¡Mi vecino es stripper!

By Itsbeautifulove

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Freya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su... More

¡Mi vecino es stripper!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
[Libro 2] ¡Mi novio es stripper!
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
EXTRA
EXTRA 2
¡Embarazada y en problemas!
¡Una fuga y un juguete sexual!
¡Inocente!
¡Un empujón más y...!
¡Un parto prematuro, y alguien del pasado!
Bye, bye, Troy!
¡Un año después!
[Libro 3] ¡Mi hijo es stripper!
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo final

Capítulo 12.

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By Itsbeautifulove




— ¡Ginger! —Alcé la voz al quedar más cerca de ella. Su mano se alzó, y golpeó graciosa mi hombro. La cartera que llevaba (llena por la ropa de Ethan y un par de libros) se escurrió por el brazo hasta caer al suelo. — ¿He llegado pronto?

Soltó una risa.

Parecía todo un milagro.

—Más o menos —dijo, arreglándose las gafas rojas de pasta que llevaba. —Unos cinco o seis meses de retraso. Pero todo bien, zorrita.

Descaradamente le saqué la lengua.

Ginger rodeó mi brazo con el suyo y, caminamos por el pasillo con una enorme sonrisa. No dejábamos de hablar, de ignorar a todo aquel que nos saludaba amablemente. Era extraño volver al instituto...ya que desde el año pasado no lo había pisado. Apunté con el dedo la clase de química avanzada, y detuve los pasos de mi amiga.

Ella movió salvajemente las trenzas que recogían su rizada melena.

Buscamos una buena mesa, y sin dudarlo, la ocupamos para nosotras dos. Ginger me tendió un chicle de fresa (algo que me hizo recordar a Byron), lo acepté y asentí con la cabeza a todo lo que ella soltaba.

La profesora Rachelle entró, provocando el silencio en el aula. Cerca de mí sólo se podía escuchar la risita de la loca que tenía al lado.

— ¿Qué pasa? —Enarqué una ceja.

No respondió.

Dibujó algo en mi cuaderno.

A Ginger no se le daba muy bien dibujar. Lo único que entendí en los garabatos era un cohete.

¿Por qué un cohete?

—En áfrica...—susurró. No lo entendí. —Ya sabes —movió la mano como si fuera de lo más obvio. —Vamos —quería pincharme con el afilado lápiz. Me aparté de su lado. — ¡¿Cómo tienen el pene allí?!

Había gritado tan fuerte, que la señorita           Rachelle soltó un grito asustada. Golpeó una y otra vez la pizarra con la funda de sus gafas de leer, y nos apuntó con una tiza para que nos calláramos.

— ¿Estás loca? —Bajé el volumen. —No he ido a África a ver penes.

— ¿No tienes curiosidad?

Ginger cada vez estaba peor.

— ¿Por qué iba a sentir curiosidad? —Rayé el "cohete" que tenía pintado en la libreta.

Ella alzó los hombros.

—Sólo te has acostado con Ethan.

¡Porque estaba enamorada de él!

— ¿Y?

La ignoré, pero ella no callaba.

—Hay más chicos en el mundo.

Chicos que dejaron de existir en el momento que mis ojos solo se centraban en el stripper, y mi mente lo retrataba constantemente. Hasta mis labios tenían la necesidad de besarlo por muy enfadada que llegara a estar con él.

— ¿Qué pasa contigo? —Dije, masticando un poco más y saboreando la fresa acida. —Tú también te has acostado con uno; Byron.

Soltó una carcajada.

La apunté con el dedo.

— ¡Qué puta! —Por poco me puse de pie.

— ¡Freya Harrison! —Era la voz de la profesora. —Unos meses fuera del instituto, y vuelve mucho más problemática que nunca. Las cosas han cambiado en mi clase, ¿entendido?

Asentí con la cabeza avergonzada.

—Lo siento —los dedos me temblaron. Concentré la mirada en mi amiga. — ¿Con quién?

— ¿Con quién?

—Sí —afirmé.

—Con Alex.

Tragué saliva.

— ¿Alex? —Ella era la primera que se metía con ese pobre chico. — ¿Alex? ¿El mismo que se comía los mocos el año pasado a escondidas?

—Ya no se los come —soltó, como si de alguna forma terminaría por creérmelo. —Pasó en el tiempo que tú te encerraste en casa. Con el tema del divorcio de tus padres...no eras muy social. Tenía que pasar las tardes con alguien.

Mis labios se abrieron exageradamente.

—Me parece muy fuerte. ¿Byron lo sabe?

—Yo soy la que tiene experiencia en la relación —sus mejillas se sonrojaron. ¿Ginger vergüenza? No; eran dos cosas que no combinaban. —Hace tres meses...

Estiré el brazo, callándola por completo.

—No. Ni se te ocurra —Byron era mi dulce niño. No podía crear esa imagen siendo humillado por Ginger. —Espero que no le hayas hecho daño.

Sus dedos me pellizcaron.

—Fui cariñosa con él.

—Lo has cambiado —recordé palabras saliendo de sus labios que nunca habían existido en su diccionario personal. —Es más... ¿pervertido?

—Morboso —guiñó un ojo.

Dejamos un rato el tema, y la profesora nos mandó a callar a todos (o al menos a esos pocos que hablaban en voz baja).

—Por parejas —mandó.

Ginger se levantó de inmediato.

— ¿Adónde vas? —Pregunté, reteniéndola a mi lado.

—A mí me toca con Emilie.

« ¡Oh, oh

— ¿Harrison?

Levanté la mano temerosa.

— ¿Si?

—Siéntese con Troy.

«Troy. Troy. Troooooooy

De repente escupí el chicle de la boca, con la mala suerte que se enredó en el cabello moreno de la chica de enfrente de mi silla. No dije nada, y cogí mis cosas para huir antes de que se diera cuenta.

Busqué a Troy con la mirada, y al encontrármelo en primera fila, la garganta se me secó. Con todos los alumnos que había en clase....y me tocaba con él. ¡Con él!

En silencio retiré la silla de al lado.

—Hola, Freya —saludó amablemente.

Miré sus ojos color avellana; seguían destacando más incluso que todas esas pecas cubriendo sus mejillas. Llevaba el cabello más largo que la última vez. Sus cejas eran cubiertas por el liso flequillo que llevaba negro.

—Troy —fui muy fría.

Me aparté un poco de su lado.

— ¿Estás bien?

—Sí.

Mi compañero de grupo rió.

— ¿Ésta vez me acosarás?

« ¡Maldito imbécil!» —Pensé. "Siempre me lo recuerda

— ¡No! —Grité.

— ¿Segura?

Gruñí.

—De acuerdo. De acuerdo —dejó su libro en medio de las mesas. —Olvidaré la carta de amor que me hiciste el año pasado —seguía pinchándome. — ¡Oh, Troy! Estoy tan enamorada de ti...

Le lancé una mirada.

»—Cierto —sacudió la cabeza gracioso. —Era: ¡Troy! Te quiero. ¿Quieres venir conmigo a tomar un  helado? ¡Casémonos!

—Nunca puse casémonos —cogí el lápiz, e intenté no clavárselo en el ojo.

—Sí —insistió. —Debajo del corazón donde estaban nuestros nombres, había una fecha.

Intenté hacer memoria; El año pasado el nombre de Troy decoraba hasta en la mesa donde me sentaba en clase. Ginger me convenció que lo mejor era escribirle una carta, así que lo hice. Yo lo olvidé...pero él...él no.

Maldita carta de amor.

¡Menuda tortura!

—Tengo novio —más o menos.

— ¿Esa es tu forma de llamar mi atención este año? —Arrugó la nariz. —Freya, la última vez me dijiste que tenías turgusticosis.

Turgusticosis era una enfermedad que me inventé.

»—Lo dijiste sólo para salir conmigo.

Resoplé.

— ¡¿Señorita Rachelle?! ¿Puede cambiarme de mesa?

Quería desaparecer del lado de Troy.

—No —fue un no rotundo.

Volví a sentarme.

— ¿Puedo preguntarte algo? —Jugó con un tubo de ensayo. Negué con la cabeza, pero siguió. — ¿Tienes mi nombre tatuado?

Apreté los dientes.

— ¿Quién te ha dicho eso?

¿Tatuaje? Si ni siquiera me dejaban ponerme un piercing en el obligo.

—Ginger.

« ¡Qué puta eres, G

Su entrecortada risa volvió al ataque.

Estiró el brazo.

— ¿Tregua?

Si quería aprobar química, sería lo mejor.

Intenté estrecharle la mano, pero Troy la apartó.

—Imbécil.

—Acosadora —presionó el dedo sobre mi frente.

Los nudillos de la profesora golpeando la mesa, llamó nuestra atención.

—Tenéis dos días para entregar el trabajo, ¿entendido? —El timbre sonó de fondo. ¿Ya había acabado la clase? Entre los silencios, y la discusión...sí.

— ¿D-dos?

¿Tan avanzados iban los demás?

—Exacto —puso los brazos bajo el pecho. —El jueves lo quiero sobre la mesa. O los dos suspenderéis el segundo trimestre.

Miré de reojo a Troy, esperando a que él al menos tuviera la mitad del trabajo.

—No tengo nada hecho —alzó los hombros. —Yo también tenía la esperanza de que me sentara con la más lista de clase, y no con una fan acosadora.

Necesitaba cortarle esa lengua que no dejaba de sacar para burlarse de mí.

— ¿Qué vamos a hacer?

Él recogió sus cosas.

—Quedar.

— ¿Q-Quedar?

—No te emociones, Freya —pasó por mi lado. —Sólo para estudiar.

No se creía que tenía novio.

Callé, porque era lo mejor.

— ¿Cuándo?

—Ya te llamaré —sacó su teléfono móvil, y buscó entre sus contactos. — ¿Es éste tu número de teléfono?

Leí lo que ponía.

—Acosadora número uno —me clavé las uñas en la palma de mi mano. —Sí.

— ¡Perfecto! Ya te llamaré.

Salió de clase con las manos detrás de la nuca, silbando y golpeando todo lo que se le cruzaba en medio de sus zapatillas de deporte.

Ginger me esperó en la salida al acabar las clases.

— ¿Qué tal el día?

—Bien —dije.

— ¿Y ayer?

No me gustó su sonrisita.

— ¿Qué quieres decir?

—Byron me llamó, diciéndome que avisó a Ethan diciéndole que tú estabas en su apartamento —claro, por eso Ethan me encontró allí. — ¿Lo habéis solucionado?

—Más o menos —tuvimos sexo...pero no creo que el haberle robado la ropa lo arreglara todo. —Ethan sigue siendo tan cariñoso conmigo...

— ¡Madre mía! —Exclamó. —Tienes tanta suerte.

— ¿Suerte? —Pregunté confusa.

Ginger guió mi cabeza con sus manos, y me detuvo delante de un chico que bajaba de un coche viejo. Era él; había vuelto a por mí. Cerró la puerta de su vehículo, y se quedó cruzado de brazos delante de las escaleras del instituto.

Bajé corriendo.

Al quedar delante de él, las palabras se esfumaron de mis labios.

—Ethan —susurré.

— ¿Desde cuando eres tan traviesa?

Lo miré bien.

No me lo podía creer.

¿No estaba enfadado?

—Pero...pero...

— ¿Crees que robándome la ropa me detendrías?

Sus carnosos labios se estiraron, mostrando esos perfectos dientes blancos.

Pestañeé repetidas veces; una sudadera rosa le cubría parte del pecho y terminaba por encima de su obligo. Las mangas parecían a punto de explotar. ¿Y qué decir del chándal negro con rayas rosas a los laterales? Esos pantalones presionaban en sus rodillas y marcaban su masculinidad.

Quería asomarme, y ver el buen culo que le harían.

—Llevas mi ropa.

Él asintió con la cabeza.

—Es lo único que me has dejado —me quitó la cartera. —Vayamos al coche, tengo que cambiarme. Está bien que me miren, pero no quiero que piensen que soy un loco en busca de adolescentes.

Antes de que diera media vuelta, lo retuve. Mis dedos se aferraron a mi sudadera (prenda de ropa que no volvería a ponerme ya que tendría un par de tallas más).

— ¿Qué dijiste ayer?

—Que no huyas.

—Lo otro.

Sonrió con picardía.

—De ir más lejos. Ser novios.

Pegué mi pecho contra el suyo, y subí la mano por su espalda. El cosquilleo que me hizo su cabello entre los dedos, sólo me provocó las ganas de besarlo.

— ¿Lo dices en serio?

—Nunca había sido tan sincero como lo soy ahora, Freya.

—Ethan —dije su nombre, muy cerca de su boca. — ¿Novios?

Sentí un cosquilleo en la lengua al decirlo.

Pero si Ethan y yo éramos...

¡Mi novio es stripper!

—Freya —alguien nos interrumpió. —Nos vemos pronto.

Troy pasó a unos metros de distancia de donde estábamos. Bajó la cabeza al encontrarme tan cerca de Ethan, y abrazada a un chico más mayor que yo. Sabía que esa sonrisa que siempre llevaba, había estado incluso al darse cuenta que no mentí.

De repente los músculos de Ethan se tensaron, y sus dedos tiraron de mi chaqueta para acercarme más a él.

— ¿Sucede algo? —Pregunté, algo preocupada.

Los azulados ojos de él, dejaron de ser tan claros.

— ¿Nos vemos pronto?

Ese era el momento adecuado para decirle que muy pronto me reuniría con otro chico que no era él (mi novio). Sonreí graciosa.

¿A Ethan le había puesto nervioso Troy?

¡Qué divertido!


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