Me encontraba vistiéndome con una sonrisa de mejilla a mejilla. Los recuerdos de la pasada noche no iban a ser fáciles de olvidar.
Cerré los ojos cuando sentí sus manos recorriendo mi espalda, subiendo hasta entrelazar nuestras manos y ponerlas encima de mi cabeza.
Me mordí el labio devolviéndome al presente. Me miré al espejo y me puse perfume, recorriendo despacio mi cuello, casi viéndole a él besarlo en el espejo.
Gemí en silencio y me dirigí hacía la sala de reuniones, para encontrarle completamente vestido en la cocina.
El me miró y dijo todo cuando su mirada y la mía se entrelazaron. Enseguida dirigimos nuestras miradas a otra parte mientras yo me sentaba al lado de mi asistente.
Chris se sentó frente a mi y habló.
- Buenos días -dijo juguetón.
Mi asistente río suave y negó con la cabeza.
- Sois el matrimonio más dulce que conozco.
Sonreí mientras miraba el anillo en la mano de Chris.
- Buenos días -respondi.
El movió su silla para sentarse a mi lado, para inmediatamente poner una mano en mi muslo.
El director llegó y la reunión comenzó. Chris pasó a mover su mano en vertical, desde mi cintura hasta la mitad de mi muslo. Estaba empezando a ponerme la piel de gallina y se que él lo sabía.
Vi como escribía con su mano en su teléfono.
¿Quieres seguir intentando el bebé?
Vi el mensaje y sonreí.
Ambos chocamos miradas y las mariposas en mi estómago estallaron como si fuera la primera vez.