Asuntos pendientes.

By _Jaelani

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Cuenta la leyenda que hace cientos de años dos corazones se encontraron y aprendieron el verdadero significad... More

❏ Info ::
Prólogo.
Capítulo 2
Capítulo 3
Side Story 1
Side Story 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17

VOLUMEN I

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By _Jaelani

CAPÍTULO 1

La risa de Childe resuena a lo lejos por algo que, probablemente, Paimon ha dicho. Lumine no sabe cómo es que esos dos comenzaron a llevarse tan bien cuando Paimon parecia un poco decaida al inicio, pero rápidamente estuvieron todo el camino susurrandose cosas al oído y riéndose entre ellos; aun cuándo estuvieran cubiertos de polvo y suciedad. Xingqiu se había unido a ellos poco después, convencidolos de alguna manera para que molestasen a Chongyun.

─Hasta aquí puedo ofrecerles mi compañía. ¿Estás segura que no desean quedarse a descansar en el Viñedo por algunos días? ─Diluc observó a los impacientes jóvenes que estaban dispersos por todo el viñedo, antes de volver su mirada sobre ella─. Ha sido un viaje largo y agotador, dormir en la intemperie no es igual a tener una cama real.

Cinco días habían transcurrido y el grupo por fin llegó a Mondstadt, luego de un largo viaje desde más allá de la frontera de Stormterror con Snezhnaya.

Fueron cinco días que se sintieron como estár en un sueño. El primer día, Lumine sentía que estaba caminando sobre el aire, suspendida entre la nada y la realidad, captando debes en cuando el susurro de las personas a su alrededor, viendo como se llevaban a los cuerpos sin vida de los que alguna vez llamó amigos.

Ahora, viendo a los demás actuar como si no hubesen luchado una guerra que cobró la vida de cientos de inocentes, cree que debería sentirse llena de tristeza, piensa que debería estar llorandole a esos amigos; sin embargo, las lágrimas no caen.

Su corazón está pesado, sí; pero también hay cierto alivio ahí. Porque nada de lo que ocurrió fue en vano, todos lucharon por una misma causa y finalmente encontraron la libertad y paz anhelada.

Sus amigos no querrían verla triste y así también, ellos querrían que Lumine los recordara siempre con la alegría que los caracterizaba.

Su corazón está pesado, pero... ella seguirá con la cabeza en alto.

«─Deberíamos ir al gremio para informar sobre nuestra llegada. ─Había murmurando Lumine, más para sí misma que para los demás.

No obstante, Diluc, que caminaba silenciosamente a su lado, respondió: ─No es necesario, yo me encargaré de todo eso.

Siguió unos segundos de silencio antes de que añadiera: ─Estoy seguro que Jean lo entenderá.

Ella también estaba segura que así sería, porque ninguno le debía nada a Mondstadt y mucho menos a los caballeros. Incluso Kaeya les había dicho eso un día, que eran ellos los que le debían todo a Lumine y Paimon, por toda la ayuda casi desinteresada que ofrecieron cuando llegaron a la ciudad.

─Está bien ─respondió de forma remilgada─. Gracias. ─Añadió y realmente estaba agradecida, porque lo que más deseaba en ese momento era llegar a Liyue.»

Dándose cuenta que estuvo en silencio demasiado tiempo, rápidamente dijo: ─No es necesario. ─Observó al mayor y sonrió con calma ante su mirada levemente dudosa.─ Muchas gracias por tu ayuda, Diluc.

─Los agradecimientos sobran entre nosotros. Considera esto como un favor devuelto, por la ayuda que me brindaste en aquel momento y los secretos guardados.

Lumine asintió y observó al resto de las personas que estaban esperando por ella. Abrió sus labios con intenciones de despedirse, pero la voz del pelirrojo la interrumpió.

─¿Él estará bien?

Sabía que se refería a su hermano. Ella suspiró.

─Esa es... una pregunta difícil de responder, supongo. No debió ser facil, ¿sabes? No puedo imaginarme lo que debió sentirse estar viviendo todo esto por más de quinientos años, me refiero a una lucha que no es tuya. ─A su lado, Diluc asintió y ella se rasco el torso de la mano con nerviosismo mientras miraba a su hermano─. Sin embargo, ahora está aquí, está a salvo y si necesita tiempo para poner todo en orden, se lo daré. Sé que no será sencillo, pero estoy segura que juntos podremos resolver todo ─sonrió, volviendo la mirada sobre el pelirrojo─, ya lo hemos hecho en el pasado, podremos hacerlo ahora también. Así que sí, creo que estará bien.

─Puedo imaginarlo. ─Se cruzó de brazos y negó─, después de haber escuchado tu historia, estoy genuinamente feliz por ti, porque finalmente lo has encontrado; sin embargo, eso no quita muchas de mis preocupaciones. Y una parte de mi esta en conflicto, porque ese es tu hermano y al mismo tiempo es el enemigo que perseguí durante tantos años.

Lumine no puede molestarse con él, ni mucho menos culparlo, porque nadie sabía de eso a excepción de Dainsleif. Sin embargo, está agradecida por su sinceridad.

Esa era una parte de Diluc que le gustaba bastante.

─Lo siento ─respondió─, debí haberte dado aunque sea alguna pista.

─No tomes a mal mis palabras, no estoy molesto por esto. ─Diluc se relajó notablemente, dejando caer sus hombros que habían permanecido con cierta tensión hasta ese momento─. Sí, ha sido inesperado, pero no te culpo por querer guardar tus propios secretos.

Ella asintió una vez más antes de añadir en un susurro, su mirada está vez puesta sobre su hermano: ─Sé que ahora es difícil confiar en él, por su relación con el abismo, pero... mi hermano no es malo. ─su voz se fue apagando aún más con cada palabra, hasta que finalmente se volvió casi ininteligible─. O al menos quisiera creer que no lo es...

─Tranquila. ─una cálida mano enguantada presiona sobre su cabeza.─ No ha sido mi intención hacerte creer eso. Tienes razón, no confío en el completamente, pero creo en ti y en tu juicio, Lumine.

Lumine sabe que Diluc le ha tomado mucho cariño con el correr de los años, porque ella misma había estado corriendo por el viñedo, persiguiendolo cuando necesitaba ayuda con algún encargo del gremio de aventureros y, aunque al principio estuvo reacio a ayudarla con cosas tan triviales, suspirando con exasperación de vez en cuando, poco a poco comenzó a ceder y luego él mismo se ofrecia a ir con ella, especialmente cuando el abismo estaba involucrado. En ocasiones, Paimon y ella irrumpirian en la taberna, uniéndose a Venti y Kaeya o a Rosaria, para hablar sobre todo lo que han descubierto en sus viajes al rededor de Teyvat. Y es consciente de que Diluc la ha estado observando todo ese tiempo, cuidándola en silencio y sin pedir nada a cambio.

Ella realmente estaba agradecida con él, porque, a pesar de no demostrarlo directamente, sabía que se preocupaba por su bienestar.

Soltó una pequeña risa y respondió: ─No te preocupes, puedo entenderlo.

Y claro que lo entiende, conoce a Diluc y su aversión con todo lo relacionado a la orden del abismo, y su hermano...

El mayor despeino su corta cabellera, como Kaeya también suele hacerlo.

─Mi preocupación hacia él es genuina ─aclaró─ después de todo solo era una marioneta de la orden. Me preocupa que ellos quieran hacer un movimiento en su contra ahora que ha tomado la decisión de volver contigo y no con ellos. Ya sabes, la Orden Celestial ha caído, pero ellos aún siguen en pie.

La rubia lo observa con sus grandes ojos, abriendo ligeramente los labios.

─Lo sé. ─Susurra, porque Diluc tiene razón. La orden del abismo no había sido erradicada y ella sabe a la perfección lo peligrosos que pueden ser.

─¡Lumine, vamos!

La voz del ex miembro de los fatuis se escucha a lo lejos y ella no pudo evitar soltar una risa ante la evidente impaciencia en su voz. De entre todos, el más ansioso por regresar a la ciudad de los contratos era el pelinaranja; parecía un cachorro perdido que ansiaba reencontrarse con su dueño. Ella podía comprender a la perfección ese sentimiento: cuando hay alguien esperando por ti en casa, lo único que deseas es regresar lo antes posible y estar junto a él.

Después de todo, también había alguien esperando por ella.

─¿Y estás completamente segura que él ya no es una amenaza? ─Diluc cuestionó, observando con exasperación a Childe.

Esta vez, su risa fue mucho más genuina.

─No debes preocuparte por Childe, te lo aseguro ─su atención nuevamente volvió al pelirrojo─. Es hora de que nos marchemos.

Lo observó una última vez y Diluc simplemente asintió como despedida. Lumine no esperaba nada más, después de todo esta persona era alguien de pocas palabras, mantener una pequeña conversación con él ya era todo un logro.

Dando media vuelta, caminó hacia el grupo.

Pasó de largo a Xingqiu, quien, junto con Paimon, estaba molestando al pobre Chongyun una vez más, intentando acercarlo a una flor en llamas, mientras el albino se resistía entre lágrimas. Su mejor amigo parecía disfrutar de su sufrimientos y cuando Paimon estaba cerca era aún peor.

No podia decirles nada, la manera en la que aligeraban el ambiente con sus bromas era increíble.

Asi que fingió no ver nada de eso y se encaminó a la orilla del lago. Aether estaba ahí, sentado en silencio, observando las tranquilas aguas correr.

La habitual trenza con la que lo había visto tiempo atrás, se había deshecho en medio de la batalla y ahora tenía el pelo recogido con una cinta que Childe le había dado. Tenía un par de hematomas dispersas por sus brazos desnudos y las marcas de un par de cortes que Xingqiu había curado con éxito.

Había un poco de nostalgia reflejada en su mirada o quizá era anhelo, no podía deducirlo con exactitud. Suspiró para sí misma y terminó de acortar la distancia, ¿algún día volverían a ser los de antes?

─¿Nos vamos?

Aether la observó en silencio y asintió.

Sabía que para él, aquello quizá siga sintiéndose como algo irreal; como un sueño extraño, quizá, porque así es como ella se sentía en ocasiones. Había días en los que despertaba y temía abrir los ojos ante lo que se encontraría frente a ella, ¿y si la guerra nunca hubiera ocurrido?, ¿si Paimon y ella estaban corriendo sin rumbo por algunas de las naciones?, ¿qué haría si Aether no estaba ahí en cuanto los abriera, si realmente siguiera con el abismo en algún lugar donde nunca lo encontraría?

Sin embargo, cuando finalmente abría los ojos, todo era real.

Al no recibir respuesta alguna, bajó la mirada. La impotencia ganando terreno una vez más, pero no tuvo tiempo de sumergirse en sus turbios pensamientos, Childe ─quien parecía no poder leer el ambiente─, se acercó a ella por detrás y comenzó a empujarla.

─Vamos, vamos. Se nos hace tarde.

Así, el grupo se puso en marcha en dirección a la puerta de piedra.

─¿Si sabes que haremos una parada en la Posada Wangshu para descansar, verdad? ─Childe dudo unos segundos antes de bufar con exagerada consternación.─ Si no estás de acuerdo puedes ir directamente a Liyue, no es necesario que nos escoltes, ya sabes.

Lumine sonrió en secreto sabiendo cuál sería la respuesta del pelinaranja.

─No puedo, lo sabes, le prometí que cuidaria de ustedes hasta el final, y ya saben como se pone cuando se rompe uno de sus contratos. ─un escalofrío subió por su espalda y lo estremeció.─ Es aterrador.

Paimon intervino desde un lado. ─Nunca pensé que podría ver un lado como este del temido Tartaglia.

─El amor es realmente como lo narran en las novelas. ─Xingqiu se unió a la conversación.─ Te vuelve un tonto.

A un lado se escuchó un suave murmullo del inocente Chongyun: ─Pero Lumine lo ha descrito como un tonto desde que lo conoció.

Lumine añadió entonces, con cierta mirada de asco: ─Exacto, y tampoco nos interesa saber el tipo de castigo que te daría si rompes un contrato con él. No creo que sea el mismo que al resto.

Chongyun se atragantó con su saliva, Xingqiu soltó una carcajada. Paimon cuestionó: ─¿Cómo lo castiga entonces?

─Lo sentimos Paimon. ─Xingqiu habló entre risa y risa─. Eres muy pequeña para saber sobre eso.

Una discusión entre los dos siguió a aquella declaración.

Childe los ignoró, sintiéndose atacado por todos lados. ¿Cómo era posible que tuviera que ser él quien soportara a estos niños? Definitivamente se las cobraría con creces a aquella persona y su alta fidelidad a los contratos.

Cansado de soportar las burlas, aceleró sus pasos y tomo la delantera, escuchando las risas ahogadas del pequeño grupo.

Aether iba por detrás, manteniéndose al margen de lo que estaba ocurriendo.

Observó a su hermana.

Estaba feliz porque ella había conocido a personas que se preocupan por ella y la cuidaron todo este tiempo, acompañándola en su viaje y estaba agradecido por eso, aunque nunca lo diría en voz alta, claro.

Todos ellos le dieron su espacio y también estaba agradecido por ello, porque no se sentía listo para ser participe de un grupo tan efusivo con ese. También debía recordarse a sí mismo, muy constantemente, que hasta hace solo unos días, habían sido enemigos.

Entonces, ¿cómo podría fingir que no estuvieron del lado opuesto de la guerra? Incluso piensa que, quizá, pudo llegar a dañar a algunos de los amigos de Lumine, aunque su intención nunca fue matar a alguien que no sea un Dios.

Todo era muy complicado y el odiaba eso.

Bajó su mirada hasta sus pies, autocastigandose mentalmente por todo.

Al final, lo único que le quedaba era estar agradecido con todos esos desconocidos, porque cada uno de ellos había hecho lo que él no pudo...

─¡Aether, rápido, no te quedes atrás!

El rubio subió la mirada, sus pasos se habían ralentizado en algún punto de sus pensamientos. Su hermana, junto con otros rostros que aún le resultaban desconocidos, esperaban por él. Ninguno lo observaba con odio o asco, ninguno parecía juzgarlo, eso lo hizo sentir aún más extraño.

Aceleró sus pasos.

Cuando estuvo cerca de su hermana, esta le sonrió con ternura.

Dejaron que los demás se adelantarán un poco más antes de que Lumine le susurrara: ─Cuando lleguemos a la Posada Wangshu hay alguien a quien deseo presentarte. Es una persona muy importante para mí y espero que puedas llevarte bien con él. Aunque al principio es un poco complicado de tratar debido a su personalidad, pero una vez que se conozcan lo suficiente podrás darte cuenta que es alguien maravilloso y en quien podrás confiar plenamente.

El rubio la observó por unos segundos, un sentimiento extraño alojándose en su interior. Asintió lentamente.

Pensó en una respuesta adecuada, no queriendo parecer grosero con su hermana al no decir nada.

─Haré mi mejor esfuerzo. ─susurró finalmente y le dió la que esperaba que fuese una sonrisa, aunque solo sintiese los labios torcidos en una mueca extraña.

Vió la sopresa destellar en los ojos de su hermana y se sobresaltó levemente cuando una mano contraria rodeo la suya.

La sonrisa que le devolvió la menor era mucho más radiante que el sol naciente.

─No te arrepentirás de ello, te lo prometo.

Él dudó, pero finalmente permitió que sus manos encajasen correctamente y la fuerza en el agarre aumentase.

Las cosas no sería fáciles, pero hará su mejor esfuerzo por su hermana.

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