camila. Alejandro la llevaba del brazo y se veía hermosa, esa mujer seria mi esposa.
Nuestros ojos no se dejaban de ver y nuestras sonrisas no dejaban de decir cuan felices éramos en ese momento.
Camila llegó a mi lado y Alejandro le besó la mejilla justo como lo hizo mi hermano, después nos abrazaron.
–Más vale que cuides de mi hija Jauregui –dijo Alejandro antes de abrazarme e irse a su lugar.
–No dejes que haga tantas tonterías –mi hermano repitió lo que mi suegro y se fue a su lugar.
–Muy bien, por el poder que me otorga el estado… –comenzó el juez pero yo únicamente podía mirar a Camila.
Sé que sintió mi mirada pues conectó sus ojos con los míos y unió su mano para entrelazar nuestros dedos. La sonrisa que compartíamos decía todo lo que queríamos decir en ese momento, no necesitábamos nada más que eso.
–Yo, Lauren Jauregui, prometo amarte, cuidarte y apoyarte cada momento de mi vida sin importar las condiciones, prometo serte fiel y prometo hacerte feliz hasta el último momento de mi vida –Sofí se acercó con los anillos y tomé el de Camila para colocárselo. Acerqué su mano a mis labios y la besé.
– Yo, Camila Cabello, prometo amarte, cuidarte y apoyarte cada momento de mi vida sin importar las condiciones, prometo serte fiel y prometo hacerte feliz hasta el último momento de mi vida –Camila puso mi anillo en el dedo correspondiente y se acercó a besar mi mejilla –Te amo –dijo mirando mis ojos.
–Te amo –sonreí tomando sus manos.
–Las declaro mujer y mujer, pueden besarse –escuchamos al hombre frente a nosotras.
El beso que compartimos estaba lleno de alegría y amor.
La recepción estuvo llena de discursos emotivos, bromas, comida y baile.
–Camz es hora de irnos –susurré al oído de mi esposa mientras bailábamos una pieza lenta.
– ¿A dónde iremos? –el barco se encontraba ya en marcha pues todos los que estaban a bordo disfrutarían de un fabuloso crucero por el océano Atlántico, en cambió yo tenía planes distintos para nosotras.
– ¿Así que mami y tú se fueron de luna de miel a Florencia en un yate? –mi pequeño Jonathan de ocho años acababa de encontrar fotos de nuestra boda en el portátil y también recién escuchaba esa historia.
–Camila –Lauren salió al jardín con un gatito en brazos –Estaba maullando en la entrada –el minino me recordaba a Alexander, el gato que casualmente Lauren encontró fuera de su casa cuando era joven y que había fallecido días después de regresar de nuestra luna de miel.
– ¿Podemos quedarnos con él? –mi hijo se acercó a mi esposa y al animalito.
–Depende de lo que mami Camila diga –Lauren y Jonathan me miraron con sus ojos verdes y colgando el labio inferior en forma de puchero.
–Está bien, pero quiero su arenero limpio todos los días –los señalé a ambos y ellos asintieron.
Jonathan y Lauren se parecían tanto que podíamos llegar a pensar que ella lo habría engendrado pero no fue así. Él era un bebé cuando nosotras decidimos adoptar, dos años después de casarnos.
Éramos felices los tres juntos. Lauren y yo seguíamos siendo un equipo en el trabajo y teníamos más de lo necesario para mantener un hogar así como a nuestro hijo.
–Lauren –llamé la atención de mi mujer mientras mirábamos una película sentadas en el sofá con Jonathan sentado entre nosotras.
– ¿Qué sucede? –me miró con mortificación.
–Siente –puse una de sus manos sobre mi abultado abdomen.
–Dio una patadita –la mirada de asombro de Lauren era indescriptible.
–Hermanito, no lastimes a mamá por favor –mi hijo susurró acercándose a mi barriga y nos causó tanta ternura que no pudimos esconder nuestra sonrisa.
Éramos felices y sabía que a pesar de los momentos difíciles, siempre lo seriamos.
Espero que les haya gustado una parte de NUESTRA HISTORIA.
Con amor, Camila y Lauren.