No lo mires a él. (Levi x Lec...

By HenderWolf

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AU +18 «Es una etapa nueva en tu vida, por fin estás en la universidad estudiando lo que te gusta, estás disp... More

Aclaraciones
Prólogo
Capítulo 1: "Nuevo comienzo"
Capítulo 2: "Recorrido"
Capítulo 3: "Compañera de cuarto"
Capítulo 4: "Llamada telefónica"
Capítulo 5: "Nuevos amigos"
Capítulo 6: "¿Eren?"
Capítulo 7: "El bar"
Capítulo 8: "Hombre misterioso"
Capítulo 9: "Preparaciones"
Capítulo 10: "Fiesta"
Capítulo 11: "Algo inesperado"
Capítulo 13: "Error"
Capítulo 14: "Comienzo de clases"
Capítulo 15: "Tirano profesor"
Capítulo 16: "Él de nuevo"
Capítulo 17: "Visita"
Capítulo 18: "Limpieza"
Capítulo 19: "Inconvenientes"
Capítulo 20: "Amistad"
Capítulo 21: "Impotencia"
Capítulo 22: "Orgullo"
Capítulo 23: "Trabajo grupal"
Capítulo 24: "Reprimir sentires"
Capítulo 25: "Lío"
Capítulo 26: "Conversación"
Capítulo 27: "Biblioteca"
Capítulo 28: "Demora"
Capítulo 29: "Proyecto"
Capítulo 30: "Exámenes"
Capítulo 31: "Obediencia"

Capítulo 12: "¿Locura o diversión?"

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By HenderWolf

Eren Jaeger.

Estaba sumamente agitado, mi miembro viril palpitaba de tanto placer, hasta el punto en que este estaba goteando líquido preseminal. Maldita sea, sentía que iba a explotar.

Me miré al espejo, todavía respiraba entrecortadamente. Tenía que controlarme. Una hermosa chica estaba allí, esperándome. Me quité la camisa blanca, dejándola encima del tanque del retrete para luego llevar a lavarla. Volví a verme para tener más confianza en mí mismo. Tengo unos pectorales, abdominales y brazos de acero, ah, y también un pene de acero. Sí, estaba listo para la acción.

Abrí la puerta del baño y la encontré dormida, no sabía si había perdido la consciencia o algo por el estilo. Me agité y me puse nervioso. Puse mi cabeza de lado en su pecho para escuchar su corazón. Todo normal. Coloqué dos de mis dedos en su vena yugular. Su presión estaba bastante decente. La coloqué de lado para evitar posibles ahogamientos en su propio vómito.

Al ponerla de lado no pude evitar admirar su precioso cuerpo, las curvas que se formaban en su cintura y cadera, además de poder ver plenamente su hermoso trasero que tantas ganas tenía de pegar hasta que sus nalgas quedaran totalmente rojas. La erección en vez de bajar se incrementó. Quería tocarla, demasiado, pero no estaba en condiciones de darme su debido consentimiento. Agarré del armario una cobija y se la coloqué por todo su cuerpo, tapándolo y cubriéndolo debidamente. Solo esperaba que no se enfermara debido a la gran cantidad de eyaculación femenina que había esparcido sobre la cama.

Me dirigí nuevamente al baño, le puse seguro a la puerta, me quité todo el resto de mi ropa junto con las botas, abrí la canilla de la ducha. Mi pene seguía duro y erecto. No aguanté las ganas de masturbarme. Masturbarme pensando en ella, en su rostro, en sus curvas, en sus pechos, en su trasero, en sus muslos, en su abdomen. Todo de ella era increíble. Moví de abajo hacia arriba mi mano derecha, embistiendo mi miembro con movimientos rápidos y acelerados, llenos de lujuria. Quería tirarla contra la pared, tomarla del cuello y hacerla mía, darle duro mientras mi pelvis choca con su trasero, para admirar la bella curva que formaría su espalda al ser arqueada. Hacerla gritar de placer tal como lo hice hoy, hacerla llorar implorando por más. Eso quería, eso quería y más.

Empecé a mover la muñeca tan rápido que comencé a cansarme más de lo usual, pero no quería parar. La imagen mental de ella gritando mi nombre era una sensación bastante satisfactoria. Mi cuerpo empezó a contraerse del placer, hasta el punto en que ya no podía reprimir mis gemidos, los cuales eran intensos. Dije su nombre en un alarido sonoro. No podía creer el gran deseo sexual que ella provocaba en mí, sensación que desde hace tiempo no sentía, hasta el punto en que solo satisfacía sexualmente a las mujeres con las que llegaba a estar.

No podía pensar claramente, estaba a punto de llegar al orgasmo y venirme fuertemente. Sentí ganas de orinar, era semen que se acumulaba en la uretra, preparado para salir. Comencé a masturbar solo parte de la cabeza de mi pene, una de las zonas más sensibles de todo mi cuerpo. Esto me hizo estremecer y temblar de placer. El esperma salió expulsado de mi cuerpo espasmódicamente, a tal velocidad y cantidad que este impactó contra la cerámica de la pared. Comenzó a chorrear hacia abajo por acción de la gravedad. Mi miembro empezó a expandirse y contraerse acto seguido de la eyaculación.

Estaba satisfecho, pero al momento comencé a sentirme mal. Suspiré, me rasqué el ojo y pensé, ¿y si no me dio su verdadero consentimiento? ¿Y si abusé de ella sin saberlo? Me sentía como la mierda, pero no me arrepentía de haberla hecho venirse como nunca nadie lo había hecho.

Me lavé el cabello, esparciendo el shampoo sobre todo mi cuero cabelludo y resto de este. Esparcí jabón por todo mi cuerpo, lavando detalladamente cada centímetro del mismo para evitar malos olores. Una vez que consideré que ya estaba lo suficientemente aseado, cerré la canilla, me puse la toalla alrededor de mi cadera, tomé mi ropa sucia y salí.

Ella seguía allí durmiendo plácidamente.

Saqué unos bóxeres del armario, una camisa blanca limpia y unos pantalones lo más parecidos posibles a los que usaba anteriormente. No quería que nadie supiera que estaba haciendo cosas indebidas con ella, todos ya deben de estar sospechándolo. Solo esperaba que ciertas personas no lo notaran, sobre todo sus amigos. Me coloqué la ropa, tomé la chaqueta de cuero que se encontraba en el piso y me la puse junto con las botas negras que estaban en el baño.

Tomé el secador para cabello de mi compañero de cuarto Armin, aparato que siempre me salvaba la vida cuando quería encubrir lo que hacía. Lo conecté a la luz y lo prendí evitando hacer el mayor ruido posible para no despertarla. Después de varios minutos, mi cabello se encontraba húmedo tirando a seco. Decidí dejarlo así, consideré que durante el trayecto se secaría del todo. Levanté la cobija por la parte de abajo que le había puesto, dejando sus piernas al desnudo. Apliqué calor por las zonas de la cama que estaban mojadas hasta dejarlo húmedo. Luego seguiría secando si es que no se me olvidaba.

Tomé la ropa sucia, abrí la puerta y la cerré asegurándome de poner el mayor seguro posible, y esperaba que Armin no se dignara en irse temprano porque me terminaría hundiendo yo solo. Me dirigí a la lavadora que estaba en el mismo piso, metí la ropa, eché su respectivo detergente y activé el aparato mientras lo veía dando vueltas. En unas horas regresaría por ello.

[...]

-¿Dónde carajos estuviste? -me preguntó Mikasa furiosa.

Mikasa siempre era muy sobreprotectora, desde pequeños incluso, era como si mi mismísima madre estuviera alojándose en la misma universidad conmigo para controlarme y saber exactamente lo que hago. Igual no la culpaba, Armin, Jean y yo siempre habíamos sido sus únicos amigos desde que tengo memoria, solo que con Jean era más modesta porque este nunca aceptaba un no como respuesta por parte de ella, además, Mikasa y yo vivíamos justo al lado, y sumándole a todo eso, mis padres le brindaron alojo durante unos meses después del asesinato de sus padres hasta que el resto de la familia Ackerman apareciera para hacerse cargo de ella. Era lógico que de alguna manera sintiera la necesidad de cuidarme como yo a ella, pero a veces era desesperante, no me dejaba respirar, y yo más que nadie necesito la libertad.

Para mí Mikasa era más que mi mejor amiga, era como la hermana que nunca tuve.

-¿Estás ciega o qué? Llevé a -mencioné su nombre- a su habitación -mentí-, estaba demasiado ebria y los imbéciles de sus amigos nos abandonaron en el camino -los miré tratando de disimular enojo, lo conseguí.

Miré el panorama general, Marco, Historia, Ymir, Bertholdt, Reiner y Annie se habían ido.

Ahora solo esperaba que para tener una victoria triunfal, nadie fuera su compañera de cuarto.

-Lo siento... -me respondió Mikasa.

Sasha y Connie se encontraban cabizbajos, se sentían mal por haber dejado a su amiga en aquel lugar, quién sabe qué hubiera pasado si yo no hubiese estado ahí para ella.

-¿Sí trajeron la comida o todo eso se desperdició? -pregunté.

-Sasha ya se había devorado un paquete entero antes de someterla, y el resto de las frituras se aplastaron.

-En otras palabras, se desperdició todo -respondió Jean-. Ni siquiera sé por qué te encomendé la tarea sabiendo como eres -se refirió a Sasha, esta lo miró fastidiada.

-Oye, Eren... -dijo Connie- Gracias por cuidar de nuestra amiga.

-¡En serio lo siento! -gritó Sasha desesperada- ¡No creí que esto pasaría!

-¡Deja de pensar con el estómago! -Connie le dio un calvazo.

-¿Por qué se fueron todos? -pregunté al aire.

-Bueno, estaban cansados de esperar la comida y decidieron irse a otro lado a divertirse y bailar -Jean bufó, se tocó el hombro y echó su cabeza para atrás en señal de estrés.

-No importa, estamos mejor solos, nos dejaron el sótano, cosa que casi nunca pasa, a fin de cuentas, Reiner y sus amigos de fútbol americano son los dueños de todo esto -dijo Mikasa fría como siempre.

-No lo sé, yo prefiero cuando somos más personas... -atacó Jean de manera pasivo-agresiva.

Mikasa lo miró con su típica mirada fría. Intimidó a Jean.

-¿Y qué se supone que hagamos?

-La ventaja es que nos quedan más porros para nosotros -se nos acercó Armin-. Digo, ellos no quisieron llevárselos.

-¿Por qué habríamos de dárselos? -preguntó Mikasa.

-Porque son nuestros amigos.

-Mejor que los hayan dejado, vamos a prender esa mierda -dije tirándome sobre el sillón-. Oigan, ¿ustedes van a fumar o qué? -me referí a los amigos de la mujer que en estos momentos se encontraba durmiendo en mi habitación.

-Sí, a ver si esta estúpida deja de llorar.

Les pasé un porro para ambos.

-Si quieren uno personal, me avisan.

-No, gracias, con uno solo estamos bien.

Jean prendió el encendedor, arrimando la llama al plon de marihuana de su amigo. Connie inhaló fuertemente reteniendo el humo durante unos largos segundos, luego lo soltó. Se lo pasó a su amiga llorosa obligándola de un codazo a probarlo. Esta sin muchos ánimos, lo hizo, solo que tosió el fuerte humo. Se lo devolvió a su amigo. Tomé uno de los que ya estaban armados previamente, cortesía de mi parte y por parte de Jean para el mundo y lo encendí. Me di tres pipazos seguidos y Mikasa me miró, le pasé el porro al instante.

Armin y Jean compartían otro para ellos, en caso de que quisiéramos drogarnos más, habían otros cinco baretos disponibles listos para ser consumidos.

Jean puso música psicodélica para animar el ambiente y relajarnos sin mal viajarnos por los fuertes sonidos electrónicos que sucedían en la planta principal. Pasó media hora hasta que empecé a sentir los efectos de la marihuana. Mi cuerpo ya estaba acostumbrado al cannabis, por lo que difícilmente obtenía todos los resultados esperados. Lo que sí siempre sentía era calma en la desesperación, el tiempo parecía ralentizarse y todo alrededor era como una esponjosa nube.

Miré a Mikasa, la cual ya tenía sus penetrantes ojos rojizos, lo cual me dio mucha risa, esta comenzó a reírse por los efectos, a lo que yo me reí aún más porque rara vez la veo riéndose, es más, era casi nunca. Volteé la mirada a mi compañero Armin, el cual estaba aún más ido que todos nosotros. Tenía los ojos entrecerrados y la boca medio abierta. Siempre que mi amigo se drogaba o alcoholizaba, era un completo espectáculo. Quien creería que Armin, el más correcto de todos, también consumiera sustancias ilegales. De solo pensarlo me causaba gracia.

-Hey, miren a Armin -dije.

Todos nos estallamos a carcajadas, sin duda alguna el sótano era el mejor lugar para relajarse entre amigos y fumar marihuana. Eso era justo lo que quería hacer hoy, tranquilizarme. Otros días tal vez sienta la necesidad de estallarme bailando en una fiesta llena de música electrónica, o preferiría beber al aire libre, o incluso estar follando con alguna chica, lo que se me antojara, estaba abierto a todo tipo de experiencias.

Pasaron aproximadamente tres horas desde que los efectos de la marihuana golpearon, el hambre post-cannabis comenzaba a afectar.

-Me dio hambre -dijo Sasha.

-¿Por qué le dieron marihuana justo a quien no deben de darle? ¿¡Acaso no se dan cuenta que va a atracar toda la nevera!? -gritó Jean, ni siquiera bajo los efectos del cannabis se podía tranquilizar.

-Tranquilízate Jean, todavía hay comida en la nevera, ¿no? Los demás se fueron demasiado rápido.

-Pues sí, pero no me jodas, no alcanzará ni siquiera toda la comida del mundo para alimentar a esta mujer.

-Si no se calma la golpearé y asunto arreglado -le respondió Mikasa.

-Por eso eres increíble, siempre resolviendo todo a las malas.

Mikasa lo ignoró y todos volvimos a reír fuertemente. Que mi mejor amiga lo ignore es pan de cada día.

-¡Cállense! ¡Manada de imbéciles! Me largo, controlen ustedes a esa fiera -se refirió a Sasha.

-Ay, por favor, Jean, no seas tan aguafiestas -dijo Connie.

-No estoy de ánimos para estar de niñera de unos pendejos drogados.

-Tú también lo estás -dije.

-Pues sí, pero nunca lo estoy lo suficiente como para dejar de lado la poca racionalidad que les hace falta.

Sasha gritó apretando los puños, se le abalanzó a Jean tirándolo al suelo y comenzó a morderlo fuertemente del cuello, parecía una zombie siempre lista para atacar a su presa.

-¡Quítate! ¡Maldita sea! -se quejó Jean- ¡Sé que estoy delicioso, pero no soy un maldito trozo de carne!

-Pues a fin de cuentas eres un caballo -le respondió Connie de manera no irónica.

Todos reímos de nuevo.

-¡Estás enfermo si piensas en comer caballos!

-Digo, ¿por qué no? Si comemos pollos, vacas, gallinas, ¿por qué un caballo sería la excepción?

-¡No me vengas con tus discursos filosóficos anti especistas de mierda! ¡Solo ven y haz algo! -le gritó Jean.

Connie salió corriendo detrás de Sasha para tratar de quitarla encima de Jean, pero solo estaba empeorando las cosas, esta estaba a punto de arrancarle la piel.

-¡Alguien quítemela de encima! ¡Mikasa! -gritó como un niño pequeño.

Vi a Armin el cual estaba impactado por lo que estaba viendo, parecía en cámara lenta y apenas recibiendo señal, Mikasa se mostraba indiferente y yo no podía dejar de reírme. Mi amiga se dignó a actuar después de un tiempo.

-Connie, hazte a un lado -le dijo.

Este le hizo caso.

Mikasa le dio un fuerte golpe en la nuca a Sasha, haciéndola dormir.

-¿Pero qué carajos? -gritó Connie horrorizado.

Me eché a reír. Todos me miraron impactados exceptuando Mikasa.

-¿Qué? ¿Que acaso no se dan cuenta que Mikasa es experta en artes marciales y sabe qué puntos tratar y cuáles no?

Se miraron entre ellos mismos.

-Es verdad -confirmó Mikasa.

Todos se tranquilizaron, parecían como si estuvieran a punto de darles la pálida después de esa situación.

-Hay que recostarla en el sofá -dijo Mikasa y Connie la ayudó a ponerla de lado mientras dormía plácidamente.

-Vaya, quién diría que así dormida sería mil veces más interesante que la Sasha que conocemos -dijo Jean.

Su hombro estaba chorreando sangre, afortunadamente en ningún momento se le ocurrió morder la vena yugular, habrían ocurrido grandes consecuencias de haber sido así el caso.

-Estoy chorreando de sangre toda mi camiseta, ¿que acaso a nadie le importa?

Reí.

-¡Hey! ¡Tú! ¡Pedazo de mierda! -se refirió a mí-, deja de reírte y trae el botiquín de primeros auxilios, ¿no ves que me estoy muriendo?

-Eres un maldito exagerado, pero solo por esta vez te haré caso. Te lo mereces, a fin de cuentas te humillaron bastante en el día de hoy, tanto que te tengo lástima -dije sarcástico.

Me paré aperezado y busqué el botiquín de primeros auxilios en uno de los cajones del armario hasta encontrarlo. Se lo tiré a Jean, este reaccionó tarde.

-¡No me jodas! ¡Siempre es lo mismo contigo!

-Después de una década de amistad ya deberías de estar acostumbrado -me tiré en el sofá.

Armin se había recuperado lo suficiente como para ir a ayudar a Jean. Le desinfectó la mordida que goteaba sangre, Jean se quejó porque le ardía. Luego mi rubio amigo le colocó una gasa en la herida, y con una cinta quirúrgica se cercioró que por efecto de gravedad no se cayera. No lo hizo.

-Listo -dijo Armin alegre.

-Gracias, Armin -se calmó Jean.

Mi amigo siempre ha sido feliz, viendo el mejor lado de las personas. Jamás lo entendí, no lograba entender cómo podía perdonar personas que le hicieran daño, que fuera el mediador en los conflictos y demás. Sin embargo, admiraba eso de él, un rayo de luz entre tanta oscuridad es justo lo que necesita este podrido mundo. Yo nunca sería ese rayo de luz, de hecho, me considero más oscuridad entre tanta oscuridad.

La música de la planta de arriba había colmado. Me sorprendió. Miré la hora, eran más de las dos de la mañana. Definitivamente la marihuana afectaba en la percepción del tiempo.

-Ya es tarde, deberíamos irnos -dijo Armin.

Todos nos paramos aperezados, estirándonos y bostezando. El cannabis nos dio sueño.

Connie y Jean tomaron en brazos a su amiga Sasha, fueron los primeros en subir. Mikasa y yo fuimos seguidos de ellos. Armin se quedó para organizar todo el desorden que habíamos dejado y para apagar todas las luces.

-Eren, no te quedes hasta tan tarde como siempre lo haces -me ordenó.

Bufé en señal de fastidio. Ambos nos quedamos parados en las escaleras sin seguir subiendo.

-Mikasa, ¿cuántas veces te lo tengo que decir? No te preocupes por mí, ocúpate de lo tuyo.

-Pero Eren, ¡ya este lunes empezamos las clases académicas y todos los días tienes que madrugar! -ya hasta se sabía al derecho y al revés todo mi horario- ¡Con esa actitud ni vas a ser capaz de levantarte para ir y no quiero que pase lo mismo que el semestre pasado! -me regañó.

Tenía razón, no podía enfadarme con ella. Aun así lo haría, no me gusta no tener la razón.

-¿Acaso crees que voy a desperdiciar otro semestre haciendo nada?

Ni yo mismo me creía que tuviera motivación y ganas para llevar a cabo una carrera universitaria durante unos cinco años.

-Conociéndote ya ni siquiera sé qué esperar.

-¿Ah, sí? Te demostraré lo contrario.

Mikasa se quedó callada, no quería seguir dándome sermones y menos a estas horas.

Armin subió las escaleras, ya había terminado.

-¿Qué hacen ahí parados?

Subimos de inmediato al escuchar sus palabras. Le entregué las llaves a él para que le pusiera seguro a la puerta. Me las volvió a pasar.

-Oigan, llevaremos a Sasha a su dormitorio, que les vaya bien -dijo Connie.

Nos despedimos de ellos y se fueron.

-¿Necesitas que te acompañemos a tu dormitorio? -le preguntó Armin a Mikasa.

-No, gracias. Así estoy bien. Cuídense -se despidió y antes de que pudiéramos hacer lo mismo, se largó.

-¿Le ocurre algo?

-No, solo está cansada -mentí.

La multitud de gente estaba comenzando a abandonar el lugar, Reiner y sus amigos Colt, Marcel, Bertholdt y demás compañía del equipo de fútbol americano de la universidad estaban cuadrando cosas con el DJ mientras despachaban a todas las personas. Me les acerqué junto con Armin.

-Hey, Reiner, gracias por dejarnos pasar la noche en el sótano -le entregué la llave.

-Eren, sabes que tú y tus amigos siempre son bienvenidos.

Nos dimos un apretón de manos y nos acercamos, nos dimos unas palmadas en la espalda.

-Nos vemos luego.

-Igualmente.

Armin y yo subimos las escaleras para dirigirnos a nuestra habitación. Recordé que allí se encontraba ella. Me paré en seco.

-¿Ocurre algo? -me preguntó Armin.

-Por favor no le cuentes a nadie lo que te voy a decir.

-¿Ahora qué hiciste? -me miró decepcionado.

-Mentí en cuanto a que la llevé a su dormitorio... Está justo durmiendo en mi cama, completamente desnuda.

-¿Qué? ¡Eren! ¿Acaso estás loco? ¿No te das cuenta de que Ymir es compañera de cuarto de ella? ¡Donde le avisen que tú la llevaste y no la encuentre allí se pondrá histérica!

Maldita sea. Era demasiado tarde como para hacer algo al respecto, probablemente Ymir ya habría llegado, o estaría demasiado ebria como darse cuenta de que su compañera no se encontraba allí. En todo caso no podía arriesgarme a llevar en brazos por todo el campus a una chica alcoholizada.

-Solo no cuentes absolutamente nada.

-Está bien, pero si te descubren y me preguntan no esperes que me crean tu mentira.

Entramos, Armin cerró los ojos por la advertencia que le di, sin embargo, allí seguía ella, cubierta por la cobija que le di.

-¿Puedo dormir contigo? -le pregunté a mi mejor amigo.

-Está bien.

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Lamento la demora y espero hayan disfrutado del capítulo uwu

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